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Décimo tercera Crónica desde el País del Gaigé

1 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

  1. Y+

Empieza mayo y aumenta la densidad de incongruencia en Gaigé. Los precios de casi todo han subido -entre un 10 y un 40%- como consecuencia directa e indirecta de la guerra en Ucrania, que ha venido a introducir más incertidumbre en la recuperación esperada después de los dos años de pandemia.

En el punto de mira mundial se encuentra la incertidumbre respecto al final del duelo sin cuartel que enfrenta a Rusia y Ucrania. La afectación de este desgraciado conflicto al coste de la energía y a algunos productos agrarios no es el único elemento de preocupación. Existe una clara amenaza de escasez en Europa del gas a corto plazo, si Alemania se ve obligada, a su pesar, a suprimir la compra de ese recurso a Rusia. Los ucranios que han buscado refugio por la guerra en otros países superan ya los cinco millones, (a los que hay que sumar otros once millones, por lo menos, de desplazados en el interior de Ucrania, forzados a abandonar sus viviendas y enseres para salvar la vida) y su sostenimiento detraerá recursos a las economías propias.

Debe contarse también con el efecto de las medidas de apoyo a la recuperación de Ucrania, que deberán provenir de las ayudas europeas y norteamericanas, ya que no parece factible que al régimen del Kremlin, presunto ganador de la contienda, pueda hacérsele responsable de restañar la destrucción provocada. Sin entrar en mejor análisis, la ruptura de los bloques occidental y oriental (Rusia y China a la cabeza en ese lado) provocará reajustes económicos y tendrá efectos sobre los acuerdos anteriores, incluidos los que afectan a la defensa contra el calentamiento global.

Escaso efecto tienen estas amenazas sobre Gaigé, que ha entrado en zona de fiestas. Empieza la feria de abril en Sevilla y son muchas las localidades que se entregan a la diversión y, felizmente para hoteleros, al consumo. Se agradece que los turistas vuelvan a hacer reservas a la búsqueda del sol y el buen ambiente y cordialidad que caracteriza al Pais de los Despropósitos, aunque se echará de menos a los rusos, que eran los visitantes que mayor gasto por cabeza hacían aquí. Acuciados por la congelación de sus cuentas, los amigos de Putin, a los que se había dado abierta acogida en el litoral de Gaigé, para que pudieran invertir en fabulosas mansiones y yates formidables el producto de sus operaciones de blanqueo, están desaparecidos y sus testaferros venden las propiedades que no les han sido incautadas, en una operación cuya objeción de ilegalidad será objeto, previsiblemente, de demandas posteriores.

El país se entrega sin reparos al jolgorio y la diversión, que son el pan y el circo con el que se alimenta la enajenación popular A la alegría del comienzo de la primavera se une desde el 20 de abril la decisión gubernamental de levantar la obligación de llevar mascarillas en interiores, salvo en transporte público, residencias de mayores y hospitales. En Gaigé, en donde el fútbol es tema central de estudio y discusión, la afición madrileña ha tomado el 30 de mayo la plaza de Cibeles, en la capital, para celebrar que el Real Madrid ha obtenido el título de campeón de liga. El aplauso por esta hazaña de deportistas millonarios en nómina del club cuyo presidente comparte ese honor con la mayor constructora de Gaigé, ha sido infinitamente  superior a reconocimiento de méritos por cualquier trabajo académico o de investigación a un científico con salario mínimo legal, cuyo destino es pasar  desapercibido.

En el gobierno de coalición que resistió hasta este momento, gracias al pegamento que significó el reparto de prebendas entre los socios y la debilidad de la oposición, se advierten tales grietas que es fácil pronosticar que el precario edificio que dio cobijo ideológico al pacto de investidura se vendrá abajo en cualquier momento. Aunque los portavoces de las diferentes ramas políticas del engendro manifiestan que nada corre peligro, son tantas las discrepancias entre ministros, jefes de fila, portavoces en las cámaras o en la calle, e incluso desde el exilio voluntario que, si se admitieran apuestas, habría que colocar todo el dinero del Monopoly al descalabro.

El peligro no proviene de la parte ideológica, sin embargo, sino, sencillamente, de la desfachatez con la que se manifiestan los egos de los politicastros que se han adueñado del escenario político. Conscientes la mayoría de quienes se dedican a este ganapán de mantener una carrera política de que la muchedumbre no se fija en la luna, sino en el dedo, y de que no cuentan propuestas sensatas y elaboradas, sino que basta dar voces en cualquier sitio en donde se adivine un huevo, no se puede hablar de programas, sino de ocurrencias. Si la frase con la que el político que encuentra cancha momentánea en cualquier medio nos fuera comunicada sin indicar el nombre de quien a emitió, nos sería imposible saber con qué base ideológica fue emitida.

Feijóo (Alberto Núñez) se despidió de su feudo gallego con lágrimas que pusieron emotividad a su pesar. Estaba tan deseoso de manifestar que hubiera preferido quedarse a seguir disfrutando de los encuentros entre zamburiñas y parrochas con los compañeros de distracción, que cometió el error de expresar que llevaba a Galicia en el corazón y que siempre pensaría en esa tierra desde su destierro a Madrid. Le hubiera sentado mejor cambiar el chip de la morriña por el de la firme voluntad de acometer el enorme trabajo de enderezar España. Su alter ego con olor a azufre, Abascal (Santiago) repite, con razón, que si quiere gobernar desde Moncloa, están obligados a entenderse.

Como Gaigé es el país de la improvisación y el reino del ir por libre, desde Murcia han levantado la bandera de independencia respecto a la LOMLOE, las siglas terribles de la reforma educativa del Gobierno. No cabe un despropósito mayor que el que parece haber sido el guión para esa Ley que pretende (no cabe suponerle otra intención) mejorar la capacidad de los educandos para resolver problemas reales, conseguir empleo por sus capacidades y ayudarnos a todos a progresar. El gobierno murciano ha recuperado algunos elementos lógicos, que da cierta vergüenza tener que aplaudir como si se tratara de brillantes hallazgos: premiar y estimular el esfuerzo, exigir como forma de aprendizaje y obligar a los educandos a que entiendan que saber ocupa lugar y, por tanto, implica dedicarle tiempo para que se asiente en los cerebros.

Tema aparte es la situación de la jefatura del Estado en Gaigé. El Rey, convertido en un títere de los revolucionarios republicanos y separatistas incrustados en el Gobierno, y a pesar de su esfuerzo por mantener una trayectoria ejemplar (incluido su casorio con una plebeya, de indiscutible nivel cultural y buen juicio), sufre vejaciones continuas. Su padre es tratado como un delincuente, sus hermanos y ex cuñados ridiculizados, sus sobrinos, objeto de burla y cachondeo. Esta semana ha publicado la Casa Real su patrimonio, Es el jefe de Estado más pobre del planeta, y lo que acredita como su fortuna personal es producto de su ahorro como empleado del Estado. Esta claridad en las cuentas sería de agradecer  a todos los que alimentamos para que nos gestionen la cosa pública; no será el caso y, por lo poco que sabemos de las relaciones que ligan a ministros y altos cargos centrales y regionales, responsables de empresas, alcaldes, terratenientes, fortunas embozadas, ladrones de guante blanco y oscuro, solo podemos intuir que el entramado que se mueve en Gaigé es muy oscuro.

