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Décimo Quinta Crónica desde el País de Gaigé

15 mayo, 2022 By amarias 2 comentarios

Está ya vencida la primera quincena de mayo en Gaigé, el país de los Despropósitos, y no faltan temas que comentar en esta Crónica singular. En primera página ha de figurar la sustitución-destitución-despido de Paz Esteban, la jefa de los espías de Gaigé y encargada, por tanto, de salvaguardar las intimidades del edificio de la gestión de lo público, esos subterráneos que Rufián (el valido de Junqueras) se obstina en llamar las “cloacas del Estado”.

Pretende con ello, junto a  los portavoces y palmeros de los partidos que pretenden dinamitar la democracia (una débil figura de entendimiento colectivo que en Gaigé parece que hoy solo puede ser defendida desde dentro, como una fortaleza en la que los asediados han conseguido entrar) hacer una llamada a la transparencia total. Un oxímoron sin recorrido práctico, que Rufián, Iglesias jr, Montero, Echenique, Colau, Torras, Otegui, Puigdemont, entre otros -secesionistas y antimonárquicos incrustados en el Gobierno- se encargan de adornar con tinta de calamar y grandilocuentes falsedades, acompañándose de gritos desaforados, con el único objetivo de ahuyentar a quienes osen acercarse a su imitación de burda kaaba, en donde se venera el dios de la confusión.

Andalucía, la región más extensa de Gaigé, está en campaña electoral para renovar el 19 de junio la presidencia de la autonomía y la falta de entendimiento entre los partidos y formaciones de la extrema izquierda permite pronosticar que la anunciada coalición para sacar a la derecha del gobierno regional, sufrirá un duro descalabro. La inscripción de Podemos a la plataforma electoral que registraron Izquierda Unida y Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz, llegó fuera de plazo, al no haberse conseguido el acuerdo sobre el candidato (Delgado, Juan Antonio) antes de que el período para presentar candidaturas conjuntas se cerrase. Así que será Nieto (Inmaculada) la candidata a quitarle el puesto a Moreno (Juan Antonio) o las ilusiones a Espadas (Juan). Será una campaña en la que es muy posible que, a medida que se acerque el momento de elegir, habrá sobre el escenario más sangre que carne. No se eligen programas, que se parecen mucho en lo sustancial y difieren solo en la fantasía de sus redactores y el actual presidente (en funciones) de Andalucía es maestro en ofrecer ambigüedad, que el votante interpreta, en general, con promesa de tranquilidad.

Tanta falsa disputa ideológica, con descalificaciones cansinas sobre corrupciones y malas gestiones del pasado -pendientes de resolución en los tribunales o caídas en los agujeros del olvido- robustece, sin pretenderlo, la coherencia del partido de Abascal, que ha conseguido disfrutar de la mejor propaganda imaginable al ser presentado como anticonstitucional y ultraderechista desde la cúpula del PSOE, abrazo del oso que el candidato socialista Espadas no debiera agradecer demasiado. Tampoco la medida ambigüedad de Núñez Feijóo (Alberto), es aliño de gusto para Moreno que, como todos los líderes regionales que confían sobre todo en conocer su percal, prefieren organizar la campaña por su feudo con sus criterios. Aunque pocos se acuerdan ya de Casado, la sede de Génova alberga aún fantasmas de una guerra fratricida en la que la sangre de las paredes no se limpió del todo.

Gaigé ha celebrado como si fuera un triunfo el tercer puesto de Chanel (cantante y bailarina cubana) en el Festival de Eurovisión. El esfuerzo gimnástico de la artista y de su coreografía no guardaba relación con la letra de una canción ininteligible, más propia de un país caribeño y que, mirada con espíritu crítico, podría ser calificada de hortera y vulgar. Ganó Ucrania, al recibir los votos sentimentales de las redes sociales, y queda en el aire el aprovechado e incomprensible ofrecimiento de TVE (con la aquiescencia del Gobierno, dicen) de ofrecer a Madrid como sede suplente si el pais invadido aún estuviera en guerra o no hubiera alcanzado su plena reconstrucción el próximo año.

El rey de antes, Juan Carlos, liberado de responsabilidades legales que nunca hubieran debido gravitar sobre su cabeza desplumada y coronada, quiere volver, y quisiera hacerlo a la Zarzuela, y aprovechar el momento de gozo y confusión para congraciarse con la sufrida reina Sofía y, con algo de retraso, tal vez celebrar los sesenta años de su irregular matrimonio reintegrado a los rediles del afecto popular. El pueblo de Gaigé, experto en aguantar traiciones, dictadores, guerras civiles, democracias débiles y falsos mesías, estará siempre dispuesto a disculpar amoríos, extramatrimoniales devaneos y, rodeado de corruptos y proclive a utilizar ventajas él mismo, entendería  hasta recogida y reparto de coimas, pues sabe en sus carnes lo difícil que es medrar entre falsarios.

Regresa don Juan Carlos a un país que en poco se parece al que abandonó hace casi dos años en contra de su voluntad, secuestrada la de la Casa Real y la suya por un gobierno republicano, que estuvo y estará siempre atento a aprovechar la ocasión para darle pasaporte también al rey Felipe. No lo tiene fácil, pues Felipe VI ha revelado un talante correoso y dispuesto a mantener la silla del falso privilegio real contra vientos y mareas. Casado con una plebeya que, con su buen hacer (a pesar de críticas mordaces que muerden siempre en el hueso de la profesionalidad de la asturiana), la reina Letizia ha puesto de manifiesto que para ser rey o reina puede servir teóricamente mucha gente. Desde fuera, parece simple. Pero hace falta al menos, inteligencia emocional y capacidad de adaptación, formación de base y voluntad de seguir aprendiendo, sentido de la sobriedad, resistencia y buen aspecto físico. Para ser buen presidente de Gaigé, la cosa se presenta muy distinta y, a pesar de supuestos caminos de selección democrática, lo más seguro es el fracaso al analizar el resultado.

