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Lecciones de Ecominería desde Colombia

16 noviembre, 2022 By amarias Deja un comentario

Alfonso Monge Ureña, geofísico costaricense residente desde hace años en Colombia, con un dilatado currículum a sus espaldas, pronunció el 15 de noviembre de 2022 una conferencia bajo el titulo de Ecominería, en el marco de las sesiones técnico-divulgativas que viene propiciando el Club Español de Medio Ambiente.

El tema central versó sobre la Ecominería y su regulación, del que el Dr. Monge aportó  experiencias personales y una propuesta de estrategia para su certificación que presento en el Colombia Gold Symposium.

La ecominería podría definirse como : “La exploración y explotación de los recursos mineros de forma racional, con buenas prácticas ecológicas, con el objetivo de dar valor social y ambiental a las comunidades”.

Fueron muchas las ideas que el conferenciante destiló durante su intervención y, como vengo haciendo con otros casos en los que asistí a reuniones o conferencias que me parecieron de especial interés, voy a recoger aquí algunas. No es éste, pues, un resumen ni una reseña del acto, sino una selección, realizada bajo mi estricta responsabilidad, de las frases o conceptos que me llamaron la atención.

La primera idea expresada es que los yacimientos minerales por descubrir necesitan un mayor esfuerzo económico y técnico (“una lupa muy grande”, en la gráfica analogía con la que reforzó Monge su llamada de atención sobre el tema)

La minería es un negocio y, como tal, precisa de recursos económicos, humanos y tecnológicos que han de ponerse en conexión reflexivamente.  Fue interesante la comparación de dos modelos de explotación de recursos: el ecoturismo de CostaRica y el extractivista de Colombia. Ambos están alejados del modelo económico sostenible, pero durante la pandemia quedó patente que el modelo extractivista es más resiliente: en Colombia no hubo necesidad de desempleo, en tanto que en Costa Rica fue necesario pedir ayuda a organismos internacionales.

El modelo extractivo es objeto de crítica, debido principalmente a enclaves mineros informales, que contribuyeron  crear mala imagen, pero también a accidentes graves, desplome de balsas de contención y malas prácticas. Incluso en los distritos mineros, la Brújula Minera -presentada por Arteaga y Asociados- solo un 60-65% percibe a la minería como “favorable”.

El potencial mineralógico de Colombia es excepcional. “Colombia tiene la riqueza en el subsuelo y la pobreza en el suelo”. Existen tres ambientes metalogénicos sin parangón mundial: a) el escudo guayanés, con las rocas más antiguas del planeta; b) los pórfidos cupríferos de la Cordillera Occidental andina, del Eoceno-Mioceno y c) la corteza oceánica – terrenos alóctonos al oeste de la Falla de San Jerónimo.

El conferenciante, con su grupo de trabajo, inauguraron en 2005 una Feria Internacional con el objetivo de conseguir financiación para nuevos emprendimientos mineros. Había entonces en Colombia 5 empresas trasnacionales, que pasaron a ser en diez años, 45, casi todas registradas en Toronto, consiguiéndose 1.500 Mill de $ para exploración en la Bolsa de Valores, identificándose 50 millones de bolsas de oro que a 1.800 dólares/bolsa suponían un neto de 50.000 mill. de dólares, la tercera parte de la deuda externa de Colombia.

La intención de poner en valor la riqueza mineral, y hacerlo de manera ordenada y eficiente, con un ejemplo, animó a poner en marcha un proyecto piloto en Antioquia, siguiendo un plan maestro con tres ejes: 1) analizar las mejoras prácticas ambientales y sociales, en un concepto de gestión integral; 2) creación de un centro de información y documentación ambiental y social y 3) generar una hoja de ruta para financiar la inversión.

Durante la ejecución se evidenció que el principal desafío era la gestión del agua, lo que generó un manual de diseño específico. En paralelo, también se creó otro manual para orientar el cierre y abandono ordenado de minas, y se realizó el inventario de pasivos ambientales mineros (algunos, convertidos en activos ambientales). Se generaron mapas de riesgos naturales, objetivos de restauración y se eligieron y publicitaron ejemplos de economía circular (Monge citó el caso en que el Mg se convirtió en un insumo para la industria de fertilizantes, a partir de los desechos de la fabricación de asbestos).

La inversión tecnológica en minería es, sin duda, un elemento clave, siendo necesario incorporar al proyecto los últimos avances en computación cuántica. Hay que tener presente que la recuperación de la inversión no se inicia hasta superar la tercera parte de la vida útil de la explotación. Para los agentes locales, el conocer -por ejemplo, tratándose de las explotaciones auríferas- cuánto recibe su comarca por onza extraída, en comparación con otras ubicaciones, es importante como elemento generador de tranquilidad y confianza.

En la visión actual de los medios de producción, apuntó Monge, en minería hay que ampliar la visión clásica de los factores de producción (tierra, capital y trabajo), incorporando la tecnología.

Fueron muchos los aspectos tratados en la conferencia, que es imposible recoger aquí. Con más tiempo, y revisando mis notas, incorporaré otros asuntos que hoy, para no hacer demasiado largo el Comentario, omito por el momento.

Publicado en: Actualidad, mineria Etiquetado como: CEMA, Ecomineria, mineria sostenible, Monge

Reseña intima de unas jornadas especiales

13 mayo, 2022 By amarias 1 comentario

Invitado por la decana del Colegio de Ingenieros de Minas de Canarias, la siempre eficaz y atenta Miryam Machado, tuve ocasión de ofrecer una presentación de mi libro “Convivir con el cáncer. Instrucciones de uso” en Tenerife, aderezado con la lectura de algunos poemas de “Sonetos desde el Hospital”, que escribí hace ya tres años.

Me acompañó en el viaje a Santa Cruz de Tenerife, mi esposa, y lo agradecí especialmente. En el vuelo de ida, tuve una bajada de tensión y, aunque no llegué a perder el conocimiento, pasé por un momento desagradable. Solo habían transcurrido dos días desde mi última sesión de quimio y el incidente no deja de ser un aviso de que, en mi situación clínica, debo estar atento a las vicisitudes que me presenta la naturaleza.

El 26 de abril, ya bien acomodados en el Hotel Silken Atlantida (excelente, por atención y servicios), nuestra anfitriona nos preparó, en su casa, una recepción inolvidable.

Myriam había invitado a varias amigas que leerían mis Sonetos al día siguiente, a las que yo no conocía con anterioridad. Habían dispuesto hasta entonces solo de fotocopias del libro y, cada una, tenía seleccionados dos poemas. En el transcurso de la velada, con el sol canario ofreciendo sus últimos rayos desde la estupenda terraza de los anfitriones (Miryam y su marido, Oscar), me regalaron los oídos y apuraron los latidos de mi corazón, leyendo en primicia, los Sonetos elegidos. Lo hicieron con entonación y sentimiento difícil de encontrar cuando se pone alta voz a los poemas ajenos.

Myriam Hodgson, Nancy Negro, Elena Martín y Aguasanta Navarrete, entre jamón, quesos, tortillas preparadas por Miryam (Machado) con su toque especial y otras delicatesen, regadas con vino Campillo, que elevó su modestia a insuperable en tan buen ambiente y compañía, sirvieron de estímulo para hilvanar una conversación amena, irrepetible, en la que me sentí -obviamente, sin serlo ni de lejos- principe de las letras. Todas ellas son magníficas profesionales en lo suyo, y lo que las reunía allí, además de la obvia amistad con Myriam y Oscar, era su generosidad.

Estaban también en la reunión, además de mi esposa María Jesús, y de Esperanza, la hermana de Miryam, Pachi, el marido de Elena, y Miguel Angel Guisado, el esposo de Myriam Hodgson. Todos contribuyeron sin reparo y con una espontaneidad que solo se alcanza en momentos y situaciones mágicas, a generar un espacio de simpatía excepcional. Hablamos de poesía, de metafísica y teología, de amigos comunes, de sicología y hasta de cómo hablar en público.

