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Décimo Sexta Crónica del País de Gaigé

23 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

La semana de mayo de 2022 que ha finalizado el 22 de este mes antes llamado de las flores (o de la virgen María) ha traído suficiente material informativo para confirmar que nos hallamos escribiendo la crónica del País de los Despropósitos, es decir, de Gaigé.

Llena toda la información relevante periodística la aparición del rey de antes, don Juan Carlos, autoexiliado en Abu Dahbi bajo la protección del emir de ese mini-país (en duelo en la actualidad, pues hace algo más de una semana falleció el padre del actual jefe de la dinastía, que heredó su cargo y la amistad con nuestro rey fugado). Lo hizo invitado por el presidente del Club Náutico de SanXenxo, quien lo hospedó su casa el par de días en que quien fue Jefe de Estado durante casi cuarenta años decidió quedarse en esa población gallega.

La situación que se creó fue, por encontrarle algún calificativo, esperpéntica. Miembros del gobierno de la seudorepública de Gaigé aprovecharon para llenarse la boca de improperios contra el anterior Jefe de Estado, al que siguen calificando de delincuente y del que pretenden explicaciones. El presidente Sánchez (Pedro), en sus horas de popularidad más bajas y confirmada totalmente su incapacidad para controlar un gobierno, no solo en descomposición, sino en proceso de provocar un deterioro de la imagen del país como hacía decenas no se había padecido, guarda silencio.

Más grave aún: secuestrada en este tema la jefatura del Estado (léase, la cúpula de la Casa Real), el rey Felipe VI, eclipsada su razón de Estado por lo que le dictan desde Moncloa, aparece ante los ojos de la opinión pública libre como un hijo capaz de repudiar afectivamente a su padre, al que le debe el fulgor de la dinastía y el mérito de una transición impecable.

Juan Carlos es un anciano enfermo físicamente y, por los síntomas (no soy médico, solo observador de las debilidades humanas), padece secuelas síquicas importantes, seguramente próximas a una de las diversas formas de demencia senil. No es capaz de calibrar el alcance de sus actos, tiene una honda sensación de despecho y, como otros en su situación (a niveles de responsabilidad inferiores), carece de conciencia de la realidad, por la que se deja guiar como un ciego por su lazarillo, en este caso, quienes aún desean sacar provecho de su caudal, que es mucho.

He leído en algunos medios que el debate entre República y Monarquía se ha reabierto con esa visita. Pamplinas. El debate estará permanentemente abierto mientras se sienten en el gobierno  personajillos que utilizan su pedestal para destruir la Constitución y la forma legítima de Estado.

Por supuesto, han pasado más cosas. La confirmación de Díaz Ayuso (Isabel) como presidenta del Partido Popular en Madrid aupada por prácticamente el 100 por cien de los militantes de la región, es solo la devolución de las cosas a su sitio, trastocadas por la envidia de un personaje que ha desaparecido de la escena política, que actuaba de mal vasallo de Casado (Pablo), al que arrastró al precipicio de la insania. La aparición en el Congreso del partido mayoritario de la oposición del nuevo líder, Núñez Feijóo, que también se desprendió en esta semana (presuntamente) de su coraza protectora regional, parece confirmar que “el nuevo PP” apostará por la combinación de la tranquilidad de bóo xeito, incapaz de crisparse aunque lluevan chuzos, y el desparpajo con tintes barriobajeros de la presidenta regional de la comunidad madrileña.

El pequeño Martínez Almeida, gran alcalde de Madrid, ha quedado aún más disminuido en su aspecto físico cuando regaló la llave de oro de la ciudad al gigante emir de Katar, agasajado aún más en el mismo viaje por el presidente Sánchez, que le dió las llaves del reino, digo de la república, a cambio de firmar unos papeles por el que se comprometen amistades eternas y -creo- cuarenta mil millones de euros de inversión, que confío no serán en fútbol ni solo en hoteles e industria primaria.

Dado como cuentan el dinero los emires del paraíso del petróleo, como diría Biden (Joseph) pea nuts, o sea, calderilla.  El presidente norteamericano está encelado en alimentar la guerra de Ucrania con Rusia, y promete más armas, más tanques, más dinero. La guerra le viene bien, le distrae de otros problemas y, además, le sirve para vender gas de esquisto a la paupérrima Europa, un grupo de naciones que tencrán un pasado brillante (belicoso) pero cuyo futuro está en entredicho, quizá para siempre.

 

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Un rey superviviente

21 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

El 19 de mayo de 2022, el rey de antes, Don Juan Carlos, decidió reaparecer físicamente por el país en el que fungió como Jefe de Estado durante más de cuarenta años y del que, mal aconsejado, se vio impulsado a abandonar hace casi dos. Tenía entonces, perdida su inviolabilidad jurídica, algunos asuntos pendientes con la Justicia española, promovidos por Corinna, su amante despechada, que levantó la colcha que le dejó desnudo, apaleado y metafóricamente, cornudo.

Demasiados adjetivos indeseables que suponían una carga difícil de soportar,  no ya para un Monarca jubilado que había defendido la honestidad y la eficacia como elementos de renovación en los que apoyar el resurgir del régimen monárquico después de la guerra incivil, sino para su hijo bien amado, Felipe VI, en el que el pueblo español y él mismo tenían puestas todas sus complacencias.

Podía haber elegido quien fuera Juan Carlos Primero quedarse en España mientras se ventilaban esos feos asuntos legales y cruzaba los dedos para que sus abogados le sacaran del embrollo judicial sin mordeduras ni lobanillos. Podría haber ido a Inglaterra, en donde seguro que la reina Isabel le podía prestar algún palacete en el que dedicarse a leer y, entre semana, cazar faisanes o cérvidos.

Pero, metido en el berenjenal, escogió o le impulsaron a hacerlo, uno de los países con peor fama, en donde impera el lujo, la corrupción sin medida y el machismo de diente afilado: Abu Dahbi. El emir de ese pequeño país, respetado por su inmensa capacidad económica, lo acogió, le dejó un palacete y le quitó de la curiosidad ajena hasta que resultó que los supuestos delitos prescribieron, se estimaron improbados o la denuncia de la despechada no prosperó, al menos ante la Justicia española.

Es una historia muy triste, en la que se dan los elementos propios de una inmolación autoinflingida junto al lanzamiento al escarnio por una parte del gobierno del país que hasta hacía poco besaba por donde pisaba y sacaba pecho por su regia galanura.

Fue un desastre anunciado, una sucesión de tormentas sobre su imagen: yerno encarcelado -por un juicio mediático que propició una sentencia ejemplarizante y, por ello, injusta-, hijo varón que se distancia para salvar el pellejo de la institución monárquica y que admite que la Casa Real quede restringida a su quintaesencia, esposa obligada a extraer dosis de dignidad del exigüo coleto del despecho, hijas que se separan de sus galanes y que pierden títulos y reconocimiento público, nietos influyentes en las redes sociales que tratan de encontrar vida fuera de la Casa Real, etc.

