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Por qué la gente sensata piensa diferente políticamente (Tres))

27 junio, 2022 By amarias Deja un comentario

El 24 de junio de 2022, el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha recortado la libertad de las mujeres para abortar, trasladando a los Tribunales inferiores (los de los Estados) la regulación de los supuestos que resultarían legalmente admisibles.

El derecho de a mujer a abortar es una cuestión que han tomado como bandera muchos partidos que deseaban situarse en contra de sistema y captar así el voto femenino. Fuera de los supuestos de clara malformación del feto o riesgo vital para la madre, en los que puede alcanzarse un mejor consenso, el aborto “sin causa” es un asunto controvertido, que sus defensores vinculan al “derecho a disponer del propio cuerpo” y, en ese sentido, seria una manifestación de la libertad de elegir.

Incluso en régimen de prohibición legal,  el aborto forzado se produce en todo el mundo y, como ha sido oportunamente subrayado, las familias con mejores medios económicos tienen opciones de llevarlo a cabo en condiciones de seguridad (médica y jurídica) de la que no disponen quienes carecen de esa ventaja. Defender la libertad de la mujer para abortar podria formar parte de un ideario de izquierdas, al facilitar la práctica gratuita del aborto (esto es, pagada por el sistema), también, a las mujeres con rentas bajas.

Pero no es tan sencillo. Se trata de un asunto delicadísimo que involucra a la sociedad en su conjunto, tiene efectos sobre la regulación familiar, el gasto asistencial y, de forma nada despreciable, afecta a los principios morales de, al menos, dos personas: el médico (o quien practica el aborto) y la abortante. Obviamente, está en juego -dramático- el derecho a la vida del feto. ç

Las organizaciones y particulares (no necesariamente religiosas) que se oponen al aborto, se centran en difundir imágenes de fetos con forma ya humana o humanoide, verdaderamente impactantes. Máxime en una sociedad en la que se defiende el derecho de los animales (superiores) a vivir, tratando de hacernos a todos veganos y animalistas.

El asunto del aborto, como el de la prostitución, la defensa de los migrantes, la oposición a la guerra y a la mejora de la dotación de los Ejércitos, el salario mínimo, la drástica regulación de ganancias aumentando los impuestos a las empresas y grandes fortunas, la disminución de las exigencias docentes para facilitar el acceso a la titulación de los menos capaces, el acceso homogéneo a la sanidad para cualquier dolencia y e intervención independientemente del lugar de residencia, y otros cuantos que, sistemáticamente, afloran en los debates políticos, son solo ejemplos no seleccionados de las grandes posibilidades de discrepar que se ofrecen al ciudadano moderno.

Si se elimina el filtro moral de algunos de ellos, muchos se reducen a la correcta valoración del coste-resultado esperado y de la eficacia de las medidas en relación con el esfuerzo social o colectivo.

Un libro de aconsejable lectura (duro de digerir) “La era del capitalismo de la vigilancia”, de Shoshana Zuboff (Paidós, 2020), desvela el nuevo elemento del capitalismo, al que jo prestan suficiente atención los partidos tradicionales y los de nuevo cuño que se incorporan sobre el viejo esquema de acción-reacción que sostuvo los argumentos clásicos de “lucha de clases contra el capitalismo opresor”, “trabajador frente a empresario” e incluso “estado social y de derecho”.

Estamos ahora inmersos en una sociedad dominada por los big data, la información masiva que desvela nuestros secretos a los grandes vigilantes, cuyas decisiones se toman con fórmulas y algoritmos inaccesibles para el ciudadano normal, e incluso para las corporaciones clásicas -el Estado, los sindicatos, los partidos,…

En el orden de las ideas, elegir bien los temas de debate, alimentándolos con municiones de consumo inmediato estaría en la clave de lo que mueve voluntades a favor y en contra. Los partidos no se mueven por programas concretos, trabajados, sino por soflamas, lemas marginales, peleas de última hora, añadiendo picante y especias a los debates según indiquen las encuestas que realizan sus enviados.

Ah, pero si esto aparece cada vez más claro (o digno de sospecha) a nivel general, entre amigos y conocidos, en las tertulias y debates de opinión, todos estamos expuestos a la intoxicación. Estamos, en verdad, envenenados, sin capacidad para pensar con independencia. Los lectores de El Pais, El Mundo, los seguidores de TV1, La Sexta o…los que dicen solo interesarse por el fútbol o el tenis no están libres de esa garra maléfica. Y lo peor no es que discrepemos por razón de lo que oímos o leemos, sesgando la noticia, es que cualquier conclusion a la que lleguemos estará viciada por la ausencia de visión global que, en todo caso, se nos hurta, se oculta por desconocimiento, se adultera con o sin piedad.

El capitalismo de la vigilancia se separa del capitalismo “clásico”, y supone una convergencia sin límites entre libertad y conocimiento. En la teoría económica de Smith y Hayek (por ejemplo) la posesión de información relevante era utilizada para aprovecharse de la ignorancia del otro, consumidor, ciudadano o súbdito, qué más da. Existe aún. Pero el misterio que los separa se ha hecho ahora inexpugnable: no sabemos qué saben los grandes vigilantes de nosotros, qué resortes pueden utilizar, qué mentiras contarnos. Nos manipulan sin piedad, alimentando opiniones, ocultando precios, impulsando apetencias.

“Este orden social instrumentario privatizado es una nueva forma de colectivismo en la que es el mercado y no el Estado, el que concentra tanto el conocimiento como la libertad dentro de sus dominios” (página 668)

(seguirá)

Publicado en: Actualidad, Política, Sociedad Etiquetado como: derecha, Hayek, izquierda, política, Zuboff

Vigésimo Primera Crónica desde el País de Gaigé

26 junio, 2022 By amarias Deja un comentario

Termina junio en Gaigé con manifestaciones en las principales ciudades. No han tenido mucho éxito en sus convocatorias, pero son significativas del ambiente que se respira en ciertos sectores, donde militan o se agrupan simpatizantes de la coalición de Gobierno.

Por una parte, se protesta contra la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Madrid los días 29 y 30 de junio. Los manifestantes, alentados por varios ministros del Gobierno aunque hayan desistido de acudir personalmente a la algarabía, exigen la disolución de la Organización, el final de la guerra en Ucrania, la reducción aún más drástica del presupuesto militar y la devolución de los terrenos ocupados por las Bases Militares norteamericanas. Espero no olvidarme nada de su ideario antibelicista.

La moderna doctrina subyacente para estos pacifistas es, en fin, que la OTAN y la ambición norteamericana por mantener su hegemonía mundial (ya muy debilitada) son las principales causantes del ataque de la Rusia de Putin a Ucrania. Una guerra defensiva, pues.