El caso Pegasus, de supuesto espionaje a independentistas catalanes, rentabilizado por ellos mismos, como instigadores de la trama, ha puesto contra las cuerdas la continuidad de la ministra Robles (Margarita), responsable del CNI (Centro Nacional de Inteligencia, núcleo legal de los espías). Se ha creado una comisión para esclarecer quién ordenó el seguimiento de las actuaciones de delincuentes que están en el gobierno o lo apoyan. El discursito de la ministra de Defensa en el Congreso, preguntando qué habría que hacer cuando se sabe que existen individuos que pretenden destruir el Estado, resultaría patético, sino fuera porque estamos en Gaigé, el País de los Despropósitos.

Nota adicional.- De manera sorprendente, en la mañana de hoy, en que se conmemora el levantamiento del pueblo de Madrid contra la invasión francesa -más de 200 años han transcurrido de esa gesta, que tiene en la aguerrida defensa de Ucrania contra la agresión rusa su parangón igualmente heroico-, el ministro de Presidencia y portavoz del Gobierno ha convocado de urgencia una rueda de prensa. Ha anunciado, en tono grave, que el presidente Sánchez y la ministra Robles llevan más de un año siendo espiados con el programa Pegasus. El CNI, por lo que entendí, descubrió la grave situación, cuya responsabilidad atribuyó a una entidad “exterior”, hacía solo 24 horas. Esto es Gaigé.

Archivado en: Actualidad, Educación, País de Gaigé, Sociedad Etiquetado con: Feria de abril, Gaigé, Loemle, Margarita Robles, Murcia, Núñez Feijóo, Pegasus, Santiago Abascal, Sevilla, Ucrania

Putin está a punto de ganar su batalla para hacerse con Ucrania

4 marzo, 2022 By amarias Dejar un comentario

El criminal de guerra Vladimir Putin está a punto de ganar su batalla con Ucrania. Pero está perdiendo todas su guerra contra la libertad y provocando un aislamiento económico y politico de su feudo que se traducirá en el mayoritario desprecio internacional hacia su persona (que acabará, y no se lo remediará nada ni nadie, siendo juzgado por sus crímenes en la Corte Penal Internacional enjuiciado por genocidio, e infracción múltiple de principios del derecho internacional), y en el deterioro que sera difícil de recuperar en la imagen del pueblo ruso, empañada por el apoyo de los plutarcas rusos y de su gobierno y el silencio cómplice de gran parte del pueblo ruso.

La sensación de estar reviviendo, en aspectos sustanciales, la época nazi que provocó la segnda guerra mundial es imborrable. Otros personajes, otro pueblo perseguido, un parecido mirar hacia otro lado de la población de la Rusia ocupada por el dictador de la KGB, no queriendo conocer la realidad que se esconde en la invasión a la libertad de otro pueblo eslavo,

Ha habido vencedores, y no precisamente pírricos, sino muy consistentes, El presidente Volodomir Zelenski, desde luego, es un vencedor moral en esta falsa disputa provocada por el criminal invasor. Ojalá que su vida salga indemne de tanto ataque lleno de odio e incomprensión hacia lo que representa: la libertad de Ucrania, la defensa del deseo legítimo de de un pueblo de decidir su destino. Ha vencido Josep Borrel, el alto Comisionado Europeo, quien desde un principio del ataque del ruso a Ucrania (y antes de él, con clarividencia que le honra) ha detectado el riesgo que significaba Putin, su obsesión armamentística, y la debilidad de la Unión Europea por carecer de una Fuerza de Defensa propia y depender exclusivamente de la protección que Estados Unidos pueda ofrecerle, a través de ese mecanismo heterogéneo y ya decadente que significa la OTAN.

Ha ganado puntos Joe Biden, aunque sus primeras comunicaciones resultarn ininteligibles y parecieron débiles para atajar a tiempo la determinación genocida del dictador ruso, aunque hay que entender ahora que una parte sustancia de la población norteamericana se mantiene intoxicada por su orate local, el expresidente Donal Trump y, desde luego, la convicción de que Europa no estaba haciendo lo que debía por protegerse, con su insuficiente colaboración a la dotación del presupuesto de la OTAN. También cuenta en su descargo que una decisión de involucrar en mayor medida a la Alianza, enviando a militares norteamericanos a la posibilidad de morir en una nueva guerra sentida como ajena.

Hoy, 4 de marzo, nos hemos enterado de que la planta nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa,  ha pasado a ser ocupada por los invasores y las tropas rusas se han hecho cargo de la gestión de la central, después de un ataque que provocó un gran incendio en las inmediaciones que, en este momento, parece controlado. El espectro de Chernobil ha vuelto a aparecer, pues se desconoce la capacidad de control de una instalación de alta tecnología y subsigiente riesgo de desastre en caso de caso de mal funcionamiento. Tanto Biden como Boris Johnson (el primer ministro del Reino Unido) han identificado el ataque a la central como una amenza direcra a la seguridad de toda Europa.

A nivel muy local, es decir, nuestro pequeña tierra de Taifas, se ha perfeccionado hasta límites de sonrojo, la discrepancia en el Ejecutivo español sobre cómo actuar contra el sátrapa ruso. A discrepancia de la vicepresidenta Yolanda Díaz, que se ha expresado en apoyo de la decisión de Gobierno de apoyar con armamento a los defensores ucranios, la ministra Ione Belarra, la ministra María Jesús Montero, el ministro Alberto Garzón y otros portavoces de los partidos de la izquierda desorientada y falsaria, proclaman su apoyo sentimental a la Ucrania invadida, pero discrepan profundamente de cualquier apyo que no sea la negociación para “parar la guerra”.

Quieren ignorar estos personajes ahítos de buenismo que las condiciones de Putin para detener la guerra son que Ucrania reconozca que ha perdido la guerra, se deponga el gobierno legítimo, disuelva su Ejército y renuncie a entrar en la Unión Europea y, por supuesto, en la órbita de la OTAN. Es decir, que pierdan la libertad, los derechos humanos más libertades, sucumba el derecho internacional. Da vergüenza que tengamos a estas gentes de ministros y portavoces de partidos que se dicen activos militantes por la mejora del nivel de vida de los españoles.

Archivado en: Actualidad, Rusia, Sociedad, Ucrania Etiquetado con: Alberto Garzón, central nuclear, Donal Trump. Boris Johnson, Ione Belarra, Joe Biden, Josep Borrel, María Jesús Montero, OTAN, Ucrania, Unión europea, Vladimir Putin, Volodomir Zelenski, Yolanda Díaz, Zaporiyia

Sobre el rebaño

10 enero, 2022 By amarias Dejar un comentario

El Rebaño -con el desconcertante subtítulo de “Cómo Occidente ha sucumbido a la tiranía ideológica”- es el título del ensayo de Jano García, que vió la luz en 2021 auspiciado por la Editorial La esfera de los Libros. Se trata de un libro interesante, sin duda, con reflexiones nada despreciables sobre los grandes ejes que rigen el pensamiento colectivo (fundamentalmente, el español) en estos momentos peculiares de nuestra Historia, y que el autor ha tenido el acierto -y la picardía- de separar en capítulos con asunto definido.

