Al socaire

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Archivo de marzo 2019

Militares, empresarios y jueces en política

27 marzo, 2019 By amarias Deja un comentario

La incorporación de varios altos miembros de las Fuerzas Armadas (no en activo) en lugares preferentes en las listas de  partidos que presentan candidatos a las elecciones del 28 de abril de 2019, ha vuelto a levantar la polémica acerca del significado que puede darse a la movilización política de quienes han ocupado hasta muy recientemente puestos relevantes en los Ejércitos.

Las Fuerzas Armadas tienen constitucionalmente la obligación de ser apolíticas, pero este mandato al colectivo no vincula individualmente a sus miembros, a los que -al margen de consideraciones estéticas- nada impide pertenecer a un partido político y apoyar su programa como crean conveniente y les permitan sus organizaciones, en tanto sus expresiones públicas se mantengan en el respeto a la Constitución y las leyes.

Lo que me lleva a dedicar algunas líneas a la cuestión no es el hecho en sí de que cinco ex generales (cuatro en las filas de Vox y uno en las de Podemos, aunque el antiguo JEMAD Julio Rodriguez no figura cómo candidato en estas elecciones) hayan saltado a la palestra de mostrar el trasfondo de armario de sus afinidades ideológicas, sino qué haya podido motivarlos, a ellos y, sobre todo, a sus mentores, para dar ese paso. Estas consideraciones pueden servir (bajándolas al nivel que el lector crea oportuno) para aquellos oficiales y jefes de los Ejércitos cuya incorporación a la política activa ha sido presentada poniendo de manifiesto expreso su vinculación militar.

Y por tiro lateral, se podrían aplicar a empresarios y profesionales de éxito en sus campos y, en esa línea, a jueces y magistrados que abandonan la toga y las puñetas (siquiera sea por la puerta de la excedencia provisional) para pasear su palmito por los escenarios haciendo de palmeros de políticos que se postulan para ser jefes de Gobierno.

Creo que es un error sacrificar la neutralidad pública de la trayectoria personal, asomando el careto en apoyo de una ideología o programa. No es lo mismo que te llamen para formar parte de un gobierno como independiente experto, que confesarse fiel a un Partido, sin que me importe el signo.

En el caso de los empresarios, parecen haber quedado atrás aquellos tiempos tempraneros post aprobación de la Constitución, en los que muy destacados paladines de los negocios privados afirmaban que no les importaba quien gobernase, con tal de que lo hiciese bien.

Y no solo creo que es un error personal el dedicarse a la política cuando se viene de esferas profesionales en donde se debe ser neutral ante las ideologías (por imperativo legal, obligación del organismo de pertenencia o conveniencia para el propio negocio). No veo la ventaja para los partidos que incorporan a militares, jueces y empresarios, en la supuesta esperanza de que les consigan más votos, le den más visibilidad o sirvan de refuerzo a algunas líneas programáticas (p. ej: defensa de la unidad de España, alardear de honestidad y presentar voluntad de perseguir la corrupción, exhibir capacidad de gestión).

La política es una profesión, exige una formación y una disposición personal y apoyo de partido. Los buenos profesionales de otros oficios y beneficios , pueden y deben ser excelentes consejeros y asesores de los políticos. Pero  mejor, desde la sombra. La exposición pública quema sin remedios y se convierte, con alta probabilidad, en un broche desgraciado a una carrera meritoria.

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Estas palomas coloreadas fueron fotografiadas en Taberna (Almería), en donde existen unos estudios cinematográficos-ahora en tiempos leves- en donde se rodaron grandes éxitos de la filmografía para devotos de western y de las pelis de fondo histórico.

Me imagino que los propietarios de estas aves las pintan para distinguirlas y para evitar que un cazador las mate creyéndolas salvajes. Son palomas de raza y de competición. Estas se habían arremolinado en torno a un señuelo depositado en el suelo. Varios lugareños observaban su comportamiento, aunque no fui capaz de entender lo que les extasiaba.

 

Publicado en: Actualidad, Defensa, Política Etiquetado como: elecciones, jueces, Militares, política, políticos

Estrategias de minorías

25 marzo, 2019 By amarias Deja un comentario

Quizá una de las más espinosas cuestiones que deben resolverse tanto en la cotidianidad particular como en la gestión pública para evitar injusticias, tensiones y conflictos es la integración de las minorías.

La teoría democrática dice que las minorías tienen derechos y deben disponer de opciones de expresión y para defensa de sus intereses. Con variada semántica y cuidados matices, se indica en las Constituciones y en algunas leyes que regulan o pretenden regular los aspectos principales de nuestra convivencia, que se apoya el derecho de las minorías frente a las posibles intenciones avasalladoras de las inmensas mayorías.

La Constitución española vigente promulga que todos los españoles somos iguales ante la Ley y defiende, en consonancia con el principio, entre otras expresiones, el libre ejercicio de las opciones religiosas, de la expresión de las propias ideas o de la organización democrática de las asociaciones y corporaciones colegiales.

La teoría es mucho más atractiva que la práctica, y el tribunal Constitucional y las jurisdicciones específicas han tenido y tienen mucho trabajo en discernir responsabilidades cuando las minorías pretenden que sus derechos han sido avasallados.

Porque la casuística demuestra que en la vida económica y empresarial, en la política, en las relaciones profesionales, y hasta en las comunidades de vecinos -por citar solo al azar algunas de las muchas situaciones en las que concurren opiniones mayoritarias con discrepantes- falta con frecuencia la voluntad, está ausente el procedimiento, se adultera la mecánica, y, por supuesto, fallan los resultados, en el apoyo a las minorías. Muchas veces, a estas opciones minoritarias, el derecho que les queda es el del pataleo.

Vivimos, en consecuencia, época de manifestaciones callejeras, en las que, aprovechando el efecto multiplicador de la presencia en las calles, las minorías actúan sobre la vida ciudadana, bloqueando accesos, ocupando sitios, proyectando en los medios informativos, con pancartas, eslóganes, declaraciones y gritos, peticiones y reivindicaciones que no tendrían, de otra forma, atención alguna.

