Al socaire

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Esperando Conclusiones de la Cumbre del Clima

9 diciembre, 2019 By amarias 2 comentarios

No es necesario alardear de dotes de adivinación para concluir, sin que aún haya finalizado la Cumbre del Clima de Chile 2019, celebrada en el más bien frío y lluvioso diciembre de Madrid (España), que esta COP 25 pasará sin pena ni gloria, agrupándose con sus antecedentes, ante la indiferencia general.

Tan grave afirmación venida de un ambientalista no negacionista como me siento, debería tener explicación, pero me encuentro cansado de oir repetir las mismas cuestiones y haberme convertido yo mismo en eco de los manidos tópicos: las Cumbres del Clima no sirven más que para poner de manifiesto la falta de unidad entre los países, y la terrible grieta que existe entre los países más desarrollados y los que aún tienen algo de naturaleza por consumir para apoyar su propio crecimiento.

Esta esquemática apreciación no necesita contar con el permido de la activista mediática Greta Thumberg y de los intereses (oscuros o no) que mueven su sencillo doctrinario y fundamentan su exótico peregrinaje en exhibición de que no sabemos cómo evitar la producción de CO2 equivalente sin renunciar a lo que nos gusta.

Leeremos así, dentro de unos días, que los líderes del mundo (a salvo de los mandatarios de Estados Unidos, China y Rusia) expresan su voluntad de tomar medidas contra el avance de la temperatura media de la Tierra; que Brasil, la India y otros países con grandes masas de población empobrecida y déficits democráticos importantes, solicitarán apoyos económicos sustanciales para preservar la parte de foresta que aún les queda. Y, en fin, leeremos magníficos manifiestos con grandilocuente terminología, por el que se nombrarán nuevas comisiones para analizar las urgentes medidas que se estima son necesarias para contener el avance de las aguas marinas sobre las costas debido al deshielo polar y al impulso fortalecido de corrientes hialinas y mareas gigantes, el aumento de depresiones en altura e inundaciones catastróficas en bajura y, en fin, a la apelación a la necesidad de solidaridad internacional para que los más pobres y habitantes de las zonas deprimidas de la Tierra no padezcan más hambrunas, más guerras, más silencios.

Ayer, mientras contemplaba desde mi casa, sentado en mi sillón preferido (el único que tengo) el inútil periplo de la adolescente Greta. acompañada de su cohorte de periodistas ambientales y decenas o quizá miles de concienciados ciudadanos por el ambiente (los mismos que dejan cacas de perro en las aceras, conducen vehículos todoterreno por las ciudades, fueron de viaje de novios a Mali y no perdonan acudir cada año en avión a la llamada de su merecido relax vacacional), dibujé en mi libreta de notas el dibujo que ilustra este comentario. Justicia para el clima: la pedimos nosotros, sus verdugos y los cómplices de su deterioro.


Podéis comprar aún mi libro de Sonetos desde el Hospital. Con sus beneficios, no ayudaré a la disipación de la amenaza climática, pero contribuiremos, con un grano de arena simbólico, pero de contenido poético, a la lucha contra el cáncer. Gracias por colaborar.

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Enigmas bajo el clima

6 diciembre, 2019 By amarias Dejar un comentario

Se conmemora hoy, 6 de diciembre de 2019, seguramente por última vez, a la Constitución Española actual, vigente desde 1978. En un acto de los llamados “tradicionales”, Felipe VI, jefe de Estado y representante físico de la monarquía parlamentaria, recibirá a los portavoces de los casi treinta partidos en los que se ha desmembrado la unidad política.

El acto, en sí, se ha convertido en un esperpento, uno más de nuestra peculiar manera de destruirnos. Una sección importante de los diputados de la actual legislatura están en contra de la monarquía como forma de gobierno y una facción de éstos, bastante significativa, rechazan al propio Rey, Felipe, como persona non grata.

Si se contabilizara a todos los españoles que se declaran partidarios de la república como forma de gobierno, seguramente que se alcanzaría una mayoría absoluta. Lo cual resulta peculiar, por cuanto tenemos en este período de nuestra lamentable Historia, según resulta igualmente reconocido (en este caso, también internacionalmente), a un Rey bien preparado, con excelente imagen pública y con una altura de miras que para sí quisieran buena parte de los politicastros que se han aupado a las plataformas de representación pública.

El presidente de Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha aceptado como lema n la idea, ya expresada con lenguaje entrecortado y confuso, por el anterior Presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, y que algunos (atentos a vigilar fallos ajenos para vituperar al prójimo) definieron como presunto comienzo de Alzheimer: “Cuanto peor, mejor”. Es decir, cuanto peor, peor para todos, pero mejor para unos pocos.

A esa directriz atribuyo que estemos ahora mismo empeñados en acoger en Madrid la nonagésima versión de reflexión indignante sobre la Crisis climática, en este caso adobada con la mediática distorsión de una adolescente cuyo nombre se venera como si se tratara de Juana de Arco: Greta Thumberg.

Esa reunión de miles de empeñados en convencernos de que deberíamos estar todos los demás mortales muy preocupados por la inoperancia, desprecio e incuria de quienes deberían tomar las decisiones importantes en relación con el deterioro ambiental y climático de origen antropogénico, es lo que menos debería preocuparnos ahora, porque nos afectan directamente asuntos muy cruciales para nuestra tranquilidad inmediata.

Son éstos: la descomposición del Estado, la falta de solidaridad entre Autonomías (encabezada por Cataluña y el País Vasco), la corrupción imparable a pesar de los castigos ejemplares elegidos contra los descolgados de las jaurías, la amenaza de colapso, con grietas ya muy evidenres de las prestaciones sociales (en sanidad, educación y pensiones), la incapacidad para generar empleo, adobada con el resurgir que se creía haber superado, de los desprecios hacia el empresariado, el aumento de tensión social con huelgas que castigan al usuario sin piedad, el desprecio al intelectual, al que se juzga por el ignorante como algo innecesario o molesto , el desentendimiento frontal entre posiciones políticas, incluso de la misma línea ideológica, interpretando la vida pública como un escenario de chabacanas representaciones.

Adiós, querida y mancillada Constitución de 1978. No sabemos por qué habrás de ser sustituida, que no reformada. Quienes nos acogimos, bajo tu manto, a la idea de que podríamos construir una España sólida y mejor, con voluntad duradera, nos entregamos ahora al desánimo de ver cómo en estos últimos años, los intereses particulares de quienes elevamos al nivel de nuestra máxima representación, te han cortado los pies y se empeñan en cortarte, como final de tu martirologio, la cabeza.

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Dana

15 septiembre, 2019 By amarias Dejar un comentario

Algunas palabras técnicas, que son desconocidas para la mayoría no especializada, se cuelan de pronto, con intensidad, en el lenguaje común, incluso con sus valoraciones eruditas. Es el caso, pongo por ejemplos, de la fractura hidráulica (“fracking”), el índice de referencia de prestamos hipotecarios (“IRPH”), los fibromas y carcinomas (y sus diagnósticos diferenciales), o la “eutanasia pasiva”, la “prisión permanente revisable o la “renta mínima universal”.

Estas últimas semanas, hemos oído hablar mucho de la DANA (depresión aislada en niveles altos), término del argot meteorológico que ha venido a sustituir con fuerza al popularmente asimilado concepto de “gota fría”. En regiones del Mediterráneo español, especialmente en Alicante, Albacete, Murcia, Granada y Valencia, se han sufrido las consecuencias del fenómeno con inmensas pérdidas materiales. Orihuela y su entorno han sido gravemente castigadas.

