Al socaire

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Un rey superviviente

21 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

El 19 de mayo de 2022, el rey de antes, Don Juan Carlos, decidió reaparecer físicamente por el país en el que fungió como Jefe de Estado durante más de cuarenta años y del que, mal aconsejado, se vio impulsado a abandonar hace casi dos. Tenía entonces, perdida su inviolabilidad jurídica, algunos asuntos pendientes con la Justicia española, promovidos por Corinna, su amante despechada, que levantó la colcha que le dejó desnudo, apaleado y metafóricamente, cornudo.

Demasiados adjetivos indeseables que suponían una carga difícil de soportar,  no ya para un Monarca jubilado que había defendido la honestidad y la eficacia como elementos de renovación en los que apoyar el resurgir del régimen monárquico después de la guerra incivil, sino para su hijo bien amado, Felipe VI, en el que el pueblo español y él mismo tenían puestas todas sus complacencias.

Podía haber elegido quien fuera Juan Carlos Primero quedarse en España mientras se ventilaban esos feos asuntos legales y cruzaba los dedos para que sus abogados le sacaran del embrollo judicial sin mordeduras ni lobanillos. Podría haber ido a Inglaterra, en donde seguro que la reina Isabel le podía prestar algún palacete en el que dedicarse a leer y, entre semana, cazar faisanes o cérvidos.

Pero, metido en el berenjenal, escogió o le impulsaron a hacerlo, uno de los países con peor fama, en donde impera el lujo, la corrupción sin medida y el machismo de diente afilado: Abu Dahbi. El emir de ese pequeño país, respetado por su inmensa capacidad económica, lo acogió, le dejó un palacete y le quitó de la curiosidad ajena hasta que resultó que los supuestos delitos prescribieron, se estimaron improbados o la denuncia de la despechada no prosperó, al menos ante la Justicia española.

Es una historia muy triste, en la que se dan los elementos propios de una inmolación autoinflingida junto al lanzamiento al escarnio por una parte del gobierno del país que hasta hacía poco besaba por donde pisaba y sacaba pecho por su regia galanura.

Fue un desastre anunciado, una sucesión de tormentas sobre su imagen: yerno encarcelado -por un juicio mediático que propició una sentencia ejemplarizante y, por ello, injusta-, hijo varón que se distancia para salvar el pellejo de la institución monárquica y que admite que la Casa Real quede restringida a su quintaesencia, esposa obligada a extraer dosis de dignidad del exigüo coleto del despecho, hijas que se separan de sus galanes y que pierden títulos y reconocimiento público, nietos influyentes en las redes sociales que tratan de encontrar vida fuera de la Casa Real, etc.

Volvió el Rey de antes entrando por la puerta de atrás, utilizando el falso pretexto de una regata en Sanxenxo y abusando de la pretendida hospitalidad de -se dice- uno de sus mejores amigos, el empresario gallego Pedro Campos, quien lo recogió en el aeropuerto de Peinador y lo hospeda en su casa el par de días que estará en España. En el apretado y ridículo programa, se acercará el lunes a la Zarzuela, en donde tendrá un encuentro privado con su hijo Rey y su nuera Reina. No ha trascendido cómo hará el viaje, aunque se descarta que Sánchez disponga de uno de los Falcon que utiliza para sí con tanta libertad.

Alegan los que le odian desde el Gobierno y fuera de él que “ahora es un ciudadano normal y es libre de hacer lo que le plazca”. No, no puede hacerlo, porque la Constitución establece su condición imperecedera de prerrogativas propias del Monarca que fue y del sitio que ocupa en la Historia de este país. Y siempre será observado, escudriñado, analizado, donde quiera que vaya, incluso hasta después de su muerte. Ciudadanos normales son Jordi Pujol y  Marta Ferrusola, Junqueras y los Panchos, Chanel, Griñán o Chaves, Rodríguez Zapatero, Florentino Pérez  o Alfonso Guerra. Don Juan Carlos no.

Es un situación esperpéntica, propia del ridículo que es consustancial a un país que es incapaz de valorar, proteger y respetar sus recursos. El Rey de antes fue intocable mientras se mantuvo como Jefe de Estado y cuando dimitió, por propia voluntad, al quedar sus carnes humanas -carnestolendas- al descubierto, quedó expuesto a la crítica, al ridículo y a la posibilidad de ir a la cárcel. Porque, presuntamente entonces, había actuado de intermediario o conseguidor para algunos proyectos en los que competían empresas españolas y, se le habría entregado una comisión. No quedó probado y el dinero que la amante Corinna recibió del emirato en donde acabaría don Juan Carlos refugiando su real vergüenza, era un regalo, una dádiva, un don.

No soy monárquico, y me gustaría vivir en un Estado republicano, con un jefe de Estado elegido por votación entre insignes ciudadanos, de esos que tienen el pelo cano o la calva dilecta y acreditan una trayectoria personal llena de triunfos por la Patria.

Pero nací en una dictadura, viví en ella casi toda mi juventud y aplaudí hasta con las orejas cuando se aprobó, por votación mayoritaria, un texto constitucional que debía garantizar paz y prosperidad para un país en permanente amenaza de espadones, pucherazos y guerras civiles. La monarquía era la forma de Estado como cualquier otra y un tal Juan Carlos, educado a la sombra del dictador, pero con ganas de demostrar su independencia y alta formación (que nos había costado bastante), se encargó de hacernos creer en que era posible la homologación de España en Europa y en el mundo. De decirle a Chaves, “¿Por qué no te callas?” en lugar de “¿Qué puedo hacer por tí, querido Maduro?”

Gobiernan ahora este país personas que no han vivido la postguerra. Algunos no han sido educados en las Universidades españolas sino en prestigiosas Universidades inglesas, alemanas o norteamericanas en donde les han dado títulos pomposos que les acreditan en funciones que nos resultaban desconocidas para quienes tuvimos que superar pruebas selectivas hacinados en aulas en donde se nos recomendaban libros en francés o inglés y teníamos apuntes a cicloscil.

Algunos de esos nuevos mandarines no creen en la Constitución, sino en la necesidad de cambiarlo todo. No son monárquicos, pero no han vivido el nacimiento de la Monarquía, sino su caída, y conviven ahora con el placer de querer destruir esa institución, para festejar el advenimiento de una forma sustituta: el gobierno de todos, es decir, no la democracia, sino allí donde todos mandan igual, la anarquía.

Nunca creí que el rey Juan Carlos fuera a figurar junto a Santiago Apóstol o la Virgen María, en el pedestal de las entidades sobrenaturales. Pero advierto a los especialistas en coprofagia, empeñados en vociferar que el rey de antes es indigno, y que debe explicar hasta la eternidad sus andanzas y tejemanejes con el dinero, el sexo y la verdad y la mentira, que no habrá paz en esa búsqueda.

