Al socaire

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Insha´Allah (Si Dios lo quiere)

29 octubre, 2022 By amarias 22 comentarios

Cerca de cumplirse los 19 años de la emboscada contra ocho agentes de inteligencia pertenecientes a las fuerzas españolas desplazadas en Irak, la plataforma Movistar Plus ha lanzado la emisión de cuatro episodios que recuperan, de forma gráfica y con entrevistas y declaraciones de algunos de los que tuvieron papel en la historia real, aquel hecho que conmovió a la opinión pública, al mismo tiempo que sirvió para poner en cuestión el funcionamiento de los servicios más secretos del CNI.

La serie televisiva, firmada como directora por Fátima Lianes, es visible desde principios de este octubre de 2022 y está obteniendo la lógica atención, siendo objeto de múltiples comentarios, en buena parte elogiosos, aunque ha servido también para revisar críticamente las incongruencias o vacíos de la versión oficial.

Para los menos ilustrados, habrá que poner en contexto que el contingente de 1.300 militares españoles que se encontraban en Irak, respondía al acuerdo entre el presidente José María Aznar con el norteamericano Bush jr. y el británico Blair,  de invadir Irak para derrocar a Sadam Hussein, presunto apoyo de Bin Laden, el cerebro terrorista del atentado de las Torres Gemelas (11 de septiembre de 2001), y del que se tenía la certeza de que estaba fabricando, secretamente, armas de destrucción masiva. La acción militar se llevó a cabo el 20 de marzo de 2003 y la operación de conquista y derrota al régimen propició una guerra fugaz que, al día de hoy, se reconoce sin vencedores ni vencidos.

Como se supo luego, ni el arsenal nuclear, ni las fábricas de sustancias químicas letales fueron halladas. Desmantelado el régimen de Sadam, disuelta su policía secreta y guardia pretoriana, Irak entró de inmediato en una peligrosa espiral de inseguridad y violencia, en la que los antiguos miembros de la Mukhabarat, aún armados y con buenos contactos, formaron un frente sinuoso de resistencia contra la ocupación, descoordinado, heterogéneo y centrado en acciones terroristas. La tensión entre los suníes (la facción islámica a la que pertenecía el dictador derrocado) y los chiítas (la mayoría oprimida hasta entonces) contribuía a completar un fondo de inmensa inestabilidad.

He visto con interés la serie, que despertó nuevamente mi curiosidad hacia el mejor entendimiento de lo que pudo haber sucedido. Existía a disposición del guion un amplio material, en parte elaborado con intención periodística, y no faltaban libros novelados sobre los hechos de los que se ocupa, compitiendo con la versión del Ministerio y del propio CNI.

Por encima de la narración factual, más allá del análisis político o de la revisión de los procedimientos de la inteligencia a que dio lugar el atentado, me encontraba ante el atractivo de conocer mejor los perfiles individuales de los ocho agentes españoles, servidores del Estado y comprobar si la serie había sido capaz de trasladar la emotividad y el dramatismo del momento vivido por aquellos militares, enviados a Irak en funciones de espionaje.

Ocho hombres a los que veía defendiéndose a la desesperada de un ataque por sorpresa que iba segando sus vidas sin capacidad suficiente de respuesta por su parte. No podía tampoco ignorar que tenían familia, esposa, padres, hijos. … que, dada la índole de su trabajo, podrían haber estado ignorando el riesgo que corrían, hasta que su asesinato saltó a las páginas de la actualidad más cruel e inocultable.

Los ocho agentes pertenecían a dos grupos operativos, que se repartían entre los dos destacamentos españoles (Diwaniya y Nayaf) en Irak. Cuatro terminaban su misión y otros tantos les sustituirían. Los comandantes Carlos Baró y Alberto Martínez abandonaban Irak y los también comandantes José Carlos Rodriguez y José Ramón Merino ocuparían su lugar, junto a los subalternos designados. Alfonso Vega, José Manuel Martínez, Luis Ignacio Zanón y José Lucas Egea completaban así la relación de agentes, todos ellos militares al servicio de la inteligencia.

Aquel día, volviendo de Bagdad después del almuerzo, los integrantes de la expedición se ubicaron en sendos coches en relación con el que era su lugar de destino.

Alberto Martínez, asturiano de Pravia, comandante de caballería, conducía uno de los vehículos. Había vuelto a Irak después de una estancia anterior, situación que le hacía ser conocido por la resistencia y, por ello, seguramente especialmente vulnerable. Pero tenía cualidades que lo hacían insustituible: tenía valiosos contactos, conocía el país y tenía la dosis de inteligencia e independencia que son seña apreciada de un agente que tiene bien asumido que afrontar el peligro con determinación y astucia forma parte de su trabajo.

Sabía Martínez especialmente el riesgo que corría: José Antonio Bernal, su compañero en la misión anterior había sido asesinado en octubre, al salir del piso franco en donde vivía camuflado.

Todos los que se encontraban entonces en Irak eran conscientes de que encontrarse en aquel país no era cómodo ni una misión sencilla. Especialmente para los que tenían que hacer de espías, con la misión especial de proteger a los militares desplazados allí, en un territorio que estaba lejos de ser pacífico. Otro hecho dramático se sumaba a la tensión: el 21 de agosto de ese mismo año de 2003, el capitán de navío Manuel Martín-Oar -hermano de mi amigo Asís, director gerente entonces del Instituto de Ingeniería-, había fallecido, víctima de un atentado contra la sede de las Naciones Unidas en Bagdad.

Yo había leído el libro de Fernando Rueda (Destrucción Masiva, nuestro hombre en Bagdad, 2020, Roca Editorial), un relato novelado que estira lo que intuyó a partir de los comunicados oficiales, fuentes paralelas e imaginación suficiente para darle contenido dramático.

Tengo ahora también a la vista el número 190 de la Revista Española de Defensa, de diciembre de 2003, con el llamado “Relato del ataque terrorista” (y, en otra sección, la exposición de la detención de los presuntos autores de la emboscada, …cuya responsabilidad nunca se conseguiría probar).

La serie reconstruye con credibilidad el suceso clave, con actores y efectos especiales, en los áridos terrenos de Almería. El 29 de noviembre de 2003, sábado, los dos comandos de espías españoles que coincidían entonces en Irak -los cuatro que sustituirían a los que estaban a punto de terminar su misión y éstos mismos- fueron atacados cuando volvían a sus bases, después de visitar en Bagdad a algunos de los contactos y autoridades que debían ser enterados del relevo para seguir manteniendo sus enlaces. Vestidos de paisano, viajando en coches sin ningún indicativo, sin blindaje; nada hacía prever que sería atacados. Por ello, no disponían de armamento adecuado para repeler una agresión sorpresa, instrumentada por un grupo numeroso y con armas de mayor calibre y potencia.