La fértil imagen del rebaño, con sus elementos de acoso y sus perros guardianes, y esos a veces misteriosos amos del cotarro, que señalan con criterios que no precisan ser explicados, el camino que debe seguir la masa para no ser tributo, tanto del desprecio del resto de la grey como de los hipotéticos enemigos exteriores, queda ya expresada con brillantez en los primeros capítulos.

Es en el tercero en donde se presentarel meollo de la argumentación principal : Una nueva moral para todos.Con reiteradas alusiones a la vida e ideas de Antonio Gramsci, el filósofo marxista que sirve (o sirvió) de apoyo intelectual a Podemos y a otros partidos de la izquierda populista, Jano García avanza su idea de que “muchos partidos cambiaron su discurso para adecuarlo al momento”, de manera que los líderes adaptaron sus mensajes con impulsos emocionales, sin real contenido ideológico, para que la masa no tuviera problemas en aceptarlos.

La propuesta es muy atractiva. Falto de una directriz ética superior, a la que ignora o menosprecia, alejada la masa de la proteccción y guía “para todo” que supuso en la Europa cristiana la religión, ayuna de líderes fiables, la mayoría se ha hecho muy vulnerable, atenta solo a seguir las imposiciones que se supone emanadas de la mayoría, pero que, en realidad, surgen de simples soflamas gestadas en cada momento, de manera oportunista por quienes solo pretenden sacar partido de su debilidad.

Así sucede con las ideas respecto al feminismo, la homosexualidad, el cambio climático, o el racismo, por destacar solo algunos ejemplos de cómo, sin verdadero debate ni análisis crítico, los líderes políticos perfilan sus posiciones, tratando de apropiarse de la emoción de la masa, a la que destinan sus mensajes. No se trata de exponer argumentos sólidos a favor o en contra de una u otra postura, sino, sencillamente, de inflamar los ánimos.

Jano García expone certeros ejemplos que demuestran lo artificial de muchas discrepancias. ¿Es feminista aquél que levanta su voz airada por la supuesta discriminación de la mujer, pero tolera sin problemas que el vecino obligue a llevar velo a su pareja? ¿Tiene verdadero sentido negar la existencia de la homosexualidad y otros comportamientos sexuales no “admisibles”, apelando a teorías que ya se ha probado son absolutamente falsas? ¿Por qué quienes están convencidos de que el cambio climático exige medidas inmediatas, cuando no urgentes, no actúan de acuerdo con esos criterios? De verdad, ¿alguien en su sano juicio puede apoyar sin rubor que la raza, el género o el origen de nacimiento de la persona deben actuar como elementos “a priori” de clasificación?

La capacidad de olvido del rebaño juega a favor de su manipulación. Es significativo que “la sociedad actual apenas recuerda lo que hace tres días le escandalizó o enervó” (pág. 266). El libro entra en fase más polémica cuando duda que las “nuevas tecnologías abrieran la puerta a un mundo mejor” (pág. 275, aunque yo modifiqué la forma de expresar la idea, para darle coherencia con mi texto). Cita al coronel Pedro Baños para reforzar la idea de que las grandes tecnológicas, y por ende, los Estados, “llegan a conoernos mejor que la familia y las personas que nos rodean” y, por ello, están en situación de orientar nuestras ideologías o…inclinar nuestro voto en las siguientes elecciones.

No he querido hacer, ni mucho menos, el destripe (1) del libro, puesto que lo que ofrezco en este comentario son, más bien, las reflexiones que me sugiere su lectura. Por eso, reservo al lector el placer de descubrir las ideas, que a modo de Conclusiones abiertas, expone Jano García. Por cierto, uno de esos influyentes (2) nque tienen millones de seguidores (@ellibrepensador) y cuyas ideas y comentarios son aceptadas como dogma de fe por miles de jóvenes con menos de cuarenta años, que, aunque se molestarían si se les considerara parte del rebaño, no pueden sustraerse al gran atractivo (y servidumbre) de creer que están de vuelta de todo lo importante.

Como yo tengo más de setenta años y tengo mucho del camino andado, a riesgo de parecer un petulante, concluyo por mi cuenta: Ni me impresionan las ideas -desde luego, brillantes, de Jano García-, que en buena parte tienen el tufillo del “dejà vu” o “dejà lu”, ni tengo ya fuerzas para levantar ni el brazo ni la ceja para manifestar mi admiración por el descubrimiento del término de “alogocracia”, que, en ausencia de una definición oficial, haría referencia al control que los sentimientos ejercen sobre nuestras decisiones.

(1) spoiler, para los modernos, aunque la RAE no admite este anglicismo.

(2) influencers, para los modernos, aunque a RAE no admite este anglicismo.

 

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Feliz Navidad

21 diciembre, 2021 By amarias 1 comentario

 

En estas fechas, y particularmente gracias a la facilidad de enviar felicitaciones por internet, recibimos cientos, quizá miles, de deseos de felicidad para Navidad y Año Nuevo. La mayor parte de los correos y mensajes son simples reenvíos de postales, vídeos (más o menos ingeniosos) y frases de desigual fortuna, creadas por otros. Pocos se arriegan o se esfuerzan en  escribir, dibujar o cantar algo original, con sello propio.

Estamos en una zona mayoritariamente católica (al menos, cristiana) y nuestra tradición y formación, por mucho que nos empeñemos en sepultarla con un agnosticismo de salón, nos lleva a trasladar deseos de paz y felicidad coincidiendo con la Navidad, que es la conmemoración del nacimiento de un niño, hace más de 2.000 años, en el seno de una familia judía, y del que quedó constancia de una vida singular, registrada escuetamente -salvo algunos de sus actos más misteriosos y su muerte injusta, que fueron glosados con mayor detalle- por cuatro de sus amigos. Nada podía hacer prever que millones de personas en todo el mundo crean hoy todavía firmemente que esa persona singular fuera hijo de Dios y que la devoción a ese ser legendario haya desarrollado una doctrina y una colección de ritos y protagonizado, (¡ay!) en el devenir de los tiempos, algunos actos lamentables, que nada tienen que ver con el amor al semejante.

Por supuesto, deseo a todos mis amigos y conocidos, que sean felices, que pasen con su familia unas felices fiestas y que el próximo año, les traiga toda la ventura que sean capaces de asimilar sin henchirse de fatuidad.

Pero voy a desear felicidad, con toda la fuerza mental de que soy capaz y comprometiendo mi esfuerzo personal y algo de mi dispnibilidad económica, a los siguientes grupos de personas, que son mis coetáneos más necesitados de ella.

Quiero que sean felices los que sufren por enfermedades a las que aún no se encontró solución ni alivio, enfermos en cuidados paliaticos, pacientes de un tipo de cáncer aún letal, de Alzhéimer avanzado, de esclerosis múltiple, ,,, de cuantos padecimientos agarrotan sus fuerzas y constriñen sus ánimos y los de sus cuidadores.

