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El cáncer, de gira por España

28 octubre, 2022 By amarias Deja un comentario

El 27 de octubre de 2022 terminaba en Madrid el Tour del cáncer (“Conocer para curar”), que organizó la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) con la colaboración especial, e inestimable por su alto valor, del catedrático Carlos López Otín.

La gira, que se viene produciendo desde hace dos meses, ha llevado el mensaje de la importante labor que viene prestando la Asociación por más de veinte ciudades españolas. Creo que Mieres, población de la región que ha acogido desde hace décadas los trabajos docentes y de investigación del muy laureado profesor, fue la primera de la serie.

La conferencia central fue siempre responsabilidad del profesor Otín, que presentaba su último libro “Egoístas, inmortales y viajeras (Las claves del cáncer y de sus nuevos tratamientos: conocer para curar ” y que, según se dijo, había destinado todos los derechos de autor a la AECC. Como el libro se está vendiendo como rosquillas, adivino que serán muchas las ediciones y grande el beneficio de la generosa aportación, que servirá para potenciar una obra benéfica, aún mal conocida y todavía envuelta en el halo misterioso de la falta de información, el miedo atávico a los tumores y, en mi opinión muy particular, necesitada de una revisión, ya que no de sus objetivos generales, de su priorización y control.

El acto tuvo lugar en el Salón de Actos del Colegio de Médicos de Madrid, un escenario magnífico y con un aforo muy importante, pero con el terrible hándicap para las espaldas de los asistentes de no contar con asientos con respaldo, sino ofrecer simplemente un banco corrido, de dura madera, incómodo, convertido en instrumento de tortura para los que acudieron a la llamada de la AECC, no pocos de ellos, enfermos de cáncer y otras patologías.

Con anterioridad  a la presentación de López-Otín, Ramón Reyes, presidente de la entidad convocante, también bioquímico, hoscense de la misma localidad y hasta compañero de pupitre del generoso ponente, hizo un resumen de los principales datos de la Asociación, que cuenta con más de mil empleados, un número superior a 4.000 voluntarios, que colaboran en labores de apoyo a enfermos y familiares (entre otras funciones) y que ingresó más de 100 millones de euros, algo menos de un 60%, procedente de los socios o afiliados, siendo uno de los principales coadyuvantes en la investigación contra el cáncer, muy necesitada de estímulo económico oficial. (Nota: escribo de memoria y la responsabilidad de las puntualizaciones es exclusivamente mía).

La Conferencia fue muy entretenida, y había sido preparada con esmero e inteligencia por el brillante investigador, nacido en Sabiñánigo (Huesca) en 1958. Apoyado en cientos de fotografías y videos, hilvanados con el atractivo de una historia apasionante y bien contada, enganchó al público asistente (seguramente, más de 400 personas), que aguantó sin pestañear el suplicio inesperado de un espacio carente de comodidad para los muchos. Hubo datos, seriedad en el relato, humor por momentos y mucha información, destinada a una audiencia básicamente relacionada con el padecimiento de la enfermedad (en propias carnes o próximas), a las que obsequió con un mensaje de esperanza: sabemos cada día más y mejor en cómo dominar por algún tiempo el avance de la entropía en el desarrollo celular, pero no nos engañemos. No somos ni seremos inmortales.

Vivir mejor está, sobre todo relacionado con el conocimiento, la solidaridad con los demás, la tranquilidad de espíritu y, por supuesto, con la asunción de nuestra naturaleza finita, con billones de células en cada organismo, cuya función individual no controlamos, y algunas de las cuales mutan, provocando tumores que serán capaces, si no podemos eliminarlas o detener su crecimiento realizado a costa de destruir a sus vecinas, de provocar nuestra muerte (y, por ende, la suya). Una amenaza inherente a nuestra debilidad natural que, sin embargo, sabemos cada vez más cómo tratar: más del 50% de los cánceres se curan hoy día y, aún más muchos de los incurables aún, pueden convertirse en enfermedades crónicas. Los avances en el conocimiento de esas entidades egoístas, viajeras, inmortales, que son generadoras de parte del desorden cósmico que, como resultado del crecimiento de la entropía, no nos dará las claves de la eternidad (no falta que hace), aunque nos proporcionará la satisfacción de saber más de nuestra naturaleza.