No estoy defendiendo al rey Juan Carlos y, puesto a ser sincero, no creo que lo necesite. No me pidió ni el ni sus asesores consejo alguno. Tampoco el rey de ahora, don Felipe. Y les voy a dar un consejo que no me han pedido y que, con seguridad, nunca leerán: no tengan vergüenza de aparecer como humanos. La jefatura de Estado monárquica fue y es una fórmula de conveniencia para sostener nuestra democracia. Ella es la intocable. Dentro del ropaje, hay seres humanos.

 

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Décimo Quinta Crónica desde el País de Gaigé

15 mayo, 2022 By amarias 2 comentarios

Está ya vencida la primera quincena de mayo en Gaigé, el país de los Despropósitos, y no faltan temas que comentar en esta Crónica singular. En primera página ha de figurar la sustitución-destitución-despido de Paz Esteban, la jefa de los espías de Gaigé y encargada, por tanto, de salvaguardar las intimidades del edificio de la gestión de lo público, esos subterráneos que Rufián (el valido de Junqueras) se obstina en llamar las “cloacas del Estado”.

Pretende con ello, junto a  los portavoces y palmeros de los partidos que pretenden dinamitar la democracia (una débil figura de entendimiento colectivo que en Gaigé parece que hoy solo puede ser defendida desde dentro, como una fortaleza en la que los asediados han conseguido entrar) hacer una llamada a la transparencia total. Un oxímoron sin recorrido práctico, que Rufián, Iglesias jr, Montero, Echenique, Colau, Torras, Otegui, Puigdemont, entre otros -secesionistas y antimonárquicos incrustados en el Gobierno- se encargan de adornar con tinta de calamar y grandilocuentes falsedades, acompañándose de gritos desaforados, con el único objetivo de ahuyentar a quienes osen acercarse a su imitación de burda kaaba, en donde se venera el dios de la confusión.

Andalucía, la región más extensa de Gaigé, está en campaña electoral para renovar el 19 de junio la presidencia de la autonomía y la falta de entendimiento entre los partidos y formaciones de la extrema izquierda permite pronosticar que la anunciada coalición para sacar a la derecha del gobierno regional, sufrirá un duro descalabro. La inscripción de Podemos a la plataforma electoral que registraron Izquierda Unida y Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz, llegó fuera de plazo, al no haberse conseguido el acuerdo sobre el candidato (Delgado, Juan Antonio) antes de que el período para presentar candidaturas conjuntas se cerrase. Así que será Nieto (Inmaculada) la candidata a quitarle el puesto a Moreno (Juan Antonio) o las ilusiones a Espadas (Juan). Será una campaña en la que es muy posible que, a medida que se acerque el momento de elegir, habrá sobre el escenario más sangre que carne. No se eligen programas, que se parecen mucho en lo sustancial y difieren solo en la fantasía de sus redactores y el actual presidente (en funciones) de Andalucía es maestro en ofrecer ambigüedad, que el votante interpreta, en general, con promesa de tranquilidad.

Tanta falsa disputa ideológica, con descalificaciones cansinas sobre corrupciones y malas gestiones del pasado -pendientes de resolución en los tribunales o caídas en los agujeros del olvido- robustece, sin pretenderlo, la coherencia del partido de Abascal, que ha conseguido disfrutar de la mejor propaganda imaginable al ser presentado como anticonstitucional y ultraderechista desde la cúpula del PSOE, abrazo del oso que el candidato socialista Espadas no debiera agradecer demasiado. Tampoco la medida ambigüedad de Núñez Feijóo (Alberto), es aliño de gusto para Moreno que, como todos los líderes regionales que confían sobre todo en conocer su percal, prefieren organizar la campaña por su feudo con sus criterios. Aunque pocos se acuerdan ya de Casado, la sede de Génova alberga aún fantasmas de una guerra fratricida en la que la sangre de las paredes no se limpió del todo.

Gaigé ha celebrado como si fuera un triunfo el tercer puesto de Chanel (cantante y bailarina cubana) en el Festival de Eurovisión. El esfuerzo gimnástico de la artista y de su coreografía no guardaba relación con la letra de una canción ininteligible, más propia de un país caribeño y que, mirada con espíritu crítico, podría ser calificada de hortera y vulgar. Ganó Ucrania, al recibir los votos sentimentales de las redes sociales, y queda en el aire el aprovechado e incomprensible ofrecimiento de TVE (con la aquiescencia del Gobierno, dicen) de ofrecer a Madrid como sede suplente si el pais invadido aún estuviera en guerra o no hubiera alcanzado su plena reconstrucción el próximo año.

El rey de antes, Juan Carlos, liberado de responsabilidades legales que nunca hubieran debido gravitar sobre su cabeza desplumada y coronada, quiere volver, y quisiera hacerlo a la Zarzuela, y aprovechar el momento de gozo y confusión para congraciarse con la sufrida reina Sofía y, con algo de retraso, tal vez celebrar los sesenta años de su irregular matrimonio reintegrado a los rediles del afecto popular. El pueblo de Gaigé, experto en aguantar traiciones, dictadores, guerras civiles, democracias débiles y falsos mesías, estará siempre dispuesto a disculpar amoríos, extramatrimoniales devaneos y, rodeado de corruptos y proclive a utilizar ventajas él mismo, entendería  hasta recogida y reparto de coimas, pues sabe en sus carnes lo difícil que es medrar entre falsarios.

Regresa don Juan Carlos a un país que en poco se parece al que abandonó hace casi dos años en contra de su voluntad, secuestrada la de la Casa Real y la suya por un gobierno republicano, que estuvo y estará siempre atento a aprovechar la ocasión para darle pasaporte también al rey Felipe. No lo tiene fácil, pues Felipe VI ha revelado un talante correoso y dispuesto a mantener la silla del falso privilegio real contra vientos y mareas. Casado con una plebeya que, con su buen hacer (a pesar de críticas mordaces que muerden siempre en el hueso de la profesionalidad de la asturiana), la reina Letizia ha puesto de manifiesto que para ser rey o reina puede servir teóricamente mucha gente. Desde fuera, parece simple. Pero hace falta al menos, inteligencia emocional y capacidad de adaptación, formación de base y voluntad de seguir aprendiendo, sentido de la sobriedad, resistencia y buen aspecto físico. Para ser buen presidente de Gaigé, la cosa se presenta muy distinta y, a pesar de supuestos caminos de selección democrática, lo más seguro es el fracaso al analizar el resultado.

La guerra rusa por anexarse Ucrania (o un buen trozo de ese Estado) sigue causando daños, y no solo en el terreno invadido. La petición de Finlandia de unirse a la Alianza Atlántica, a la que seguirá de inmediato la de Suecia, ha enfadado al osezno del Kremlin, que amenaza con duras represalias si se lleva a cabo la adhesión. Erdogán, el exótico presidente de Turquía, atento a rentabilizar sus noes con divisas, ha dicho que no lo ve bien, pero quienes lo conocen mejor afirman que está de acuerdo siempre que se negocien los términos.

