Los timbales y clarines -las espadas y mandobles- de las campañas electorales que se librarán en Gaigé durante el próximo año, aumentan su sonoridad y agudizan los efectos especiales con los que los danzantes que optan a ser seleccionados quieren aumentar la vistosidad de sus movimientos.
Algunos de los primeros espadas (o con pretensión de serlo) evolucionan por el escenario de los despropósitos de Gaigé sin miedo al ridículo ni a la caída estrepitosa por la trampilla. Quizá lo más sonoro de la semana ha sido el análisis mediático de los efectos prácticos de la llamada popularmente Ley del “solo sí es sí” (Ley orgánica 19/7/2022 de garantía integral de la libertad sexual), poniendo de manifiesto que varios abogados de condenados por abusos sexuales a la pena mínima con anterioridad a la reforma, habían solicitado la revisión, para acogerse a que para ese tipo de delitos y gradacióm entendían que correspondía una rebaja que podía alcanzar hasta dos años de reclusión.
El espectáculo no surgió como consecuencia de la tramitación procesal de estas solicitudes, sino en la desaforada y desafortunada intervención de la Ministra de Igual (Montero, Irene), quien acusó a los jueces que habían concedido las rebajas solicitadas de “machistas” y propuso “cursos de formación para jueces” para que aprendieran a aplicar la Ley en el sentido previsto por la legiferante Ministra. Ante la reacción mediática, el apoyo visceral de los compañeros de Podemos -empezando por la pareja de Montero, el comentarista radiofónico Iglesias (Pablo) y con seguimiento fiel de su escudero Echenique (Pablo)- provocó como daño colateral contra el objetivo de haber convertido la precipitada Ley en un éxito de sensibilidad en defensa de las mujeres amenazadas permanentemente por la líbido masculina, una inesperada debacle. El verso suelto en que se ha convertido la vicepresidenta segunda, Díaz (Yolanda) declinó manifestarse en apoyo de la corrección de la Ley y en contra del estamento judicial, siendo duramente criticada por la formación Podemista y, en especial, por quien la había situado en su actual lugar de privilegio en el gobierno. Solo en Gaigé y en algún país con similar afición al Despropósito pude darse la situación a) que una parte del Gobierno se manifieste en contra o discrepante con otros miembros y b) que desde el Ejecutivo se exprese públicamente el deseo de influir sobre la independencia judicial.
Se inició el domingo el Mundial de fútbol que tendrá lugar en Qatar, emirato en el que se infringen los derechos y libertades básicos, se persigue la homosexualidad con la muerte, se denigra a las mujeres, se mata o hace desaparecer a los disidentes y, desde luego, se acumulan diariamente sustanciosas divisas gracias a la existencia de una bolsa de gas y petróleo casi inagotable -las terceras del mundo en cantidad- que ha enriquecido a la familia dirigente (Al Thani) y sus especiales amigos. El mundo -incluido, por supuesto, Gaigé- ha hecho gala de su capacidad de abstracción, concentrándose los futbolistas desplazados en dar patadas al balón y millones de espectadores en disfrutar de ese juego infantil convertido en espectáculo de mayores y beneficio de unos cuantos. El domingo, en el primer partido, Qatar perdió ante Ecuador. Los jugadores ecuatorianos dieron gracias a Dios, arrodillados sobre el césped, en un acto que podría ser condenado con prisión (en circunstancias “normales”) porque no se puede hacer ostentación de otra creencia que no sea la musulmana. La BBC, siempre atenta a cuidar los actos simbólicos, aunque tenía comprados los derechos de emisión de la ceremonia de apertura, en ese momento, divulgó unas imágenes críticas sobre el pais anfitrión. De haberme consultado, les hubiera dado mejores ideas.
Se puede decir que acabó sin acuerdo (al menos, ninguno relevante) el espectáculo de la COP27 en Egipto (en Sharm el Sheij). Estados Unidos y China han renovado su acuerdo de cooperación contra el cambio climático que, según los datos que pueden conocerse vislumbrando a través del opaco telón chino, se incumple sin problemas. Los países en desarrollo (se vuelve a utilizar esta denominación para abarcar a los países más pobres) seguirán esperando la plena dotación de los reiteradamente prometidos cien mil millones de dólares en contraprestación por limitar su voluntad de incorporarse al club de mayores contaminantes, hoy formado por los países que han alcanzado su desarrollo actual quemando carbón y petróleo y esquilmando los recursos de sus colonias.
Hago una especial mención al papel más relevante que el rey Felipe y la reina Letizia están adoptando -por supuesto, con la orientación del Gobierno de Sánchez (Pedro)- en cuestiones internacionales.
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