A la entrada del acto, me encontré con Carlos López-Otín, a quien no conocía personalmente, y me presenté. “Te va a gustar la conferencia”, me dijo. No se equivocaba. Igual que a los cientos de asistentes, a los miles que han escuchado sus conferencias, me gusta cómo se explica, con dotes de divulgador científico excepcionales, que potencia con la realidad de su labor investigadora cuajada de éxitos. Es físicamente atractivo, lo sabe y lo cuida, con un aspecto solo en apariencia desaliñado o “casual”; es un seductor (especialmente, como comprobé, entre el público femenino).

También me explico que tenga algunos enemigos: aquellos a los que guía la envidia por el nivel que son incapaces de alcanzar.

Publicado en: Actualidad, Cáncer, Investigación Etiquetado como: AECC, cáncer, Carlos López Otín, Colegio de Médicos, libro, Madrid, Ramón Reyes, Tour del Cáncer

Señales desde el futuro

18 noviembre, 2021 By amarias 1 comentario

El ciego avance de la cuarta revolución -industrial, tecnológica, social-  está llevando a la sociedad humana, si un milagro de entendimiento global no lo remedia, hacia la masiva destrucción de la especie de homínidos que se llamó homo sapiens.(Se  cumple el aforismo: “stupidus dicentes se esse sapientes, stulti facti sunt”.)

Los síntomas apuntan que la destrucción provendrá del eficaz empleo de la inmensa capacidad armamentística, con los más variados y sofisticados equipos (drones, misiles, taques, buques, aviones dotados con máximo poder de destrucción).

Pero antes de que se produzca esa desgracia, que vendrá a confirmar que nuestra especie lleva en sí misma la capacidad de exterminio, tendrá lugar la división tricotómica de la sociedad global que abarcará múltiples aspectos, desde el intelectual al moral y, por supuesto, el tecnológico y económico.

Desde hace décadas se viene produciendo -últimamente de manera acelerada- el cambio del liderazgo mundial, en el que el papel que venían desempeñando, sin rivales, los Estados Unidos de Norteamérica, desde la segunda guerra mundial, ha pasado a contar con un émulo de musculatura creciente, China, que se benefició de manera muy efectiva de la apertura económica que se llamó la globalización de los mercados.

Los poco eficientes presidentes estadounidenses (el último con visión global y relevancia política real fue Bill Clinton), se han empeñado en mantener inútiles guerras de distracción de su declinante supremacía y, ya cuando todo estaba perdido, se han concentrado en el refugio del “América first”, es decir, la autarquía en unos productos y la defensa arancelaria en otros.

No debemos dejar sin mencionar, en este rápido repaso de geopolítica para párvulos, que la Unión Europea, empeñada en ejercer un liderazgo moral -sobre todo, en lo ambiental y, en menor medida, en lo social, acuciada por las crecientes invasiones “pacíficas” de los migrantes de los países limítrofes- ha ido perdiendo capacidad negociadora. Ha visto también, para confirmar el dramatismo de la situación, que su supremacía tecnológica ha servido para que en el Oriente -desde China a India y Pakistán, pero sin olvidar a Japón- se estén produciendo, con tecnologías que en inicio fueron suyas, pero ejecutadas hoy con mano de obra mucho más barata, los bienes que sus ciudadanos se empeñan en comprar para agotar sus necesidades de consumo (desde automóviles a chupetes tecnológicos -móviles, cámaras fotográficas, ordenadores, etc.)

La tricotomía a la que me refiero, de manera enfática, es la división social cada vez más evidente entre:

1) el grupo selecto de tecnólogos, científicos e investigadores de primer nivel, junto con gestores y comerciales de mayor rango, trabajando para las grandes empresas multinacionales (farmacéuticas, de energía, agua, producción de microchips, materiales especiales (grafeno, aleaciones ligeras, cerámicas de alta resistencia, etc.) y en los centros universitarios y de desarrollo punteros; a ellos se deberá añadir el grupo de sanitarios altamente cualificados;

2) la masa de  trabajadores con cualificaciones intermedias (universitarias, de formación profesional, de artesanías diversas), en número creciente y con cualificaciones cada vez peores, así como la gran oferta de personal para servicios (camareros, empleados en hostelería, atención doméstica y a enfermos), así como actores, empleados en centros de diversión, etc., compitiendo duramente por la creciente oferta de mano de obra y con salarios cada vez menores y

3) el gran contingente de desempleados crónicos, jubilados, clases pasivas de todo tipo, enfermos dependientes del auxilio social, migrantes y refugiados, etc.

