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Activar la economía con ideas

3 mayo, 2021 By amarias Dejar un comentario

Aún sumergidos en el fango de la pandemia vírica, con un Gobierno torpe en ideas aunque excesivo en aparatosidad y una oposición con ganas de tomar el relevo pero sin ofrecer alternativas convincentes, creo legítimo preguntarse qué expectativas tiene España para recuperar el ritmo anterior al colapso económico provocado por el ataque de la Covid 19, una vez que se consiga erradicar con credibilidad el riesgo de contagio, barrer las cifras de mortalidad y abrir las fronteras -comarcales y nacionales- hacia el maná del turismo, que es nuestra única tierra prometida.

No estará de más recordar, para empezar, que a finales de 2019 -antes de que el virus procedente de China nos provocara la mayor convulsión a la economía y a la movilidad y satisfacción personal que conocieron las generaciones de la postguerra-, España estaba aún en recesión. Por tanto, la recuperación de niveles anteriores a la crisis vírica implicará, también, para resultar efectivo y no una engañifla sin perspectivas de duración, enderezar y acelerar el ritmo de crecimiento de la economía.

Labor difícil, si el único empeño consiste en repetir el modelo, aunque se adorne con una panoplia de buenos deseos y falsas oportunidades, empaquetados en el formato de medidas sostenibles, ambientalmente protectoras, apoyadas en nuevas tecnologías de las que en nuestro país somos consumidores y no fabricantes.

Hemos leído hasta la saciedad que se necesita aumentar la productividad y, con la boca más pequeña y desde algunos sectores académicos. que es imprescindible modificar la gran dependencia del turismo (incluido en el término, la hostelería, la restauración, el ocio, etc.) e incrementar el peso industrial en el PIB.

En relación con los fondos comunitarios que deberán ayudar a la reactivación (¡y que deberemos devolver, de una u otra forma!) se discute, sin concretar suficientemente los objetivos, la forma en que esos dineros han de servir para impulsar nuevos proyectos (y no sostener temporalmente a caída de los que están gravemente dañados, tapando sus agujeros contables), servir a la recuperación de las empresas existentes (y no solo favorecer a las multinacionales o a las que tienen capacidad autónoma para revivir y crecer, sino a las pequeñas empresas y autónomos que cumplen una función estratégica para cubrir necesidades de consumo). Poco debate ha habido, si alguno, para decidir si los dineros no deberían canalizarse preferentemente hacia sectores concretos, estratégicos, y no por estar especialmente relacionados con la protección ambiental, o la sostenibilidad, sino por ubicarse en el desarrollo de actividades basadas en las nuevas tecnologías y las que aún están por definir o crear (con el alcance que la imaginación que queramos dar a una terminología tan ambigua).

Con humildad, me atrevo a indicar que no es la productividad lo que hay que impulsar con preferencia, sino la creatividad. La efectiva creatividad. Los españoles tenemos fama de imaginativos, pero nos falta ese paso posterior al proceso mental,  que implica poner en realidad lo que se nos ocurre.

Escribo, por supuesto, con la intención puesta en las ideas que ayuden a crear empleo y riqueza. Para dar ese empujón desde el escenario de las musas al mundo de lo concreto, se necesita, obviamente, dinero, dotar de suficientes medios económicos al creativo y no condenarle definitivamente si fracasa, pues de su empeño depende la mejora de nuestras perspectivas de futuro.

Pero no es suficiente el dinero, porque la realización práctica de una idea -¡y no cualquier idea!-precisa de orientación y conocimientos empresariales, de gestión, de finanzas, de planificación, de mercado. El genio solitario que, con empeño personal es capaz de sacar de la nada una empresa de éxito, pertenece prácticamente al mundo de la ficción. Es, en esencia, una leyenda urbana.

Me parece que las Universidades (en especial, Las Escuelas y Facultades técnicas) y las Academias encargadas de explicar a los discentes el mundo de las oportunidades de negocio -que tanto predicamento han obtenido, por títulos que dan barniz pero raras veces sirven para dar cobertura-, debieran cumplir aquí un papel mucho más relevante que la simple emisión de recetas, lecciones magistrales o casos de empresa que se dan una vez en la vida. Intuyo, por las salidas de la caja negra de los proyectos empresariales salidos de las Universidades y las Escuelas de Negocio, que los egresados no están capacitados o mentalizados para emprender sus propios negocios. Y deberían estarlo, y cuanto antes.

Las propuestas de nuevos emprendimientos debieran venir, a chorros, de los centros educativos de élite. Los docentes -en colaboración y estímulo con sus discentes- deberían poner el énfasis en detectar y proponer proyectos realizables, que impulsaran la creatividad y la voluntad de autoempleo de sus alumnos. Los trabajos de fin de carrera (grado o máster), las tesis doctorales, los equipos de investigación formados en esos centros, deberían orientarse a la detección de oportunidades, proyectos, inventos, aplicaciones que permitan crear nueva empresas o potenciar las existentes.

Puede parecer que la idea no es nueva. Lo es, sin embargo, en cuanto a su realización práctica. Pocas son las directrices emanadas desde las cátedras docentes que respondan, verdaderamente, a ese propósito de aplicabilidad para resolver problemas concretos. Cuando de una cooperación eficaz entre profesores y alumnos surgen proyectos de ese tipo, que generan empresas concretas, hay que felicitar y promocionar, difundiéndolas y dotándolas de medios, esas iniciativas.

Tenemos campos donde actuar: en el desarrollo de nuevos materiales, fármacos y tratamientos médicos más eficaces, productos alimentarios más gustosos (¿qué pasa con la investigación del sabor umami?) y mejor orientados a las necesidades personales (dietas, atención a enfermedades, preferencias, costes, etc.), robots con mayor versatilidad y enfocados a resolver fabricaciones específicas, diseños más atractivos, cómodos y baratos, en la mejora de la rentabilidad de terrenos agrícolas, en la reducción del consumo ineficiente de agua y otros recursos, en la programación de los servicios públicos, la conservación alimentaria, la reducción de costes con incremento de resistencia, aislamiento o cualidades ergonómicas, etc.

Por supuesto, hay mucho que analizar y resolver en la investigación de nuestros recursos naturales, en la preservación ambiental, en el perfeccionamiento del modelo de las ciudades, en el aprovechamiento y estímulo de las capacidades intelectuales de los niños y jóvenes, en el análisis y puesta en práctica de soluciones para mantener activos y eficaces a los colectivos hoy marginados de los sistemas productivos. Etc.

En España hay mucho recurso improductivo, demasiada gente con ganas de trabajar y colaborar en el emprendimiento colectivo que no encuentra momento ni sitio. Hay que saber orientar esa necesidad, superar esas carencias. Es responsabilidad de todos encontrar el método para la incorporación de ese potencial de ideas, esfuerzos, creatividad y ganas que está improductivo.

No, no es solo cuestión de aumentar la productividad. Hay que dar cauce a la creatividad, impulsar la generación de proyectos viables desde el conocimiento de la realidad. La mejora de la enseñanza, la facilitación de medios económicos a los proyectos, la orientación de sectores y necesidades que precisan impulso y satisfacción, son vías necesarias. El impulso a la iniciativa privada y el apoyo público no discriminatorio son factores imprescindibles para que el mundo de las ideas baje al mundo de las realidades.

 

 

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Interesantes conferencias virtuales organizadas por el Club Español del Medio Ambiente

26 febrero, 2021 By amarias Dejar un comentario

El Club Español del Medio Ambiente (CEMA) ha organizado, para el 3 de marzo de 2021, a las seis de la tarde, una conferencia sobre “IMDEA Agua: I+D+i para el Pacto Verde Europeo”, que impartirá Eloy Garcia Calvo, Dr. en Ciencias Químicas, director del Instituto IMDEA-Agua.

Los interesados pueden inscribirse como asistente en el enlace:

http://bit.ly/IDi_Pacto_Verde_Europeo

La conferencia anterior en este ciclo organizado por el CEMA fue pronunciada por Miguel Arias Bermúdez, ingeniero de Caminos y máster por el IE, sobre el tema “Impacto de las Nuevas Tecnologías”. El vídeo de la conferencia está disponible en la web del club:  (http://www.clubcema.org/). Como fui, en ese caso, presentador del conferenciante (mi hijo) y moderador del debate posterior, realicé un resumen de aquella charla, que ofrezco a los lectores que quieran saber lo que opina un experto sobre ese tema que afecta a nuestro presente…y a nuestro futuro.

IMPACTO DE LAS NUEVAS TECNOLOGIAS CONFERENCIA MIGUEL ARIAS BERMUDEZ CEMA

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De paros y reparos (2)

2 abril, 2020 By amarias Dejar un comentario

A última hora del día 29 de marzo de 2020 el Gobierno dio publicidad a dos Decretos por los que, prácticamente se suspendía toda actividad empresarial y comercial (salvo servicios mínimos tasados) hasta el 9 de abril, si bien ordena a los empleadores que sigan abonando las nóminas a sus trabajadores, indicando que esas horas deberán ser recuperadas cuando termine el confinamiento por el coronavirus. No hace, sin embargo, ninguna referencia a bonificaciones fiscales (al menos, no relevantes). Los Decretos tuvieron un complementario en el que se precisaba -para algunos comentaristas, se contribuía a la desorientación causada por los anteriores- el alcance de la suspensión de actividades, ampliando el espectro de industrias básicas que podrán seguir activas.

Por su parte, la Ministra responsable de Hacienda recordó en varias entrevistas telefónicas que el Estado necesita ingresos y que, por tanto, los impuestos deben abonarse, porque “no puede pretenderse que el Estado cargue con todo el peso de la economía”.

Las medidas de paralización empresarial tienen un objetivo definido, expresado por el Gobierno: conseguir que la paralización de la actividad empresarial permita contener el avance de la pandemia en España, “según las directrices científicas” -así se viene expresando la referencia, ahora mítica, a un misterioso grupo de personas capaces de entender en el maremágnum de confusión al respecto, sacando consecuencias aplicables a nuestro sufrido país. Por supuesto, el desorientado sufridor en casa, puede preguntarse, sin respuesta, porqué las directrices científicas de países tan relevantes como Reino Unido, Estados Unidos o Rusia (por citar solo algunos) desaconsejan -o desaconsejaban, que los palos de ciego provienen de muy variados ámbitos- paralizar la economía, e incluso han dudado, -o todavía dudan-, en tomar medidas de restricción a la circulación.

La intoxicación crece día a día. Una falsa noticia ilustraba (esto es, desorientaba) sobre una llamada de atención que nunca se produjo, hace cinco años, sobre los experimentos en murciélagos de los epidemiólogos de Wuhan con el coronavirus. Desde un pequeño país, la República Checa, se jactan de estar controlando la difusión del coronavirus porque todos, absolutamente todos, los ciudadanos llevan mascarilla, incluso realizadas por sus medios caseros. Desde luego, nadie puede creer que un país de 1.700 millones de personas (China, pero me vale India) haya contenido el avance del virus con solo medidas restrictivas a la circulación de personas en la provincia de Hebei (que tiene más habitantes que España). Las cifras de infectados y fallecidos que proporcionó y sigue proporcionando el gobierno chino son, ya que no podemos decir directamente que son falsas, increíbles.

Querido lector, me importa en este momento menos la difusión de las diferentes maneras de expresar nuestro desconocimiento. Que se trata de un virus muy agresivo, con difusión muy fácil, que afecta mortalmente a una parte de la población -preferentemente, a ancianos de más de 80 años (más si están recluidos en residencias), y a personal sanitario (cuando están dedicados al tratamiento de los infectados). Muchos se infectan (aunque no tantos como cabría suponer si aceptamos una gran facilidad de contagio) y la mayoría no tienen síntomas. Los que son derivados a los Hospitales, porque su estado es grave, han colapsado o situado al borde del colapso el sistema sanitario, y la gran mayoría se curan.

Me importa ahora más la necesaria recuperación de la economía, porque no me apetecería salvarme del coronavirus pero fallecer de inanición o víctima de una revuelta social.  Se avecina una crisis económica sin precedentes, en las que, como consecuencia directa de las medidas adoptadas para atajar el avance de la pandemia, habrá un bloque que saldrá del mismo con ventaja sustancial. Me refiero a China y a los países de la órbita comunista (o, si se prefiere, de economía centralizada). Este escenario imaginable solo en la teoría de lo que sería el resultado de una guerra vírica en la que el país atacante tuviera el control de la vacuna por el virus que se ha encargado de difundir, es el que vamos a vivir.

Es momento especial, en el que, sin paliativos, es imprescindible una amplia concertación social y económica. No deben ser admitidas discrepancias. El Gobierno actual, cuya actuación ante la crisis pandémica habrá de ser juzgada pronto (y tengo muchas indulgencias para quienes, sin preparación ni formación previa, han afrontado a pecho descubierto el mayor atentado a la estabilidad y solvencia de nuestro sistema sanitario), debe ceder paso a acuerdos de concertación. Discrepo con las posturas de beligerancia política. No caben en este momento, ni tampoco las posiciones de cerrazón y maximalismo de los equipos en el gobierno. No me importa que quieran hacerlo bien. No pueden y tampoco saben salir del embrollo económico-social, porque les supera. Supera, en verdad, a cualquier opción política.