El fenómeno atmosférico ha supuesto, como cúmulo de desgracia, la pérdida de seis vidas humanas; personas que se encontraron atrapadas en su camino habitual, por rieras rebosadas o aguas fluviales crecidas que, en pocos minutos, anegaron carreteras, derribaron muros, desbordaron alcantarillados y penetraron en las casas aledañas a cauces y calles convertidas en anómalas salidas para el agua torrencial.

La intención inmediata de espectadores y sufridores del fenómeno de achacar al cambio climático los desastres provocados por la dana, ha sido desmentida por historiadores, meteorólogos y climatólogos. Este fenómeno natural no se debe a la elevación de temperatura media del planeta, ni es la primera vez que se presenta en nuestras latitudes. Es más: se produce todos los años, como consecuencia del choque de aire frío polar con el frente cálido y húmedo del Mediterráneo. Varía solo su intensidad como resultado combinado de múltiples circunstancias, y sus efectos pueden aparecer menos dramáticos si no afectan directamente a grandes poblaciones o -como es el lamentable caso actual- se cobran vidas y generan pérdidas graves a particulares.

No quiero sacar punta al lápiz rojo de la desventura, pero la situación sufrida me hace recalar, una vez más, en el problema fundamental de nuestra manera colectiva de abordar la prevención. Prácticamente, ninguna. Estamos poco inclinados a disponer de medios de cobertura, nos acogemos al rito de alertar, incluso con exageración,cuando el peligro es inmediato. Pasamos de actuar para paliar o evitar sus efectos cuando el riesgo es solo una posibilidad. Ya llegará el momento de preocuparse, parece decirnos la voz interior. Y, empeñados en ignorar los equilibrios ante el precipicio, preferimos dedicar nuestro tiempo a disfrutar del presente o, si el cabecilla de turno nos anima, nos entregamos a elucubraciones con poco sentido práctico, adoptando no pocas veces medidas y decisiones fuera de nuestras posibilidades.

No importa ahora discutir sobre el cambio climático, su verdad o sus consecuencias previsibles. El tema que el dana ha vuelto a poner sobre la mesa es inmediato, crucial. Debemos adoptar con urgencia medidas correctoras, preventivas y no solo paliativas, para proteger a las poblaciones en riesgo y a sus bienes de los peligros reales que ya conocemos, porque se han manifestado con anterioridad y tienen caracteres cíclicos o repetitivos.

Pregunto, pues: ¿Por qué se siguen consintiendo, autorizando y, en todo caso, utilizando sin pudor ni castigo las rieras y cauces secos como lugares de aparcamiento? ¿Por qué se construyen y mantienen casas -legales e ilegales- junto a arroyos, márgenes de ríos y zonas costeras y deltas, sin respetar terrenos demaniales, prohibiciones, y pasando por alto la atención a la más elemental prudencia? ¿No hay nadie responsable de limpiar regularmente imbornales y atender a sistemas de alcantarillado o a la recogida de aguas separativa, con la construcción de diques de choque para atender a lluvias torrenciales? ¿Se han calculado bien y se revisan regularmente los estados de acequias, presas, azudes, imbornales, taludes, puentes y sotopuentes, así como lugares de escorrentía? ¿Por qué no se atiende sistemáticamente a la limpieza de orillas de ríos, arroyos y viejos cauces, convertidos muchos de ellos en basureros impúdicos? ¿No es importante atender al desbroce y cortes de maleza de carreteras y vías, eliminando árboles y cualesquiera elementos que puedan significar obstáculos al tránsito?

No estoy hablando del comportamiento frente a la catástrofe. La capacidad de nuestro pueblo para volcarse ante la desgracia no tiene parangón. Se nos despierta, colectiva e individualmente, el ánimo solidario para ayudar a cualquiera que se vea afectado por una fatalidad, en especial si es una catástrofe colectiva. Merece todo aplauso.

Pero como planificadores, y como ejecutores de medidas preventivas, no estamos a esa altura. Desde la calma entre tempestades, nos entretenemos en discutir y proponer teorías fantasiosas sin estudio suficiente, gastamos dineros en acciones desproporcionadas, sin relación con nuestra capacidad económica o técnica, y optamos por ser campeones de las medidas restrictivas y adalides de las inversiones desmesuradas en lugar de preocuparnos por los problemas que demandan atención para que el lobo de la realidad no nos vuelva a morder con su despiadada dentadura.

Busco culpables de la falta de planificación no en el pueblo llano, poco apto para adoptar decisiones colectivas, sino en quienes nos dirigen y han dirigido. Si atiendo a la increíble disputa por sillones, que no por programas, con la que nos han martirizado los representantes que hemos elegido para gobernarnos en el futuro inmediato, me temo que la falta de planificación nos seguirá acompañando. Lástima.


Una abeja (apis mellifica) libando de la flor del limonero puede ser, en este momento, el símbolo de la calidad que hay que proteger y defender del ataque que está sufriendo. La terrible vespa velutina (avispa asiática) se propaga con descontrol por las regiones del norte de España, matando sin piedad a nuestras productoras de miel, causando estragos en sus colmenas. Esta imagen me sirve para recordar que tenemos la obligación de defender lo que nos es propio.

No me parece que en la lucha contra la avispa asiática se esté en el camino de vencer a ese feroz enemigo de la abeja autóctona. Porque el mal no apareció este año ni en nuestro territorio. Los primeros ejemplares se encontraron en Burdeos hace ya una decena de años y son varios desde que se conoce aquí la presencia de este depredador de la cabaña melífera. He leído que se está estudiando la acción del avispón autóctono como enemigo de la avispa asiática, y que se especula sobre la potenciación de la cría de cualquier ave insectívora (desde el halcón y aguilucho abejeros hasta el carbonero común).

Quizá quienes están analizando el problema con seriedad e inmediatez conocen los experimentos realizados en Francia con la mosca conops vesicularis, que anida en el abdomen de la avispa asiática y se alimenta de ella, o del  gusano pheromermis vesparum, que tiene un comportamiento similar. Aquí se están ensayando líquidos dulquérrimos, barreras de alambre y se ataca a los nidos detectados con fungicidas. Está muy bien. ¿Ha pensado alguien en la opción de hacer que las avispas asiáticas captadas vivas se conviertan en portadoras a sus nidos de algún veneno específico, que actúe sobre sus congéneres, en lugar de matarlas una a una?

Supongo que sí.

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Conjeturas (1)

15 marzo, 2019 By amarias Dejar un comentario

Una de las más hermosas palabras en español, (en la personal opinión de este plumilla), equiparable en sugerencias y evocaciones a amor, primavera, ave o maternidad, y, además, con el pelaje rotundo de los morfemas que apuntan a un gran significante, es “conjetura”.

Si reconociéramos nuestras grandes limitaciones, deberíamos admitir que nos movemos practicamente entre conjeturas, guiados por cuidadores del supuesto valor, que nos conducen y engañan como borregos hasta el aprisco de sus intereses cortoplacistas.

Casi todo lo que nos ofrecen quienes se desgañitan desde sus tenderetes en la feria de las opiniones son conjeturas. Así es la política, acompañada de facciones secuestradas de la sociología, la economía, la Historia, la información y hasta la técnica.

Y venden. Lo más lamentable es que proliferan mercachifles de opinión por los mercados, que ni siquiera se ocupan de seleccionar postulados, ni cuidan las premisas: exponen sin rubor las conclusiones que les convienen.

Desde luego, en el ejercicio de la confusión, hay tantas versiones que resulta muy dificil encontrar la verdad entre la hojarasca. Y lo que importa son las verdades, no las conjeturas. Y si no se llega a la verdad, que la conjetura no la ahogue ni perjudique la buena fe, creando víctimas.