Volvió el Rey de antes entrando por la puerta de atrás, utilizando el falso pretexto de una regata en Sanxenxo y abusando de la pretendida hospitalidad de -se dice- uno de sus mejores amigos, el empresario gallego Pedro Campos, quien lo recogió en el aeropuerto de Peinador y lo hospeda en su casa el par de días que estará en España. En el apretado y ridículo programa, se acercará el lunes a la Zarzuela, en donde tendrá un encuentro privado con su hijo Rey y su nuera Reina. No ha trascendido cómo hará el viaje, aunque se descarta que Sánchez disponga de uno de los Falcon que utiliza para sí con tanta libertad.

Alegan los que le odian desde el Gobierno y fuera de él que “ahora es un ciudadano normal y es libre de hacer lo que le plazca”. No, no puede hacerlo, porque la Constitución establece su condición imperecedera de prerrogativas propias del Monarca que fue y del sitio que ocupa en la Historia de este país. Y siempre será observado, escudriñado, analizado, donde quiera que vaya, incluso hasta después de su muerte. Ciudadanos normales son Jordi Pujol y  Marta Ferrusola, Junqueras y los Panchos, Chanel, Griñán o Chaves, Rodríguez Zapatero, Florentino Pérez  o Alfonso Guerra. Don Juan Carlos no.

Es un situación esperpéntica, propia del ridículo que es consustancial a un país que es incapaz de valorar, proteger y respetar sus recursos. El Rey de antes fue intocable mientras se mantuvo como Jefe de Estado y cuando dimitió, por propia voluntad, al quedar sus carnes humanas -carnestolendas- al descubierto, quedó expuesto a la crítica, al ridículo y a la posibilidad de ir a la cárcel. Porque, presuntamente entonces, había actuado de intermediario o conseguidor para algunos proyectos en los que competían empresas españolas y, se le habría entregado una comisión. No quedó probado y el dinero que la amante Corinna recibió del emirato en donde acabaría don Juan Carlos refugiando su real vergüenza, era un regalo, una dádiva, un don.

No soy monárquico, y me gustaría vivir en un Estado republicano, con un jefe de Estado elegido por votación entre insignes ciudadanos, de esos que tienen el pelo cano o la calva dilecta y acreditan una trayectoria personal llena de triunfos por la Patria.

Pero nací en una dictadura, viví en ella casi toda mi juventud y aplaudí hasta con las orejas cuando se aprobó, por votación mayoritaria, un texto constitucional que debía garantizar paz y prosperidad para un país en permanente amenaza de espadones, pucherazos y guerras civiles. La monarquía era la forma de Estado como cualquier otra y un tal Juan Carlos, educado a la sombra del dictador, pero con ganas de demostrar su independencia y alta formación (que nos había costado bastante), se encargó de hacernos creer en que era posible la homologación de España en Europa y en el mundo. De decirle a Chaves, “¿Por qué no te callas?” en lugar de “¿Qué puedo hacer por tí, querido Maduro?”

Gobiernan ahora este país personas que no han vivido la postguerra. Algunos no han sido educados en las Universidades españolas sino en prestigiosas Universidades inglesas, alemanas o norteamericanas en donde les han dado títulos pomposos que les acreditan en funciones que nos resultaban desconocidas para quienes tuvimos que superar pruebas selectivas hacinados en aulas en donde se nos recomendaban libros en francés o inglés y teníamos apuntes a cicloscil.

Algunos de esos nuevos mandarines no creen en la Constitución, sino en la necesidad de cambiarlo todo. No son monárquicos, pero no han vivido el nacimiento de la Monarquía, sino su caída, y conviven ahora con el placer de querer destruir esa institución, para festejar el advenimiento de una forma sustituta: el gobierno de todos, es decir, no la democracia, sino allí donde todos mandan igual, la anarquía.

Nunca creí que el rey Juan Carlos fuera a figurar junto a Santiago Apóstol o la Virgen María, en el pedestal de las entidades sobrenaturales. Pero advierto a los especialistas en coprofagia, empeñados en vociferar que el rey de antes es indigno, y que debe explicar hasta la eternidad sus andanzas y tejemanejes con el dinero, el sexo y la verdad y la mentira, que no habrá paz en esa búsqueda.

No estoy defendiendo al rey Juan Carlos y, puesto a ser sincero, no creo que lo necesite. No me pidió ni el ni sus asesores consejo alguno. Tampoco el rey de ahora, don Felipe. Y les voy a dar un consejo que no me han pedido y que, con seguridad, nunca leerán: no tengan vergüenza de aparecer como humanos. La jefatura de Estado monárquica fue y es una fórmula de conveniencia para sostener nuestra democracia. Ella es la intocable. Dentro del ropaje, hay seres humanos.

 

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El sangriento camino hacia la paz en Ucrania

20 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

Rusia, después de 87 días de invasión en Ucrania, anuncia pequeñas victorias en el territorio acosado, con el objetivo de ofrecer a la población rusa elementos de apoyo sicológico a una decisión estrafalaria de Vladimir Putin que, al cabo de tres meses de guerra, se revela definitivamente como un error histórico que dejará huellas permanentes en la credibilidad del Kremlin.

Se trata, en realidad, de victorias patéticas, que ensalzan y subliman la imagen del vencedor moral y, por el momento, incluso táctico y militar: Ucrania. En esta versión reciente del Holocausto, resiste voluntaria y heroicamente, sin importarle que ese plausible despropósito ante un enemigo  desproporcionado en medios y tamaño, pueda provocar el exterminio de parte de su población y llevar a la ruina irrecuperable al país.

¿Qué puede presentar el dirigente ruso como beneficios de la invasión? Desde luego, no el sometimiento del Estado legítimo de Volodomir Zelenski, consolidado como líder indiscutible de Ucrania y apreciado y apoyado en su gesta defensiva por todo el bloque occidental. Obligadas las mal preparadas tropas rusas a retroceder desde los primeros objetivos alcanzados en precario, los generales de ese Ejército desacreditado por la realidad se han concentrado en ordenar o admitir la destrucción de poblaciones, matando a miles de civiles, arrasando impíamente focos aislados y viendo, con indudable desesperación, como sus jóvenes soldados caían sin oponer verdaderas opciones a la sólida resistencia ucrania y teniendo que admitir que una tercera parte – si no más- del equipamiento militar desplegado en las regiones invadidas se convertía en chatarra.

Rusia empleó en estos últimos años grandes cantidades de su presupuesto a mejorar su capacidad armamentística y, en especial, de su arsenal nuclear. Es un país poseedor de alta tecnología y una capacidad de investigación y desarrollo a muy alto nivel. Tiene, y ahí está la clave de un temor y contratemor que impide, de momento al menos, y felizmente, la escalada bélica, potencial nuclear destructivo de muy alto nivel. El Kremlin no ceja en ponerlo de manifiesto y en amenazar con utilizarlo si el apoyo occidental a Ucrania cruza hipotéticas líneas rojas que ha venido trazando con mano temblorosa. Como un felino que jugara con su presa antes de engullírsela, ha decidido apostar por una guerra convencional, sin advertir que esa posición provocaría que la defensa ucrania se reforzaría con la entrega de material extranjero y que, sobre el terreno, la valentía y arrojo de los ucranios, cada vez mejor armados. contrapesarían el masivo pero deslavazado golpe de efecto de los miles de tanques ocupando el territorio ajeno.