La guerra rusa por anexarse Ucrania (o un buen trozo de ese Estado) sigue causando daños, y no solo en el terreno invadido. La petición de Finlandia de unirse a la Alianza Atlántica, a la que seguirá de inmediato la de Suecia, ha enfadado al osezno del Kremlin, que amenaza con duras represalias si se lleva a cabo la adhesión. Erdogán, el exótico presidente de Turquía, atento a rentabilizar sus noes con divisas, ha dicho que no lo ve bien, pero quienes lo conocen mejor afirman que está de acuerdo siempre que se negocien los términos.

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Tercera Crónica desde el País del Gaigé o del Huangmiú

21 febrero, 2022 By amarias Dejar un comentario

El País del Gaigé (o del Huangmiú) ha demostrado, como pocas veces antes, la oportunidad de su nombre ficticio. La idea de “reforma permanente” (Gaigé), tan vinculada al “despropósito” (Huangmiú) ha plantado sus fuertes raíces en el que era, hasta la tercera semana de febrero de 2022, el principal partido de la oposición, el Partido Popular.

Hasta el 18 del mes, la posición de fuerza como alternativa a la coalición de Gobierno actual, presidida por el Partido Socialista, era tremendamente sólida. La popularidad de Ayuso, la seductora lideresa aupada por sus naturales encantos y el impulso benefactor de la oposición que le brindaron Sánchez e Iglesias (júnior), alcanzaba cotas no imaginables. Pablo Casado, aunque con suficiente inseguridad sobre su verdadera capacidad para dirigir grandes destinos, se afianzaba como opción (a falta de otras) para ser aupado a la jefatura del Gobierno, siendo deseable que en los próximos dos años se cociera aún mejor en sus destrezas no suficientemente sólidas.

Estas previsiones no sucederán, sustituídas por los peores auspicios para la derecha española y, por supuesto, con el mayor gozo para lo que aún se entiende por izquierda del país, que no se esperaban el regalo que sus oponentes le hicieron este mes. Ayuso y Casado, contando con los teloneros de nombre Almeida y Ejea y los subalternos Carromero y Rodríguez Bajón, representaron una tragicomedia en la que se inmolaron a garrotazos. Como en toda buena tragedia, todos mueren, mientras entonan sus explicaciones y disculpas y los espectadores obtienen material para hacer, luego un buen momento de cine fórum.

Son muchas las enseñanzas que los historiadores de la petit histoire y los comentaristas de las intrigas del corazón de la política están obteniendo de este episodio, incomprensible para los humanos (españoles y extranjeros) que no entiendan los entresijos de nuestra idosincrasia.

Mal momento para Mañueco, débil vencedor en las elecciones por la presidencia de CastillayLeón, cuyo mérito mejor fue sacudirse del abrazo amigo de Igea (no confundir con su casi homónimo: el de Ciudadanos) para arrojarse en los brazos con lecho de espinas de Abascal y su educando García-Gallardo. Mal momento para Núñez Feijóo, que se verá obligado a retratarse para salir de su voy-pero-vengo y aceptar ser aupado como buen componedor de los destrozos causados por la pelea de corral que, por un quítame allá ese contrato de mascarillas y pónte de rodillas para venerarme como tu dios, han organizado los dos amigos de la infancia que creyeron estar jugando a médicos y enfermeras.

Mal momento para todos, porque ha sido puesto en evidencia que los políticos, de un lado como de otro, tienen -salvo tan honrosas excepciones que resultan sepultadas por el jaleo general- como único objetivo, hacer su propia carrera. Se habla ahora de que habría que prohibir las Juventudes de los Partidos, que son cuna y vivero de personajes que guían su ambición al único objetivo de engañar a los demás para que creamos en su eficacia como gestores. Se habla ahora de que convendría que se llegara a la gestión de lo público, a los más altos niveles, desde la experiencia de la edad y con las espaldas bien cubiertas por desengaños anteriores que garanticen que solo se dedicarán a buscar el bien común, allá donde se halle.

No hay porqué obsesionarse. Nada pasará que evite que el país de Gaigé siga fiel a su nombre supuesto, a su tradicional manera de destruir lo que se haya hecho antes por otros, a negar cualquier colaboración con el de al lado, porque se verá como un enemigo que, en vez de potenciar nuestras habilidades, hará sombra. En el país de Gaigé la capacidad para la guerra civil es alimentada como sustancia melífera, bálsamo de Fieragrás, pócima de druida. Se le da a cucharadas a los niños, se toma en botellas cuando se es adolescente y, ya adulto, como Obelix, anestesiado para valorar positivamente al otro, sin necesidad de acudir al cuenco donde se potencian los odios, se está preparado para matarse a garrotazos, hacer el espectáculo del mozo del martillo.

Que en ese trasunto del Gaigé, dos poblaciones vecinas extremeñas, Villanueva de la Serena y Don Benito hayan decidido, por abrumadora mayoría de sus habitantes, fusionarse (a falta de elegir un nuevo nombre para el resultado), es una excepción. No tendrá imitadores, por ello, porque lo que prima es la secesión, la ruptura, el descalabro, el tirp en el pie o en la cabeza. Aceptar incluso que te saquen un ojo si se obtiene la promesa de que al vecino con el que estamos enfrentados le sacarán los dos.

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Guerras

18 febrero, 2022 By amarias Dejar un comentario

En lo que parecia el momento más dulce de la historia reciente del Partido Popular, con un PSOE debilitado por el contagio ideológico y las zancadillas, pescozones y puntapiés de sus compañeros de Gobierno, se desata una incomprensible situación en la cúpula del partido, con agrias descalificaciones y fatales desencuentros entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso y el presidente del partido, Pablo Casado.