Las verdades son duras, tercas, recias, y se acaban imponiendo a las falsas conclusiones sacadas del cesto de la trampa dialéctica. Claro que, con frecuencia, no afloran hasta varias generaciones más tarde, cuando los que han seguido a una conjetura errónea ya no están aquí para contarlo.

El 15 de marzo de 2019 (cuando esto escribo), en medio centenar de ciudades españolas, respondiendo a una iniciativa individual de una adolescente sueca, y a la fuerza movilizadora de las redes sociales, habrá manifestaciones a favor de la concienciación contra el calentamiento global y la necesidad de adoptar medidas drásticas y urgentes para contenerlo.

Para algunos escépticos, el cambio climático por razones antropogénicas es solo una conjetura sin respaldo. Como los efectos no afectarán a esta generación ni a todo el globo terráqueo (seguramente) exponen otras conjeturas que convienen a sus conclusiones.

A pesar de concluyentes informes de un panel científico multidisciplinar que, desde hace décadas y con base en medidas concretas de temperatura y proyecciones matemáticas irreprochables, se esfuerza en demostrar que vamos hacia un desastre si no ponemos orden mundial en la quema de combustibles sólidos.

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Un gorrión común macho observa el entorno, a la entrada de la oquedad donde su pareja incuba la puesta, dispuesto a emprender el vuelo si sospecha que el merodeador presenta algún peligro. Es posible que la hembra, alertada sin embargo por una llamada de aviso, permanezca quieta en el nido.

Elenemigo mayor del proyecto familiar de esta pareja es, en el entorno del Parque del Retiro de Madrid donde tomé la foto, son las cotorras. No las urracas, como está muy extendido, ya que éstas prefieren frutos y desperdicios a los huecos ajenos, a los que, desde luego, tampoco renuncian.

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La UME y el CEMA

7 febrero, 2019 By amarias Dejar un comentario

El CEMA (Club Español de Medio Ambiente) ha concedido su mayor distinción, la Medalla de Honor de 2018, a la UME (Unidad Militar de Emergencias).

Se lo entregó en un acto, celebrado el pasado 19 de diciembre en el incómodo claustro de la Escuela de Minas de Madrid (hoy Escuela de Minas), con la asistencia de algunos miembros de la Junta directiva del Club, bajo la presidencia del director de la Escuela, José Luis Parra, y de José Luis Tejera (vicepresidente, en funciones por ausencia de Rafael Fernández Rubio), con la siempre entusiasta actuación del gerente, Guillermo Koerting.

Recogió la medalla, el comandante Luis Antonio Rodríguez Alvarez de Lara, jefe de la Plana Mayor de Mando del Grupo de intervención en Emergencias Tecnológicas y Medioambientales de la UME (GIETMA). Le acompañaban el brigada Luna y la cabo Campo.

El grupo fue creado en 2013 y su primera intervención real fue cuando se incendió una planta en Chiloeches, en septiembre de 2016. Su actuación específica, dentro de la UME está indicada cuando exista un riesgo nuclear, biológico o químico (NBQ).

La UME es una rama de las Fuerzas Armadas,  que cuenta con casi 4.000 efectivos. Su misión y funcionamiento están definidos por el R.D. 416/2006. Tiene su sede en Torrejon de Ardoz (Base Aérea), siendo su responsable máximo en la actualidad el teniente general Miguel Alcañiz Comas.

En los últimos años hemos oído hablar mucho de la UME en relación con diversas intervenciones, fundamentalmente en relación con decisivas actuaciones para sofocar incendios forestales, no solamente en nuestro país. La página web de la UME recoge 349 actuaciones de esta índole, de un total de 466 realizadas en el período 2007-2019 (hasta 28 de enero). Siguen en número las intervenciones en inundaciones, rescates y seísmos (48).

La UME ha actuado en el exterior 11 veces. En 2016 y 2017, con ocasión de los terremotos en Ecuador y México DF; también ha intervenido en la operación Atalanta en el Indico, en Katmandú (Nepal) -en 2015 para colaborar en el rescate de desaparecidos por el terremoto que azotó a esa región. Por Orden Ministerial  del 14/2013 (publicada en el BOD) se autorizó la incorporación de reservistas voluntarios, fundamentalmente sanitarios, para desarrollar funciones humanitarias en el extranjero. La Operación Libre Hidalgo, en Líbano, en donde también se impartieron cursos contra incendios es otro ejemplo,

El GIETMA mantiene en la actualidad, desde octubre de 2018, casi 200 efectivos empeñados en limpieza del río Guadiana de la planta invasora camalote (jacinto de agua, eichhornia crassipes). Llevan extraídas más de 80.000 toneladas de esa peligrosa especie alóctona.

El acto resultó simpático e ilustrador acerca de la vocación y el empeño de los componentes de la UME y, muy en especial, del grupo de militares que recogió la medalla, otorgada por unanimidad de una Junta directiva de la que me honro en ser uno de sus miembros, y anterior director del CEMA.


La fotografía la tomé en el magnífico Museo Nacional Colegio de San Gregorio, de Valladolid. Es una pareja de ángeles, atribuida al Taller de Gregorio Fernández (entre 1612 y 1615)
Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid

Parece ser que estas magníficas figuras, de hermosa factura barroca, estuvieron durante mucho tiempo abandonados en los almacenes del Museo Nacional de Escultura. Están realizados según la técnica del papelón (cartones y telas encolados, y posteriormente policromados), por lo que pudieron formar parte de un paso procesional. La fecha de ejecución de las obras, cuyos humildes materiales no disminuyen la admiración por el excelente cuidado con el que se realizaron, se ha fijado por especialistas, por similitud con otras tallas del taller realizadas en ese período.

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Ecologistas, a la calle

20 enero, 2019 By amarias Dejar un comentario

¿Queda alguien por ahí que aún no se haya enterado que los minerales y rocas forman parte esencial de nuestro bienestar desde que el hombre tomó consciencia de que mejorar su existencia como ser inteligente dependía de cómo aprovechara los recursos de la naturaleza?

Puede. Incluso es seguro que sí, que haya muchos coetáneos que crean que la minería -en especial, la que se practica a cielo abierto, o quizá solo ésa- es una operación perniciosa para el medio ambiente. Estos protectores oficiosos de la naturaleza impoluta, abominan de cualquier operación por la que (según su peculiar sistema de valoración) se afecte por los seres humanos al “paisaje natural”.

De nada servirá argumentar, por especialistas, historiadores y sensatos en general, que la minería es imprescindible para la vida y, sobre todo, para el mejor bienestar; que la tecnología minera ha alcanzado -por supuesto, no sin parciales derrotas: así es el íter humano hacia lo óptimo- niveles de gran excelencia, que permiten garantizar con probabilidad cercana a la certeza, la seguridad de los trabajos, la máxima eficiencia en la extracción de los recursos, la mínima afectación posible del entorno, la mayor proporción de empleo cualificado y…cuando se acaben los trabajos mineros, se encargará de asegurar, en tiempos predecibles y bajo cumplimiento de las ordenanzas y restricciones legales,  la restitución del paisaje a niveles de disfrute incluso, con frecuencia, superiores a los de origen.

¿Hay dudas del valor de la minería? Las hay. Cuando se anuncia que una empresa está en disposición de iniciar trabajos de exploración de un recurso minero, y solicita los permisos necesarios, no faltan grupos que echan mano del argumentario, aplicándolo sin compasión ni rigor sobre la pretensión.