Pero vivimos también otro fenómeno. La gran disgregación en las opiniones, -surgida del exceso de crítica, la vacuidad de muchos análisis y la perversidad de algunos argumentos contrarios-, el excesivo alimento a la curiosidad morbosa, por la que cualquier vocinglero con gesticulaciones dramáticas obtiene atención y seguidores, la contaminación deshonesta con que se pretende desacreditar al otro, la desfachatez con la que se esgrimen, en defensa de los intereses propios o de grupo, supuestas verdades, ha permitido el crecimiento de las minorías, resultado de la incredulidad, la desinformación, el hastío y la polarización del discurso político hacia detalles, perdiendo la visión de conjunto.

No percibo soluciones a corto plazo para contener la disolución en reinos de taifas el deseo teórico, legítimo, de una opción dominante, mayoritaria, que se ha vuelto en ocasiones imposible. Grave es la cuestión cuando en cuestiones muy técnicas o que deberían ser dominio de especialistas, la mayoría haya sido conducida hacia el error, dejando confinada la minoría ilustrada al infierno del desprecio o escarnio general, que asiste sin acción al desastre colectivo.

Grave es también la cuestión en el terreno de la política. La consciencia de los partidos (no solo en España) de que los partidos tradicionales han perdido la capacidad de captar el apoyo de las mayorías, ha favorecido el crecimiento de opciones que ponen el foco puntual en promesas, críticas o apologías que pretenden captar la atención de los votantes desorientados o decepcionados.

Así que las opciones básicas de gobierno -que, de forma simplificada, no debieran ser otras que dos: la tensión razonable desde el capital o desde el trabajo- han perdido su identidad, enmarañadas en una polémica estéril que incluye banderas, precipicios ideológicos sin fundamento, franjas rojas de patio de colegio, enfrentamientos personales que aconsejarían un pase por el sicólogo y, en fin, descalificaciones agrias, no a los programas (que no existen o son inviables) a las personalidades del contrario.

Me parece, por tanto, que la estrategia de las minorías, que es tratar de centrar la discusión de lo que conviene hacer desde el Gobierno, en meros aspectos puntuales, se ha impuesto sobre lo que debería ser la estrategia de quienes quieren optar a una mayoría suficiente para gobernar. Disgregadas como un rebaño ante un pistoletazo, sin capacidad para organizarse en argumentos que puedan alcanzar el beneplácito general, las mayorías carecen de opción y los votantes, ante el espacio de acción imposible de tantas líneas rojas (un dominio de soluciones inviable, en visión matemática), han de confiar en que se cree un espacio postelectoral ex novo, imprevisible hoy.

Tiempo de grave riesgo para sensatos, en los que la verbosidad y la capacidad de convicción de que saben hacer uso los mercachifles, atraen a sus placebos a miríadas de desorientados, ingenuos y papanatas, .

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La perdiz roja (alectoris rufa) está extendida por todo el territorio español, salvo concretas zonas de Asturias y los Pirineos, en donde resulta raro encontrarla, por haberse extinguido. Es gregaria, asustadiza y corre rápidamente a esconderse en los bordes de los pastizales y cultivos de secano en los que se alimenta.

El ave que fotografié formaba parte de un grupo de su especie, entretenida comiendo semillas en un campo de la Tramontana mallorquina. Aunque las diferentes especies de perdiz no parece que compartan hábitats, la perdiz roja (o común) se distingue, por ejemplo,, de la griega (alectoris greca) por su gorguera ancha, con listas pectorales negras. La perdiz griega, de similar comportamiento, tiene el babero blanco, perfilado con un borde negro en el centro del pecho

 

 

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: elecciones, minorías, partidos, programas

Reflexionando sobre la democracia

24 marzo, 2019 By amarias 1 comentario

La expresión ser o no demócrata se ha convertido en un arma arrojadiza, por la que descalificar a un contrario o afirmar la calidad del propio pensamiento. Todos queremos aparecer como liberales y tolerantes, en un juicio para el que no admitimos contradicción.

Opino, sin embargo, que tenemos adulterado el concepto o, por lo menos, el significado, de lo que debe ser la democracia. Porque la clave de ser demócrata, para un dirigente político, residiría en su capacidad para captar y defender el interés más general. Y como nos encontramos en un país terriblemente dividido, en el que hemos perdido la capacidad para encontrar puntos de coincidencia en lo sustancial, me temo que en demasiados aspectos no es posible detectar cómo y cuándo un responsable de la gestión pública está actuando democráticamente, es decir, en conexión con el mandato de la mayoría.

Hay un ejemplo espeluznante de cómo en un sector de la propia sociedad española se han adulterado los objetivos de democracia, justicia y libertad. Pienso, en efecto, en ese conjunto de ciudadanos, fundamentalmente residentes en Cataluña, que han llegado al convencimiento de que la democracia es dar cumplimiento a lo que ellos desean para su propio y exclusivo beneficio, hacer justicia es adulterar las leyes para conseguir que se exonere de culpa y responsabilidad a quienes les apetezca, sustrayéndolos a cualquier otra autoridad jurídica y, en fin, que la única libertad tolerable y digna de aprecio debe garantizar el sometimiento a la propia voluntad, despreciando de manera frontal los criterios y raciocinios con los que no estén de acuerdo.

Pero no me detengo ahí. Hoy, cualquiera de los líderes políticos españoles tiene muy difícil garantizar que actuará democráticamente, porque la voluntad del pueblo español está excepcionalmente dividida en los asuntos sustanciales. Al no existir expresión mayoritaria, no puede decirse que el pueblo tenga una opinión que canalizar a través de sus representantes.

En consecuencia, los elegidos en las urnas no representan más que facciones minoritarias, tienen visiones parciales de la sociedad y, por grande y honesta que pudiera ser su voluntad de actuar democráticamente, solo podrán hacerlo de manera intuitiva y, además, adulterando el mandato específico que le hubiera hecho sus votantes, de acuerdo con un programa que no consiguió alcanzar el apoyo mayoritario.