El papel de secundarios activos en esta refriega del alcalde de Madrid, Martínez Almeida, portavoz parlamentario de la formación y del secretario de Organización del PP, García Egea, viene a confirmar una crisis sin precedentes en la cúpula de la derecha española, que pierde su apariencia de civilizada (si alguna vez la tuvo en tiempos recientes) para convertirse, sin paliativos, en una jaula de grillos, un girigay de egos de bajo nivel. Inaceptable cuando se está ventilando el futuro de la formación que, hasta ayer mismo (17 de febrero de 2022) era una firma opción para provocar el cambio ideológico en la gestión de nuestro país.

Como se conocen suficientemente los elementos que han provocado el enfrentamiento entre Ayuso y Casado, tenemos material para concretar un juicio independente de lo sucedido. El contrato de compra de varios cientos de miles de mascarillas FFP2 para la Sanidad de Madrid, en momento álgido de la pandemia, en plena desorientación de la ciudadanía y del Gobierno central sobre lo que había que hacer, y a un precio que, por cierto, no parece excesivo a tenor de lo que se estaba cobrando en las farmacias (cuando tenian el género), parece ser que benefició indirectamente, como inrermedario comercial, a un hermano de Ayuso.

Que una parte de la dirección del PP, con Casado a la cabeza (aunque él ha negado en entrevista en la  COPE su participación directa, lo que no resulta creíble) haya querido ver en esa adquisición causa de culpabilidad suficiente para investigar y presionar sobre su activo más valioso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, resulta inconcebible. Que la envidia, la tensión de los egos, los grupos de poder dentro de un partido que tiene la obligación legal de ser democrático, hayan desembocado en una guerra pública, mediáticamente muy atractiva por lo inusual, es la demostración palpable de que el PP no estaba preparado para ser alternativa.

Ignoro cómo se podrá recomponer el destrozo, pues los daños causados son múltiples. Para el votante y simpatizante del PP el desconcierto será, supongo, máximo. Los participantes en esta disputa de niños de colegio -nada que ver con una supuesta corrupción, que, de tener material fundamentado, habría de desembocar en la fiscalía y no en la plaza pública. han quemado su futurp político, su credibilidad o la capacidad de ser aglutinadores de todas las facciones presentes en el Partido.

La unidad se ha roto, y con ello, la opción de ser oposición creíble al PSOE y a la izquierda ideológica. Ha sido puesta de manifiesto la incapacidad de Casado y Rodríguez Ejea para dirigir el Partido con solvencia. Y aunque Ayuso salga vencedora (si bien, tocada del ala, lo quiera o no, pues la mierda mancha aunque se pueda limpiar en la tintorería) y Almeida haya querido aparecer como prudente en el arte de nadar y guardar la ropa, los dos más aparentes (y respetados) gestores de la vida pública que tiene el PP tendrán que verse las caras en el espejo de sus filias y fobias y, entre el estupor general, asearse y limpiarse los plumajes de esta guerra de gallos y gallinas.

Nota: Sobre la otra guerra, la seria, la que Rusia está propiciando en Ucrania con el beneplácito de Estados Unidos y la cara de memos de la diplomacia europea, habrá que escribir mañana. Pero estoy con José María Aznar, la guerra más importante es la del PP, no la de Ucrania.

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¡Seguridad! (Segunda parte)

30 enero, 2022 By amarias Dejar un comentario

En lo que parece la vispera de una confrontación militar (escribo ésto en la tarde apacible del domingo 3o de enero de 2022), comentar sobre la seguridad desde una perspectiva general -aunque con la visión restringida de un ciudadano europeo que tiene sus únicas fuentes de información en los medios públicos-, es, al mismo tiempo, temerario y atractivo.

No quiero limitarme en estas breves notas, sin embargo, a la seguridad que pudiera derivarse de los medios para evitar o reducir el alcance en carnes propias de un conflicto bélico que se acepta como premisa que no se ha iniciado.

La historia del mundo está repleta de desgraciadas evidencias de que los Estados, los pueblos y las tribus, son capaces de  enfrentarse hasta la extinción o rendición del contrario, por motivos que, en su origen, y vistos con perspectiva, parecen inexplicables o perfectamente eludibles. El libro de Margaret Macmillan, 1914, glosando con detalle la escalada de despropósitos que condujo a la primera guerra mundial, debería ser libro de lectura obligada para interesados en conocer cómo se gesta una catástrofe de gran alcance y para todos aquellos que, desde posiciones de responsabilidad, se creen capaces de controlar una incipiente tensión modulando el uso de la fuerza.

La seguridad de ciudadanos y bienes, a nivel global, es responsabilidad de los Estados, es decir de sus gobiernos e instituciones funcionariales. Si pensamos en la relación entre Estados, sus actuaciones para favorecer la convivencia recíproca y resolver por la vía de la diplomacia y la negociación, las eventuales tensiones que generen los conflictos de intereses antes que adquieran dimensiones mayores, abarcan un espectro muy amplio.

Existen las vías diplomáticas, el espionaje, la dotación de una fuerza y Ejércitos propios, los acuerdos entre Estados para actuar conjuntamente en caso de agresión de un tercero y las organizaciones de defensa, empresariales, culturales o humanitarias. Hasta las competiciones deportivas, los congresos y ferias de turismo, las exhibiciones conjuntas de armamento y los acuerdos de investigación y desarrollo de fármacos, artefactos y trasgénicos, forman parte de los instrumentos para focalizar tensiones y, por supuesto, evitarlas.

Si se diera la intención de asegurar que, en caso de conflicto que no le afecte directamente, una nación (sinónimo aquí de Estado) no se vea involucrada por disputas ajenas, la manera -bastante ingenua- de expresar que se mantendrá al margen, es declararse como neutral, pacifista o no alineado. Suiza, desde la derrota de Napoleón, se presentó ante el mundo como país neutral “de manera perpetua”. Su entrada en la ONU en 2002 y su obligación de sumarse, desde entonces, a los acuerdos sobre las sanciones que emanen de ese Organismo, (y aspiró incluso a un puesto en su Consejo de Seguridad) plantea dudas a los politólogos, especialistas en derecho internacional y a los filósofos, sobre el carácter y valor real de esa neutralidad.