Todo vale: los niveles freáticos se contaminarán, habrá desprendimientos de tierras, el hermoso paisaje se verá irremediablemente afectado, el transporte de los materiales deteriorará caminos y levantará polvaredas nocivas, los explosivos empleados causarán destrozos en las viviendas, la fauna salvaje y la cabaña doméstica adquirirá enfermedades desconocidas e incurables, los humanos, aunque algunos pocos consigan empleo en la deplorada explotación, padecerán desgracias sin cuento, en tanto una multinacional ávida del verdadero recurso, el dinero, se enriquecerá a costa del empobrecimiento ajeno.

Sería de agradecer que la minería tuviese sensatos y serios defensores, y no solo lo sea por los ingenieros de minas, los geólogos y los responsables de empresas mineras. Sería lógico que, conscientes de su valor, los políticos, los comentaristas, los científicos en general, los sociólogos y los sensatos, defendieran que la explotación de recursos minerales es una necesidad, una oportunidad, un logro de los avances técnicos. Y que todos se concienciaran que disponer de un recurso explotable, técnica y económicamente, en cantidades importantes y con un mercado apropiado, es un regalo de la naturaleza.

Los seres humanos tenemos a nuestra disposición, para utilizarlos sabiamente, multitud de recursos, a los que debemos poner en valor con nuestros conocimientos crecientes. No se trata, desde luego, de destruir lo que tenemos de forma irreversible, sino aprovecharlo para mejorar nuestro disfrute. Y, por supuesto, hacerlo cumpliendo las leyes, con la mejor tecnología disponible. La crítica e, incluso, la oposición, a las pretensiones egoístas, excesivas o erróneas, es imprescindible. Pero no se deben hacer trampas en la argumentación, ni engañar en las consecuencias, ni destruir sin alternativas.


En Madrid, como en algunas otras capitales europeas, se ha mejorado la implantación de la recogida separativa de residuos con un nuevo contenedor: la basura exclusivamente orgánica. Tenemos, por tanto, los ciudadanos de algunos barrios madrileños, que realizar la selección de los siguientes tipos de desechos: papeles y cartón; vidrio; basura orgánica; resto de residuos domésticos. La ropa y el calzado usados y ya no deseados por sus primeros dueños, también pueden encontrar un segundo destino en contenedores adecuados. Además, hay que separar para llevarlos a un punto limpio, los aceites consumidos, los enseres inútiles según su naturaleza y composición (madera, metal, electrodomésticos, pilas, etc.).

Los contenedores de papel y los designados para recoger ropa y calzado, se han convertido en lugar preferido de su prospección callejera para grupos organizados que, con camionetas destartaladas y la celeridad de quienes trabajan a destajo, vacían los unos y hurgan en los otros, dejando a su paso los restos de su actuación apresurada.

No son estas gentes -supongo que necesitadas para actuar de ese modo y por tales sitios- las que llaman mi atención de citadino escéptico. Son los de esos otras gentes con mayores medios, educadas para el respeto ambiental, concienciadas, por vocación y origen en la defensa ecológica, que mantienen perritos que llenan las aceras y alcorques de cacas abandonadas, que tiran cigarrillos, latas y papeles en cualquier sitio distinto de las papeleras, que surcan las ciudades a toda la velocidad y con máxima potencia acústica de sus cacharros.

Y, sobre todo, como lo demuestra esta foto obtenida de una calle cualquiera de Madrid, me decepciona saber que, a diario, hay miles de conciudadanos a los que importa un pito que existan contenedores concretos para residuos específicos y puntos limpios para acoger a materiales desechados. Convierten, a su antojo, en vertederos irregulares justamente los sitios destinados a conseguir que nuestras ciudades sean más limpias, pasándose por su arco triunfal los desvelos de quienes cumplen con las normas y están serenamente concienciados de que la basura tiene su lugar, y no es la calle.

 

 

 

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Carta abierta a la Ministra Teresa Ribera

28 diciembre, 2018 By amarias 1 comentario

Querida ministra para la Transición Ecológica:

Tengo que empezar reconociendo que se me hace muy difícil entender las razones por las que se eligió ese nombre metafórico para caracterizar un Ministerio que se ocupa de temas tan sustanciales para la economía y el debate público como la Energía, el Medio Ambiente y el Cambio climático. La denominación del Ministerio parece evocar más un cuento de hadas que el impulso a actividades tan íntimamente relacionadas con la producción de bienes y servicios, la generación de empleo y riqueza y el bienestar de la ciudadanía, como son la minería, la generación de energía, o la producción industrial.

Pero…¿cómo podría poner en duda que el nombre del Ministerio es de tu pleno agrado, Ministra? Tu trayectoria curricular, brillante como pocas, te relaciona con los Desarrollos Sostenibles y los Cambios Climáticos, además de caracterizarte como experta jurista y brillante profesora. Y bien es cierto que poco importa el nombre del Ministerio si quien lo conduce tiene clara la senda por la que aplicar las competencias trasladadas al órgano administrativo.

A partir de esa experiencia personal y por lo que has traducido de tus convicciones técnicas y sociológicas, deduzco sin dificultades que la transición ecológica en la que empeñas tus capacidades ministeriales supone convertir a España en un modelo en relación con la producción limpia, el respeto total al medio ambiente y, en suma, la supresión de toda actividad contaminante. Es decir, una Arcadia con tipos meríficos, un país sin mácula en el que apetezca aún más vivir a los que puedan permitírselo, un ejemplo para la Humanidad concienciada con el amor universal, el consumo sostenible, la producción de suma cero y todas las ventajas que contrae la bendita ecología.

Si te propones que los objetivos sean ambiciosos, para conseguir que los logros reales aparezcan como detectables, a pesar de ser los fines fantasiosos, no seré yo quien critique de antemano esa opción. Si señalas la luna, no miraré el dedo.  Como estudioso de nuestra Historia, (en cierto modo, como tú: sé que te gusta tomar enseñanzas del pasado), me arriesgo a advertirte que el trazo de las grandes líneas de futuro tiene muy pocas posibilidades de permanecer visible de forma duradera en España.  Particularmente, en esta democracia asintótica que hemos destruido entre todos, la descomposición ideológica de las opciones partidarias supone la desgraciada garantía de que cada Gobierno nuevo estará ansioso de poner patas arriba lo que haya pretendido hacer el anterior.

Tendrías razón en argumentar que -gracias sean dadas- como jamás he estado dirigiendo un Ministerio y, para más inri, vengo de vuelta donde tú aún tienes amplio recorrido, la experiencia que haya acumulado en mi modesta trayectoria puede estar tan rancia como un trozo de tocino dejado durante meses a la intemperie. Dejaría el camino abierto a los más jóvenes, si no fuera porque algunos tenemos las posaderas peladas de experiencia internacional que nos vemos obligados a compartir, aunque no nos la pida nadie.

Cuidado con proponerse propósitos tan amplios y ambiciosos que, en su misma complejidad, se vayan por el agujero de la semántica. Aún resuenan en las marismas académicas las hermosas palabras del entonces presidente Rodríguez Zapatero (hoy perdido por los recovecos venezolanos) acerca de la Alianza de Civilizaciones. Era una idea tan magnífica como ingenua, es decir, irrealizable.

Como también resultó peligrosamente letal (para muchas empresas y no pocas administraciones confiadas) la estupenda concepción acerca de vivir un mundo globalizado, en el que todos los Estados pudieran compartir sus adelantos tecnológicos, sus producciones y consumos sin barreras.