El 17 de noviembre de 2021 he tenido ocasión de asistir, en directo, a la presentación del libro “España, a ciencia cierta”. Tuvo lugar en el auditorio de la Fundación Rafael del Pino. Después de un breve bosquejo sobre la intención del libro y de los resultados de la investigación (el estudio que lo cobija detecta diez tecnologías con mayor capacidad impulsora para España), el eficiente y laureado director de la Fundación, Vicente J. Montes Gan realizó dirigió un coloquio “amistoso” con sus autores, Javier García Martínez, Sonia A. Contera e Iñaki Berenguer.

No abrigo ninguna duda de que los diez sectores tecnológicos con desarrollo expuestos en el libro son, todos ellos, líneas magníficas de futuro actual e, incluso, del pasado más floreciente que apunta a hacer más eficiente ese futuro: la telemedicina y la nanomedicina, la realidad mixta (virtual y aumentada), los sensores provistos de chips para detectar enfermedades sin necesidad de desplazamiento al centro médico, la agricultura de precisión, la masiva aplicación de las matemáticas a la economía (con énfasis sobre el tratamiento de los big data), la cadena de valor del hidrógeno (su producción y uso generalizado), la supercomputación (en la que España, según dijeron los propios intervinientes, es ya una potencia mundial), etc. Quien quiera conocer los detalles, que compre el libro.

Me quiero detener, sin embargo, en comentar, con mis propias palabras, algunas de las frases que creo más relevantes del interesante coloquio.

  • Frustración de los científicos y tecnólogos españoles. Sonia (Contera) enfatizó, y varias veces, sobre la falta de identidad científica propia para España. Nuestro país no supo recuperar la identidad científica que poseía, y que se perdió con la guerra civil. No solo éso: existen muchos movimientos en el mundo anticientífico. Existen buenos científicos y técnicos españoles trabajando en prestigiosos centros académicos (y empresas) extranjeras, pero no tienen el acicate para trabajar en nuestro país, porque falta el ambiente, la atmósfera adecuada. Los autores del libro estuvieron de acuerdo que el científico no trabaja por dinero (al menos, hay que puntualizar, supongo, cuando ya ha tenido un razonable éxito económico y tiene un puesto de trabajo fijo), sino por la “satisfacción”.
  • No existen caminos claros para la comercialización de la ciencia, que es clave para el desarrollo tecnológico. Iñaki (Berenguer) diferenció entre “hacer ciencia” y “comercializarla”, que sería una habilidad diferente. En ese segundo aspecto, los investigadores y científicos españoles no son tan relevantes. Nos falta incluso, el impulso para el primer paso: que no se pongan trabas burocráticas, administrativas (y añado yo, incluso endógenas, surgidas de envidias en los propios centros de investigación y docencia).
  • La Universidad es, o debe ser, el gran polo de innovación y ciencia. Así sucede en los países más desarrollados. No es el caso de España, carencia dramática que debería corregirse de inmediato (la concreción del articulado es mío).
  • La identidad científica no se regala. Debe crearla el propio investigador, sin ayuda de nadie (o de muy pocos). Sonia puso el ejemplo de su personal periplo en Boston. “¿Española y mujer?” Nadie me ayudó; lo que ha llegado a ser lo consiguió por su propia dedicación y esfuerzo.
  • Asia va a dominar la ciencia del siglo XXI. Le ayuda, también, el sentimiento religioso del pueblo, el confucionismo, que favorece la visión colectiva, el apoyo recíproco en vías de un beneficio común. España es un país fragmentado, sin identidad como país. Esa situación constituye un grave perjuicio para el desarrollo tecnológico. Los distintos actores hablan lenguajes distintos.
  • La ciencia no crea desigualdad por ella misma, sino por el uso que se hace de ella. Falta liderazgo científico en España.
  • Es importante la diversidad en todos los órdenes, no solo de género. Eliminar la reacción, que es anticiencia y favorecer los equipos multidisciplinares, el trabajo en equipo, la selección de los mejores, estimulándolos y creando plataformas adecuadas de desarrollo y comunicación técnica y científica.
  • Hay que alinear objetivos e incentivos. Javier (García Martínez) es partidario de esa concordancia, aunque Iñaki y Sonia subrayaron que en sus centros no se habían identificado ni los objetivos ni los incentivos y ello no fue hándicap para el desarrollo ejemplar de la investigación.
  • España dispone de un clima excelente que debiera servir de atractivo para que los investigadores pasaran un tiempo en centros españoles. “El invierno es muy duro en Boston”, señaló Iñaki. Debería analizarse con seriedad la eliminación de trabas administrativas para facilitar la doble residencia, suprimiendo o aliviando cargas fiscales a científicos españoles residentes en el extranjero.