La versión oficial, acogida en la serie, se reafirma en que el ataque fue objetivo de oportunidad, y que los terroristas que acribillaron a balazos a los agentes no sabían quiénes eran, en verdad, los ocupantes de los dos automóviles.

Murieron siete agentes en el ataque. Dos de ellos, de inmediato: los conductores de ambos vehículos, Alberto Martínez y Alfonso Vega. Otros dos resultaron gravemente heridos, José Carlos Rodríguez y José Lucas, por lo que quedaron inutilizados para la defensa. Fueron veinte minutos, quizá un máximo de media hora, en el que los cuatro supervivientes (Merino y Zanón que viajaban en el Nissan y Baró y Sánchez Riera que se desplazaban en el Chevrolet) devolvieron el fuego mortal con sus armas de corto alcance mientras estaban vivos y les quedaron las mínimas fuerzas.

Me tengo que imaginar al comandante Baró, el más entrenado de todos los agentes por su experiencia militar anterior, tomando decisiones instantáneas. Ante todo, contactar con las Bases para pedir ayuda y, cuando advirtió que no contestaban, llamar a su supervisor en Madrid, para darle las coordenadas del GPS. Supongo que ordenó al telegrafista del equipo, José Manuel Sánchez Riera, que lo intentara sin descanso. Es escalofriante oir en la serie a Miguel Calleja  (coordinador  de la misión Irak en el CNI) repetir emocionado lo que oyó cuando recibió la llamada de Carlos Baró en la que le comunicaba que estaban siendo atacados y reconocer que la señal se cortó cuando iba a darle las coordenadas GPSS después del sonido “ta-ta-ta” de una ametralladora.

La desgracia de la muerte de siete de los agentes en una emboscada que nunca debió producirse ha abierto a la especulación varias hipótesis. La posibilidad de una delación, por la dependencia de los intérpretes y traductores locales para moverse por Irak de los espías españoles, dado su insuficiente conocimiento del idioma árabe, es una de las hipótesis que no pudo ser probada, aunque se arrestó a decenas de personas y se acusó directamente a uno de los intérpretes, que fue entregado al gobierno norteamericano y estuvo prisionero durante un año sin que se consiguiera otra cosa que revalidar su inocencia.

Queda sin despejar la incógnita acerca de las consecuencias del riesgo evidente de tener que comprar voluntades e información, penetrando con cautela pero con determinación en el complejo entramado de la sociedad iraquí, siempre opaca, recelosa entonces especialmente contra la ocupación extranjera. La valiosa red de contactos tejida por los espías españoles, prestigiada también por el mando conjunto norteamericano-españoll tenía, obviamente, nudos de debilidad y riesgo.

La serie dedica el primer capítulo a la memoria de Alberto, cuyo atractivo como elemento con proyección mediática es indudable. Por la recreación del atentado, en la que es clave, por supuesto, la declaración del único superviviente, se sabe que Alberto falleció el primero, abatido por los insurgentes que apuntaron, ante todo, a los conductores de los vehículos de los espías, disparándoles por el flanco izquierdo.

El protagonismo de la defensa al ataque y la coordinación de las acciones de los miembros aún vivos correspondió entonces al comandante Carlos Baró Ollero, y en la media hora siguiente actuó con la decisión y el heroísmo que pone a prueba a los mejores y que no se improvisa. Es la consecuencia de una vocación de servicio, de la preparación para responder ante una emergencia y de la generosidad que es patrimonio de los elegidos. Todos cuantos coincidieron con él en sus variadas misiones (en la Legión, como paracaidista, en Bosnia-Herzegovina,…) hablan de su capacidad para ser líder, para mandar desde el primer sitio del peligro, para actuar de ejemplo para todos.

Le gustaba a Carlos Baró escribir, leer y, también, la música. Los media se han detenido en la anécdota de que escuchaba a Joaquin Sabina, del que era admirador. Se ha publicado una carta, de las varias que supongo escribió desde su destino en Irak, donde queda reflejado su facilidad para contar, su ironía y la seriedad y compromiso con su trabajo.

Mi amigo Miguel Silva me muestra un artículo de ABC de 2018 en el que se afirma que Baró pudo ponerse a salvo, pero renunció a abandonar a sus compañeros heridos. Alrededor de su cadáver, recuperado finalmente por militares norteamericanos se encontraron decenas de casquillos. Cuando unos días después del atentado, traídos a España, los féretros con los cuerpos de los militares, al acabar la ceremonia religiosa y de reconocimiento a quienes habían dado sus vidas por cumplir la misión que se les había encomendado hasta sus últimas consecuencias, fueron desplazados al crematorio, el de Baró fue alzado por sus compañeros de la Legión, mientras se oía el himno “Soy valiente y leal legionario, soy soldado de brava Legión. Pesa en mi alma doliente Calvario que en el fuego halla redención. Mi divisa no conoce el miedo…”

El 13 de diciembre de 2003 se descubrió el escondite de Sadam Husein en los alrededores de Tikrit. No se dijo nunca, pero hay algunas razones para imaginar que los espías españoles, gracias a su habilidad en camuflarse entre la población, fueron claves para descubrir su escondrijo. Y puede que esto se encuentre entre los velos del misterio que costaría la vida de los comandantes Alberto y Carlos y de los otros cinco miembros que estaban a las órdenes de lo que el destino les dispuso.

El telegrafista José Manuel Sánchez Riera vivió para contarlo. Recibió la orden de Baró de salir del atolladero y buscar ayuda, ante la imposibilidad de contactar utilizando los Thuraya con la Base o la central del CNI. Le salvó, cuando una turba estaba punto de lincharlo, el beso de un principal chiita que salía de una mezquita, de realizar los rezos del Ramadán. No tenemos otra versión, aunque la imaginación de quienes se adentraron en el conocimiento de la historia no parece haber dejado de trabajar desde entonces.

Insha’Alla, si Dios lo quiere, si así está escrito por la fatalidad, la casualidad o el deseo de venganza…Quién soy yo para meter mis narices en la historia de estos héroes y cualificar sus últimos momentos o su trayectoria anterior, en lo que ya está convertido en una serie de acción, en la que no faltan, junto a su memoria, villanos, aparecen ausencias, se suscitan misterios y se evidencia el valor de algunos silencios.

Para todos ellos, mi admiración, mi respeto, mi afecto y condolencias para sus familias que, doy por seguro, vivirán para siempre con la imaginación volcada a desentrañar los últimos momentos de los que tanto quisieron.

¡Presentes!

P.S. Agradezco los numerosos e importantes Comentarios que se incorporan a esta Entrada, y que me llenan de satisfacción. De entre todos, me permito llamar la atención, por su gran valor testimonial, del Comentario de Miguel Andrés Pardo (Miguel Calleja en la serie), que era la persona de contacto para Carlos Baró y que recibió la llamada de petición de ayuda cuando los militares-espías estaban siendo atacados. La información que recogió del único superviviente, José Manuel Sánchez, y que incorpora a su Comentario, con un excepcional valor documental, complementa con gran fuerza descriptiva y emoción, mi relato.  Vaya, pues, mi especial agradecimiento a Miguel Pardo por este regalo especial que, por mediación de este blog, hace a todos los lectores y, en un sentimiento que comparto, significadamente, a los familiares de los héroes asesinados.