Era un idílico panorama, en el que perdieron plumas, en especial, quienes pusieron la fe sin tomar precauciones. Y los que creyeron encontrar la vía para lanzarse al vacío exterior sin paracaídas (vale también la metáfora de salir al campo sin cinturón ni tirantes, creyendo que todo el monte era orégano), están lamiéndose las heridas, con pérdidas económicas insuperables.  Hoy sabemos que el gran beneficiario de esta apertura de los mercados ha sido China. Aunque circunstancialmente concentrada en aumentar su consumo interno ha conseguido establecer profundas raíces en los países menos desarrollados, incluido España.

No tengo autoridad para darte consejos, ni seguramente los admitirías. Tampoco es esa la intención de esta carta abierta que, como es obvio, no solo va destinada a ti, sino a mis colegas, conocidos y amigos y a todos aquellos que sientan la curiosidad por mis reflexiones, libres de las trabas de la responsabilidad e impregnadas de la sinceridad con la que se habla con alguien a quien se aprecia.

Recuerdo bien (y lo tengo recogido en mis notas) tus opiniones acerca del éxito de la COOP 21 de París, en la visión que dabas de la reunión allá por mayo-junio de 2016. Entonces era el momento de sacar pecho, y presentar el conato de Tratado como un aldabonazo a las conciencias, un transformador universal, que permitiría reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para que el incremento de temperatura media del planeta no superara los 2 ºC antes de 2100 y, preferiblemente, se mantuviera por debajo de 1,5ºC.

Era un relato muy hermoso, pues se apelaba a la solidaridad de la Humanidad por primera vez en la Historia (desde la maldición bíblica de la Torre de Babel). No se iba a dejar a nadie atrás. Todos los  Estados se iban a sumar a ese gran proyecto común, unos como aportadores de medios económicos y tecnológicos y otros como receptores concienciados. Habría un sistema de vigilancia centralizado de los cumplimientos, y la transparencia multilateral garantizaría la coherencia de las medidas internacionales y el control de las cuentas rendidas.

Fue un sueño precioso. Por fin, se aceptaba que un tema transversal como el calentamiento global no podría ser resuelto a niveles de Estado individual. La contaminación, por fin, se había comprendido que no tenía fronteras geográficas. Se retomaba aquella filosofía tan carismática como ineficaz del comunicado “We the world leaders…” ¿recuerdas?.

Se habría de implantar una metodología de financiación y se involucraría a toda una amplia panoplia de agentes, públicos y privados, en el objetivo común irrenunciable, por fin. ¡Qué momento tan dulce! Aunque el presidente Obama no pudo aterrizar en París por una tempestad, Estados Unidos y China se daban la mano. Rusia estaba dispuesta a cooperar y la Unión Europea, rompiendo su tradición histórica, aparecía como paladín de la armonía mundial, campeón de las medidas restrictivas, poniéndose a la cabeza de los sacrificios en loor al control del clima que, de seguir con nuestras aficiones pirogénicas, nos calentaría en demasía. Todos se habían convencido, sin fisuras, de que las previsiones del Panel del Cambio Climático eran dogma de fe…o eso parecía.

Sabes mejor que otros lo que pasó. En apenas dos años, el panorama mundial cambió. Estados Unidos se ha convertido oficialmente en negacionista del cambio climático y defensor de la autarquía, la suya. Rusia se siente muy próximo a China, pero no tanto por sus voluntades de contaminar menos, sino en la preparación de un estadio nuclear que garantice el dominio universal o, en su alternativa, la Destrucción Total del enemigo (es decir, la Hecatombe Mundial). Específicamente, China, que juega también al pacifismo integral,  se ha impuesto como campeón mundial de la globalización, bien entendida en su caso como la garantía de penetración masiva de sus productos en todos los mercados, desde el de cercanías al de las altas tecnologías.

Mientras tanto, existe un acuerdo tácito internacional en dejar que aumenten las diferencias entre los más ricos y los más pobres, entre los adelantados tecnológicos y los consumidores (mientras puedan pagárselo). La Unión Europea también es capitana en ese aspecto.

No hace falta bola de cristal para reconocer que el objetivo de reducir la velocidad por la que el mundo se encamina hacia el sobrecalentamiento no se cumplirá. De nada valdrá que la Unión Europea -con cada vez menos músculo y menor credibilidad- se manifieste dispuesta a incrementar incluso su objetivo particular de llegar al 2050 c0n un 40% de su producción con energías renovables, subiendo la apuesta en un 15% más.

El clima seguirá empeorándose, por tanto. Hay, y habrá, más tormentas (cada vez menos tropicales), subidas del nivel del mar, inundaciones y catástrofes (cada vez menos naturales). Si hay que dedicar medios inmediatos, y remedios consistentes frente al cambio climático ya presente, deberían ser para la construcción de diques defensivos, para conseguir alejar a la población de las zonas inundables, para incrementar los sistemas de alerta y los medios de protección.

Leo en la prensa que el Ministerio que presides tiene avanzada la creación de un marco jurídico que señale las prioridades del Ministerio en una Ley de Cambio Climático y Transición Energetica (ya no Ecológica, algo se ha mejorado en la transparencia de la concreta dicción). Debía estar aprobada, según previas declaraciones tuyas a finales de 2018, pero no va a ser posible y…me alegro.

Me alegraría también de que se rebajase la intención de llegar a la descarbonización  de nuestra producción energética e industrial en 2050, y que se aliviase la meta de conseguir la pretendida reducción del 20% de los GEI (respecto a 1990) en 2030.

Me alegraría también (entiéndeme, Ministra, solo en aras de que venza lo práctico, lo realizable), si el objetivo de impulsar a las energías renovables, en detrimento de la energía nuclear y las centrales de carbón y ciclo combinado, instalando un mínimo anual de 3.000 megavatios (MW) de potencia, se aligerase hacia lo alcanzable y, sobre todo, se hiciera tras un análisis profundo y pactado entre los agentes, no impuesto desde la cúpula ni aplaudido a regañadientes, con el propósito interno de escribir los acuerdos en la barra del hielo.

¿De verdad se ha estudiado, comprobando todas las consecuencias, -técnicas, industriales, sociales, económicas, financieras- lo que implica “dar el carpetazo” a los combustibles fósiles, negar autorizaciones de investigación y explotación de hidrocarburos, abominar de la fractura hidráulica, desdeñar la producción nuclear (en la que disponemos aún de técnicos y experiencia a nivel mundial)? ¿Es tan guay confiar en que la producción con biometano y combustibles sintéticos servirá para completar el mix energético como nos quieren vender los ecologistas de manual que parecen estar entre tus mejores asesores?

Sí, estoy convencido de que habrá un Plan regional de Energía y Clima, con la condición imposible de que el gobierno de Pedro Sánchez aguante en su equilibrio inestable, negándose, agarrado a la tabla de planchar, a convocar unas elecciones anticipadas que, por supuesto, no despejarán el panorama político pero pueden significar un cambio de Gobierno y tu vuelta a la empresa privada y a las clases universitarias.

Los que te conocen, dicen que eres testaruda y en algunos círculos (no muy complacidos) se refieren a ti como “la talibana”. Querrás poner en pie lo que imaginas correcto. Solo que el reloj señala tiempos cortos para acoger el lanzamiento de proyectos demasiado ambiciosos y, si falta el consenso, el monstruo devorador de buenas voluntades se encarga sistemáticamente de volver a poner, en nuestro país, las cosas en el sitio en que se siente más cómodo: en la ineficiencia, la improvisación y el pequeño caos de todos los días.

Te pediría que no olvides, en todo caso, de ordenar que se incluyan los instrumentos financieros precisos, y unos objetivos claros que sirvan para medir la eficiencia de las medidas. No lo dejes todo en la confianza del marco legal o jurídico, por favor. Que, aunque no se lleve jamás a efecto, tenga un aspecto muy sólido. Que ese Plan, si finalmente ve la luz y aunque arriesgue morirse en el postparto, no omita la previsión de actuaciones correctoras, la presentación de un sistema de indicadores y que cuanto se relacione con la ejecución del mismo, sea controlado por un comité independiente, y con un calendario exigible.