Quiero que sean felices los que no tienen trabajo, ni medios económicos, ni saben cómo podrán arreglárselas para subistir -ellos y sus familias- en los próximos días; los que viven en la calle, los desahuciados por la fortuna, los que estén en bancarrota, los despedidos de sus oficios, los que han sufrido un accidente laboral que los tiene de baja por tiempo indefinido.

Quiero que sean felices los que viven en países en donde gobierna el desorden y el caos, en donde las poblaciones padecen mayoritariamente de la falta de sanidad, de educación, de oportunidades y medios, los que padecen de falta de libertad, incluso la más elemental, en las tierras donde las decisiones las toman regímenes totalitarios, satrapías, grupos de iluminados por su egoísmo y ambición

Quiero que sean felices las mujeres oprimidas por esposos, amantes, familares o dioses, y en especial, las que llevan velo, burka o cualquier forma de sujeción -visible o invisible, aparente u oculta- en contra de una voluntad que deberían poder expresar sin reservas.

Quiero que sean felices los que se ven obligados a dejar su país, sus pertenencias, sus orígenes y están embarcados en una aventura con incierto destino para llegar hasta tierras que nadie les ha prometido, teniendo que atravesar fronteras en donde se encontrarán con alambradas y muros, corren el riesgo de ahogarse en mares desconocidos que hunden sus precarias embarcaciones o, tal vez, se tendrán que ver con soldados armados que dispararán contra sus cuerpos agotados e inermes.

Quiero que sean felices los que se deben confrontar con limpiezas étnicas, marginación por causa de raza, credo u orientación sexual, y sufren la amenaza diaria de ser asesinados, maltratados o despreciados por cuantos se jactan de tener la verdad, el poder o la calidad de mayor valor humano.

Quiero que sean felices los que no obtienen el consuelo de un hombro amigo, una palabra amable, una solución a su desesperación.

Quiero que sean felices los que no soy capaz de ver ni entender que sufren, que están sufriendo ahora, y me gustaría que todos los que tenemos alguna opción, cualquier capacidad de solucionar su pesadumbre, actuáramos unidos para ayudarles.

Quiero…

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Aumento de la crispación social

21 diciembre, 2021 By amarias Dejar un comentario

Tenemos motivos sobrados para sentirnos incómodos con la actual situación.  Vayan aquí, a vuela pluma, algunos:

Una nueva oleada de ese virus del que seguimos ignorando casi todo (origen, forma de propagación, manera plenamente segura de defendernos de su contagio) está colapsando los centros de atención primaria y las urgencias de los hospitales. Le han dado un nombre a su variante, aunque esta cuestión semántica ha venido a causar aún más inquietud sobre la población, de nuevo preocupada por la posibilidad de ser infectados y por la sospecha de que las vacunas, incluso con las tres dosis y contrariamente a lo asegurado inicialmente por las farmacéuticas, no ofrecen total garantía de resistir al contagio.

Son ya muchas las aulas de primaria y secundaria que han tenido que cerrarse provisionalmente para cumplir con los protocolos de la mal llamada cuarentena, que ha sembrado, de golpe y porrazo, con nuevos problemas de logística y de prevención a miles de familas, con muchos progenitores afectados por el teletrabajo. Las comidas y cenas de empresa, las copas de Navidad, las reuniones familiares, se están viendo reducidos a la mínima impresión. Cuando se celebran, las medidas adoptadas (improvisadas, incoherentes, a veces estrafalarias e ilógicas) son más bien producto de esta esquizofrenica colectiva que de la sensata orientación realizada por microbiólogos (Por cierto: esta profesión, como la de vulcanólogos, parece estar aprovechando la crisis, sobre todo, “para aprender mucho”).

Qué decir de la política, convertida en una plataforma de inestabilidad y preocupación. No hay consenso ni voluntad de tal, y la deriva hacia dos bloques, enfrentados entre sí, con los partidos afines y, posiblemente, con el mundo en general, debe preocuparnos. La bipolaridad es mala consejera de acción, pues evita los grandes acuerdos y los que se producen -como está demostrado por el cierre en falso de la colaboración gubernamental entre el PSOE, Unidas Podemos, la CUP y el PNV- aumenta la tensión y reduce las disponibilidades de Tesorería para que las disfrutemos todos, aplicándose dineros a las exigencias egoístas de los partidos minoritarios-

En el Parlamento, las apariciones de ministros y representantes de la oposición, se han convertido en expectáculo de malos actores. La oposición de derecha como de ultraderecha se ve por los partidos de la izquierda y ultraizquierda como anclada en el franquismo, y cuanto dice o argumentan se le califica como surgido de la nostalgia, la ignorancia, o el rencor; no pocas veces se llama fascistas a sus representantes. Pero, a la inversa, cuanto hace o dice el presidente de Gobierno, sus ministros o los portavoces de los partidos que conforman el conglomerado (sin duda, pintoresco) de la coalición que nos gobierna, es erróneo, resulta oscuro o ininteligible o es producto de una incompetencia manifiesta, si seguimos a los portavoces de la otra bancada.

No voy a poner más ejemplos, que cada uno puede encontrar en lo que esté viviendo en la empresa, en la oficina, en las Adminsitraciones, en encuentros (por fortuna, casi siempre solo verbales) entre quienes se empeñan en mantener posiciones discrepantes, fuera de todo raciocinio o discusión sensata. Por no decir de esas hordas de descerebrados que, a la primera, como si fueran mercenarios del caos, rompen cristales de comercios, vuelvan contenedores o queman neumáticos, sin importarles plantear batallas campales con las fuerzas del orden.

Una anécdota, para reforzar a qué parecemos dispuestos a llegar. Hace un par de días, estábamos manteniendo una conversación en una cafetería con unos amigos y dos mujeres, cada una con el adorno de su propio perro, se pusieron  en la mesa de al lado. Uno de los perros se puso a ladrar de forma ininterrumpida, causándonos evidente molestia, tanto que nos impedía seguir hablando en tono normal. Mi esposa rogó a la señora propietaria que hiciera callar a su perro, pues nos estaba importunando. La respuesta fue,: “Está en su derecho”. Yo le repliqué, en mi mejor tono, aunque sin ocultar mi sopresa por la salida de pata de banco: “¿Insinúa Vd. que el derecho de su perro es molestar con sus ladridos? ¿No tiene Vd. autoridad sobre su perro para tranquilizarlo?”.

Se produjo un silencio, que solo quedaba roto por los ladrillos estridentes del maleducado chucho. Como si hubiera estado meditando una réplica contundente, aquella amiga del muy especial derecho animal, fijando su mirada en mí, me espetó: “Es Vd. un impresentable. Un sinvergüenza”, dejándonos a todos -incluso a la que la acompañaba a ella- estupefactos.

No tuve más remedio que pedir la cuenta y decir a mis amigos que debíamos cambiar de aires, por el bien de mis arterias coronarias.