Anexos

Mural que estaba en Besmayah, según describe en su blog el coronel Pedro Erice; hoy en el patio de armas de Montejaque, Ronda

Monumento en la sede central del CNI con nueve llamas que honra la memoria de los nueve héroes que “dieron su vida por defender intereses de España y los españoles”

Publicado en: Actualidad, Ejército, España Etiquetado como: agentes, Alberto Martínez, Alfonso Vega, Carlos Baró, CNI, Irak, José Antonio Bernal, José Lucas Egea, José Manuel Martínez, José Manuel Sánchez Riera, Luis Ignacio Zanón, Martín-Oar, Miguel Andrés Pardo, Miguel Calleja, Miguel Silva

Desgobierno institucional o pasión por las crisis

1 junio, 2022 By amarias Deja un comentario

No tiene gracia. Las disensiones en el seno del gobierno multicéfalo que construyó Sánchez (Pedro) a la medida urgente creado para destronar -dicen que con la actividad muñidora conjunta de Abalos y Redondo- a un presidente cansado pero competente (Rajoy, Mariano: los hechos posteriores dixint) son clamorosas.

Se pretende incluso justificar las notables discrepancias en las apariciones públicas entre los portavoces de las facciones en que se va descomponiendo lo que ya cabe calificar como desgobierno, sobre temas que han sido debatidos en el seno del Consejo de Ministro. Se argumenta por los díscolos que “la ley no obliga a que los ministros estén de acuerdo con la decisiones de Gobierno” (declaraciones públicas de varios ministros podemitas).

Una vez nombrados, y al conocer sus declaraciones ante los media y la esencia de sus actuaciones cara a la realidad, resultó inquietante apreciar lo poco que conocían ciertos Ministros sobre sus campos de competencia y nos llevó a preguntarnos porqué no se dejaban asesorar (o, también, por quiénes se hacían asesorar); el mal parece contagioso, pues otros miembros del Ejecutivo, tenidos por competentes, languidecen en sus puestos, convertidos en irrelevantes o desvarían sorprendentemente contradiciendo actuaciones y opiniones anteriores (cito sin ánimo de ser exhaustivo: Robles,  Ribera, Albares, Iceta, Calviño…y me sobra la supersexposición de Rodríguez García, Marlaska,…Super Yoyo Díaz)

Perdón: la Ley del Gobierno 50/1997, revisada y actualizada en 2015, define inequívocamente las funciones de un “órgano colegiado” y, como tal, en su seno se puede discutir lo que se quiera, y discrepar, pero el cumplimiento de las decisiones que se adopten obligan a todos sus miembros, que están, además, obligados a guardar el secreto del debate interno para la concreción del acuerdo.

Que los Ministros no conozcan sobre los asuntos de su competencia e improvisen sus resoluciones confundiéndolas con su “derecho a opinar “genera una gran confusión pública. Que ignoren sus obligaciones legales y aireen sus discrepancias convirtiendo en campaña electoralista la gestión del lo público, es kafkiano,-o dadaísta, como oí decir a un tertuliano-.

(Nota: Imagino que algunos de mis comentarios pueden parecer a quienes no me conocen, propios de alguien que se complace en criticar al Gobierno. Tal vez por eso, por pudor y por no enseñar la patita ideológica, pocos son los que, habiéndome leído, se atreven a compartir mis reflexiones. No pretendo publicidad alguna. Soy mayor, tengo mi vida resuelta (y para más inri, ando mal de salud). Soy independiente, lo fui toda mi vida y escribo porque me gusta. Si alguien se siente identificado o le proporciono algún elemento para pasar un rato divertido o llenar una curiosidad, le estoy agradecido, aunque no me haga llegar el menor reconocimiento.)

Este 1 de junio, en el que se cuentan ya 4 años desde que se puso punto final al Gobierno de Rajoy, han pasado muchas cosas: la crisis sanitaria, la crisis económica, la crisis energética y, ahora, la guerra en Ucrania que es una guerra en Europa. Este ejecutivo tuvo que lidiar con graves problemas y sobrevive. Herido (quizá de muerte), pero vivo. El país está inmerso en una situación financiera muy delicada, preludio de dificultades muy serias para enderezar el timón económico, falto de impulso.

La desunión en la política (no solo dentro del Gobierno) alimenta también el descrédito internacional y la crispación nacional. La grieta catalana no se cierra se emponzoña y hiede. El asedio casi continuo al Jefe de Estado -que, sin apoyo del Ejecutivo, trata de construir una agenda interna de simpatías, empezando por lo sencillo-, la falta de control del Presidente de Gobierno sobre la mitad de sus ministros; una oposición que está en la construcción de una identidad creíble como alternativa de Gobierno, …

España tiene pasión por las crisis. Sobrevivimos, pero no sabemos cómo salir bien de ellas. Es parte de nuestra identidad colectiva, ir dejando plumas en cada batalla, perdiendo mucha energía en cada envite. Lástima. porque así no hacemos más fuerte España y la competencia es feroz.

Publicado en: Actualidad, España Etiquetado como: Abalos, Albares, Calviño, crisis, Iceta, Mariano Rajoy, Marlaska, ministros, Redondo, Ribera, Robles, Sánchez

Un rey superviviente

21 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

El 19 de mayo de 2022, el rey de antes, Don Juan Carlos, decidió reaparecer físicamente por el país en el que fungió como Jefe de Estado durante más de cuarenta años y del que, mal aconsejado, se vio impulsado a abandonar hace casi dos. Tenía entonces, perdida su inviolabilidad jurídica, algunos asuntos pendientes con la Justicia española, promovidos por Corinna, su amante despechada, que levantó la colcha que le dejó desnudo, apaleado y metafóricamente, cornudo.

Demasiados adjetivos indeseables que suponían una carga difícil de soportar,  no ya para un Monarca jubilado que había defendido la honestidad y la eficacia como elementos de renovación en los que apoyar el resurgir del régimen monárquico después de la guerra incivil, sino para su hijo bien amado, Felipe VI, en el que el pueblo español y él mismo tenían puestas todas sus complacencias.

Podía haber elegido quien fuera Juan Carlos Primero quedarse en España mientras se ventilaban esos feos asuntos legales y cruzaba los dedos para que sus abogados le sacaran del embrollo judicial sin mordeduras ni lobanillos. Podría haber ido a Inglaterra, en donde seguro que la reina Isabel le podía prestar algún palacete en el que dedicarse a leer y, entre semana, cazar faisanes o cérvidos.