Y, si quieres ser, como estoy seguro que deseas, honesta con los resultados, consigue que te asesoren los mejores especialistas. Los tenemos en España, lo sabes. Algunos son funcionarios. Muchos, nunca lo han sido, y ven las cosas desde el lado de la competividad descarnada. Hazlos participar a tu lado, no los pongas en tu contra.

Creo que me he extendido demasiado. Debiera haberte escrito también sobre la necesidad de impulsar la minería en España, la producción tecnológica con valor añadido, la investigación cualificada orientada al producto y no a la endogamia universitaria. Seguro que tienes información sobre lo que opina Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Energía, plasmado en un artículo de obligada lectura para tecnócratas: “Raw materials: Holy grail of 21st century industrial policy”.

Me pregunto, y te pregunto, querida Ministra: ¿No podíamos organizar nuestras actuaciones políticas, en combinación con el empresariado más activo y leal, contando con técnicos independientes y capaces y, en lugar de dar pábulo a la obsesión española de ser los mejores de la carrera, situarnos al nivel de lo que corresponde a nuestra preparación y medios?

Un abrazo, Teresa. Quiero dejar constancia pública de que respeto y admiro tu coraje y, si te sirve de algo, aconsejarte calma en el transitar por la senda de la Transición Ecológica, que presiento saturada de faunos, brujos, hadas malas y encantadores de serpientes.

Te deseo que tengas un buen final en tu tarea como Ministra, coherente con el buen principio por el que entraste en esa importante labor por mejorar lo que nos conviene a todos. No se puede cambiar el mundo con reuniones en la Moncloa ni actuaciones desde el Paseo de la Castellana, pero sí dificultar que nos lo hagan más difícil quienes solo miran por sus intereses desde el otro lado de la frontera.


Un pico picapinos (dendrocopus major), macho -distinguible por la mancha roja en la parte posterior del píleo- curiosea el interior de una oquedad en uno de los árboles frente a mi domicilio en Madrid. Para los aficionados a la ornitología, no sorprenderá mi afirmación de que en un pequeño jardín urbano, y dependiendo de la época del año, pueden identificarse hasta veinte especies de paseriformes. Observarlos desde la ventana de mi despacho es una delicia, y…por momentos, arriesga convertirse en obsesión.

 

 

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Ejército y sociedad civil (11)

18 enero, 2018 By amarias Dejar un comentario

La mayor amenaza interior al Estado de derecho (entendido, como respeto al orden constitucional) que se cierne hoy sobre España es la posición secesionista de un sector muy significativo de la sociedad catalana, y que ha quedado reflejado en las elecciones para decidir la constitución del Parlament regional, con una mayoría simple de diputados representando a partidos en rebeldía constitucional.

La cuestión no está resuelta en absoluto, a pesar de la aplicación del art. 155 de la Constitución, por la que se disolvió el Parlament que había votado la independencia de Catalunyay proclamando, simultáneamente, su forma de Estado como República.

Como es bien conocido para quienes lean estas líneas en el tiempo en que son escritas, el ex President Puigdemont (destituido) se encuentra fugado de la Justicia en Bélgica con algunos ex miembros del anterior Gobierno, y el ex vicepresident Junqueras y varios significados miembros de los partidos secesionistas se encuentran en prisión preventiva. En la nueva composición del Parlament, a resultas de las elecciones autonómicas del pasado 21 de diciembre de 2017, y si bien el partido “constitucionalista” Ciudadanos tiene más diputados que los demás, la mayoría de la Cámara es independentista, aunque posturalmente puedan acatar la Constitución. (La diferenciación, que se ha convertido en corriente, entre partidos, según que acaten o no la Constitución vigente, produce escalofríos)

Los acontecimientos recientes no permiten conceder credibilidad a las declaraciones de lealtad, si se producen, cuyo objetivo será garantizar nominalmente constitución de la Cámara “por imperativo legal” (eufemismo que oculta intenciones delictivas), y se hará salvando por el camino dificultades, declaraciones y actuaciones esperpénticas más bien propias de una historieta de ciencia-ficción que de una realidad torturada.

Catalunya tendrá pues, nuevamente, a finales de febrero de 2018, un President independentista, y se reproducirá en el orden/desorden institucional el esquema de una sociedad dividida, polarizada en posiciones temperamentales, agudizadas hasta el histrionismo. El Parlament tensionado reflejará, como en un espejo, las incertidumbres que la sociedad catalana no acierta a resolver. En frase acertada de Josep Borrel (“Escucha Cataluña, Escucha España”, 2017, Península), “un problema entre catalanes”, planteada como pregunta. Una incógnita que no se sabe despejar.

La situación no es nueva. Se ven suficientes elementos en ella para detectar el deseo de una repetición de la Historia, pretendiendo estar en situación de mejorar errores del pasado, desde una voluntad independentista, cuya legitimidad está de nuevo, en confrontación violenta con la oportunidad. Nada que ver con hipotéticos o reales agravios de la realeza castellana a los condes catalanes, ni en las revueltas campesinas del dieciocho, ni Castilla a los condes de Cataluña, ni, mucho menos, en el déficit presupuestario de la región o en la superioridad de lo catalán -con guiños de identificación y complacencia cona la Europa floreciente-.

No parece efectivo ahondar, repasándolos, en los sentimientos que pudieron servir de pretexto de acción a generaciones ya extintas. La historia actual la construimos y protagonizamos quienes estamos vivos y con capacidad de actuación. Los intereses, sentimientos y voluntades a considerar son los de quienes ahora tenemos fuerza de la existencia. Es cierto que debemos apuntar hacia el futuro, si bien nuestra principal responsabilidad, en tiempos de conflicto, es no destruir lo que ya tenemos. No sirve el pretexto de que, desde sus ruinas, aflorará una Arcadia.

En agosto d 1931, la Generalidad había aprobado un texto, en “ejercicio del derecho de autodeterminación que compete al pueblo catalán”, por el que, reconociendo “la personalidad política de Cataluña”, se “debía precisar su compromiso con la República española” ofreciendo a “las Cortes Constituyentes de la República una prenda de amor” (sic) “que pone Cataluña en la defensa de la libertad que todos los pueblos de España han conquistado pro la revolución del 14 de abril”. La fórmula se concreta en la manifestación de que “Cataluña quiere que el Estado español se estructure de manera que haga posible la federación entre todos los pueblos hispánicos”.

El derecho de autodeterminación de Cataluña surge, como ha puesto de manifiesto Eduardo García de Enterría en su prólogo al libro “Sobre la autonomía política de Cataluña”, que recoge textos de Manuel Azaña, del concepto de nación como base del Estado. Un concepto sentimental que tiene raíces en la revolución francesa, que la hizo descansar en la voluntad del pueblo. Se construye así un íter argumental que va desde el pueblo y su auto-consciencia mayoritaria de ser nación y que lleva a la independencia, esto es, a desear la autodeterminación.

Para la colectividad desarrollada y democrática, la única opción para hacer efectiva esta voluntad, si existiera en algún subgrupo de un Estado,  es dentro del marco de la Constitución vigente, como Norma fundamental pactada. En el caso español, no impuesta, sino acordada por una amplísima mayoría, por todos los ciudadanos españoles en 1978.