Me parece muy grave que no tengamos opciones de acuerdo mayoritario por no decir unánime, en asuntos tan serios como el modelo definitivo de Estado, las acciones imprescindibles para impulsar de verdad el desarrollo económico, la revisión de la gestión de la educación (básica, profesional o universitaria), la recentralización del desbarajuste autonómico,  la garantía de la igualdad en la sanidad y, en general, en el modelo asistencial, la homogeneidad en las tasas e impuestos independientemente de la ubicación del obligado fiscal, definir una política de Defensa y Estrategia propias y coherentes, atender a la imprescindible reducción de la terrible y dispar complejidad de las legislaciones y reglamentos según regiones (en cuestiones ambientales, sociales, sancionadoras), procurar el aprovechamiento pleno de los recursos naturales, precisar un modelo energético meditado, sostenible económicamente y técnicamente realizable, definir el óptimo aprovechamiento agrario en relación con la naturaleza de los terrenos, las disponibilidades hídricas y la valoración de los mercados, cuantificar de una vez el modelo hidrológico, incorporando los riesgos de sequía e inundaciones y el uso eficiente del recurso agua,…

En este desordenado panorama, se entiende como natural la aberración que los políticos busquen solo el mantenimiento de sus puestos, en general, falsamente representativos, atentos solo a alinearse con los cabezas de fila de los partidos, cuyo lenguaje es mitinero y con intenciones de alcanzar proyección mediática, pero vacíos de contenido eficaz para captar el apoyo de la inmensa mayoría. Es cierto que “fuera de la política hace mucho frío”, expresión que recoge el temor de los que arriesgan ser eliminados de las listas en las diferentes circunscripciones.

Sorprende también que se pretenda captar el voto incorporando a personas que carecen de anterior proyección social o política, de las que se desconoce cuál es su visión de lo que llevarán al Parlamento o al Senado si resultasen elegidas. ¿Ex militares en la política? ¿Jueces en excedencia incrustados en las listas? ¿Astronautas? ¿Actores? ¿Empresarios con cierto éxito en su sector? ¿Futbolistas, entrenadores de disciplinas deportivas? ¿Combinaciones imaginativas de ciudadanos tendentes a demostrar, no sus capacidades personales, sino la diversidad de sus orígenes, situaciones físicas o familiares?

Para recuperar la democracia, habrá que replantearse a quienes representan los diferentes partidos en estos momentos en liza política, y por qué han llegado a esa situación. No es casual, supongo, que todos los cabezas de partido, en encuestas de opinión entre posibles votantes, no alcancen siquiera el aprobado. El país está inmerso en la mediocridad, se presenta como apático pero dispuesto a movilizar su crispación con cualquier motivo, y, sobre todo, se encuentra falto de ideas, que es tanto como decir, a riesgo de sufrir una opa hostil de su esperanza.


El cormorán es ave de gran voracidad, combinada con una excelente capacidad piscatoria. Es un espectáculo verle sumergirse en las aguas tranquilas o agitadas y, luego de unos minutos de inmersión, aparecer en superficie con un pez en el pico. Parecería imposible que pudiera engullirlo.

Solo que, después de varios movimientos precisos, destinados a darle vueltas para encontrar la posición precisa, asistiremos al momento en que, ya sea el pez grande o pequeño, es deglutido entero, tal vez aún agitándose, vivo.

 

 

Publicado en: Actualidad, Economía, Política Etiquetado como: cormorán, democracia, elecciones, gobierno, partidos

En el día de los bosques, los títeres y la poesía

21 marzo, 2019 By amarias 2 comentarios

El 21 de marzo, la comunidad internacional celebra, ni más ni menos, que tres conmemoraciones. Dispares. Es el día mundial de la poesía; el día internacional de los bosques y el día de los titiriteros y manipuladores de marionetas. Desde 2012, la Asamblea de las Naciones Unidas decidió prestar atención a los afectados por el síndrome de Down, a sus familias y cuidadores, instaurando el Día Mundial del Síndrome de Down, que incorporó al abigarrado elenco de celebraciones que concurren con el comienzo de la primavera en el hemisferio occidental.

A primera hora de la mañana de hoy, 21 de marzo de 2019, a la simpática enfermera que me inyectaba el contraste para realizarme la enésima gammagrafía con la que se monitorizan (hermosa palabra del gusto de los clínicos) mis osteomas le informé de que era el día de la Poesía.

-No soy yo mucho de poesía -me replicó, mientras me buscaba la vena más adecuada, que acabó encontrando en mi mano derecha.

-¿Y de los poetas? -inquirí, sin aparentar curiosidad, advirtiéndole que, hasta ese momento, todos sus antecesores en el cargo de enchufarme el catéter habían preferido las venas del codo.

-Pues tampoco. Soy más del bocadillo de chorizo y las patatas fritas. -me ilustró, al tiempo que me informaba que desde la mano podía observar mejor la penetración del contraste en mi organismo.

-Entonces, no le queda más remedio que admitir poder llegar a ser musa de poetas -le espeté, mientras el líquido que inyectaba me producía un tenue escozor.

-Listo -concluyó, sacando el catéter y poniéndome un apósito con soltura- Ahora, vaya a desayunar, beba mucho líquido y vuelva en unas tres horas, que hoy estamos con mucho jaleo.

No me considero capaz de encontrar un hilo conductor que relacione los tres ítems (bosques, titiriteros y poesía) a los que se conmemora mundialmente el 21 de marzo y. mucho menos, a incorporar en ese recuerdo cuyo alcance real desconozco, a los afectados por la minusvalía congénita, y a los que aún estamos aprendiendo a entender, a valorar, a admirar.

Haciendo un esfuerzo de elemental integración, se me ocurre elucubrar que, siendo los poetas títeres o marionetas de la imaginación y esclavos de la remisa creatividad, nos sentimos a menudo perdidos en el bosque creativo, cosechando muchas veces abrojos de desilusión como resultado.

Tengo varios poemas en los que aparece la palabra bosque, pero elijo, para contribuir con mi propio homenaje a la rama literaria la que dediqué y dedico tantas horas, y que tan buenos momentos -como lector y autor- me ha proporcionado, este poema de mi libro “Poemas de encargo”, que terminé de escribir en abril de 2005.

V

Cuando me notas a punto de desfallecer, desvelas el regalo
que me traes en esa caja de juguetes: tu sonrisa,
la manera de entretener con trozos que pueden ser pasado,
el momento en que otro como yo, con esta carga al hombro,
no tendría más remedio que estallar en semen o en sollozos.

