La sensación real es de sabor a piñas y manzanas
reforzadas con olor a jazmín, violetas en las ramas
y cuando suenan tus risas, alas de romero, hallo aún más gustosas
las caricias con miel, más sápidos los besos,
como pezones de núbil, tan ágiles los higos.
Todo queda contagiado de tambores, danzarines y abrazos.
Sobre ese pedestal, haciendo fiesta, recreo juegos de adultos,
convoco a pervertidos tahúres con naipes de cristal,
improvisando trucos de magia que desvelo impaciente en tu regazo.
Antes de volver a empezar, hago carne el deseo,
acelero la tensión del verbo embadurnando nuestros cuerpos en saliva,
engañando al tuyo para que salga de paseo junto al mío.
Exploto ya sin la menor intención, haciéndome, al cabo, el distraído,
destrozando en pedazos, víctimas inocentes, tus virtudes, de corrido.
(Poemas de encargo, núm 26, @angel manuel arias, 28 de marzo de 2009)