La reunión de los presidentes del G7, que tiene lugar en Alemania este domingo, por su parte, bebiendo de aires muy diferentes, ha servido para reforzar el apoyo incondicional a Ucrania y para exponer solidaridad conjunta ante la crisis energética y alimentaria, que está comiendo aceleradamente los pies del estado de bienestar.

La difusión de algunos comentarios de los líderes occidentales ridiculizando a Putin no servirá, seguramente, para estrechar lazos con el protagonista y causante del mayor problema actual contra nuestra seguridad. La cumbre de la OTAN madrileña pondrá a prueba los sistemas de seguridad de Gaigé. Cruzamos los dedos para que todo suceda, no solamente con un final que permita presentar algún acuerdo relevante sino sino, y sobre todo, sin incidencias notables.

La segunda ola de manifestaciones que ha tenido lugar en Gaigé encuentra su fundamento en un terrible suceso que violentó nuestra sensibilidad: un intento de casi dos mil subsaharianos (fundamentalmente procedentes de Chad y Sudán) para superar la valla que separa Marruecos de Melilla.

La violenta actuación de la policía de Marruecos, que utilizó incluso -según puede sospecharse al observar los vídeos difundidos en las redes- disparos reales, junto a gases lacrimógenos y piedras para impedir el asalto, provocó, al menos, 23 muertos por asfixia, golpes y heridas de bala. Las imágenes difundidas pueden interpretarse en parte como que la presión policial forzó a los subsaharianos a amontonarse contra la valla.

La inexplicable actuación marroquí está motivada, según se indica por analistas del complejo tema del Magreb, como exhibición de la buena relación actual entre los gobiernos vecinos. Sánchez ha elogiado el empeño marroquí de controlar el intento de los migrantes, tildándolo de ejemplar, cuando no conocía que había causado tanta mortandad . Pero no supo desdecirse al saber que la morgue de Nador estaba saturada con los cuerpos de jóvenes fallecidos en la batalla desigual, ni al contemplar las imágenes de centenares de jóvenes hacinados en el suelo controlado por la policía.

Tanto despliegue de fuerza y causas de dolor no han impedido que casi 150 chadianos y sudaneses hayan penetrado en tierras españolas y estén ahora confinados en el Centro de Estancia Temporal de Emigrantes, donde una veintena de abogados ofrecen sus servicios para conseguir que, dadas sus circunstancias personales y la situación en sus países de origen, puedan alcanzar el estatus de refugiados.

Es imposible, al comentar este suceso, no poner énfasis en el escaso apoyo que se presta al desarrollo a los países del Sahel, suministradores principales de esos contingentes de jóvenes que huyen de sus países, buscando del Dorado europeo, a costa del riesgo de perder sus vidas.

El calor ambiental ha remitido en casi todo Gaigé, que trata de curar las heridas de los últimos incendios. Particularmente graves han sido los destrozos causados por el fuego en la sierra de la Culebra, en Zamora. La hermosa zona, atractivo turístico importante, ha quedado irremediablemente afectada y el gobierno de Mañueco ha tenido que explicar su actuación ante las llamas. Faltan medios, profesionales , adecuado cuidado del monte y de las zonas sensibles y mejora de la sensibilidad ciudadana para evitar (o causar) actuaciones que favorezcan la aparición de terrible antinomio fuego-bosque.

No faltan graves problemas en Gaigé, siendo el del aumento sin control de la inflación el más preocupante. El llamado tope al precio del gas autorizado por Bruselas se descubre como un parche insuficiente para detener la escalada del precio de la energía. Gaigé muestra la debilidad de su proyecto energético, pues, en cuanto a la producción de electricidad, la energía solar (afectada por la calima) y la eólica (en momentos de parálisis de los vientos) resultan escasos para cubrir las necesidades, privadas y empresariales.

La demanda del parque móvil -tanto para el automóvil eléctrico como para los que se mueven con combustible convencional- no cesa de crecer y los precios están disparados. Para lo eléctrico, se ha tenido que recurrir a las centrales de ciclo combinado y a la denostada nuclear; para la gasolina y el gas oil (el petróleo) se seguirá subvencionando el consumo con 20 céntimos/litro, rápidamente absorbidos por el mercado desbocado.

No estamos solos en el toque al tambor del pánico: Alemania revisa el abandono nuclear y planea reabrir las minas de carbón. La transición energética europea, amparada en aquel mensaje de ser modelo para el mundo, deberá revisarse desde e, pragmatismo.

Publicado en: Actualidad, País de Gaigé, Sociedad Etiquetado como: bomberos, Castilla-León, Centro de Estancia Temporal de Emigrantes, CETI, Chad, Cumbre de Madrid, energía, gasóleo, gasolina, incendios, manifestaciones, Marruecos, Melilla, OTAN, País de Gaigé, policía marroquí, Sierra de la Culebra, Sudán, Unión europea

Por qué la gente sensata piensa diferente políticamente (dos)

24 junio, 2022 By amarias Deja un comentario

Para Sartre, “derecha e izquierda son dos cajas vacías”, carentes de valor descriptivo. En la actualidad, particularmente en Europa, la categorización tomando como fiel de la balanza ideológica la supuesta independencia política que proporcionaría el centro. ha perdido sentido. Solo se utiliza en campaña por los líderes y acólitos de las formaciones pretenden nuestro voto, y especialmente para designar, con deje despreciativo, a las agrupaciones tenidas por ultraderecha o ultraizquierda, consideradas populistas y, en algunos aspectos, antisistema o contraconstitucionales.

El valor descriptivo de las siglas y de la distinción entre lo que está a izquierda o derecha está perdido para siempre. Si los movimientos obreros, en la época de la industrialización y, por supuesto, de la reconversión industrial y de la fallida reindustrialización, encontraban su razón de ser en la resistencia legítima contra la explotación del trabajo por el capital, la defensa de una jornada laboral y prestaciones asistenciales que permitieran una vida personal y familiar satisfactoria (en el sentido de libre de cargas injustas), esas reivindicaciones han perdido gran parte, si no todo, su sentido.

Ni siquiera la exigencia de una sanidad adecuada para todos, el acceso a una enseñanza sin trabas económicas o la posibilidad de expresar la propia opinión sin ser perseguido por ellas, incluso aunque se dirijan contra el Estado y sus instituciones (por citar algunas de las ventajas de vivir en un Estado europeo) pueden servir de plataforma general para defender cambios dignos de figurar como programa de un partido, presuma de ser de izquierdas o derechas.

El debate se ha desplazado hacia elementos transversales. La defensa medioambiental es un ejemplo típico. Todos somos ambientalistas y si algo nos separa de serlo con máxima intensidad es la correcta visión de las necesidades económicas reales.