Los defensores ucranios que se habían hecho fuertes en la macroacería de Azovstal han optado, finalmente, al menos mayoritariamente, por entregarse a sus sitiadores. El mando del batallón Azov, encargado de la protección de ese elemento estratégico, ha recibido la orden de deponer las armas, La visión de ese grupo de héroes, muchos de ellos heridos, saliendo de los sótanos de la acería, como espectros sublimes, dignos, antes de ser obligados a subir en camiones que los llevarían, como prisioneros, a zona rusa, es impactante. El Kremlin se apresuró a anunciar que serán juzgados como criminales de guerra. Pretenden con ello indicar que no serán considerados prisioneros de guerra y, por tanto, no disfrutarán de ese estatuto de protección y podrían ser condenados a muerte. El gobierno ucranio, con lógica total, los califica de héroes de la patria y propone su canje por prisioneros rusos, opción que, por el momento, se niega desde Rusia.

El parlamento de Finlandia ha respaldado, prácticamente de forma unánime, la propuesta de su gobierno de solicitar la adhesión  a la OTAN. Suecia, por su parte, hizo oficial el pasado lunes, 16 de mayo, su voluntad de unirse al bloque atlántico. No deja de ser una cruel paradoja que si la justificación de la invasión por parte de Putin fue evitar que Ucrania entrara en la Alianza, en pocos meses se verá totalmente rodeado por miembros de esa Organización, cuyo objetivo deberá ser revisado, para poder dotarla de una mayor capacidad de defensa frente a ataques exteriores, haciéndola menos dependiente (económicamente, desde luego) de Estados Unidos. También y de manera quizá más urgente, el robustecer el músculo militar conjunto de la Unión Europea, ha de figurar entre los efectos contraproducentes para los intereses del Kremlin de esta guerra de invasión que hace unos meses nadie podía imaginar.

No ha terminado esta guerra, ni está próxima a hacerlo. Italia ha presentado una propuesta de paz, que incluye el inmediato cese de las hostilidades, y parece conceder a Rusia un cierto control de la zona del Donbás, La tercera parte de Ucrania, según información del gobierno de este país, está minada. Los muertos civiles aún no han podido ser claramente detectados y contabilizados; las tropelías del Ejército ruso (si puede merecer tal nombre) y sus mercenarios están por descubrir en su total magnitud. La hambruna se cierne, no solamente sobre Ucrania, sino que rebota y se expande por muchos países, faltos de maíz, grano y fertilizantes.

Los desastres de esta guerra serán duraderos. Estoy releyendo un libro que nunca imaginé pudiera tener un desarrollo actualizado: “Guerra, ¿para qué sirve una guerra? (El papel de los conflictos en la civilización)”, de Ian Morris. El argumento central de este profesor de Historia es que las guerras han hecho del mundo un lugar más seguro y próspero, creando sociedades cada vez más grandes y más complejas.

No me siento alumno ni admirador de Morris. Como un monstruo que habita en la triste verdad del hombre, la ambición que se detecta en la aparición de Putin y sus secuaces ha venido a demostrar que el potencial bélico destructor de las potencias económicas se prueba, incluso en este momento que se creía de mayor crecimiento y globalización en la paz, con el mismo fin de dominio y aprovechamiento del débil, sojuzgando a su población y apropiándose por la fuerza de sus bienes y recursos.

Queda por asimilar mucha incertidumbre, y los que -ahora- defienden a Putin como si su actuación estuviera regida por otra lógica que la del latrocinio, no debieran olvidar que la ética solo está de un lado. No es un amable bifronte que todo lo justifica.

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Décimo Quinta Crónica desde el País de Gaigé

15 mayo, 2022 By amarias 2 comentarios

Está ya vencida la primera quincena de mayo en Gaigé, el país de los Despropósitos, y no faltan temas que comentar en esta Crónica singular. En primera página ha de figurar la sustitución-destitución-despido de Paz Esteban, la jefa de los espías de Gaigé y encargada, por tanto, de salvaguardar las intimidades del edificio de la gestión de lo público, esos subterráneos que Rufián (el valido de Junqueras) se obstina en llamar las “cloacas del Estado”.

Pretende con ello, junto a  los portavoces y palmeros de los partidos que pretenden dinamitar la democracia (una débil figura de entendimiento colectivo que en Gaigé parece que hoy solo puede ser defendida desde dentro, como una fortaleza en la que los asediados han conseguido entrar) hacer una llamada a la transparencia total. Un oxímoron sin recorrido práctico, que Rufián, Iglesias jr, Montero, Echenique, Colau, Torras, Otegui, Puigdemont, entre otros -secesionistas y antimonárquicos incrustados en el Gobierno- se encargan de adornar con tinta de calamar y grandilocuentes falsedades, acompañándose de gritos desaforados, con el único objetivo de ahuyentar a quienes osen acercarse a su imitación de burda kaaba, en donde se venera el dios de la confusión.

Andalucía, la región más extensa de Gaigé, está en campaña electoral para renovar el 19 de junio la presidencia de la autonomía y la falta de entendimiento entre los partidos y formaciones de la extrema izquierda permite pronosticar que la anunciada coalición para sacar a la derecha del gobierno regional, sufrirá un duro descalabro. La inscripción de Podemos a la plataforma electoral que registraron Izquierda Unida y Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz, llegó fuera de plazo, al no haberse conseguido el acuerdo sobre el candidato (Delgado, Juan Antonio) antes de que el período para presentar candidaturas conjuntas se cerrase. Así que será Nieto (Inmaculada) la candidata a quitarle el puesto a Moreno (Juan Antonio) o las ilusiones a Espadas (Juan). Será una campaña en la que es muy posible que, a medida que se acerque el momento de elegir, habrá sobre el escenario más sangre que carne. No se eligen programas, que se parecen mucho en lo sustancial y difieren solo en la fantasía de sus redactores y el actual presidente (en funciones) de Andalucía es maestro en ofrecer ambigüedad, que el votante interpreta, en general, con promesa de tranquilidad.

Tanta falsa disputa ideológica, con descalificaciones cansinas sobre corrupciones y malas gestiones del pasado -pendientes de resolución en los tribunales o caídas en los agujeros del olvido- robustece, sin pretenderlo, la coherencia del partido de Abascal, que ha conseguido disfrutar de la mejor propaganda imaginable al ser presentado como anticonstitucional y ultraderechista desde la cúpula del PSOE, abrazo del oso que el candidato socialista Espadas no debiera agradecer demasiado. Tampoco la medida ambigüedad de Núñez Feijóo (Alberto), es aliño de gusto para Moreno que, como todos los líderes regionales que confían sobre todo en conocer su percal, prefieren organizar la campaña por su feudo con sus criterios. Aunque pocos se acuerdan ya de Casado, la sede de Génova alberga aún fantasmas de una guerra fratricida en la que la sangre de las paredes no se limpió del todo.