Al margen de que un Estado o colectividad se declare como pacifista, ello no les exime ni libra de ser atacados. Si, dentro del mismo gobierno, una parte del mismo apoya exhibiciones de fuerza (envío de medios humanos, armamento y vehículos militares) frente a otros países que pueden desembocar en conflicto bélico y, por otra, algunos ministros y portavoces defienden mantenerse al margen, esta dicotomía patológica creará desconcierto en la ciudadanía y debilitará la coherencia internacional del apoyo. Pero no evita que la decisión se interprete inequívocamente como voluntad de participar como elemento disuasorio y, si llegara el caso, beligerante, aportando sus fuerzas al bloque al que se pertenezca y, exponiéndose, por tanto, a ser atacado directamente.

Representantes cualificados de partidos de la izquierda española, incluso desde los Ministerios que detentan, se han manifistado como pacifistas y contrarios a la voluntad expresada por el presidente de Gobierno de apoyar a la OTAN, en su contrapunto a lo que se ha dado en llamar amenaza rusa a la independencia de Ucrania, reforzando el envío de material bélico y efectivos humanos a la frontera oriental de este organismo. Esta falta de homogeneidad es inaceptable, debilita nuestra posición como país y nos presenta como socios poco fiables. (1)

España, en el terreno de la seguridad colectiva, necesitaba una revisión ordenada y urgente de prioridades, amenazas y medios. La nueva Estrategia de Defensa Nacional dará importancia a la integración de las Comunidades Autónomas en el modelo de actuación y concretará el catálogo de recursos para dejar claras las líneas de acción frente a las amenazas, cuyo creciente carácter híbrido no se le oculta a nadie. La falta de organización en el abordaje de la pandemia de la COVID ha dejado claro que es imprescindible cambiar la metodología e integrar a todos los estamentos bajo un mando único en caso de amenaza global.

No es (solo) un cometido de naturaleza militar, sino que abarca responsabilidades y medios de toda la sociedad, aunque la creciente tensión internacional, con Estados que se han dotado de medios detructivos de gran alcance e intensidad, ha vuelto a poner el énfasis -en los paises que fueron terreno operativo de la segunda guerra mundial- sobre la necesidad de tener un Ejercito propio en la Unión Europea. A finales de noviembre de 2021, el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, ha hecho llegar a los servicios de inteligencia de los países de la Unión un documento que presenta una nueva estrategia de defensa, impulsando una fuerza de acción rápida autónoma.

Aunque desligado de su carácter exclusivamente militar, y vinculado a la necesidad de defenderse de amenazas de naturaleza híbrida, cibernéticas, químicas, biológicas, entre otras, parece necesario volver a la formación defensiva de la población en general. Cuando en España (y otros países) el servicio y enseñanza básica militar era obligatoria, algunos jóvenes se declararon objetores de conciencia. Como sucede con casi todos los pioneros, los primeros que se manifestaron contrarios fueron encarcelados y sufrieron diversas penalidades y represalias; después, la obligación languideció y, desde hace varias décadas, el servicio militar dejó de ser obligatorio). Los Ejércitos pasaron a estar formados solo por profesionales (vocacionales o voluntarios), reduciendo su músculo personal (escuché a un general expresar que tenemos un “Ejército bosai”) y cada vez más se confía la defensa a la perfección del armamento, del equipamiento y los medios disuasorios, incluídos los nucleares y, asímismo, se potencia el empleo de medios logísticos, software sofisticado y material de inspección y ofensa no tripulado.

Urge un planteamiento general, sólido y asumido por la mayoría, de las estructuras de defensa. La seguridad colectiva exige dotarse de un músculo y una potencia de actuación propia y vincular esa facultad autónoma a los medios de que dispongan los Estados aliados. No se trata de ver a otros Estados como potencialmente enemigos (aunque, al considerar las amenazas, se deberá cualificar cuidadosamente su nivel de agresividad contra nuestros intereses), sino tener clara la manera de reaccionar ante una agresión de cualquier tipo con los medios al alcance.

Ser pacifistas no nos libra de estar amenazados ni, por supuesto, de ser atacados. No será por misiles de cabeza nuclear, sino por secuestro de claves y cuentas bancarias, ataques con virus y bacterias debilitantes o letales, generación de pánico o intranquilidad por asesinatos y atentados, suspensión de suministros esenciales para nuestra economía, etc. Lo que los militares llaman envío de “botas sobre el terreno” (fuerzas militares luchando con armas más o menos convencionales sobre el espacio físico) tienen ahora un valor reducido. Han pasado a ser exhibiciones de prudente poderío, asimilables a los bufidos de berrea o al despliegue de plumas de machos de combatientes, con pretensiones de distracción sobre los métodos más sutiles y eficaces de derrotar al enemigo.

Ojalá nunca tengamos que gritar “¡Seguridad, seguridad!” porque ya nos parezca imprescindible contar con ella, porque será demasiado tarde.

—

(1) Las versiones de la situación, por parte de rusos y prorusos y proamericanos y atlantistas, difieren sustancialmente. No tengo ahora el propósito de analizar esas discrepancias. Me pregunto, sin embargo, si la OTAN ha evolucionado para ser bastante más que un organismo militar y la naturaleza de los intereses de Ucrania para integrarse en ella o en la Unión Europea.

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La Nicolasa aguanta el tipo

6 diciembre, 2021 By amarias Dejar un comentario

El 6 de diciembre de 1978, festividad de San Nicolás de Bari, más de 15 millones de españoles votaron que sí a una pregunta muy escueta: ¿Aprueba el proyecto de Constitución?. Con ese abrumador respaldo, de casi el 92% de los que participaron en el referéndum, el 29 de diciembre de ese año entró en vigor.