Con tales antecedentes y la propaganda que Miryam y sus amigos habían hecho, el acto del día siguiente fue un éxito. El marco, el Casino de Santa Cruz, incomparable. Hubo dos lectores más, que no habían podido acudir el día anterior al ensayo que fue generador para los recién llegados a la isla de amistades que se presentan como inquebrantables. El magistrado asturiano Juan Moreno-Luque, con una voz para enmarcar (y músico notable), leyó dos poemas fuera de programa. Antonio Fumero, ingeniero de Telecomunicaciones y amigo admirable, fue el único invitado por mí a la lectura; vino desde el otro extremo de la isla con Julieta, la madre de sus preciosos mellizos.

Y si no llené el aforo, la culpa hay que atribuirse a la competencia -siempre dura- del Real Madrid, que jugaba a esa horaun partido crucial para la estabilidad del país. Hubo, también, algunos despistes con el lugar o la hora y faltaron unos pocos comprometidos con causas mayores, que no les dejaron cumplir con su voluntad de estar presentes. Había unas ochenta personas en la sala, que ya son bastantes. La atención prestada a las lecturas de los improvisados juglares y a mi conferencia, fue impactante. Qué voces, qué emoción transmitida. Pocas veces con anterioridad me sentí tan a gusto, noté de forma así de intensa la sintonía con el público asistente.

Los 20 libros que aún me quedaban de los Sonetos que llevé a Santa Cruz se quedaron en la isla y si hubiera tenido más, más me pidieran.  Varios asistentes me comentaron espontáneamente su vinculación directa o indirecta con el cáncer y me agradecieron el tratamiento que dí al tema, tenido por tabú en muchos círculos.

Para terminar, quiero agradecer especialmente dos presencias de colegas de minas: la de Diego Vega La Roche, a quien acompañó su esposa Virginia, y la de Manuel Rubias Tejadas. Y no puedo menos de poner de relieve el apoyo prestado al acto desde Sevilla,  a Felipe Lobo y Daniel Fernández de la Mela, de la Junta Directiva del Colegio de Minas del Sur. Fue un acto atípico para una organización minera, sin duda, pero los ingenieros, en tanto que humanos, compartimos lo esencial. Como decía Terencio: Nada de lo humano me es ajeno.

Publicado en: mineria, Personal, Poesía Etiquetado como: Aguasanta Navarrete, angel manuel arias, Antonio Fumero, Casino de Santa Cruz de Tenerife, Daniel Fernández de la Mela, Diego Vega La Roche, Elena Martín, Felipe Lobo, Juan Moreno-Luque, Manuel Rubias Tejadas, Miguel Angel Guisado, Miryam Machado, Myriam Hodgson, Nancy Negro, Oscar García, Sonetos desde el Hospital

La Escuela de Minas de Oviedo tiene que ser de Oviedo

3 febrero, 2022 By amarias 3 comentarios

Hace apenas unos meses, en octubre de 2021, celebraba con una mayoría de componentes de mi promoción el cincuenta aniversario de haber terminado la carrera de ingeniero de minas en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Oviedo (ETSIMO). En la obligada visita a las instalaciones donde nos habíamos formado como técnicos en esa institución, guiados amablemente por el actual director, Francisco Javier Iglesias Rodríguez, y el inmediatamente anterior, Francisco Blanco Alvarez, pudimos comprobar la excelencia de las instalaciones y la entrega vocacional de profesores y alumnos en el interés por mantener el prestigio de la Escuela, reconocida como la mejor de España en 2018 en el ranking de Shangai y, por tanto, una de las más prestigiadas en el mundo de la ingeniería.

Javier Iglesias. en el Aula de Grados de la Escuela, pronunció unas palabras de bienvenida, que fueron también un repaso a los sesenta años de vida de la Escuela de Oviedo, en la que obtuvieron el título más de 2.300 ingenieros, cuyo trabajo en empresas, administraciones públicas y como empresarios autónomos, dentro y fuera de España, fundamenó el actual renombre de la Escuela. Sigue siendo conocida como Escuela de Minas de Oviedo, aunque con el plan de Bolonia ha cambiado su antigua denominación de ETSIMO por la de Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales de Oviedo (EIMEM). Anteriormente, en 1971, fue adscrita a la Universidad de Oviedo.

En una operación realizada a la chita callando -según denuncia Javier Iglesias-, el actual rector de la Universidad, Angel Ignacio Villaverde, licenciado en derecho por la Universidad de Oviedo, gijonés especialista en derecho constitucional, presentó una modificación de los campus de la Universidad, por la que pretende llevar los títulos de Minas a Mieres (en especial, el habilitante de master, que prolonga la línea académica que significó el título superior de ingeniería de minas), y ocupando el edificio de la actual Escuela Técnica con un nuevo grado de Deportes.

Entiendo muy bien que, ya no el director de la Escuela ovetense, la mayoría de profesores de la misma, el decano del Colegio de Ingenieros Superiores de Minas del Noroeste de España y su Junta directiva, y todos los egresados de la Escuela de Oviedo encuentren que el propósito de mover a Mieres los títulos ovetenses es un despropósito. El alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, ha prometido impedir con todas las opciones a su alcance ese traslado contra natura y llama a la movilización ciudadana.

Hay, por supuesto, voces a favor del traslado. El alcalde de Mieres, de Izquierda Unida, el ex picador de Hunosa Aníbal Vázquez, apunta con el rifle de la diferencia de clases hacia los contrarios al traslado, identificando con las élites económicas a los opositores a ese cambio de ubicación.

Es imposible poner orden en esta España llena de malentendidos, rencillas, egoísmos de pandereta y tambor e ignorancia casi supina de cómo se deben hacer las cosas en aspectos fundamentales. En el pequeño terreno de la Escuela de Minas de Oviedo, ha de contar como fuerza inamovible, que el prestigio de la Institución académica está vinculado a la ciudad. Igual que la Escuela de Madrid, ubicada en Ríos Rosas (y, desgraciadamente, en proceso de descomposiciómn académica por culpa de Bolonia y de los desgarros egoístas e interesados que se vienen produciendo entre las Escuelas de Ingenierías), ha de mantenerse con ese prestigioso nombre y ubicación y no tendría sentido trasladar sus aulas a, pongo, por caso, Carabanchel, en donde existen importantes instalaciones que pertenecieron al Ejército.

En multitud de escritos, conferencias y actos académicos y de difusión, he expresado sobre mis ideas sobre la forma de reforzar la región asturiana, apoyando que las Escuelas de Ingenieros de Minas de Oviedo e Industriales de Gijón deberían unirse en una Politécnica. He reconocido, como no podía ser menos, el gran prestigio que tuvo la Escuela de Capataces de Mieres y el alto nivel de los egresados de la Escuela de Ingenieros Técnicos de Minas de esa villa. Comparten profesores ambas Escuelas, y el entendimento entre ellas, cada una en su nivel académico, ha sido siempre bueno.

Trasladar las enseñanzas de ingeniería superior a Mieres, provocaría una inmediata pérdida del prestigio, particularmente doloroso a nivel internacional para los nuevos egresados. Cuesta mucho esfuerzo, dedicación y años, vincular una Universidad a una localidad. Pero no solo eso. Seguramente, el alcalde de Mieres, el rector de la Universidad y otros palmeros que solo ven cerca de sus narices, pueden creer que, con ello, habrá más ingenieros de Minas procedentes de las cuencas mineras y que se generará actividad y riqueza complementaria.

No va a ser así, al contrario. Los jóvenes asturianos que quieran hacer ingeniería superior de Minas o Industriales lo tienen fácil ahora, porque las localidades de Mieres, Langreo, Gijón u Oviedo están distantes entre sí apenas 30 km, con excelentes comnicaciones. No habrá más alumnos, sino menos. Porque Mieres está peor comunicada y, villa en decadencia demográfica acelerada, ofrece muchos menos atractivos para vivir en ella que Oviedo o Gijón.

Así que entiendo que el cambio de ubicación no resolverá ningún problema. Con siete u ocho Escuelas de Minas en España -un despropósito, producto lateral del desconcierto autonómico- en donde se pretende impartir la enseñanza superior de Ingeniería de Minas en España -con el mismo martillo destructor que afecta al nivel de otras carreras de ingeniería, ciencias y letras, antaño prestigiosas y hoy hundidas o camino de hundirse en el marasmo de titulaciones sin sentido- hacer un movimiento que cambie el nombre de la mejor Escuela de Minas de España en este momento de la localidad donde se ubica, es debilitar los cimientos del único edificio académico que queda en pie, en esa vieja profesión de la ingeniería de Minas, uniendo el descabezamiento a las decenas de deplorables caídos por el placer de poner un nombre propio a una ruina.