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Décimo cuarta crónica desde el País de Gaigé

9 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

La segunda semana de mayo de 2022 en Gaigé empieza con un regusto amargo. Como una serpiente que se muerde la cola y se envenena a sí misma, el caso Pegasus, que había empezado como detección del espionaje, según el diario The Guardian, de las comunicaciones de unos  200 españoles, entre los que figuraban independentistas catalanes (¿y vascos?), se ha mostrado multidireccional.

Los espías fueron espiados, el programa  israelí ha sido utilizado también contra el Gobierno de Gaigé por misteriosos interesados en robar secretos del Estado y en un nuevo sainete, los prudentes callan, los que deberían callar, gritan desaforadamente y, en la algarabía, todos parecen mentir y todos pretenden tener razón.

El caso podía haberse utilizado para hacer una revisión seria y completa de la seguridad de las comunicaciones y la legalidad del uso de programas informáticos que pueden apropiarse de los secretos que se guardan en el cajón de las intimidades del Estado. No ha sido así. La convocatoria de urgencia a la prensa por parte del ministro Bolaños, a la hora del desayuno del domingo primero de mayo, para anunciar con tono de alarma nacional que se acababa de descubrir que también Sánchez (Pedro) y la ministra de Defensa Robles (Margarita) habían sido objeto de espionaje y robo de los datos de máximo valor para la seguridad del Estado que guardaban en sus móviles, no solo no calmó el clamor de los hace dos años fervientes independentistas y hoy miembros activos de la coalición de gobierno con el mismo programa delictivo, sino que abrió múltiples cajas de Pandora.

Porque mantener posiciones de secesión ha pasado a ser legítima expresión de la democracia. Gaigé es una democracia plena, en la que tiene cabida cualquier idea -especiamente, si es exótica o ilegítima-, desde la persecución sistemática a la forma constitucional de la Jefatura del Estado a la destrucción de la unidad geopolítica de ese mismo Estado. Desde la cumbre del Gobierno se anima casi a diario a la insurrección, es decir, a la conversión suicida de un Estado que fue ejemplo de transición pacífica, a una república de taifas con plena capacidad destructora.

¿Preocupa que información secreta de alto valor haya llegado a manos, extraída de los móviles del presidente de Gobierno y otros principales, de países extranjeros que pretendieran obtener con ello beneficios espúreos, verosimilmente, entrar en conocimiento de los más profundos secretos oficiales? ¿No cabria estar alarmados ya que, por tal razón, estaría en riesgo la seguridad colectiva y expuesta a quién sabe qué feroces  ataques, contubernios, amenazas y desgracias, los intereses del Estado y hasta la intimidad del Presidente, ministros y, claro, la de la correosa magistrada que dirige Defensa?

No, quiá, en absoluto. Lo que obsesiona en las alturas de Gaigé es que la coalición de Gobierno se rompa, porque los independentistas que se sientan en él, al saberse espiados en el momento en que estaban maquinando su permanente insurrección, se presentan como víctimas. Han exigido una comisión de investigación de secretos oficiales y piden que rueden cabezas: la de la misma ministra de Defensa y, al menos, la de la directora del Centro de Inteligencia, y la del coronel jefe del Servicio Criptológico Nacional. Porque en Gaigé se ha tomado conocimiento colectivo que existe una jefa de espías, llamada Paz Esteban, de la que no se sabía nada y ahora se sabe casi todo.

Esteban aparece como una profesional excelente, una eficaz funcionaria con  trayectoria impecable, pero no importa un ápice esa trayectoria para que sea presentada como culpable de haber ordenado la investigación de los movimientos de los secesionistas. El servicio que debe ser secreto, por pura obviedad, de la inteligencia del Estado,  puesto en la picota del escarnio, investigado a fondo en sus móviles y designios, órdenes, intereses. Forzada Paz Esteban a presentar explicaciones a los independentistas, el zorro en el gallinero, ha tomado una gallarda decisión: presentó un dosier a cada uno de los diez miembros de la Comisión de Secretos Oficiales, convocada de urgencia después de tres años de inactividad, les dió quince minutos para analizarlo y luego se lo retiró, sometiéndose a cuatro horas de interrogatorio.

Rufián, miembro insigne de esa Comisión, portavoz de las ideas del delincuente no arrepentido Junqueras (Oriol), ha resumido su opinión sobre esa comparecencia con una palabra comodín: “Insatisfactoria”.

Esteban será, con gran seguridad, el buco emisario de este despropósito, y su forzada dimisión (injusta) servirá para calmar momentáneamente el ansia de sangre compensatoria que exigen los miembro de la inestable coalición.

 

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Décimo tercera Crónica desde el País del Gaigé

1 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

  1. Y+

Empieza mayo y aumenta la densidad de incongruencia en Gaigé. Los precios de casi todo han subido -entre un 10 y un 40%- como consecuencia directa e indirecta de la guerra en Ucrania, que ha venido a introducir más incertidumbre en la recuperación esperada después de los dos años de pandemia.

En el punto de mira mundial se encuentra la incertidumbre respecto al final del duelo sin cuartel que enfrenta a Rusia y Ucrania. La afectación de este desgraciado conflicto al coste de la energía y a algunos productos agrarios no es el único elemento de preocupación. Existe una clara amenaza de escasez en Europa del gas a corto plazo, si Alemania se ve obligada, a su pesar, a suprimir la compra de ese recurso a Rusia. Los ucranios que han buscado refugio por la guerra en otros países superan ya los cinco millones, (a los que hay que sumar otros once millones, por lo menos, de desplazados en el interior de Ucrania, forzados a abandonar sus viviendas y enseres para salvar la vida) y su sostenimiento detraerá recursos a las economías propias.

Debe contarse también con el efecto de las medidas de apoyo a la recuperación de Ucrania, que deberán provenir de las ayudas europeas y norteamericanas, ya que no parece factible que al régimen del Kremlin, presunto ganador de la contienda, pueda hacérsele responsable de restañar la destrucción provocada. Sin entrar en mejor análisis, la ruptura de los bloques occidental y oriental (Rusia y China a la cabeza en ese lado) provocará reajustes económicos y tendrá efectos sobre los acuerdos anteriores, incluidos los que afectan a la defensa contra el calentamiento global.

Escaso efecto tienen estas amenazas sobre Gaigé, que ha entrado en zona de fiestas. Empieza la feria de abril en Sevilla y son muchas las localidades que se entregan a la diversión y, felizmente para hoteleros, al consumo. Se agradece que los turistas vuelvan a hacer reservas a la búsqueda del sol y el buen ambiente y cordialidad que caracteriza al Pais de los Despropósitos, aunque se echará de menos a los rusos, que eran los visitantes que mayor gasto por cabeza hacían aquí. Acuciados por la congelación de sus cuentas, los amigos de Putin, a los que se había dado abierta acogida en el litoral de Gaigé, para que pudieran invertir en fabulosas mansiones y yates formidables el producto de sus operaciones de blanqueo, están desaparecidos y sus testaferros venden las propiedades que no les han sido incautadas, en una operación cuya objeción de ilegalidad será objeto, previsiblemente, de demandas posteriores.