(seguirá)

 

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Contra la pared

28 noviembre, 2019 By amarias Dejar un comentario

Contra la pared nos ha puesto la situación política a los españoles de a pie -esos que no pinchamos ni cortamos, y solo somos espectadores de lo que acaba afectándonos hasta que ya no tiene remedio-.

Se puede interpretar que estamos contra la pared en varios sentidos. Una opción es vernos empujados por la fuerza de las circunstancias contra el paredón en el que nos van a dar para el pelo. No, no van a fusilarnos (estamos aún en una democracia), pero nos van a hacer daño. Porque las conversaciones entre la coalición de presunto futuro gobierno PSOE-Unidas Podemos y los independentistas catalanes y vascos no auguran nada bueno, tanto si consiguen los apoyos para que la candidatura de Pedro Sánchez salga adelante, como si no.

Ni los programas electorales (en lo poco que fueron explicitados), ni las promesas mitineras, ni los eslóganes que fueron difundidos en los falsos debates televisados, se han cumplido, por lo que puede decirse sin ambages que nos han mentido a los votantes, con la única intención de secuestrar nuestro voto para hacer con él lo que les viniera en gana.

Si los apoyos que necesita la coalición surgida por el abrazo del oso montano y la pantera rojiza no salen adelante, nos veremos en el camino de unas nuevas elecciones, que significarán más coste para el erario público, mas abstención y aún mayor desentendimiento respecto a la capacidad de la clase política para mirar más allá de sus sillones, dotados los asientos de honorarios y prebendas que para nosotros querríamos los atónitos observadores de su ineficacia.

Es lamentable que estos políticos que han hecho de su carrera nuestra penitencia, no comprendan unos pocos principios:

1) No gana nada el país con darle más cancha a los independentistas catalanes; son el reflejo característico de la derecha egoísta, insolidarios, bravucones y, como la Historia reciente demuestra, delincuentes profesionales.

2) Si queremos que en el país se genere empleo y riqueza, hay que tranquilizar al capital, ayudándoles, con un clima de estabilidad, a que inviertan en nuevos emprendimientos. Por supuesto, es necesario también que nuestro tejido empresarial e industrial se pueble con más profesionales, autónomos y rentistas dispuestos a invertir tiempos y dineros, pero la situación de España como país intermedio en el contexto de naciones, precisa de captar el apoyo de los grandes capitales. Y si lo asusta el presunto pre-Gobierno con soflamas y agresiones verbales, espantamos la gallina y nos quedaremos con los huevos podres. Distinto es afinar en la captación de impuestos, pero sin gritos ni insultos.

3) El Estado tiene que tener claras las formas de apoyar la generación de riqueza y empleo preferentes. Porque hay que conseguir mantener el nivel de bienestar y de seguridad social y ayudas asistenciales (sanidad y educación, fundamentalmente) y conseguirlo supone, sí, aumentar los ingresos, pero, como más urgente, controlar los gastos y la calidad de los servicios. Para ello, hace falta mucha competencia; ojo, no competencias. Competencia del personal y de los que gestionan.

Como español que tuve durante gran parte de mi vida la ilusión de creer que estábamos construyendo una España mejor, me siento ahora en la decepción de que, desde la política, unos cuantos individuos sin objetivo hacia lo común, sino empecinados en sus propias ambiciones, destruyen lo creado.

Ojalá que haya unas nuevas elecciones. Y ojalá que todos los que han surgido en estos últimos años para mostrarnos impúdicamente su incompetencia, se vayan a sus casas.

Y no, no necesito justificarme afirmando que, al poner de manifiesto tan elementales argumentos, no estoy apoyando a la derecha. En esa otra parte del espectro cuecen también habas de mal olor y triste fario.

Desde la posición de estar contra el paredón, me dirijo a los españoles que no tienen vocación de palmeros, que no militan en ningún partido, que no esperan ninguna canonjía ni puesto de recompensa. Animo a que nos defendamos. Con uñas, dientes, razones y trabajo. También con nuestro menosprecio, y saliendo a la calle para gritar muy alto: ¡Ya está bien, no juguéis más con nuestra buena voluntad!

 

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Indra contra Airbus

26 septiembre, 2019 By amarias Dejar un comentario

La ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, es la cabeza visible responsable de una decisión que representa un cambio de rumbo respecto a la estrategia española en el sector aeroespacial y un golpe de efecto sobre la mesa de contrataciones.

Puede que para quienes tienen una información superficial sobre los avatares de la industria de defensa española, la información no haya alcanzado relieve. Pero lo merece: El gobierno español ha decidido adjudicar la coordinación que le corresponde en el proyecto FACS, futuro avión de combate europeo (incluida concepción y fabricación) a la empresa Indra Sistemas, en detrimento de las expectativas del consorcio Airbus.

Airbus se había encargado hasta ahora del reparto de funciones en el programa Eurofighter, distribuyendo los paquetes de ejecución. España adquirió 87 unidades de esos aviones, por importe de 11.500 millones de euros, y el conjunto de empresas españolas obtuvieron un muy aceptable retorno por la vía de las subcontrataciones. Esta situación toma ahora un giro importante, ya que Airbus se había encargado del desarrollo, (con la colaboración de la francesa Dassault), y de la definición y programación general del FACS, caracterizando los elementos técnicos básicos de ese avión de combate, que aspira a superar ampliamente a su predecesor, en maniobrabilidad, seguridad y eficacia.

Una decisión de esta índole no se improvisa, o no debe serlo, aunque los plazos para concretar el nuevo rumbo estratégico han sido cortos. Parece que la gestación de la posición española tomó velocidad con la incorporación de España al grupo de naciones fundadoras del Proyecto FACS, que ya formaban Alemania y Francia, en un acto de firma que se hizo coincidir con el Paris Air Show de junio de 2019. A pesar del despliegue de Airbus en la Feria Internacional de Defensa y Seguridad (FEINDEF) en el mayo anterior -a la que tuve ocasión de referirme por extenso en este mismo blog – en círculos cercanos al Gobierno se daba por consolidada la posición de Indra como empresa de confianza española.

Obviamente, este cambio de estrategia es vista por la cúpula de Airbus, (con Guillaume Faury como portavoz máximo del descontento, secundado por Alberto Gutiérrez, presidente de Airbus España) como un profundo desengaño, una ruptura de relaciones con el Estado español y presentada como un tremendo error.

La cuestión admite, al menos, dos análisis. Para la industria española se trata de una operación de alcance, en la que Vicente Fernández, presidente de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), habría presionado con razonamientos estratégicos del grupo estatal, defendiendo la solvencia técnica de su participada Indra (la SEPI tiene el 20% en Indra), para que se le adjudicara el goloso paquete, reclamando que la decisión potenciaría la industria nacional. Fernando Abril Martorell, su presidente ejecutivo, habría utilizado también su influencia ante el Ministerio, con los mismos o parecidos argumentos: “decisión más cercana, ventaja más segura”.

Desde la posición exclusivamente técnica,  es un reto inmenso, pues, hasta el momento, Indra solo se ha cualificado como fabricante de las tarjetas electrónicas del Eurofighter; y otras empresas de las que figuran como posibles compañeras de viaje, tienen también que ampliar su juego de cintura actual: ITP -la otra empresa española con relieve en el sector- ha fabricado las toberas de los dos propulsores; y la propia Airbus España, en su factoría de Getafe, ha fabricado bajo plano una de las alas del ingenio.

Para las relaciones con los socios internacionales, el asunto presenta también aristas, aunque cada país defiende -me da la impresión que cada vez con mayor brío- sus intereses nacionales. Así sucede con el grupo francés Dassault (fabricante del caza Rafale, y que puso en el mercado satisfactoriamente con desarrollos propios). Esta empresa tecnológicamente potente, junto a Airbus, había contribuido a la generación del grupo Thales, con la intención de reconformar el panel de proveedores logísticos a la industria de defensa europea.

Algo se cruzó desde el momento en que España -y, sobre todo, Alemania- reclamaban insistentemente que se dejaran las opciones de reparto de los paquetes en que se descompusiera el programa en manos de las administraciones públicas de cada Estado, y no dejando la decisión con interposición de Airbus, a quien las empresas más cualificadas criticaban por venir haciendo la distribución de las subcontrataciones, atendiendo más a criterios e intereses propios que a facilitar la cualificación de la posible competencia futura.

En este maremágnum de intereses y oscurantismos, la relación entre Dassault y Airbus parece ahora también cuestionada. En realidad, es otra lucha de David contra Goliat o, si se prefiere, de Lacoonte contra sus propios hijos y sobrinos. Porque la primera, con sus algo más de 11.000 empleados y una facturación de 4.800 Mill de euros,  parece mentalizada para encontrarle el gusto a la emancipación de la dependencia del gigante Airbus (rival a salvo de la tremenda diferencia de tamaños), que da empleo a 129.000 empleados y supera los 60.000 Millones de euros de facturación. Frente a Airbus, Indra, con una facturación total de 3.100 Mil de euros en 2018 (1.200 en su división de transporte y Defensa) es una enana y ojalá no le falte la calidad de la honda (valga la metáfora); hoy por hoy, tecnológicamente, la desproporción respecto a sus colegas internacionales es bastante evidente.

Por la parte teutona, la empresa alemana con más posibilidades de ser la receptora del paquete alemán es la antigua filial de Airbus, Hensoldt, que pertenece al fondo de inversión KKR. Por cierto, se ha especializado en radares, sistemas ópticos electrónicos y en aviónica, en competencia con la experiencia de la propia Indra.

No será, pues, un camino sencillo, ni transparente. La capacidad técnica de Airbus es incuestionable y no tiene parangón en la industria de Defensa. Así se ha querido que fuera, además. Podemos, pues, estar asistiendo a un desmembramiento controlado del gigante, con pérdida de sustancia técnica , aunque no parece que la gran capacidad de Airbus y su experiencias puedan ser sustituidas sin fisuras ni riesgos de desencajes, a corto y tal vez, ni siquiera a largo plazo.  No resulta sencillo hacer un diagnóstico desde la barrera. Tradicionalmente, las interrelaciones entre las empresas del sector de defensa son intrincadas y poco transparentes.

Si se recuerda la historia, en el año 2000, la empresa pública francesa Aerospatiale of France, junto a DaimlerChrysler Aerospace de Alemania y Construcciones Aeronáuticas SA conformaron la llamada European Aeronautic Defence and Space Company (EADS), que hasta el año 2014 fue el accionista mayoritario en la primera Airbus. Aerospatiale mantiene, hoy por hoy, el 46 por ciento de Dassault, que controlaba Airbus hasta 2014; en sucesivas ventas, Airbus redujo su participación en Dassault hasta el 9,87 por ciento en diciembre de 2018, año en que anunciaron la voluntad de colaborar conjuntamente en el desarrollo del FCAS que deberá estar a punto en 2035/2040. Todo este esquema societario parece cuestionarse ahora.

En fin, como dicen los reporteros de noticias de alcance, “estaremos atentos”.


Los estrildas y bengalíes son pájaros exóticos, muy coloreados, con pico cónico grueso, y alas cortas, que avanzan por el suelo a saltitos, dando la impresión de que arrastran los pies. El de la fotografía es un estrilda de carita naranja (estrilda melpoda) que, como su nombre vulgar indica tiene una máscara naranja y obispillo rojo (oculto en la instantánea). La localización de este ejemplar, propio del centro de Africa, en Fuerteventura, evidencia que ha ido introducido por algún viajero.

 

 

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Emprendimientos

7 diciembre, 2017 By amarias Dejar un comentario

El escenario de producción y consumo está cambiando, y a gran velocidad, a escala global y local. Los comportamientos de algunos de los líderes de los mayores (más poblados) ´países del mundo lo prueba con rotundidad, aunque no parece que los jefes de Estado de los países intermedios -incluida la deslavazada actuación postural de la mal llamada (desgraciadamente) Unión Europea-, se estén dando cuenta, pues no se están tomando medidas de ningún tipo, o apuntan en direcciones contradictorias. Al hablar de decisiones equivocadas debo matizar que las estoy pretendiendo valorar en términos socioeconómicos, como más tarde me propongo puntualizar.

Que Donal Trump, Vladimir Putin, o Deng Xiao Ping estén tomando decisiones que interfieren, potenciándolo, con la evolución natural del consumo y producción internos en perjuicio de la globalización de la economía no es gratuito ni improvisado. Detrás de esas actuaciones de política general existe una estrategia de base genuinamente capitalista.