Dejemos las cosas como están. Y si Mieres quiere poner el nombre de su campus como localidad anexa a la Escuela de Oviedo, habrá fórmulas políticas y académicas para no causar un desastre. No hablamos de edificios, sino de prestigio a mantener.

 

 

Publicado en: Actualidad, Asturias, Educación, Ingeniería, mineria Etiquetado como: alcalde de Mieres, alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, Aníbal Vázquez, Escuela de Minas de Madrid, Escuela de Minas de Oviedo, Francisco Blanco, Ignacio Villaverde, ingeniero de minas, Javier Iglesias, Oviedo, ranking de Shangái, rector de la Universidad de Oviedo, Ríos Rosas

Las plataformas del Castor (Tercera parte)

17 diciembre, 2021 By amarias Deja un comentario

(Este Comentario es continuación de los dos anteriores con este mismo título)

El Tribunal de Castellón no descarta, sino que, por el contrario, reconoce,  que hubo correlación espacio-temporal entre los seísmos -varios cientos- producidos en el entorno del almacén subterráneo y las operaciones de inyección de gas. Pero afirma a continuación que “no consta” -es decir, no resultó probado, que causara daños, ni personales ni materiales, en las poblaciones cercanas, y que la mayor sismicidad detectada por los sismógrafos, apareció en zonas alejadas de la falla conocida (Amposta Oriental y segmentos). Por tanto, de acuerdo con lo enunciado por los peritos, esos movimientos sísmicos que causaron inquietud en la población y se asociaron a las inyecciones de prueba, “pudieran resultar de la reactivación de fallas sin cartografiar y desconocidas”.

Especialmente curiosa por la extensa acogida de argumentos técnicos en la Sentencia y su aparente intención didáctica (pero, por supuesto, destinada a justificar su decisión de exculpación de los encausados), resulta la incorporación a la misma de los criterios más comunes respecto a la clasificación de los seísmos, en lo que afecta tanto a su magnitud como intensidad. (Nota: La magnitud se refiere a la energía liberada, en tanto que la intensidad trata de calificar la sensación de percepción del mismo por la población afectada).

La escala de magnitud más empleada es la Richter, según la cual los sismos de magnitud inferior a 3 solo son registrados por los sismógrafos y no son apreciados por la población ni son capaces de  causar daños en las estructuras (se denominan microseísmos); entre 3 y 3,9 se califican de pequeños; entre 4 y 4,9 se consideran ligeros; entre 5 y 5,9, pasan a ser moderados; entre 6 y 6,9, se califican de fuertes; entre 7 y 7,9, de mayores y a partir de la magnitud 8, pasan a ser grandes. (Nota: La escala de Richter es logarítmica y abierta, es decir, no termina en ninguna magnitud concreta, aunque a partir de la magnitud 8, se entiende que la potencia desarrollada por el terremoto o el accidente natural o artificial al que se refiere, adopta dimensiones que se podrían considerar “apocalípticas”; entre grado y grado, el aumento de magnitud es de 32 veces aproximadamente; por ejemplo, un seísmo de magnitud 6 es 100 veces superior a un seísmo de magnitud 3)

La Sentencia también ilustra sobre la cuestión de la intensidad de un seísmo, es decir, sobre su relación con los efectos sobre la población de un determinado lugar, para los que la escala más utilizada desde 1998 en Europa es la Escala Macrosísmica Europea (EMS-98).  La intensidad I corresponde a sismos no sentidos por la población; la II, a los apenas sentidos; la III, a los débiles; la IV,a  los ampliamente observados; la V, a los seísmos fuertes, y así sucesivamente. (Nota: la escala de intensidades atiende al porcentaje de la población que percibe el seísmo y a los daños sobre las estructuras)

Según el informe aportado por el IGN (Instituto Geofísico Nacional) la intensidad máxima de los 15 seismos sentidos en Vinaroz no excedió de la escala III de la EMS-98, que se corresponde con los débilmente percibidos. Ninguno de ellos superó la magnitud de 4.2 -aunque, según recogieron los peritos, en épocas anteriores se habían registrado magnitudes de 4,7 en la zona. (Noyta: La prensa sensacionalista se había referido, en su momento, a “miles de seísmos”; sin comentarios por mi parte)

Quedaba así desbaratada y puesta en solfa técnica la argumentación, tan difundida en su momento por los medios, acogiendo los alarmistas argumentos de los interesados en desacreditar el uso del depósito, de que los ensayos realizados durante la puesta a punto del reservorio hubieran tenido el carácter dañino que se les había atribuído. (Nota: La idea que había animado a recuperar el depósito era almacenar hasta 1.900 millones de metros cúbicos de gas natural, suficiente para suministrar el equivalente a 50 días de consumo en toda España. Lo que determinó la alarma social y la paralización del uso futuro del depósito subterráneo, que se convertiría en definitiva bajo el ministerio de Nadal, fueron ensayos sucesivos de prueba de estanqueidad, por los que se fueron inyectando cantidades sucesivamente más altas, a presión, de gas.)

Capítulo especial de la Sentencia, por su evidente repercusión práctica y el revés que proporciona a la revolución mediática que se le concedió en su día, está la cuestión de los daños concretos en las propiedades. Aunque inicialmente se habían presentado más de mil reclamaciones, por daños resultantes de los sismos, la inspección de los peritos descartó la mayoría como errónea (o falsamente) atribuídos a las operaciones del Castor.

El Ministerio Fiscal, depurada la lista, reclamaba indemnizaciones para solamente una decena de particulares y por cantidades menores, y en su conjunto, inferiores a los 20.000 euros, si se hubieran aceptado todas (370 euros por hundimiento del pavimento en una vivienda de Vinaroz ; por desprendimientos en pared de cocina, 804, 65 euros; por grietas en el techo de una vivienda en Amposta, 3.988,16 euros; por grietas en vivienda en Vinaroz,  1.800 euros; por desprendimiento de pavimento y grietas en cocina y baño en vivienda en Vinaroz, 822 euros; por grietas en paredes interiores y fachada inmueble en Vinaroz, presupuestados en 5.183,64 y 591,69 euros; por grietas en el suelo, pared y vigas, en varios pisos de Vinaroz -en la cantidad que resulte por la Sentencia-; por grietas en las paredes de la cocina y del garaje de una vivienda en Vinaroz, en lo que resulte; y por desperfectos en un inmueble de Les Cases de Alcanar en la cantidad que resulte).

El tribunal concluye que no resulta demostrada su relación con los seísmos indicados,  porque los seísmos no eran aptos para producir daños en edificaciones y, aún menos, si los presuntos daños están diseminados y alejados de Vinaroz y afectan a pocas viviendas, de forma aparentemente selectiva, por lo que deberían tener su origen en defectos de ejecución o mantenimiento.

Frente a la batería de informes periciales de parte presentados por los demandados, el único informe pericial técnico que defendió la la demanda está redactado  por el profesor Rubén Juanes en el que se dictamina que “los seis eventos de mayor magnitud (M 3.8 a 4.2) ocurrieron de forma tardía (…) y están agrupados en una región delimitada del Sistema de la falla de Amposta”, y que “los terremotos ocurrieron mayormente en la franja tectónicamente activa de la falla de Amposta y sus ramificaciones” y que existía “la posibilidad de terremotos de magnitud mayor a la registrada (…) mayor o igual 6.8)”. Los peritos de parte, eminentes catedráticos expertos de diversas universidades e instituciones, criticaron duramente ese Informe, que alguno llegó a calificar de sustancialmente erróneo, y a afirmar que “si lo hubiera presentado uno de mis alumnos, lo hubiera suspendido”.

En definitiva, la Sentencia concluye que no existe constancia probatoria del riesgo de peligro causado al medio ambiente, ya que no fue debidamente demostrado en qué medida las inyecciones de gas en almacenamiento Castor afectaron al medio, produciendo los seísmos de mayor magnitud entre el 17 de septiembre y el 4 de octubre (de 2013), porque no hay constancia de que causaran daños personales ni materiales en los ciudadanos de las poblaciones cercanas al almacén de gas Castor, y se desconoce cómo ocurrió la sismicidad observada, y por tanto, “se desconoce igualmente cómo pudo influir la inyección de gas en esta sismicidad”. Además, conforme a los estandares científicos y técnicos de la industria en el momento en que se desarrolló el Proyecto Castor y se realizaron las operaciones de inyección, dichos seísmos no eran predecibles o previsibles.

