Al socaire

Blog personal de Angel Arias. La mayor parte de los contenidos son [email protected], aunque los dibujos, poemas y relatos tienen el [email protected] del autor

  • Inicio
  • Sobre mí

Copyright © 2022

Usted está aquí: Inicio / Archivos paraGuerra en Ucrania

Ética en Ucrania

30 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

No se está hablando o escribiendo demasiado (y debería ser el caso) sobre la ética en la guerra de Ucrania. Quizá, emocionados por contarnos -sobre todo, a los espectadores occidentales- la evolución militar de la contienda, los avances y retrocesos de uno y otro de los contendientes, los estragos producidos después de más de setenta días de lucha destructiva, los cronistas piensan que los aspectos éticos de esta guerra no son tan interesantes.

En algunos aspectos sí parece que la mayoría está de acuerdo. Se trata de una guerra y o de una invasión, aunque es evidente que Rusia ha invadido territorio ucranio. Pero los ucranios, de forma masiva y prácticamente unánime, bajo las directrices del presidente legítimo Volodomir Zelenski, se han opuesto con armas a la agresión territorial y, por tanto, están en guerra con Rusia.

Se trata de una guerra peculiar por sus características militares, territoriales y en relación con los apoyos exteriores y el empleo de armas y medios destructivos; también en cuanto al comportamiento de la población civil y a la utilización de la misma por el agresor para provocar mayor presión sobre la defensa del agredido.

Para algunos analistas, es una guerra civil, con el significado de que en ambos lados de la contienda, los militares son eslavos y, aunque desde hace algunos años Ucrania es un país independiente, reconocido por la comunidad internacional, los lazos que mantuvo con Rusia eran particularmente intensos hasta poco antes de la contienda. Ciudades como Karpov, hoy gravemente afectadas por la destrucción, eran consideradas como centro cultural ruso. En Mariúpol, centro de los ataques de la fuerza rusa, arrasada hoy y controlada por los agresores (salvo la acería de Azovstal, en donde se concentran unos cientos de soldados ucranianos, asediados y en condiciones vitales precarias) el jefe separatista de la autodenominada República Popular de Donetsk declara estar preparando a la población, niños incluídos, para desfilar por sus calles el 9 de mayo próximo, como un nuevo Día de la Victoria.

En un brillante artículo, Araceli Mangas Martín (vicepresidenta de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas),glosa en el diario El Mundo del 22 de abril, algunas de las graves infracciones del derecho y de la ética internacional de esta “Guerra sin cuartel”. La misma expresión de la intención de “aniquilar” la defensa ucrania en Mariúpol, teatralizada por el sátrapa del Kremklin con su Ministro de defensa hace unos días, indica, según la catedrática de la UCM, la existencia de ubn “crimen de guerra”, con vulneración de Reglamento de la Guerra Terrestre-Convenio de la Haya y su protocolo Adicional de 1973, del que Rusia es parte.

Muchas son las violaciones de normas internacionales que Rusia -no solo Putin- acumula en esta guerra, con sus ataques a las poblaciones y la negación de protección a los prisioneros de guerra. Llama la atención, porque se ha negado con ello la capacidad de mediación internacional, el incumplimiento de la obligación (Convenios de Ginebra) de “nombrar potencia protectora”, un Estado de la respectiva confianza de cada uno de los combatientes, que supervise la correcta aplicación de los Convenios y el auxilio a las víctimas. Que haya que lamentar también alguna infracción por parte ucrania (disparar a los pies de los soldados rusos ya rendidos, denuncias por confirmar de vejaciones y mutilaciones a prisioneros o a delatores) no debilita ni compensa el grado de crueldad ejercido por los invasores en esta guerra que conmociona Europa.

En todo escenario bélico, mientras la contienda se mantenga y no se consolide un vencedor, la intoxicación es parte del material esgrimido por las partes y la propaganda sirve al efecto de alardear de avances propios y la exhibición de derrotas y deserciones del contrario, con la intención de minar la moral del enemigo y consolidar el clima de apoyo de los simpatizantes de parte. Putin ya cantó victoria varias veces, y en la venta de éxitos, Zelensky no se queda atrás. El apoyo moral y armamentístico que le están prestando los Estados occidentales, sin que -hasta el momento- hayan superado (a los ojos de Putin) la línea roja de su participación activa en la guerra, no deja lugar a dudas en que nos movemos en un campo especial, al borde del peligro de que, por error o a sabiendas, se produzca el ataque a alguna ciudad fuera de las fronteras ucranianas.

Resulta muy interesante introducir en el análisis la opinión, difundida en Rusia y en los países que simpatizan con los invasores (o que mantienen un difícil equilibrio de supuesta neutralidad) que se apoya en que Putin no es el agresor, y que la hipótesis de que pretende reconstruir la “gran Rusia” es una invención occidental, y que, por el contrario.  ha sido la OTAN la que, con su posición de integrar a Ucrania en su órbita, ha desestabilizado la situación. En esa línea argumental, un gobierno títere, con Zelensky como juguete significativo, ha dado un paso intolerable para el sentimiento patriótico ruso, al comunicar su deseo de incorporarse a la Unión Europea y a la OTAN. Obviamente, la calificación de tal acción como “ofensa” implica no admitir ninguna capacidad de autonomía a Ucrania.

Cierra este análisis apresurado sobre los principios éticos vulnerados en este guerra “sin cuartel”, la apreciación de que se trata, también, de una disputa religiosa, por las creencias de las poblaciones respectivas. La religión mayoritaria en Ucrania es el cristianismo, con más del 86%  considerado practicante. Como ha destacado Pilar Bonet, hace ya varios años, el enfrentamiento entre Kiev y Moscú afecta también a la religión. No es tan sencillo descubrir todos los hilos de esta discrepancia, que está vinculada al patriarca de la iglesia ucraniana y su negativa a someterse a Moscú. El anterior presidente proruso Petró Poroshenko, fue el impulsor de una nueva Iglesia ortodoxa en Ucrania, cuya deriva deseada hubiera sido la advocación y dominio del patriarca de Moscú, el patriarca Cirilo, cuyo apoyo a Putin es manifiesto. La petición del Papa Francisco para que Cirilo instase al Kremlin a detener la guerra no tuvo ningún resultado.

Archivado en: Actualidad, Guerra en Ucrania, Rusia, Ucrania Etiquetado con: Acuerdo de Ginebra, Araceli Mangas Martin, OTAN, Pilar Bonet, Putin, Ucrania, Volodomir Zelenski

Sánchez entra en la guerra de Putin

21 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

El presidente de Gobierno Pedro Sánchez, a despecho de la opinión expresada por miembros de la coalición que lo sostiene, ha tomado una decisión que, sin duda, aumentará su declinante popularidad. Hoy, 21 de abril, ha visitado Kiev para expresar su apoyo a la guerra de resistencia que libra Zelensky desde hace ya dos meses contra Putin. En un viaje desde Polonia, realizado en su etapa final, en tren desde la frontera polaca hasta la capital ucraniana, su protección estaba garantizada por un grupo de geos, además de por la milicia ucraniana.