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Elogio de la intolerancia

29 noviembre, 2021 By amarias 2 comentarios

No pretendo poner el énfasis en la necesidad general de ser intolerate. Al contrario, como pacífico, mi actitud general es de tolerancia; prefieron no verme involucrado en disputas sin sentido. Por ello, no comprendo en lo más mínimo a esos individuos que se dicen defensores a ultranza de los colores de un club deportivo y llevan su enajenación al terreno de enzarzarse a porrazos con los partidarios de otro equipo, al que ven como contrario.

Una vez establecido el marco general de invocación y fidelidad a la tolerancia como principio general, quisiera meterme en la harina de las conscuencias de la excesiva tolerancia, que lleva a aquél al que se la dispensamos, sin estar obligados a ello, a creer que tiene la razón, que le asiste el derecho para auparse sobre el nuestro.

En el tema de las vacunas para superar la pandemia, encuentro un ejemplo claro de tolerancia excesiva. Cierto que ni los expertos oficiales ni las autoridades han ayudado mucho establecer un régimen de confianza respecto a la manera de combatir el virus, pero, en este momento, se ha aclarado de forma científica y con suficiente respaldo que las vacunas ayudan de manera decisiva a defendernos individual y colectivamente y que la mascarilla es una forma de protección, elemental, pero segura, para evitar contagios.

Por consiguiente, no entiendo la tolerancia para aquellos que no se vacunan ni se ponen la mascarilla, porque “no se fían”. Deben implantarse de inmediato medidas claras de restricción de espacios públicos para esos negacionistas que, amparándose en nuestra tolerancia, aumentan nuestro peligro de ser contagiados. (Ah, y por supuesto, no entiendo por qué no se están enviando masivamente dosis a los países menos desarrollados para que vacunen a su población. Hemos oído miles de veces que el virus no admite fronteras, ¿a qué se espera, pues, desde los países más ricos, o también hay negacionistas en la cúpula del poder mundial?)

Voy con otro ejemplo de tolerancia excesiva, siempre en mi opinión, claro está. El debate político en el hemiciclo (me refiero al Congreso, ya que ignoro si en el Senado existe algún debate) se concentra en poner en prueba la capacidad de tolerancia del pueblo llano, hurtándonos la discusión y acuerdo en aspectos cruciales para nuestra convivencia y nuestra economía y distrayéndonos en otros. que no sería admisible plantear, como presión para llegar a acuerdos de gobernanza.

No es tolerable el planteamiento sobre el desmembramiento de España. No hay ninguna razón ni histórica, ni cultural, ni linguística, para abrir ese debate en el Congreso y mucho menos, para convertirlo en fundamento para la toma de decisiones políticas. No hay más frontera entre determinadas regiones y el resto del país, que las propias de la conveniencia administrativa general. Todas las regiones forman parte de la unidad indisoluble de España.

Tampoco hay que tolerar la falta de respeto por algunos de los que ostentan cargos públicos, pagados con el dinero de todos, para insultar o vejar a la Monarquía, que es la forma de Estado legítima, el símbolo de esa unidad. Algunos parecen estar persuadidos de que, cuando se pretende hacer a un lado a Felipe VI, solo se dirigen contra él. No, van contra todos. Porque hemos elegido mayoritariamente, con aplastante mayoría, tener como forma de Estado la Monarquía.

No necesito disculparme, porque ya he dicho muchas veces, en este foro y en otros, que entiendo que la República es la forma teóricamente mejor de conformar la autoridad máxima de un Estado. Pero no encuentro que, para este momento de España, sea la mejor. Seguro que todos podemos encontrar razones, sin que sea necesario explicitarlas. En ese contexto pragmático, quien encarne la figura de Jefe de Estado, desprovisto de poderes reales más allá del simbolismo y cuestiones de puro refrendo, es lo de menos. Y si lo está haciendo bien -muy bien, diría yo- pasa a se parte de “lo de más2.

Hay muchos otros temas en los que nos podemos estar mostrando demasiado tolerantes. Basten éstos. Por eso, desde mi pequeño atril, permítaseme el elogio de la intolerancia. Porque hay actitudes, posturas y movimientos que no deberían ser tolerados. Para no convertirnos en cómplices del desaguisado.

 

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Los futuros perdidos y el futuro que espera

26 noviembre, 2021 By amarias 2 comentarios

Hace algo más de un mes (octubre de 2021), Eduardo Madina y Borja Sémper, como resultado de una larga conversación con Lourdes Pérez, han situado en el convulso mercado de opinión español un libro singular, titulado “Todos los futuros perdidos (conversaciones sobre el final de ETA)”.

Vengo siguiendo con decreciente interés y en la medida en que mis ocupaciones profesionales y oncológicas me lo permiten, las intervenciones de Madina y Sémper en el espacio “La ínsula”, los viernes, en la emisora Onda Cero que dirige Alsina. Me parece que aportan una visión fresca y lúcida sobre el deterioro de la política española actual, aunque su tono conciliador y sus críticas al estilo de caballero gentilhombre, resultan demasiado discordantes con el girigay falto de elegancia y altura intelectual de nuestros representantes en el hemiciclo. Por eso, me han llevado hacia la sensación de cansancio a fuerza de oírles. La situación se encamina hacia la batalla campal y el Gobierno sanchista y sus palmeros están pidiendo a gritos una oposición de rompe y rasga, que les convenza de que la inmensa mayoría de los españoles no están/estamos dispuestos a seguir aplaudiendo, ni manteniendo el silencio, ante su manejo grandilocuente y suicida.

El libro es un testimonio de alto voltaje. Su título refleja un pesimismo alarmante, viniendo de dos jóvenes -en plena madurez- que tienen la edad de mis hijos. En verdad, el ejemplar que tengo en mis manos está dedicado por Eduardo Madina a mi hijo Miguel, quien me consta que tiene una relación de amistad y bastantes dosis de recíproca complicidad con los autores.

No puedo decir que me leí el libro de un tirón, porque su estructura no se presta a ello y, además, mi curiosidad me llevó a consumir en primer lugar alguno de sus capítulos más llamativos.

Comencé a leer el libro por el Capítulo 5, “Llega el dia. La conciencia de ser un superviviente”. Primero, se cuenta la amenaza de muerte comprobada que pendía sobre Borja Sémper; luego, con más detalle y tintes especialmente emotivos, el atentado contra Eduardo Madina, en el que perdió su pierna izquierda.

Me daría cuenta después, al repasarlo con método, que la factura del relato pretende trazar el testimonio de dos vidas paralelas, cada una convergiendo desde una hipotética divergencia política y con el tremendo trasfondo de una sociedad, la vasca, con una capacidad probada para la enajenación colectiva. No es fácil, en este momento, discernir quién está a la derecha y quién a la izquierda del espectro político, aunque Borja se define como liberal y Eduardo como socialdemócrata y, como ratificación de ese sesgo, el uno milita (o, por lo menos, ha militado) en el Partido Popular y el otro en el Partido Socialista, en el que llegó a postularse contra Pedro Sánchez, y perdió. En este momento, no se dedican a la política, aunque…la hacen, al juzgarla.