Mi inclusión del presidente chino en el trío está justificada, aunque algunos comentaristas aprecian su defensa de la apertura del comercio internacional, eliminando trabas y aranceles, como genuina; no se puede desconocer que el “gigante asiático”, que ha superado ya a Estados Unidos como potencia en el mundo de la supercomputación y está a punto de hacerlo en todo el amplio campo de la IA (Inteligencia Artificial) está destinado, por voluntad de su Politik Buró y velocidad expansiva,  a ser el Gran Hermano del mundo, y ese dominio no se ejerce desde la metafísica, la religión o la filosofía, sino desde el materialismo.

Sin pretensión de levantarme a altos vuelos con este artículo (no necesito poner de manifiesto mis limitaciones), quiero dedicarlo a la capacidad emprendedora de los denominados “millennials”, entendiendo que ellos son, para muchos analistas, por edad y conocimientos, los actores, y motores, de un posible escenario de cambio. Aunque no estoy utilizando el libro más que como referencia genérica, sirve de introducción al tema el libro “Millennials, La generación emprendedora” (Fundación Telefónica, 2017), que han coordinado Alvarez Monzoncillo y Guillermo de Haro.

Las páginas finales de este trabajo (antes de extraer Conclusiones) se dedican a recoger la entrevista con Henry Jenkins,  provost (rector) y catedrático de la Universidad del Sur de California. Manifiesta en ella unas cuantas reservas con las que estoy de acuerdo, y de las que extraigo algunas: a) profunda sospecha sobre el alcance del concepto de nativo digital, b) la constatación de que estos “nativos” nacieron, y están creciendo,  en una cultura saturada de medios y orientada al consumidor, c) el equívoco de que su lenguaje tiende a borrar el proceso de aprendizaje y concentrarse en adquirir una habilidad concreta, despreciando el mundo on line. d) la tendencia del nativo digital a marginar al inmigrante digital (ya que no a los “iletrados”),despreciando las habilidades y conocimientos de éstos.

Cuando se consideran los factores de éxito de un emprendimiento en un nuevo sector (tecnológico) , la capacidad de innovación es el punto central. Sucede, sin embargo, que no pocas veces la innovación no surge del conocimiento de las diversas opciones existentes en el mercado que se trata de suplir o mejorar, sino de la convicción “a priori” (o por imitación) de que se dispone de una herramienta excepcionalmente eficaz para desarrollar una actividad o un conjunto de ellas.

Analizando someramente (advierto que no dispongo de muchos datos) la tipología del emprendedor en nuevas tecnologías, creo que responde al perfil de un universitario (no siempre egresado, es decir con título oficial), que ha desarrollado una capacidad excepcional para manejar una herramienta del grupo de las TICs (generalmente, combinación de un lenguaje de máquina completo y el apoyo de un entorno potente de comunicaciones), que, actuando solo o en conexión con otros visionarios de los que es amigo, la aplican en la resolución, ventajosa, de una tarea que ya tiene solución analógica, mejorando la misma y ampliando su campo de acción, con base en la potencia de las herramientas digitales.

La etapa de inicio de ejecución del proyecto, alimentada con escasos recursos económicos y una gran ilusión y capacidad de trabajo (hasta obsesiva) no siempre conduce al éxito. Más del 90-95% de los emprendimientos fracasan, bien por estrangulamiento financiero, incapacidad para encontrar la comercialización del producto, o, más frecuentemente, porque otras ofertas del mismo campo brindan una solución más completa y acabada. La competencia por detectar los posibles “embryo giants” por parte de las grandes empresas, particularmente, las transnacionales, y adquirirlos cuando el producto está en fase avanzada, es muy grande, y el ejemplo de otros millenials que han tenido éxito de vender su empresa por cifras muy atractivas, hace crecer la ilusión de un destino dorado para esos emprendimentos.

Al analizar las peculiaridades de la generación emprendedora, el texto de Monzoncillo y Cía , recoge, entre otras opiniones no siempre coincidentes, una advertencia: las habilidades de gestión, y las competencias para seguir desarrollando el producto, son factores que aseguran el éxito posterior…y, superada la etapa de desarrollo, el equipo emprendedor que desarrolló el producto hasta una fase que pueda aceptarse como de “madurez técnica”, debería plantearse la incorporación de un equipo especializado en el gerenciamiento empresarial, que cuente, además con habilidades comerciales.


Un cormorán  moñudo (Phalacrocorax aristotelis) se plantó, jubiloso, acompañado de su pareja (que no figura incluída en esta fotografía), ante mis narices -mejor dicho, ante el objetivo de mi cámara-, ofreciéndome sus habilidades piscícolas. Era una mañana, apenas apuntado el día, de finales de otoño de 2017, en la playa del Arenal d´en Castell de Menorca. Estuve contemplando la escena durante casi una hora, maravillándome de la voracidad del pequeño, que, de vez en cuando, me lanzaba una mirada como reclamando mi aplauso. Estos cormoranes son más pequeños que la especie carbo, y tienen el pico esbelto y amarillo. Me arriesgo a indicar que éste pertenece a la subespecie desmarestii, de pico especialmente amarillo intenso.

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Emprendedores

4 diciembre, 2017 By amarias 1 comentario

La ausencia, absoluta, de un debate abierto, serio, cualificado, acerca de lo que significa económica y técnicamente ser empresario, y -aún con mayor medida, de los riesgos, necesidad de estímulos y apoyos institucionales y sociales que implica-, ha introducido incertidumbres y riesgos innecesarios en el escenario de la creación de empleo.

Hemos pasado en España -en menos de cuarenta años- desde abominar del empresario, como explotador y acaparador de plusvalías, a difundir la creencia, absolutamente falsaria, de que cualquiera sirve para serlo. En una réplica reciente en sede parlamentaria, el exótico diputado Gabriel Rufián (de Esquerra Republicana), minimizando el impacto de la crisis independentista catalana, por la que se estaba produciendo un cambio importante de sede social a otras regiones de España de empresas cuyos consejos de administración estaban en desacuerdo, vino a decir que “no le preocupaba, porque la inmensa mayoría de empresas catalanas estaban creadas por autónomos”, por lo que, no resultaba significativa esa marcha.

Qué error, qué inmenso error. El tejido económico, que mezcla aspectos industriales y comerciales,  se construye con una base sólida en la que, contrariamente a lo que puede creerse comúnmente, la pirámide está invertida. Son necesarias empresas suficientemente grandes en la cúspide, para que, como una tela de araña hacia abajo, se rellenen huecos de producción y servicios que vengan en apoyo, complementen o sirvan, generando múltiples enlaces que garantizarán su supervivencia. La gran mayoría de las pymes de una estructura industrial no surgen de la nada, y no construyen la base del edificio, sino que se apoyan en la generación de necesidades, actividad y empleo subordinado que se ha generado desde la cumbre, colgadas de ella.

En España tenemos ejemplos bien conocidos, en los que la existencia de una o varias grandes empresas actuó de impulso al desarrollo local, regional, e incluso nacional. Es el caso de Ensidesa en Asturias, la minería del plomo en Linares o, en la actualidad, la explotación de la faja pirítica en Andalucía. ¿Cómo negar la importancia del sector conservero en el área de Vigo, de la industria del automóvil en Zaragoza, o de la exportación coordinada de cítricos, frutas y legumbres en Almería, o Lérida?.

Cataluña debe su bienestar fundamental a las grandes empresas como Gas Natural, Seat, Endesa, Nissan, Lidl, Volkswagen, FCC, Nestlé, Corporación Guisasola, … cuyos centros de producción y administrativos generan una estructura de empleo, que, por la vía de salarios y, por tanto, del consumo, se mueve por la región como una corriente salutífera.

Tampoco cuestiono que el impulso emprendedor de algunas familias catalanas y mallorquinas (sobre todo, a principios del siglo XX y finales del XIX) haya conseguido hacerse con una parte de las oportunidades industriales, actuando, en general, de forma concertada con los poderes políticos, y que su visión oportunista de entonces mantenga huella y poder en la España actual. Solo que las circunstancias, necesidades y forma de abordar los ritmos y veleidades del mercado han cambiado.

Cuestión distinta es, sin duda, centrándonos en el momento actual es la generación de nuevas actividades por particulares, que descansa fundamentalmente en dos actitudes, que no me atrevería, sin más, a llamar genuinamente empresariales, aunque sí son legítimamente, emprendimientos.

Por una parte, están aquellos que, llevados generalmente por la necesidad, más que por la inspiración del negocio, abren una peluquería, un bar, una mercería, una tienda de alimentación, …Se trata de una situación en la que, como medida de autoempleo (a veces, coordinando pequeñas aportaciones económicas de varias personas) se genera una actividad que da servicio inmediato a terceros, para cubrir primeras necesidades: alimentación, ocio básico, cuidado personal… En estos casos, la competencia de las grandes superficies y, en tiempos recientes, de las franquicias que acercan el negocio al cliente, haciendo que los riesgos los asuma en buena medida el concesionario, forman parte de un paisaje en le que no son infrecuentes los fiascos y, a la postre, la pérdida de la inversión o del patrimonio de los avalistas.

Por otra parte, en el mismo campo de las iniciativas personales se encuentran aquellos que, llevados generalmente por el conocimiento específico, (principalmente en nuevas tecnologías y, típicamente, las de comunicaciones o informáticas), se deciden a crear una empresa, inicialmente de pequeño tamaño y con mínimos recursos, con la que se animan a ofrecer la solución más eficaz, más rápida, más barata, para necesidades de segundo orden, que, hasta entonces, vienen cubiertas por empresas de tamaño grande o pequeño (en general), por medios que pasan a ser considerados tradicionales. Las cifras que registran la evolución de esos negocios ponen de manifiesto que solo una de cada diez alcanzan la mayoría de edad, y las nueve restantes se quedan en el camino…con la pérdida de la inversión y de las ganas de meterse en siguientes aventuras, ya que en España se penaliza definitivamente al emprendedor particular fracasado.

(continuará)


Incluyo la fotografía de un rascón  (rallus aquaticus), ave escurridiza de los carrizales y cañaverales de Eurasia y norte de Africa, que se deja ver muy difícilmente. Tiene un conspicuo pico rojo, y cuando se aventura a salir en busca de alimento fuera del tupido marco protector de cañas, lo hace corriendo como si la empujara el diablo, para volver de inmediato a su refugio en la espesura de cañizos de ribera. Este ejemplar del grupo llamado gruiforme (que incluye grullas y rascones) lo detecté en Menorca, en la albufera des Grau. Visto y no visto.

——

Nota de última hora: Oriol Junqueras, (vicepresidente de Catalunya) Joaquim Forn (ex consejero de Interior de la Generalitat). Oriol Junqueras, los Jordi (Sánchez y Cuixart) permanecerán en prisión provisional, por decisión del día de hoy, 4 de diciembre, día de Santa Bárbara, del Juez de Instrucción del Tribunal Supremo, Pablo Llanera. Los demás encarcelados por el Procès, cuando abonen los cien mil euros en que cifra la responsabilidad individual, eludirán la prisión provisional. Las decisiones son recurribles, y se valorarán siempre que cambien las circunstancias, ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

Magnífica y ponderada decisión del representante judicial, cuyos efectos sobre la tensión que se vive en Catalunya, por parte de los partidarios del independentismo y sus detractores, es fácil de prever. Más de lo mismo.


 

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Cómico o ridículo (15)

19 febrero, 2017 By amarias 3 comentarios

Si bien no puedo afirmar que haya tenido que dedicarme profesionalmente a la informática, si es cierto que ésta ha ocupado un espacio colateral en mi vida, de cierta importancia.

A finales de los años 69, se pusieron de moda los programas de simulación y, entre ellos, la cima se la llevaba el GPSS (General Purpose Simulation Systems). Recién incorporado al Departamento de Investigación Operativa como “ingeniero de sistemas”, me encomendaron estudiar en profundidad las posibilidades de aquel lenguaje -que ya se vanagloriaba de ser “user-friendly”- y, en su senda, realicé decenas de simulaciones, sobre todo, en relación con la gestión de colas -tiempos de espera, número ideal de puestos de atención, etc.-y la optimización de recursos.

Una vez realizado el estudio de campo (al que, pasado tanto tiempo, no me duelen prendas en afirmar que contaba con las máximas reticencias de los “responsables de producción”, celosos de que un tipo de “servicios” metiese las narices en su feudo), los programas que debía confeccionar para cada caso, constaban de centenares de instrucciones,y cada una, se correspondía con una ficha perforada. Como la ejecución de aquellos diabólicos ejercicios de simulación consumía gran parte de la memoria del potente IBM 360 (luego sustituido por el 370), tenía que entregar las hojas por la mañana con las instrucciones a las perforistas -había unas cuarenta mujeres en una única sala, dedicadas a teclear durante toda la jornada-, recoger el paquetito de  fichas cuando me avisaban del Departamento de Proceso de Datos, y dejar que durante el turno de noche”se corriera” el programa que había preparado.

Si una ficha se descolocaba, o había un error en la mecanografía y, por supuesto, si yo me había equivocada en la programación, a la mañana siguiente recogía, no la esperada solución a las diferentes variantes planteadas, sino varias resmas de hojas inservibles, junto a la dolorosa explicación de alguno de los colegas de bata blanca que se movían como sanitarios por el recinto de la sala de ordenadores: “Hemos tenido que parar el programa cuando llevaba cuatro horas de running. Debes tener algo mal, porque aunque lo que tú nos dejas suele consumir mucha memoria, no nos pareció normal”.