Han pasado 43 años y, a pesar de que -sobre todo en esta última década- se vienen lanzando varias andanadas contra la Norma Suprema -sobre todo, desde la izquierda mediática, la Nicolasa resiste. Desde luego, una de las razones fundamentales de su supervivencia es la dificultad que los Padres de la criatura idearon para mantenerla estable: unas mayorías parlamentarias prácticamente inalcanzables. Y, dada la evolución del espectro político, los acuerdos para tocarle incluso un pelo -digamos, aspectos como cambiar el término de “disminuídos” por el de “personas con discapacidad”- se han hecho prácticamente inviables.

Aunque alguno de los componentes de la actual coalición de Gobierno esté clamando por revisar el título segundo y avanzar por la vía de los puñetazos encima de la mesa hacia una República con monarca (el multifacético spindoctor Iván Redondo ha encajado incluso esa idea en su nueva columna de La Vanguardia -antes, La Vanguardia  Española-) o hacia una España definitivamente desmembrada en la que las dos autonomías más potentes en reclamar privilegios para sí hagan lo que les de la gana, el presidente de Gobierno, el muy hábil Pedro Sánchez, ha aprovechado la celebración para afirmar  que “la Constitución es la hoja de ruta” para su gobierno.

Puede sonar desconcertante. Antes de que el término entrase en poder de la semántica política, la “hoja de ruta” era el documento en el que el responsable del transporte -el capitán de un barco de transporte, por ejemplo- anotaba todas las incidencias relevantes del viaje. Se trataba de una información capital para analizar, una vez llegado a destino, aquellos aspectos de la travesía que podían haber afectado a la carga y, por tanto,  ser relevantes para el destinatario o, en su caso, para la solicitud de una compensación a la compañía aseguradora.

Pero estoy seguro que el Presidente se confundió en los términos. Porque no pensaba en la acepción, más moderna, impuesta por los usos del lenguaje, siempre algo místico – por no decir, ininteligible-, de los políticos, por la que una “hoja de ruta” es el documento que marca el destino al que se desea llegar. No, Sánchez, quería haber significado que la Constitución del 78 era un lugar de partida y que le servía como guía para conducir su política hacia donde la coyuntura se lo permitiera.

Deseo de corazón que, con este timonel y sus jaleadores, no nos estrellemos contra las rocas.

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Los futuros perdidos y el futuro que espera

26 noviembre, 2021 By amarias 2 comentarios

Hace algo más de un mes (octubre de 2021), Eduardo Madina y Borja Sémper, como resultado de una larga conversación con Lourdes Pérez, han situado en el convulso mercado de opinión español un libro singular, titulado “Todos los futuros perdidos (conversaciones sobre el final de ETA)”.

Vengo siguiendo con decreciente interés y en la medida en que mis ocupaciones profesionales y oncológicas me lo permiten, las intervenciones de Madina y Sémper en el espacio “La ínsula”, los viernes, en la emisora Onda Cero que dirige Alsina. Me parece que aportan una visión fresca y lúcida sobre el deterioro de la política española actual, aunque su tono conciliador y sus críticas al estilo de caballero gentilhombre, resultan demasiado discordantes con el girigay falto de elegancia y altura intelectual de nuestros representantes en el hemiciclo. Por eso, me han llevado hacia la sensación de cansancio a fuerza de oírles. La situación se encamina hacia la batalla campal y el Gobierno sanchista y sus palmeros están pidiendo a gritos una oposición de rompe y rasga, que les convenza de que la inmensa mayoría de los españoles no están/estamos dispuestos a seguir aplaudiendo, ni manteniendo el silencio, ante su manejo grandilocuente y suicida.

El libro es un testimonio de alto voltaje. Su título refleja un pesimismo alarmante, viniendo de dos jóvenes -en plena madurez- que tienen la edad de mis hijos. En verdad, el ejemplar que tengo en mis manos está dedicado por Eduardo Madina a mi hijo Miguel, quien me consta que tiene una relación de amistad y bastantes dosis de recíproca complicidad con los autores.

No puedo decir que me leí el libro de un tirón, porque su estructura no se presta a ello y, además, mi curiosidad me llevó a consumir en primer lugar alguno de sus capítulos más llamativos.

Comencé a leer el libro por el Capítulo 5, “Llega el dia. La conciencia de ser un superviviente”. Primero, se cuenta la amenaza de muerte comprobada que pendía sobre Borja Sémper; luego, con más detalle y tintes especialmente emotivos, el atentado contra Eduardo Madina, en el que perdió su pierna izquierda.

Me daría cuenta después, al repasarlo con método, que la factura del relato pretende trazar el testimonio de dos vidas paralelas, cada una convergiendo desde una hipotética divergencia política y con el tremendo trasfondo de una sociedad, la vasca, con una capacidad probada para la enajenación colectiva. No es fácil, en este momento, discernir quién está a la derecha y quién a la izquierda del espectro político, aunque Borja se define como liberal y Eduardo como socialdemócrata y, como ratificación de ese sesgo, el uno milita (o, por lo menos, ha militado) en el Partido Popular y el otro en el Partido Socialista, en el que llegó a postularse contra Pedro Sánchez, y perdió. En este momento, no se dedican a la política, aunque…la hacen, al juzgarla.

Es muy emocionante leer que sería mucho más interesante conocer las razones por las que, tipos maduros, -de cuarenta o cincuenta años (como los autores ahora)- organizaron  el entramado de ETA,  que pretender analizar los móviles de los que colocaban bombas y asesinaban a bocajarro, jovenzuelos descerebrados que obedecían instrucciones sin plantearse porqués.

Me gustaría admitir que ETA está derrotada, y que “los niños y niñas de España deben crecer sabiendo que” lo está (pág. 209). También quisiera creer que el fantasma de una guerra civil -pocos pueblos han decidido a lo largo de la Historia, dirimir sus diferencias matándose entre sí- ha desaparecido. Pero, cuando atiendo a lo que se expresa en la Cámara de Diputados y fuera de ella, por individuos que se dicen representantes del pueblo y que tienen la obligación de atender a intereses generales, y advierto su incapacidad para encontrar el punto de acuerdo en la negociación y el pacto, y su gozo por la descalificación y el aspaviento, removiendo ascuas de un pasado que no conocieron en primera persona o que lo protagonizaron en mala hora, no puedo menos de lamentar que muchos hombres y mujeres jóvenes, pero ya en plena madurez, como Borja y Eduardo, puedan pensar y tengan serias razones para creerlo, que “todos los futuros están perdidos”.