Curiosamente, no solo depende de la forma de afrontar el gasto ambiental (impuestos, reducción de contaminación, incorporación de tecnologías adecuadas, etc.) sino de la educación y concienciación individual.

El paseo por cualquier zona de nuestro entorno (incluso protegidas como parques naturales) viene a demostrar que son millones los ciudadanos que tienen gusto especial en arrojar latas, botellas vacías, colillas, basura, en cualquier sitio, sin reparar en el daño ambiental que causan. Seguro que la mayoría de los ensuciadores se confiesan ambientalistas convencidos. Pueden estar convencidos de que el depredador ambiental es el empresario que se ha gastado millones en proporcionar filtros y controles para cumplir con la legislación ambiental.

Escribe Bobbio que una de las afirmaciones recurrentes (cita a Laponce) es que la izquierda está asociada con rasgos altamente positivos, como creatividad, futuro, justicia. Más allá de lo concreto, la religión estaría a la derecha, y el ateísmo, a la izquierda. Una cuestión relacionada es la creencia intuitiva de que las ideas de izquierda han venido a liberar el pensamiento de las rémoras y límites de la tradición.

Este último aspecto parece haber calado hondo. Se acostumbra, desde hace ya décadas, a caracterizar como facha, retrógado, antiguo, a aquellos que se declaran partidarios de lo antiguo, ya sea el arte, la música, la poesía, los filósofos eminentes de la antigüedad, los pensadores que no ocultaban, al expresar limpiamente sus ideas sobre lo general que a todos nos afecta, sus convicciones religiosas personales, que en nada deberían de importunarnos.

Otro elemento conceptualmente neutro que acapara el debate político (en estas semanas, en vísperas de la cumbre de la OTAN en Madrid, muy especialmente), siendo esgrimido interesadamente por grupos autodenominados de izquierda “genuina” es la cuantía de la dedicación del Presupuesto a Defensa -incluso, si se debiera prescindir de los Ejércitos, declarando al Estado “neutral” o “antibeligerante”.

¿Es más de izquierdas quien se declara contra la OTAN o contrario a la guerra? No estamos en un mundo pacifico; la Historia demuestra que hay regímenes, pueblos y posiciones, que bajo apariencia de movimientos religiosos, sociales o xenófobos, atacan a países que consideran vulnerables o menor dotados de elementos de defensa. Acabo de oir a una portavoz de Podemos defendiendo su postura contraria a la OTAN, como una organización belicista, dirigida por Estados Unidos y repitiendo el argumentario de que la guerra en Ucrania fue propiciada por la posición agresiva de la Organización Mundial.

(continuará)

Publicado en: Actualidad, Política, Sociedad Etiquetado como: Bobbio, Haidt, Laponce, OTAN, Podemos, Sartre

Por qué la gente sensata piensa diferente políticamente

22 junio, 2022 By amarias Deja un comentario

Hace tiempo que me apetecía escribir sobre este tema, y seguramente en otros Comentarios ya he expresado algunas opiniones al respecto. La relectura del libro de Jonathan Haidt (La mente de los Justos, Ed. Planeta, 2019), publicado por primera vez bajo el título The righteous Mind en 2012, me ha provocado estas nuevas reflexiones que quiero compartir hoy.

Tengo, además, a la vista, el libro de Norberto Bobbio “Derecha e Izquierda”, con el magnífico prólogo de Joaquín Estefanía (reedición de 2014, Editorial Alfaguara). Las  otras fuentes que utilizo son mentales, porque estoy de vacaciones y, como saben mis lectores habituales, no soy amigo de intoxicar lo que escribo con fuentes bibliográficas, lo que se hace generalmente para reclamar argumentos de autoridad para robustecer la debilidad de los propios argumentos.

Debo aclarar, además, que Haidt mezcla en el mismo saco argumental a los que defienden una religión o una opción política (escribe para norteamericanos, sean republicanos o demócratas y es conocida la intensidad con la que el pensamiento religioso empaña la vida social de Estados Unidos). Yo creo que la cuestión religiosa merece un tratamiento específico, aunque, para agnósticos, las raíces de la cuestión pudieran aparecer como bastante similares: la falta de análisis individual para entregarse a adoptar posiciones tribales.

Como no quiero empañar la cuestión más de lo que está, máxime en un momento en España y en Europa en que los fundamentos del debate político se mueven por agrestes caminos, me referiré, únicamente, al desarrollo (obviamente, somero) de esta cuestión:

¿Por qué personas con parecidos medios económicos y formación, piensan y votan diferente, cuando se trata de decidir entre opciones políticas aparentemente tan divergentes, como -digamos- partido popular o partido socialista- o, yendo a los extremos, entre Vox y Podemos?.

Mi respuesta rápida es que la elección de la afinidad que nos lleva a votar a una opción política u otra es que nos movemos por impulsos que no tienen que ver con los programas de los partidos.

Resolver correctamente la cuestión es fundamental para los asesores de ls lideres políticos (los spin doctor en la terminología anglosajona). Haidt desarrolla con cierto desorden en su libro la premisa que le sirve de subtítulo. “Por qué la política y la religión dividen a la gente sensata”.Mis comentarios solo recogen, de manera marginal, las ideas del psicólogo social norteamericano y, en parte, lo hago, petulantemente, para criticarlas.

En principio, siguiendo el sentir común y de acuerdo con la sospecha general, el voto emitido responde a una combinación exótica de varios factores entre los que cuentan:

con influencia decreciente, las creencias religiosas (si el debate se ha centrado sobre temas que afectan a la moral, ya que no la ética)

el perfil y empatía personal desarrolladas por los candidatos (no necesariamente en los debates, también en lo que sabemos de su vida privada);

la reacción de castigo al partido o candidato que nos ha decepcionado (cuanto más precisan lo que van a hacer, puede que provoquen más distanciamiento respecto a nosotros);

menosprecio por el resultado cualquiera que fuere (refleja el pensamiento de “vote lo que vote no servirá para nada” lo que conduce a seleccionar formaciones exóticas, al voto en blanco o al Pato Donald o al Capitán Trueno);

convicción personal irreductible respecto a lo que debería hacerse, aunque se sepa que los partidos concretos han abandonado esa posición (los talantes conservadores que siguen convencidos en que el liberalismo es lo mejor que puede pasar a la economía y los talantes revolucionarios que permanecen fieles a la idea de que el capital nos roba y que la propiedad fundamental de la producción ha de ser pública, ´…

Nada de eso es sustancial para Haidt, y aún menos para Bobbio y…bastante discutible, incluso para mi, modesto elucubrador sobre la política social, que si algo tengo a mi favor es haber leído cientos de libros sobre el tema-algunos de los cuales, por supuesto, no pudo ser fuente de reflexión para los dos citados (Norberto Bobbio falleció en 2004; y el libro de Jonathan Haidt fue publicado antes de que se produjera la proliferación de los gobiernos de ultraizquierda en Latinoamérica y el avance de la ultraderecha en la Unión Europea).