No es eso solo, no, son muchas más las veces
en que alternando anécdotas con historias inventadas
-así eras tú, ese árbol plantaste, la huella del jardín
pertenece sin duda a tu zapato- me descubres algo de futuro
rebañando en los bordes de mi plato, avanzando
segura entre precipicios de ambos lados.

Bendito seas, lazarillo lleno de voluntad que me salva paso a paso
del riesgo de caer, ciego como voy, renco y muy feo,
en la zanja de tanta profundidad que cruza de lado a lado,
sin señales ni advertencias, destrozándola por la mitad, mi propia calle.

@angelmanuelarias, 2005, Poemas de encargo


El calamón (porphyrio porphyrio) es un ave grande, poderosa, de plumaje azul oscuro con reflejos púrpuras, que habita entre los carrizales de las lagunas y marismas. Este es uno de los muchos habitantes de la albufera de Alcudia, singular paraje natural, con algunos buenos avistaderos de anátidas, gallinetas, ardeidos y fochas.

Se trata de una gallinácea inconfundible, con unos largos dedos que le sirven para desenterrar, junto al fuerte pico (rojo y con un escudete frontal del mismo color), bulbos de los carrizos. Es curioso verla acercarse a la boca los tallos de enea, su alimento favorito. Su voz más habitual, un gruñido que recuerda al del cerdo, le delata cuando está oculta entre la densa vegetación.

Publicado en: Actualidad, Poesía Etiquetado como: bosques, calamón, carrizos, celebración, poesía, síndrome de Down, títeres

Conjeturas (y 3)

18 marzo, 2019 By amarias Deja un comentario

No espero que mis conjeturas alcancen la fama ni la relevancia de la Conjetura de Goldbach que, como es sabido (por matemáticos y aficionados al arte de discurrir entre números) supuso que cualquier número par distinto de dos puede ser descompuesto en la suma de dos  números primos. Aunque de cuando en cuando surge un estudioso que pretende haber descubierto la llave para transformar la Conjetura goldbachiana en un teorema demostrado, el reto, si no estoy mal informado, subsiste.

Con mayor relevancia práctica que la Conjetura matemática, e igualmente no resuelta, se encuentra la necesidad de crear empleo suficiente, en el escenario de una masiva aplicación de las tecnologías que integren informática, comunicaciones y robótica. Cuando a esta previsible generalización del uso de las Tics y sus derivadas, se una la eliminación de aquellos tipos de fabricación que se consideren contaminantes, peligrosos o simplemente estéticamente desagradables, nos encontraremos en nuestro país (que es el que más me interesa, y perdón por el censurable chovinismo) con la incapacidad de cubrir de manera dramática las expectativas de empleabilidad de las que dependen los ingresos para asistencia social, y, por supuesto, la renta de las familias.

La tranquilidad con la que la sociedad, los informadores y la política, elude tratar la conjetura, me asombra. La atribuyo a una combinación de dejación e ignorancia. La trayectoria estadística de los datos de pérdida de empleos y crecimiento de dependientes resulta inequívoca.

Hay, cierto, más empleos de calidad y alta exigencia tecnológica, pero crece el número de jubilados y la distribución de puestos laborales en la gama de cualificaciones media y baja está plagada de inseguridades, en cuanto a su sostenimiento y remuneración. Apelar a la flexibilidad y formación continua de todos los individuos es una entelequia, y una falsedad si con ello se pretende garantizar que se cubrirán las necesidades familiares de remuneración.

No veo que la resolución de esa conjetura provenga del resultado de las elecciones del 28 de abril de 2019, en las que los españoles estamos llamados a decidir entre los partidos de un bloque mal amalgamado de la presunta derecha y el bloque sin argamasa de la pretendida izquierda. Sea cual sea el resultado, la indefinición persistirá.

Los lideres de todas las facciones parecen más preocupados en colocar en sus listas a gentes de la llamada sociedad civil, sin experiencia de gestión política y sin otro programa visible que ponerse a caldo unos y otros, incluso dentro de las genéricas tendencias conservadora o progresista, si es que tal diferencia teórica puede detectarse en el guirigay de intereses de partido.

Mientras subsista la validez de mi conjetura (esto es, que no exista una propuesta concreta, creíble y con proyección de futuro) de creación de empleo y riqueza en este país), me temo que voy a preferir votar en blanco el 28 de abril.

Porque la enemistad irrecuperable entre Sanchez y Ribera, las luchas intestinas entre facciones del PSOE y del PP, los embarazos en el seno de Unidas Podemos, los exabruptos de Rufián y Torra o los desvíos delictuales no resueltos de los Pujol, Mas, Villarejo, y un largo etcétera de personajes y personajillos de las cloacas del Estado, me importan, sí, pero estoy en mi derecho de que me importen un pimiento.

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Una curruca capirotada macho (Sylvia melanocephala) mira a la Cámara, curiosa. Se la distingue por el sombrero que cubre hasta el ojo, de conspicuo color rojo característico. Este ave vive en la isleta de Dragonera, en Mallorca, cerca de la población de Sant Elm, en donde se toma el barco hasta ella. Por cierto, el guarda de la isla, Emili Colom, es un magnífico fotógrafo de la avifauna mallorquina y, mientras esperaba la vuelta, estuvimos hablando de nuestra afición común y me enseñó, con lógico orgullo, varios cientos defotos que guardaba en su iPad.

La curruca capirotada se llama en mallorquín busqueret de cap negre

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Conjeturas (2)

17 marzo, 2019 By amarias 1 comentario

El independentismo catalán ha elegido un sábado de marzo de 2019, (el 16) para fletar unos cuantos autobuses hasta Madrid. No son muchos para lo que podría haber sido. La capital del Reino está hermosa en este falso comienzo de primavera, y merece la pena aprovechar unos días de asueto para acercarse desde provincias a disfrutar del ambiente de tolerancia, cosmopolitismo, cultura y simpatía que expele esta villa, capaz de codearse con otras grandes capitales del mundo sin mover una pestaña.