Sánchez realizó la visita junto a la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen. También han tenido ocasión de conocer de primera mano los estragos causados en la ciudad de Borodianka  en la región de Kiev y, finalmente, saludó a José Andrés haciéndose unas fotos con el cocinero multifacético

Su visita no fue solo de cortesía. Ha comprometido el envío de 200 toneladas de material bélico, fundamentalmente, vehículos pesados  de transporte (30 camiones) y otros de ligeros (10), que ya han sido embarcados, según dijo a Volodomir, en el “Ysabel”, un buque logística de tipo Ro-Ro, adquirido por el Ejército de Tierra a la naviera Suardíaz y destinado habitualmente al servicio entre la península y Ceuta, Melilla y los archipiélagos Canario y Baleares.

El momento coincide con la multiplicación de los exabruptos del actual inquilino del Kremlin, que ha probado el lanzamiento de un misil con múltiples cabezas con el que dice poder alcanzar los 17.000km de distancia, y por tanto, estaría en disposición de llegar a cualquier ciudad occidental y destruirla, sin que los elementos antiaéreos estuvieran en disposición o capacidad de detectar el alto número de cabezas, algunos de los cuales se escaparían del sistema de detección. La Casa Blanca niega que esto pueda suceder, porque sus sistemas de protección son eficientes también contra esta amenaza.

También ha prometido Sánchez el envío de 40 especialistas forenses para analizar y tomar muestras de algunos de los centenares de cadáveres que se han ido descubriendo en las poblaciones saqueadas y abismadas por las tropas rusas. Parece increíble que soldados profesionales cometan tamañas tropelías, claramente delictivas según el derecho internacional aplicable a la guerra. Se cree, por ello, que tuvo que ser realizado por la chusma contratada de urgencia por Putin o los mercenarios sin escrúpulos ni orden que se han movilizado “en apoyo de las directrices del Kremlin”. No sirve esto de eximente alguna para el promotor de la invasión y sus generales.

Por cierto, Volodomir ha agradecido la visita y el envío de más material, pero ha reiterado que lo que más precisa la defensa del país son aviones, misiles y material de ataque. Ahí queda eso.

Muy concreto y dramático, por su carácter de realizable de inmediato, es el sentido de la orden dada hoy por Putin a Serguéi Shoigú, sumiso ministro de Defensa, que ha sido emitida por la televisión rusa de “no dejar entrar ni una mosca” en Mariúpol, cerrando con ellos la salida a los 2.000 combatientes ucranianos refugiados en el complejo siderúrgico de de Azovstal, así como a los otros tantos civiles que no han podido huir.

Putin “ya ha perdido la guerra” -le oigo decir desde hace días a Jesús Núñez Villaverde, ex militar y codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH)-y ya solo confía en ofrecer un éxito parcial con ocasión de la ceremonia del Día de la Victoria sobre el nazismo, el 9 de mayo próximo. No me atrevo a discrepar de mi amigo Jesús, serio analista de este y otros múltiples conflictos en los que siempre ha ofrecido su ponderada e instruida opinión, pero no me parece que Putin esté bajo control.

La guerra, para Putin, ofrece pocas, si alguna, salida airosa. La sólida oposición occidental, con la Unió Europea unida en la valoración de que Putin y sus generales son sospechosos de haber cometido crímenes de lesa humanidad le complica el futuro. Por ello, mi mirada está centrada en el efecto de la decisión firme de aislar al régimen hasta provocar la ruina que suponga  el levantamiento de la población rusa contra él, asumiendo el deterioro económico propio de los autores de la medida. Todo ello, en la confianza de que China siga mirando para otro lado y el pavor a la tercera guerra mundial contenga a Putin a cualquier agresión a un país de la OTAN.

Archivado en: Actualidad, Guerra en Ucrania, Rusia Etiquetado con: Borodianka, China, Jesús Núñez Villaverde, José Andrés, Kiev, Mariupol, Mette Frederiksen, Pedro Sánchez, Putin, Serguéi Shoigú, vista a Ucrania, Ysabel, Zelensky

Hay otras miradas sobre la guerra

19 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

La guerra en Ucrania aumenta cada día su grado de tensión, destrucción y barbarie, sin que se atisbe su final inmediato. El espectador de esta pesadilla con personajes reales y armas mortíferas seccionando ilusiones se pregunta cada día si entre los que nos mandan habrá quien sea capaz de encontrar la llave que nos conduzca al final.

Entre quienes creen tener soluciones, hemos sabido hoy, a los 55 días del año cero de esta guerra, que Pablo Iglesias (júnior) y la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, hans suscrito un Manifiesto (¡Peace now!) que reclama la paz para Ucrania, exigiendo un alto al fuego inmediato. No están solos en la emisión de esa declaración, que tiene un contenido asumible en muchos aspectos (salvo en que no hay ningún párrafo ni mención que suponga la condena ni la crítica a Vladimir Putin).

Tampoco pueden reclamar los portavoces del partido de la izquierda populista, la originalidad de su redacción. Entre los oportunistas que han querido poner su firma, instando a las Organizaciones mundiales y líderes del mundo a que intervengan para que se acabe la guerra de inmediato, se cuentan Mayor Zaragoza (Federico) , Jeremy Corbyn, Niam Chomsky y Yanis Varufakis.

El escrito indica que Zelensky ya expresó las dos condiciones para la paz: la retirada de las tropas rusas de Ucrania y que “ésta se convierta en un país neutral”. No sé cuál es la información que reciben los personajes sobre la guerra, pero yo mismo oí (en su declaración pésimamente traducida, pero inteligible, ante los senadores y congresistas apiñados en los asientos de la Cámara Baja) que lo que deseaba era: “armas” -junto al apoyo moral que estaban recibiendo como combatientes de la invasión rusa.

Tampoco se conoce, de forma clara, cuál es el punto concreto deseado por el líder del Kremlin para desistir de la invasión. Algunos especulan que pretende afianzarse en el Donbás, y conseguir que el territorio que une la costa con Crimea sea integrado en Rusia; en otra versión, que podría dejar una salida al mar de Azov a Ucrania, para que no quede sin ese respiro marítimo. Lo que sí se sabe, juzgando por actitudes del ejército ruso comandado por Putin es que los ataques sobre Maríupol, e incluso Kiev, se han redoblado. Por cierto, aunque en Maríupol solo se encuentran unos cien mil civiles atrapados sin poder escapar y la ciudad, si juzgamos por los testimonios gráficos es un reflejo sin matices de la destrucción total pretendida por los agresores.

Al releer mis propias crónicas sobre esta guerra, en la que -con algunos claros- he procurado exponer mis sentimientos, me pregunté si estaba siendo objetivo o, aún más precisamente, si no me había dejado seducir por la simpatía hacia el agredido. Una especie de síndrome de Estocolmo, al revés, que seguro que también tiene nombre.