Gaigé ha celebrado como si fuera un triunfo el tercer puesto de Chanel (cantante y bailarina cubana) en el Festival de Eurovisión. El esfuerzo gimnástico de la artista y de su coreografía no guardaba relación con la letra de una canción ininteligible, más propia de un país caribeño y que, mirada con espíritu crítico, podría ser calificada de hortera y vulgar. Ganó Ucrania, al recibir los votos sentimentales de las redes sociales, y queda en el aire el aprovechado e incomprensible ofrecimiento de TVE (con la aquiescencia del Gobierno, dicen) de ofrecer a Madrid como sede suplente si el pais invadido aún estuviera en guerra o no hubiera alcanzado su plena reconstrucción el próximo año.

El rey de antes, Juan Carlos, liberado de responsabilidades legales que nunca hubieran debido gravitar sobre su cabeza desplumada y coronada, quiere volver, y quisiera hacerlo a la Zarzuela, y aprovechar el momento de gozo y confusión para congraciarse con la sufrida reina Sofía y, con algo de retraso, tal vez celebrar los sesenta años de su irregular matrimonio reintegrado a los rediles del afecto popular. El pueblo de Gaigé, experto en aguantar traiciones, dictadores, guerras civiles, democracias débiles y falsos mesías, estará siempre dispuesto a disculpar amoríos, extramatrimoniales devaneos y, rodeado de corruptos y proclive a utilizar ventajas él mismo, entendería  hasta recogida y reparto de coimas, pues sabe en sus carnes lo difícil que es medrar entre falsarios.

Regresa don Juan Carlos a un país que en poco se parece al que abandonó hace casi dos años en contra de su voluntad, secuestrada la de la Casa Real y la suya por un gobierno republicano, que estuvo y estará siempre atento a aprovechar la ocasión para darle pasaporte también al rey Felipe. No lo tiene fácil, pues Felipe VI ha revelado un talante correoso y dispuesto a mantener la silla del falso privilegio real contra vientos y mareas. Casado con una plebeya que, con su buen hacer (a pesar de críticas mordaces que muerden siempre en el hueso de la profesionalidad de la asturiana), la reina Letizia ha puesto de manifiesto que para ser rey o reina puede servir teóricamente mucha gente. Desde fuera, parece simple. Pero hace falta al menos, inteligencia emocional y capacidad de adaptación, formación de base y voluntad de seguir aprendiendo, sentido de la sobriedad, resistencia y buen aspecto físico. Para ser buen presidente de Gaigé, la cosa se presenta muy distinta y, a pesar de supuestos caminos de selección democrática, lo más seguro es el fracaso al analizar el resultado.

La guerra rusa por anexarse Ucrania (o un buen trozo de ese Estado) sigue causando daños, y no solo en el terreno invadido. La petición de Finlandia de unirse a la Alianza Atlántica, a la que seguirá de inmediato la de Suecia, ha enfadado al osezno del Kremlin, que amenaza con duras represalias si se lleva a cabo la adhesión. Erdogán, el exótico presidente de Turquía, atento a rentabilizar sus noes con divisas, ha dicho que no lo ve bien, pero quienes lo conocen mejor afirman que está de acuerdo siempre que se negocien los términos.

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Décimo cuarta crónica desde el País de Gaigé

9 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

La segunda semana de mayo de 2022 en Gaigé empieza con un regusto amargo. Como una serpiente que se muerde la cola y se envenena a sí misma, el caso Pegasus, que había empezado como detección del espionaje, según el diario The Guardian, de las comunicaciones de unos  200 españoles, entre los que figuraban independentistas catalanes (¿y vascos?), se ha mostrado multidireccional.

Los espías fueron espiados, el programa  israelí ha sido utilizado también contra el Gobierno de Gaigé por misteriosos interesados en robar secretos del Estado y en un nuevo sainete, los prudentes callan, los que deberían callar, gritan desaforadamente y, en la algarabía, todos parecen mentir y todos pretenden tener razón.

El caso podía haberse utilizado para hacer una revisión seria y completa de la seguridad de las comunicaciones y la legalidad del uso de programas informáticos que pueden apropiarse de los secretos que se guardan en el cajón de las intimidades del Estado. No ha sido así. La convocatoria de urgencia a la prensa por parte del ministro Bolaños, a la hora del desayuno del domingo primero de mayo, para anunciar con tono de alarma nacional que se acababa de descubrir que también Sánchez (Pedro) y la ministra de Defensa Robles (Margarita) habían sido objeto de espionaje y robo de los datos de máximo valor para la seguridad del Estado que guardaban en sus móviles, no solo no calmó el clamor de los hace dos años fervientes independentistas y hoy miembros activos de la coalición de gobierno con el mismo programa delictivo, sino que abrió múltiples cajas de Pandora.

Porque mantener posiciones de secesión ha pasado a ser legítima expresión de la democracia. Gaigé es una democracia plena, en la que tiene cabida cualquier idea -especiamente, si es exótica o ilegítima-, desde la persecución sistemática a la forma constitucional de la Jefatura del Estado a la destrucción de la unidad geopolítica de ese mismo Estado. Desde la cumbre del Gobierno se anima casi a diario a la insurrección, es decir, a la conversión suicida de un Estado que fue ejemplo de transición pacífica, a una república de taifas con plena capacidad destructora.

¿Preocupa que información secreta de alto valor haya llegado a manos, extraída de los móviles del presidente de Gobierno y otros principales, de países extranjeros que pretendieran obtener con ello beneficios espúreos, verosimilmente, entrar en conocimiento de los más profundos secretos oficiales? ¿No cabria estar alarmados ya que, por tal razón, estaría en riesgo la seguridad colectiva y expuesta a quién sabe qué feroces  ataques, contubernios, amenazas y desgracias, los intereses del Estado y hasta la intimidad del Presidente, ministros y, claro, la de la correosa magistrada que dirige Defensa?

No, quiá, en absoluto. Lo que obsesiona en las alturas de Gaigé es que la coalición de Gobierno se rompa, porque los independentistas que se sientan en él, al saberse espiados en el momento en que estaban maquinando su permanente insurrección, se presentan como víctimas. Han exigido una comisión de investigación de secretos oficiales y piden que rueden cabezas: la de la misma ministra de Defensa y, al menos, la de la directora del Centro de Inteligencia, y la del coronel jefe del Servicio Criptológico Nacional. Porque en Gaigé se ha tomado conocimiento colectivo que existe una jefa de espías, llamada Paz Esteban, de la que no se sabía nada y ahora se sabe casi todo.

