Estaba hojeando la revista Telva de abril de 2013, haciendo lo que supongo hacemos casi todos cuando una publicación de esta naturaleza cae en nuestras manos, que es “mirar los santos” (especialmente las de mozas que nos mueven impulsos pecadores), cuando me topé con una entrevista a Pedro Cavadas, el especialista en cirujía reconstructiva más famoso de España.
Tengo curiosidad persistente sobre este personaje al que tenía situado, sin conocerlo personalmente, a medio camino entre la pose y el morbo, en la tierra de nadie de los que han encontrado un hueco personal para vivir resolviendo complicaciones. Así que me devoré el juego de preguntas y respuestas, mientras sorbía el primer café de esta mañana.
Cavadas explica en la entrevista que se va dos veces al año a Kenia, en lo que considera sus “ejercicios espirituales”, y que allí “practicará la especialidad de la todología”. “Opero lo que sea. Allí soy su única oportunidad”.
Solo quienes hayan tenido que vérselas con un problema serio sin tiempo para analizarlo completamente, sin tener a quien acudir para consultar una opinión o echarle la culpa si el asunto falla, y sin los medios y el equipo humano del que uno dispone si está en su ambiente habitual, saben lo que es practicar la todología.
El todólogo Cavadas es miembro distinguido del Cuadro de Honor de los que, además de haberse especializado en una materia para convertirse en una referencia, no han olvidado que las raíces de la sabiduría están en la todología de cada ciencia; estar preparado para resolver el problema básico, conocer por qué se hacen las cosas.
Ser adicto a esa filosofía seguro que tiene aplicación tanto en Kenia como en Manises, el pueblo en donde tiene su Fundación de Cirujía Reconstructiva, una referencia médica mundial.
Un revulsivo, también, con todo mi respeto y admiración hacia Pedro Cavadas, para quienes creen que no hay otro medio de rentabilizar lo que se sabe que el dinero.