Pero, metido en el berenjenal, escogió o le impulsaron a hacerlo, uno de los países con peor fama, en donde impera el lujo, la corrupción sin medida y el machismo de diente afilado: Abu Dahbi. El emir de ese pequeño país, respetado por su inmensa capacidad económica, lo acogió, le dejó un palacete y le quitó de la curiosidad ajena hasta que resultó que los supuestos delitos prescribieron, se estimaron improbados o la denuncia de la despechada no prosperó, al menos ante la Justicia española.

Es una historia muy triste, en la que se dan los elementos propios de una inmolación autoinflingida junto al lanzamiento al escarnio por una parte del gobierno del país que hasta hacía poco besaba por donde pisaba y sacaba pecho por su regia galanura.

Fue un desastre anunciado, una sucesión de tormentas sobre su imagen: yerno encarcelado -por un juicio mediático que propició una sentencia ejemplarizante y, por ello, injusta-, hijo varón que se distancia para salvar el pellejo de la institución monárquica y que admite que la Casa Real quede restringida a su quintaesencia, esposa obligada a extraer dosis de dignidad del exigüo coleto del despecho, hijas que se separan de sus galanes y que pierden títulos y reconocimiento público, nietos influyentes en las redes sociales que tratan de encontrar vida fuera de la Casa Real, etc.

Volvió el Rey de antes entrando por la puerta de atrás, utilizando el falso pretexto de una regata en Sanxenxo y abusando de la pretendida hospitalidad de -se dice- uno de sus mejores amigos, el empresario gallego Pedro Campos, quien lo recogió en el aeropuerto de Peinador y lo hospeda en su casa el par de días que estará en España. En el apretado y ridículo programa, se acercará el lunes a la Zarzuela, en donde tendrá un encuentro privado con su hijo Rey y su nuera Reina. No ha trascendido cómo hará el viaje, aunque se descarta que Sánchez disponga de uno de los Falcon que utiliza para sí con tanta libertad.

Alegan los que le odian desde el Gobierno y fuera de él que “ahora es un ciudadano normal y es libre de hacer lo que le plazca”. No, no puede hacerlo, porque la Constitución establece su condición imperecedera de prerrogativas propias del Monarca que fue y del sitio que ocupa en la Historia de este país. Y siempre será observado, escudriñado, analizado, donde quiera que vaya, incluso hasta después de su muerte. Ciudadanos normales son Jordi Pujol y  Marta Ferrusola, Junqueras y los Panchos, Chanel, Griñán o Chaves, Rodríguez Zapatero, Florentino Pérez  o Alfonso Guerra. Don Juan Carlos no.

Es un situación esperpéntica, propia del ridículo que es consustancial a un país que es incapaz de valorar, proteger y respetar sus recursos. El Rey de antes fue intocable mientras se mantuvo como Jefe de Estado y cuando dimitió, por propia voluntad, al quedar sus carnes humanas -carnestolendas- al descubierto, quedó expuesto a la crítica, al ridículo y a la posibilidad de ir a la cárcel. Porque, presuntamente entonces, había actuado de intermediario o conseguidor para algunos proyectos en los que competían empresas españolas y, se le habría entregado una comisión. No quedó probado y el dinero que la amante Corinna recibió del emirato en donde acabaría don Juan Carlos refugiando su real vergüenza, era un regalo, una dádiva, un don.

No soy monárquico, y me gustaría vivir en un Estado republicano, con un jefe de Estado elegido por votación entre insignes ciudadanos, de esos que tienen el pelo cano o la calva dilecta y acreditan una trayectoria personal llena de triunfos por la Patria.

Pero nací en una dictadura, viví en ella casi toda mi juventud y aplaudí hasta con las orejas cuando se aprobó, por votación mayoritaria, un texto constitucional que debía garantizar paz y prosperidad para un país en permanente amenaza de espadones, pucherazos y guerras civiles. La monarquía era la forma de Estado como cualquier otra y un tal Juan Carlos, educado a la sombra del dictador, pero con ganas de demostrar su independencia y alta formación (que nos había costado bastante), se encargó de hacernos creer en que era posible la homologación de España en Europa y en el mundo. De decirle a Chaves, “¿Por qué no te callas?” en lugar de “¿Qué puedo hacer por tí, querido Maduro?”

Gobiernan ahora este país personas que no han vivido la postguerra. Algunos no han sido educados en las Universidades españolas sino en prestigiosas Universidades inglesas, alemanas o norteamericanas en donde les han dado títulos pomposos que les acreditan en funciones que nos resultaban desconocidas para quienes tuvimos que superar pruebas selectivas hacinados en aulas en donde se nos recomendaban libros en francés o inglés y teníamos apuntes a cicloscil.

Algunos de esos nuevos mandarines no creen en la Constitución, sino en la necesidad de cambiarlo todo. No son monárquicos, pero no han vivido el nacimiento de la Monarquía, sino su caída, y conviven ahora con el placer de querer destruir esa institución, para festejar el advenimiento de una forma sustituta: el gobierno de todos, es decir, no la democracia, sino allí donde todos mandan igual, la anarquía.

Nunca creí que el rey Juan Carlos fuera a figurar junto a Santiago Apóstol o la Virgen María, en el pedestal de las entidades sobrenaturales. Pero advierto a los especialistas en coprofagia, empeñados en vociferar que el rey de antes es indigno, y que debe explicar hasta la eternidad sus andanzas y tejemanejes con el dinero, el sexo y la verdad y la mentira, que no habrá paz en esa búsqueda.

No estoy defendiendo al rey Juan Carlos y, puesto a ser sincero, no creo que lo necesite. No me pidió ni el ni sus asesores consejo alguno. Tampoco el rey de ahora, don Felipe. Y les voy a dar un consejo que no me han pedido y que, con seguridad, nunca leerán: no tengan vergüenza de aparecer como humanos. La jefatura de Estado monárquica fue y es una fórmula de conveniencia para sostener nuestra democracia. Ella es la intocable. Dentro del ropaje, hay seres humanos.

 

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Octava Crónica desde el País del Gaigé

29 marzo, 2022 By amarias 1 comentario

El parón o huelga de los autónomos del transporte -sutileza semántico-legal que hemos aprendido a no distinguir gracias a las explicaciones proporcionadas desde el Ministerio correspondiente de Gaigé-, que lleva ya dos semanas paralizando la entrega y recogida de mercancías vitales para la economía, se mantiene al 29 de marzo de 2022. Argumentan que, con la subida de los precios de los combustibles y la rigidez de funcionamiento del sector dominado por las grandes compañías), poner en movimiento los camiones que son su fuente de sustento implica entrar automáticamente en pérdidas.

Resulta incomprensible que, aún reconociendo que la mayoría de los desplazamientos de camiones son realizados por propietarios directos de los vehículos, las negociaciones con la Administración para que aquellos vuelvan a sus puestos, no se estén realizando con ellos, sino con la patronal del transporte, cuya representación no conceden los huelguistas. Finalmente,  el Gobierno ha comunicado que se subvencionará directamente con veinte céntimos el litro de combustible (¡para todos los usuarios!), una medida insuficiente según los reivindicantes, que no deponen la actitud.