Publicado en: Actualidad, Economía, Investigación, Sociedad, Tecnologías Etiquetado como: Fundación Rafael del Pino, Iñaki Berenguer, Javier García Martínez, Sonia A. Contera, Tecnologías para impulsar España, Vicente J. Montes Gan

Explorando el Horizonte 2030

10 julio, 2021 By amarias Deja un comentario

Incorporo como Comentario a este Blog, el último Editorial que escribí para la revista ENTIBA, publicación del Colegio de Ingenieros de Minas del Norte de España, y de la que formo parte de su Consejo Editorial

“Cuando parece a punto de darse por superada –al menos, en los países desarrollados- la urgencia sanitaria causada por la crisis pandémica, es momento de tomar en serio el papel insustituible de la Ciencia, la Investigación y la Tecnología como pilares del modelo de bienestar y su desarrollo. La observación parece trivial, al albergar un argumento cuyo contenido nadie discute, que se podría considerar  plenamente asumido y compartido.

Pero la idea mantiene intacta su signo revolucionario. Asumir su potenciación como una necesidad ineludible, implica la puesta en entredicho de varios lugares comunes. 1) Niega la validez de apelar al voluntarismo o a la falta de planificación como factores con los que corregir el rumbo natural de los acontecimientos, que están poderosamente dirigidos por el segundo principio de la Termodinámica, es decir, por la tendencia al desorden. 2) Destruye la tentación de mantener confianza ciega en el impulso espontáneo de la imaginación colectiva como clave para mejorar el futuro. El mundo hace tiempo que no “va de lui même”, no avanza solo, como pretendían los fisiócratas del XVIII. 3) Incluso, cuestiona la petición de principio por la que se pudiera creer que la técnica, sin orientación ni directrices, acudirá a rellenar las carencias cuando se le ofrezcan incentivos y señuelos, como si fuera un atleta sin necesidad de preparación, siempre dispuesto para la carrera.

La sociedad ha vivido una conmoción de la que no se recuperará de inmediato, porque han quedado afectados y, en ciertos sectores, destruidos, principales sectores económicos. La solicitación recibida por el sistema de salud ha sido brutal, tensando la disponibilidad de los equipos para atención médica y la preparación y capacidad de resolución del personal  facultativo hasta límites no imaginados. La desorbitada cifra de infectados ha llevado al umbral del colapso la oferta sanitaria, y causado millares de muertos y enfermos crónicos, obligando a adoptar decisiones de urgencia bajo un régimen de presión emocional insoportable. Se han puesto de manifiesto las debilidades de la oferta de atención primaria y asistencial para abordar con solvencia absoluta una situación tan insólita, pero también ha permitido detectar las fortalezas y la capacidad de improvisación inteligente de los equipos facultativos, a todos los niveles formativos.

Junto con esas conclusiones de un análisis aún provisional y tensado por la emoción, sería erróneo pasar por alto que la descentralización de las competencias sanitarias hacia las autonomías ha perjudicado la dedicación eficaz de medios y la adopción solvente de decisiones rápidas, con discusiones estériles y dañinas, provocadas por la diversidad política más que por la controversia entre criterios científicos y experimentales.

Entender con alivio que la  crisis pandémica está razonablemente superada, y asistir con suficiencia a la recuperación vertiginosa de nuestra fuente fundamental de ingresos, el turismo, nos podría inducir a correr el riesgo de confiar, por analogía, que, con pequeñas intervenciones en otros sectores se conseguirá alcanzar en corto plazo las posiciones anteriores a la crisis sanitaria.