El país se entrega sin reparos al jolgorio y la diversión, que son el pan y el circo con el que se alimenta la enajenación popular A la alegría del comienzo de la primavera se une desde el 20 de abril la decisión gubernamental de levantar la obligación de llevar mascarillas en interiores, salvo en transporte público, residencias de mayores y hospitales. En Gaigé, en donde el fútbol es tema central de estudio y discusión, la afición madrileña ha tomado el 30 de mayo la plaza de Cibeles, en la capital, para celebrar que el Real Madrid ha obtenido el título de campeón de liga. El aplauso por esta hazaña de deportistas millonarios en nómina del club cuyo presidente comparte ese honor con la mayor constructora de Gaigé, ha sido infinitamente  superior a reconocimiento de méritos por cualquier trabajo académico o de investigación a un científico con salario mínimo legal, cuyo destino es pasar  desapercibido.

En el gobierno de coalición que resistió hasta este momento, gracias al pegamento que significó el reparto de prebendas entre los socios y la debilidad de la oposición, se advierten tales grietas que es fácil pronosticar que el precario edificio que dio cobijo ideológico al pacto de investidura se vendrá abajo en cualquier momento. Aunque los portavoces de las diferentes ramas políticas del engendro manifiestan que nada corre peligro, son tantas las discrepancias entre ministros, jefes de fila, portavoces en las cámaras o en la calle, e incluso desde el exilio voluntario que, si se admitieran apuestas, habría que colocar todo el dinero del Monopoly al descalabro.

El peligro no proviene de la parte ideológica, sin embargo, sino, sencillamente, de la desfachatez con la que se manifiestan los egos de los politicastros que se han adueñado del escenario político. Conscientes la mayoría de quienes se dedican a este ganapán de mantener una carrera política de que la muchedumbre no se fija en la luna, sino en el dedo, y de que no cuentan propuestas sensatas y elaboradas, sino que basta dar voces en cualquier sitio en donde se adivine un huevo, no se puede hablar de programas, sino de ocurrencias. Si la frase con la que el político que encuentra cancha momentánea en cualquier medio nos fuera comunicada sin indicar el nombre de quien a emitió, nos sería imposible saber con qué base ideológica fue emitida.

Feijóo (Alberto Núñez) se despidió de su feudo gallego con lágrimas que pusieron emotividad a su pesar. Estaba tan deseoso de manifestar que hubiera preferido quedarse a seguir disfrutando de los encuentros entre zamburiñas y parrochas con los compañeros de distracción, que cometió el error de expresar que llevaba a Galicia en el corazón y que siempre pensaría en esa tierra desde su destierro a Madrid. Le hubiera sentado mejor cambiar el chip de la morriña por el de la firme voluntad de acometer el enorme trabajo de enderezar España. Su alter ego con olor a azufre, Abascal (Santiago) repite, con razón, que si quiere gobernar desde Moncloa, están obligados a entenderse.

Como Gaigé es el país de la improvisación y el reino del ir por libre, desde Murcia han levantado la bandera de independencia respecto a la LOMLOE, las siglas terribles de la reforma educativa del Gobierno. No cabe un despropósito mayor que el que parece haber sido el guión para esa Ley que pretende (no cabe suponerle otra intención) mejorar la capacidad de los educandos para resolver problemas reales, conseguir empleo por sus capacidades y ayudarnos a todos a progresar. El gobierno murciano ha recuperado algunos elementos lógicos, que da cierta vergüenza tener que aplaudir como si se tratara de brillantes hallazgos: premiar y estimular el esfuerzo, exigir como forma de aprendizaje y obligar a los educandos a que entiendan que saber ocupa lugar y, por tanto, implica dedicarle tiempo para que se asiente en los cerebros.

Tema aparte es la situación de la jefatura del Estado en Gaigé. El Rey, convertido en un títere de los revolucionarios republicanos y separatistas incrustados en el Gobierno, y a pesar de su esfuerzo por mantener una trayectoria ejemplar (incluido su casorio con una plebeya, de indiscutible nivel cultural y buen juicio), sufre vejaciones continuas. Su padre es tratado como un delincuente, sus hermanos y ex cuñados ridiculizados, sus sobrinos, objeto de burla y cachondeo. Esta semana ha publicado la Casa Real su patrimonio, Es el jefe de Estado más pobre del planeta, y lo que acredita como su fortuna personal es producto de su ahorro como empleado del Estado. Esta claridad en las cuentas sería de agradecer  a todos los que alimentamos para que nos gestionen la cosa pública; no será el caso y, por lo poco que sabemos de las relaciones que ligan a ministros y altos cargos centrales y regionales, responsables de empresas, alcaldes, terratenientes, fortunas embozadas, ladrones de guante blanco y oscuro, solo podemos intuir que el entramado que se mueve en Gaigé es muy oscuro.

El caso Pegasus, de supuesto espionaje a independentistas catalanes, rentabilizado por ellos mismos, como instigadores de la trama, ha puesto contra las cuerdas la continuidad de la ministra Robles (Margarita), responsable del CNI (Centro Nacional de Inteligencia, núcleo legal de los espías). Se ha creado una comisión para esclarecer quién ordenó el seguimiento de las actuaciones de delincuentes que están en el gobierno o lo apoyan. El discursito de la ministra de Defensa en el Congreso, preguntando qué habría que hacer cuando se sabe que existen individuos que pretenden destruir el Estado, resultaría patético, sino fuera porque estamos en Gaigé, el País de los Despropósitos.

Nota adicional.- De manera sorprendente, en la mañana de hoy, en que se conmemora el levantamiento del pueblo de Madrid contra la invasión francesa -más de 200 años han transcurrido de esa gesta, que tiene en la aguerrida defensa de Ucrania contra la agresión rusa su parangón igualmente heroico-, el ministro de Presidencia y portavoz del Gobierno ha convocado de urgencia una rueda de prensa. Ha anunciado, en tono grave, que el presidente Sánchez y la ministra Robles llevan más de un año siendo espiados con el programa Pegasus. El CNI, por lo que entendí, descubrió la grave situación, cuya responsabilidad atribuyó a una entidad “exterior”, hacía solo 24 horas. Esto es Gaigé.

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Duodécima Crónica desde el País de Gaigé

24 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

La semana que termina el 24 de abril ha sido pródiga en pequeños acontecimientos a los que se ha dado una gran trascendencia en Gaigé.

En mi opinión, el más significante de entre los protagonizados por el presidente Sánchez ha sido la visita a Kiev, en donde se encontró con el presidente ucranio, metido éste de hoz y coz, después de dos meses de defenderse de la invasión del sátrapa Putin, en una guerra sin fin. Sánchez, ya en campaña electoral frente al crecimiento del nuevo PP de Feijóo, ha prometido camiones y vehículos ligeros.

El rostro cansado de Zelenski agradeció el detalle, pero volvió a pronunciar su deseo explícito de lo que necesita su país: Más armas. No solo se enviará material de transporte, sino también especialistas en neutralización de minas y en la identificación de señales de tortura o trato vejatorio en los cadáveres que la retirada (momentánea) de las tropas rusas, bielorusas y chechenas han dejado al descubierto en Buscha y otras ciudades abismadas por la furia expansionista del loco del Kremlin y sus secuaces.