Viene la expedición turística catalana, -además de para hacer compras, pasear por la calma, visitar tal vez algún museo y comer un buen cocido-, para armar ruido, y contraponer presión sobre la sombra alargada hacia el trullo de los cabecillas no fugados del fallido procés. El opaco  presidente de la Generalitat, (Joa)quim Torra, títere del escapado Puigdemont, se ha aupado a la cabeza de esta expedición turístico-recreativa, para espetar al resto de los españoles que España debe escuchar a Cataluña, preguntarse qué hizo mal (aquélla), y respetar su deseo de libertad y justicia (de ésta).

La conjetura catalana es falsa como la falsa moneda, va a contrapié de la solidaridad necesaria para escapar de las tormentas, resulta ajena al hecho histórico español y al modelo europeo, y es perjudicial para todosuy, pero más para las ilusos que se han creído que siendo cabeza de ratón podrán defenderse mejor de las garras leoninas del capitalismo voraz.

Cierto que a esa conjetura solo puedo oponer otra, que es que a la mayoría de los encausados por el intento de sedición y/o rebeldía se les impondrán penas de cárcel. Esta presunción no tiene que ver con mi firme creencia, que comparto con la inmensa mayoría de españoles, de que los catalanes forman parte de España, y que están y estamos todos mucho mejor juntos que a la greña. Radica en mi convicción de que las leyes deben respetarse y que quienes inviten a violarlas desde las instituciones, no importa si estando convencidos o sufriendo alucinaciones, incluso aunque pretendan defender la voluntad de un par de millones de ciudadanos, merecen respeto pero no un trato de favor.

Los hechos ya no son presuntos, sino ciertos, aunque los matices puedan ayudar a valorar la gravedad de las intenciones y discriminar las culpas. Pero ni el sentimiento de lástima que llega a sobrecoger al verdugo sirve para justificar que le tiemble la mano, ni la compasión como espectador implica apoyar la indulgencia, porque el Estado de derecho no es distinto para unos y otros.

Así que, después de un juicio que valore la gravedad de sus actos, los cabecillas de la insurrección habrán de pasar unos años en la trena, que les rediman, ya que no reparando el daño ni posiblemente arrepintiéndose ni rehabilitándose, al sufrir la pena de la privación de libertad.

Permita el lector que me zambulla en otra conjetura. No hace tantos días, poco antes de este desfile anticonstitucional, y poco después de la ocupación de las calles del centro de Madrid por los taxistas que reclamaban que se ahogase la libertad de contratación de los vehículos de ocupación concertada (VOC) con una ley mordaza ad hoc, el 8 de marzo de 2019, miles de mujeres y algunos hombres se manifestaban en la capital y en muchas ciudades del Reino, reclamando la plena igualdad del antes considerado sexo débil, pidiendo también, como es costumbre para todo grupo vociferante, libertad y justicia y, ya en deriva, en ciertos sectores, esgrimiendo carteles y gritando eslóganes de pelaje entre chusco y deplorable.

Tengo la conjetura de que las manifestaciones, al menos la de Madrid, estaban organizadas en sus elementos básicos por personas que saben bien cómo movilizar a las masas. Se prendieron mechas en distintos puntos del bosque de los ideales feministas y así se consiguió que ardieran muchas más hectáreas. Solo que, para mí al menos, se perdió gran parte del sentido reivindicativo leal y serio, difuminándolo en una fiesta más bien grotesca.

Dentro de mi conjetura, quiero suponer que algunas relevantes integrantes de la manifestación de Madrid participaron en ella, confundidas, es decir, confusas. En la primera línea del frente de exhibientes, había miembros del Gobierno socialista (y la esposa del presidente de Gobierno), que no se limitaron a llevar una pancarta y avanzar en silencio.

Contagiadas por el ardor multitudinario y víctimas propiciatoria de la organización revoltosa, saltaron y botaron sin sentido, y dejaron que sus voces se confundieran con insultos, eslóganes y soflamas tabernarios.  Dijeron algunas de esas figuras del Gobierno que actuaban en el ejercicio del derecho a la expresión individual.  Solo que, desde mi conjetura, se convirtieron también en portavoces de aullidos que nada tienen que ver con la igualdad, el feminismo y el derecho a no ser discriminadas por haber nacido sin pene, aún disponiendo, por evidencias crecientes, en general, de una superior inteligencia de los portadores naturales de ese adminículo de poco uso.

Tengo, en fin, una conjetura que extraigo de tamaño batiburrillo de ideologías, creencias e intereses: arriesgamos avanzar por el camino de lo peor, creyendo ir por la senda de querer estar mejor.

El independentismo nos empobrece y genera barreras económicas y sociales que nos hunden en la miseria de la no recuperación; encrespa y abre barreras de incomprensión y hasta de odio entre quienes deberían poner los hombros unos junto a otros y los cerebros y las manos a empujar los mismos carros.

El feminismo vociferante y pre-bélico no ayuda a avanzar en la consecución de esa igualdad, justa, legítima y, además, beneficiosa para todo el colectivo humano. Ni siquiera sirve para acelerar el ritmo porque, como bien sabemos los que peinamos canas (muchos de ellos en la generación de las yajus, los ya jubilados), ha alcanzado velocidad de crucero en las últimas décadas, abriendo y derivando barreras.

Hemos ido juntos, hombres y mujeres, en esos avances. Cierto que queda camino por hacer pero los varones no somos, sin más, el enemigo. Quiero creer, también, que la mayoría de las mujeres saben valorar que, con limitaciones del modelo y circunstancias, la mayoría más significativa nos hemos colocado al lado de nuestras compañeras, desde el respeto, el afecto y la comprensión, apoyándolas en su justa carrera, no solo con aplausos, sino eliminando rémoras cuando estaba en nuestra mano.


El ave que vuela en el limpio horizonte castellano es un juvenil de golondrina común (hirundo rústica). Cuando los niños de entonces estudiábamos Ciencias Naturales en el bachillerato, la golondrina era uno de los animales que, elegidos como ejemplo de su categoría (en este caso, las aves) nos enseñaban a distinguir entre morfologías, aparatos digestivos, músculos o huesos.  La golondrina común es de todas las aves voladoras con l< cola ahorquillada, la única que tiene manchas blancas en la cola y una garganta de color naranja con anillo ocular oscuro.