No será sencillo. Por la estructura de nuestra economía, con una base desproporcionada en empresas de pequeño tamaño y escasa aplicación tecnológica, la crisis sacó del mercado definitivamente un número  elevado de pymes y autónomos. Muchos agentes fundamentales por su participación en la formación del sistema económico y social que sustenta la estabilidad de los flujos de producción, distribución y consumo, han resultado dañados en número y calidad, viendo perdida su viabilidad, y generando bolsas de paro, con la necesidad para una parte de la población afectada por la pérdida de ingresos, de recurrir a la solicitud de prestaciones asistenciales.

La economía debe generar nuevas oportunidades y se ha de estar preparado para resolver demandas de empleo con cualificaciones desconocidas o poco comunes. La tendencia y fuerza real de la recuperación es una incógnita. Muchas empresas han agotado su liquidez y la digitalización, que supone contar con formaciones duales (en el sentido de conocimiento sectorial específico y en tecnologías de informática y comunicaciones), tensa el mercado de trabajo al demandar conocimientos de los que la población carece aún y en disciplinas que tienen poca difusión. Falta impulso empresarial. No pocos emprendedores han perdido sus ahorros, cuando no su patrimonio y no tienen ánimos de probar fortuna en otros campos. Hacen falta emprendedores cualificados, con capacidad de gestión en las nuevas tecnologías y con información sobre las necesidades inmediatas, es decir, oportunidades de inversión solvente.

Desde los sectores más afectados por la paralización pandémica, especialmente de los cercanos a los extremos de la cadena de producción y consumo, se reclaman ayudas inmediatas y a fondo perdido. Es, en cierto modo, una distorsión, un fondo de ruido que afecta a la adopción de decisiones. No puede dejarse a un lado que, además de los estragos sociales y económicos causados por la paralización forzada de actividad, se han producido graves daños ecológicos, dado el carácter de externalidad del medio ambiente, con manifestaciones ocultas o de difícil evaluación. La urgencia para cubrir necesidades vitales perentorias llevó a ignorar normativas legales o cuidados ambientales.

Al valorar la situación actual, se  podría, en fase de optimismo creativo, entender como magnífica opción que a España se le ofrecen oportunidades de construir un nuevo tejido industrial y de servicios sobre las tierras quemadas o agostadas en la postpandemia. No parece factible levantar de inmediato una nueva estructura socioeconómica sobre el campo de necesidades inmediatas. Por eso, será imprescindible valorar nuestras peculiaridades, en especial en relación con los países más avanzados de la Unión Europea, a cuyo carácter tractor habrá que acercarse y atender a forzar la reactivación impulsando principalmente esos sectores.

Como idea general, será preciso separar las actuaciones inmediatas, cuyos efectos no admiten dilatación, de aquellas de las que se obtendrán frutos a mayor plazo. Aunque hay medidas que deben tomarse de manera centralizada, como la rápida formación de expertos digitales, hay que confiar en que las decisiones empresariales e individuales asuman la necesidad de incorporar la digitalización a los procesos. También será factor de activación, el desarrollo de modelos de gestión y producción digitalizados, o, sin ánimo exhaustivo, el tratamiento de los riesgos y oportunidades relacionados con la protección climática.

Los planes de los países europeos para tratar de solventar los efectos de la crisis pandémica a medio y largo plazo, presentan una fuerte similitud, hasta el punto de que parecen copia unos de otros. Eso no descalifica su validez, sino que pone el énfasis en que lo importante no es trazar grandes líneas sino acomodar su realización a las posibilidades concretas de cada país.

Es seguro que, de la necesidad y la activación de algunas líneas de concentración de recursos intelectuales y físicos, surgirán innovaciones en muchos campos. Habrá que seleccionar, con análisis serenos, aquellas ramas con mayores oportunidades de crecimiento, y, sin dudar, protegerlas con medidas, agilizando los procesos regulatorios y burocráticos.

Los menores salarios medios y la menor relación en la aportación al pib per cápita ofrecen ventajas comparativas para España. Aunque es común expresar que tenemos bajos índices de productividad, apuntando a la falta de eficiencia o cualificación de la mano de obra, las diferencias con los países más productivos son más bien achacables a deficiencias de gestión y a la falta de equipamiento del mejor nivel. Disponemos –si bien en franca y lamentable recesión- de una elevada  capacidad formativa oficial, con algunos centros de excelencia reconocidos.

Aunque no somos un país con recursos propios singulares (a salvo del patrimonio histórico y los valores paisajísticos que potencian nuestra oferta turística y de ocio), tenemos materias primas de alto valor y creciente demanda, que sería preciso explorar.