Por cierto, que se ha juzgado en círculos militares como un desliz imperdonable desde el punto de vista de la estrategia militar, un crecido presidente de Gaigé haya filtrado que el envío de apoyo bélico se realizará por medio del buque Ysabel y a través de la frontera con Polonia, en un viaje que iniciará de inmediato y que durará una semana, pues expone a éste a un ataque ruso.

La tensión política en Gaigé suben enteros cada día. La amenaza de ruptura de la coalición de gobierno parece ya un leit motiv del panorama. Por una parte, se debe registrar la oposición de algunos miembros del Gabinete a enviar armamento y apoyo estratégico (y hasta sicológico) a Ucrania. Muy expresivamente, ante esa resistencia expresada por ministros como Montero y Garzón, la ministra de Defensa (convertida, a su pesar, en ministra de la Guerra) Margarita Robles, ha indicado que “si alguien cree que se puede negociar con Putin por la vía diplomática, que lo haga”.

El otro y nuevo punto de tensión lo conforma el “caso Pegasus”, por presunto  espionaje (según indicios, por el CNI) a los independentistas catalanes, hoy socios de gobierno.

Como era de sospechar, el asunto de las comisiones lujuriosas por mascarillas y guantes al inicio de la pandemia, entra en la fase del “y tu más”.

El nuevo Presidente del PP se ha aupado a su puesto con tanta energía que parece haber estado allí toda su larga vida política. Sin sentirse frustrado por la reunión sin acuerdos que mantuvo con Sánchez hace apenas una semana, ha elegido la vía singular de enviarle una carta al “Querido Presidente”, con más de cien puntos, entre los que destaco la exigencia de reducción de impuestos, la prolongación de la vida de las centrales nucleares y la renta mínima a las clases más necesitadas. Un golpe  bajo la línea de flotación de la incómoda singladura que se prevé para el resto de la legislatura.

La victoria de Macron en Francia sobre Le Pen, que le garantiza cinco años de presidencia pero no un Paramento a la medida (al contrario), abre incógnitas sobre el liderazgo en la Unión Europea, perdida para la Historia la canciller alemana Merkel, que ha cedido los trastos de ordenar el girigay europeo en un gris Scholz y, sobre todo, habiendo recibido un golpe irrecuperable por su amistad con Putin, en el que confió el futuro energético de Alemania.

 

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Undécima Crónica desde el País del Gaigé

18 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

Vencidas las vacaciones de la Semana Santa, convertidas desde hace décadas en invitación a la escapada del lugar de residencia habitual, para entregarse al disfrute de otros paisajes y buena comida, la población del Gaigé vuelve a encontrarse con los días de hastío, sacrificio y temor a no poder llegar con solvencia a fin de mes.

Ha habido procesiones en casi todas las ciudades y pueblos, poniendo a prueba el funcionamiento de los móviles, ávidos sus propietarios de dejar constancia del desfile de imágenes de papel maché o madera de pino, costaleros sudorosos y fieles matronas con mantillas y escapularios, precedidas por una comitiva de principales, que seguramente en su mayoría se plantearon si deberían participar en el espectáculo o mantenerse en casa preparando las mentiras del lunes.

La noticia más comentada fue una estafa. No sería la más importante, ni los autores y sufridores serían los únicos, pero mereció horas, hasta días de análisis y denuncias ante y por la Fiscalía, al parecer siempre atenta a detectar asuntos con interés mediático, aunque perjudiquen (¿o quizá por eso?) a los mandamases administrativos de Madrid, capital o provincia.

Dos pícaros con currículos de fantasía -Medina (Luis) y  Luceño (Alberto)- vendieron mascarillas y guantes sin garantías de calidad a la Administración que veían más cercana: el Ayuntamiento de Madrid, en donde Martínez Almeida, su alcalde todoterreno, andaba ocupado en menesteres distintos de controlar personalmente el género.

Lo hicieron estos comisionistas faltos de escrúpulos, cuando la pandemia estaba en su apogeo de desconciertos y el especialista en urdir explicaciones (Fernando Simón, hoy desaparecido) nos aconsejaba protegernos del contagio o quedarnos en casa, después de haber defendido que no era necesario ponerse mascarillas, sencillamente, porque no las había. El registro de sus conversaciones que acabó difundiéndose y la relación de objetos de lujo que compraron con lo que estafaron presuntamente a los madrileños, no tiene que dejarnos estupefactos. Ya lo estamos. Nos encontramos en Gaigé, el País de los Despropósitos.

No será el único asunto que la Fiscalía, por decisión propia o denuncia sostenida, tendrá que tratar en los próximos meses, aunque solo sea para desmentir la ocurrencia del alcalde madrileño que acusa a esta institución, encargada de velar por el cumplimiento del derecho penal, de actuar a impulsos del Partido Socialista.

Tuvo lugar esta Semana de Pasión la toma de contacto con la responsabilidad política de enderezar el Partido Popular que asumió Núñez Feijóo (Alberto), extraído de la mar gallega, bien conocida por él, para meterse en la cloaca de los enfrentamientos de alcance nacional.  Se dice que marca su propia agenda, sin importarle que toque investir a Fernández Mañueco como Presidente de Castilla y León, a pesar de la efemérides, decida no acudir al acto para no propiciar la foto con Abascal (Santiago), o le apetezca replicar a una periodista despistada o aviesa (Barceló, Angels) que se interesare por saber si no recela de Vox, lanzando el dardo dialéctico contra el acuerdo entre el PSOE Bildu y los separatistas catalanes.

En las dos semanas que lleva como Presidente del partido de la derecha más o menos civilizada, Feijóoh ha conseguido ser el líder más valorado por los españoles, haciendo olvidar a Casado (Pablo) y poniendo en entredicho la continuidad futura de Sánchez (Pedro) como Presidente de Gobierno si se celebrasen en este momento las elecciones para recomponer las Cortes, habida cuenta, además, de que la ilusión que generó Podemos se está deshaciendo como azucarillo en agua de refresco, envuelta en el glamour de increíbles casoplones, líos de faldas, chascarrillos ácidos ya muy repetidos e, incluso, escotes que muestran el canalillo de las féminas ministeriales o ministeriables, desviando así la atención del vacío de los cerebros.

La inflación está a punto de entrar en los dos dígitos. La compensación de 20 céntimos sobre el litro de combustible que aprobó el Gobierno salió adelante con algunos rasguños y, aunque modesta, favoreció millones de desplazamientos en busca de esa sensación de libertad que proporciona cambiar un lugar en el tresillo de la salita por la silla plegable sobre una playa abarrotada.

Gaigé sigue acogiendo ucranianos desplazados por la injusta guerra que provocó Putin. No está en absoluto claro qué pasará con ellos a corto plazo, en especial, si Ucrania, cada vez más destruida, sigue siendo el banco de pruebas para valorar los efectos de volver a procedimientos bélicos propios de la segunda guerra mundial.