De Haidt Me sigue gustando la idea de que los seres humanos tenemos una combinación de genes que nos aproxima en un 90% a los  bononos (esos monos estúpidos según nuestro criterio humano que se dejan coger y despedazar por los chimpancés, sin ser capaces de defender a uno de los suyos…posición que también encuentro en búfalos, ñus y, en general, en los rumiantes) y un 10% a las abejas (que no dudan en morir, aguijoneando al invasor, muriendo en el empeño).

(seguirá)

Publicado en: Actualidad, Política, Sociedad Etiquetado como: Bobbio, bononos, derecha, Haidt, izquierda, justos

Décimo tercera Crónica desde el País del Gaigé

1 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

  1. Y+

Empieza mayo y aumenta la densidad de incongruencia en Gaigé. Los precios de casi todo han subido -entre un 10 y un 40%- como consecuencia directa e indirecta de la guerra en Ucrania, que ha venido a introducir más incertidumbre en la recuperación esperada después de los dos años de pandemia.

En el punto de mira mundial se encuentra la incertidumbre respecto al final del duelo sin cuartel que enfrenta a Rusia y Ucrania. La afectación de este desgraciado conflicto al coste de la energía y a algunos productos agrarios no es el único elemento de preocupación. Existe una clara amenaza de escasez en Europa del gas a corto plazo, si Alemania se ve obligada, a su pesar, a suprimir la compra de ese recurso a Rusia. Los ucranios que han buscado refugio por la guerra en otros países superan ya los cinco millones, (a los que hay que sumar otros once millones, por lo menos, de desplazados en el interior de Ucrania, forzados a abandonar sus viviendas y enseres para salvar la vida) y su sostenimiento detraerá recursos a las economías propias.

Debe contarse también con el efecto de las medidas de apoyo a la recuperación de Ucrania, que deberán provenir de las ayudas europeas y norteamericanas, ya que no parece factible que al régimen del Kremlin, presunto ganador de la contienda, pueda hacérsele responsable de restañar la destrucción provocada. Sin entrar en mejor análisis, la ruptura de los bloques occidental y oriental (Rusia y China a la cabeza en ese lado) provocará reajustes económicos y tendrá efectos sobre los acuerdos anteriores, incluidos los que afectan a la defensa contra el calentamiento global.

Escaso efecto tienen estas amenazas sobre Gaigé, que ha entrado en zona de fiestas. Empieza la feria de abril en Sevilla y son muchas las localidades que se entregan a la diversión y, felizmente para hoteleros, al consumo. Se agradece que los turistas vuelvan a hacer reservas a la búsqueda del sol y el buen ambiente y cordialidad que caracteriza al Pais de los Despropósitos, aunque se echará de menos a los rusos, que eran los visitantes que mayor gasto por cabeza hacían aquí. Acuciados por la congelación de sus cuentas, los amigos de Putin, a los que se había dado abierta acogida en el litoral de Gaigé, para que pudieran invertir en fabulosas mansiones y yates formidables el producto de sus operaciones de blanqueo, están desaparecidos y sus testaferros venden las propiedades que no les han sido incautadas, en una operación cuya objeción de ilegalidad será objeto, previsiblemente, de demandas posteriores.

El país se entrega sin reparos al jolgorio y la diversión, que son el pan y el circo con el que se alimenta la enajenación popular A la alegría del comienzo de la primavera se une desde el 20 de abril la decisión gubernamental de levantar la obligación de llevar mascarillas en interiores, salvo en transporte público, residencias de mayores y hospitales. En Gaigé, en donde el fútbol es tema central de estudio y discusión, la afición madrileña ha tomado el 30 de mayo la plaza de Cibeles, en la capital, para celebrar que el Real Madrid ha obtenido el título de campeón de liga. El aplauso por esta hazaña de deportistas millonarios en nómina del club cuyo presidente comparte ese honor con la mayor constructora de Gaigé, ha sido infinitamente  superior a reconocimiento de méritos por cualquier trabajo académico o de investigación a un científico con salario mínimo legal, cuyo destino es pasar  desapercibido.

En el gobierno de coalición que resistió hasta este momento, gracias al pegamento que significó el reparto de prebendas entre los socios y la debilidad de la oposición, se advierten tales grietas que es fácil pronosticar que el precario edificio que dio cobijo ideológico al pacto de investidura se vendrá abajo en cualquier momento. Aunque los portavoces de las diferentes ramas políticas del engendro manifiestan que nada corre peligro, son tantas las discrepancias entre ministros, jefes de fila, portavoces en las cámaras o en la calle, e incluso desde el exilio voluntario que, si se admitieran apuestas, habría que colocar todo el dinero del Monopoly al descalabro.

El peligro no proviene de la parte ideológica, sin embargo, sino, sencillamente, de la desfachatez con la que se manifiestan los egos de los politicastros que se han adueñado del escenario político. Conscientes la mayoría de quienes se dedican a este ganapán de mantener una carrera política de que la muchedumbre no se fija en la luna, sino en el dedo, y de que no cuentan propuestas sensatas y elaboradas, sino que basta dar voces en cualquier sitio en donde se adivine un huevo, no se puede hablar de programas, sino de ocurrencias. Si la frase con la que el político que encuentra cancha momentánea en cualquier medio nos fuera comunicada sin indicar el nombre de quien a emitió, nos sería imposible saber con qué base ideológica fue emitida.

Feijóo (Alberto Núñez) se despidió de su feudo gallego con lágrimas que pusieron emotividad a su pesar. Estaba tan deseoso de manifestar que hubiera preferido quedarse a seguir disfrutando de los encuentros entre zamburiñas y parrochas con los compañeros de distracción, que cometió el error de expresar que llevaba a Galicia en el corazón y que siempre pensaría en esa tierra desde su destierro a Madrid. Le hubiera sentado mejor cambiar el chip de la morriña por el de la firme voluntad de acometer el enorme trabajo de enderezar España. Su alter ego con olor a azufre, Abascal (Santiago) repite, con razón, que si quiere gobernar desde Moncloa, están obligados a entenderse.

Como Gaigé es el país de la improvisación y el reino del ir por libre, desde Murcia han levantado la bandera de independencia respecto a la LOMLOE, las siglas terribles de la reforma educativa del Gobierno. No cabe un despropósito mayor que el que parece haber sido el guión para esa Ley que pretende (no cabe suponerle otra intención) mejorar la capacidad de los educandos para resolver problemas reales, conseguir empleo por sus capacidades y ayudarnos a todos a progresar. El gobierno murciano ha recuperado algunos elementos lógicos, que da cierta vergüenza tener que aplaudir como si se tratara de brillantes hallazgos: premiar y estimular el esfuerzo, exigir como forma de aprendizaje y obligar a los educandos a que entiendan que saber ocupa lugar y, por tanto, implica dedicarle tiempo para que se asiente en los cerebros.