Repasando escritos de personas que saben sobre asuntos bélicos más que yo (en esencia, un ciudadano pacifista pero que apoya la preparación militar para la defensa ante una agresión exterior), me encontré con la entrevista que realiza Francisco Carrión a un buen amigo, coronel retirado, Manuel Morato, que en El  Independiente (18 de abril de 2022) expone sus pareceres sobre esta guerra.

Morato es un experto en el mundo eslavo y buen conocedor de Rusia y de Ucrania, habiendo sido agregado militar de España en la embajada de Moscú, durante muchos años, entre otros destinos. En la larga entrevista, opina que Ucrania es “existencial para Rusia”, pero que nunca el Kremlin ha hablado de anexionársela. lo que quería era liberar el Donbás, porque los acuerdos de Minsk no se cumplieron. También entiende que el haber abierto la posibilidad de que Ucrania y Georgia entraran en la OTan ha sido un error.

La gran cercanía étnica e histórica entre los pueblos ruso y ucraniano le hace expresar que ” esto es muy parecido a una guerra civil”.  El ex coronel no ve “fracaso militar de Rusia, porque si hubiera querido hacer una guerra relámpago, con su gran armamento militar, lo hubiera conseguido.”. Lo que pretende Putin con esta “guerra híbrida” es “debilitar a Ucrania”.

No parece posible que los beligerantes y quienes los apoyan de uno y otro lado hayan tenido ocasión de leer la entrevista. En todo caso, el 18 de abril, Zelensky pidió formalmente la incorporación a la OTAN, para lo que dice cumplir todos los requisitos.

Estoy obligado a dar credibilidad a los mandatarios europeos que han visitado Kiev en estos días de guerra y han vuelto de allí contando historias de horror. Y creo también a ese asturiano con nacionalidad norteamericana llamado José Andrés, que, con miembros de su organización humanitaria World Central Kitchen, se acercó a Jarkóv y a Leópolis para ofrecer comida a los que la guerra ha hecho pobres. Su director, Nate Mook ha escrito en twitter: “Cooking (in Kharkiv) is a heroic act of bravery”. En un ataque con misiles rusos el 16 de abril, murió una persona y resultaron heridos cuatro cooperantes.

Esta guerra no es un juego. Muere mucha gente, se tienen que proteger de ella, huyendo, millones de personas. Algunos miles de millones más nos estamos preguntando, con mayor o menor intensidad, quién puede parar esta guerra, antes de que desemboque en la tercera guerra mundial. La última.

Archivado en: Actualidad, Guerra en Ucrania Etiquetado con: Jeremy Corbyn, José Andrés, Manel Morato, Mayor Zaragoza, Minsk, Nate Mook, Niam Chomsky, Putin, World Central Kitchen, Yanis Varufakis., Zelensky

Putin entra en crispación y esgrime mayor potencia destructora

16 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

La pérdida de uno de sus buques de guerra insignia, junto con la consciencia de que, contrariamente a lo deseado, el ataque a Ucrania está encontrando mucha mayor resistencia y un apoyo internacional que amenaza con llevar a Rusia a un grave aislamiento, ha desencadenado la furia del animal herido en los cerebros atormentados del Kremlin.

Se conmemora en esta semana, por las tres religiones del libro, y poniendo el énfasis en diversos aspectos de las Escrituras, su fiesta más significativa. Para los católicos, se tratan de conmemorar la base de sus creencias, la muerte y resurrección de Jesús, el hijo de Dios, en un incomprensible sacrificio -para la razón- por la redención del género humano. Los musulmanes se encuentran aún en el ayuno del Ramadán, la fase de purificación de cuerpos y espíritus que les llevaría a entender mejor las enseñanzas del profeta, y que les obliga a ayunar de sólidos y líquidos hasta la puesta del sol. Los judíos, en fin, han celebrado el viernes la Pascua, rememorando el Éxodo de los israelitas de Egipto, uno de los grandes momentos de revalidación de sus creencias.

En la celebración católica, el Papa Francisco, ante una multitudinaria concentración de fieles en el Vaticano, ha rogado por la paz y, en representación simbólica, dos mujeres, una ucraniana y otra rusa, han abrazado la cruz del perdón. Por cierto, que el embajador ucraniano ante la Santa Sede ha manifestado su protesta por esta supuesta “afrenta”. Sin embargo, desde mi perspectiva, el mensaje ha sido correcto y alentador para la razón de la paz. No son los pueblos los que se enfrentan, sino sus caciques y, en este concreto caso, la ambición enfermiza, casi podríamos calificarla de satánica, del ocupante principal del Kremlin.

Hoy, 16 de abril de 2022, Rusia ha aumentado sus ataques, poniendo en jaque la mayor parte parte de las ciudades de Ucrania. Algunas, como Jarkov y Mariúpol, convertidas en un amasijo de edificios destruidos, autos quemados y, santo Dios, cuerpos de asesinados en las calles vacíos, ocupados por el silencio del horror y de la desgracia. Los soldados ucranianos se defienden con una bravura que no parece de esta época, apalancando cada posición a costa de sus vidas.

Las noticias que llegan del amplio frente suponen que también Kiev es objeto de nuevos ataques. Un nuevo frente amplio, a pesar de que desde el Kremlin parece concretarse su propósito “oficial” en dominar completamente las zonas de predominio de habla rusa (es decir, el Donetsk y Lugansk, Maríupol, Odesa y conseguir cerrar el enlace maritimo-terreste con Crimea), que era lo que se había estimado era el fin original de la invasión. ¿Qué ha pedido el gobierno de Ucrania? Más armas. Están convencidos de que la única forma de vencer la ambición rusa es derrotarlos en el campo de batalla, puesto que las vías diplomáticas están completamente cerradas.

En días recientes, proliferaron las apariciones de Zelenski en Parlamentos europeos y las visitas a la misma capital de Ucrania de mandatarios occidentales -hay que destacar el paseo por Kiev de Boris Johnson, acompañando al presidente del país y escoltado por algunas decenas de soldados, saludando y entablando conversación con gentes que encontraba al paso.

El apoyo a Ucrania se ha hecho muy explícito desde occidente y, por fortuna para mantener en límites soportables internacionalmente la escalada de tensión, el gobierno de la China de Jin-Pin se mantiene cauto. Dejando clara su posición, el presidente norteamericano Biden -que no oculta su opinión de que Putin es un criminal de guerra- no descarta visitar Kiev en breve.

Como si la guerra no hubiera podido paralizar la actividad administrativa y el ritmo burocrático, se han difundido imágenes en las que se ve a Zelenski y sus ministros en una aparente reunión de Gobierno. Una visión casi fantasmagórica, que vino a reforzar la emisión por Telecinco de episodios de la serie “Servidor del pueblo”, en la que un joven Zelenski, en la piel del profesor Vasyl Goloborodko ensaya para la ficción su papel posterior en la vida real.