Los letrados de los demandantes, ante tan rotunda Sentencia, han manifestado públicamente su desacuerdo, expresando queestán analizando la presentación de un recurso ante el Tribunal Supremo. No lo tienen fácil, en mi opinión, pues -contrariamente a lo indicado por ellos- encuentro la Sentencia muy bien documentada y los hechos probados (que, como es sabido, no pueden ser revisados por esa instancia superior) son concluyentes.

Sí quisiera llamar la atención respecto al desnivel muscular, como letrados, del “bufete boutique” que se encargó de la defensa de los demandados (Quatrecasas), que movilizó varias decenas de informes periciales, todos emitidos por profesionales de gran entidad y sin relación entre sí y que mantuvo una línea de argumentación coherente durante todo el proceso, con el firme propósito de eliminar cualquier resquicio libre para las imputaciones, y el bufete que asumió la acusación particular, representado la Asociación de afectados (Aplaca), BCV Lex, sin duda, prestigioso, aunque con poca experiencia en ese tipo de litigios, que presentó un informe pericial por un profesor, el Dr. Juanes, de indudable valía personal, pero cuyos argumentos resutaron desacreditados por los demás peritos, al no ajustarse a la realidad concreta de la falla teóricamente causante y que se vió obligado a reducir a prácticamente lo simbólico, las aparatosas reclamaciones económicas iniciales.

 

Publicado en: Actualidad, Derecho, Geología, mineria Etiquetado como: Aplaca, BCV Lex, capacidad, castor, depósito subterráneo, EMS, Escala Macrosismica Europea, indemnizaciones, intensidad, magnitud, P, Quatrecasas, Recaredo del Potro, Richter, sentencia audiencia provincial castellón, sismos, Vinaroz

Las plataformas del Castor (Segunda parte)

16 diciembre, 2021 By amarias Deja un comentario

(Nota: Este Comentario forma parte inseparable del artículo anterior, publicado en este blog “Las plataformas del Castor”)

La Sentencia de la Audiencia Provincial no deja dudas  de que los “hechos probados”  demuestran que no se han cumplido los supuestos del “delito contra el medio ambiente y los recursos naturales previsto en los artículos 325 y 326.c) y e) CP”, por los imputados, pues han observado la normativa vigente para el almacenamiento de gas natural, respetados los términos de las autorizaciones administrativas y, además, su trabajo ha sido sometido a continuos análisis propios y ajenos de varias instituciones públicas y la Administración Central. El resultado no era predecible ni se ha producido contravención con la normativa ni provocado peligro como consecuencia de la acción típica.

Se desbarata así, con el apoyo concluyente de decenas de informes y decaraciones testificales, la hipótesis del Ministerio Fiscal y de la Acusación Particular, que argumentaba que las operaciones de inyección no disponían de un programa de cumplimiento normativo ni se habían analizado los riesgos de peligrosidad sísmica.

La Audiencia Provincial. incorporando con generosidad párrafos de los informes periciales, afirma que no existía ninguna normativa específica relativa al almacenamiento de gas natural por la que se exigiera estudio previo de sismicidad, aunqueno faltaba una reglamentacion general sobre buenas prácticas. (estaba vigente el RDL 1/2008, por el que se aprobó la Ley de Evaluación Ambiental). La obligación de realizar estudios previos de sismicidad se añadió con la Ley 21/2013, por lo que no podría servir para enjuiciar actuaciones de los hechos de este caso, anteriores a esa modificación.

Todos los informes presentados por la defensa avalaron que la ubicación del depósito correspondía a una zona con el menor nivel de peligrosidad sísmica de España, refrendado por el mapa oficial de sismicidad, elaborado por el IGN en 2002 y que sería actualizado en 2012 y 2015, sin  variación a este respecto.

A pesar de la inexistencia de una normativa sobre riesgos sísmicos, la defensa acreditó que ESCAL UGS SL, realizó sondeos de perforación, acometió campañas sísmicas y encargó estudios a consultoras especializadas, con el objetivo de descartar riesgos geológicos relevantes y asegurarse de que el aumento de presión en el almacén subterráneo no provocaría la fractura de las rocas.

También quedó probada la diligencia de ESCAL UGS para atender a los requerimientos de información provenientes del Ministerio de Industria y haber mantenido la comunicación con los medios, sin que fuera posible deducir que hubo ocultación, descartando por tanto la aplicación del artículo 326.c) CP. Otras Sentencias de los Juzgados de instancia descartaron la eventual comisión del delito de prevaricación por parte de los funcionarios que validaron el yacimiento, considerando acreditado que las resoluciones adminstrativas no fueron arbitrarias sino que estuvieron bien documentadas.

Debo indicar a este respecto -al margen de la Sentencia cuyo contenido resumido estoy recogiendo- que la situación de los funcionarios que validan o visan los proyectos que es son presentados, en sus áreas de competencia administrativa, ha entrado en terrenos de especial peligrosidad judicial, dada la actual tendencia de las plataformas ecologistas (sobre todo) a denunciarles directamente por presunta prevaricación. Los Tribunales los están viendo como sujetos preferentes para ser investigados, en lugar de a los cargos políticos que han aprobado la resolución y, no solo eso, sino que las Administraciones públicas tienden a descuidar la protección de sus funcionarios (cuando no se sitúan, incluso, como denunciantes contra ellos, cuando intervienen matices indeológicos). Por eso, empieza a ser habitual que los funcionarios se presenten en los procesos con una defensa jurídica autónoma y busquen su cobertura con pólizas de seguro de responsabilidad civil independientes.

 

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Dar visibilidad a los técnicos

24 noviembre, 2021 By amarias Deja un comentario

No creo que nadie tenga dudas de que las profesiones más visibles, con mayor proyección pública, son los futbolistas y los políticos. No todos, por supuesto, pero de ambos colectivos surgen, periódicamente, representantes que acaparan el interés o la curiosidad de la mayoría ciudadana.

El fútbol, por encima de otros deportes -al menos en nuestras latitudes- cumple una función importante, como sustituto del circo de la Roma clásica. No hay leones ni gladiadores, aunque la disputa por el balón de los jóvenes en calzoncillos alimenta tensiones y emociones en los graderíos. Pocos aficionados a ese deporte -de los que lo practican desde las gradas- admitirán que disfrutan igual del espectáculo cuando el equipo de sus devociones (o una figura de las muy destacadas por su habilidad haciendo filigranas) no está en el campo de disputa.

La política debiera moverse en otro escenario, pues las decisiones que tomen los políticos que hemos aupado a los centros de poder -en unas elecciones en donde nuestra capacidad, como ciudadano libre, está muy reducida-, nos afectan y, en algunos sectores, de manera decisiva. Sin embargo, la deriva hacia la vulgaridad de varios de los políticos más relevantes que ocupan el centro de la gestión de la polis, me lleva a admitir que los políticos se han unido a los futbolistas, cómicos y otros personajes del divertimento, para formar parte del mismo espectáculo.

Es, por supuesto, una situación gravísima, porque está dejando huecos terribles en la eficaz gestión de los problemas. Por fortuna, a pesar de la falta de calidad profesional, de conocimientos teóricos y prácticos de demasiados de nuestros políticos y su terrible sectarismo sin orientación real hacia la resolución de conflictos y a la potenciación de la capacidad global para afrontar el futuro con mejores opciones que las que están utilizando en el presente, existen otros profesionales que cuidan el engranaje.

Hace un par de días, en uno de los foros, siempre interesantes, del Instituto de Ingeniería de España, en el coloquio de una Jornada sobre Geoestrategia, se tuvieron unas palabras elogiosas para la actuación de los militares y los sanitarios en la confrontación contra la pandemia vírica, a la que se enfrentaron, con grave riesgo personal -al menos, al principio-, por el desconocimiento que existía -y me temo, en parte, subsiste- sobre la naturaleza del enemigo. La Unidad Militar de Emergencias (UME), junto a otras unidades militares y de policía, y, desde luego, los médicos y asistentes sanitarios, fueron designados como héroes en esos días de desconcierto.