Hasta el momento, sin embargo, son pocas las mercancías de primera necesidad que se echan de menos en los anaqueles de los comercios de alimentación, pues se está echando mano de los stocks de seguridad. El domingo pasado, día 27, faltaba leche (de vaca) en buena parte de las abacerías de Madrid y, por ello, los tenderos y sus empleados aconsejaban sustituirla por leche de soja.

Mucho más grave es la situación en los establecimientos industriales en donde se están agotando las materias primas que sostienen su producción. Los ganaderos, al no recogerse la leche del ordeño, se ven obligados a tirarla. Se pierden irremediablemente mercancías perecederas.

El alto coste de la energía está tambaleando la rentabilidad de otros sectores. La siderometalurgia, como gran consumidor, es el sector quizá más afectado. Los armadores pesqueros no salen al mar porque, también, esgrimen que los altos costes del gasoil hacen irrentable poner en funcionamiento sus barcos. Entre los restauradores cunde también el temor a tener que cerrar sus negocios. Muchos pequeños empresarios (pero no solo) ven el inmediato futuro con honda preocupación. Si bien se atribuye a la guerra de Ucrania el desbarajuste energético, no cabe imputarle en exclusiva esta desgraciada situación -cuyo final no es previsible en lo inmediato-.

Se trata, sin duda, de una situación muy compleja que exigiría coordinación y apoyo entre representantes políticos. La inflación va camino de los dos dígitos, aunque se tiene oficialmente confianza en que remita la tendencia galopante antes de final de año, si se llega a un acuerdo de suspensión de la guerra y los efectos de la pandemia (oficialmente superada) son restañados al ritmo que se había pronosticado antes de que todo se complicara.

Por otra parte, los problemas del rey de antes no se evaporan, al contrario. Ahora su caso está pendiente de los Tribunales de Londres, debido a una denuncia de su ex amante de mobbing o algo parecido. Puesto que don Juan Carlos carecería de inmunidad cuando presuntamente se cometieron tales actos, aunque ante la Justicia española se ha dado el carpetazo al asunto de las comisiones, el retorno del monarca sin corona de Abu Dahbi se retrasa.

Publicado en: Actualidad, Energía, España Etiquetado como: Abu Dahbi, armadores, energía, Gaigé, huelga, Ministro de Transporte, parón del transporte, rebaja precio del combustible, rey juan carlos

La energía no es cara solo por la guerra en Ucrania (y 2)

28 marzo, 2022 By amarias Deja un comentario

La guerra en Ucrania, cuya duración y, sobre todo, sus efectos, se hacen más imprevisibles a medida que pasan los días, han puesto de relieve una oculta fragilidad del mix energético español. El principal aspecto de esa debilidad se muestra en la dependencia del gas argelino – y en el excesivo énfasis puesto sobre las llamadas energías alternativas, a despecho de la posible utilización de las centrales nucleares (aún en período de su vida útil y consideradas energías limpias en los más recientes documentos comunitarios) y de las centrales de ciclo combinado.

Esta situación que conduciría, como se diagnosticó por expertos del sector, a desequilibrios económicos y de aprovisionamiento en el suministro de la energía primaria, que se traducirían en incrementos de costes indeseables en la electricidad, aunque también en sectores indirectamente relacionados, como el transporte.

Una de las paradojas más evidentes se encuentra en la prohibición del Gobierno, desde el Ministerio de Transición Ecológica,  que ha reiterado su posición contraria al fracking, esto es, la extracción de hidrocarburos mediante fracturación hidráulica (gas de esquisto de esquisto). Mediante esta técnica, totalmente desarrollada, se inyecta agua a presión en las rocas, para liberar el gas. La resistencia ecologista, a la que el Ministerio viene concediendo mayor credibilidad, ha puesto el énfasis en los costes ambientales, en contradicción con los criterios expuestos por los ingenieros y geólogos (especialmente, en este caso, los expertos en esta técnica, los ingenieros de minas, Angel Cámara y el fallecido Fernando Pendás), que estiman que se podría abastecer del orden del 10% del consumo de gas aprovechando las reservas existentes en Álava y otras zonas del Norte de España, algunas insuficientemente exploradas.

En la edición del 21 de marzo de 2022, el decano del Consejo Superior de Ingenieros de Minas, expone (en un artículo que firma Almudena  Martínez-Fornés)  que en el subsuelo de España hay unos 1,3 billones de metros cúbicos de gas por extraer, que supondrían 40 años de consumo al ritmo actual y que no se están poniendo en valor “por razones políticas”, habiendo ahogado un debate  científico o académico” y forzando al abandono de interesantes proyectos, con inversiones ya realizadas. La factura de importación en 2022 de hidrocarburos superó los 46.000 millones de euros, , de los que más de 9.000 millones correspondieron al gas.

Contrasta la situación, cuyo fundamento técnico y económico es injustificable, con la decisión de Estados Unidos de volcarse en la recuperación del gas de esquisto, convirtiéndose en exportador y convirtiéndose, al menos en los dos primeros meses de 2022, en el primer suministrador a España, (33% del gas importado) por encima de Argelia, cuyas entregas se han visto afectadas por el conflicto con Marruecos que, además, aparece incluso más complejo después de la decisión política adoptada en marzo de ceder en el apoyo a los saharauis, abandonándolos a la ambición expansionista de Marruecos.

Inconcebiblemente, la cuestión ha pasado a ser considerada un elemento de la disputa ideológica.  El Partido Popular se plantea presentar un recurso al decreto del Ejecutivo sobre medidas de recuperación, abogando por el aprovechamiento de minerales críticos (uranio, wolframio, litio, tierras raras) y modificando la Ley del Cambio Climático y Transición Energética, además de en la recuperación de la producción de energía con base nuclear, que, como es sabido, es el principal recursos energético utilizado por Francia, lo que le proporciona una envidiable autonomía en este sector.

 

 

Publicado en: Actualidad, Energía, España, Guerra en Ucrania Etiquetado como: Almudena Martínez-Fornés, angel cámara, energía nuclear, fernando pendás, fracking, Ley del Cambio climatico, Teresa Ribera

Insultados

21 junio, 2021 By amarias 2 comentarios

La continuidad del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, en el poder ejecutivo, le exige, según su propia valoración y la de sus asesores,  indultar a los delincuentes políticos catalanes que vulneraron la Ley y la Constitución en 2017, proclamando unilateral e ilegalmente, la República en aquella sufrida región, luego de celebrar el resultado de un referéndum sin garantías y realizado sin cauce legal.