Pero nada puede ocultar ni enmascarar los tremendos perjuicios que está causando esta guerra injusta, que tardarán décadas en subsanarse y algunas más en olvidarse las heridas geopolíticas que el sueño demencial de Putin y sus secuaces ha causado en el mapa del mundo. Casi cinco millones de refugiados, una crisis energética sin precedentes, subida de los precios de materias primas y bienes de consumo, y el aumento de las dotaciones para presupuestos militares. El mundo aún no está exactamente en guerra total, aunque se sigue preparando para una nueva catástrofe. Si los dioses no lo remedian, porque está demasiado claro que los hombres son incapaces de mediar. Solo piden más armas, a diestro y siniestro.

Archivado en: Actualidad, Europa, Guerra en Ucrania, Rusia, Ucrania Etiquetado con: Buden, Exodo, Kiev, Mariupol, Papa Francisco, Pascua judía, Putin, Ramadán, Vasyl Goloborodko, Zelenski

Rusia encuentra duro de roer el hueso ucraniano

14 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

A los cincuenta días de la agresión rusa, la resistencia ucraniana se está probando mucho más sólida de lo que podía haber imaginado, en sus peores pesadillas, el dictador del Kremlin.

El éxito aireado hoy por la propaganda de guerra del equipo de Zelenski, es -ni más ni menos- que haber alcanzado con un misil el buque Moskva, la insignia de la flota rusa en el Mar Negro, provocando un grave incendio que ha obligado a la tripulación a conducir el barco, cargado con misiles de crucero. Rusia ha desmentido inicialmente el ataque, aunque ha reconocido que se ha presentado un incendio en el barco, pero que ha sido rápidamente sofocado sin que los daños sean significativos. Posteriormente se ha sabido (dentro de la gran confusión e inseguridad que cabe atribuir a las noticias que llegan de los contendientes) que el buque se ha hundido, aunque sus 500 tripulantes pudieron salvarse.

Entre victorias parciales esgrimidas como éxitos casi definitivos por parte de ambos bandos enfrentados en el duro marce de una batalla sin cuartel ni tregua), los desastres de la guerra continúan, se acumulan, rompen en pedazos de desolación la capacidad de comprensión de quienes observamos la hecatombe sin que nadie parezca capaz de detener con autoridad o con la fuerza de la disuasión definitiva la espiral de despropósitos.

El número de refugiados se acerca ya a los cinco millones y, para los ciudadanos que permanecen en el país sitiado, la situación se torna más angustiosa cada día, pues la falta de agua en condiciones higiénicas de potabilidad se ha revelado como la mayor amenaza para la subsistencia de la población. Las enfermedades provocadas por la contaminación del agua de boca empiezan a aparecer entre los ucranianos como un peligro aún mayor que las bombas y los asesinatos de civiles.

En la frontera con Rusia, Suecia y Finlandia, en una intervención conjunta de sus primeras ministras (Magdalena Anderson y Sanna Marin, respectivamente), han anunciado (con mayor énfasis, Finlandia) que se plantean solicitar la incorporación inmediata a la Organización Atlántica, abandonando su neutralidad. El portavoz del Kremlin, fiel a sus bravuconerías, ha difundido que esa “provocación” provocará un endurecimiento de la situación y Putin retorna a su amenaza de utilizar armamento nuclear. Para la Casa Blanca, esa amenaza resulta creíble y, por ello, ha aumentado el apoyo a Ucrania con más material bélico y de mayor alcance y potencial eficacia.

Por tanto, la guerra se encrespa y las posiciones respectivas cobran una dimensión aún más compleja y dramática. No está, ni mucho menos, eliminada la opción de una escalada mundial.

Archivado en: Actualidad, Guerra en Ucrania Etiquetado con: buque ruso, Finlandia, hundido, Magdalena Anderson, Moskva, OTAN, Sanna Marin, Suecia, Ucrania, Zelenski

Weapons, blood, tears

9 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

“Weapons, weapons, weapons”, fue la concreta petición que el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba presentó al Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, en la reunión que mantuvieron el 7 de abril de 2022.

Es inevitable asociar esta frase con la que pronunció Wiston Churchill en los Comunes el 13 de mayo de 1940: “Blood, toil, tears and sweat” (“Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”), remedando a Lord Byron. La segunda guerra mundial había comenzado hacía ocho meses y el nuevo Primer Ministro sustituía a un desacreditado Neville Chamberlain, que había mantenido una prudente posición y no siempre coherente frente a las ambición expansiva  de Adolf Hitler.

Ucrania tendrá más armas, más apoyo estratégico y humanitario, recibirá más aplausos compungidos y gritos de ánimos desde las gradas. El articulo 5 del Tratado de la OTAN actúa como una camisa de fuerza, una línea de “Not trespassing” (“Prohibido el paso”) que la realidad está convirtiendo en una ficción. Al no ser Ucrania miembro de la OTAN, los Estados que la conforman no pueden acudir a su defensa frente al ataque ruso con todo su potencial militar, como estarían obligados su fuera el caso, por lo que lo hacen únicamente apelando a “cuestiones humanitarias”.

La visita de Ursula von  der Leyen y Josep Borrell a Kiev, en donde se encontraron con Volodomir Zelensky y el posterior paseo sobre el terreno de la masacre de Bucha, fue una manifestación valiente y arriesgada de solidaridad con el pueblo agredido. Tomaron así consciencia directa de la insania con la que se actuó por parte de los invasores rusos. Su testimonio, que se une al de decenas de periodistas occidentales destacados en los lugares de la masacre, con grave riesgo para sus vidas, y que amplía la credibilidad de las imágenes que llegan a los medios de difusión no mediatizados por la censura, reforzándola con la voz de las voces de los altos representantes europeos, no ha impedido el mantra propagandístico de los secuaces del Kremlin de que “todo es un montaje”.

Me hubiera gustado -quiero decir, hubiera sido conveniente- que en la visita al lugar de los crímenes de los líderes de la Unión Europea, se hubieran hecho acompañar de negacionistas relevantes, como son los embajadores de Rusia en países europeos, que, alineados con la efusión falsaria e intoxicadora que dirige Vladimir Putin desde su guarida de confort agresivo, repiten que Ucrania es la ofensora y que las imágenes que llegan de los campos de batalla son escenificaciones aparatosas con actores, cartón y ketchup.

Como no soy capaz de avistar ninguna capacidad negociadora con el Kremlin para detener la guerra, como sea que los ataques de las tropas rusas se mantienen, e incluso se recrudecen en algunos puntos, la aportación de más armas al Ejército ucraniano, eleva el nivel de agresividad de la contienda, cuya fuerza destructora se expande como una bomba de metralla. Las medidas económicas contra Rusia, que se presentan por los países occidentales como la forma de presión que obligará al Kremlin a desistir de la invasión y sentarse a negociar, no aparecen tan definitivas, ya que el apoyo chino e indio, entre otros países menores, ofrece un colchón de resistencia al atacante, refugiado además en la desinformación del ciudadano ruso.