Ante todo, para impulsar los ejes en los que apoyar el desarrollo inmediato con perspectiva de rápidos rendimientos, se han de corregir las deficiencias en Formación, Investigación, Creación científica y Desarrollo tecnológico.  El historial de Planes fallidos en Educación y Ciencia, la heterogénea cualificación del personal docente y científico –con media de edad muy alta, falta de definición de la carrera profesional, insuficiente financiación para dotación de equipos y material, así como deficiente orientación metodológica y escaso estímulo a la eficacia- debería forzar un análisis externo corrector de las carencias y que condujera a la potenciación inmediata de sus fortalezas, incorporando medios humanos y materiales allí donde sea necesario.  No es tarea sencilla, pues el sistema se ha poblado de vicios, conformismo y nepotismo, en coexistencia dramática con excelentes profesionales.

Algunas actuaciones son fáciles de enumerar, pero exigen una coordinación e impulso de gran alcance. Junto al impulso  a la investigación e innovación, deben incorporarse medidas para la incorporación y formación posterior de empleados, el desarrollo de facultades para adaptarse a las tendencias a la movilidad laboral, el impulso a mentalidades digitales en el trabajo individual y de equipo, tanto en los procesos de producción como en los servicios, la utilización personal de las nuevas tecnologías, la potenciación de habilidades soft (como la capacidad de comunicación verbal y escrita en la lengua propia y en otras extranjeras), la generación de una mentalidad flexible para atender al carácter disruptivo del nuevo mercado laboral, o la incorporación de la sensibilidad de protección ambiental como directriz general de actuación.

La correspondencia con los proyectos de nivel europeo, para aprovechar la capacidad de arrastre de los líderes tecnológicos, no debiera ser la única orientación, pues nos convertiría definitivamente en un país subordinado. Tradicionalmente, hemos visto en Alemania una referencia a imitar, y un aliado interesado, al que nos hemos asociado casi siempre de buen grado. Es evidente que, si se asegura el encaje sólido en estructuras más eficaces y de mayor envergadura, se favorecerá la búsqueda de la estabilidad del modelo de bienestar y calidad de vida que se pretende consolidar para el futuro, garantizando en teoría su viabilidad económica, ecológica y social, al vincularla a una fortaleza superior. Al margen de esta idea general, será conveniente actuar con cautela e inteligencia en la selección de prioridades.

Como país intermedio, España no puede pretender ser el paladín tecnológico en líneas de trabajo en donde ya confluyen intereses económicos extranjeros, alimentados por potentes empresas multinacionales con centros de decisión sobre los que no tenemos influencia. Arriesgaríamos, como sucedió otras veces, ser su banco de pruebas experimental.

Los Fondos Europeos del NextGeneration, con transferencias próximas a los 70.000 millones de euros entre 2021 y 2023, al aplazar las consecuencias inmediatas de la crisis, han de verse como un alivio momentáneo.

La obsesión por liderar la descarbonización puede pasarnos una alta factura. La Unión Europea ha aumentado la autolimitación de la  reducción de las emisiones de CO2 equivalente a un 55% en 2030, arrastrando a una fuerte subida el precio de la tonelada de CO2 que va camino de superar los 60 euros,  al reducirse el mercado de derechos de emisión que las empresas  que más contaminan deben comprar para seguir produciendo energía en sus instalaciones.

La voluntad de acelerar al máximo la descarbonización de la producción energética y el decidido sesgo ecologista de las decisiones estratégicas no debieran generar confusión respecto a la naturaleza económica del desarrollo. Las medidas restrictivas exigen ser compensadas con nuevos ingresos. La explotación ordenada de los recursos mineros del territorio  debiera forma parte de la planificación.

El sector reclama una estrategia para la minería y apoya la creación de una alianza estratégica europea de materias primas, que incluya la recuperación de residuos de algunos metales, como el cobalto y el wolframio. Confedem ha identificado trece minerales esenciales para la transición energética de los que España dispone de reservas: aluminio, cobalto, cobre, grafito, litio, estaño, manganeso, níquel, oro, plata, tierras raras, vanadio y wolframio, y así se lo ha comunicado al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, para su consideración en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030.