Es muy emocionante leer que sería mucho más interesante conocer las razones por las que, tipos maduros, -de cuarenta o cincuenta años (como los autores ahora)- organizaron  el entramado de ETA,  que pretender analizar los móviles de los que colocaban bombas y asesinaban a bocajarro, jovenzuelos descerebrados que obedecían instrucciones sin plantearse porqués.

Me gustaría admitir que ETA está derrotada, y que “los niños y niñas de España deben crecer sabiendo que” lo está (pág. 209). También quisiera creer que el fantasma de una guerra civil -pocos pueblos han decidido a lo largo de la Historia, dirimir sus diferencias matándose entre sí- ha desaparecido. Pero, cuando atiendo a lo que se expresa en la Cámara de Diputados y fuera de ella, por individuos que se dicen representantes del pueblo y que tienen la obligación de atender a intereses generales, y advierto su incapacidad para encontrar el punto de acuerdo en la negociación y el pacto, y su gozo por la descalificación y el aspaviento, removiendo ascuas de un pasado que no conocieron en primera persona o que lo protagonizaron en mala hora, no puedo menos de lamentar que muchos hombres y mujeres jóvenes, pero ya en plena madurez, como Borja y Eduardo, puedan pensar y tengan serias razones para creerlo, que “todos los futuros están perdidos”.

Coño, no. Vuestro presente, la experiencia acumulada, la sensatez manifiesta, ha de conducirnos a un futuro mejor. Tenéis, junto a los mejores de vuestra generación, la capacidad, el empuje y el discurso para ser los timoneles. No nos dejéis en la estacada. Los mayores, hemos podido llegar hasta aquí (la paz, la democracia, una España unida con vibrantes realizaciones, con un lugar de privilegio en el mundo) superando muchos obstáculos para dejarnos abrazar por el pesimismo o la tristeza. Debemos empujar fuera del estrado a los que solo saben hablar desde el odio, la ignorancia, la falsedad y el menosprecio a la inteligencia.  Son un estorbo, una lacra remanente.

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Señales desde el futuro

18 noviembre, 2021 By amarias 1 comentario

El ciego avance de la cuarta revolución -industrial, tecnológica, social-  está llevando a la sociedad humana, si un milagro de entendimiento global no lo remedia, hacia la masiva destrucción de la especie de homínidos que se llamó homo sapiens.(Se  cumple el aforismo: “stupidus dicentes se esse sapientes, stulti facti sunt”.)

Los síntomas apuntan que la destrucción provendrá del eficaz empleo de la inmensa capacidad armamentística, con los más variados y sofisticados equipos (drones, misiles, taques, buques, aviones dotados con máximo poder de destrucción).

Pero antes de que se produzca esa desgracia, que vendrá a confirmar que nuestra especie lleva en sí misma la capacidad de exterminio, tendrá lugar la división tricotómica de la sociedad global que abarcará múltiples aspectos, desde el intelectual al moral y, por supuesto, el tecnológico y económico.

Desde hace décadas se viene produciendo -últimamente de manera acelerada- el cambio del liderazgo mundial, en el que el papel que venían desempeñando, sin rivales, los Estados Unidos de Norteamérica, desde la segunda guerra mundial, ha pasado a contar con un émulo de musculatura creciente, China, que se benefició de manera muy efectiva de la apertura económica que se llamó la globalización de los mercados.

Los poco eficientes presidentes estadounidenses (el último con visión global y relevancia política real fue Bill Clinton), se han empeñado en mantener inútiles guerras de distracción de su declinante supremacía y, ya cuando todo estaba perdido, se han concentrado en el refugio del “América first”, es decir, la autarquía en unos productos y la defensa arancelaria en otros.

No debemos dejar sin mencionar, en este rápido repaso de geopolítica para párvulos, que la Unión Europea, empeñada en ejercer un liderazgo moral -sobre todo, en lo ambiental y, en menor medida, en lo social, acuciada por las crecientes invasiones “pacíficas” de los migrantes de los países limítrofes- ha ido perdiendo capacidad negociadora. Ha visto también, para confirmar el dramatismo de la situación, que su supremacía tecnológica ha servido para que en el Oriente -desde China a India y Pakistán, pero sin olvidar a Japón- se estén produciendo, con tecnologías que en inicio fueron suyas, pero ejecutadas hoy con mano de obra mucho más barata, los bienes que sus ciudadanos se empeñan en comprar para agotar sus necesidades de consumo (desde automóviles a chupetes tecnológicos -móviles, cámaras fotográficas, ordenadores, etc.)

La tricotomía a la que me refiero, de manera enfática, es la división social cada vez más evidente entre:

1) el grupo selecto de tecnólogos, científicos e investigadores de primer nivel, junto con gestores y comerciales de mayor rango, trabajando para las grandes empresas multinacionales (farmacéuticas, de energía, agua, producción de microchips, materiales especiales (grafeno, aleaciones ligeras, cerámicas de alta resistencia, etc.) y en los centros universitarios y de desarrollo punteros; a ellos se deberá añadir el grupo de sanitarios altamente cualificados;

2) la masa de  trabajadores con cualificaciones intermedias (universitarias, de formación profesional, de artesanías diversas), en número creciente y con cualificaciones cada vez peores, así como la gran oferta de personal para servicios (camareros, empleados en hostelería, atención doméstica y a enfermos), así como actores, empleados en centros de diversión, etc., compitiendo duramente por la creciente oferta de mano de obra y con salarios cada vez menores y

3) el gran contingente de desempleados crónicos, jubilados, clases pasivas de todo tipo, enfermos dependientes del auxilio social, migrantes y refugiados, etc.

El 17 de noviembre de 2021 he tenido ocasión de asistir, en directo, a la presentación del libro “España, a ciencia cierta”. Tuvo lugar en el auditorio de la Fundación Rafael del Pino. Después de un breve bosquejo sobre la intención del libro y de los resultados de la investigación (el estudio que lo cobija detecta diez tecnologías con mayor capacidad impulsora para España), el eficiente y laureado director de la Fundación, Vicente J. Montes Gan realizó dirigió un coloquio “amistoso” con sus autores, Javier García Martínez, Sonia A. Contera e Iñaki Berenguer.

No abrigo ninguna duda de que los diez sectores tecnológicos con desarrollo expuestos en el libro son, todos ellos, líneas magníficas de futuro actual e, incluso, del pasado más floreciente que apunta a hacer más eficiente ese futuro: la telemedicina y la nanomedicina, la realidad mixta (virtual y aumentada), los sensores provistos de chips para detectar enfermedades sin necesidad de desplazamiento al centro médico, la agricultura de precisión, la masiva aplicación de las matemáticas a la economía (con énfasis sobre el tratamiento de los big data), la cadena de valor del hidrógeno (su producción y uso generalizado), la supercomputación (en la que España, según dijeron los propios intervinientes, es ya una potencia mundial), etc. Quien quiera conocer los detalles, que compre el libro.

Me quiero detener, sin embargo, en comentar, con mis propias palabras, algunas de las frases que creo más relevantes del interesante coloquio.