Coño, no. Vuestro presente, la experiencia acumulada, la sensatez manifiesta, ha de conducirnos a un futuro mejor. Tenéis, junto a los mejores de vuestra generación, la capacidad, el empuje y el discurso para ser los timoneles. No nos dejéis en la estacada. Los mayores, hemos podido llegar hasta aquí (la paz, la democracia, una España unida con vibrantes realizaciones, con un lugar de privilegio en el mundo) superando muchos obstáculos para dejarnos abrazar por el pesimismo o la tristeza. Debemos empujar fuera del estrado a los que solo saben hablar desde el odio, la ignorancia, la falsedad y el menosprecio a la inteligencia.  Son un estorbo, una lacra remanente.

Archivado en: Actualidad, Política, Sociedad Etiquetado con: Borja Sémper, Eduardo Madina, ETA, Lourdes Pérez, Partido Popular, partido socialista, terrorista, Todos los futuros perdidos

Tiempos exclusivos y excluyentes

15 noviembre, 2021 By amarias 1 comentario

Le estamos dando demasiada importancia a los políticos y no la tienen. No nos sirven para casi nada, y han demostrado hasta la saciedad que forman un grupo excluyente, bastante zafio y muy poco ocurrente. La prensa -sobre todo la escrita-, que está herida de muerte, se empeña en convertir a esa pobre gente en personajes de ficción, restregándonos sus vulgaridades y miserias, distrayéndonos del tema importante: para qué sirve el dinero que les pagamos, de qué forma se dedican a resolver nuestros problemas y no a inventarnos otros, trasladándonos, incluso, los suyos.

Pongo algunos ejemplos, para los que anden más despistados.

¿Nos afecta para algo quién será el Presidente del Partido Popular en Madrid  o las opiniones que puedan tener unos de otros de los cabecillas de esa facción ideológica? ¿No será mejor obtener información sobre si ese partido con supuesta vocación de Gobierno, tiene un programa actualizado y se declara dispuesto a cumplirlo, en el caso hipotético de que ganara las próximas elecciones generales?

¿Qué efecto -a escala nacional e internacional- tiene la desgraciada circunstancia de que el Presidente de Gobierno actúe cada vez con mayor frecuencia como Secretario del Partido Socialista que como jefe del Ejecutivo? ¿Se está analizando la pérdida de relevancia internacional de España? ¿Qué tipo de interlocución tenemos con el Gobierno de Estados Unidos de Norteamérica? (por no hablar de otros Estados y países con poder creciente)

¿Qué hacen la mayoría de los actuales ministros de Gobierno en sus respectivos cometidos como máximos responsables de la Administración pública en sus respectivas carteras? ¿Podemos sacar alguna consecuencia del tremendo fraude que ha sido la irrupción de Podemos en el panorama electoral? ¿El parecido lamentable a una política bananera, donde parejas legales o de amantes, ocupan carteras ministeriales, secretarías de Estado o Direcciones generales, afecta a la eficacia del trabajo desempeñado por estos servidores del Estado?

¿Tienen consecuencias prácticas sobre las actuaciones oficiales o regladas, los conocimientos, más que sus tendencias sexuales, afectos y desafectos entre ellos, de los miembros de los poderes fácticos del Estado, ya sean del poder judicial, del ejecutivo o de los diferentes centros de decisión que pagamos con nuestros impuestos ?

¿Tiene el Gobierno alguna opción de detener la escalada de precios y controlar el precio de la energía, incluido el gas, ante un invierno que será crudo? ¿Por qué no funciona como debería el Estado de las Autonomías, falto de voluntad de corregir la vergüenza constante que supone el desequilibrio entre regiones? ¿A dónde se pretende que llegue la desafección de Cataluña y el País Vasco?

¿Por qué no se está apoyando la investigación y la ciencia con dineros y no solo con huecas palabras? ¿Se está haciendo algo para conseguir que la asistencia sanitaria sea, al menos, similar, en todas las regiones? ¿Se han analizado las diferencias brutales de calidad de los egresados universitarios, en relación con los centros en donde obtengan sus títulos?

Estos tiempos que nos ha tocado vivir, y en los que proliferan las voces que hablan de la necesidad de utilizar un lenguaje inclusivo, de incorporar a todo el mundo en términos de igualdad formal, se han desvelado, en la dura realidad, como excluyentes para la inmensa mayoría. Aunque resulten exclusivos para algunos. Basta ver cómo quienes nos debían dirigir han mejorado su nivel de vida, a costa de nuestra intranquilidad.


Nota: La foto corresponde a un juvenil de curruca capirotada

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Concursante Ayuso

10 noviembre, 2021 By amarias Dejar un comentario

El 9 de noviembre de 2021, la presidenta de la Comunidad de Madrid, en el programa de entretenimiento El Hormiguero respondiendo a preguntas del conductor Pablo Motos y de dos hormigas animadas, tuvo una actuación estelar, bien preparada y orquestada para dar sensación de frescura y originalidad.

Isabel Díaz Ayuso había sido maquillada para presentar un aspecto más propio de modelos de pasarela o una dama del espectáculo; labios pintados de rojo carmesí, ojos primorosamente ribeteados de negro. Al principio, parecía que estaba excesivamente decorada, pero a los pocos minutos, los televidentes que acudimos a la promesa de espectáculo (¡dos millones  y medio!) atisbamos la razón. No se trataba de exponer ideas, sino derrochar simpatía y atractivo sensual.