Ha pasado tanto tiempo que no me duelen prendas en afirmar ahora que más de una vez, viendo que el tiempo se me echaba encima y que la informática no me permitía ofrecer resultados presentables, inventé las conclusiones. Como suena. Lo arropaba con varias hojas de lenguaje erudito, un anexo con las fallidas instrucciones, y una docta explicación respecto a lo que procedía. Nadie advirtió nunca nada (o no me lo dijeron). Seguramente, nadie había pretendido utilizar aquellos informes, o se decidió adoptar lo que el sentido común dictaba.

En fin, fui reconocido por mi capacidad para realizar simulaciones, y con ese aura me destinaron a investigación metalúrgica de laminados.

El GPSS no fue, por supuesto, el único programa informático a cuyo aprendizaje dediqué intensas horas de juventud. Varias versiones de Fortran (desde la IV hasta, por lo menos, la XIV), de AutoCAD (he llegado a dar clases sobre alguna de las variaciones del programa base), de procesado de textos, de manejo de base de datos (¡Ah, las maravillas de los .db!) , de Excel, etc. han tenido su momento de gloria en mi cerebro. Cuando fui nombrado Presidente del Centro de CAD-CAM-CAE de Asturias, tuve que aprender el lenguaje del superordenador de los ochenta, un Cyber de Control Data, y gracias a la dedicación de Juan Lejarreta y Miguel Angel Muñoz, fundamentalmente, se hizo en aquella empresa alguna programación de máquinas herramienta, y hasta pasamos a tres dimensiones una prótesis de cabeza de fémur que nos encargó Alejandro Braña.

Cuando hoy advierto lo fácil que es obtener resultados de complejos problemas de contorno por parte de adolescentes y jóvenes en su primera edad madura que no saben lo que es una raiz cuadrada, me pregunto qué creerán estar haciendo cuando con tres instrucciones intuitivas calculan una estructura de varios pisos, obtienen las isotermas sobre una pieza sometida a varios focos de calor o resuelven en segundos bases de datos interconectadas que hace menos de tres décadas nos llevaban meses de afrontar complicadas ecuaciones.

Tengo varias reglas de cálculo inútiles, dispersas por mi despacho de nostalgias-alguna de longitud superior al metro, capaz de obtener exactitudes de centésimas; con éstas, desde luego, nunca pensé en llegar a cumplir el aforismo que el catedrático de Ampliación de Matemáticas nos recordaba: la regla de cálculo es el peine del ingeniero”- . También acumulo, tablas de logaritmos, libros de cálculo tensorial y análisis numérico y colecciones de arduos problemas de naturaleza metafísica que no tengo la menor idea de cómo pude llegar a resolverlos. Parece ser que había que combinar, en algunos, integrales triples, dobles curvilíneas y  ecuaciones diferenciales de segundo orden.

He abierto un libro, dedicado por su autor (Carlos Conde), sobre las máquinas de Turing, que explica los pormenores de los primeros ordenadores mecánicos. Con él en mi regazo, me acomete la pesadumbre de lo que podría suceder si un día, esos móviles de bolsillo que hacen todo tipo de operaciones y búsquedas, gracias a los enanitos sapientísimos que tienen dentro, y que cualquier ignorante  se jacta de saber manipular en su última cara versión, dejasen de funcionar por algún hipervirus y las generaciones educadas en la ignorancia digital tuvieran que volver a empezar desde cero, sumando, restando y dividiendo con dos decimales.


El hermoso pájaro del que hoy ofrezco su fotografía, en actitud de canto, es un mito  (Aegithalus caudatus). La variedad de esta especie que aquí presento es la propia de la Europa occidental, que tiene las cejas negras. Es característica su larga cola, que le hace parecer algo más grande: en realidad, es un ave diminuta.

La fotografía está tomada a contraluz y poco después del amanecer. Que esas dificultades disculpen la calidad de la toma de la que, perdóneseme la vanagloria, estoy orgulloso.

 

 

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La influencia de la iniciativa privada en el desarrollo de Asturias

6 octubre, 2016 By amarias 2 comentarios

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Organizado por la Real Academia de Ingeniería de España, el día 27 de septiembre de 2016 tuvo lugar en Oviedo, en el Salón Covadonga del Hotel de la Reconquista, un HOMENAJE A LOS INGENIEROS DE MINAS LUIS ADARO Y MAGRO Y JERONIMO IBRAN Y MULA, que desarrollaron su actividad profesional en la región en la segunda mitad del siglo XIX y primera década del XX.

Fui invitado a intervenir en el segundo de los Paneles, que respondía al propósito de analizar la: “Situación actual y posibilidades de futuro: qué pueden hacer la ingeniería, la minería y la industria para el crecimiento económico”.

Titulé a mi ponencia: “La influencia de la iniciativa privada en el desarrollo de Asturias”, y este fue el texto que preparé para la ocasión.

A la entrada de la catedral de Oviedo, según cuenta en su libro Northern Spain -publicado en 1897-, el etnógrafo y taxónomo alemán Hans Gadow, que había realizado un detallado viaje por el norte de España durante los dos años anteriores, figuraba el letrero: “Se prohíbe entrar con madreñas”.

Las fotografías de la época no muestran, desde luego, a los pragmáticos ovetenses utilizando zuecos para andar cómodamente por las embarradas calles, por lo que la advertencia a los visitantes del lugar de culto iría destinada a aquellos pocos que, posiblemente, irían directamente del trabajo del campo a la devoción.

Pero la imagen me sirve como metáfora para ilustrar la dicotomía entre progreso y resistencia, entre crecimiento industrial frente a los principios de tradición, costumbre, comodidad e independencia que siguen siendo, en mi opinión, una característica de la ciudadanía de Asturias, y que la entiendo vinculada a la tierra más que a la persona, porque actúa como un elemento de contagio tanto para los nacidos aquí como para los venidos de fuera.

Esta combinación hace a Asturias especialmente atractiva al tiempo que, actuando como una tenaza, la dificulta para lanzarse hacia el riesgo y la aventura de incorporar lo ajeno en beneficio de lo propio.

La iniciativa privada en Asturias se ha movido históricamente, salvo escasas excepciones, en un marco de subsidiaridad respecto a los emprendimientos de Gobierno, ya fueran promovidos directamente desde la Jefatura del Estado y su entorno, como desde las empresas públicas.

Desde la llamada primera revolución industrial esta situación consolidada ha generado una macrocefalia de la que le es imposible desprenderse ni curarse, pues también le ha reportado importantes beneficios colectivos y está en la esencia de su actual fisonomía como región única en el contexto industrial y sociológico español.

Dos momentos industriales diferentes. Dos personalidades irrepetibles

Es interesante comparar la situación industrial en Asturias en la segunda mitad del siglo XIX con el esquema de producción y perspectivas actuales de crecimiento que tiene la región. Servirá, por una parte, como contribución al homenaje a dos ilustres ingenieros de minas que ejercieron su actividad profesional en Asturias  en prometedoras, aunque difíciles circunstancias. Por otra, me resulta de imprescindible apoyo para destacar las sustanciales diferencias en las estructuras económica y social del Principado entre dos épocas separadas siglo y medio y, sobre todo, para poner de relieve las especiales características de las tecnologías dominantes en la actualidad, atendiendo a su naturaleza, y a sus formas de origen, control y difusión del momento presente.

Ibrán y Adaro fueron dos personajes excepcionales que actuaron de catalizadores de una oportunidad que estaba latente, desperdiciada. Como algunos otros pocos elegidos tenían una capacidad especial para poner en práctica lo que sabían, aprender rápidamente la utilidad de lo que aún ignoraban para poder aplicarlo, y tenían el empeño necesario para sacar adelante sus propósitos contra toda dificultad.

No eran genios, eran ingenieros. Modelo, por tanto, de lo que debe ser, hoy también, como siempre, un ingenioso, un creativo con los pies en el suelo. La combinación idónea de emprendedor y gestor.

Nacidos ambos fuera de Asturias, en gran medida autodidactas, imaginativos y tenaces, poseían también una sensibilidad social que contrastaba con la tendencia dominante de los poseedores del capital a menospreciar al obrero, al que consideran un mero instrumento de la producción. Esto no les impedía, desde luego ser conscientes de la necesidad de apoyar con inteligencia y tacto a quienes detentaban el poder económico y político, de los que fueron empleados eficaces.

Resalto en ambos su carácter estudioso y su curiosidad. Como empresarios, estaban atentos a los desarrollos ajenos para incorporarlos a las empresas de las que fueron responsables. No es que, realmente, les interesara todo: su curiosidad no era universal, aunque sí muy amplia. Se focalizaban a lo que tenía aplicación práctica, no solo inmediata, sino en el medio plazo, a la mejora del rendimiento de las empresas de las que eran responsables. Tomaban decisiones arriesgadas, aunque técnicamente solventes, para mejorar los márgenes económicos.

Volvamos a la realidad actual. Por las circunstancias esencialmente distintas de la región, en un mundo globalizado y con otras exigencias y sensibilidades, me expongo hoy a afirmar que, fuera de admirar ese talante en nuestros homenajeados, la copia ciega del modelo resultaría, sino imposible, inútil. Otras son las necesidades de la población, la cultura; distinta la forma de valorar la rentabilidad e interés de los recursos, más dura y general la competencia.

Pero, sobre toda consideración, lo que me parece fundamental es que sectores crecientes de la sociedad están reconociendo que el mejor recurso del que puede disponer es la formación y creatividad individual y que es imprescindible para dinamizar ese recurso, llevar la ilusión, la competencia, el estímulo a todos los agentes.

Reconozcamos que la época en que vivieron Ibrán y Adaro, fue muy interesante, pero tampoco resultaba fácil. A ambos, su intensa dedicación, su compromiso personal, su visión adelantada, acabó pasándoles factura física y no dejó de proporcionarles algunos serios desengaños.

La semilla, sin embargo, quedó sembrada. Los hijos -al menos, una parte de ellos- continuarían en el empeño de explotar nuevas actividades, en beneficio tanto de la familia como, sobre todo, de la región. Porque quiero enfatizar algo que se ha puesto aparentemente de moda: eran verdaderos emprendedores sociales, enfocaban sus emprendimientos, por encima del enriquecimiento personal, hacia el beneficio colectivo. Las vicisitudes de los distintos miembros de la saga merecerían también un análisis especifico.

Recordemos, con unos breves apuntes biográficos, que la presencia física en Asturias de Ibrán y Adaro aparece y se extingue prácticamente de forma simultánea. Es su huella la que perdura y se engrandece con el tiempo.

Luis Adaro y Magro, nacido en 1849, mantuvo su actividad profesional en Asturias hasta 1909, en que, después de la quiebra de su proyecto más singular, la entidad de Promoción Crédito Industrial Gijonés, dimite de la dirección de Duro Felguera y se reintegra a Madrid como funcionario, siendo nombrado para el importante cargo de Presidente de la Comisión Nacional que se encargaría de completar el mapa geológico de España.

La trayectoria profesional de Ibrán es más opaca, aunque aparece vinculada a las actividades económicas del duque de Riánsares (1) y al banquero Numa Guilhou (2) y principalmente circunscrita al desarrollo de la comarca del Nalón (Langreo).

Los ingenieros de la época eran funcionarios, servidores del Estado. Solo unos pocos pedían la excedencia, pasando a la categoría de supernumerarios, para dedicarse a actividades privadas. En ese caso, las características del trabajo del ingeniero del siglo XIX, que había decidido suspender la posición que le correspondía por escalafón, para convertirse en ordenado y fiel gestor al servicio del capital, o entregarse a sacar adelante sus propios emprendimientos, manteniendo en ambos casos la independencia de actuación que surgía de sus especiales conocimientos técnicos, están manifiestas en la vida de Ibrán en momentos cruciales.

En 1897, Ibrán tenía 55 años. Había superado ampliamente la media de vida de los españoles, que era de sólo 38 años. Ese año, dejó la Fábrica de Mieres, empresa cuya escritura de constitución ante Notario había revalidado con su firma el 23 de marzo de 1879, junto a los propietarios Numa Guilhou (hijo) y Protasio García Bernardo (3), en calidad de director de la misma. Llevaba trabajando desde 1.873 con Numa Guilhou padre, que le había encomendado la renovación de las instalaciones y la organización de nuevos talleres. Jerónimo Ibrán había cumplido el encargo con dedicación, pero, además, puso especial interés en mejorar la formación de los trabajadores y sus condiciones laborales, mecanizando los procesos allí donde era factible.