Esteban aparece como una profesional excelente, una eficaz funcionaria con  trayectoria impecable, pero no importa un ápice esa trayectoria para que sea presentada como culpable de haber ordenado la investigación de los movimientos de los secesionistas. El servicio que debe ser secreto, por pura obviedad, de la inteligencia del Estado,  puesto en la picota del escarnio, investigado a fondo en sus móviles y designios, órdenes, intereses. Forzada Paz Esteban a presentar explicaciones a los independentistas, el zorro en el gallinero, ha tomado una gallarda decisión: presentó un dosier a cada uno de los diez miembros de la Comisión de Secretos Oficiales, convocada de urgencia después de tres años de inactividad, les dió quince minutos para analizarlo y luego se lo retiró, sometiéndose a cuatro horas de interrogatorio.

Rufián, miembro insigne de esa Comisión, portavoz de las ideas del delincuente no arrepentido Junqueras (Oriol), ha resumido su opinión sobre esa comparecencia con una palabra comodín: “Insatisfactoria”.

Esteban será, con gran seguridad, el buco emisario de este despropósito, y su forzada dimisión (injusta) servirá para calmar momentáneamente el ansia de sangre compensatoria que exigen los miembro de la inestable coalición.

 

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Décimo tercera Crónica desde el País del Gaigé

1 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

  1. Y+

Empieza mayo y aumenta la densidad de incongruencia en Gaigé. Los precios de casi todo han subido -entre un 10 y un 40%- como consecuencia directa e indirecta de la guerra en Ucrania, que ha venido a introducir más incertidumbre en la recuperación esperada después de los dos años de pandemia.

En el punto de mira mundial se encuentra la incertidumbre respecto al final del duelo sin cuartel que enfrenta a Rusia y Ucrania. La afectación de este desgraciado conflicto al coste de la energía y a algunos productos agrarios no es el único elemento de preocupación. Existe una clara amenaza de escasez en Europa del gas a corto plazo, si Alemania se ve obligada, a su pesar, a suprimir la compra de ese recurso a Rusia. Los ucranios que han buscado refugio por la guerra en otros países superan ya los cinco millones, (a los que hay que sumar otros once millones, por lo menos, de desplazados en el interior de Ucrania, forzados a abandonar sus viviendas y enseres para salvar la vida) y su sostenimiento detraerá recursos a las economías propias.

Debe contarse también con el efecto de las medidas de apoyo a la recuperación de Ucrania, que deberán provenir de las ayudas europeas y norteamericanas, ya que no parece factible que al régimen del Kremlin, presunto ganador de la contienda, pueda hacérsele responsable de restañar la destrucción provocada. Sin entrar en mejor análisis, la ruptura de los bloques occidental y oriental (Rusia y China a la cabeza en ese lado) provocará reajustes económicos y tendrá efectos sobre los acuerdos anteriores, incluidos los que afectan a la defensa contra el calentamiento global.

Escaso efecto tienen estas amenazas sobre Gaigé, que ha entrado en zona de fiestas. Empieza la feria de abril en Sevilla y son muchas las localidades que se entregan a la diversión y, felizmente para hoteleros, al consumo. Se agradece que los turistas vuelvan a hacer reservas a la búsqueda del sol y el buen ambiente y cordialidad que caracteriza al Pais de los Despropósitos, aunque se echará de menos a los rusos, que eran los visitantes que mayor gasto por cabeza hacían aquí. Acuciados por la congelación de sus cuentas, los amigos de Putin, a los que se había dado abierta acogida en el litoral de Gaigé, para que pudieran invertir en fabulosas mansiones y yates formidables el producto de sus operaciones de blanqueo, están desaparecidos y sus testaferros venden las propiedades que no les han sido incautadas, en una operación cuya objeción de ilegalidad será objeto, previsiblemente, de demandas posteriores.

El país se entrega sin reparos al jolgorio y la diversión, que son el pan y el circo con el que se alimenta la enajenación popular A la alegría del comienzo de la primavera se une desde el 20 de abril la decisión gubernamental de levantar la obligación de llevar mascarillas en interiores, salvo en transporte público, residencias de mayores y hospitales. En Gaigé, en donde el fútbol es tema central de estudio y discusión, la afición madrileña ha tomado el 30 de mayo la plaza de Cibeles, en la capital, para celebrar que el Real Madrid ha obtenido el título de campeón de liga. El aplauso por esta hazaña de deportistas millonarios en nómina del club cuyo presidente comparte ese honor con la mayor constructora de Gaigé, ha sido infinitamente  superior a reconocimiento de méritos por cualquier trabajo académico o de investigación a un científico con salario mínimo legal, cuyo destino es pasar  desapercibido.

En el gobierno de coalición que resistió hasta este momento, gracias al pegamento que significó el reparto de prebendas entre los socios y la debilidad de la oposición, se advierten tales grietas que es fácil pronosticar que el precario edificio que dio cobijo ideológico al pacto de investidura se vendrá abajo en cualquier momento. Aunque los portavoces de las diferentes ramas políticas del engendro manifiestan que nada corre peligro, son tantas las discrepancias entre ministros, jefes de fila, portavoces en las cámaras o en la calle, e incluso desde el exilio voluntario que, si se admitieran apuestas, habría que colocar todo el dinero del Monopoly al descalabro.

El peligro no proviene de la parte ideológica, sin embargo, sino, sencillamente, de la desfachatez con la que se manifiestan los egos de los politicastros que se han adueñado del escenario político. Conscientes la mayoría de quienes se dedican a este ganapán de mantener una carrera política de que la muchedumbre no se fija en la luna, sino en el dedo, y de que no cuentan propuestas sensatas y elaboradas, sino que basta dar voces en cualquier sitio en donde se adivine un huevo, no se puede hablar de programas, sino de ocurrencias. Si la frase con la que el político que encuentra cancha momentánea en cualquier medio nos fuera comunicada sin indicar el nombre de quien a emitió, nos sería imposible saber con qué base ideológica fue emitida.

Feijóo (Alberto Núñez) se despidió de su feudo gallego con lágrimas que pusieron emotividad a su pesar. Estaba tan deseoso de manifestar que hubiera preferido quedarse a seguir disfrutando de los encuentros entre zamburiñas y parrochas con los compañeros de distracción, que cometió el error de expresar que llevaba a Galicia en el corazón y que siempre pensaría en esa tierra desde su destierro a Madrid. Le hubiera sentado mejor cambiar el chip de la morriña por el de la firme voluntad de acometer el enorme trabajo de enderezar España. Su alter ego con olor a azufre, Abascal (Santiago) repite, con razón, que si quiere gobernar desde Moncloa, están obligados a entenderse.

Como Gaigé es el país de la improvisación y el reino del ir por libre, desde Murcia han levantado la bandera de independencia respecto a la LOMLOE, las siglas terribles de la reforma educativa del Gobierno. No cabe un despropósito mayor que el que parece haber sido el guión para esa Ley que pretende (no cabe suponerle otra intención) mejorar la capacidad de los educandos para resolver problemas reales, conseguir empleo por sus capacidades y ayudarnos a todos a progresar. El gobierno murciano ha recuperado algunos elementos lógicos, que da cierta vergüenza tener que aplaudir como si se tratara de brillantes hallazgos: premiar y estimular el esfuerzo, exigir como forma de aprendizaje y obligar a los educandos a que entiendan que saber ocupa lugar y, por tanto, implica dedicarle tiempo para que se asiente en los cerebros.