Ayuso está participando, aunque lo niegue -o, quizá, por eso mismo- en un concurso en el que compite con Pablo Casado, un soso. Si el alcalde de Madrid, Almeida, tuviera más gancho físico, quizá podría hablarse de un tercero en liza. Pero no ha que olvidar que el ganador del concurso debe enfrentarse en la final a Pedro Sánchez, un guapo aburrido y capaz de utilizar como un maestro de esgrima el arma social más letal: la mentira, las medias verdades, el engaño. (Ayuso: “Te mira y sabes que te está mintiendo”)

Hemos conocido ahora que, al menos, para eminentes cabezas jurídicas, si los políticos en ejercicio de su poder nos engañan, la culpa no está en ellos, sino en nosotros. La situación coincide en el tiempo con la posición expresada por la fiscalía de la Audiencia Provincial de Barcelona, preludio de una sentencia absolutoria, por la que no ve culpa alguna en el comportamiento de la vidente Pepita Vilallonga y dos colaboradores que, presuntamente, se habrían aprovechado del estado de vulnerabilidad de un mujer con depresión, porque “nadie obligó a la afectada a creerse que el tratamiento esotérico funcionaría”.

Ayuso demostró fehacientemente que tiene un oído musical propio para exhibiciones circenses: adivinó -incluso tras oir solo un par de acordes o golpes de percusión- el título e intérprete de todas las pruebas de identificación de canciones españolas populares en los ochenta.

Las preguntas del entrevistador incidieron en los chismorreos sobre tensiones internas en el Partido Popular, detalles sobre la vida privada de la presidenta comunitaria, solicitud de opiniones sobre el presidente de Gobierno y otras personas, guardándose, ya al final del programa, la pregunta bomba: por qué el PP y Vox tumbaron la comisión de investigación por las muertes por coronavirus en las residencias de Madrid. La respuesta no debía estar preparada, porque me resultó una justificación incoherente: los fallecidos fueron más en Madrid porque es una ciudad grande y ninguno murió sin tener al lado una mano amiga, ya fuera de un sanitario o un militar o, a los efectos prácticos, alguien que pasara por allí.

La concursante Ayuso obtuvo la aclamación unánime de los asistentes en directo al plató del programa y, aunque las redes sociales han sacado también algunas lenguas viperinas que envenenan cuanto provenga de la oposición al Gobierno frankestein, la mayoría de los comentarios están siendo elogiosos.

Isabel Díaz Ayuso for President. No han quedado dudas, después de verla volar por el escenario de El Hormiguero con sus potentes alas, que aunque el debate parece estar centrado en su justa reivindicación de dirigir la estructura de la regional madrileña, está en verdad definiéndose como idónea candidata a presidenta del Gobierno de España, con paso firme y frescura innegable, quitándole el sitio, con empujón de las masas enardecidas de la derecha, tanto civilizada como la montuna, a Pablo Casado, soseras incapaz de perder la compostura, que no logra desprenderse de la sensación de faltarle agilidad o ingenio para convencer incluso a un partidario.

Archivado en: Actualidad, Política Etiquetado con: El Hormiguero, Isabel Díaz Ayuso, Pablo Casado, Pablo Motos, Pedro Sánchez

Zafiedades

15 agosto, 2021 By amarias Dejar un comentario

Mónica García, concejal por Más Madrid en la Comunidad de Madrid, que se define como científica -supongo que por ser médico y madre- y se califica de “empática, honesta y comprometida”, está convencida de que a la presidenta regional, Isabel Díaz-Ayuso “no le interesa gobernar más allá de utilizar la gobernanza para sus intereses particulares”, demostrando “cinismo e hipocresía”, al descomponer desde dentro “un cargo público, como está haciendo el  Partido Popular en la Comunidad de Madrid”(El Mundo, 14 de agosto de 2021).

Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a vueltas con la papeleta de hacernos digerir la drástica subida del precio del Megawatio-hora, acusó a sus colegas de Gobierno de Unidas Podemos de “hacer demagogia barata” al pretender que la factura de la luz pueda solucionarse mediante un Real Decreto. No debe ser fácil desprenderse de la tentación de hacer demagogia con los mimbres al alcance, pues Teresa Ribera, después de calificar de escandalosa la actuación de Iberdrola al bajar los caudales de los embalses de Ricobayo y Valdecañas “lo que es legítimo, pero no razonable”.

Ione Belarra, Ministra de Derechos Sociales, acusa al ministro de Interior, Grande-Marlaska, de incumplir la legalidad, al ordenar la devolución de los menores marroquíes que llegaron el pasado 17 de mayo a España, alentados por el gobierno de Marruecos, por no contar con el preceptivo informe de los servicios de protección de menores y del Ministerio Fiscal. (la fotografía de Bernat Armange testimoniando que los menores se ven obligados a descansar en estanterías de una nave industrial es impresionante).

Dentro de la operación de caza y captura, para destruirlo y dejarlo como un erial, una de las piezas más cotizadas es el Rey de antes, Juan Carlos, al que algunos -incluido el presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla- “quieren ver en la cárcel por ladrón”. Me pregunto hasta donde se podrá estirar la cuerda de la Monarquía Constitucional sin que rompa y nos deje con el culo al aire de nuestra indefinición de lo que queremos ser de una vez. En mi opinión, Don Juan Carlos debe retornar a España y abandonar esa posición de supuesto apestado que no se compagina ni con las actuaciones investigadas por la Fiscalía, ni con el reconocimiento a la actuación del Monarca como garante de la democracia ni con el servicio prestado como amigo de los monarcas saudíes para conseguir pingües contratos para empresas españolas que (a la vista está) muy difícil lo tienen por la vía de las visitas de cortesía de ministros y capitanes de las constructoras que cotizan en el IBEX.

Alberto Garzón, ministro de la cartera de Consumo, especializado en traducir en declaraciones de su ministerio las afirmaciones gratuitas y consejos para ingenuos de algunos libros de matiz ecologista, ha afirmado que para producir 1 kilo de carne se necesitan 15.000 litros de agua. Parecería que incita  que, definitivamente, nos desprendamos de nuestra cabaña ganadera y nos hagamos veganos, pero por su comportamiento personal deduzco que no está por l labor de aplicar sus principios ecologistas a su vida particular.