No se trata de negar la existencia de nacionalidades en el territorio de España, entendidas como consciencia de singularidad por parte de grupos significativos, delimitados o no por fronteras políticas o físicas. La voluntad de autodeterminación tiene que ligar ese deseo con la posibilidad real de subsistencia independiente, conceptualmente al menos, paritaria con los demás Estados existentes, y en un contexto de respeto a los derechos y libertades.

La Constitución española garantiza la distinción entre un Estado que centraliza ciertas funciones básicas y regiones o Autonomías que disponen de competencias legislativas y de gestión (con cesión o recaudación autónoma de impuestos), en un equilibrio político que puede no ser estable. El dinamismo en las fórmulas de gestión del Estado, sin embargo, ha de encontrar su punto de equilibrio en la Constitución renovada, vigente en cada momento, votada por una mayoría definida de todos los ciudadanos del Estado plurinacional. No puede ser roto unilateralmente desde las regiones.

Los sucesos revolucionarios de octubre de 1934 se concretaron en dos posiciones disjuntas: a) en Asturias, se pretendía instaurar la dictadura del proletariado, movimiento de las clases desfavorecidas, que posteriormente cristalizaría en el Frente Popular; b) en Cataluña, la insurrección se presenta como un movimiento político, que cree encontrar la ocasión para proclamar la independencia del Estado central.

Como es sabido, las elecciones de noviembre de 1933 habían sigo ganadas por el partido de Gil-Robles (la CEDA), de derechas, perdiendo las mismas el Partido Radical de Lerroux. En Cataluña, el gobierno de izquierda de Companys, empeñado en una reforma agraria que diera propiedad de la tierra a miles de pequeños agricultores viticultores -rabasaires, desoyó la declaración de inconstitucionalidad de la ley  (Ley de Contratos de Cultivos) que se había aprobado desde la Generalidad, y que creaba derechos a estos campesinos en contra de los terratenientes. Presentado por éstos un recurso (a través del partido conservador de la Lliga), se anuló la Ley de Contratos, pero el gobierno regional volvió a aprobar un texto similar.

El 4 de octubre,  Alejandro Lerroux formaba un nuevo gobierno con ministros de la CEDA, provocando la convocatoria de huega general en toda España convocada por los socialistas. El gobierno declaró el estado de guerra en toda España  y el 6 de octubre, Lluís Companys  proclamó la República Catalana (el llamado Estado catalán de la Republica federal española) afirmando, en un inflamado discurso en el que afirmó que “el odio y la guerra a Cataluña constituyen hoy el soporte de las actuales instituciones”.

El paso dado por Companys era arriesgado pero no era drástico. Algunos historiadores interpretan hoy que el acto, más que secesionista, pretendía controlar el movimiento anarquista de la izquierda marxista. Solo que los acontecimientos se precipitaron. Companys pidió al general Batet, general en jefe de la IV división, que se pusiera a sus órdenes, a lo que éste se negó, reafirmando que solo obedecería órdenes desde Madrid.

La Generalitat contaba entonces, como elemento para defensa del pulso constitucional, solo con la reducida fuerza de los Mossos (apenas un par de centenares de efectivos) y la hipotética militarización civil. No hace falta precisar más detalles. Unas horas después, y tras una puesta en escena del desequilibrio de fuerzas Companys rendía su gobierno a Batet, esto es, al gobierno de Madrid.

El telón de aquel pulso catalanista se cerraría con la guerra incivil: la resistencia desde Cataluña y Aragón al levantamiento fascista fue protagonizada por anarquistas y fuerzas de la izquierda marxista, propiciando las batallas más cruentas de la guerra; Companys, juzgado con indulgencia por el gobierno de Azaña, sería fusilado al acabar la contienda por los alzados victoriosos, y Batet, por su desgraciada parte, lo habría sido, ya en 1937, por sus colegas traidores a la República, al negarse a apoyar la rebelión.

La compleja urdimbre del sentimiento nacionalista catalán recibía así una nueva inyección de confusionismo ideológico que permite, hoy día, ver juntos a representantes de la derecha burguesa, del cristianismo de tendencia humanista y a la izquierda revolucionaria. Una amalgama explosiva frente a un gobierno del Partido Popular asediado por la corrupción y anquilosado por la ineficiencia.

(continuará)

——

 

 

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Ambiente, ¡Presente!

20 julio, 2017 By amarias Dejar un comentario

 

(El Club Español de Medio Ambiente -CEMA- celebra sus dos décadas de funcionamiento. Se nos pidió a los vocales de la ONG, un escrito con tema libre para formar un libro virtual, que ya está en la red, con las contribuciones de todos.

Mi texto era muy largo y, para no resultar desequilibrado, tuve que suprimir prte de él. Me sucede a veces. Lo que incorporo aquí es lo que suprimí).

Algunos de los defensores de las políticas ambientales se esfuerzan en presentar la cuestión desde la perspectiva de la creación de puestos de trabajo. Es cierto que no pocas de las actividades relacionadas con la protección o recuperación del ambiente han supuesto la aparición de nuevas profesiones y negocios, pero el enfoque me parece, sino equivocado, engañoso.

Porque la realidad es que, como con todas aquellas medidas que supongan incorporar el coste de las externalidades, hasta entonces gratuitas, a los procesos productivos, al aumentar los gastos de los emprendimientos, sin garantías de que el mercado los compense con un incremento en los precios de venta, se está presionando sobre la viabilidad de las empresas existentes.

El incremento de la presión fiscal, de las medidas legales y de las multas contra las infracciones, provoca, considerado de esta manera, pérdidas de actividad y empleo. No será fácil compensarlas con la aparición de nuevas empresas y allí donde se produzca la sustitución de las ineficientes ambientales por las mejor concienciadas, será, en general, gracias a la incorporación de tecnologías menos consuntivas en factor trabajo.

No necesito subrayar con mayor énfasis que el ya expresado que, en épocas de crisis, es el recurso ambiental el que más sufre: aumentan los abandonos irresponsables de residuos, se reduce el reciclado costoso, se enmascaran los controles de contaminación y aumentan las trapacerías y actuaciones delictuales por parte de diversos agentes, aumentando el consentimiento oficial hacia las ineficiencias, para no aumentar la presión social. Puede que el lector imagine que me estoy refiriendo solo a las empresas, aunque, lamentablemente, también estoy pensando en los particulares. La crisis económica introduce una mayor lasitud en el comportamiento ambiental.

El negacionismo expreso del presidente actual del país más contaminante de la Tierra en relación con el cambio climático -al menos, en la vertiente de su negativa a cumplir los preacuerdos de la COOP21-, no es sino un ejemplo de la subordinación de la protección ambiental a los intereses económicos. “Norteamérica primero”, significa, no solo reclamar la posición preferente en el comedero comercial, sino relegar a lugares secundarios todos aquellos factores que puedan afectar a la pérdida de competitividad. Por supuesto, entre los lastres de la globalización entendida como una apuesta colectiva por el crecimiento conjunto, se encuentra la protección ambiental, y resulta sencillo liberarse de él, puesto que el dueño de ese input que no se rige por el mercado, somos todos, sin que importen fronteras.

En mi opinión, el enfoque de la defensa ambiental debe dejar de centrarse en posiciones excesivamente científicas, que, al pretender convencer al gran público, a menudo empañan su naturaleza dogmática con argumentos ingenuos o voluntaristas, para detenerse en un abordaje crítico, pragmático y directo.

Hay un medio ambiente que es nuestro hábitat directo, como humanos, cuyo deterioro, en el mundo occidental, ha sido evidente y es continuo, y que no se ha podido contener ni con programas de recuperación de ríos y humedales, declaraciones de protección paisajística, medidas de educación ambiental, ni colocando más puntos limpios o contenedores separativos en las poblaciones.