Las imágenes de la guerra atenazan los corazones. El increíble ataque contra la estación de tren de Kramatorsk -en el Donbass- de este mismo viernes, donde se lanzaron misiles SS-21 Scarab contra las personas que pretendían huir a lugares más seguros y que dejó decenas de muertos sobre los andenes, resume, con cruel agudeza, la disparidad de los sentimientos. Es una insoportable agresión contra los derechos humanos, un crimen más de lesa humanidad, cometido contra población indefensa, en la interpretación de quienes están con Ucrania. La inscripción, con pintura blanca, sobre uno de los misiles “Por nuestros niños”, añade una nota de macabra crueldad.

Para Rusia, el misil es ucraniano, no ha habido tal ataque ruso y, una vez más, se oye decir desde el Kremlin: “Todo es una farsa”.

¡Ay, si todo este dolor y esta angustia, fuera solo fantasía!. Por la libertad de Ucrania, por sus derechos, por la heroicidad de los combatientes y en apoyo de la paz, que quienes tienen más poder e información nos saquen de esta dinámica. Porque yo veo cada vez más “blood and tears” junto a las “weapon, weapon, weapon”.

Archivado en: Actualidad, Guerra en Ucrania, Rusia Etiquetado con: blood, Borrell, Bucha, Dmytro Kuleba, Donbass, guerra, Jens Stoltenberg, Kramatorsk, tears, Ucrania, Von der Leyen, weapons, Wiston Churchill

Zelenski en el Congreso español

6 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

El 5 de abril, con un pequeño retraso respecto al momento anunciado, a las cinco y diez de la tarde, estando en apretada convivencia congresistas y senadores ocupando los asientos de la Cámara de Diputados, Volodomir Zelenski habló.

No fue un mensaje que exija muchas interpretaciones. No habló Zaratustra. De parecerse a algún otro lema, aforismo, recuerdo o frase ilustre, podría asemejar al Morituri te salutant de los gladiadores al César antes de entrar en la batalla definitiva, aunque en este caso, el César sería Zelenski.

Se trató de una repetición, adaptada a las peculiaridades históricas del pueblo al que iba dirigido el mensaje, de otros discursos del líder ucraniano. Hubo un par de guiños -citar a Maxam (1) y a Porcelanosa como ejemplo de las empresas que aún siguen haciendo negocios con la Rusia de Putin, a pesar de los desastres de la guerra-. Pero no hay que dudar demasiado: para Zelenski significaba una versión repetida de su obra maestra, la escenificación de su muerte anunciada ante el malo de la obra, el sátrapa, genocida, falsario, abominable, Vladimir Putin, el tono bajo machito de la ópera dramática que se representa ante el teatro europeo, sometiendo a un castigo riguroso e injusto al tenor varonil, héroe sin mácula, robándole y mancillándole su Ucrania.

Zelenski estuvo magnífico. Serio, enjuto, con la barba juvenil un poco más poblada, la mirada firme en un rostro ojeroso. Su voz sonaba sin un solo asomo de debilidad o duda. Lamentablemente (y mira que debe haber ucranianos que sean bilingües perfectos en las dos lenguas), la intérprete ucraniana que traducía en directo carecía de emoción y, en algunas ocasiones, de vocabulario. Al menos, del léxico que exigía una ocasión para la Historia. Posteriormente, escuché otras versiones, más reposadas y cuidadas con el original, que confirmaban la calidad morfológica y la empatía subliminal del mensaje del héroe.

Estuvo fuera de sintonía el mensaje del presidente Sánchez, más dirigido a sí mismo que a Zelenski o al mundo. Quizá le pesaba la ausencia del apoyo de sus amigos de la coalición, descontentos con que se den armas y apoyo a Ucrania y, quizá (es imposible saberlo, dada la ambigûedad de sus palabrerías), convencidos de que Rusia debe ganar esta guerra y lo mejor es dejar que Ucrania se rinda sin condiciones cuanto antes.

A Pedro Sánchez, a su discurso, le faltó oportunidad, encaje con la situación y garra mediática. Hubieran bastado menos palabras y sobre todo, más contenido. Sabemos todos bien que no podemos involucrarnos más en esa guerra, porque tememos que la potencia militar y misilística del sátrapa ruso y sus secuaces del Kremlin se vuelquen contra nosotros. Sin embargo, haría falta algo más que reafirmar que “todos somos ucranianos” y que “estamos de corazön y presencia con vosotros”, para sentirnos héroes al lado de los que sufren, mueren, pierden.

Las palabras de Batet, la presidenta del Congreso, también me parecieron vacías, inútiles. Esta obra terrible parece un monólogo, tiene un solo personaje creíble, que representa a millones (47) de ucranianos que están siendo asesinados, que huyen de su país con el único bagaje que el espanto en sus ojos, que son violadas y maltratadas sin piedad, que luchan con armas menores frente a un enemigo poderoso.

Si les ayudamos con más armas, víveres, oraciones, palabras, mientras la guerra continúa y los muertos y la destrucción crece en espiral es cierto que conseguiremos prolongar su agonía. Poner nuestras botas sobre el terreno para levantar una muralla de indignación y fuerza nos llevaría, quizá, hacia una catástrofe mayor, pero solo en la medida en que el pueblo ruso quisiera mantenerse en la ignorancia y en la complicidad.

Acabo de leer que la fuerza militar rusa redobla sus ataques, luego de haber reorganizado en Mariúpol y otras ciudades. Si somos ucranianos, Zelenski advierte con absoluta coherencia: tenemos que involucrarnos del todo en esta guerra. La representación nos incluye a nosotros también como protagonistas sobre la escena. No bastan los aplausos de simpatía, miedo o complacencia. No es un monólogo. Zelenski no está actuando.

(1) Inicialmente, posiblemente por mala vocalización de la traductora, se difundió que se había referido a Viajes Marsáns, lo que la empresa se apresuró a desmentir. Pocas horas más tarde, quedó  claro que Zelenski apuntaba hacia Maxam (la antigua Unión Española de Explosivos) que exporta a Rusia explosivos con destino a obras civiles. Hasta el momento (5 de abril) la empresa guarda silencio.

También citó como “empresa que seguía haciendo negocios en Rusia” a la agrupación de empresas del sector bienes de equipo, en la Técnicas Reunidas es, sin duda, la que opera el contrato más importante, como subcontratista de una obra relacionada con el gasoducto GazProm destinado a robustecer la línea de entrega de gas ruso a Alemania, paralizada cuya puesta en actividad fue paralizada por decisión del gobierno del canciller Scholz.

Archivado en: Actualidad, Guerra en Ucrania Etiquetado con: Batet, congreso de los diputados, Maxam, Porcelanosa, Sáchez, Sercobe, Zelenski

La pérfida Rusia de Putin

5 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

A los 41 días de iniciada la invasión, las imágenes de la guerra han cobrado una nueva dimensión. No se trata de especulaciones, ni de relatos -más o menos coloridos con tintes dramáticos- de enviados especiales. El abandono por parte del ejército invasor de algunas zonas en donde se han librado encarnizadas batallas, ha dejado al descubierto las características de la barbarie.