Bécquer poetizó a las oscuras golondrinas, aunque esas aves, tan conocidas, solo parecen oscuras vistas desde arriba. Vistas desde el suelo, es característico elemento diferenciador de la familia de las Hirundinidae, la cola: Ligeramente amilanada en el avión zapador (y collar marrón), redonda con manchas blancas, en el avión roquero, con largas pestañas (más cortas en el joven) en la golondrina común y en la dáurica (ésta, con dorso y obispillo naranja y zona ventral completamente negra) y, en fin, el avión común, con cola negra amilanada, obispillo y zona ventral blancos y tenue collar gris.

 

 

Publicado en: Actualidad, Cataluña, Mujer Etiquetado como: catalanismo, conjetura, feminismo, justicia, Madrid, manifestación, procés, taxista, Torra

Conjeturas (1)

15 marzo, 2019 By amarias Deja un comentario

Una de las más hermosas palabras en español, (en la personal opinión de este plumilla), equiparable en sugerencias y evocaciones a amor, primavera, ave o maternidad, y, además, con el pelaje rotundo de los morfemas que apuntan a un gran significante, es “conjetura”.

Si reconociéramos nuestras grandes limitaciones, deberíamos admitir que nos movemos practicamente entre conjeturas, guiados por cuidadores del supuesto valor, que nos conducen y engañan como borregos hasta el aprisco de sus intereses cortoplacistas.

Casi todo lo que nos ofrecen quienes se desgañitan desde sus tenderetes en la feria de las opiniones son conjeturas. Así es la política, acompañada de facciones secuestradas de la sociología, la economía, la Historia, la información y hasta la técnica.

Y venden. Lo más lamentable es que proliferan mercachifles de opinión por los mercados, que ni siquiera se ocupan de seleccionar postulados, ni cuidan las premisas: exponen sin rubor las conclusiones que les convienen.

Desde luego, en el ejercicio de la confusión, hay tantas versiones que resulta muy dificil encontrar la verdad entre la hojarasca. Y lo que importa son las verdades, no las conjeturas. Y si no se llega a la verdad, que la conjetura no la ahogue ni perjudique la buena fe, creando víctimas.

Las verdades son duras, tercas, recias, y se acaban imponiendo a las falsas conclusiones sacadas del cesto de la trampa dialéctica. Claro que, con frecuencia, no afloran hasta varias generaciones más tarde, cuando los que han seguido a una conjetura errónea ya no están aquí para contarlo.

El 15 de marzo de 2019 (cuando esto escribo), en medio centenar de ciudades españolas, respondiendo a una iniciativa individual de una adolescente sueca, y a la fuerza movilizadora de las redes sociales, habrá manifestaciones a favor de la concienciación contra el calentamiento global y la necesidad de adoptar medidas drásticas y urgentes para contenerlo.

Para algunos escépticos, el cambio climático por razones antropogénicas es solo una conjetura sin respaldo. Como los efectos no afectarán a esta generación ni a todo el globo terráqueo (seguramente) exponen otras conjeturas que convienen a sus conclusiones.

A pesar de concluyentes informes de un panel científico multidisciplinar que, desde hace décadas y con base en medidas concretas de temperatura y proyecciones matemáticas irreprochables, se esfuerza en demostrar que vamos hacia un desastre si no ponemos orden mundial en la quema de combustibles sólidos.

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Un gorrión común macho observa el entorno, a la entrada de la oquedad donde su pareja incuba la puesta, dispuesto a emprender el vuelo si sospecha que el merodeador presenta algún peligro. Es posible que la hembra, alertada sin embargo por una llamada de aviso, permanezca quieta en el nido.

Elenemigo mayor del proyecto familiar de esta pareja es, en el entorno del Parque del Retiro de Madrid donde tomé la foto, son las cotorras. No las urracas, como está muy extendido, ya que éstas prefieren frutos y desperdicios a los huecos ajenos, a los que, desde luego, tampoco renuncian.

Publicado en: Actualidad, Ambiente, Política Etiquetado como: ambiente, cambio climático, conjetura, manifestación, panel

Creían que solo era un juego

7 marzo, 2019 By amarias Deja un comentario

Si no fuera por la gravedad de los hechos que están siendo juzgados, por la elevada probabilidad jurídico-judicial de que los responsables de la algarada pasen una larga temporada en prisión -que se hizo aún más patente desde que han depuesto su testimonio  los Sres. Pérez de los Cobos y Millo- y, desde luego, si no fuera porque engañó y engaña por triperos de la Historia y la Economía a una parte importante de la población catalana, este reality show con formato del Tribunal Supremo, nacido de su decisión de abrir el proceso judicial urbi et orbe, creeríamos que en lugar de encontrarnos ante una organización delictiva (la más peligrosa desde el 11M) nos hallaríamos ante un grupete de muchachos que jugaban a gastar una broma pesada a sus contemporáneos, creyendo que se saldrían de rositas.

Ni la plácida confesión de Junqueras, elevado en su momento a vicepresidente de la Generalitat catalana, y hoy un lacrimógeno individuo que esgrime contra la pared de la prisión premonitoria su infinita bondad y su profunda convicción de haber sido elegido para el martirilogio de un imposible e ilegal independentismo, guiado por una luz que creía divina y resultó ser la fuerza persuasiva de un embaucador que hoy se encuentra emulando a un tal Julian Paul Assange (aunque con notable inferior inteligencia), ni la deslealtad del ex  jefe de los Mossos Sr. Trapero, que sucumbió a la promesa de convertirse en jefe de los ilusorios Ejércitos catalanes traicionando su juramento o promesa de ser leal a la única Patria y única bandera que compartimos todos los españoles, ni todo ese conjunto de iluminados, falsarios o mercenarios que han desfilado como encausados, le llega a la altura de los zapatos a la declaración de las dos  personas de mérito, que cité en mi primer largo párrafo y que han servido para destruir toda la argumentación de encausados y defensas pretendiendo que las acciones del 1 de octubre de 2017 y su entorno temporal eran pacíficas, y que sólo iban destinadas a dar vía de escape a un sentimiento de patriotismo catalán irrefrenable y que, tanto instigadores como colaboradores eran solo los canalizadores y sumisos cumplidores del mandato de la voluntad popular de una inmensa mayoría independentista.