España era un pueblo en crisis política e institucional, a punto de perder Cuba y Filipinas.  Tenía una población de 19 millones de personas de las que casi el 40% no sabían leer ni escribir. Los ingenieros eran una clase profesional y social muy especial. En 1913, por la Memoria que presenta Gámir en el homenaje póstumo a Ibrán, nos enteramos que en España había solo 254 ingenieros de minas. Las promociones en la escuela de Madrid, eran de 10 a 20 miembros, e incluso algún año no había egresado ningún alumno. No pensemos solo en la dificultad de las enseñanzas (cuyos contenidos nos harían sonreír hoy día), sino en las exigencias para el acceso al cuerpo, porque se trataba, ante todo, de proveer funcionarios para el Estado y ajustarse a los presupuestos y a otros intereses menos claros.

En ese año de 1897 Ibrán pareció desprenderse de previas ataduras. Incorporado a Duro Felguera, como consejero con Luis Adaro, manifestó una gran actividad diversificadora, tratando de aprovechar oportunidades de mercado ajenas a la minería. Creó azucarera de Lieres, en 1898, cuando el azúcar proveniente de Cuba dejó de llegar a España, e intensificó relaciones con otras familias foráneas inversoras, como los Tartiere y los Masaveu. Fallecería el 21 de marzo de 1910 en Oviedo.

Una visión retrospectiva: el precedente

Nuestros homenajeados tienen un predecesor también eminente en la figura de Guillermo Schultz. Este geólogo y minero alemán no estará ya en Asturias cuando aparecen ambos en la escena regional, pues se había ido en 1854, iniciada la puesta en marcha la Escuela de capataces de Mieres, que había identificado como clave para el desarrollo de la región. Se había retirado a Aranjuez, en donde fallecería el 1 de agosto de 1877, a los 72 años. Fuertes intereses políticos inconciliables y la tensión entre las burguesías de Gijón y Oviedo, habrían provocado la decepción de Schultz, que había visto que sus propósitos se convirtieron en irrealizables.

Cito el antecedente de Schultz, porque opino que sirve para resaltar la idea de continuidad en los propósitos, aunque hayan aparecido como fallidos. El desarrollo industrial no se improvisa, porque es, sobre todo, obra de persistencia, de objetivos a medio y largo plazo, y hacen falta actores para ese camino, que pueden convertirse, también, en sus víctimas. En la tumba de Shultz, siguiendo sus indicaciones, se puso un epitafio que refleja bien a qué conduce tanto esfuerzo en ocasiones: “Murió pobre, pero sin deudas”. En su testamento, en donde declaraba carecer de antecedentes y descendentes, manifestaba haber fijado su objetivo vital en “buscar el bien público, servir a los amigos y conocidos y socorrer a los necesitados”. Un ideal propio para un monje.

Schultz se había incorporado de forma natural a la línea argumental de Jovellanos y otros ilustrados, asumiendo una concepción pragmática respecto a lo que correspondía hacer en Asturias. Porque la región aparecía, al iniciarse la segunda mitad del siglo XIX, con un importante porvenir industrial. Tenía carbón y hierro, con numerosos afloramientos detectados, aunque carecía de infraestructuras para dar salida al material. Los mimbres estaban allí, para quien tuviera la capacidad de verlos.

A Schultz le parecía que lo más urgente era crear una estructura ferroviaria que conectara Mieres con el puerto de Avilés, para reducir costes de transporte (se hacía a hombros de porteadores y en carros tirados por acémilas) y favorecer la exportación del carbón hacia Inglaterra, que era el mercado predominante. Habría que estar preparados para la salida de los materiales hacia el interior de España, si se producía la previsible activación propia. Un ramal secundario enlazaría, además, las cuencas carboníferas centrales (Riosa, Llanera -Santo Firme, Ferroñes-, etc.) para conducir el material a Avilés o Luanco (puerto éste que se estimaba más conveniente, por estar más protegido que el primero). En fin, según las ubicaciones de las minas, la infraestructura ferroviaria enlazaría con el ferrocarril de Langreo-Gijón.

Esta visión integradora de los focos de producción asturianos, tropezó con las rivalidades de la burguesía regional y, sobre todo, con la visión egoísta de los capitales que habrían de involucrarse en las explotaciones mineras, que sería la base por la que se apoyó con subvenciones el ramal Langreo-Gijón, que era lo que beneficiaba a Riansares y a sus socios, aislando a Mieres y, por elevación, a Asturias.

Asturias estaba, ignorantes de ello sus habitantes, en venta. Sus factores naturales permitían prever que, si se movilizaban los capitales necesarios, los emprendimientos tendrían éxito asegurado. Había financieros e inversores extranjeros que estaban dispuestos a explotar las cesiones de los recursos mineros, que se concedían arbitrariamente desde el Estado, para el que primaba, no precisamente el interés público, sino los de las personas próximas al gobierno y a la misma familia real.

La movilización de capitales en torno a los recursos de Asturias fue relativamente importante. A mediados de 1830 se creó en Arnao la Real Compañía Española de Minas de Carbón, la primera gran empresa con apariencia asturiana, aunque, en realidad, estaba impulsada por empresarios belgas y capitalistas  vinculados al Gobierno, (Joaquín María Ferrer, Presidente de las Cortes y senador vitalicio y Felipe Riera Rosés, marqués de Casa Riera desde 1834). Se esperaba explotar el carbón de Arnao para fabricar armamento con destino a la Marina pero la materia prima resultó inadecuada. La compañía no consiguió la esperada rentabilidad hasta que Jules Hauzeur, ingeniero belga sobrino del propietario principal, la transformó en un establecimiento metalúrgico para fabricar zinc, explotando la calamina de Santander y la blenda guipuzcoana. El puerto de Avilés quedó al servicio de esta compañía. (Para obtener detalles de esta historia, imprescindible el libro de Germán Ojeda, que investigó, entre otras fuentes, en los archivos de Duro Felguera)

La rivalidad empresarial de Adaro e Ibrán converge en su visión social y la voluntad de entregarse a la mejora del saber hacer

Jerónimo Ibrán y Luis Adaro llegaron a Asturias poco después de terminar su carrera, y sus trayectorias tendrían, muy pronto, el trasfondo de una estimulante rivalidad profesional. Se llevaban solo siete años y el primero había sido profesor de Metalurgia del segundo, en la Escuela de Minas de Madrid, que, como las enseñanzas entonces, tenían un enfoque modesto, pero práctico. Suficiente para estimular las mentes más audaces al conocimiento tecnológico de los avances que se estaban produciendo -en su mayoría, fuera de España- con gran rapidez.

Del conocimiento que tengo de sus biografías -imprescindible la lectura reposada de los libros de Ramón Mañana, cuidadoso y serio historiador de sus vidas-, no me atrevería a caracterizarlos como empresarios, al menos, en la mayor parte de su actividad profesional. Fueron excelentes dirigentes de empresa.

Adaro, calificado por Germán Ojeda en su libro Asturias en la industrialización española, 1833-1907. (Edit. siglo XXI, 1985) como ”la combinación del ingeniero más inteligente y el empresario con más iniciativas que tuvo la historia industrial asturiana”) llegó a la región con 24 años, en 1873, para hacerse cargo de la jefatura del distrito minero. Pronto pasaría a la dirección de la empresa D´Eichtal y Cía., empresa de capital francés que tenía minas en Asturias.

Entregado a una visión de conjunto, apoyaba Adaro la fusión de los dispersos emprendimientos mineros y un enfoque derivado hacia la producción de acero en hornos y con procedimientos nuevos, utilizando el mineral de hierro vasco y aprovechando el flete de retorno para enviar a Bilbao el carbón excedentario. En 1895, la empresa de Pedro Duro entra en grave crisis (Duro falleció en 1886), incapaz de competir con la siderurgia vasca, y la necesidad de un drástico reajuste se hacía evidente. Como está documentado, Ibrán estaba en el consejo con Luis Adaro desde 1897, aunque dedicado con intensidad a sus actividades particulares. En 1906, con 57 años, Adaro sería nombrado el primer director general de Duro Felguera, constituida en 1900, y que se acababa de fusionar con la Unión Hullera y Metalúrgica, propiedad de los Urquijo.

El futuro de las cuencas del Nalón y del Caudal estaba trazado en sus líneas gruesas.

Algo de teoría sobre la iniciativa privada y su aplicación práctica a la realidad asturiana

El concepto de iniciativa privada ha evolucionado hasta el punto de que no es admisible identificarlo con la idea primigenia del extremismo liberal, de que hay que dejar en entera libertad a los individuos particulares para generar actividad económica. Existen importantes limitaciones a la iniciativa privada que, al menos en la teoría de las economías socialmente avanzadas, se reconocen como esenciales: el respeto a los principios éticos y a la ley, pero, sobre todo, la necesidad de contribuir al soporte de la carga social a las actuaciones del Estado, no ya solamente desde el punto de vista fiscal (impuesto de sociedades, etc.) como, incluso, de compromiso social, en lo que se ha dado en llamar responsabilidad social corporativa, que incorpora elementos intangibles y externalidades económicas. Se reconoce, pues, en ese contexto, que desde la libertad individual no es posible optimizar el bienestar para toda la población, y que debe existir una cierta orientación y, desde luego, un control sobre las actuaciones y beneficios, que no solo corresponde al Estado, sino al conjunto de la sociedad y que puede y debe ser ejercido por los particulares, las organizaciones no gubernamentales, etc. Se trata de valorar desde el mercado incluso el cumplimiento de normas voluntarias de calidad, seguridad, ambientales, de vinculación al territorio en la generación de empleo y actividad, o a su desarrollo, etc.

Se puede, sobre el papel, detectar el interés en orientar las iniciativas privadas en sectores que pueden aparecer, a priori, como preferentes para el desarrollo regional o nacional.  Existen múltiples estudios, algunos dirigidos especialmente hacia la región asturiana, con teorías brillantes acerca de lo que debería hacerse. Mi opinión personal es que, fuera de los círculos académicos y políticos, han tenido poco efecto. La iniciativa privada no se deja motivar ni conducir por estudios académicos.

En 1994, bajo la dirección de Manuel Castells, y la coordinación de Juan Vázquez, -catedrático de la Facultad de Economía aplicada de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Oviedo, se publicó el Libro Estrategias para la reindustrialización de Asturias (Biblioteca Civitas, Economía y Empresa, Serie Especial) , con  consejos generales que, por su amplitud y su propio carácter, pueden estimarse parte del fondo de comercio intelectual para  iniciativas de desarrollo, en cualquier región del mundo: necesidad de modernización empresarial, impulso a la promoción de nuevas actividades, recurso complementario a la atracción de inversión extranjera, y potenciación del papel de la gran empresa y, paralelamente, mejora del entramado propio formado por las pymes regionales.

Se concedía en aquel análisis, énfasis especial a la necesidad de impulsar el turismo regional como una de las actividades con mayor futuro para Asturias, propugnando el esfuerzo inmediato de comercialización de lo que se valoraba como principal producto turístico de la región: Picos de Europa y costa oriental.

Algunos años antes, en julio de 1989, yo había leído mi tesis para obtener el título de Doctor, dedicada al desarrollo industrial, “Planteamiento de una estrategia de futuro industrial para Asturias a partir de la experiencia reciente (1983-1988)”. Aunque, por su índole, no era estrictamente un trabajo de investigación, sino que recogía mi experiencia práctica como Director de la Sociedad Regional de Promoción de Asturias, combinaba la apreciación de lo que habían sido factores de éxito en las regiones alemanas afectadas por la crisis del carbón y la siderurgia que conocía bastante bien, porque hacía poco tiempo había retornado de una estancia de más de cinco años en Alemania.

Mi tesis era crítica respecto al interés de la empresa privada asturiana por el desarrollo tecnológico, y, como resultado de mi experiencia acerca de la actividad regional, reflejaba que las empresas asturianas habían surgido y cobrado impulso por el aprovechamiento de mercados cautivos o variables locales con escasas posibilidades de crecimiento, buscando beneficios con bajo riesgo y a corto plazo.

Hoy, en apreciación que admito puede estar equivocada, el panorama industrial ha cambiado, pero para peor. Los datos son incontestables. En 1988 existían 7.600 industrias en Asturias (concentradas en los sectores de transformados metálicos, edificación y obras públicas y sector maderero, que suponían más del 70 % de los establecimientos).

Pues bien, según datos que tomo de un reciente estudio de Joaquín Lorences (Catedrático de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad de Oviedo), sobre la estructura empresarial asturiana, la industria estaría hoy formada por 3.186 empresas, en la que un 84% tiene menos de 10 trabajadores, y solo el 3% (94 empresas), superarían los 50 empleados.

En 1988, Ensidesa tenía 17.600 empleados y Hunosa casi 26.000. El tamaño medio de las 277 empresas que Asturias veían situadas en ese momento entre las 5.000 mayores de España (según el Anuario de Duns 15.000, consultado como uno de las fuentes de datos para mi tesis) era de 263 empleos/empresa, empleando a 73.000 personas en empleo directo y con una facturación de 642.200 Mill. Ptas. (9.132 Mill. euros, a valor actual, según índices del INE), que se reducía a solo 99 empleos/empresa si se eliminaba el efecto de los dos gigantes públicos. Es decir, se trataba, estrictamente, de pymes, según la definición comunitaria.