Para dar un alcance global a la decisión de excarcelar a los políticos catalanes presos, se utiliza el argumento de que contribuirá a recuperar la paz social, la concordia y la reconciliación. Idea falsaria, pues los insurrectos no manifestaron arrepentimiento, no se recatan en repetir que volverán a declarar la independencia de la secuestrada Cataluña y, en el colmo de la desfachatez y enervante desparpajo, presentan el indulto como la demostración de que España no es un estado de derecho y que sus tesis han triunfado en Europa.

No se acabarán, pues, con el indulto los males recientes de este país en camino hacia la descomposición acelerada de sus valores. Abre nuevos caminos hacia el descrédito global de España y de sus instituciones y confirma la vía peligrosa de que se puede delinquir si se cuenta con el apoyo del Gobierno, al margen de la Ley y los Tribunales.

Así vamos, como en un juego de la Oca, de mal en peor. Podemos ser arrasados en nuestra dignidad de pretendida potencia europea por el gañán marroquí, comparados con Turquía, ridiculizados por Letonia, aparecer como apoyo de la dictadura populista de Venezuela o caer en el ridículo vergonzoso de inventar una entrevista fake con el presidente norteamericano.

La coalición de Gobierno que sostiene a Sánchez, combinando partidos minoritarios catalanistas y facciones republicanas e independentistas, como Pantagruel, nunca se dará por satisfecha. Ese monstruo fagotizador de la tranquilidad y el orden, quiere devorar el prestigio y valor aglutinante de la Monarquía, -forma constitucional de la Jefatura del Estado-, destruir la unidad de España con mentiras, enfrentar regiones ahogando a unas para beneficiar el capitalismo insolidario  y los intereses mezquinos,  vilipendiando la necesaria existencia de una oposición que sea alternativa de Gobierno, negándole con falacias, su fuerza, viabilidad y empuje.

No está España en su mejor momento y los culpables de su deterioro están dentro. Le falta aprecio internacional, con una política exterior que solo se puede calificar de nefasta, herida gravemente la economía por una errática gestión de la pandemia, con el sistema educativo bajo mínimos y la seguridad social a punto de la quiebra técnica.

Ya no se apela a la unidad nacional, porque hemos retrotraído la expresión de opiniones políticas a momentos que parecían olvidados, del franquismo y del tardofranquismo, apoyando oficialmente la opinión monocorde o alimentando el silencio plácido de los corderos. Entonces, en los setenta del pasado siglo, no existían disidentes, porque los que manifestaban ideas contrarias al pensamiento dominante, regido desde el poder, eran inmediatamente señalados y marginados, cuando no perseguidos o denunciados.

Ahora vuelve a aparecer la falsa uniformidad en los pareceres, la homogeneidad en las opiniones. Solo se da proyección a los aplausos de los fieles. Si se es crítico con el gobierno de Sánchez y sus palmeros (una de las peores coaliciones de incompetentes de la democracia), se es inmediatamente señalado por el foro aplaudidor como mal informado, tendencioso o errado.

El duro revés a la independencia de la  Justicia -que realizó una actuación impecable por su Tribunal Supremo, ahora revisada y contradicha a conveniencia del Gobierno-, los empellones a la estabilidad del Estado -se utiliza al Rey como elemento del teatrillo del pim pam pum-, y el desmembramiento consciente de la unidad nacional, permiten afirmar que, si algunos van a ser injustamente indultados, millones de españoles estamos siendo, sin explicación ni fundamento, insultados.

Como asturiano de origen y madrileño de adopción, como español de educación y valores, me siento ultrajado en mis principios, traicionado por la actuación de un Gobierno que protege a delincuentes, marginado e insultado,  por razón de mi lealtad a la Patria, fiel a lo que juré y en lo que creo. Como profesional, como jurista, como hombre de bien, como patriota, veo con dolor que se quiere destruir, con trampas y desfachatez, lo constó construir entre todos: una democracia modélica, el respeto a la separación de poderes, el impulso creativo que contaba con la colaboración activa de todos los españoles.

Catalanes independentistas, no sois gentes de mi agrado. No seré tan mal educado como vosotros, que exhibís insultos contra los que no piensan igual, pero quiero que sepáis que os considero traidores. No por vuestras ideas, sino por vuestras actuaciones contra la unidad de España, vuestro egoísmo insolidario, vuestra cerrazón para entender la Historia y apreciar lo que nos hace fuertes: la unión. En vuestra obsesión por libraros del falso yugo que nos hace grandes, os hacéis y nos hacéis más débiles frente al futuro.

Publicado en: Actualidad, Cataluña, Derecho, España Etiquetado como: Cataluña, indulto, Sánchez, secesionistas, tribunal supremo

Sobre los Fondos NextGeneration para España

17 junio, 2021 By amarias Deja un comentario

El Gobierno viene anunciando que los Fondos Europeos del NextGeneration, supondrán un primer bloque de transferencias cercano a los 70.000 millones de euros entre 2021 y 2023, y que, con esa inyección económica, se producirá el despegue de nuestra economía, porque los  dineros se emplearán en sectores estratégicos.

Con esa obsesión por vender la piel del oso antes de cazarlo y, además, pretender hacerlo varias veces, no parece en este momento tan evidente que esas cantidades fluyan de golpe desde las arcas europeas hacia los Presupuestos del Estado y sí, más bien, que deberá acordarse desde el Parlamento -esto es, con apoyo de la oposición- el destino de esos Fondos que, además, no vendrán de golpe, sino en dosis.

Por su naturaleza aún inconcreta, y por la necesidad de llevar a cabo una negociación parlamentaria del destino de las ayudas, no tendrá mayor sentido hacer el análisis el Plan del Gobierno, salvo para apuntar algunos aspectos generales, lo que me propongo hacer en este Comentario.

  1. Derivados de la tensión vivida en la pandemia, a la renovación y modernización del sistema sanitario y a la asistencia a cuidadores se dedican 3.500 Mill. de euros.
  2. A completar proyectos existentes o cubrir carencias anteriormente detectadas (aumentar el alcance de la electrificación, mejora de infraestructuras eléctricas y de almacenamiento, incentivos a la adquisición de vehículos eléctricos, ampliación de sus estaciones de recarga, rehabilitación de viviendas, instalación de paneles solares, “despliegue” de energías renovables, y modernización del sector turístico o del sistema administrativo), se prevén 35.000 Mill. de euros. Por el carácter de estas actuaciones, se pretende, con ello, afianzar o consolidar el modelo existente.
  3. La adopción de medidas ambientales es, de forma confesa, uno de los ejes principales del Plan, con actuaciones de claro carácter paliativo (ej. preservación del litoral, o conservación de ecosistemas), a los que se dedican 3.700 Mill. de euros.
  4. La mejora de las competencias digitales, con cerca de 8.000 Mill. de euros, es la línea maestra tecnológica visible, a la que habría que añadir la modernización y digitalización del sistema educativo, con 1.650 Mill. de euros y el “robustecimiento del sistema de ciencia e innovación” con 3.800 Mill. de euros, así como la “estrategia nacional de inteligencia artificial”, con un modesto rubro de 500 Mill.
  5. A la potenciación de la formación profesional se destinan 2.076 Mill. de euros y para conseguir un mercado de trabajo “dinámico, resiliente e inclusivo” : 2.363 Mill. de euros.