Tirando de ese hilo, los asistentes reconocieron que también los transportistas, los proveedores de víveres y otras mercancías de primera necesidad, deberían figurar, por derecho propio, en el elenco de profesiones que estuvieron a la altura del problema, ayudando a resolverlo.

Atribuyo a Antonio Colino, Presidente de la Real Academia de Ingeniería, la observación de que los ingenieros también estuvieron en primera línea. Porque la concepción y mantenimiento de todos los instrumentos médicos precisan de la intervención de ingenieros; la logística para la óptima distribución de las vacunas en todo el territorio, supuso el trabajo de ingenieros; el diseño de los conductos de ventilación y fluidos en los hospitales, implica análisis técnico; etc. Solos o en colaboración con otras profesiones, la batalla contra el virus también colocó en primer lugar, aunque menos visibles, a los ingenieros.

Los ingenieros de minas estuvimos y estamos, también (y sobre todo) en primera línea. Porque la extracción de productos de la tierra (en minas y canteras con cuidadoso cumplimiento de la legislación ambiental y, muchas veces, yendo más allá que la prescripción legal), su elaboración posterior -en siderurgia, metalurgia, electrolisis, etc.-, la aportación de la energía necesaria -en centrales nucleares, de carbón, de ciclo combinado, aerogeneradores, placas fotosolares, centrales fotovoltaicas, etc-, la gestión de agua y residuos, la investigación aplicada en materiales de nueva concepción  tecnológica (cerámicos, de alta resistencia, derivados del grafeno, etc.), son campos en los que trabajamos los ingenieros de minas.

Son solo ejemplos, que abarcarían también, directamente, de haber querido ser exhaustivo, el ámbito sanitario, pues tenemos colegas integrados en equipos multidisciplinares, como ingenieros informáticos, biotecnólogos, ingenieros de mantenimiento, especialistas en materiales, etc..

Se necesita dar visibilidad a los técnicos, porque la creciente ignorancia que se está implantando en nuestra sociedad hedonista y frágil, ignora de dónde procede el bienestar del que disfruta. Se atribuye a un Ministro o Ministra de este Gobierno -no quiero ayudar a identificar al autor-, esta frase penosa: “Esta sociedad ha oído ya durante demasiado tiempo a los ingenieros. Hay que escuchar a otros colectivos”.

La falta de información de la realidad de las cosas ha cedido un primer lugar mediático a los que señalan el agujero y no lo que se extrae de él. El bienestar, aviso a los falsos ecologistas, trae consigo un cierto sacrificio momentáneo del paisaje.

Los ingenieros de minas -que, queda dicho, no solo nos dedicamos a la minería- somos responsables tanto de la óptima explotación de los recursos como de la restauración (rectius, rehabilitación) en lo posible, del espacio que haya podido ser afectado. La minería no solo significa trabajo y riqueza cuando actúa como brazo extractor, sino que ha demostrado que puede generar, cuando el recurso ya fue extraído, zonas de excepcional valor paisajístico y de ocio.

Dése visibilidad a los técnicos. Nuestra sociedad los necesita más que nunca.

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Vulcanismo, fallas y conocimientos

3 octubre, 2021 By amarias 4 comentarios

La eclosión del magma en la isla de La Palma (Canarias), provocando uno de los fenómenos de vulcanismo más violentos de los que se han sufrido en España en los últimos cien años, ha tenido una doble consecuencia: una, directa, dolorosa y seguramente en parte evitable, que afectó a los vecinos de esa isla, de los que casi mil han perdido sus casas; muchos más, las cosechas de plátano que son principal sustento de su economía y, aunque los daños a las estructuras públicas no tienen el mismo carácter dramático que se concede a los daños privados, se han perdido varios kilómetros de carretera y se han tenido que destinar importantes fondos públicos a desplazar y mantener en activo equipos de contingencia y análisis del singular efecto volcánico.

La otra consecuencia es que, como resultado de lo aparatoso de la eclosión, el dramático progreso de la lengua de magma por una zona de la isla y la incertidumbre generada por las consecuencias directas y finales del fenómeno geológico, se ha despertado un inmenso interés mediático sobre los volcanes, que ha movido a la palestra de la opinión a muchos personajes, unos manejando la prudencia de cuanto afecta a los conocimientos científicos que se mueven en los terrenos de la incertidumbre y otros, navegando por la especulación de su fantasía indocumentada.

Para un profano, puede aparecer como residuo dominante de tanto despliegue informativo, que seguimos sabiendo poco de los fenómenos volcánicos. No sabemos, con absoluta certeza, predecir cuándo tendrá lugar una eclosión magmática, por dónde se producirá (dentro de un margen zonal) y qué efectos tendrá, con precisión, el avance de la lengua de magma o el lanzamiento de cenizas y gases vinculados a la erupción o erupciones.

Tengo que reconocer que, entre los muchos que han intervenido e interferido con sus opiniones, no he detectado ingenieros de minas, a salvo de lo que, tempranamente opinó, de forma muy ponderada, mi colega (y amigo) Luis Jordá  Bordehore. Seguro que estarán integrados en varios equipos de trabajo, como vulcanólogos, instrumentistas, geofísicos o hidrólogos, pues los actuales geólogos españoles -en particular, los ingenieros geólogos- son hijos de esa ciencia de la Tierra. Me ha parecido excelente la información que la geóloga del CSIC, Rosa María Mateos -una experta sin paliativos, excelente comunicadora-, y el también geólogo asturiano Manuel García Claverol -amigo, profesor en la Escuela de Ingenieros de Minas de Oviedo-han venido difundiendo de manera regular. Ilustrativa, ponderada, prudente.

Porque sobre el vulcanismo seguimos aprendiendo. Como todas las cosas en que la complejidad de la naturaleza nos obsequia con manifestaciones, podemos admirarnos y resignarnos a padecer -en ocasiones- sus efectos negativos. Solamente desde las posiciones científicas, basadas en los análisis de las expresiones empíricas pero también en razonadas especulaciones, podemos jactarnos de saber algo mejor, un poco más exacto de lo mucho que nos afecta y aprender a protegernos o a utilizarlos.

Pienso que podían haberse evitado daños en esa, como en otras, erupciones volcánicas. Las casas situadas sobre las lavas antiguas, suponen una temeridad y un riesgo que solo parece descansar en el principio gratuito del “no se va a repetir”. Las tierras volcánicas, en algunos años, se manifiestan como excepcionalmente fértiles y el atractivo turístico de los fenómenos de actividad moderada o aparentemente bajo control (por la propia naturaleza) resulta innegable. Hacen olvidar que, tarde o temprano, con una irregularidad propia de lo natural, el fenómeno eruptivo volverá a tener lugar.

En San Francisco, como en otros lugares de indudable atractivo -buen clima, playas, actividad comercial e industrial potenciada durante décadas- el riesgo de una catástrofe está asumido como lejano, pero no es así.  La falla de San Andrés, que forma el linde entre las placas norteamericana y del Pacífico , y que tiene más de 1.300 km, cuyos movimientos constantes no han provocado en varios años efectos significativos, absorbidos por el roce entre aquellas, puede llegar a significar, en pocos instantes, una gran catástrofe si la energía acumulada causara un gran deslizamiento.

Vivimos en riesgo y algunas poblaciones, especialmente significadas, se han acostumbrado a convivir amistosamente con él, perdiéndose, con el paso de los años, el recuerdo de catástrofes anteriores. Y, hasta el momento por lo menos, los científicos solo pueden medir los efectos de la naturaleza y, con suerte, predecir con poca antelación, lo que podría pasar si el monstruo se desata. Que en La Palma no haya habido desgracias personales ha sido una expresión del perdón de la naturaleza. Que vuelvan a erigirse casas y poblaciones en los mismos lugares, será una temeridad que, a mayor o menor plazo, tendrá desgarradoras consecuencias.