No quiero ignorar que desde las filas de la derecha también se producen ataques verbales contra las actuaciones del Gobierno de Pedro Sánchez o pretendiendo descalificar a portavoces, concejales o diputados de las filas socialistas y comunistas. Que no se me juzgue como tendencioso, porque, vive Dios, que me da la mismo que gobiernen unos u otros con tal de que lo hagan bien, pero tengo observado que las frases que la izquierda dedica a quienes están en puestos de gobierno como representantes de la otra facción, son mucho más virulentas, injustas y zafias.

La descalificación sistemática de cuanto hace la presidenta de la Comunidad madrileña por parte de la oposición es ya paradigmática. Se la critica más que al alcalde de Madrid, Almeida, quizá porque se teme más su capacidad de respuesta ágil y seria, sin las concesiones populacheras de las que no consigue liberarse Ayuso.

La ausencia de respeto, elegancia, rigor, empatía y verdad que debiera regir las actuaciones de cuantos tienen responsabilidades públicas y facultades de representación, trasciendo de la política y alcanza, incluso, a la otrora prestigiosa Universidad. El rector de la Universidad de Barcelona, Joan Guàrdia se resiste a amparar públicamente al profesor Ricardo García Manrique, que fue atacado (por fortuna, solo verbalmente) en el Claustro al grito de “fascista y colono”. Los hijos de miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional  destinados en Cataluña (y otras Comunidades que desprecian usar el español como lengua vehicular) sufren desprecios y vejaciones, según ha sido reiteradamente denunciado, por sus problemas lingüísticos y su marginación como “españoles”.

 

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Generar alternativas

22 junio, 2021 By amarias Dejar un comentario

No tengo dudas en negar que el mayor problema de España en este momento sean los efectos del indulto a los secesionistas catalanes o la amenaza que puedan suponer los desplantes y exabruptos desde el sarpullido regional republicano y las huestes separatistas a la unidad del Estado. Tampoco me preocupa la persecución constante desde las instituciones revolucionarias catalanas -sobre todo- de la Monarquía constitucional, magníficamente encarnada en Felipe VI y su esposa plebeya, mi paisana la reina Letizia.

Son ruidos barulleros, carentes de más fuerza que la que pueda presentar un petardo de feria, a pesar del alcance mediático que se les dispensa, con el objetivo soterrado, por parte de los informadores adictos al régimen de Sánchez, de desviar a la opinión pública y a la oposición política de los verdaderos problemas que urge abordar.

Me preocupa, sin embargo, la dificultad con la que se encuentran las alternativas al gobierno de Sánchez para consolidar un programa que aglutine y anime a los votantes, -incluidos, claro, los de las regiones en las que ha crecido la simpatía hacia la corriente independentista, alimentada sin pudor por los gobiernos autonómicos-.

Creo que la unidad de España, defendida como elemento básico de la Constitución vigente, no tiene, por sí misma, suficiente fuerza de convicción para exigüas mayorías locales, que, adoptando la forma de diversos partidos del espectro ideológico -sin importar que se trate de opciones de derecha o de izquierda- se unen para formar coaliciones regionales que solo atienden a sus intereses particulares, tensando continuamente la cuerda de la solidaridad entre regiones. Ese Cid Campeador está muerto, amojamado, y resulta carente de atractivo para vencer a los opositores, por mucho que lo paseen, una y otra vez, por el campo de batalla de los desencuentros regionales.

El meollo tiene entra enjundia. Los independentistas vascos o catalanes, por citar a los más vocingleros, no corresponden a facciones ideológicas, sino a la convicción de que les irá mejor a sus regiones si disminuyen su contribución al bienestar general, aumentando hasta el límite las cantidades que aporten al fondo común. Ese es el aglutinante: la idea de romper la unidad, para llevarse la mayor tajada a su reducto. Algo que en Asturias, Andalucía o Galicia (por citar solo tres regiones) sería inimaginable, triunfa en las dos regiones más favorecidas de España (junto con Navarra). El modelo de desarrollo regional se nutre de construir fronteras, barreras económicas e ideológicas, solidaridades internas, mafiosas, que sirvan de defensa contra la competencia exterior y, al mismo tiempo, perfeccionen el reparto interno de los beneficios.

Fracasa, por tanto, en España, la idea crucial de la solidaridad. Ha renunciado a su defensa el Partido Socialista, traicionado en su esencia por Sánchez y sus seguidores de los restos de la maltrecha socialdemocracia. Pero el Partido Popular carece de programa creíble -creo que ni se lo ha planteado- que defienda la ventaja económica y social, e incluso la obligación ética, de mantener la unidad de España e impulsar objetivos comunes.

Acabo de escuchar, en el magnífico programa de Alsina (“Más de uno”, Onda Cero, 22 de junio de 2021) la entrevista a Pablo Casado. El político de derechas me dio la imagen de hombre inteligente, enterado y concienciado del deterioro que sufre el país. No dice tonterías, no se va por las ramas, no lanza exabruptos. Solo que está demasiado polarizado por la obsesión de criticar las actuaciones de Pedro Sánchez. Lo veo como un error de estrategia. En dos años -si no antes-, el gobierno de coalición cosechará su siembra de fracasos y despropósitos. Por eso, es ya momento de olvidarse de ser oposición -ni leal ni contestataria- y pasar a ser alternativa.

No se engañe el Partido que ahora acaricia la mayoría parlamentaria, si se realizasen los comicios en este momento. Habrá, desde luego, que reconstruir o deshacer algunas cosas que este Gobierno, en su carrera a la trágala, dejará como herencia. Pero lo más importante es lo que se hará cuando se consiga la jefatura del Gobierno. Y, para que eso llegue, también hay que contar con el voto suficiente, la adhesión complaciente, de las mayorías no independentistas catalanas y vascas.

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