  • Frustración de los científicos y tecnólogos españoles. Sonia (Contera) enfatizó, y varias veces, sobre la falta de identidad científica propia para España. Nuestro país no supo recuperar la identidad científica que poseía, y que se perdió con la guerra civil. No solo éso: existen muchos movimientos en el mundo anticientífico. Existen buenos científicos y técnicos españoles trabajando en prestigiosos centros académicos (y empresas) extranjeras, pero no tienen el acicate para trabajar en nuestro país, porque falta el ambiente, la atmósfera adecuada. Los autores del libro estuvieron de acuerdo que el científico no trabaja por dinero (al menos, hay que puntualizar, supongo, cuando ya ha tenido un razonable éxito económico y tiene un puesto de trabajo fijo), sino por la “satisfacción”.
  • No existen caminos claros para la comercialización de la ciencia, que es clave para el desarrollo tecnológico. Iñaki (Berenguer) diferenció entre “hacer ciencia” y “comercializarla”, que sería una habilidad diferente. En ese segundo aspecto, los investigadores y científicos españoles no son tan relevantes. Nos falta incluso, el impulso para el primer paso: que no se pongan trabas burocráticas, administrativas (y añado yo, incluso endógenas, surgidas de envidias en los propios centros de investigación y docencia).
  • La Universidad es, o debe ser, el gran polo de innovación y ciencia. Así sucede en los países más desarrollados. No es el caso de España, carencia dramática que debería corregirse de inmediato (la concreción del articulado es mío).
  • La identidad científica no se regala. Debe crearla el propio investigador, sin ayuda de nadie (o de muy pocos). Sonia puso el ejemplo de su personal periplo en Boston. “¿Española y mujer?” Nadie me ayudó; lo que ha llegado a ser lo consiguió por su propia dedicación y esfuerzo.
  • Asia va a dominar la ciencia del siglo XXI. Le ayuda, también, el sentimiento religioso del pueblo, el confucionismo, que favorece la visión colectiva, el apoyo recíproco en vías de un beneficio común. España es un país fragmentado, sin identidad como país. Esa situación constituye un grave perjuicio para el desarrollo tecnológico. Los distintos actores hablan lenguajes distintos.
  • La ciencia no crea desigualdad por ella misma, sino por el uso que se hace de ella. Falta liderazgo científico en España.
  • Es importante la diversidad en todos los órdenes, no solo de género. Eliminar la reacción, que es anticiencia y favorecer los equipos multidisciplinares, el trabajo en equipo, la selección de los mejores, estimulándolos y creando plataformas adecuadas de desarrollo y comunicación técnica y científica.
  • Hay que alinear objetivos e incentivos. Javier (García Martínez) es partidario de esa concordancia, aunque Iñaki y Sonia subrayaron que en sus centros no se habían identificado ni los objetivos ni los incentivos y ello no fue hándicap para el desarrollo ejemplar de la investigación.
  • España dispone de un clima excelente que debiera servir de atractivo para que los investigadores pasaran un tiempo en centros españoles. “El invierno es muy duro en Boston”, señaló Iñaki. Debería analizarse con seriedad la eliminación de trabas administrativas para facilitar la doble residencia, suprimiendo o aliviando cargas fiscales a científicos españoles residentes en el extranjero.

Archivado en: Actualidad, Economía, Investigación, Sociedad, Tecnologías Etiquetado con: Fundación Rafael del Pino, Iñaki Berenguer, Javier García Martínez, Sonia A. Contera, Tecnologías para impulsar España, Vicente J. Montes Gan

Espectáculos de variedades (Segunda Parte)

7 noviembre, 2021 By amarias Dejar un comentario

La divulgación de temas científicos o técnicos supone, por parte del aspirante a divulgador, la combinación de la voluntad de hacer llegar un tema a conocimiento general, con la capacidad de selección de los aspectos más cualificados del mismo. El divulgador no es, en general, un científico él mismo, pero debe disponer de una formación suficiente para que su trabajo tenga sentido, no introduzca errores y, al eliminar aspectos del proceso que ha permitido a los más sabios llegar a sus propias conclusiones, no hacer sus conclusiones ininteligibles o falseadas.

Estamos en un momento delicado para la difusión del conocimiento. Los medios de difusión masiva, al alcance de cualquiera, están favoreciendo, tanto la aparición de la figura del falso divulgador que, en realidad, lo que realiza es una labor de emponzoñamiento y falsificación de la verdad, contagiando los conocimientos de mentiras, aberraciones y supuestas conclusiones sin valor alguno. Existen miles de envenenadores de la ciencia, algunos de los cuales alcanzan, merced a la falta de criterio selectivo y conocimientos de muchos de aquellos a quienes tienen acceso por las redes telemáticas, la categoría de máximos influenciadores de opinión, esto es, de “influencer”.

Pero la misma presión mediática, el afán de saber el porqué de lo que nos sucede, explicado de forma sencilla para que el más lego pueda creer que lo entiende, fuerza también a personas que, por su nivel de conocimientos, deberían manifestarse con prudencia ante la justificación de los fenómenos naturales, a salir a la palestra opinando con impostada solvencia lo que, en puridad, deberían expresar como conjeturas.

En el caso de la erupción volcánica de la isla de la Palma, el fenómeno natural se está viendo acompañado de la aparición de decenas de expertos en vulcanología (unos más serios y documentados que otros, desde luego) que, en la presión por explicar en tiempo real lo que está sucediendo, han caído en el error de poner al descubierto las oscuridades del trabajo científico, que, cuando es forzado a expresarse sin matices, empaña su credibilidad ante quienes, por escasez de conocimientos y la urgencia en llegar a conclusiones, solo se quedan por las ramas.

Cuando la eclosión del volcán palmeño, desde hace hoy más de cuarenta días, ha roto bruscamente la calma isleña de los últimos cincuenta años (la últimas erupciones en la Palma han sido las del volcán de San Juan, en 1949 y el Teneguía-Cumbre Vieja de 1971), los expertos definieron la erupción como estromboliana. Los materiales que lanzaba el volcán se concentraban en explosiones esporádicas, de poca violencia y con emanaciones de lava discontinuas y densas. Al cabo de unas semanas de actividad, la erupción pasó a ser hawaiana, con lavas más fluidas y, tanto, con mayor difusión y facilidad de movimiento sobre el terreno. Por la evolución de la salida del magma y de los gases, no se descarta que podamos pasar revista a otros representantes de la tipología vulcaniana , como la peleana (tapón en el cráter por la lava consolidada) o vesuviana (explosión violenta, con gran emisión de ceniza y lava viscosa).

Tantas explicaciones eruditas no solo no empañan, sino que magnifican, el dramatismo de la realidad por la que están pasando los palmeños. Una fuerza magmática, de naturaleza en gran medida imprevisible en su capacidad de destrucción (por lo que ya les parece) ha llevado por delante casas, plataneras, carreteras, animales domésticos y buena parte de la capacidad de sustento económico de la isla. Lo que les interesa no es cómo se llama la erupción, pues lo que les gustaría conocer con exactitud es, ya que la lava y las cenizas, y los gases altamente contaminantes, siguen saliendo por las bocas volcánicas ahora aparecidas en la isla, cuál será su modo de vida en el futuro, ahora que más de dos mil familias se han quedado, literalmente, sin nada.