Publicado en: Geología, mineria Etiquetado como: erupción, falla, Gran Canaria, La Palma, Luis Jordá, Manuel García Claverol, Rosa María Mateos, San Andrés, volcán, vulcanismo

Recursos minerales, propiedad y valor añadido

29 septiembre, 2021 By amarias Deja un comentario

A finales de septiembre de 2021, después de meses de negociaciones con otros interesados, se anunció la venta de MATSA (Minas de Aguas Teñidas, SA), que explota las concesiones mineras ubicadas en el municipio de Almonaster la Real -en Huelva-.La operación se cerró por 1.585 millones de euros, que aportará la empresa australiana Sandfire Resources, un gigante que gestiona, entre otros proyectos, la mina de cobre y oro DeGrussa, en Australia.

MATSA era filial conjunta de las empresas Mubdala Investment Company y Trafigura. Su impacto económico en la región se valora en 190 millones de euros, con una plantilla de 750 personas, si bien la compañía destaca que genera un impacto laboral 5 veces superior. La venta corresponde a un doble movimiento, según los protagonistas: financiero, para los vendedores, aprovechando los circunstanciales incrementos del precio del cobre, tradicionalmente volátil y al deseo de aumentar el control sobre la producción de este elemento, con muy buenas perspectivas de mercado a medida que se impone la digitalización.

Para los no iniciados, puede resultar curioso que Mubadala Investment Company es propiedad del Gobierno de Abu Dhabi y del Consejo de Inversión de Abu Dhabi (ADIC), con activos valorados en 230 mil millones de dólares, con intereses económicos diversificados en todo el mundo y en los sectores más variados.

Por su parte, Trafigura es una compañía comercializadora de materias primas con amplio arraigo mundial. La empresa es propiedad de 700 de sus 8.000 empleados, con una línea de incremento de ingresos superior a los 170 mil millones de dólares.

La operación viene a poner de manifiesto la dependencia del capital extranjero y de sus específicos intereses económicos, de las principales explotaciones y concesiones mineras españolas, especialmente en el marco de la franja pirítica andaluza.

Es cierto que, gracias a esos recursos, se genera empleo local -directo e inducido- y que las tasas e impuestos implican un alivio para las administraciones local y regional. Pero no puede ignorarse que los accionistas de estas empresas -en mayor o menor medida, que no me atrevo a matizar- se mueven por intereses económicos, con decisiones que se toman en centros financieros cuya sensibilidad por el mantenimiento de los puestos de trabajo está vinculada al beneficio obtenido. Debido a la fuerte componente volátil en el campo de los metales, los gigantes del sector tratan de concentrar en sus manos la mayor parte de la producción y de los recursos.

La venta de MATSA afecta indirectamente a Atlantic Copper, subsidiaria del consorcio norteamericano Freeport-McMoRan (1), el segundo mayor productor mundial de cobre. Procesa, en la planta metalúrgica a orillas de la reserva Marismas del Odiel, algo más del millón de toneladas extraídas de la mina de Almonaster, obteniendo aproximadamente 300.000  anuales de cobre refinado. La empresa se precia de dar empleo directo a 650 personas, con un efecto total de más de mil empleos en la zona.

Esta situación de concentración de capital extranjero en la explotación de los recursos mineros no es única de España, ni tampoco refleja un escenario reciente, pues la fuerte necesidad financiera y la relativa volatilidad de los precios de los metales, ha mantenido fuera del campo a los capitalistas locales -salvo raras excepciones-. Se crean así puestos de trabajo en la zona (y en las ciudades donde se instalan los servicios centrales y la dirección), pero el grueso de las plusvalías se va fuera del país.

Resulta destacable, en fin, que la presión de las llamadas entidades ecologistas, cuyos eslóganes van del “oro, no” hasta la exigencia de revisión de los procedimientos de extracción y recuperación de los metales de sus menas, o el rechazo, por presunción de contaminante, de las tareas metalúrgicas y de transformación de los concentrados, reduce aún más la generación de empleo local, cuando no espanta a los inversores definitivamente.

Pongo como ejemplos, la extracción del oro por la empresa Orovalle SA, filial de la canadiense Orvana Minerals Corpd en el Valle-Boinás y Carles en Asturias, que se ve limitada por las exigencias de las plataformas ecologistas o el proyecto de explotación de las reservas de Salave, en Tapia de Casariego (también en Asturias) de Exploraciones Mineas del Cantáberico (EMC), filial asturiana de la canadiense Black Dragon Gold Corp. En este último, se ha rechazado la propuesta de llevar las aguas de tratamiento, depuradas, mar adentro, mediante un emisario submarino de casi un km de longitud y se está valorando por la empresa un nuevo proyecto en el que el preconcentrado, cuando se obtenga, se llevará fuera de España, por lo que aún se reducirán más los puestos de trabajo que generaría el recurso natural y, por supuesto, las plusvalías de mayor entidad irán a otras latitudes.

…

(1) El conglomerado Freeport-McMoRab explota la mina Grasberg, descubierta a finales de los ochenta del pasado siglo, en Papúa, Indonesia, la mayor mina de oro del mundo y la tercera de cobre, en la que trabajan 20.000 operarios. Lo hace a través de una subsidiaria PT Freeport, en la que el gobierno de Indonesia retiene el 9,3% del capital.

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Carta abierta a la Ministra Teresa Ribera

28 diciembre, 2018 By amarias 1 comentario

Querida ministra para la Transición Ecológica:

Tengo que empezar reconociendo que se me hace muy difícil entender las razones por las que se eligió ese nombre metafórico para caracterizar un Ministerio que se ocupa de temas tan sustanciales para la economía y el debate público como la Energía, el Medio Ambiente y el Cambio climático. La denominación del Ministerio parece evocar más un cuento de hadas que el impulso a actividades tan íntimamente relacionadas con la producción de bienes y servicios, la generación de empleo y riqueza y el bienestar de la ciudadanía, como son la minería, la generación de energía, o la producción industrial.

Pero…¿cómo podría poner en duda que el nombre del Ministerio es de tu pleno agrado, Ministra? Tu trayectoria curricular, brillante como pocas, te relaciona con los Desarrollos Sostenibles y los Cambios Climáticos, además de caracterizarte como experta jurista y brillante profesora. Y bien es cierto que poco importa el nombre del Ministerio si quien lo conduce tiene clara la senda por la que aplicar las competencias trasladadas al órgano administrativo.

A partir de esa experiencia personal y por lo que has traducido de tus convicciones técnicas y sociológicas, deduzco sin dificultades que la transición ecológica en la que empeñas tus capacidades ministeriales supone convertir a España en un modelo en relación con la producción limpia, el respeto total al medio ambiente y, en suma, la supresión de toda actividad contaminante. Es decir, una Arcadia con tipos meríficos, un país sin mácula en el que apetezca aún más vivir a los que puedan permitírselo, un ejemplo para la Humanidad concienciada con el amor universal, el consumo sostenible, la producción de suma cero y todas las ventajas que contrae la bendita ecología.

Si te propones que los objetivos sean ambiciosos, para conseguir que los logros reales aparezcan como detectables, a pesar de ser los fines fantasiosos, no seré yo quien critique de antemano esa opción. Si señalas la luna, no miraré el dedo.  Como estudioso de nuestra Historia, (en cierto modo, como tú: sé que te gusta tomar enseñanzas del pasado), me arriesgo a advertirte que el trazo de las grandes líneas de futuro tiene muy pocas posibilidades de permanecer visible de forma duradera en España.  Particularmente, en esta democracia asintótica que hemos destruido entre todos, la descomposición ideológica de las opciones partidarias supone la desgraciada garantía de que cada Gobierno nuevo estará ansioso de poner patas arriba lo que haya pretendido hacer el anterior.

Tendrías razón en argumentar que -gracias sean dadas- como jamás he estado dirigiendo un Ministerio y, para más inri, vengo de vuelta donde tú aún tienes amplio recorrido, la experiencia que haya acumulado en mi modesta trayectoria puede estar tan rancia como un trozo de tocino dejado durante meses a la intemperie. Dejaría el camino abierto a los más jóvenes, si no fuera porque algunos tenemos las posaderas peladas de experiencia internacional que nos vemos obligados a compartir, aunque no nos la pida nadie.

Cuidado con proponerse propósitos tan amplios y ambiciosos que, en su misma complejidad, se vayan por el agujero de la semántica. Aún resuenan en las marismas académicas las hermosas palabras del entonces presidente Rodríguez Zapatero (hoy perdido por los recovecos venezolanos) acerca de la Alianza de Civilizaciones. Era una idea tan magnífica como ingenua, es decir, irrealizable.