Tema aparte es la situación de la jefatura del Estado en Gaigé. El Rey, convertido en un títere de los revolucionarios republicanos y separatistas incrustados en el Gobierno, y a pesar de su esfuerzo por mantener una trayectoria ejemplar (incluido su casorio con una plebeya, de indiscutible nivel cultural y buen juicio), sufre vejaciones continuas. Su padre es tratado como un delincuente, sus hermanos y ex cuñados ridiculizados, sus sobrinos, objeto de burla y cachondeo. Esta semana ha publicado la Casa Real su patrimonio, Es el jefe de Estado más pobre del planeta, y lo que acredita como su fortuna personal es producto de su ahorro como empleado del Estado. Esta claridad en las cuentas sería de agradecer  a todos los que alimentamos para que nos gestionen la cosa pública; no será el caso y, por lo poco que sabemos de las relaciones que ligan a ministros y altos cargos centrales y regionales, responsables de empresas, alcaldes, terratenientes, fortunas embozadas, ladrones de guante blanco y oscuro, solo podemos intuir que el entramado que se mueve en Gaigé es muy oscuro.

El caso Pegasus, de supuesto espionaje a independentistas catalanes, rentabilizado por ellos mismos, como instigadores de la trama, ha puesto contra las cuerdas la continuidad de la ministra Robles (Margarita), responsable del CNI (Centro Nacional de Inteligencia, núcleo legal de los espías). Se ha creado una comisión para esclarecer quién ordenó el seguimiento de las actuaciones de delincuentes que están en el gobierno o lo apoyan. El discursito de la ministra de Defensa en el Congreso, preguntando qué habría que hacer cuando se sabe que existen individuos que pretenden destruir el Estado, resultaría patético, sino fuera porque estamos en Gaigé, el País de los Despropósitos.

Nota adicional.- De manera sorprendente, en la mañana de hoy, en que se conmemora el levantamiento del pueblo de Madrid contra la invasión francesa -más de 200 años han transcurrido de esa gesta, que tiene en la aguerrida defensa de Ucrania contra la agresión rusa su parangón igualmente heroico-, el ministro de Presidencia y portavoz del Gobierno ha convocado de urgencia una rueda de prensa. Ha anunciado, en tono grave, que el presidente Sánchez y la ministra Robles llevan más de un año siendo espiados con el programa Pegasus. El CNI, por lo que entendí, descubrió la grave situación, cuya responsabilidad atribuyó a una entidad “exterior”, hacía solo 24 horas. Esto es Gaigé.

Publicado en: Actualidad, Educación, País de Gaigé, Sociedad Etiquetado como: Feria de abril, Gaigé, Loemle, Margarita Robles, Murcia, Núñez Feijóo, Pegasus, Santiago Abascal, Sevilla, Ucrania

Putin está a punto de ganar su batalla para hacerse con Ucrania

4 marzo, 2022 By amarias Deja un comentario

El criminal de guerra Vladimir Putin está a punto de ganar su batalla con Ucrania. Pero está perdiendo todas su guerra contra la libertad y provocando un aislamiento económico y politico de su feudo que se traducirá en el mayoritario desprecio internacional hacia su persona (que acabará, y no se lo remediará nada ni nadie, siendo juzgado por sus crímenes en la Corte Penal Internacional enjuiciado por genocidio, e infracción múltiple de principios del derecho internacional), y en el deterioro que sera difícil de recuperar en la imagen del pueblo ruso, empañada por el apoyo de los plutarcas rusos y de su gobierno y el silencio cómplice de gran parte del pueblo ruso.

La sensación de estar reviviendo, en aspectos sustanciales, la época nazi que provocó la segnda guerra mundial es imborrable. Otros personajes, otro pueblo perseguido, un parecido mirar hacia otro lado de la población de la Rusia ocupada por el dictador de la KGB, no queriendo conocer la realidad que se esconde en la invasión a la libertad de otro pueblo eslavo,

Ha habido vencedores, y no precisamente pírricos, sino muy consistentes, El presidente Volodomir Zelenski, desde luego, es un vencedor moral en esta falsa disputa provocada por el criminal invasor. Ojalá que su vida salga indemne de tanto ataque lleno de odio e incomprensión hacia lo que representa: la libertad de Ucrania, la defensa del deseo legítimo de de un pueblo de decidir su destino. Ha vencido Josep Borrel, el alto Comisionado Europeo, quien desde un principio del ataque del ruso a Ucrania (y antes de él, con clarividencia que le honra) ha detectado el riesgo que significaba Putin, su obsesión armamentística, y la debilidad de la Unión Europea por carecer de una Fuerza de Defensa propia y depender exclusivamente de la protección que Estados Unidos pueda ofrecerle, a través de ese mecanismo heterogéneo y ya decadente que significa la OTAN.

Ha ganado puntos Joe Biden, aunque sus primeras comunicaciones resultarn ininteligibles y parecieron débiles para atajar a tiempo la determinación genocida del dictador ruso, aunque hay que entender ahora que una parte sustancia de la población norteamericana se mantiene intoxicada por su orate local, el expresidente Donal Trump y, desde luego, la convicción de que Europa no estaba haciendo lo que debía por protegerse, con su insuficiente colaboración a la dotación del presupuesto de la OTAN. También cuenta en su descargo que una decisión de involucrar en mayor medida a la Alianza, enviando a militares norteamericanos a la posibilidad de morir en una nueva guerra sentida como ajena.

Hoy, 4 de marzo, nos hemos enterado de que la planta nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa,  ha pasado a ser ocupada por los invasores y las tropas rusas se han hecho cargo de la gestión de la central, después de un ataque que provocó un gran incendio en las inmediaciones que, en este momento, parece controlado. El espectro de Chernobil ha vuelto a aparecer, pues se desconoce la capacidad de control de una instalación de alta tecnología y subsigiente riesgo de desastre en caso de caso de mal funcionamiento. Tanto Biden como Boris Johnson (el primer ministro del Reino Unido) han identificado el ataque a la central como una amenza direcra a la seguridad de toda Europa.

A nivel muy local, es decir, nuestro pequeña tierra de Taifas, se ha perfeccionado hasta límites de sonrojo, la discrepancia en el Ejecutivo español sobre cómo actuar contra el sátrapa ruso. A discrepancia de la vicepresidenta Yolanda Díaz, que se ha expresado en apoyo de la decisión de Gobierno de apoyar con armamento a los defensores ucranios, la ministra Ione Belarra, la ministra María Jesús Montero, el ministro Alberto Garzón y otros portavoces de los partidos de la izquierda desorientada y falsaria, proclaman su apoyo sentimental a la Ucrania invadida, pero discrepan profundamente de cualquier apyo que no sea la negociación para “parar la guerra”.