Tururú corneta. El coronel de la guardia civil Sr. Pérez de los Cobos, en una declaración sosegada, técnica, sin un asomo de duda ni de desvío ideológico, ha expuesto negro sobre blanco la verdad de lo sucedido en esos días, caracterizando la rebeldía creciente de quienes debían cumplir y hacer cumplir la ley desde las instituciones regionales y, en fin, la connivencia del mando de fuerzas del orden locales con los insurrectos cuyos ánimos, desde el propio gobierno de la Generalitat, se habían encargado de espolear, inflar y proteger.

La declaración del delegado del gobierno Sr. Millo no estuvo a la zaga de la del coronel, que tiene bien merecido el paso al generalato. Dejando en ridículo, sin necesidad de pretenderlo, el escapismo injustificable con el que se había marchado por la puerta de la vergüenza el anterior ministro de Interior, Sr. Zoido, subrayó con su propio lápiz rojo el cumplimiento por parte de las fuerzas del orden del gobierno de España de las órdenes judiciales, utilizando la máxima moderación en relación con la ponderación de los objetivos, con un respeto magnífico a la ciudadanía, evitando conflictos y daños, tragándose con pundonor ofensas y agresiones.

Hubo muchas otras declaraciones y aún seguirán otras, que servirán para poner aún mejores matices. Pero el espectador, salvo que esté cegado por la incapacidad de entender el modelo de convivencia que instauró la Constitución de 1978 y que tenemos que defender como lo mejor que nos ha pasado todos los españoles de buena fe, ya puede sacar sus consecuencias.

No era un juego, señores insurrectos. No es un juego, queridos compatriotas catalanes que abogáis por una independencia cuya defensa estentórea y contraria a las leyes vigentes y a la lógica universal, no conduce más que empobreceros más y a empobrecer a España.

Lo que lamento especialmente que ese juego letal al que se han abocado los insurrectos catalanes, algunos de ellos ya en prisión y, por lo que barrunto, por bastantes años, es que haya habido un grave efecto colateral del que no parecen saber cómo librarse nuestros incompetentes políticos. No pongan líneas rojas, por favor. No nos inviten a la abstención. Construyan puentes, dénnos soluciones. Y dejemos que los partidos separatistas vuelvan al sitio de donde no deberán haber salido: las minorías sin capacidad de influir, todo lo legítimas (que no legales) que se quiera, pero lejos del gobierno.


Esta pava real, con su retoño ya talludito, se paseaba por los hermosos confines del Parque del Retiro, picoteando ocasionalmente de los granos que encontraban en el suelo.

Tuve que espantar a un jovenzuelo de la raza humana de unos cinco años que se complacía, llevado por un instinto agresivo sin rédito alguno, y bajo la mirada al parecer complaciente, o al menos, condescendiente de su progenitor, en hostigar a madre y a hijo, tirándoles piedrecitas.

Qué especies, dioses de esta aldea.

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: coronel Pérez de los Cobos, independencia, juicio, Milla, Trapero, tribunal supremo

Sonetos a las cuatro estaciones

4 marzo, 2019 By amarias 1 comentario

A la primavera

Rota la reclusión tras tensa espera
surge al fin, orgullosa de su alarde,
alargando la luz, la primavera.
Despierto del letargo, el campo arde

convirtiendo en verdor la sementera.
Por ganas de vivir, será la tarde
triunfo del placer y, aunque se esmera
invierno en que respeto se le guarde,

florecerán cerezos, será la era
de nuevo el vergel que amamos tanto
y en la rama del naranjo más somera

harán mirlos su nido, y con su canto
contagiarán de alegría zalamera
el ánimo triunfal que me levanto.

10.01.19

Al verano

Sopor bendice que el calor te aporta,
-viajero del tiempo-, trayéndote el verano
la fiel reparación con que te acorta
páginas que se nos fueron en vano.

Responde con sudor en la retorta
para aliviar tensión, el cuerpo sano:
de alegría explota que al amor exhorta,
y un corazón, volando, el gran milano,

traza sobre el paisaje. El campo yermo
se rinde a la tormenta, cortesano.
Yo me siento feliz mientras me duermo,

protegido al soñar del mal villano,
y ya curado al despertar si voy enfermo,
vuelvo con paz y frutos en la mano.

15.01.19

Al otoño

Surgiendo del calor, será el otoño
quien llenará cestas y cántaras
de vino y frutos; fiestas y chácharas
vencerán la resistencia del gazmoño.

Caerán para placer, pieles y cáscaras;
rendido a tentación galán bisoño
ofrecerá a su amor, como el madroño,
junto a pulpas, flores, y en las cámaras

acortándose noches, crecen tretas;
y al caer de las hojas, cubren máscaras
la desnudez de opciones obsoletas;

mandan ventarrones a hacer gárgaras
delirios de amantes, locos y poetas.
¡Enciéndanse pábilos de lámparas!

20.01.19

Al invierno

Ni dolor ni placer son nunca eternos,
y al fin de otoño, ¡ay del que se atreve
a afrontar sin abrigo los inviernos
que lluvia del estío trocan en nieve!.

Marchitas ya las hojas en cuadernos
que triunfante Cronos al suelo mueve,
mutan los purgatorios en avernos
y no hay pasión que a su expiación no lleve.

Cuando a todo cerdo san martín llega,
desea a cubierto que tu mal sea leve
y si la gloria alguna vez te ciega,

prudencia y compasión en calma bebe,
pues con calzón quitado no se juega
y no hay necio que su rigor no pruebe.

31.01.19

(Del libro “Sea por instinto, vocación o influjo”, @angelmanuelarias, 2019)

—

Una gaviota y un cormorán común disputan por los restos de un pez. Seguramente el cormorán lo atrapó de las profundidades marinas, utilizando su habilidad buceadora, pero, incapaz para engullirlo sin salir a la superficie, mientras trataba de voltearlo para tragárselo entero, se encontró con la habilidad torticera de la gaviota, que le arrebató un trozo de su presa.