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Décima Crónica desde el País de Gaigé

12 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

La segunda semana de marzo de 2022 en Gaigé ha aportado elementos muy jugosos para el análisis político desde los gabinetes de digestión de información. En la región autónoma de Castilla y León, después del intento de suicido del Presidente Mañueco, que rompió la alianza con Ciudadanos para convocar elecciones, ha traído como consecuencia la incorporación al gobierno autonómico de Vox, que ocupa ahora la vicepresidencia y tres consejerías.

Esta situación ha motivado tendenciosos análisis por parte de los comentaristas políticos, según sea la orientación de los medios que les pagan. Los informativos cariñosos con el Gobierno, coinciden con él en que el partido de Abascal (que acudió orgullosamente a la investidura de su representante en la región como segundo en la adminsirtación regional) contagiará de vicios de la extrema derecha al Partido Popular, alejándolo de la opción de ser alternativa a escala de país. Por el contrario, los analistas que carecen de esas mismas gafas ideológicas, creen que el nuevo Gobierno ha de ser juzgado por hechos y no por especulaciones.

Las elecciones presidenciales en Francia han supuesto la clarificación de una segunda vuelta que enfrentará a Macron con Le Pen, con posibilidades para cualquiera de ellos, dada la escasa diferencia de votos, de alzarse con la victoria. Lo más significativo de esta campaña es la práctica desaparición de la escena política de los partidos tradicionales del bipartidismo: socialista y centro derecha, cuyos candidatos solo han obtenido resultados residuales.

No es posible comparar este escenario con la política de Gaigé, puesto que aquí el bipartidismo sigue centrado en el PSOE y el PP, por más que para conseguir la mayoría suficiente para gobernar deban aliarse con partidos del republicanismo y de la izquierda populista en el caso del primero, o de la nominada despreciativamente como ultraderecha que representa VOX, ya que los populares tampoco parecen capaces de alcanzar un margen apto para dominar la Cámara.

El encuentro entre el nuevo Presidente del PP, Núñez Feijó y el Presidente de Gobierno Sánchez no aportó ninguna novedad en cuanto a los necesarios acuerdos para facilitar la tranquilidad económica, judicial y social. No ha sido así, y la tranquilidad con la que el líder popular transmitió a la Prensa que la conversación fue amistosa pero no hubo en absoluto ningún avance en el marco amplio de discrepancias, permite adivinar que la oposición será seria, dura e intransigente. El eje de las propuestas populares expresado era la bajada de impuestos, a lo que el Presidente de Gobierno se negó taxativamente, ofreciendo por el contrario un recetario de quince puntos que habían sido difundidos un día antes por el diario El País, en una operación de falsa transparencia. Lejos de aparecer como una cuestión ideológica, no querer bajar impuestos en la actual coyuntura, se me antoja un empecinamiento que hubiera merecido un análisis serio sobre las consecuencias, como elemento para detener la inflación que amenaza ser galopante, pues lleva camino de consolidase en los dos dígitos.

Que el mismo día en que tenía lugar la reunión a que hice referencia en el párrafo anterior, Sánchez se fuera a rendir alguna forma de pleitesía a Mohamed VI resulta ininteligible como estrategia de Estado. Ningún elemento positivo pudo extraerse de esa visita de Estado, e incluso las fotografías del encuentro gastronómico en el que se advierte la bandera de España colocada boca abajo en el mástil, han sido interpretadas por expertos militares como una expresión de “victoria” por parte del gobierno alauita.

 

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Novena Crónica desde el País de Gaigé

3 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

Empieza abril en Gaigé con amenaza de fríos intensos que la climatología real no consolida. Luce el sol en Madrid, la capital del Gaigé, ciudad donde los dirigentes del Partido Popular (alternativa al Gobierno de coalición entre socialistas y fuerzas exóticas a la democracia) se enzarzaron, hace ya un mes y medio en una disputa autodestructiva, de la que, por el momento, es solo Díaz Ayuso (Isabel) la que sigue en activo, protegida por su condición de Presidenta de la Comunidad madrileña.

El primer fin de semana de este mes tuvo lugar la elección por aclamación del nuevo Presidente de los populares, Núñez Feijóo (Alberto) en Sevilla, y el nombramiento de nuevos primeros espadas -o cuchillos de pescado-, más acordes con el impulso -¿nuevo?- que el extraído de su feudo gallego pretenda dar al partido después del desaguisado que se llevó por el desagüe del olvido a Casado (Pablo), quien mantuvo el tipo (sin llorar ni mover más pestaña que las veces imprescindibles) durante todo el Congreso cuya único objetivo era sustituirle.

Mientras Ucrania se desangra en un guerra sin cuartel en la que la Rusia de Putin está empeñada en destruirla con la saña de un  perverso matarife, aprovechando que la Unión Europea -y, por detrás, la OTAN- están alimentando temerariamente su resistencia heroica, el presidente de Gaigé ha tomado varias decisiones importantes, con el criterio que parece seguir, y que tan buenos resultados le viene dando, de complicarlo todo para que se resuelva por sí mismo o se olvide lo que nos llevó hasta allí.

La huelga de transporte ha desembocado en una huelga de gasolineras. Ambas parciales. No se llamarán oficialmente huelga, sino parón patronal, pero hay bastantes gasolineras que no expenden combustible. En la que tengo más a mano (Arturo Soria) me decían ayer que solo vendían fluido al “precio de antes” del apurado decreto que bonifica en 20 céntimos el litro, porque no tenían liquidez . Así que, al menos en ésta, solo venden periódicos, naranjas y chucherías.

Aunque desde Moncloa se reclama calma y se repite que todo está bajo control, se respira en la calle una inquietud espesa. como en las horas previas a una tormenta de verano. Siendo Gaigé país de los Despropósitos pero de talante acogedor y tranquilo, el malestar solo tiene reflejo en las tertulias improvisadas de los bares de vecindad y en el interior de los taxis, si el cliente solicita apagar Radio Libertad Digital.

Me ha resultado conmovedor leer que Valcárcel (Ramón Luis), ex vicepresidente del Parlamento Europeo, se presenta como precursor de lo que se avecinaba en Ucrania, pues estando de visita en Kiev a principios de 2014 tuvo que huir de la ciudad ante la terrible inestabilidad del país, que se había cobrado la vida de algunos ciudadanos, asesinados por francotiradores. No parece una intuición propia de un adivino con poderes mágicos, ya que el país que ahora trata de guiar entre bombas y destrucción al país hacia la imaginaria tabla de salvación europea un maestro de la supervivencia llamado Zelinski (Volodomir), lleva en búsqueda de una identidad propia -fuera del ámbito soviético- desde, por lo menos, 1991.

Tiene el gobierno de Gaigé un conflicto con Argelia, que se traducirá en la subida del gas natural que importa de ese país árabe.