Tema aparte es la situación de la jefatura del Estado en Gaigé. El Rey, convertido en un títere de los revolucionarios republicanos y separatistas incrustados en el Gobierno, y a pesar de su esfuerzo por mantener una trayectoria ejemplar (incluido su casorio con una plebeya, de indiscutible nivel cultural y buen juicio), sufre vejaciones continuas. Su padre es tratado como un delincuente, sus hermanos y ex cuñados ridiculizados, sus sobrinos, objeto de burla y cachondeo. Esta semana ha publicado la Casa Real su patrimonio, Es el jefe de Estado más pobre del planeta, y lo que acredita como su fortuna personal es producto de su ahorro como empleado del Estado. Esta claridad en las cuentas sería de agradecer  a todos los que alimentamos para que nos gestionen la cosa pública; no será el caso y, por lo poco que sabemos de las relaciones que ligan a ministros y altos cargos centrales y regionales, responsables de empresas, alcaldes, terratenientes, fortunas embozadas, ladrones de guante blanco y oscuro, solo podemos intuir que el entramado que se mueve en Gaigé es muy oscuro.

El caso Pegasus, de supuesto espionaje a independentistas catalanes, rentabilizado por ellos mismos, como instigadores de la trama, ha puesto contra las cuerdas la continuidad de la ministra Robles (Margarita), responsable del CNI (Centro Nacional de Inteligencia, núcleo legal de los espías). Se ha creado una comisión para esclarecer quién ordenó el seguimiento de las actuaciones de delincuentes que están en el gobierno o lo apoyan. El discursito de la ministra de Defensa en el Congreso, preguntando qué habría que hacer cuando se sabe que existen individuos que pretenden destruir el Estado, resultaría patético, sino fuera porque estamos en Gaigé, el País de los Despropósitos.

Nota adicional.- De manera sorprendente, en la mañana de hoy, en que se conmemora el levantamiento del pueblo de Madrid contra la invasión francesa -más de 200 años han transcurrido de esa gesta, que tiene en la aguerrida defensa de Ucrania contra la agresión rusa su parangón igualmente heroico-, el ministro de Presidencia y portavoz del Gobierno ha convocado de urgencia una rueda de prensa. Ha anunciado, en tono grave, que el presidente Sánchez y la ministra Robles llevan más de un año siendo espiados con el programa Pegasus. El CNI, por lo que entendí, descubrió la grave situación, cuya responsabilidad atribuyó a una entidad “exterior”, hacía solo 24 horas. Esto es Gaigé.

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Ética en Ucrania

30 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

No se está hablando o escribiendo demasiado (y debería ser el caso) sobre la ética en la guerra de Ucrania. Quizá, emocionados por contarnos -sobre todo, a los espectadores occidentales- la evolución militar de la contienda, los avances y retrocesos de uno y otro de los contendientes, los estragos producidos después de más de setenta días de lucha destructiva, los cronistas piensan que los aspectos éticos de esta guerra no son tan interesantes.

En algunos aspectos sí parece que la mayoría está de acuerdo. Se trata de una guerra y o de una invasión, aunque es evidente que Rusia ha invadido territorio ucranio. Pero los ucranios, de forma masiva y prácticamente unánime, bajo las directrices del presidente legítimo Volodomir Zelenski, se han opuesto con armas a la agresión territorial y, por tanto, están en guerra con Rusia.

Se trata de una guerra peculiar por sus características militares, territoriales y en relación con los apoyos exteriores y el empleo de armas y medios destructivos; también en cuanto al comportamiento de la población civil y a la utilización de la misma por el agresor para provocar mayor presión sobre la defensa del agredido.

Para algunos analistas, es una guerra civil, con el significado de que en ambos lados de la contienda, los militares son eslavos y, aunque desde hace algunos años Ucrania es un país independiente, reconocido por la comunidad internacional, los lazos que mantuvo con Rusia eran particularmente intensos hasta poco antes de la contienda. Ciudades como Karpov, hoy gravemente afectadas por la destrucción, eran consideradas como centro cultural ruso. En Mariúpol, centro de los ataques de la fuerza rusa, arrasada hoy y controlada por los agresores (salvo la acería de Azovstal, en donde se concentran unos cientos de soldados ucranianos, asediados y en condiciones vitales precarias) el jefe separatista de la autodenominada República Popular de Donetsk declara estar preparando a la población, niños incluídos, para desfilar por sus calles el 9 de mayo próximo, como un nuevo Día de la Victoria.

En un brillante artículo, Araceli Mangas Martín (vicepresidenta de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas),glosa en el diario El Mundo del 22 de abril, algunas de las graves infracciones del derecho y de la ética internacional de esta “Guerra sin cuartel”. La misma expresión de la intención de “aniquilar” la defensa ucrania en Mariúpol, teatralizada por el sátrapa del Kremklin con su Ministro de defensa hace unos días, indica, según la catedrática de la UCM, la existencia de ubn “crimen de guerra”, con vulneración de Reglamento de la Guerra Terrestre-Convenio de la Haya y su protocolo Adicional de 1973, del que Rusia es parte.

Muchas son las violaciones de normas internacionales que Rusia -no solo Putin- acumula en esta guerra, con sus ataques a las poblaciones y la negación de protección a los prisioneros de guerra. Llama la atención, porque se ha negado con ello la capacidad de mediación internacional, el incumplimiento de la obligación (Convenios de Ginebra) de “nombrar potencia protectora”, un Estado de la respectiva confianza de cada uno de los combatientes, que supervise la correcta aplicación de los Convenios y el auxilio a las víctimas. Que haya que lamentar también alguna infracción por parte ucrania (disparar a los pies de los soldados rusos ya rendidos, denuncias por confirmar de vejaciones y mutilaciones a prisioneros o a delatores) no debilita ni compensa el grado de crueldad ejercido por los invasores en esta guerra que conmociona Europa.

En todo escenario bélico, mientras la contienda se mantenga y no se consolide un vencedor, la intoxicación es parte del material esgrimido por las partes y la propaganda sirve al efecto de alardear de avances propios y la exhibición de derrotas y deserciones del contrario, con la intención de minar la moral del enemigo y consolidar el clima de apoyo de los simpatizantes de parte. Putin ya cantó victoria varias veces, y en la venta de éxitos, Zelensky no se queda atrás. El apoyo moral y armamentístico que le están prestando los Estados occidentales, sin que -hasta el momento- hayan superado (a los ojos de Putin) la línea roja de su participación activa en la guerra, no deja lugar a dudas en que nos movemos en un campo especial, al borde del peligro de que, por error o a sabiendas, se produzca el ataque a alguna ciudad fuera de las fronteras ucranianas.