Magnífico espectáculo de supervivencia animal que el ojo atento del observador de la naturaleza puede captar, en no pocas ocasiones, cuando pasea a la orilla del mar, en el dominio de los puertos pesqueros o desde una barca de paseo. A veces, incluso, puede ser el mismo, el protagonista inductor de la dramática historia del combate diario por la supervivencia (en este caso, aves marinas), ofreciendo a su voracidad un alimento más fácil que el que proporciona la naturaleza abierta.

Pequeño dios de ese mundo limitado, por unos momentos, el amigo de la naturaleza se recrea en una escena de rivalidades que, con su voluntad, ha pretendido crear.

Publicado en: Personal, Poesía Etiquetado como: angel arias, cormorán, estaciones, gaviota, instinto, invierno, otoño, primavera, sonetos, verano

Proceso al Tribunal Supemo

3 marzo, 2019 By amarias Deja un comentario

El macrojuicio a los ocho insurrectos involucrados en la declaración unilateral de independencia de la región catalana es también un proceso al Tribunal Supremo español.

La transmisión en directo de las actuaciones permite analizar, a legos y a expertos, hasta en sus menores detalles, los comportamientos de magistrados, de los representantes de la fiscalía y de la abogacía del Estado y, por supuesto, de los encausados y de los letrados encargados de su defensa y, no en último lugar, de los casi quinientos testigos.

Se ha alabado el buen hacer profesional y la tranquilidad de talante del presidente del Tribunal, el magistrado Marchena, al que las huestes mediáticas parecen querer preservar, por el momento, del paso de los caballos. Como en un reality show, al que la televisión nos tiene bien acostumbrados, todos los demás integrantes de esta tragicomedia a la española, están siendo escrutados con suma atención, y cada cual pretende extraer consecuencias como le parece mejor.

Está fuera de duda que la excesiva prolongación del proceso de enjuiciamiento, los claramente insólitos, por lo desmesurados, medios de prueba aceptados y la admisión ultra tolerante de declaraciones testificales, pretenden, junto con la transparencia pública, -inmediata, en tiempo real-, de los devenires procesales, tienen como objetivo demostrar que se está actuando con total rigor, seriedad y sin que se omita la presentación de cualquier medio de defensa que pudiera servir para disminuir la gravedad de los hechos y actuaciones juzgadas.

Pero, como todo en la vida, todo lo excesivo se asoma a provocar el efecto contrario. En este caso, tanta claridad, tanta luz sobre los encausados y sus juzgadores, añadida a la exposición pública de los argumentos de una selección nada despreciable de los políticos que afectan y seguramente afectarán a nuestras vidas, deja un poso amargo de cortedad, de miseria intelectual, de país de medio pelo, exponiendo nuestras partes pudendas, y haciendo que, al tiempo que se juzga, demos motivos para que se nos juzgue.

Los periódicos del día (véase El País del 3 de marzo de 2019) ya apuntan a discrepancias entre los más de setenta magistrados del Tribunal Supremo sobre el tema crucial que pende sobre la responsabilidad de los instigadores de la rebelión. Es decir, si hubo o no violencia, abundando en la precisión jurídica, semántica o vulgar de lo que se entiende por tal y, en consecuencia, sobre la naturaleza del delito principal que se juzga y sus consecuencias penales.

No quiero entrar en la polémica, porque tengo la mente ocupada en otras cosas más útiles para mi bienestar personal y el de los que aprecio.

Pero viene al pelo recordar que no es la primera vez que el Tribunal Supremo se acerca al fuego de la definición de lo que es actuar con violencia. Porque, como ejemplo, al juzgar robos con violencia, el Alto Tribunal, en Sentencias ya muy citadas, ha definido que ” si surgen o sobrevienen la violencia o la intimidación antes de (…) alcanzarse la consumación del delito de apoderamiento, la violencia y la intimidación se integran con el apoderamiento y transmutan el hurto o el robo con fuerza en robo violento.”  (STS, 9 de Marzo de 2001 ) y que “el previo concierto para llevar a término un delito de robo con violencia o intimidación que no excluya a priori todo riesgo para la vida o la integridad corporal de las personas, responsabiliza a todos los partícipes directos del robo con cuya ocasión se causa una muerte o unas lesiones, aunque sólo alguno o alguna de ellos sean ejecutores de semejantes resultados personales” ((STS 690/2009, 25 de Junio de 2009).

Espero que esa dureza profesional, esa neutralidad quisquillosa, esa impenetrable muralla a la que nos hemos enfrentado los ya viejos juristas en nuestros encuentros con esos colegas de altura que son los miembros del Tribunal Supremo, cuando, al acudir a su docto parecer en defensa de la posición de nuestros clientes, solemos volver a los despachos con el rapapolvo pedantuelo del superior conocimiento que impregna su autoridad, no flaquee al juzgar a estos presuntos delincuentes de lazo amarillo, y los trate con el mismo rasero inflexible, a ellos y a sus letrados, que a quienes fueron encontrados culpables de ser violentos por intención, al planificar un hurto que acabó en homicidio no premeditado.

Y, ya de paso, la insolencia del diputado Rufián al contestar a las preguntas de la fiscalía o de los letrados de los acusados e, incluso, para hacer bromitas destinadas a su galería con las observaciones del presidente del Tribunal, hubiera merecido la apertura de una pieza separada por desacato, burla al tribunal, que hubiera implicado, cuanto menos, una multa.

 


La pareja de cormoranes moñudos (phalacrocorax aristotelis) , en plumaje de cortejo, en el puerto de Roquetas, espera ávidamente que los pescadores, que se encuentran limpiando sus redes de los pececillos que quedaron atrapados en ellas, lancen al agua ese fácil alimento.

Tendrán que competir con algunas gaviotas sombrías y picofinas, otros cormoranes grandes (phalacrocorax carbo) y un quinteto de garzas comunes. ¡Qué espectáculo! Puedo decir que saqué decenas de fotografías, tratando de captar la pelea entre esas especies, reunidas en una ceremonia para mí insólita, pero que estoy seguro se repite todos los días.

 

 

 

Publicado en: Actualidad, Derecho Etiquetado como: Cataluña, cormorán moñudo, encausados, proceso, tribunal supremo, violencia

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