De poco han servido las visitas previas a Argel de ministros muy cualificados -Ribera (Teresa) y Albares (José Manuel)- cuya intención era garantizar la estabilidad del suministro, una vez que el susceptible Mohamed VI había cerrado el paso del gas por el territorio de su señorío y retirado a su embajadora -la española Benyaich (Karima)- (1), muy enfadado porque se había hospedado secretamente al líder saharaui (perseguido como prófugo de la Justicia española por una acusación de violación) para curarse del coronavirus en Valladolid.

En una sorprendente decisión estratégica, el Gobierno de Gaigé ha enfadado al presidente de Argelia, Tebboune (Abdelmadjid) con una carta dirigida por misteriosos canales a Mohamed VI (el líder religioso y político de Marruecos), llena de errores gramaticales que no pueden ocultar un gigantesco error estratégico.

En esa carta, al parecer destinada a recuperar las relaciones con el país vecino del otro lado del Estrecho de Gibraltar, se indica que se abandona la postura de defender el derecho del Sáhara Occidental a la autodeterminación, entregándolo como una Comunidad autónoma a Marruecos. Por supuesto, el concepto de Comunidad autónoma bajo la dictadura monárquica vigente en ese país magrebí, no tiene nada que ver con lo que en Gaigé se entiende como la libertad de gestión y decisión otorgada a sus Autonomías.

La reacción argelina fue anunciar la revisión del precio del gas que suministrará a España-Gaigé. Una decisión que afectará, por supuesto, al precio de la energía en este país (sometida a vaivenes especulativos insoportables para la industria y particulares). Se ha solicitado a la Comisión Europea, en una propuesta conjunta con el gobierno portugués -cuyo primer ministro es Costa (António), que se saque del cálculo estricto de precios para el mix energético a ambos Estados, autorizando un precio máximo repercutido para el gas de 80 euros/Mw-hora, durante un período transitorio.

La respuesta de la Unión no ha sido inmediata, estando pendiente de la decisión del directorio respecto al tope de precios admitido, aunque ha aceptado el sacar a ambos países del esquema de precios, lo que no impidió que el canciller alemán -Sholz (Olaf),  al que le tienen que doler los oídos por el conflicto ruso-uraní, que ha afectado de lleno a su economía y al suministro gasista, dependiente de Rusia- manifestara que “le parece un error intervenir los precios del gas”.

La inflación de prácticamente dos dígitos actual en Gaigé, junto con la amenaza de las proyecciones (que el Gobierno no considera aceptables) de entrar antes de final de año en la senda de una inflación consolidada que minará brutalmente el poder adquisitivo de los españoles. La llegada del contingente de desplazados ucranianos y la perspectiva, no ya de una guerra larga en el este, sino de reordenar suministros esenciales en el país de los Despropósitos, exigirían una planificación seria, nada improvisada (aunque flexible) y estricta de las ingratas decisiones que deberán tomarse para que el rumbo no se desbarate.

La oferta de cooperación del nuevo líder del PP al Gobierno, coincidente con el desapego manifestado por las facciones sustanciales que lo han conducido hasta aquí, necesitará depurarse de las simples palabras corteses. Gaigé está pronto a atravesar un desierto en la que abundarán la incertidumbre y desagradables sorpresas. Tiene razón Núñez Feijó al explicitar que “no se trata de ser más españoles que nadie”. No será fácil sacudirse del populismo y del insensato independentismo y no bastarán, me temo, las buenas intenciones.

(1) Karima Benyaich Millán es marroquí y también española, hija de una española y de quien fue médico de Hassan II, que falleció en un atentado contra el monarca y que fue acogida como miembro de la familia en recompensa a la entrega (que culminó con su propia muerte) de su padre.

 

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Séptima Crónica desde el país del Gaigé

22 marzo, 2022 By amarias Dejar un comentario

El país de Gaigé ha entrado en crisis. No en una, en varias. Puede que en todas las posibles, en este pequeño país de los despropósitos.

En la tercera semana de marzo de 2022, la inimaginada consolidación de la guerra en Ucrania ha arrastrado a los Estados de la Unión Europea a una situación delicada, que para Gaigé, con unas estructuras de defensa especialmente sensibles a cualquier influencia exterior de entidad, se ha traducido en un estallido de conflictos internos. Ucrania resiste a la invasión rusa, y las medidas de castigo al país invasor , unidas al apoyo al país agredido (finalmente, más decidido, aunque teniendo sumo cuidado en que el ambicioso sicópata del Kremlin no lo interprete como voluntad de entrar en la guerra como aliados de aquél), han perjudicado, en una escalada a la que no se adivina final, la economía del Gaigé.

La subida del precio de la electridad, de los combustibles, de los productos agrarios y, en definitiva, del ipc y, subsiguientemente, de la inflación (al menos, en la percepción directa del ciudadano respecto a lo que puede adquirir con el dinero que tiene en su bolsillo) parece no tener final. Manifestaciones de transportistas, agricultores, cazadores, poseedores de perros y gatos, junto a amigos y simpatizantes de los ucranianos y hasta de los rusos, han llenado las calles de las principales ciudades.

El ánimo deprimido, expectante, dolorido, por la guerra exterior y los conflictos internos, no impidió la celebración del día del padre, de la poesía, de los bosques y, desde luego, la gran festividad de las fallas valencianas, en la que, en una ceremonia con clara vocación exorcista y expiatoria, se han quemado magníficos monumentos de cartón.

A la desorientación que está padeciendo el mundo, el gobierno del país de Gaigé ha contribuído de manera formidable. El monarca marroquí, Mohamed Sexto, ha difundido una carta -innominiosa- que dice haber recibido del Presidente Sánchez (Pedro), por la que se reconoce la deseada adhesión de las tierras del antiguo Sáhara Occidental, pobladas por el sufrido pueblo saharaui, al singular reino del Magreb.

Esta decisión, que el firmante de la misiva no se ha dignado explicar ni siquiera a sus socios del desgobierno, supone un cambio brutal en la postura defendida por todos los gobiernos anterioreos e implica el abandono de los habitantes de la antigua colonia -muchos de ellos, españoles de sentimiento, ya que no de nacionalidad- a la suerte que puedan decidir sobre ellos el enviado de Alá en esta tierra y sus jerarcas.

Si la carta de marras implica, además del sacrificio del pueblo saharaui, la firma de algunos acuerdos que podrían derivarse del espíritu de cooperación reinstalado, con el elucubrante e insólito objetivo (imaginado, pues el contenido real de la carta se desconoce) de “defender la españolidad de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias”, no puede ignorarse que algo ya es seguro: el enfado de Argelia, suministrador del 40% de la energía que necesitamos, que ha retirado a su embajador de Gaigé de forma inmediata. El ridículo es patente: la embajadora marroquí, que insultó gravemente a España con ocasión del estúpido incidente provocado por la visita médica a un especialista vallisoletano, con identidad falsa, del líder saharaui, Galhi, y que había huído de Gaigé, vuelve ahora con la misma cara pero otro sentimiento.