Como también resultó peligrosamente letal (para muchas empresas y no pocas administraciones confiadas) la estupenda concepción acerca de vivir un mundo globalizado, en el que todos los Estados pudieran compartir sus adelantos tecnológicos, sus producciones y consumos sin barreras.

Era un idílico panorama, en el que perdieron plumas, en especial, quienes pusieron la fe sin tomar precauciones. Y los que creyeron encontrar la vía para lanzarse al vacío exterior sin paracaídas (vale también la metáfora de salir al campo sin cinturón ni tirantes, creyendo que todo el monte era orégano), están lamiéndose las heridas, con pérdidas económicas insuperables.  Hoy sabemos que el gran beneficiario de esta apertura de los mercados ha sido China. Aunque circunstancialmente concentrada en aumentar su consumo interno ha conseguido establecer profundas raíces en los países menos desarrollados, incluido España.

No tengo autoridad para darte consejos, ni seguramente los admitirías. Tampoco es esa la intención de esta carta abierta que, como es obvio, no solo va destinada a ti, sino a mis colegas, conocidos y amigos y a todos aquellos que sientan la curiosidad por mis reflexiones, libres de las trabas de la responsabilidad e impregnadas de la sinceridad con la que se habla con alguien a quien se aprecia.

Recuerdo bien (y lo tengo recogido en mis notas) tus opiniones acerca del éxito de la COOP 21 de París, en la visión que dabas de la reunión allá por mayo-junio de 2016. Entonces era el momento de sacar pecho, y presentar el conato de Tratado como un aldabonazo a las conciencias, un transformador universal, que permitiría reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para que el incremento de temperatura media del planeta no superara los 2 ºC antes de 2100 y, preferiblemente, se mantuviera por debajo de 1,5ºC.

Era un relato muy hermoso, pues se apelaba a la solidaridad de la Humanidad por primera vez en la Historia (desde la maldición bíblica de la Torre de Babel). No se iba a dejar a nadie atrás. Todos los  Estados se iban a sumar a ese gran proyecto común, unos como aportadores de medios económicos y tecnológicos y otros como receptores concienciados. Habría un sistema de vigilancia centralizado de los cumplimientos, y la transparencia multilateral garantizaría la coherencia de las medidas internacionales y el control de las cuentas rendidas.

Fue un sueño precioso. Por fin, se aceptaba que un tema transversal como el calentamiento global no podría ser resuelto a niveles de Estado individual. La contaminación, por fin, se había comprendido que no tenía fronteras geográficas. Se retomaba aquella filosofía tan carismática como ineficaz del comunicado “We the world leaders…” ¿recuerdas?.

Se habría de implantar una metodología de financiación y se involucraría a toda una amplia panoplia de agentes, públicos y privados, en el objetivo común irrenunciable, por fin. ¡Qué momento tan dulce! Aunque el presidente Obama no pudo aterrizar en París por una tempestad, Estados Unidos y China se daban la mano. Rusia estaba dispuesta a cooperar y la Unión Europea, rompiendo su tradición histórica, aparecía como paladín de la armonía mundial, campeón de las medidas restrictivas, poniéndose a la cabeza de los sacrificios en loor al control del clima que, de seguir con nuestras aficiones pirogénicas, nos calentaría en demasía. Todos se habían convencido, sin fisuras, de que las previsiones del Panel del Cambio Climático eran dogma de fe…o eso parecía.

Sabes mejor que otros lo que pasó. En apenas dos años, el panorama mundial cambió. Estados Unidos se ha convertido oficialmente en negacionista del cambio climático y defensor de la autarquía, la suya. Rusia se siente muy próximo a China, pero no tanto por sus voluntades de contaminar menos, sino en la preparación de un estadio nuclear que garantice el dominio universal o, en su alternativa, la Destrucción Total del enemigo (es decir, la Hecatombe Mundial). Específicamente, China, que juega también al pacifismo integral,  se ha impuesto como campeón mundial de la globalización, bien entendida en su caso como la garantía de penetración masiva de sus productos en todos los mercados, desde el de cercanías al de las altas tecnologías.

Mientras tanto, existe un acuerdo tácito internacional en dejar que aumenten las diferencias entre los más ricos y los más pobres, entre los adelantados tecnológicos y los consumidores (mientras puedan pagárselo). La Unión Europea también es capitana en ese aspecto.

No hace falta bola de cristal para reconocer que el objetivo de reducir la velocidad por la que el mundo se encamina hacia el sobrecalentamiento no se cumplirá. De nada valdrá que la Unión Europea -con cada vez menos músculo y menor credibilidad- se manifieste dispuesta a incrementar incluso su objetivo particular de llegar al 2050 c0n un 40% de su producción con energías renovables, subiendo la apuesta en un 15% más.

El clima seguirá empeorándose, por tanto. Hay, y habrá, más tormentas (cada vez menos tropicales), subidas del nivel del mar, inundaciones y catástrofes (cada vez menos naturales). Si hay que dedicar medios inmediatos, y remedios consistentes frente al cambio climático ya presente, deberían ser para la construcción de diques defensivos, para conseguir alejar a la población de las zonas inundables, para incrementar los sistemas de alerta y los medios de protección.

Leo en la prensa que el Ministerio que presides tiene avanzada la creación de un marco jurídico que señale las prioridades del Ministerio en una Ley de Cambio Climático y Transición Energetica (ya no Ecológica, algo se ha mejorado en la transparencia de la concreta dicción). Debía estar aprobada, según previas declaraciones tuyas a finales de 2018, pero no va a ser posible y…me alegro.

Me alegraría también de que se rebajase la intención de llegar a la descarbonización  de nuestra producción energética e industrial en 2050, y que se aliviase la meta de conseguir la pretendida reducción del 20% de los GEI (respecto a 1990) en 2030.

Me alegraría también (entiéndeme, Ministra, solo en aras de que venza lo práctico, lo realizable), si el objetivo de impulsar a las energías renovables, en detrimento de la energía nuclear y las centrales de carbón y ciclo combinado, instalando un mínimo anual de 3.000 megavatios (MW) de potencia, se aligerase hacia lo alcanzable y, sobre todo, se hiciera tras un análisis profundo y pactado entre los agentes, no impuesto desde la cúpula ni aplaudido a regañadientes, con el propósito interno de escribir los acuerdos en la barra del hielo.

¿De verdad se ha estudiado, comprobando todas las consecuencias, -técnicas, industriales, sociales, económicas, financieras- lo que implica “dar el carpetazo” a los combustibles fósiles, negar autorizaciones de investigación y explotación de hidrocarburos, abominar de la fractura hidráulica, desdeñar la producción nuclear (en la que disponemos aún de técnicos y experiencia a nivel mundial)? ¿Es tan guay confiar en que la producción con biometano y combustibles sintéticos servirá para completar el mix energético como nos quieren vender los ecologistas de manual que parecen estar entre tus mejores asesores?

Sí, estoy convencido de que habrá un Plan regional de Energía y Clima, con la condición imposible de que el gobierno de Pedro Sánchez aguante en su equilibrio inestable, negándose, agarrado a la tabla de planchar, a convocar unas elecciones anticipadas que, por supuesto, no despejarán el panorama político pero pueden significar un cambio de Gobierno y tu vuelta a la empresa privada y a las clases universitarias.

Los que te conocen, dicen que eres testaruda y en algunos círculos (no muy complacidos) se refieren a ti como “la talibana”. Querrás poner en pie lo que imaginas correcto. Solo que el reloj señala tiempos cortos para acoger el lanzamiento de proyectos demasiado ambiciosos y, si falta el consenso, el monstruo devorador de buenas voluntades se encarga sistemáticamente de volver a poner, en nuestro país, las cosas en el sitio en que se siente más cómodo: en la ineficiencia, la improvisación y el pequeño caos de todos los días.

Te pediría que no olvides, en todo caso, de ordenar que se incluyan los instrumentos financieros precisos, y unos objetivos claros que sirvan para medir la eficiencia de las medidas. No lo dejes todo en la confianza del marco legal o jurídico, por favor. Que, aunque no se lleve jamás a efecto, tenga un aspecto muy sólido. Que ese Plan, si finalmente ve la luz y aunque arriesgue morirse en el postparto, no omita la previsión de actuaciones correctoras, la presentación de un sistema de indicadores y que cuanto se relacione con la ejecución del mismo, sea controlado por un comité independiente, y con un calendario exigible.