Quieren ignorar estos personajes ahítos de buenismo que las condiciones de Putin para detener la guerra son que Ucrania reconozca que ha perdido la guerra, se deponga el gobierno legítimo, disuelva su Ejército y renuncie a entrar en la Unión Europea y, por supuesto, en la órbita de la OTAN. Es decir, que pierdan la libertad, los derechos humanos más libertades, sucumba el derecho internacional. Da vergüenza que tengamos a estas gentes de ministros y portavoces de partidos que se dicen activos militantes por la mejora del nivel de vida de los españoles.

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Sobre el rebaño

10 enero, 2022 By amarias Deja un comentario

El Rebaño -con el desconcertante subtítulo de “Cómo Occidente ha sucumbido a la tiranía ideológica”- es el título del ensayo de Jano García, que vió la luz en 2021 auspiciado por la Editorial La esfera de los Libros. Se trata de un libro interesante, sin duda, con reflexiones nada despreciables sobre los grandes ejes que rigen el pensamiento colectivo (fundamentalmente, el español) en estos momentos peculiares de nuestra Historia, y que el autor ha tenido el acierto -y la picardía- de separar en capítulos con asunto definido.

La fértil imagen del rebaño, con sus elementos de acoso y sus perros guardianes, y esos a veces misteriosos amos del cotarro, que señalan con criterios que no precisan ser explicados, el camino que debe seguir la masa para no ser tributo, tanto del desprecio del resto de la grey como de los hipotéticos enemigos exteriores, queda ya expresada con brillantez en los primeros capítulos.

Es en el tercero en donde se presentarel meollo de la argumentación principal : Una nueva moral para todos.Con reiteradas alusiones a la vida e ideas de Antonio Gramsci, el filósofo marxista que sirve (o sirvió) de apoyo intelectual a Podemos y a otros partidos de la izquierda populista, Jano García avanza su idea de que “muchos partidos cambiaron su discurso para adecuarlo al momento”, de manera que los líderes adaptaron sus mensajes con impulsos emocionales, sin real contenido ideológico, para que la masa no tuviera problemas en aceptarlos.

La propuesta es muy atractiva. Falto de una directriz ética superior, a la que ignora o menosprecia, alejada la masa de la proteccción y guía “para todo” que supuso en la Europa cristiana la religión, ayuna de líderes fiables, la mayoría se ha hecho muy vulnerable, atenta solo a seguir las imposiciones que se supone emanadas de la mayoría, pero que, en realidad, surgen de simples soflamas gestadas en cada momento, de manera oportunista por quienes solo pretenden sacar partido de su debilidad.

Así sucede con las ideas respecto al feminismo, la homosexualidad, el cambio climático, o el racismo, por destacar solo algunos ejemplos de cómo, sin verdadero debate ni análisis crítico, los líderes políticos perfilan sus posiciones, tratando de apropiarse de la emoción de la masa, a la que destinan sus mensajes. No se trata de exponer argumentos sólidos a favor o en contra de una u otra postura, sino, sencillamente, de inflamar los ánimos.

Jano García expone certeros ejemplos que demuestran lo artificial de muchas discrepancias. ¿Es feminista aquél que levanta su voz airada por la supuesta discriminación de la mujer, pero tolera sin problemas que el vecino obligue a llevar velo a su pareja? ¿Tiene verdadero sentido negar la existencia de la homosexualidad y otros comportamientos sexuales no “admisibles”, apelando a teorías que ya se ha probado son absolutamente falsas? ¿Por qué quienes están convencidos de que el cambio climático exige medidas inmediatas, cuando no urgentes, no actúan de acuerdo con esos criterios? De verdad, ¿alguien en su sano juicio puede apoyar sin rubor que la raza, el género o el origen de nacimiento de la persona deben actuar como elementos “a priori” de clasificación?

La capacidad de olvido del rebaño juega a favor de su manipulación. Es significativo que “la sociedad actual apenas recuerda lo que hace tres días le escandalizó o enervó” (pág. 266). El libro entra en fase más polémica cuando duda que las “nuevas tecnologías abrieran la puerta a un mundo mejor” (pág. 275, aunque yo modifiqué la forma de expresar la idea, para darle coherencia con mi texto). Cita al coronel Pedro Baños para reforzar la idea de que las grandes tecnológicas, y por ende, los Estados, “llegan a conoernos mejor que la familia y las personas que nos rodean” y, por ello, están en situación de orientar nuestras ideologías o…inclinar nuestro voto en las siguientes elecciones.

No he querido hacer, ni mucho menos, el destripe (1) del libro, puesto que lo que ofrezco en este comentario son, más bien, las reflexiones que me sugiere su lectura. Por eso, reservo al lector el placer de descubrir las ideas, que a modo de Conclusiones abiertas, expone Jano García. Por cierto, uno de esos influyentes (2) nque tienen millones de seguidores (@ellibrepensador) y cuyas ideas y comentarios son aceptadas como dogma de fe por miles de jóvenes con menos de cuarenta años, que, aunque se molestarían si se les considerara parte del rebaño, no pueden sustraerse al gran atractivo (y servidumbre) de creer que están de vuelta de todo lo importante.

Como yo tengo más de setenta años y tengo mucho del camino andado, a riesgo de parecer un petulante, concluyo por mi cuenta: Ni me impresionan las ideas -desde luego, brillantes, de Jano García-, que en buena parte tienen el tufillo del “dejà vu” o “dejà lu”, ni tengo ya fuerzas para levantar ni el brazo ni la ceja para manifestar mi admiración por el descubrimiento del término de “alogocracia”, que, en ausencia de una definición oficial, haría referencia al control que los sentimientos ejercen sobre nuestras decisiones.

(1) spoiler, para los modernos, aunque la RAE no admite este anglicismo.

(2) influencers, para los modernos, aunque a RAE no admite este anglicismo.

 

Publicado en: Actualidad, Cultura, Literatura, Sociedad Etiquetado como: El rebaño, Gramsci, Jano garcía, La Esfera de los Libros, Occidente

Feliz Navidad

21 diciembre, 2021 By amarias 1 comentario

 

En estas fechas, y particularmente gracias a la facilidad de enviar felicitaciones por internet, recibimos cientos, quizá miles, de deseos de felicidad para Navidad y Año Nuevo. La mayor parte de los correos y mensajes son simples reenvíos de postales, vídeos (más o menos ingeniosos) y frases de desigual fortuna, creadas por otros. Pocos se arriegan o se esfuerzan en  escribir, dibujar o cantar algo original, con sello propio.