Se cree que el ejército de Putin está preparando una ofensiva definitiva, esto es, con todo su potencial destructivo sobre el terreno, consciente el sátrapa del Kremin que ha perdido la guerra mediática frente a Occidente. Puede.

Las imágenes que han sido puestas en brutal evidencia, cuando los militares ucranianos y, sobre todo, los periodistas que están destacados en el frente de guerra han podido entrar en las ciudades ocupadas por los rusos, demuestran a las claras que se han cometido crímenes de lesa humanidad, contrarios a cualquier ley o norma de una guerra (incluso de una potencia invasora), crueles en tal demasía que no pueden quedar impunes y serán recordadas para siempre, mientras exista una generación de seres humanos cabales sobre la Tierra, como ejemplo de la barbarie. Junto al Holocausto nazi contra los judíos, el exterminio de los tutsis por los hutus en Ruanda-Burundi o de las etnias biharis de Bangla Desh, o, por supuesto, los crímenes sin límite de Stalin o de Mao Ze Tung.

Hoy se habla de Bucha (en las afueras de Kiev, un población de apenas 35.000 habitantes) en la que sus calles devastadas y búnkeres mancillados ofrecen las imágenes insoportables de cuerpos acribillados, algunos con las manos atadas a la espalda. No son militares, no llevan armas, han ofrecido sus cuerpos desprovistos de toda defensa a las armas de los invasores, y han muerto (se supone) mientras huían, pedían piedad o -tal vez- pronunciaban sus últimas palabras de rencor frente a quienes les habían arrebatado de su tranquilidad, sus trabajos, sus familias, sus vidas apacibles con esperanza de mejorar la posición, en la paz y en la democracia que vislumbraban.

Mañana se hablará de los asesinatos y tropelías (incluida la violación de mujeres por la milicia sin ética) en Mariúpol, Jarkov, Odesa… No habrá capacidad humana ni fortaleza para la insensibilidad que los haga soportables. Y, aunque no debemos culpar a la población rusa en su conjunto (como tampoco lo hicimos, después de la segunda guerra mundial, culpando a todos los alemanes) sí podemos reclamar al pueblo ruso capacidad de discernimiento, de selección de noticias, de juicio cabal, para distanciarse de la barbarie de la guerra injusta y sentenciar, porque ellos pueden y deben, al Kremlin y a su instigador, reclamando el cese de la guerra y la deposición inmediata de su postura de exterminio.

He querido escribir esta crónica de hoy antes de oir a Valodomir Zelenski, que hablará para los diputados españoles a las cinco de la tarde. Puedo imaginar que, como ha venido haciendo en anteriores comparecencias ante otros Parlamentos europeos (y ante el Congreso norteamericano), agradecerá el apoyo prestado, pedirá aún más esfuerzo por parte de los que estamos a su lado, pero desde el patio de butacas y pronunciará estas previsoras y fatídicas palabras: “Esto que estqmos sufriendo los ucranianos es solo un preludio de lo que os pasará a vosotros, si no conseguimos parar a Putin”.

Hoy, de acuerdo con otros países europeos (no todos), que han adoptado medidas similares, el Gobierno decidió espulsar a 25 diplomáticos rusos acreditados en España. Se mantiene al embajador, “por dejar abiertas las vías diplomáticas” -expresó el ministro de Exteriores, José Manuel Albares.

Es tal el grado de ignominia desarrollado por el Kremlin, con Putin como cabeza directora del inhumano comportamiento, tan inconcebible el silencio del pueblo ruso ante la masacre, tan inaceptable la posición de los embajadores occidentales de la Rusia que el dictador ha sometido a una oscuridad informativa total, que no es posible imaginar una solución negociada.

Como muchos europeos -y deseo de corazón que quienes representan a la diplomacia occidental no compartan este sentimiento- creo que caminamos a un punto de no retorno. O Putin es derrocado de su posición prelevante en el Kremlin, y aparece un nuevo Directorio que abomine de las decisiones adoptadas y pida perdón a Ucrania y a la Humanidad buen pensante, o la pendiente por la que esta invasión sin justificación, de un país que pertenece al entorno europeo, que defiende los valores democráticos que han conducido a Occidente hasta aquí, nos llevará a episodios de tremenda consternación, sufrimiento y barbarie sin límites.

Archivado en: Actualidad, Guerra en Ucrania, Rusia Etiquetado con: Bucha, congreso, embajada rusa, kremlin, Mariupol, Putin, Stalin, Ucrania, Valodomir Zelenski

La guerra entra en fases de ficción

2 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

El 1 de abril de 2022, Ucrania ha encontrado en un episodio de difícil credibilidad un chute de adrenalina colectiva, dentro del marasmo de una guerra que avanza en el segundo mes (¡37 días desde la invasión!) y que no tiene visos de terminar en breve, aunque, dada la desproporción de fuerzas de lo beligerantes, Rusia debería haber conseguido, y ya hace tiempo, sus objetivos.

Me refiero a la incursión de dos helicópteros de ataque y transporte en la población rusa de Belgorod, a 40 km de la frontera, bombardeando varios depósitos de combustible. Se han difundido varios vídeos, grabados por ciudadanos rusos,  del ataque nocturno, realizado con el mismo tipo de aviones que usa el ejército ruso (helicópteros Mi24) para bombardear las ciudades ucranianas. La población ucraniana a acogido el episodio, difundido en sus redes, como una victoria, que vendría a demostrar la capacidad de reacción de sus maltrechas fuerzas.

No resulta, sin embargo, creíble, que esta acción guerrera haya tenido lugar efectivamente, pues aunque los helicópteros que ha protagonizado la hazaña sean de fabricación rusa y exactamente del mismo tipo que los que emplea el ejército invasor, lo que se conocía hasta ahora que Ucrania carecía de aviación militar, pues todos los aparatos de su exigua fuerza aérea habían sido destruidos en los primeros ataques de la contienda. Se piensa, entonces que, al utilizar el mismo camino aéreo que utilizan los rusos para moverse con libertad hacia su propio territorio y repostar en su país, los encargados de los sistemas antiaéreos los han confundido inicialmente con los propios.

Pero, aún así, ¿cómo sería posible que, después de la incursión, los helicópteros hayan podido retornar a Ucrania sin ser derribados? Aún admitiendo que el ejército ruso siga dando pruebas de descoordinación, ausencia de estrategia coherente y debilidad ofensiva, malgastando tiempo y medios en una guerra de destrucción -que no de desgaste- que no les beneficia tampoco a ellos mismos, el acto militar vendría a demostrar que el gobierno de Kiev no está por la labor de favorecer una negociación que conduzca al final de la guerra. Al contrario, ese contraataque hablaría de la alta moral (¡de victoria!) del pueblo atacado y vendría a poner el énfasis sobre la capacidad ucraniana para resistir e, incluso, tomar iniciativas.