Y, si quieres ser, como estoy seguro que deseas, honesta con los resultados, consigue que te asesoren los mejores especialistas. Los tenemos en España, lo sabes. Algunos son funcionarios. Muchos, nunca lo han sido, y ven las cosas desde el lado de la competividad descarnada. Hazlos participar a tu lado, no los pongas en tu contra.

Creo que me he extendido demasiado. Debiera haberte escrito también sobre la necesidad de impulsar la minería en España, la producción tecnológica con valor añadido, la investigación cualificada orientada al producto y no a la endogamia universitaria. Seguro que tienes información sobre lo que opina Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Energía, plasmado en un artículo de obligada lectura para tecnócratas: “Raw materials: Holy grail of 21st century industrial policy”.

Me pregunto, y te pregunto, querida Ministra: ¿No podíamos organizar nuestras actuaciones políticas, en combinación con el empresariado más activo y leal, contando con técnicos independientes y capaces y, en lugar de dar pábulo a la obsesión española de ser los mejores de la carrera, situarnos al nivel de lo que corresponde a nuestra preparación y medios?

Un abrazo, Teresa. Quiero dejar constancia pública de que respeto y admiro tu coraje y, si te sirve de algo, aconsejarte calma en el transitar por la senda de la Transición Ecológica, que presiento saturada de faunos, brujos, hadas malas y encantadores de serpientes.

Te deseo que tengas un buen final en tu tarea como Ministra, coherente con el buen principio por el que entraste en esa importante labor por mejorar lo que nos conviene a todos. No se puede cambiar el mundo con reuniones en la Moncloa ni actuaciones desde el Paseo de la Castellana, pero sí dificultar que nos lo hagan más difícil quienes solo miran por sus intereses desde el otro lado de la frontera.


Un pico picapinos (dendrocopus major), macho -distinguible por la mancha roja en la parte posterior del píleo- curiosea el interior de una oquedad en uno de los árboles frente a mi domicilio en Madrid. Para los aficionados a la ornitología, no sorprenderá mi afirmación de que en un pequeño jardín urbano, y dependiendo de la época del año, pueden identificarse hasta veinte especies de paseriformes. Observarlos desde la ventana de mi despacho es una delicia, y…por momentos, arriesga convertirse en obsesión.

 

 

Publicado en: Ambiente, Energía, mineria Etiquetado como: biometano, cambio climático, combustibles fósiles, COOP 21, descarbonizacion, ecología, GEI, indicadores, Ley del Cambio climatico, minería, ministra, pájaro picapinos, Teresa Ribera, Transición ecológica, Zapatero

Desnudando el gas de pizarra

7 febrero, 2016 By amarias Deja un comentario

Mi buen y laureado amigo Eloy Alvarez Pelegry, junto a Claudia Suárez Diez, -ambos ingenieros de minas-, han publicado el libro “Gas no convencional: shale gas” con un subtítulo comprensivo: “Aspectos estratégicos, técnicos, medioambientales y regulatorios” (Orkestra, Marcial Pons, 2016).

El volumen fue presentado en un acto organizado por la Real Academia de Ingeniería (Eloy es académico de esta rancia institución), y contó con la introducción cariñosa -y algo peculiar- de otro colega de la ingeniería, mi profesor de Ampliación de Física con base en el cálculo tensorial, José Luis Díez Fernández, quien dibujó con trazos más bien negros algunas cuestiones de la trayectoria seguida con el gas en España, que tiene muchos claros y algún oscuro. José Luis recordó, por ejemplo, en su intervención preliminar, accidentes causados por el peligroso grisú en las explotaciones de carbón de las cuencas del norte y ciertas explosiones en la red de Barcelona cuando las instalaciones que estaban previstas para gas ciudad se utilizaron para gas natural, lo que no dejó a la audiencia, desde luego, con el mejor cuerpo para el plato que nos disponíamos a degustar.

Eloy y Claudia han realizado un trabajo serio, no exhaustivo -el tema está abierto- pero sí sistemático y documentado sobre el presente del recurso. Es, sin duda, el mejor resumen técnico -más de 300 páginas, con multitud de cuadros y referencias- que se ha hecho en España, hasta ahora, sobre la cuestión. El propio texto, que encaja con lo que se podría considerar un trabajo académico de altura sobre una metodología, ofrece un Resumen, al final, en seis páginas,  de lo  sustancial expuesto por los autores, para aquellos escasos lectores -supongo- que prefieran, ante un tema de tanto interés y actualidad, contentarse con quedarse con algo de la música y no detenerse a oir la partitura entera.

El libro es una referencia obligada para ilustrarse sobre la situación mundial del shale gas, comenzando por definirlo bien, detectar las explotaciones del mismo actualmente en uso, la evolución de los precios de referencia, las tensiones geopolíticas que ordenan o complican su mercado y, como ya se advierte en el subtítulo del mismo, también aborda cuestiones legales, tanto al abrigo de la legislación medioambiental específica española como incorporando visiones adoptadas por países que ya están realizando la explotación de hace tiempo de estos reservorios a gran profundidad que se pueden extraer aplicando técnicas de perforación mixta, horizontal y vertical.

Se ha leído y oído tanto, y adornado con tonterías, nimiedades o medias verdades, acerca del shale gas, -traducido aquí, en general, como gas de esquisto, aunque Fernando Pendás, otro de los mineros que andan haciendo apología de la necesidad de explorar este potencial recurso autónomo, no pierde ocasión de corregir/nos que deberíamos decir gas de pizarra, o mejor gas de lutitas- que el viene bien poner orden, y hacerlo de forma documentada, con datos y referencias serias, acerca de una cuestión que aquí parece controvertida y es pan de cada día para otros. Ojalá sirva, al menos, para que los que sabiendo muy poco hablan por los codos, se callen o se les haga callar con buenos argumentos.

Recomiendo, pues, el libro. Aunque también advierto de su efecto limitado fuera de los ámbitos estrictamente técnicos o académicos: estas cuestiones que afectan temperamentalmente al ambiente y al riesgo técnico potencial, se envenenan muy fácilmente, y el asunto, en nuestro país, está muy contaminado por reservas a priori, datos falsos, e intereses económicos oscuros difíciles de detectar. No niego que también el llamado “lobby gasista” tenga su interés en que se autoricen las prospecciones, pero si no existe un móvil económico, también se paralizan los asuntos de interés general.

El salón de actos de la Real Academia de Ingeniería dio, pues, empaque a la difusión de un mensaje serio. En esencia, que hay que autorizar la exploración del recurso, y que existe experiencia suficiente para garantizar que la misma se hará con las garantías de seguridad del más alto nivel, y que, en fin, si se detecta que el subsuelo español tiene volumen extraíble suficiente para hace rentable la producción de gas de esquisto, no deberíamos de renunciar neciamente a la explotación de un recurso propio.

Se necesita es, sobre todo, tranquilizar a la opinión pública y, para ello, hay que aportar a los debates a personas que aporten credibilidad, experiencia concreta, y  contrarresten las opiniones negativas construidas desde la falsedad, con la verdad. Lo que no implica dejar de señalar los puntos débiles que toda tecnología posee, pero sin exagerar su alcance. Todo lo que sirve al hombre tiene riesgos: la función del que sabe es controlarlos.

Enhorabuena a Claudia y a Eloy, y que consigamos llevar al puerto de la sensatez el debate sobre el shale gas. Después de todo, lo que se está demandando es que se explore la existencia rentable del recurso, no que se explote. Aunque mi admirado José Luis Diez Fernández haya hablado de viejas explosiones relacionadas con gases, pero acaecidas en otro contexto, con otras sustancias, en otras circunstancias de exigencia y control en España y en el mundo.

Publicado en: Actualidad, Economía, Geología, mineria, Tecnologías Etiquetado como: Claudia Suárez Díez, defensa, Diez Fernández, Eloy Alvarez-Pelegry, fernando pendás, gas de esquisto, gas de lutitas, gas de pizarras, gases, Orkestra, shale gas, tecnología

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