Estamos en una zona mayoritariamente católica (al menos, cristiana) y nuestra tradición y formación, por mucho que nos empeñemos en sepultarla con un agnosticismo de salón, nos lleva a trasladar deseos de paz y felicidad coincidiendo con la Navidad, que es la conmemoración del nacimiento de un niño, hace más de 2.000 años, en el seno de una familia judía, y del que quedó constancia de una vida singular, registrada escuetamente -salvo algunos de sus actos más misteriosos y su muerte injusta, que fueron glosados con mayor detalle- por cuatro de sus amigos. Nada podía hacer prever que millones de personas en todo el mundo crean hoy todavía firmemente que esa persona singular fuera hijo de Dios y que la devoción a ese ser legendario haya desarrollado una doctrina y una colección de ritos y protagonizado, (¡ay!) en el devenir de los tiempos, algunos actos lamentables, que nada tienen que ver con el amor al semejante.

Por supuesto, deseo a todos mis amigos y conocidos, que sean felices, que pasen con su familia unas felices fiestas y que el próximo año, les traiga toda la ventura que sean capaces de asimilar sin henchirse de fatuidad.

Pero voy a desear felicidad, con toda la fuerza mental de que soy capaz y comprometiendo mi esfuerzo personal y algo de mi dispnibilidad económica, a los siguientes grupos de personas, que son mis coetáneos más necesitados de ella.

Quiero que sean felices los que sufren por enfermedades a las que aún no se encontró solución ni alivio, enfermos en cuidados paliaticos, pacientes de un tipo de cáncer aún letal, de Alzhéimer avanzado, de esclerosis múltiple, ,,, de cuantos padecimientos agarrotan sus fuerzas y constriñen sus ánimos y los de sus cuidadores.

Quiero que sean felices los que no tienen trabajo, ni medios económicos, ni saben cómo podrán arreglárselas para subistir -ellos y sus familias- en los próximos días; los que viven en la calle, los desahuciados por la fortuna, los que estén en bancarrota, los despedidos de sus oficios, los que han sufrido un accidente laboral que los tiene de baja por tiempo indefinido.

Quiero que sean felices los que viven en países en donde gobierna el desorden y el caos, en donde las poblaciones padecen mayoritariamente de la falta de sanidad, de educación, de oportunidades y medios, los que padecen de falta de libertad, incluso la más elemental, en las tierras donde las decisiones las toman regímenes totalitarios, satrapías, grupos de iluminados por su egoísmo y ambición

Quiero que sean felices las mujeres oprimidas por esposos, amantes, familares o dioses, y en especial, las que llevan velo, burka o cualquier forma de sujeción -visible o invisible, aparente u oculta- en contra de una voluntad que deberían poder expresar sin reservas.

Quiero que sean felices los que se ven obligados a dejar su país, sus pertenencias, sus orígenes y están embarcados en una aventura con incierto destino para llegar hasta tierras que nadie les ha prometido, teniendo que atravesar fronteras en donde se encontrarán con alambradas y muros, corren el riesgo de ahogarse en mares desconocidos que hunden sus precarias embarcaciones o, tal vez, se tendrán que ver con soldados armados que dispararán contra sus cuerpos agotados e inermes.

Quiero que sean felices los que se deben confrontar con limpiezas étnicas, marginación por causa de raza, credo u orientación sexual, y sufren la amenaza diaria de ser asesinados, maltratados o despreciados por cuantos se jactan de tener la verdad, el poder o la calidad de mayor valor humano.

Quiero que sean felices los que no obtienen el consuelo de un hombro amigo, una palabra amable, una solución a su desesperación.

Quiero que sean felices los que no soy capaz de ver ni entender que sufren, que están sufriendo ahora, y me gustaría que todos los que tenemos alguna opción, cualquier capacidad de solucionar su pesadumbre, actuáramos unidos para ayudarles.

Quiero…

Publicado en: Actualidad, Sociedad Etiquetado como: burka, desarraigados, desempleados, enfermos, felices, Feliz Año Nuevo, Feliz Navidad, mujeres, pobres

Aumento de la crispación social

21 diciembre, 2021 By amarias Deja un comentario

Tenemos motivos sobrados para sentirnos incómodos con la actual situación.  Vayan aquí, a vuela pluma, algunos:

Una nueva oleada de ese virus del que seguimos ignorando casi todo (origen, forma de propagación, manera plenamente segura de defendernos de su contagio) está colapsando los centros de atención primaria y las urgencias de los hospitales. Le han dado un nombre a su variante, aunque esta cuestión semántica ha venido a causar aún más inquietud sobre la población, de nuevo preocupada por la posibilidad de ser infectados y por la sospecha de que las vacunas, incluso con las tres dosis y contrariamente a lo asegurado inicialmente por las farmacéuticas, no ofrecen total garantía de resistir al contagio.

Son ya muchas las aulas de primaria y secundaria que han tenido que cerrarse provisionalmente para cumplir con los protocolos de la mal llamada cuarentena, que ha sembrado, de golpe y porrazo, con nuevos problemas de logística y de prevención a miles de familas, con muchos progenitores afectados por el teletrabajo. Las comidas y cenas de empresa, las copas de Navidad, las reuniones familiares, se están viendo reducidos a la mínima impresión. Cuando se celebran, las medidas adoptadas (improvisadas, incoherentes, a veces estrafalarias e ilógicas) son más bien producto de esta esquizofrenica colectiva que de la sensata orientación realizada por microbiólogos (Por cierto: esta profesión, como la de vulcanólogos, parece estar aprovechando la crisis, sobre todo, “para aprender mucho”).

Qué decir de la política, convertida en una plataforma de inestabilidad y preocupación. No hay consenso ni voluntad de tal, y la deriva hacia dos bloques, enfrentados entre sí, con los partidos afines y, posiblemente, con el mundo en general, debe preocuparnos. La bipolaridad es mala consejera de acción, pues evita los grandes acuerdos y los que se producen -como está demostrado por el cierre en falso de la colaboración gubernamental entre el PSOE, Unidas Podemos, la CUP y el PNV- aumenta la tensión y reduce las disponibilidades de Tesorería para que las disfrutemos todos, aplicándose dineros a las exigencias egoístas de los partidos minoritarios-

En el Parlamento, las apariciones de ministros y representantes de la oposición, se han convertido en expectáculo de malos actores. La oposición de derecha como de ultraderecha se ve por los partidos de la izquierda y ultraizquierda como anclada en el franquismo, y cuanto dice o argumentan se le califica como surgido de la nostalgia, la ignorancia, o el rencor; no pocas veces se llama fascistas a sus representantes. Pero, a la inversa, cuanto hace o dice el presidente de Gobierno, sus ministros o los portavoces de los partidos que conforman el conglomerado (sin duda, pintoresco) de la coalición que nos gobierna, es erróneo, resulta oscuro o ininteligible o es producto de una incompetencia manifiesta, si seguimos a los portavoces de la otra bancada.