Entre los proyectos que se presentan a la financiación de la Unión Europa, se encuentra la Hoja de ruta del hidrógeno renovable, a la que se destinarán 1.550 Mill. de euros, con el  objetivo de haber conseguido, en el horizonte 2030, 4 Gw de potencia instalada en electrolizadores.

Hay que dar a la actuación un carácter simbólico, pues no es potencia instalada lo que nos falta, ya que disponemos de 110 Gw para un máximo de demanda de 40 Gw. Se pretende conseguir una reducción de 4,6 Mill. t equivalentes de CO2 (en 2019 se produjeron 315 Mill. t equivalentes). Otros países europeos (además de Chile y Rusia) están en la misma carrera tecnológica. Alemania destinará 9.000 Mill. para alcanzar una producción de 5 Gw en 2030.

Lo que más urge, en mi opinión, desde la perspectiva legislativa, es poner en pie una ley de financiación de la investigación. Las propuestas de modificación de la Ley de la Ciencia han contado con el escepticismo cuando no con la resistencia del personal de los centros públicos (recientemente, por la centralización de organismos bajo el paraguas del Centro Nacional de Investigación, convertido en un gigante de difícil digestión administrativa). Es imprescindible aumentar la eficiencia innovadora y para ello se debe atender a una reforma estructural que rompa con muchos de los mimbres históricos.

Desde luego, hay que enfocar la formación académica hacia la digitalización, pero sin olvidar que se trata de un medio y no de un fin en sí mismo. En las Escuelas técnicas y de formación profesional el proceso educativo debe cambiar rápidamente, revisando las exigencias en selectividad y formación, sancionando la proliferación de centros educativos sin adecuado nivel.

Se precisa una revisión de la formación de las ingenierías –de grado y máster-, imponiendo un sistema de revisión y control centralizado, que facilite la consolidación y equiparación de los procesos curriculares, incorporando de forma inmediata, allí donde se estime preciso, estudios de digitalización, comunicaciones, diseño industrial, robótica aplicada o materiales especiales, sin descuidar conocimientos suficientes de derecho y economía, alcanzando el alumno, al egresar, un nivel práctico suficiente.

Como se trata de desarrollar, en muchos casos, nuevos modelos de gestión e innovación, las Facultades de ingeniería deben situar el mayor énfasis en la enseñanza de innovación básica.

Y, como suele decirse, hasta aquí puedo leer y decir. Que quienes tienen poder para tomar decisiones hagan caso de estas ideas, es otro cantar.

Publicado en: Administraciones públicas, Energía, España Etiquetado como: Alemania, digitalización, Escuelas Técnicas, fondos eurpeos, formación, ingeniería, investigación, ley de la ciencia, NextGeneration, Plan de recuperación, postpandemia, ruta del hidrógeno

Homenaje a los fallecidos por la Covid

16 julio, 2020 By amarias 1 comentario

Antes que los recios calores del tórrido julio doblegaran las cabezas, tuvo lugar un emotivo acto en memoria de los caídos por la Covid, la pandemia mortífera que se cebó cruelmente con España, a la cabeza desgraciadamente en el número de fallecidos y contagiados, por cifras relativas a la población total.

Fue una ceremonia civil, sin misa católica ni cualquier otra advocación a creencias religiosas. La presidió Su Majestad Felipe VI, que compareció junto a su esposa e hijas. No faltó ninguna autoridad española a la cita. Estuvieron presentes todos los miembros del gobierno plural,  los responsables autonómicos, antiguos presidentes (salvo Felipe González), alcaldes y miembros significados de los centros de poder, líderes de casi todos los partidos políticos. Vinieron también autoridades europeas, que dieron al acto un aspecto muy especial de adhesión, complicidad y condolencia con el pesar que agarrota la sociedad española.

Fue una ceremonia sencilla, con tiempos medidos, y palabras sobrias -las del hermano del periodista José María H. Calleja, fallecido por la enfermedad, las más emotivas-. Se leyó un poema corto, intenso, de Octavio Paz, que dio paso al minuto de silencio. Un pebetero con su llama duradera dejó testimonio de la invocación a los dioses, de la desesperación del ser humano,  pequeño pero resistente, frente a una adversidad que tuvo que soportar pero que sabe que no le va a vencer.

Quiero tener un recuerdo aquí, nuevamente, a todos los fallecidos por el ataque del virus SAR-Covid 19 (entre ellos, nombres de famosos, gentes que fueron sorprendidas en un momento cualquiera de su felicidad y su lucha por existir; junto a todos, y más alto en mis afectos, mi gran amigo Rafa Ceballos).  No ha habido disculpas, ni reivindicaciones. Ignoro si se estimó que no era el momento.

Para los familiares y amigos de los fallecidos, para muchos de los que aún luchan contra la enfermedad o padecen sus secuelas, para los que estamos pendientes, con el corazón encogido. sobre su evolución, sabiendo que no está dominado el mal, ni mucho menos, hubieran sido de agradecer algunas palabras de humildad, cercanas a la petición de perdón, por parte de políticos, científicos, bacteriólogos, microbiólogos, médicos, técnicos, informáticos, economistas, etc.

Se muy bien que la ciencia no es perfecta, y que no sabemos casi nada de lo que sucede a nuestro alrededor, en los aspectos importantes que afectan a la muerte y nuestra fragilidad. Precisamente por eso, en ese homenaje, me hubiera gustado que alguien -cualquiera, alguien con representación de todos los seres humanos que estábamos atentos a la pantalla- hubiera dicho unas palabras como éstas:

Pedimos perdón, en nombre de la comunidad científica, de todos los políticos, de todos los que han tomado y tenemos que tomar decisiones sobre la sanidad, la enfermedad y el tratamiento y curación de cuantos males nos amenazan, por no haber podido salvaros. Pero allí donde estáis, en lo profundo de nuestros corazones, quiero prometeros, quiero prometer, que seguiremos luchando, con mayor denuedo, con todo el esfuerzo, con más dinero, para ir quitando terreno a la improvisación y al mal.

Y, tal vez, deberíamos haber llorado. Por pura catarsis, por no fingir que lo controlábamos todo. Para que no se confundan los ingenuos.

Publicado en: Actualidad, España, Personal, Política Etiquetado como: covid, fallecidos, felipe VI, homenaje, José María Calleja, Madrid, Octavio Paz

Contra la pared

28 noviembre, 2019 By amarias Deja un comentario

Contra la pared nos ha puesto la situación política a los españoles de a pie -esos que no pinchamos ni cortamos, y solo somos espectadores de lo que acaba afectándonos hasta que ya no tiene remedio-.