La industria manufacturera estaría generando actualmente, siguiendo a Lorences, poco más de 1.800 Mill. euros/año y emplearía a 42.000 personas (valor aportado por persona: 42.857 euros). Una situación minifundista que sería deseable, pero en absoluto sencillo, corregir. (4)

No quiero entrar en un baile de cifras. Según el INE, Asturias tenía, a principios de 2016, y según 67.675 empresas, de las 37.139 carecían de empleados y 28.132 tenían menos de 9 trabajadores. La estadística del INE eleva a 3.421 empresas las dedicadas al sector industrial, apuntando que son 15.117 las dedicadas al comercio y que el peso fuerte de la actividad económica asturiana la detenta en la actualidad el sector servicios, con 40.687 empresas.

La cuestión de generación de empleo, entendido como objetivo social más acuciante en la región, como fórmula que permitiera la incorporación de los jóvenes, no pocos de ellos, sobre cualificados, es, sin embargo, más importante que los análisis de la estructura empresarial actual.

El declive en la cuantía y calidad del empleo es innegable. Con una población empleada de 520.000 personas, en 2015 el Ministerio de Hacienda destacaba que en Asturias había 57.692 empleados públicos, de los que 36.422 trabajaban en las dependencias autonómicas y que la tasa de funcionarios y personal contratado por la Administración respecto a la población activa era del 16%.

No parece que pueda esperarse, por su propia situación, que el crecimiento en el empleo de Asturias provenga de las mayores empresas existentes, al menos, en cifras significativas.

 

Mayores Empresas asturianas Empleos en Asturias Observaciones
ArcelorMittal España 5.800 (3.800 fijos, 2.000 temporales y 1.750 en subcontratas) El residuo de la antigua Ensidesa
Alimerka 4.460 (y 1.150 fuera de la región) Sector de distribución
Lacera servicios y mantenimiento 2.000 Dedicada a trabajos de limpieza
Duro Felguera 1.900
Hulleras del Norte 1.750 El residuo de Hunosa
Daorje 1.500
Corporación Alimentaria Peñasanta 1.400
Hijos de Luis Rodriguez 1.100 Alimentación minorista
Imasa Ingeniería y Proyectos 1.080
Merkarecio 900
Azvasa (Asturiana de Zinc) 900
TSK electrónica y electricidad 800
EDP 800 Antigua HEC

 

En lo relativo a las pequeñas empresas, tanto la FADE (Federación Asturiana de Empresarios) como el Gobierno Regional y el Consejo Asesor de Estudios Económicos han puesto de manifiesto la necesidad de aumentar el tamaño de las empresas, favoreciendo procesos de fusión y adquisición.

La propuesta es interesante, pero, como ante cualquier opción voluntarista, cabe preguntarse cómo conseguir plasmarla en cifras concretas. En un ejercicio de interés académico, el citado catedrático Lorences elucubra, incluso, qué sucedería en Asturias, en relación con el empleo, si se aplicase a la media por empresa el patrón alemán, indicando que se podrían  alcanzar los 112.405 empleos. Lamentablemente, conseguir propiciar el crecimiento de las iniciativas presentes en una región periférica, y en declive, reviste innegables dificultades.

Iniciativas con perspectiva de acudir en ayuda del desarrollo regional

Porque ahora no se trata de explotar los recursos naturales o mejorar su aprovechamiento. Demostrada fehacientemente la falta de competitividad del carbón asturiano, admitido que las decisiones en el sector siderúrgico adoptadas desde un objetivo de rentabilidad y desde una sede distante de la problemática regional, las iniciativas con perspectiva se concentran en muy pocos sectores:

– el sector turístico, para el que la región, especialmente para el turismo interior, que es un mercado con base coyuntural, favorecido por la circunstancia de la peligrosidad de los más apetecidos destinos extranjeros y la disminución de la capacidad media adquisitiva del viajero español. Los empleos que crea, sin embargo, tienen una fuerte componente temporal y siendo la cualificación precisa para desarrollarlos, en general, baja, las remuneraciones son acordes a la formación y la competencia desde la base de la pirámide laboral, muy alta.

-la potenciación en los mercados exteriores a partir de la resistente estructura de producción metalmecánica, que está consistiendo ya en la entrega de piezas de calderería sofisticadas o en instalaciones llave en mano, como complemento cada vez más determinando del mercado interior, que no despega. Las obras en el extranjero están, en general, dirigidas por técnicos cualificados de las empresas asturianas, y, desde luego, hay un mercado creciente que, forzoso es decirlo, no generará puestos de trabajo regionales, aunque favorecerá el sostenimiento de las cifras de negocio. La competencia, además, es fuerte y aumentará en la medida en que, en los países en desarrollo, se incrementen las capacidades técnicas locales. Hay que seguir en la senda de la alta cualificación y asumir riesgos de ejecución y precios crecientes.

– aparece, en este contexto, como objetivo que demanda un interés y apoyo especiales, el impulso decidido a la mejora de la capacitación del recurso humano. Hay que extremar la calidad de la formación académica, haciéndola alcanzar, no ya niveles de máxima eficiencia, sino involucrándola en la generación de la actividad empresarial. Con nuevos emprendimientos, en nuevas tecnologías y asumiendo el riesgo de que no pocas de esas empresas quizás fracasen a los pocos meses o años de vida, pero supondrán la elevación de los niveles de cultura empresarial adaptada al nuevo entorno global.

Motores teóricamente potenciales de la creación de empleo

En mi tesis de 1989, al analizar el acceso a las tecnologías, ponía de manifiesto la especial dificultad que se presentaba en las regiones en declive industrial, como era, desde luego, el caso de Asturias, por la resistencia al desmoronamiento que provenía de los sectores tradicionales (especialmente desde la fuerza laboral, pero también desde el factor capital), y las dificultades intrínsecas para erigir nuevos modelos de desarrollo de forma autónoma. Apoyaba, por ello, que Asturias debería preocuparse por la implementación vertical de las nuevas tecnologías, es decir, en su aplicación y no en su implementación horizontal, es decir, en su fabricación, porque entendía que ello correspondía a una estrategia suprarregional, que debería descansar en una decisión de Estado.

Pasó bastante tiempo, pero mantengo mi simpatía hacia la propuesta de apoyar la industria de bienes de equipo y la fabricación de piezas con nuevos materiales, creando una estructura micelar, que vinculase industria y Academia, en torno a ese sector motriz. Todos los medios regionales, y en especial -escribía- los técnicos y los informativos, escribía, deberían apoyar este lanzamiento, modificando los planes de estudio para que incluyeran nuevas especialidades y facilitase el conocimiento en áreas mixtas. Porque la política industrial de Asturias habría de concentrarse en el desarrollo de productos comercializables que pudieran ser rápidamente rentabilizables por empresas de pequeño y medio tamaño.

Las iniciativas público-privadas se han ido clarificando con el tiempo, y de la panoplia de elementos de ayuda a la reindustrialización (PAUR, ZUR, SRP, SRR, etc.), las propuestas aparecen hoy concentradas en el IDEPA (Instituto de Desarrollo Empresarial para Asturias, antiguo IFR) y en el Parque Tecnológico de Llanera, puesto en funcionamiento en 1991, socio fundador de la APTE (Asociación Nacional de Parques Científicos y Tecnológicos).

La información pública lo define como un Parque consolidado, con 130 empresas instaladas en él, 2.500 empleados y una ampliación en perspectiva. Algunas de los componentes del Parque presentan un indudable interés como empresas innovadoras e incluso, en algún caso, como ejemplo de spin-off desde la Universidad.

Sigue hablándose en Asturias de una Estrategia de Planificación Inteligente, y, en efecto, el RIS3 realizado por la Administración del Principado, pretende recuperar el liderazgo industrial a través de la tecnología y la generación de un nuevo modelo de gestión del territorio articulado en torno a seis prioridades: 1) materiales avanzados; 2) nuevos modelos de predicción; 3) tecnología para redes, 4) polo industrial del acero; 5) mercado agroalimentario y 6) envejecimiento y calidad de vida.

Hay que admitir que el modelo tiene hondas raíces teóricas e históricas. Ya a finales de la década de los ochenta del siglo XX. Florencio Ornia, entonces Director General de Innovación Industrial y Tecnología, al definir el modelo industrial que se propugnaba desde el Ministerio, definía tres direcciones para España: desarrollar sectores polivalentes con alto valor estratégico; incorporar nuevas tecnologías a los sectores tradicionales y permitir la entrada selectiva de multinacionales.

La tercera de las propuestas de Ornia se topó con dificultades prácticas importantes, además de con la explosión de la globalidad, que trazó una tendencia a la ubicación de las multinacionales allí donde existieran recursos y mano de obra barata cuando se trataba de producir y focos importantes de consumo cuando se trataba de vender. La implantación de empresas multinacionales en Asturias y otras regiones sin mercado propio de importancia se reveló, por tanto, con escasas posibilidades y en lo tecnológico, el pretendido estímulo a la Universidad tradicional y a la industria local, apareció como limitado.

Aparición de un nuevo elemento a considerar: La Tercera revolución industrial

La situación de declive industrial de Asturias parece haber alcanzado fondo, pero eso no deja de ser un espejismo, porque la Tercera revolución industrial no ha hecho más que empezar. La generalización de la aplicación de tecnologías aún poco implementadas o en desarrollo –sobre todo, robótica, telecomunicaciones, informática, con nuevas creaciones continuas en el contexto del llamado Internet de las Cosas – elimina continuamente mano de obra que difícilmente será compensada, y en ningún caso de forma inmediata, por el nacimiento de nuevas empresas.

En los países y regiones más avanzados tecnológicamente y con fuerte capacidad exportadora debería ser posible, teóricamente al menos, combinar la cantidad de empleo sostenible suficiente para que la presión fiscal sobre empresas y empleados permita soportar las necesidades de la población inactiva, muy probablemente creciente (estudiantes, jubilados, desempleados, etc.). No será sencillo, pero debería ser factible. En todo caso, no aparece como una medida que se pueda adoptar a nivel de región.

Desde las regiones como desde los países hay que estar atentos, y con especial sensibilidad de los agentes socioeconómicos, para prepararse para un cambio sociológico que se adivina brutal, y que aparecerá en pleno desarrollo en solo un par de décadas.

Se estima que en menos diez años 2022 el 25% de los trabajadores industriales -unos 18.000-, alcanzarán en Asturias la edad de jubilación, por lo que, en teoría, deberán ser sustituidos con anterioridad. Es imposible ignorar que, por lógico final vegetativo, desaparecerán la mayoría de las rentas obtenidas por jubilados y prejubilados (y, por tanto, el consumo que propician). La mitad de la población asturiana tendrá más de 45 años al comenzar la segunda década de este siglo.

La revolución industrial provocada por las Tics presenta, sin embargo, algunas ventajas. La creación de empresas industriales demanda fuertes inversiones y, por tanto, reclama una estabilidad a medio plazo. Las empresas de servicios, los emprendimientos nacidos de la imaginación, en particular, no suponen apenas inversión: tiempo del creador, ideas a desarrollar, apoyo inicial para que la iniciativa prenda y alcance un tamaño mínimo que permita vender el producto.

Referencia al papel de la Universidad en el impulso a las iniciativas privadas, junto a otras cuestiones relacionadas

Desde una región como Asturias no cabe plantearse un cambio de modelo general. Es una ilusión creer que se puede influir en el paradigma (o como quiera llamarse) dominante. Hay que acomodarse a él, saber aprovecharlo. La oferta de empleo global disminuirá, en tendencia natural, y una parte de él se hará más exigente en calidad. En los sectores de servicios, también, porque las máquinas y los recursos de comunicaciones y programas informáticos permitirán reducir personal, especialmente del menos cualificado, disminuyendo la duración de las jornadas y, seguramente, por tanto, su la remuneración.

No puedo menos que reconocer que mantengo una querencia positiva al impulso que debe sostenerse y potenciarse desde la Universidad.

Por supuesto, la creatividad no es precisamente monopolio en la Universidad, y ni siquiera está muy presente en las Facultades o Escuelas tecnológicas. Tradicionalmente, los doctores obtienen su grado exclusivamente en caso de que deseen dedicarse a la docencia y hacer carrera universitaria y la polarizan hacia materias y temas que son elegidos en relación con líneas de investigación del interés de las cátedras, o por la facilidad de enlazar la investigación con anteriores trabajos de otros miembros del departamento al que se adscriben. Las empresas no incorporan doctores a sus plantillas, porque no consideran que les aporten valor añadido. Un doctor, directivo de una empresa española, confesaba que había quitado de sus tarjetas, la referencia al título: “Es equivalente a ofrecer a tu interlocutor un bolígrafo Bic”, se justificaba.

