Hoy enviaremos al pasado a 2015, un año inolvidable.
En el avance hacia la autodestrucción, la Humanidad ha seguido dando pasos importantes. Algunos de los sucesos protagonizados a lo largo del año, por dirigentes, colectivos organizados, agrupaciones espontáneas y particulares, acogidos tanto a la improvisación como a un variado argumentario, han puesto de manifiesto el carácter dual de nuestra naturaleza.
Jano se complace en que el hombre sea dirigido por Jeckyll y Hyde, y, al actuar sobre Gea, combina espectaculares avances tecnológicos con inmersiones en los abismos de la insolidaridad colectiva y el egoísmo fetichista.
2015 ha conocido más guerras, invasiones, genocidios, torturas, desastres -naturales y provocados-, muertes violentas y asesinatos ideológicos que sus inmediatos antecesores. Ha supuesto el progreso en el incremento evitable de la contaminación atmosférica, que miles de congresistas en París, convocados para pactar un concreto final al calentamiento global que nos amenaza, no han sido capaces sino de ocultar con bellas palabras de compromiso e inacción.
Millones de expatriados forzosos vagan por el planeta, demandando una acogida que los dirigentes de los países más ricos negocian desde la aritmética. Se especula con mayor virulencia sobre los precios, ya sean de productos agrarios, de combustibles o de la carne y la sangre humanas. Las divinidades, a las que antaño nos acogíamos para impetrar su auxilio y consejo, parecen habernos abandonado, cambian de piel o transmiten mensajes ininteligibles que torpes exégetas traducen en violencia y caos. Quedaría la ética universal, sino estuviera tan avergonzada.
A nivel local, los partidismos nos impiden ver el final de los túneles, los nacionalismos nos envenenan las ideas, los gerifaltes locales enarbolan banderolas rancias gritando que saben donde está la tierra prometida, aunque parecen ignorar cómo sacarnos del atolladero al que nos han conducido previamente.
Claro que no sería justo ver solo el trabajo de Hyde y no advertir la fuerza creativa de Jeckyll. Ha habido importantes avances en múltiples campos, que evidencian el poder de la inteligencia aplicada: en la medicina, en la ingeniería, en la microbiología, en la aviónica, en el control del deterioro ambiental, de la robótica, de las telecomunicaciones, de la producción agroforestal, o del tratamiento de datos. Seguro que han nacido y por supuesto que se han consagrado, más poetas, más soñadores, más ilusionistas, más filósofos y más ilusos.
A nivel personal, 2015 me ha dado la alegría inconmensurable de ver crecer en inteligencia, belleza y picardía a mis cuatro nietas, y me ha hecho sentir la fuerza de saber que mis hijos han formado familias fuertes y unidas, como la mía. El final de año me ha dejado de recuerdo una metástasis ósea que estoy tratando.
Nos deja, en fin, este año que ahora despedimos, un panorama complicado, lo que nos garantiza un 2016 entretenido.