No voy a poner más ejemplos, que cada uno puede encontrar en lo que esté viviendo en la empresa, en la oficina, en las Adminsitraciones, en encuentros (por fortuna, casi siempre solo verbales) entre quienes se empeñan en mantener posiciones discrepantes, fuera de todo raciocinio o discusión sensata. Por no decir de esas hordas de descerebrados que, a la primera, como si fueran mercenarios del caos, rompen cristales de comercios, vuelvan contenedores o queman neumáticos, sin importarles plantear batallas campales con las fuerzas del orden.

Una anécdota, para reforzar a qué parecemos dispuestos a llegar. Hace un par de días, estábamos manteniendo una conversación en una cafetería con unos amigos y dos mujeres, cada una con el adorno de su propio perro, se pusieron  en la mesa de al lado. Uno de los perros se puso a ladrar de forma ininterrumpida, causándonos evidente molestia, tanto que nos impedía seguir hablando en tono normal. Mi esposa rogó a la señora propietaria que hiciera callar a su perro, pues nos estaba importunando. La respuesta fue,: “Está en su derecho”. Yo le repliqué, en mi mejor tono, aunque sin ocultar mi sopresa por la salida de pata de banco: “¿Insinúa Vd. que el derecho de su perro es molestar con sus ladridos? ¿No tiene Vd. autoridad sobre su perro para tranquilizarlo?”.

Se produjo un silencio, que solo quedaba roto por los ladrillos estridentes del maleducado chucho. Como si hubiera estado meditando una réplica contundente, aquella amiga del muy especial derecho animal, fijando su mirada en mí, me espetó: “Es Vd. un impresentable. Un sinvergüenza”, dejándonos a todos -incluso a la que la acompañaba a ella- estupefactos.

No tuve más remedio que pedir la cuenta y decir a mis amigos que debíamos cambiar de aires, por el bien de mis arterias coronarias.

Publicado en: Actualidad, Sociedad Etiquetado como: coronavirus, crisis, crispación, derecho de los perros, gobierno, oleada, Omicron, pandemia, parlamento, partidos políticos, perro

Elogio de la intolerancia

29 noviembre, 2021 By amarias 2 comentarios

No pretendo poner el énfasis en la necesidad general de ser intolerate. Al contrario, como pacífico, mi actitud general es de tolerancia; prefieron no verme involucrado en disputas sin sentido. Por ello, no comprendo en lo más mínimo a esos individuos que se dicen defensores a ultranza de los colores de un club deportivo y llevan su enajenación al terreno de enzarzarse a porrazos con los partidarios de otro equipo, al que ven como contrario.

Una vez establecido el marco general de invocación y fidelidad a la tolerancia como principio general, quisiera meterme en la harina de las conscuencias de la excesiva tolerancia, que lleva a aquél al que se la dispensamos, sin estar obligados a ello, a creer que tiene la razón, que le asiste el derecho para auparse sobre el nuestro.

En el tema de las vacunas para superar la pandemia, encuentro un ejemplo claro de tolerancia excesiva. Cierto que ni los expertos oficiales ni las autoridades han ayudado mucho establecer un régimen de confianza respecto a la manera de combatir el virus, pero, en este momento, se ha aclarado de forma científica y con suficiente respaldo que las vacunas ayudan de manera decisiva a defendernos individual y colectivamente y que la mascarilla es una forma de protección, elemental, pero segura, para evitar contagios.

Por consiguiente, no entiendo la tolerancia para aquellos que no se vacunan ni se ponen la mascarilla, porque “no se fían”. Deben implantarse de inmediato medidas claras de restricción de espacios públicos para esos negacionistas que, amparándose en nuestra tolerancia, aumentan nuestro peligro de ser contagiados. (Ah, y por supuesto, no entiendo por qué no se están enviando masivamente dosis a los países menos desarrollados para que vacunen a su población. Hemos oído miles de veces que el virus no admite fronteras, ¿a qué se espera, pues, desde los países más ricos, o también hay negacionistas en la cúpula del poder mundial?)

Voy con otro ejemplo de tolerancia excesiva, siempre en mi opinión, claro está. El debate político en el hemiciclo (me refiero al Congreso, ya que ignoro si en el Senado existe algún debate) se concentra en poner en prueba la capacidad de tolerancia del pueblo llano, hurtándonos la discusión y acuerdo en aspectos cruciales para nuestra convivencia y nuestra economía y distrayéndonos en otros. que no sería admisible plantear, como presión para llegar a acuerdos de gobernanza.

No es tolerable el planteamiento sobre el desmembramiento de España. No hay ninguna razón ni histórica, ni cultural, ni linguística, para abrir ese debate en el Congreso y mucho menos, para convertirlo en fundamento para la toma de decisiones políticas. No hay más frontera entre determinadas regiones y el resto del país, que las propias de la conveniencia administrativa general. Todas las regiones forman parte de la unidad indisoluble de España.

Tampoco hay que tolerar la falta de respeto por algunos de los que ostentan cargos públicos, pagados con el dinero de todos, para insultar o vejar a la Monarquía, que es la forma de Estado legítima, el símbolo de esa unidad. Algunos parecen estar persuadidos de que, cuando se pretende hacer a un lado a Felipe VI, solo se dirigen contra él. No, van contra todos. Porque hemos elegido mayoritariamente, con aplastante mayoría, tener como forma de Estado la Monarquía.

No necesito disculparme, porque ya he dicho muchas veces, en este foro y en otros, que entiendo que la República es la forma teóricamente mejor de conformar la autoridad máxima de un Estado. Pero no encuentro que, para este momento de España, sea la mejor. Seguro que todos podemos encontrar razones, sin que sea necesario explicitarlas. En ese contexto pragmático, quien encarne la figura de Jefe de Estado, desprovisto de poderes reales más allá del simbolismo y cuestiones de puro refrendo, es lo de menos. Y si lo está haciendo bien -muy bien, diría yo- pasa a se parte de “lo de más2.

Hay muchos otros temas en los que nos podemos estar mostrando demasiado tolerantes. Basten éstos. Por eso, desde mi pequeño atril, permítaseme el elogio de la intolerancia. Porque hay actitudes, posturas y movimientos que no deberían ser tolerados. Para no convertirnos en cómplices del desaguisado.

 

Publicado en: Actualidad, Sociedad Etiquetado como: Constitución, covid, felipe VI, forma de Estado, independentismo, Monarquía, negacionista, regiones, República, tolerancia, vacuna, virus

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