Para mayor reconocimiento de la dificultad de la situación, España no está bien situada en el reconocimiento oficial del nivel de su formación universitaria. No se corresponde con la valoración de los egresados que se deciden a trabajar en el extranjero, muy apreciados. Me parece, por tanto, que esa minusvaloración tiene una base injusta, aunque el desbarajuste provocado por la peculiar implantación de los acuerdos de Bolonia a la enseñanza superior y media, no creo que haya venido a mejorar la perspectiva. Cualquiera que sea la crítica que quiera hacerse a la fórmula de posicionamiento, la tradicional clasificación de Shanghái, que evalúa varios parámetros para definir la calidad de los establecimientos académicos, solo hay 12 Universidades españoles en 2015 entre los 500 mejores, y la más alta, en el ranking 151-200, es la de Barcelona.

La contención de la tendencia negativa implica incorporar sectores preferentes acomodados a los nuevos desarrollos y necesidades. Alguna referencia he hecho ya a la selección de las líneas de desarrollo preferentes que pudieran servir para Asturias, Creo que hay que reclamar un apoyo en este sentido desde el Gobierno central, para que se concentren en la región los recursos y estímulos sobre uno o varios sectores estratégicos. El impulso a un Centro específico de desarrollo de nuevos materiales (en especial, en torno al grafeno) sería esencial.

Y la Universidad tiene que estar en primera línea en ese apoyo a la generación de iniciativas empresariales, motivando a los egresados e involucrando al profesorado y a los demás agentes sociales en la presentación de oportunidades.

Otra cuestión a analizar y corregir, es el escaso interés por las actuaciones colectivas

En España y, no hay que dudarlo, en Asturias, se constata un bajo nivel asociativo. Es imprescindible vencer esa inercia que propende al individualismo, y ha de conseguirse, ante todo, mediante la introducción en la educación, incluso en fase muy cercana, de principios de solidaridad, respeto a la autoridad y a la norma, potenciación de la imaginación, y apoyo a la generación de foros en donde se discutan las propuestas con seriedad y serenidad, acostumbrando a los colectivos a saber elegir los mejores, y a los que propongan soluciones, a defenderlas con coherencia y claridad, y no solo con vehemencia.

Es necesario apoyar todo tipo de tareas en colaboración, y, con carácter especial, a los clusters tecnológicos, es decir, agrupaciones complementarias de empresas, Universidad y grupos empresariales grandes, -reales o virtuales, con presencia física en una zona o inter relación por la vía de las comunicaciones- que desarrollen nuevos proyectos. El apoyo no ha de ser únicamente económico, también organizativo y los medios no deben ser solamente los que se controlan desde el propio clúster, sino que debe estimularse el intercambio de capacidades, tanto de personal como de medios físicos, avanzando en la mejora colectiva sin reservas de dominio egoístas.

Me parece también detectar que, en la incorporación de mejoras al diseño de piezas, elementos, aparatos, mecanismos (no solo estéticas, sino fundamentalmente, al amparo de la revisión técnica o tecnológica) hay un campo de trabajo importante para Asturias, tanto a nivel de particulares especializados en ese campo, como de las empresas.

Y, finalmente, teniendo en cuenta el aumento de la edad de las poblaciones, hay que considerar la aparición de nuevas necesidades y posibilidades vinculadas a la gerontología, al disfrute del ocio en las edades pos jubilación, la movilización de recursos creativos, formativos y de inversión o financiación ahora ociosos de ese sector de la población. Su análisis profundo debe servir para promover iniciativas y soluciones que, dada la generalidad de los problemas, son exportables por su misma esencia.

Relación del crecimiento endógeno con los mercados exteriores y su aprovechamiento

Hago aquí una primera referencia a la forma de evaluar la eficacia de las medidas e incluso para diagnosticar la situación. Porque no me parece correcto fijar en el aumento del pib o en indicadores económicos globales la valoración de que se está ante un “aumento colectivo del bienestar”. Los riesgos de estabilidad parecen claros y hay que prepararse para analizar la manera de sostener el actual bienestar con otros índices (reconociendo que el bienestar tiene una base tecnológica ineludible y que está en crecimiento de sus potencialidades).

Mirando hacia fuera, puesto que la población potencialmente activa mundial es de 3.150 millones de los que solo 650 millones se encuentran en los países desarrollados, se deduce de inmediato que la capacidad potencial laboral (medida exclusivamente en horas de actividad disponibles) es de 4:1 a favor de los que, en este momento, tienen menor capacidad tecnológica. Considerando que las horas de trabajo potenciales por persona son de 2.000/año, llegamos a la cifra abrumadora de 5 billones (millones de millones) de horas/año disponibles en los países menos desarrollados en tecnología, de los que, desde luego, China, India y Brasil concentran la mayor parte.

Un gran potencial que puede y debe ser también aprovechado por las regiones más eficaces. Existen modelos de éxito que evidencian ventajas respecto a nuestro modelo actual de producción y consumo. Son nuestros competidores de alto nivel (Alemania, Francia, en especial, a los que cabe añadir, a su escala, Suecia, Noruega, Holanda o Dinamarca, por no hablar de Estados Unidos o Canadá). Como es bien conocido, Alemania y Francia compiten con éxito tecnológico respecto a nuestras empresas, pues son nuestros principales proveedores extranjeros de mercancía con mayor valor añadido.

Pero existe otro grupo de países, conformado por quienes tienen necesidades tecnológicas, de infraestructuras, de fabricación, de mejora e implantación, aún importantes en relación con sus expectativas de crecimiento, y que se podrían cubrir desde nuestro nivel tecnológico, y que constituyen y constituirían el principal destino exportador de nuestras mercancías (China, India, Corea del Sur, Indonesia, Brasil, Chile, Colombia, México, entre otros ejemplos).

Es una situación boomerang, sin duda. China, por ejemplo, país-continente que aparece como interesante destino para nuestros productos tecnológicos (por supuesto, en competencia con los demás productores, incluidas las propias empresas chinas), se está convirtiendo en principal productor de mercancía de baja y media tecnología, que desplazan, por falta de competitividad, a las empresas españolas.

Finalmente, existe un tercer grupo de países que, por proximidad, relaciones históricas u otras razones –incluso humanitarias- puede ser la base para cimentar una tercera línea de crecimiento exportador, con beneficios a medio o largo plazo (Marruecos, países centroamericanos, la región del Sahel, Etiopía, Bangla Desh, Pakistán, etc.)

Esquema colectivo de desarrollo

No se puede alimentar un sistema de actuación tan complejo confiando únicamente en las iniciativas individuales. Por una parte, el apoyo con información y conocimiento es imprescindible para los pequeños inversores: la sociedad debe avanzar en conjunto en su modelo productivo. El individuo está desvalido frente a la vorágine tecnológica. No se puede confiar, como durante el siglo XX y anteriores, en que las iniciativas individuales servirán, actuando independientemente, para generar un modelo estable y auto sostenido.

Es una cuestión ligada a la supervivencia colectiva. Se trata de implantar un modelo mucho más solidario, en el que el reconocimiento a las medidas sociales o altruistas sea visto como algo natural y prestigioso.

Hace algunos años que el doctrinario para alimentación cultural colectiva y, en especial, el catecismo empresarial, incorporó la “creación de valor” como objetivo.  La creación de valor no está vinculada a la especulación, ni a las burbujas económicas, ni siquiera a la explotación de los recursos naturales de aquellos países o zonas más atrasadas tecnológicamente, con legislaciones más permisivas o administraciones más complacientes.  Esa forma de creación de valor falsaria tiene un desplazamiento continuo por el planeta, como una plaga de langostas, que cuando agotan o creen haber agotado una zona, se desplazan a otra de inmediato.

En la verdadera creación de valor están los empresarios solidarios, los centros de investigación, los laboratorios y fundaciones públicos y privados, los departamentos universitarios y de Escuelas Técnicas, etc. Esa creación de valor está vinculada a la generación de mejoras tecnológicas, no a especulaciones financieras.  Por eso, hay que convencer a los responsables universitarios, a los profesores y a los propios alumnos, de que son parte sustancial de la necesidad de cubrir el espacio de la creación de valor.

Vuelvo pues, a una idea ya esbozada con anterioridad. Para Asturias, me parece muy necesaria la coordinación entre las Escuelas de Ingeniería y las facultades técnicas. A todos los niveles.

La diferenciación entre las carreras no puede ser ficticia, la competencia de los egresados se desarrolla con gran frecuencia en campos trasversales o ajenos a la formación académica. Hay que crear, además, una Plataforma de Investigación regional, definir líneas de investigación y desarrollo práctica, en relación con las empresas, y, sobre todo, tuteladas por expertos independientes.

Me parece, también, esencial, incorporar a expertos a la Universidad. Siento decirlo, pero las enseñanzas técnicas se han ido desconectando de la realidad práctica, convirtiéndose en nichos altamente endogámicos. He dado una fugaz revista a los títulos de las tesis recientes (en la Universidad asturiana, pero también en el conjunto de las Universidades españolas) y me atrae cada vez más el modelo de la Politécnica de Catalunya: los temas de tesis se proponen contando con la opinión y necesidades empresariales y del contexto socioeconómico.

No hago el menor menosprecio, muy al contrario, los sitúo en el foco de especial atención, a esos miles de personas, básicamente jóvenes, no pocos sin formación universitaria, que se afanan en sus espacios en generar soluciones informáticas, basadas en las tics, en la esperanza de que tengan una idea y un desarrollo genial que les proporcione éxito y, tal vez, la recompensa económica a su esfuerzo.

Hay que proteger y estimular a estos creativos, en la confianza de que surgirán de sus trabajos, cientos de start-ups de las que, convenientemente apoyadas y dirigidas, decenas de entre ellas tendrán éxito, sobrevivirán, crecerán y formarán parte del nuevo tejido empresarial.

Consideración especial a dos sectores de interés

Incorporo a mi desordenado análisis una valoración personal respecto a dos sectores de gran interés y su importancia para el desarrollo de Asturias.

El medio ambiente es, sin duda, uno de los sectores de dedicación preferente: el control general y la presión normativa para proteger mejor el ambiente generan, sin duda, empleo. Para las empresas existentes, el camino hacia la sostenibilidad ambiental, generará extra costes, por la incorporación de las externalidades, que antes eran desconocidos o, simplemente, asumidos por toda la sociedad y que también presionará sobre el empleo, pero negativamente.

El mejor cuidado del medio ambiente generará cantidad de puestos de trabajo, aunque se debe analizar el efecto neto. A nivel global, y para una región eficiente como Asturias, la implantación de las nuevas tecnologías no solo en España, sino, sobre todo, en los países menos desarrollados –en particular, la producción de energía con métodos renovables-  ayudará a la generación de empleo y actividad local. El estudio de todas las posibilidades de cooperación con los países en desarrollo o menos desarrollados exige, por sí mismo, un Libro blanco de las actuaciones: en producción y distribución de energía, mejora de gestión de recursos –hídricos, mineros, agrarios, forestales, etc.-, acceso general a la electricidad y las comunicaciones, incorporación de mejores prácticas disponibles en procesos, etc.

El cambio climático es una amenaza grave y, a tenor de los principios de acuerdo de la COP 21 de Paris una oportunidad para poner en práctica soluciones eficientes, que es imprescindible desarrollar o perfeccionar. Está vinculada la corrección de la tendencia al calentamiento global irreversible a muchas tecnologías en las que Asturias, y sus agentes creativos, deberían posicionarse: el desarrollo de coches híbridos, el impulso al transporte colectivo, la mejora de la eficiencia energética, la implementación de energías verdes, las técnicas de ahorro y reutilización del agua, aprovechamiento de residuos, etc.  Incluso el análisis y propuestas de corrección o amortiguación de los previsibles impactos del calentamiento global para España, deberían ser materia de generación de actividades para Asturias. Existe un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático –nacido en 2006- del que se han derivado, hasta el momento, tres Programas de Trabajo (el vigente, con validez 2014-2020), y se ha creado un Grupo de Trabajo de Impactos y Adaptación al Cambio Climático coordinado por la OECC, con participación de las Comunidades Autónomas.

Consideración particular en este contexto que pretende analizar posibles medidas de aplicación general relacionadas con la actividad económica y el empleo, ha de concederse a la energía. La energía es un input básico para una gran parte de los procesos productivos y es un elemento coadyuvante principal hacia el objetivo de bienestar. Las directrices de la Unión Europea imponen el uso masivo de energías limpias en la generación, y se inclinan por un énfasis mayor, y progresivo, en mejora la eficiencia energética.

En lo que respecta a la generación eléctrica, las energías denominadas renovables han conseguido, especialmente en el caso de las eólicas, una creciente competitividad que las hace, a corto plazo incluso, preferibles a la producción con centrales convencionales de gas o carbón.  La producción discontinua de la energía producida con ellas, sin embargo, obliga a mantener generaciones de apoyo y la localización de su producción en determinadas zonas (crestas montañosas, áreas de mayor insolación, por ejemplo), dirige la atención hacia los métodos de almacenamiento de la no consumible y su distribución.