Algo nuevo está pasando sobre el terreno de la guerra. Las tropas ucranianas han conseguido, también según los informes recibidos desde esta guerra con tanta difusión mediática, rechazar a las rusas, alejándolas del cerco de Kiev. Desde luego, los problemas de avituallamiento de los militares desplazados en territorio invadido no es fácil, con la inmensa mayoría de la población autóctona dispuesta a negarles toda ayuda y a muchos tiradores dispuestos a liquidar cualquier vehículo o militar que no lleve la enseña del Ejército ucranio.

Hay que poner en su lugar, además, la defensa cibernética arbitrada en Ucrania, donde eficientes equipos de informáticos e ingenieros están ofreciendo un alto nivel tecnológico (entiendo que con la ayuda subterránea de empresas estadounidenses y alemanas) para interferir en las comunicaciones rusas, localizar sus blindados y anular las señales que hubieran sido sustanciales para que los aviones de combate enemigos pudieran guiarse en el entorno hostil. Numerosos drones, entregados de urgencia por los países occidentales actúan también como eficaces elementos de destrucción y resistencia.

La guerra se separa de la  concepción original de “botas sobre el terreno” para convertirse, cada vez más, en una guerra de guerrillas, multi-híbrida, en la que lo informático cobra un relieve especial como arma de espacial valor para el ejército resistente, cuya capacidad bélica convencional es mínima frente a la potencia invasora.

Como Putin no ha conseguido ninguno de sus objetivos -la destrucción de Mariúpol, ya consagrada como ciudad mártir, con más de 5.000 muertos en sus calles sin haber recibido sepultura, no puede contarse cabalmente entre sus propósitos iniciales-, cerrar el camino desde el Donbás a Crimea aparece como un presumible propósito que pueda ser presentado ante los rusos como victoria.

Ni siquiera ese “modesto objetivo” parece alcanzable para las desordenadas y mal dirigidas tropas invasoras, cuya bisoñez, mala preparación y fallos en la asistencia logística y en la dirección estratégica han pasado a ser tan evidentes que el antes temido ejército ruso ha pasado a ser considerado una caricatura del esfuerzo propagandístico del Kremlin, que había vendido la idea de disponer de uno de los mejores equipos militares del mundo.

Esto no significa que Putin esté dispuesto a admitir la derrota. Al contrario, aunque para los analistas occidentales, la abeja reina del Kremlin ha perdido la guerra mediática, ante un Zelenski lleno de empatía y fuerza en la transmisión de principios éticos, quedan muchos cartuchos sobre la mesa del dictador ruso. La utilización de la capacidad nuclear es una de ellas, aunque no parece que esa llamada a la hecatombe total sea del gusto de sus propios asesores.

El próximo martes, Volodomir Zelensky hablará para senadores y congresistas españoles, en una conexión en donde agradecerá el apoyo recibido por su pueblo, la acogida que se está dispensando a los desplazados y volverá a pedir en nuestro foro el apoyo para la entrada en la Unión Europea cuando termine la barbarie.

Me he detenido por ello, entre las muchas fotografías que llegan desde Ucrania, en la que representa a Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, reunida en Kiev con el presidente Zelensky y el primer ministro ucraniano Denys Shmyhal. Metsola fija una mirada atenta y comprensiva sobre Volodomir, que está hablando y gesticulando, vestido con su camiseta de campaña verde (por cierto, su musculatura parece cada vez más recia). Una bandera de la Unión cubre el fondo de la sala de reuniones, en la que se puede ver que la mesa dispone todos los adminículos técnicos necesarios. Hasta se han dispuesto botellas de agua para los asistentes.

Archivado en: Actualidad, Ejército, Guerra en Ucrania, Tecnologías, Ucrania Etiquetado con: Belgorod, Denys Shmyhal, dron, guerra, guerra híbrida, Mariupol, Mi-24, Parlamento Europeo, Putin, Roberta Metsola, Ucrania, Zelensky

Destellos de esperanza en la barbarie

30 marzo, 2022 By amarias Dejar un comentario

El deseo de que termine cuanto antes la barbarie que desencadenó la ambición de Putin (con la aquiescencia, no podemos olvidarlo, del Kremlin) hace concebir algunas tenues esperanzas a partir de la reunión mantenida en Ankara, el 29 de marzo de 2022, entre representantes de ambos beligerantes.

El secretismo acerca del contenido de ese encuentro, no ha impedido que la imaginación de algunos comentaristas hable de apertura de una ventana de esperanza hacia el final de la guerra. Por el contrario, otros analistas de los despojos de información, interpretan que Putin trata de reorganizar las huestes invasoras, para preparar un ataque más efectivo, debido al alto número de víctimas en propio bando (se calcula que superan los 20.000 soldados caídos en el campo de batalla) y a la insospechada resistencia ucrania.

Con el devenir de la guerra, algunos nombres de los resistentes ucranianos han surgido como protagonistas especiales de la heroica defensa. El alcalde de Mariúpol, Vadym Boichenko, brilla con luz propia en el escenario de la desgracia. En una entrevista en directo, reconocía que “estaban en manos de los ocupantes” y pidió una evacuación completa de la ciudad, que albergaba a más de 400.000 habitantes antes de la masacre, y que ahora -los que no han podido marcharse- se encuentran en condiciones de máxima precariedad, sin alimentos, agua, aunque remisos a perder del todo la esperanza.

Otra imagen inolvidable es la de la viceprimera ministra Iryna Vereshchuk, que exige a las fuerzas de ocupación que cumplan sus compromisos y mantengan los corredores humanitarios (Ucrania ha pedido a los rusos tres vías de escape para la población civil, atrapada en poblaciones sin salida, pues las carreteras y caminos están destrozadas o son nicho para francotiradores de ambas fuerzas militares.

Las imágenes de las ciudades asediadas son desoladoras. A los escalofriantes testimonios que ofrecen las ruinas, los escombros, la destrucción, de los. hasta hace pocos días, lugares de disfrute, trabajo y cultura, se unen, en una sobreposición que mueve a la emoción sin límites, las emocionantes visiones de los pobladores de esos jirones de desgracias. Ancianos que se resisten a abandonar los sitios en donde esperaban terminar sus días con las mieles del descanso merecido, con sus hijos y nietos; cuerpos yacentes sobre las aceras, abatidos por francotiradores de cualquier bando; algunas mujeres que dicen haberse quedado para cuidar de alguien enfermo.

Pero no sólo. En algunas plazas, desafiando el dramatismo de la situación, haciendo caso omiso de las alarmas, ignorando las bombas, el ruido de los disparos, algunos intrépidos organizan lo que parece una improvisada fiesta callejera, con la que pretenden -seguramente- animarse ellos mismos, robustecer la sensación de que todo es parte de una pesadilla que acabará pronto y recuperarán el hilo conductor con la vida que llevaban.

El paso cruel del tiempo sin encontrar soluciones para detener esta guerra, como sea, no debe impedir que mantengamos el espíritu atento para condenar esta barbarie, y hacerlo sin paliativos. No debemos dejarnos vencer ni convencer por argumentos que indican que la acción de Vladimir Putin ha sido, en parte, provocada, por la incomprensión manifestada por Occidente hacia su marginación.