Se puede interpretar que estamos contra la pared en varios sentidos. Una opción es vernos empujados por la fuerza de las circunstancias contra el paredón en el que nos van a dar para el pelo. No, no van a fusilarnos (estamos aún en una democracia), pero nos van a hacer daño. Porque las conversaciones entre la coalición de presunto futuro gobierno PSOE-Unidas Podemos y los independentistas catalanes y vascos no auguran nada bueno, tanto si consiguen los apoyos para que la candidatura de Pedro Sánchez salga adelante, como si no.

Ni los programas electorales (en lo poco que fueron explicitados), ni las promesas mitineras, ni los eslóganes que fueron difundidos en los falsos debates televisados, se han cumplido, por lo que puede decirse sin ambages que nos han mentido a los votantes, con la única intención de secuestrar nuestro voto para hacer con él lo que les viniera en gana.

Si los apoyos que necesita la coalición surgida por el abrazo del oso montano y la pantera rojiza no salen adelante, nos veremos en el camino de unas nuevas elecciones, que significarán más coste para el erario público, mas abstención y aún mayor desentendimiento respecto a la capacidad de la clase política para mirar más allá de sus sillones, dotados los asientos de honorarios y prebendas que para nosotros querríamos los atónitos observadores de su ineficacia.

Es lamentable que estos políticos que han hecho de su carrera nuestra penitencia, no comprendan unos pocos principios:

1) No gana nada el país con darle más cancha a los independentistas catalanes; son el reflejo característico de la derecha egoísta, insolidarios, bravucones y, como la Historia reciente demuestra, delincuentes profesionales.

2) Si queremos que en el país se genere empleo y riqueza, hay que tranquilizar al capital, ayudándoles, con un clima de estabilidad, a que inviertan en nuevos emprendimientos. Por supuesto, es necesario también que nuestro tejido empresarial e industrial se pueble con más profesionales, autónomos y rentistas dispuestos a invertir tiempos y dineros, pero la situación de España como país intermedio en el contexto de naciones, precisa de captar el apoyo de los grandes capitales. Y si lo asusta el presunto pre-Gobierno con soflamas y agresiones verbales, espantamos la gallina y nos quedaremos con los huevos podres. Distinto es afinar en la captación de impuestos, pero sin gritos ni insultos.

3) El Estado tiene que tener claras las formas de apoyar la generación de riqueza y empleo preferentes. Porque hay que conseguir mantener el nivel de bienestar y de seguridad social y ayudas asistenciales (sanidad y educación, fundamentalmente) y conseguirlo supone, sí, aumentar los ingresos, pero, como más urgente, controlar los gastos y la calidad de los servicios. Para ello, hace falta mucha competencia; ojo, no competencias. Competencia del personal y de los que gestionan.

Como español que tuve durante gran parte de mi vida la ilusión de creer que estábamos construyendo una España mejor, me siento ahora en la decepción de que, desde la política, unos cuantos individuos sin objetivo hacia lo común, sino empecinados en sus propias ambiciones, destruyen lo creado.

Ojalá que haya unas nuevas elecciones. Y ojalá que todos los que han surgido en estos últimos años para mostrarnos impúdicamente su incompetencia, se vayan a sus casas.

Y no, no necesito justificarme afirmando que, al poner de manifiesto tan elementales argumentos, no estoy apoyando a la derecha. En esa otra parte del espectro cuecen también habas de mal olor y triste fario.

Desde la posición de estar contra el paredón, me dirijo a los españoles que no tienen vocación de palmeros, que no militan en ningún partido, que no esperan ninguna canonjía ni puesto de recompensa. Animo a que nos defendamos. Con uñas, dientes, razones y trabajo. También con nuestro menosprecio, y saliendo a la calle para gritar muy alto: ¡Ya está bien, no juguéis más con nuestra buena voluntad!

 

Publicado en: Actualidad, Empresa, España, Política Etiquetado como: coalición, nuevas elecciones, PSOE, Sánchez, Unidas Podemos

Asturias por la independencia

20 mayo, 2019 By amarias Deja un comentario

 

La prudencia verbal y la obediencia debida que siguen siendo virtud y límite infranqueable de las Fuerzas Armadas, incluida la Guardia Civil, no facilita al ciudadano pulsar la calentura temperamental de los mandos de quienes, según la Constitución aún vigente tienen que defender la unidad española, ahuyentando enemigos externos peo también interiores.

Por eso, en tiempos de mudanza como los actuales, los analistas políticos y el periodismo sagaz se dedican a desmenuzar las pocas ocasiones que se les presentan de atisbar entre rendijas el caldo de los cuarteles. El general de la Guardia Civil, con mando en la Región militar de Cataluña, Pedro Garrido, al recordar el mandato constitucional apuntando a responsabilidades del cuerpo para defender a la Patria común de enemigos de la paz y el orden, ha levantado especulaciones gratuitas sobre ruidos de sables que son, en verdad, más bien jaleo de panderetas desde el lado de quienes, por no saberse manejar ni con la ley ni con la palabra, querrían que todo se arreglase con un par de mandobles.

Tuve ocasión, llevado por un agradable acontecimiento familiar, de moverme varios días entre lazos amarillos, esteladas y carteles de propaganda de prófugos y encausados que invitan a recuperar la libertad y democracia perdidas por la Cataluña de los cuentos de patrañas sobre lo mal que la viene tratando el resto de España.

He comprobado que en las familias y grupos sociales en los que se sabe que hay discrepantes sobre la modelo que ha partido por la mitad el seny y el espíritu tradicionalmente práctico de los catalanes, no se habla de política y allí donde hay unanimidad se calientan los motores de la disensión.

Nada se conseguirá con el diálogo (imposible cuando dos grupos tienen la razón que no van a ceder al contrario). La sentencia de los responsables del Procés, obviamente condenatoria a pesar de los esfuerzos por presentar dos realidades contrapuestas por parte de los testigos, según sean hayan sido propuestos por las defensas o el Estado, sólo servirá para provocar algunos tumultos hasta que el Gobierno acceda a indultar a los cabezas ejecutoras del levantamiento civil.

Como pacifico, posibilista y pragmático, opino que a Cataluña debe ofrecérsele la separación del resto de España, con una votación seria, reglada, responsable y reconocida por el resto de España.

Ojalá que pierda el independentismo. Pero si una mayoría significativa, libre, se convence de que es beneficioso para fer futur andarse sin cobijo, adelante. Como asturiano, me parece que será beneficioso. Seguramente, también para otras muchas regiones a las que los árboles del jaleo catalán impiden crecer como merecen.

Al igual que la salida del Reino Unido de la Unión Europea se presenta como beneficiosa para España, que subirá un peldaño en la Federación y conseguirá que se le haga más caso.

 

 

 

 

Publicado en: Actualidad, Asturias, Cataluña, España, Europa Etiquetado como: Asturias, Cataluña, democracia, federación, independencia, regiones, República

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