No es pues, cuestión de científicos. Se trata de la solidaridad y, también, de la incorporación de una capacidad de gestión del territorio frente al futuro que permita acotar con máxima solvencia los riesgos de vivir sobre un volcán. Se ha expresado en estos días, con toda crudeza, la capacidad del ser humano para olvidar las desgracias sobrevenidas con el paso del tiempo. Instalarse de nuevo en las zonas afectadas por la lava, puede ser atractivo y barato, pero será siempre peligroso. Cuando el gobierno promete (Sánchez lleva ya seis viajes realizados a la isla en su haber) que hará todo lo posible para recuperar La Palma, a algunos nos gustaría saber a qué se refiere.

Y como divulgador científico, a mi me apetecería saber si, además, de poner eruditos nombres a las manifestaciones volcánicas, tomar muestras y medidas que, sin duda, ayudarán a mejorar el conocimiento del comportamiento efusivo del magma en una de las regiones más activas del globo, podrían haberse evitado los cuantiosos daños materiales acaecidos. Preventivamente, acotando las zonas de mayor riesgo, con análisis sobre el terreno y, una vez iniciada la erupción, con actuaciones destinadas a forzar el camino de las lenguas de magma hacia lugares donde hubieran provocado menor destrucción.

 

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Aprender a convivir

13 agosto, 2021 By amarias Dejar un comentario

Desde que estamos investigando en qué consiste en realidad la democracia, no faltan indicios de que la cuestión puede ponerse cuesta arriba. Un síntoma preocupante es que los diferentes planes de estudio de la enseñanza primaria, se empeñan en incluir una asignatura o materia educativa a la que se concede carácter capital, que ha recibido diferentes nombres. Aunque la materia principal no cambia, los niños reciben máximas y consejos sobre conceptos tan flexibles como educación para la ciudadanía, formación para la convivencia social, respeto a los demás, cuidado del medio ambiente, etc.

No tengo a la vista libros de texto u orientación sobre los contenidos educativos con los que se cubre la enseñanza de un aspecto tan fundamental en la formación infantil y juvenil, pero no dudo que incluirá el respecto a las creencias y expresiones religiosas de los demás (cuando no interfieran con la libertad de otros y, desde luego, no pretendan alimentar el odio contra quienes no practiquen el mismo credo); debo imaginar que, como ejemplo concreto del respeto debido a la ley y a las disposiciones de las Administraciones, tendrá lugar especial el conocimiento de los límites del derecho de propiedad y la obligación de proteger a los propietarios o poseedores en su uso y disfrute razonable (y habrá que expresar algunas ideas sobre la interpretación de los términos abstractos o de aplicación polémica, como “razonable”, “importante”, “sustancial” o “perjudicial”, por ejemplo).

Dada la propensión de ciertos pequeños a abusar de los más débiles -ya se apuntan maneras de adultos en algunos-, los diligentes maestros, motivados o no, vigilarán que no se den en las aulas y durante los recreos muestras de avasallamiento, marginación, vejación o desprecio, así como que se abortarán los intentos de formar grupos en torno a cabecillas y rebeldes, con el objetivo único de doblegar por la fuerza de la masa desbocada, talentos, debilidades físicas o habilidades despuntadas.

Por intensas que sean las enseñanzas, y complejos los programas de esa disciplina académica transversal que atienden a la formación integral de nuestros  educandos querubines, la realidad que puede observarse es que no ha calado demasiado en los espíritus de la mayoría, que, cuando ya empiezan a distinguirse las pasiones y las apetencias sexuales, se rige fundamentalmente por el menosprecio a la mujer (de la que ella misma se convierte en objeto ofrendado, con exhibicionismos de sus cuerpos juveniles que no encuentran explicación), no puede sustraerse al principio elemental de “el que venga detrás, que arree”, en botellones que arrasan el espacio y en aglomeraciones que no buscan el placer intelectual sino el pasar el tiempo grupalmente, etc.

Puede que los frutos de esa propuesta educativa no sean tan fáciles de obtener, porque la sociedad está contrarrestando continuamente los buenos principios con ejemplos del éxito de los que aplican los contrarios. No tiene que ver con la crisis económica ni con la pobreza, salvo con la intelectual.

En lo ambiental, cualquier zona, independiente de su valor ecológico oficial, es susceptible de funcionar como vertedero. Los mares, ríos, arroyos y lagos, son objeto de continuas amenazas de degradación, que periódicamente se consolidan con destrucción masiva de la fauna. Los lugares previstos para entregar residuos urbanos pueden servir para dejar abandonados los artilugios más diversos, no importa que sean de obligada recogida por entidades especializadas o claro muestrario de cómo una empresa o un ciudadano particular pueden, con su negligencia o desprecio, afectar al coste de la retirada de residuos, encareciéndolo. ¿Se ha mejorado? Sí, pero poco.

En el plano simplemente ético (pero, desde luego, no desgajable de lo estético), los medios de difusión se encargan de ensalzar situaciones, personajes y tipos extraídos de la profundidad de la miseria humana, poniéndolos a la exposición del espectador, que tendrá difícil escaparse de la babosidad que impregnan sus historias, que parecerían inventadas, sino fuera porque se entroncan perfectamente en la vida real de sus protagonistas.

La enseñanza y el ejercicio de la educación para la convivencia debería abarcar también, de forma ejemplar, las actuaciones de todos los representantes públicos. La agresividad verbal sin sentido, la exposición petulante de la ignorancia esgrimida como verdad irrefutable, la mentira consciente y nunca desmentida, la descalificación de contario, el aprovechamiento egoísta de la condición pública, el despilfarro de los bienes comunes, la apropiación privada de lo que es de todos, la toma de decisiones relevantes sin consultar a los que saben (guiados por la intuición, la cerrazón mental o la desinformación culpable) son simples ejemplos de lo que se deduce del comportamiento de los que debería dar ejemplo de convivencia.

Pertenezco a una generación en extinción -no solo por edad- que no tuvo ocasión de estudiar ni educación para la convivencia, ni defensa medioambiental, ni respeto a los mayores ni tuvo ocasión de ser animado a cumplir con el propio deber. Nunca se nos explicó más allá de que era necesario saber para defenderte en la vida, es decir, subsistir.

Tuvimos mucha suerte. Cedíamos el asiento a las personas mayores, escuchábamos en silencio lo que decían sin intervenir, íbamos a misa los domingos y fiestas de guardar, jugábamos al fútbol en la calle, teníamos una onza de chocolate por merienda, veníamos de una familia numerosa, no sabíamos lo que era el lujo ni falta que nos hacía, sabíamos de carrerilla las comarcas y los pueblos de toda España, nos sonrojamos la primera vez que vimos a una mujer desnuda al natural, creímos en el pecado y la vida eterna y en las bondades del franquismo y lo malo que eran los norteamericanos. Hasta que se nos cayeron muchas falsas verdades, pero supimos por qué. Nadie nos las dio ya machacaditas, sin ocasión de discutirlas o aprender de su trasfondo.

Educación para la ciudadanía, ¡la tribu ha dejado de enseñarte!

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