La generación renovable distribuida, -ya sea como paneles fotovoltaicos, generadores eólicos, centrales de biomasa, fuentes geotérmicas, etc.- pone el acento sobre la funcionalidad actual de las redes de distribución y abre líneas de investigación y actividad que podrían ser abordadas desde Asturias.

También se avanzará, con seguridad, en la necesidad de aumentar la seguridad de suministro energético, la implantación de generadores destinados al autoconsumo, de origen en la energía renovable, combinados con redes inteligentes que optimicen la distribución de las necesidades y los sobrantes. La aplicación de nuevas tecnologías en este sector repercutirá en la creación de empleo.

Mejora de la empleabilidad como objetivo social

Para cumplir estos objetivos generales, se ha puesto énfasis en muchos foros en la importancia de la enseñanza dual, y la necesidad de impulsar la formación profesional con Programas específicos, que revisen su adecuación con la demanda actual y previsible, para aquellos trabajos que impliquen aprendizaje práctico o habilidades manuales o físicas que hay que detectar y fomentar.

El Programa ha de hacerse en coordinación con los sectores profesionales, puesto que la formación ha de cubrir previsiones globales de necesidad de técnicos especializados en resolver problemas concretos, ya sean de montaje de mecanismos, mantenimiento de equipos, manejo de maquinaria, instalación de sistemas de producción energética, control de aparatos de telecomunicaciones, etc. Su capacidad generadora de empleo, medida correctora de la crisis y estímulo a la actividad emprendedora de la población más joven aparece como muy positiva.

No es posible tampoco ignorar que, siendo grave la situación de desempleo a todos los niveles formativos, cuantitativamente, el problema mayor se encuentra en los estratos con menor formación, escasos medios económicos y deficiente base cultural, a los que habría que dedicar atención especial, si el objetivo es la reducción directa y masiva, del paro existente. No nos parece, por ello, que la eliminación de los empleos que subyacen en la economía sumergida, haciéndolos aflorar, mediante incremento de la presión inspectora, a la economía contabilizada, sea, por sí mismo, una medida concluyente. Se trataría de cambiar empleo real (aunque irregular) por empleo regular (aunque más reducido).

Por su parte, la búsqueda del incremento de la empleabilidad de quienes tienen una formación universitaria (ingenieros egresados de las Escuelas técnicas, en particular) no tiene las mismas dificultades, ni puede resolverse con el mismo enfoque, que la de quienes no tienen ninguna formación académica o muy escasa. Aumentar la empleabilidad de esos titulados superiores, es especialmente urgente y exige programas específicos. Las razones son prácticas: por una parte, el desembolso realizado en ellos es alto, y debe hacerse recuperable; hay que evitar que se rentabilice esa formación solo en el extranjero, aumentando la competitividad ajena a nuestro modelo de desarrollo.

Se debería también incentivar el retorno de los expatriados, estimular su retorno, al cabo de corto tiempo, con nuevos conocimientos y experiencias, y no solo esperar pasivamente en que lo hagan, por su propia voluntad, al cabo de los años.

Las medidas a adoptar no pueden ser promovidas desde las instancias públicas, en mi opinión. Es necesario crear un clima de cooperación y solidaridad regional, que premie, por la vía del reconocimiento y el apoyo al consumo y a la difusión de sus logros, a las empresas comprometidas y a los particulares eficaces. Prejubilados y jubilados, dispuestos a convertirse en business angel o en monitores y coucher eficientes tienen ahí también su lugar preminente.

La crisis ha provocado, entre otros efectos perversos, uno muy significativo. La tendencia observable en este momento es que se han generado “maxijobs”. El maxijob es, como se sabe, un empleo, remunerado como trabajo normal (e incluso menos), que exige al empleado cumplir un horario de trabajo excesivo, ante el riesgo de perderlo. La extensión del problema del maxi-job afecta especialmente a los trabajadores más cualificados, y tiene como beneficiario exclusivo, al empresario.

Hay que recuperar en esto como en todo, la senda de la trasparencia, allí donde se hubiera perdido. Y admitir que la puesta en pie de un modelo de desarrollo regional consistente, en este nuevo escenario de la Tercera revolución industrial y la apreciación de un mundo global y con nuevos parámetros de competitividad y bajo un marco irrenunciable, y exigente, de responsabilidad social, supone la incorporación de la solidaridad como premisa esencial al que debe acomodarse, pero desde la independencia creativa, la iniciativa privada.

Los tiempos han cambiado, aunque el ejemplo de personalidades como Ibrán y Adaro perdurará en lo esencial como modelo siempre adaptable.

Muchas gracias por su atención, y confío en haber aportado algunas ideas al debate.

Oviedo, 27 de septiembre de 2016

Notas

(1) Agustín Fernández Muñoz y Sánchez, primer duque de Riansares, título creado en 1844 por la reina Regente María Cristina en favor de su segundo marido, con el que se había casado en secreto en 1833 y con el que tuvo ocho hijos, había invertido como accionista en varias empresas de Langreo, lo que favoreció el que se diera la prioridad política -por la vía de créditos, y subvenciones del estado, apoyando la construcción de las vías férreas adecuadas- a la Cuenca del Nalón frente a la del Caudal. Esta línea de apoyo fue seguida por la reina Isabel II, su hijastra.

Fernando María Muñoz y de Borbón (1838-1910), II duque de Riánsares emparentó con la alta burguesía asturiana, Estuvo casado con Eladia Bernaldo de Quirós y González de Cienfuegos, hija del VII marqués de Campo Sagrado y de María Josefa Antonia González de Cienfuegos y Navia Osorio, hija por su parte de los condes de Marcel de Peñalba, señores de Allande.

(2) Aunque habrá sido glosado por otros conferenciantes y, en todo caso, está ampliamente reflejado tanto en la excelente biografía que realizó Ramón Mañana como en la brillante tesis doctoral de Germán Ojeda, de los que tomo referencias, en 1861 se había creado en París la sociedad Houilliere et Metallurgique des Asturies, teniendo por socios al banquero parisino Numa Guilhou y a Charles Louis Bertiere. Estos habían asumido una compañía al borde de la quiebra y adquirido también las minas de hulla del duque de Riansares y la mayoría de las acciones del Ferrocarril de Langreo. Cuando en 1868 la Houilliere entra en crisis -los vaivenes económicos eran constantes, porque variaban las condiciones de contorno de los negocios, por los avances tecnológicos y otros factores, con extraordinaria fluidez- fue subastada en París y, en 1870, la compañía fue adquirida nuevamente por Numa Guilhou, con todas sus concesiones y emprendimientos.

(3) Se ha especulado respecto a la entidad de este firmante con nombre propio tan poco común, asumiéndose que debería ser un hombre de paja del segundo duque de Riánsares, ya que en 1873 había fallecido el primer duque. Un Protasio García Bernardo, Teniente fiscal de la Audiencia de Santander con antigüedad 2 de enero de 1883 aparece citado en la Gaceta de Madrid del 1º de febrero de 1885, en concurso de traslado para la provisión de la misma plaza en la Audiencia de Valladolid, que obtendría Tomás de Zumalacárregui y Arrúe.

(4) Según información del IDEPA, la participación industrial al conjunto regional en estos últimos años sería de 3.300 Mill. euros. Soy incapaz, con la información disponible, de avanzar en valorar la coherencia de las cifras disponibles. Las tomo como órdenes de magnitud. Apunto también que, según datos de 2012, el empleo industrial representaba solo el 15% del empleo total, aunque superaba en poco el 20% de aportación al PIB regional. La caída en el empleo comparado con 1980 es impresionante. Entonces había 117.000 empleos industriales (datos de SADEI), que, en 2012, habrían bajado de 55.000. Según SADEI, en enero de 2013, había en Asturias 66.900 empresas, de las que 3.705 pertenecían al sector industrial y solo 122 tenían una plantilla de más de 50 trabajadores.

 

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El cielo y el infierno está aquí

5 abril, 2016 By amarias Dejar un comentario

El título de este comentario lo tomo prestado de un poema de Blas de Otero, en el que, al referirse a una conversación escuchada entre dos humildes mujeres, subraya cómo la elipsis de la “n” que hubiera debido servir  para concordar el plural de ambos sujetos -cielo e infierno- con el verbo, nos pone frente a una verdad: es el infierno el que está aquí. El cielo, ni se sabe.

Hay revuelo en los media -virtuales y reales- porque se divulgó la  existencia de unas decenas de miles de cuentas bancarias en Panamá. Más revuelo, por cierto, en Argentina, España, Islandia y otros pequeños países -Marruecos, emiratos, Siria,…- o en la órbita de las economías de Estado. Silencio respecto a Estados Unidos de América (1), incluso Alemania o Francia, grandes feudos de la evasión institucionalizada. Parecería que se trata, en cierto modo, de una filtración cuidadosamente dirigida para hacer explosiones controladas.

Acabo de escuchar a Joaquín Estefanía recordar en la cadena Ser, que el libro La edad de Hielo, de Diego López Garrido -magnífico libro, de un excelente profesor-, ya había contado de pé a pa, el mecanismo de la evasión fiscal en los paraísos fiscales. Lo suscribo. Y aún existen otros, más antiguos, que hablan de lo mismo.

En realidad, ya lo sabemos todo, sin necesidad de esperar a que ningún periodismo de investigación nos desvele verdades como puños que deberían formar parte del acervo colectivo. Me parece que fue en “La gran crisis: cambios y consecuencias”, de Martin Wolf  (en otra galaxia ideológica a la de Diego), en donde aparece la constatación inquietante de que muy pocos superan la lectura de la página 28 de un libro serio. (Lo hace con referencia al registro estadístico de las páginas leídas de la versión digital del libro de Thomas Picketty -“El capital en el siglo XXI”- best seller indiscutible de los últimos años.)

El lector tiene a la disposición de su curiosidad suficiente información para parecer informado desde los tiempos de Maricastaña del “escándalo de los Panamá-leaks” que ahora aflora. ¿No lo sabía, no lo había imaginado? ¿Tuvo que esperar a que alguien le pusiera el lápiz rojo sobre la noticia de que familiares con vínculos más o menos directos con magnatarios y gentes de relumbrón tenían cuentas con cantidades importantes de pasta en Suiza, Panamá, Luxemburgo y otros cuantos paraísos?.

No hacía falta, santo dios, que aparecieran en las listas caídas de los mal custodiados protocolos de un bufete panameño que disfrutaba, hasta ahora, de un prestigio que se les fue por las cañerías de internet.

No se conoce, -ni se sabrá, que a tanto llega mi perspicacia- un dato esencial: cuánto dinero guardaban en sus cuentas bancarias los titulares de ese cielo fiscal que habían encontrado en Panamá. Algunas declaraciones de guardianes del tabernáculo de la desfachatez ya indican que no hay por qué suponer ni que las cuentas estaban vivas ni tampoco que no estuvieran perfectamente regularizadas. Los palafreneros hacen lo imposible para que el leak se vaya cerrando, pues.

Me he leído suficientes libros de cómo funciona el mundo, y de cabo a rabo. Por eso, no me creo que aquellos que piden a sus hermanos, familiares o íntimos colaboradores -mejor que ellos mismos, por pudor insano-, que abran una cuenta en un paraíso fiscal, lo hagan para dejar allí unos dinerillos ahorrados con mucho sudor o surgidos de una herencia de un pariente (como en las novelas rosa). Cuatro perrillas para poder disfrutar sin agobios de unas vacaciones en beatíficas playas, en los pocos días que tienen de vacaciones. Pero ese saber no ocupa lugar, porque está más allá de la página 28.

Hablemos claro, si así os parece. Lo han hecho porque desconfían de las gentes de ese país al que, en apariencia, se esfuerzan en dedicar sus desvelos desde un puesto de la mayor relevancia, ya sea como mandamases del Estado, como magnates de los negocios, como artistas de relumbrón. Temen que la estabilidad de su status se resquebraje y la inmensa mayoría que los aplaude y venera, acaben descubriendo que les hacen trampas, que les roban.

Desconfían de nosotros, de nuestra fidelidad. Por eso, evaden nuestras plusvalías y las ponen a lo que creen el mejor recaudo. Lejos de nosotros, a salvo de nuestro infierno.

Para saber cómo acaba la historia, hay que leer más allá de la página 28. Algunos, ya lo sabemos.

—–

(1) Como mi amigo Angel Alda me hace notar, los Estados Unidos de Norteamérica, tienen en Delaware su propio paraíso. La concentración de sociedades unipersonales en ese pequeño Estado es asombrosa: casi un millón de imaginativos nombres para florecientes empresas que no tienen empleados. Muchas de las grandes corporaciones españolas -la mayoría de las que cotizan en el IBEX, en particular- han encontrado allí un buen lugar en el que depositar parte de sus elucubraciones corporativas, para evadirse de las tensiones fiscales que generan a los altos ejecutivos insoportables dolores de cabeza.

Archivado en: Actualidad, Economía, Empresa Etiquetado con: capital, Delaware, Edad de Hielo, evasión, fiscal, fisco, IBEX, impuesto, Lópz garrido, Panamá, panamá-leaks, paraíso, Picketty, Wolf

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