Resulta muy interesante introducir en el análisis la opinión, difundida en Rusia y en los países que simpatizan con los invasores (o que mantienen un difícil equilibrio de supuesta neutralidad) que se apoya en que Putin no es el agresor, y que la hipótesis de que pretende reconstruir la “gran Rusia” es una invención occidental, y que, por el contrario.  ha sido la OTAN la que, con su posición de integrar a Ucrania en su órbita, ha desestabilizado la situación. En esa línea argumental, un gobierno títere, con Zelensky como juguete significativo, ha dado un paso intolerable para el sentimiento patriótico ruso, al comunicar su deseo de incorporarse a la Unión Europea y a la OTAN. Obviamente, la calificación de tal acción como “ofensa” implica no admitir ninguna capacidad de autonomía a Ucrania.

Cierra este análisis apresurado sobre los principios éticos vulnerados en este guerra “sin cuartel”, la apreciación de que se trata, también, de una disputa religiosa, por las creencias de las poblaciones respectivas. La religión mayoritaria en Ucrania es el cristianismo, con más del 86%  considerado practicante. Como ha destacado Pilar Bonet, hace ya varios años, el enfrentamiento entre Kiev y Moscú afecta también a la religión. No es tan sencillo descubrir todos los hilos de esta discrepancia, que está vinculada al patriarca de la iglesia ucraniana y su negativa a someterse a Moscú. El anterior presidente proruso Petró Poroshenko, fue el impulsor de una nueva Iglesia ortodoxa en Ucrania, cuya deriva deseada hubiera sido la advocación y dominio del patriarca de Moscú, el patriarca Cirilo, cuyo apoyo a Putin es manifiesto. La petición del Papa Francisco para que Cirilo instase al Kremlin a detener la guerra no tuvo ningún resultado.

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Duodécima Crónica desde el País de Gaigé

24 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

La semana que termina el 24 de abril ha sido pródiga en pequeños acontecimientos a los que se ha dado una gran trascendencia en Gaigé.

En mi opinión, el más significante de entre los protagonizados por el presidente Sánchez ha sido la visita a Kiev, en donde se encontró con el presidente ucranio, metido éste de hoz y coz, después de dos meses de defenderse de la invasión del sátrapa Putin, en una guerra sin fin. Sánchez, ya en campaña electoral frente al crecimiento del nuevo PP de Feijóo, ha prometido camiones y vehículos ligeros.

El rostro cansado de Zelenski agradeció el detalle, pero volvió a pronunciar su deseo explícito de lo que necesita su país: Más armas. No solo se enviará material de transporte, sino también especialistas en neutralización de minas y en la identificación de señales de tortura o trato vejatorio en los cadáveres que la retirada (momentánea) de las tropas rusas, bielorusas y chechenas han dejado al descubierto en Buscha y otras ciudades abismadas por la furia expansionista del loco del Kremlin y sus secuaces.

Por cierto, que se ha juzgado en círculos militares como un desliz imperdonable desde el punto de vista de la estrategia militar, un crecido presidente de Gaigé haya filtrado que el envío de apoyo bélico se realizará por medio del buque Ysabel y a través de la frontera con Polonia, en un viaje que iniciará de inmediato y que durará una semana, pues expone a éste a un ataque ruso.

La tensión política en Gaigé suben enteros cada día. La amenaza de ruptura de la coalición de gobierno parece ya un leit motiv del panorama. Por una parte, se debe registrar la oposición de algunos miembros del Gabinete a enviar armamento y apoyo estratégico (y hasta sicológico) a Ucrania. Muy expresivamente, ante esa resistencia expresada por ministros como Montero y Garzón, la ministra de Defensa (convertida, a su pesar, en ministra de la Guerra) Margarita Robles, ha indicado que “si alguien cree que se puede negociar con Putin por la vía diplomática, que lo haga”.

El otro y nuevo punto de tensión lo conforma el “caso Pegasus”, por presunto  espionaje (según indicios, por el CNI) a los independentistas catalanes, hoy socios de gobierno.

Como era de sospechar, el asunto de las comisiones lujuriosas por mascarillas y guantes al inicio de la pandemia, entra en la fase del “y tu más”.

El nuevo Presidente del PP se ha aupado a su puesto con tanta energía que parece haber estado allí toda su larga vida política. Sin sentirse frustrado por la reunión sin acuerdos que mantuvo con Sánchez hace apenas una semana, ha elegido la vía singular de enviarle una carta al “Querido Presidente”, con más de cien puntos, entre los que destaco la exigencia de reducción de impuestos, la prolongación de la vida de las centrales nucleares y la renta mínima a las clases más necesitadas. Un golpe  bajo la línea de flotación de la incómoda singladura que se prevé para el resto de la legislatura.

La victoria de Macron en Francia sobre Le Pen, que le garantiza cinco años de presidencia pero no un Paramento a la medida (al contrario), abre incógnitas sobre el liderazgo en la Unión Europea, perdida para la Historia la canciller alemana Merkel, que ha cedido los trastos de ordenar el girigay europeo en un gris Scholz y, sobre todo, habiendo recibido un golpe irrecuperable por su amistad con Putin, en el que confió el futuro energético de Alemania.

 

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La sombra de Emilio Alarcos es alargada

22 abril, 2022 By amarias 1 comentario

Mañana, día del Libro, se cierran las Jornadas Científico-Humanistas en Homenaje a Emilio Alarcos Llorach, cundo se cumplen los cien años de su nacimiento. La “Semana Magna del Centenario”, organizada por la Cátedra que lleva el nombre del filólogo, se ha desarrollado con el lema: “Bajo el signo poliédrico del filólogo y maestro” y han contado con el patrocinio de la Universidad de Oviedo y la participación de decenas de alarquianos, entre alumnos, admiradores y seguidores de las enseñanzas de quien fue el introductor, aplicador y difusor del estructuralismo en España.

He sido alumno -reconozco que nada brillante- de Emilio Alarcos, en tiempos en los que tenía por ayudante a  Josefina Martínez Alvarez, que había sido su alumna y con la que se casaría unos años más tarde, y hoy directora de la Catedra Emilio Alarcos. Yo, con la carrera de Ingeniero de Minas recién terminada, era profesor de Algebra en la Escuela Técnica y me había inscrito (tenía matrícula gratuita, por mi condición académica) en Filosofía y Letras… por amor.

No tenía mucho tiempo libre. Debía compaginar mi trabajo en Ensidesa con mis horarios de clase como docente, pero gracias a esa fórmula, pude estar más tiempo con mi futura esposa y asistir a algunas lecciones.

La Facultad de Filosofía de Oviedo tenía entonces una altura académica sin rival. Emilio Alarcos, Gustavo Bueno,  Vidal Peña, Carlos Cid, entre otros muchos, fueron a la vez artífices, cómplices y sufridores del ambiente especial que se generó en aquel reducto singular, en donde se estaban gestando y puliendo personalidades como Amelia Valcarcel, Francisco García Pérez, María Luisa Alvarez de Toledo, Gustavo Bueno hijo, …, por citar solo a algunos de nuestros amigos de entonces.