Habrá que seguir analizando la eficacia de las medidas adoptadas y ser más vigilante y severo con los infractores.


El observador  de aves suele encontrarse en estos días con juveniles de aves, algunas con características morfológicas muy diferentes a los adultos. Un caso muy singular, dado lo frecuente que resulta toparse con él, es el del joven petirrojo, que carece del pecho colorado que da nombre a la especie, pues lo tiene moteado.

Esta pareja de aves lo forman pinzones vulgares (fringilla coelebs): una madre y su hijo, ya talludito. Los pinzones tienen una voz muy potente, característico -doce notas y un floreo final- y, como les gusta cantar, es fácil identificarlo por sus trinos, y familiarizarse con ellos. Diría que es común, pero no vulgar.

En la foto, tal vez no se distinga que el adulto es una hembra, pero estoy seguro, pues tengo varias fotos de la pareja. Las hembras de este fringílido tienen el pecho de un rosa blanquecino y la cabeza con un tono pardo grisáceo menos marcado que los machos.

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Cómico o ridículo (11)

5 febrero, 2017 By amarias 1 comentario

Hubo un tiempo en que la escasez llamaba frecuentemente a nuestras puertas, solicitando al ingenio. Los niños españoles de la postguerra no disponíamos de muchos juguetes, y los Reyes Magos se habían hecho tan pobres como nuestros padres, pero sabíamos también lo que era la felicidad. Acomodarse a lo que se tiene a disposición.

En el colegio Auseva de Oviedo, el patio de duro cemento en el que nos alineábamos para cantar Prietas las filas, el  Cara al sol o Corazones y manos de artistas, antes de entrar a las clases, servía como parque de recreo. Había, en un lateral, dos canastas de baloncesto, y, como la densidad de niños que disfrutábamos al mismo tiempo de los quince minutos de recreo era muy alta,  jugábamos los partidos compartiendo una cesta cada dos equipos. Eso sí, de composición reglamentaria: tantos como estuviéramos dispuestos a jugar, distribuidos en ambos equitativamente; si había resto, estaba claro que el pobre diablo que había sido el último en ser elegido, más que ventaja, resultaba un estorbo.

Era necesario atacar o defender, pues, según quién tuviera el balón, pero a la hora de encestar se precisaba apuntar siempre a la misma canasta. Incluso, algunos días, éramos tantos los aficionados al básket, que se formaban cuatro equipos por canasta, organizándose espectáculos de confusión inenarrables, que era comprensible acabasen, de cuando en vez, a bofetadas o amenazas de “luego te veo”, que se solían solventar en el Campo de San Francisco. Los que se batían eran inmediatamente rodeados por un coro de vociferantes muchachos, hasta que algún adulto actuaba de apaciguador momentáneo.

A mi me rompieron la nariz unos compis del curso superior al mío, en un episodio ridículo que tal vez me anime a contar en estos relatos mínimos.

La alta densidad de adictos al enceste, junto a mi carácter pacífico, fueron las razones principales por las que, cuando vi la luz de escape, derivé del baloncesto, a practicar el fútbol en los recreos, en la modalidad original, hoy desconocida, de mini-fultbito.

Había que ser rápidos para, una vez que el Hermano ordenaba el Rompan filas, ocupar uno de los espacios entre columnas junto a las letrinas. Las columnas de sostenimiento del edificio hacían de porterías, y disponer de una pelota de goma -dura como una piedra- era un tesoro.  Se podían organizar hasta diez partidos en aquella zona -cuatro muchachos en cada uno-, en la que la ausencia de líneas que señalizasen cada campo de juego, propiciaba momentos de confusión y tensión. Era todo muy emocionante.

Mientras la mayoría jugábamos (incluido el frontón, que el reducido patio se estiraba como de goma) algunos lanzaban petardos a los pies apuntando a la cabeza para resolver envidias, recelos o, sencillamente, bajar los humos a los primeros de la clase (hasta que se prohibió), y otros se acercaban a la Boalesa a comprar pan de higo, bolas de chicle o cigarrillos por unidades. Los más devotos utilizaban también el recreo para visitar la capilla, y como en épocas determinadas -el mes de las flores (mayo), la Inmaculada, el tránsito celestial del -entonces, aún- Beato Marcelino Champagnat y otras que no recuerdo-, había que apuntar las obras pías que los alumnos de cada clase realizábamos, los chavales entrábamos en una competición de carácter fundamentalmente metafísico.

Se apuntaban las visitas a la Capilla que había en un lateral y que, para elevar la puntuación, algunos entrábamos y salíamos varias veces en un solo recreo. El premio podría consistir en una bolsa de caramelos para toda la clase, además de la promesa de indulgencias que San Pedro debe tener contabilizadas donde corresponda.

Aparte del objetivo de elevar al fundador a la categoría de Santo, teníamos otros: la salvación de Rusia, la resolución favorable del misterio de Fátima (depositado en una carta custodiada por el Santo Pontífice y que se abriría cualquier día menos pensado), la conversión de los chinitos, la paz mundial, etc. En el día del Domund (2o de octubre), se nos distribuía a los niños unas huchas metálicas o de arcilla policromada, que portaban un candadito en la parte inferior y ofrecían una hendidura o raja en la superior, para que postulásemos, es decir, pidiéramos dinero a la familia y por las calles, para la conversión de los habitantes de los pueblos de Misiones, que estaban situados en algún lugar de Africa, fundamentalmente.

Yo hubiera preferido que el resultado de estas colectas fuera anónimo, porque no me apetecía andar moviendo el cántaro ante los peatones para que apoquinasen  (siendo lo más probable que me mandaran a freir vientos) , ni aún menos, solicitar a mi madre que me diese algunas monedas,  para que la exhibición de mi vergüenza o timidez no fuera tan evidente. Pero también aquí había una dura competición, y los resultados de las postulaciones se hacían públicos. Había campeones destacados, cuadros de honor y caramelos. Ganaba siempre un rapaz hasta que la tentación le llevó un año a quedarse con parte de la recaudación y le premiaron con un mal en conducta y el escarnio público. Ignoro cómo fue descubierto.

En lo que no me ganaba nadie era en despegar los sellos que se recolectaban a decenas de miles que, cuidadosamente agrupados, una vez secos, se metían en cajas que, al parecer, eran vendidos a ávidos coleccionistas. Pasé muchas horas de mi vida infantil mojando estampitas, despegándolas del papel de sobre al que estaban adheridas, dejándolas secar en papeles de periódico, separándolas por países y valores faciales, y agrupándolas en montoncitos de cien a los que ataba con una goma elástica. Todo ello servía para salvar a chinos, rusos y, con perdón, negritos, del infierno. Me lo tendrán en cuenta un día, espero.


Incorporo a este Comentario una instantánea de una alondra cojugada en vuelo. Tomada con las luces tenues aún de la madrugada, la foto carece de interés en sí misma; está hecha, además, a contraluz, es imprecisa y ni siquiera permite ver bien la característica diferencial de esta especie de alondras, la cresta notable de la cabeza, en comparación con la alondra común.

La iba siguiendo con cautela, atento a que mejorasen tanto mi posición como la luz. Estas aves tienen un vuelo corto y no son asustadizas, por lo que estaba cambiando el objetivo por otro de no tantos aumentos. De pronto, como una exhalación, un azor se lanzó sobre ella y en un santiamén, la arrebató de mi vista,

Así que esta foto es testimonio último de la vida de una inocente alondra que, tal vez, se estaba librando de mi, pero que ignoró o subestimó un peligro mayor. Para mi afición, fue una advertencia: debes estar siempre perfectamente preparado, en relación con lo que pretendes.

 

 

 

 

 

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