Qué se puede hacer. El, hasta hace poco, vicepresidente primero del gobierno, parecía estar imbuído de la devoción más entregada al Presidente Sánchez, ha expresado que de Sánchez no hay que fiarse, “porque no dice más que mantiras”. Díaz (Yolanda), su sustituta en el poder de representación del populismo, abunda en la idea de que el Gobierno está roto y no se les consultan decisiones sustanciales para convertirlas, no ya en colegiadas, como debería ser, sino simplemente en informadas. Es patente que hay en Gaigé, al menos, dos Gobiernos, dos intenciones diferentes y dos maneras muy distantes de abordar los problemas.

Aunque no se celebraron aún las elecciones en el Partido Popular para elegir a su Presidente, Núñez Feijóo avanza hacia su nombramiento por aclamación en el Congreso de mayo. Los comentaristas hablan de la importancia de la edad, como vehículo para conseguir la serenidad y sensatez, de este político gallego, que empieza los sesenta de su era, frente a los jóvenes inexpertos y sin el pedigrí que concede el paso del tiempo.

Si tuviéramos en cuenta características de pundonor, coherencia y respeto por la democracia, lo coherente sería disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones. No tiene sentido que, con la que está cayendo y la que se nos avecina, el Gobierno de Gaigé esté dividido, la oposición más dura provenga del propio Ejecutivo, los sectores sustanciales del país (el campo, el transporte, la energía, la industria, por no hablar de la enseñanza y la sanidad) estén manifestándose contra las decisiones del mismo.

No tengo ninguna confianza en que desde la oposición teórica -la que capitanean las huestes de Abascal y, en el futuro inmediato, Núñez Feijó- se ofrezcan soluciones, aunque, al menos, se completaría el debate público si se les dejara expresar sus opciones. Llamar a las urnas a los habitantes del Gaigé permitiría obligar a la transparencia a los candidatos. Aunque acabemos votando al Pato Donald.

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Sexta Crónica desde el País del Gaigé o del Huangmiú

17 marzo, 2022 By amarias Dejar un comentario

Iniciando la tercera semana de marzo de 2022, mientras los responsables de la política exterior europea se debaten en la incertidumbre de cómo actuar -sin que parezca que se están involucrando de pleno- ante la agresión rusa a Ucrania, (que ha provocado una guerra de desgaste versus resistencia que parece propia del siglo pasado, quizá incluso una guerra civil), el Pais del Gaigé sigue a su bola, es decir, en mejor lenguaje español, pervive como si lo que sucede fuera de sus reducidos dominios no le afectara demasiado.

No de otra manera puede explicarse la ausencia de un debate sólido -ya que no constructivo- entre los dos principales partidos políticos, que, como se va sabiendo, y a pesar de los esfuerzos del mago Tezanos de edulcorar las encuestas con jarabe de intenciones para su patrocinado, el PSOE, van cediendo espacio.

Es cierto que la desmembración del Estado soberano en múltiples feudos locales ha hecho muy difícil adivinar si existe una estrategia global desde el Estado y, en caso de que existiera, hasta qué punto sirve para marcar directrices que debieran ser asumidas por las Comunidades Autónomas, pero la pobreza del debate en el Parlamento debería de preocupar, incluso en el País de los Despropósitos.

El cambio del Presidente del Partido Popular, después del suicidio político en público de Casado (Pablo) ha traído a la palestra como interino hasta el inmediato Congreso de esta facción, arrancándolo de su plácido feudo, al Presidente de la autonomía gallega, Núñez Feijoo (Alberto). Pero no ha modificado las formas ni el fondo del debate.

El último episodio de la “comparecencia de los viernes “, en la que se producen interpelaciones  al Presidente de Gobierno y, eventualmente, a algunos ministros, vino a demostrar que no existe la menor voluntad de modificar la costumbre parlamentaria: crítica frontal al Presidente y falsa contestación del interpelado, cuya tendencia a irse por las ramas de la ridiculización o el descrédito de los portavoces del PP y de Vox, es ya un clásico del diálogo nacional de sordos. Se trata, pues, en realidad, de un concierto desafinado de egos, con el que pretenden explicarnos a los ciudadanos que estén dispuestos a hacer novillos en sus tareas y perder un par de horas antes de iniciar el fin de semana, que habrá vida después de la muerte parlamentaria.

El Gobierno de coalición está, en la práctica, roto. En política interior las disensiones son sonoras, entre los ministros del área podemita (Belarra, Montero, Garzón) y los socialistas, a los que se arrima ahora, en busca del calor que la pueda catapultar, Díaz (Yolanda). El próximo domingo habrá manifestación de los representantes agrarios, hay huelga del transporte, no se consigue consenso en las medidas para paliar la escalada de los precios de electricidad o cambiar el mix energético.

Los apoyos a la estrategia del Presidente de Gobierno de unirse a la Unión Europea para que resista Ucrania- en un momento en que se le ve excepcionalmente activo, consciente de la proyección mediática que significa para Sánchez (Pedro) figurar entre los políticos relevantes de la Unión Europea -ahora, desde luego, con un elenco capiti disminuído-, vienen incluso del PP, Vox y Ciudadanos.

Solo los populistas del predicador Iglesias (Pablo júnior) defienden alejarse del conflicto y rezar -o lo que sea más silente- para que la paz vuelva pronto, y así  resplandezcan las peregrinas ideas sobre el poder alimenticio de la carne roja, cómo guardar los huevos en la nevera, la criminalización del varón, o la potenciación del juego (desde el mismo Ministerio que se comprometió a perseguir a los devotos del azar). Sería injusto no indicar también que los populistas, izquierdosos de salón, quieren aumentar impuestos, generar más empleo público y manifestarse en las calles para que suban los salarios por encima de lo que garantiza la rentabilidad (siempre problemática) de las pymes españolas.

En Castilla- León, Mañueco (Fernández, Alfonso), yendo por libre, ha echado la última paleta de ceniza sobre el aún Presidente del Partido Popular (en disfunciones), Casado, que aprovechó el último viaje pagado a Bruselas para hacerse una foto con Tusk (Donald) y abominar de la ultraderecha europea. Para Mañueco, el acuerdo con Vox que le permitió mantener la Presidencia de la región a costa de aupar a la vicepresidencia al candidato de ese partido antes aborrecido (Gallardo, Juan), no es ilógica ni oportunista. Es cosa de apoyarse en la recíproca sintonía: “bajar impuestos, crear empleo, cohesión territorial, gestión seria de los servicios públicos, política coherente de la familia, compromiso con el campo, apuesta por la investigación, defensa de una enseñanza del Bachillerato única,…”

No parece mal programa, así puesto en teoría. Mientras tanto, en el mismo partido en el que aún milita Mañueco, el culebrón de la familia Ayuso (Isabel) fue conducido bajo palio del sinsentido a los Tribunales, lugar de previsibles consecuencias jurídicas (el archivo de las demandas) a donde son conducidos todos los rencores, inquinas, peleas de barrio y envidias de salón, tanto de los amigos como de los enemigos del circo en el que actúan los políticos del País del Gaigé.

 

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