Pasó el tiempo, y las vidas de Emilio Alarcos y Josefina Martínez tuvieron un entronque especial con las de mi padre, Angel Arias y su segunda mujer, María Isabel, que era prima de Josefina. Esa circunstancia facilitó muchas vivencias comunes para ambas parejas, y los varones se hicieron muy amigos. Mi padre y Emilio tenían la misma edad, una afición y curiosidad por casi todo, en especial por la música, disponían de una inteligencia privilegiada, adobada con espíritu crítico y  socarronería.

En cierto modo, además, las formaciones universitarias de los cuatro se complementaban: dos brillantes químicos y dos estudiosos de la creación literaria.

Esa amistad tuvo también reflejo especial en que mi padre fue el padrino de Confirmación de Miguel Alarcos Martínez, hijo de Emilio y Josefina. La personalidad emergente de aquel niño debió calar hondo en el selecto criterio de mi padre, porque mi hijo Miguel, recuerda que, cuando llamaba a su abuelo, éste (puede que por hacerle de rabiar), algún día le preguntó: “¿Qué Miguel? ¿Miguel Alarcos?”

A poco de fallecer mi padre, Emilio y Josefina estuvieron en mi casa de Madrid. Fue un momento muy grato para todos. Yo tenía varios libros de Alarcos en casa, tomé aquel en el que había analizado la poesía de Blas de Otero, y le pedí que me lo dedicase. Sin dudar, escribió en la primera página: “A Angel Arias II, en el misterio de la amistad heredada de su padre”.

No tardó mucho tiempo en irse también Emilio Alarcos. Junto a una carta de condolencia a Josefina, envié un poema a Miguel Alarcos. Pasó aún más tiempo.

Cuando presenté mi libro de poemas Sonetos desde el Hospital, le pedí a Miguel Alarcos que hiciera la presentación en la librería Cervantes y, si le apetecía, un análisis del poemario. Miguel me demostró un afecto y una altura intelectual que me dejó desarmado y…encantado. Hizo el análisis de algunos de mis poemas (“como lo hubiera hecho mi padre”, me indicó), puso música a varios, y hasta escribió un acrónimo con mi nombre (que era el de mi padre) lleno de sugerencias y cariño.

Fue el comienzo de una amistad especial. Que perdura, se intensifica y se complementa con más y más detalles y anécdotas con el paso del tiempo. En el misterio de la amistad heredado de nuestros padres.

En el afecto a Josefina, una mujer llena de sensibilidad e iniciativas.

La enfermedad me impidió asistir al homenaje a la memoria de Emilio Alarcos. Hoy, en el Día de la Tierra, envío mi afecto a esa familia con la que me unen tantos recuerdos, mejores palabras. La música, la poesía y la magia de lo imperecedero.

Archivado en: Actualidad, Asturias, Literatura, Personal, Poesía Etiquetado con: Emilio Alarcos, homenaje, Josefina Martínez, Miguel Alarcos, Universidad de Oviedo

Sánchez entra en la guerra de Putin

21 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

El presidente de Gobierno Pedro Sánchez, a despecho de la opinión expresada por miembros de la coalición que lo sostiene, ha tomado una decisión que, sin duda, aumentará su declinante popularidad. Hoy, 21 de abril, ha visitado Kiev para expresar su apoyo a la guerra de resistencia que libra Zelensky desde hace ya dos meses contra Putin. En un viaje desde Polonia, realizado en su etapa final, en tren desde la frontera polaca hasta la capital ucraniana, su protección estaba garantizada por un grupo de geos, además de por la milicia ucraniana.

Sánchez realizó la visita junto a la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen. También han tenido ocasión de conocer de primera mano los estragos causados en la ciudad de Borodianka  en la región de Kiev y, finalmente, saludó a José Andrés haciéndose unas fotos con el cocinero multifacético

Su visita no fue solo de cortesía. Ha comprometido el envío de 200 toneladas de material bélico, fundamentalmente, vehículos pesados  de transporte (30 camiones) y otros de ligeros (10), que ya han sido embarcados, según dijo a Volodomir, en el “Ysabel”, un buque logística de tipo Ro-Ro, adquirido por el Ejército de Tierra a la naviera Suardíaz y destinado habitualmente al servicio entre la península y Ceuta, Melilla y los archipiélagos Canario y Baleares.

El momento coincide con la multiplicación de los exabruptos del actual inquilino del Kremlin, que ha probado el lanzamiento de un misil con múltiples cabezas con el que dice poder alcanzar los 17.000km de distancia, y por tanto, estaría en disposición de llegar a cualquier ciudad occidental y destruirla, sin que los elementos antiaéreos estuvieran en disposición o capacidad de detectar el alto número de cabezas, algunos de los cuales se escaparían del sistema de detección. La Casa Blanca niega que esto pueda suceder, porque sus sistemas de protección son eficientes también contra esta amenaza.

También ha prometido Sánchez el envío de 40 especialistas forenses para analizar y tomar muestras de algunos de los centenares de cadáveres que se han ido descubriendo en las poblaciones saqueadas y abismadas por las tropas rusas. Parece increíble que soldados profesionales cometan tamañas tropelías, claramente delictivas según el derecho internacional aplicable a la guerra. Se cree, por ello, que tuvo que ser realizado por la chusma contratada de urgencia por Putin o los mercenarios sin escrúpulos ni orden que se han movilizado “en apoyo de las directrices del Kremlin”. No sirve esto de eximente alguna para el promotor de la invasión y sus generales.

Por cierto, Volodomir ha agradecido la visita y el envío de más material, pero ha reiterado que lo que más precisa la defensa del país son aviones, misiles y material de ataque. Ahí queda eso.

Muy concreto y dramático, por su carácter de realizable de inmediato, es el sentido de la orden dada hoy por Putin a Serguéi Shoigú, sumiso ministro de Defensa, que ha sido emitida por la televisión rusa de “no dejar entrar ni una mosca” en Mariúpol, cerrando con ellos la salida a los 2.000 combatientes ucranianos refugiados en el complejo siderúrgico de de Azovstal, así como a los otros tantos civiles que no han podido huir.

Putin “ya ha perdido la guerra” -le oigo decir desde hace días a Jesús Núñez Villaverde, ex militar y codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH)-y ya solo confía en ofrecer un éxito parcial con ocasión de la ceremonia del Día de la Victoria sobre el nazismo, el 9 de mayo próximo. No me atrevo a discrepar de mi amigo Jesús, serio analista de este y otros múltiples conflictos en los que siempre ha ofrecido su ponderada e instruida opinión, pero no me parece que Putin esté bajo control.

La guerra, para Putin, ofrece pocas, si alguna, salida airosa. La sólida oposición occidental, con la Unió Europea unida en la valoración de que Putin y sus generales son sospechosos de haber cometido crímenes de lesa humanidad le complica el futuro. Por ello, mi mirada está centrada en el efecto de la decisión firme de aislar al régimen hasta provocar la ruina que suponga  el levantamiento de la población rusa contra él, asumiendo el deterioro económico propio de los autores de la medida. Todo ello, en la confianza de que China siga mirando para otro lado y el pavor a la tercera guerra mundial contenga a Putin a cualquier agresión a un país de la OTAN.

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