Putin es culpable. Sin paliativos. Seguimos sin tener claras, dos cosas: si esta guerra terminará, y pronto, con un alto al fuego, un armisticio y pactos que tranquilicen la ambición del oso ruso sin hacer demérito de la defensa de su territorio y honor de los valientes ucranianos.

Pero lo más importante, una vez que el humo de los cañonazos de esta guerra medieval se disipe, es saber qué pasará con Putin y con Rusia. El primero ha demostrado su iniquidad y, sin duda, volverá a intentarlo con más medios y más resolución ante la resistencia; todos estamos amenazados. La segunda, ha perdido posición en el mapa geopolítico, precisamente por haber querido ocupar el centro de la atención mundial.

Me pregunto, cuando oigo a Macron (el líder francés en campaña) criticar que el presidente Biden ha cometido un error al propugnar que Putin no forma parte del futuro de Rusia, y que eso complica sus conversaciones con el sátrapa ruso, qué es lo que se pretende. ¿Pedir perdón por su felonía? ¿Señalar a los ucranianos como culpables de haber ofrecido tamaña resistencia?

Archivado en: Actualidad, Guerra en Ucrania, Ucrania Etiquetado con: Iryna Vereshchuk, Macron, Mariupol, Putin, Ucrania, Vadym Boichenko, Zelenski

  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • Página siguiente »

Entradas recientes

  • Al costado de Adán
  • Décimo Sexta Crónica del País de Gaigé
  • Un rey superviviente
  • El sangriento camino hacia la paz en Ucrania
  • Décimo Quinta Crónica desde el País de Gaigé
  • Reseña intima de unas jornadas especiales
  • Rusia ve nazis en todas partes
  • Décimo cuarta crónica desde el País de Gaigé
  • Décimo tercera Crónica desde el País del Gaigé
  • Ética en Ucrania
  • Conferencia y recital en Santa Cruz de Tenerife
  • Duodécima Crónica desde el País de Gaigé
  • La sombra de Emilio Alarcos es alargada
  • Sánchez entra en la guerra de Putin
  • Hay otras miradas sobre la guerra

Categorías

  • Actualidad
  • Administraciones públcias
  • Administraciones públicas
  • Ambiente
  • Arte
  • Asturias
  • Aves
  • Cáncer
  • Cartas filípicas
  • Cataluña
  • China
  • Cuentos y otras creaciones literarias
  • Cultura
  • Defensa
  • Deporte
  • Derecho
  • Dibujos y pinturas
  • Diccionario desvergonzado
  • Economía
  • Educación
  • Ejército
  • Empleo
  • Empresa
  • Energía
  • España
  • Europa
  • Filosofía
  • Fisica
  • Geología
  • Guerra en Ucrania
  • Industria
  • Ingeniería
  • Internacional
  • Investigación
  • Linkweak
  • Literatura
  • Madrid
  • Medicina
  • mineria
  • Mujer
  • País de Gaigé
  • Personal
  • Poesía
  • Política
  • Religión
  • Restauración
  • Rusia
  • Sanidad
  • Seguridad
  • Sin categoría
  • Sindicatos
  • Sociedad
  • Tecnologías
  • Transporte
  • Turismo
  • Ucrania
  • Uncategorized
  • Universidad
  • Urbanismo
  • Venezuela

Archivos

  • mayo 2022 (9)
  • abril 2022 (15)
  • marzo 2022 (27)
  • febrero 2022 (15)
  • enero 2022 (7)
  • diciembre 2021 (13)
  • noviembre 2021 (12)
  • octubre 2021 (5)
  • septiembre 2021 (4)
  • agosto 2021 (6)
  • julio 2021 (7)
  • junio 2021 (6)
  • mayo 2021 (13)
  • abril 2021 (8)
  • marzo 2021 (11)
  • febrero 2021 (6)
  • enero 2021 (6)
  • diciembre 2020 (17)
  • noviembre 2020 (9)
  • octubre 2020 (5)
  • septiembre 2020 (5)
  • agosto 2020 (6)
  • julio 2020 (8)
  • junio 2020 (15)
  • mayo 2020 (26)
  • abril 2020 (35)
  • marzo 2020 (31)
  • febrero 2020 (9)
  • enero 2020 (3)
  • diciembre 2019 (11)
  • noviembre 2019 (8)
  • octubre 2019 (7)
  • septiembre 2019 (8)
  • agosto 2019 (4)
  • julio 2019 (9)
  • junio 2019 (6)
  • mayo 2019 (9)
  • abril 2019 (8)
  • marzo 2019 (11)
  • febrero 2019 (8)
  • enero 2019 (7)
  • diciembre 2018 (8)
  • noviembre 2018 (6)
  • octubre 2018 (5)
  • septiembre 2018 (2)
  • agosto 2018 (3)
  • julio 2018 (5)
  • junio 2018 (9)
  • mayo 2018 (4)
  • abril 2018 (2)
  • marzo 2018 (8)
  • febrero 2018 (5)
  • enero 2018 (10)
  • diciembre 2017 (14)
  • noviembre 2017 (4)
  • octubre 2017 (12)
  • septiembre 2017 (10)
  • agosto 2017 (5)
  • julio 2017 (7)
  • junio 2017 (8)
  • mayo 2017 (11)
  • abril 2017 (3)
  • marzo 2017 (12)
  • febrero 2017 (13)
  • enero 2017 (12)
  • diciembre 2016 (14)
  • noviembre 2016 (8)
  • octubre 2016 (11)
  • septiembre 2016 (3)
  • agosto 2016 (5)
  • julio 2016 (5)
  • junio 2016 (10)
  • mayo 2016 (7)
  • abril 2016 (13)
  • marzo 2016 (25)
  • febrero 2016 (13)
  • enero 2016 (12)
  • diciembre 2015 (15)
  • noviembre 2015 (5)
  • octubre 2015 (5)
  • septiembre 2015 (12)
  • agosto 2015 (1)
  • julio 2015 (6)
  • junio 2015 (9)
  • mayo 2015 (16)
  • abril 2015 (14)
  • marzo 2015 (16)
  • febrero 2015 (10)
  • enero 2015 (16)
  • diciembre 2014 (24)
  • noviembre 2014 (6)
  • octubre 2014 (14)
  • septiembre 2014 (15)
  • agosto 2014 (7)
  • julio 2014 (28)
  • junio 2014 (23)
  • mayo 2014 (27)
  • abril 2014 (28)
  • marzo 2014 (21)
  • febrero 2014 (20)
  • enero 2014 (22)
  • diciembre 2013 (20)
  • noviembre 2013 (24)
  • octubre 2013 (29)
  • septiembre 2013 (28)
  • agosto 2013 (3)
  • julio 2013 (36)
  • junio 2013 (35)
  • mayo 2013 (28)
  • abril 2013 (32)
  • marzo 2013 (30)
  • febrero 2013 (28)
  • enero 2013 (35)
  • diciembre 2012 (3)
mayo 2022
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031  
« Abr