Aunque España carece de empresas líderes en el sector minero, dispone de la zona más mineralizada de la Unión Europea. Gracias al cinturón de pirita ibérica, somos una potencia en la producción de cobre, de amplia utilización en la fabricación de vehículos y en el desarrollo de la energía eólica, con recursos cercanos a los 2,3 millones de toneladas. El wolframio, usado en baterías y acumuladores, tiene reservas similares. Los cátodos de las baterías de iones de litio han convertido al cobalto, subproducto en la explotación de los minerales de cobre y níquel, en elemento crítico. Actualmente, el cobalto es extraído en la República Democrática del Congo y procesado en China, con riesgos que no resultan asumibles para los productores de baterías que buscan acercar sus instalaciones de producción a los centros de mayor consumo. Los sistemas para almacenamiento de la energía intermitente de origen renovable han aumentado, por su parte, las perspectivas de un incremento en la demanda de vanadio.

En general, el buen conocimiento de los depósitos de muchos minerales (estaño, oro y plata) o los indicios suficientes para considerar otros del mayor interés (litio, cobalto, níquel), y la actualización de los datos disponibles (en el caso del grafito y del vanadio), ofrece saludables perspectivas en relación con las técnicas más modernas de valoración, extracción y uso de los materiales geológicos.

La identificación de yacimientos de alto valor estratégico viene tropezando, sin embargo, con la empalizada ideológica, de base temperamental, construida desde las presiones ecologistas y la obsesión por la defensa ambiental y la intangibilidad del territorio, que han conducido a exagerar la afectación minera, creando una opinión publica distorsionada, que desconfía de la técnica y del cumplimiento de la  obligación legal de controlar y reparar los eventuales daños. Se está paralizando la investigación y explotación de recursos mineros que podrían ser fuente de riqueza y empleo. Esta situación afecta, entre otros,  en la actualidad al yacimiento de tierras raras de Ciudad Real (Torre de Juan Abad) y al de Valdeflores (Extremadurra), con alto potencial en litio.

Los minerales estratégicos no solo son necesarios para la generación de equipamiento y materiales vinculados con la producción energética. Son también imprescindibles en la fabricación de impresores de alta definición, en la robótica, la aeronáutica, y, en general, todas las tecnologías digitales. Si no se obtienen en Europa, habrá que importarlos, creando así dependencias muy limitantes. Alemania ha firmado acuerdos con Chile y otros países que le permitirán garantizar el abastecimiento para su producción tecnológica.

El horizonte 2030 se moverá, obviamente, a medida que nos aproximemos a él. Por eso, debemos dotar de la máxima capacidad de adaptación a nuestra estructura formativa y económica, conscientes de que los hallazgos de la investigación científica, a los que estamos obligados a contribuir con eficacia, ofrecerán nuevas oportunidades y cambiarán la manera de abordar otras. Sirva como ejemplo puntual que la Sociedad Max Planck está investigando la sustitución del silicio en los paneles solares para mejorar su absorbencia, incorporando una película de perovskita.

Con seguridad, gran parte de lo que hoy nos aparece muy claro, se desdibujará al acercarnos a los objetivos, apareciendo otros retos. La Ciencia, la Investigación y la Tecnología seguirán estando en la base. Los ingenieros de minas estaremos siempre dispuestos a asumir un papel relevante. Son muchos los ámbitos en los que podemos colaborar. Queremos seguir sintiéndonos orgullosos del papel que, como profesionales, podemos representar para contribuir a despejar incógnitas de los brumosos horizontes que envuelven el futuro.

@Angel Manuel Arias para ENTIBA (junio de 2021)

 

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Superar la crisis económica

11 junio, 2020 By amarias 1 comentario

DESPUES DE LA PANDEMIA, UN UNICO OBJETIVO: SUPERAR LA CRISIS ECONOMICA

La pandemia provocada por el SARS-CoV-2, un maligno coronavirus que se ha colado como nuevo elefante en la cacharrería de nuestra existencia, no está plenamente atajada, según opiniones de expertos, aunque vivimos en España momentos de relax y relativa euforia, pues la mortalidad atribuida a la enfermedad se ha reducido drásticamente y se están aligerando las medidas de confinamiento. Pero se teme que el virus continuará con nosotros, incluso con posibles rebrotes de virulencia, salvo que ésta se vea atenuada por su propia deriva natural o se consiga dominarlo con una o varias vacunas universales.

En estos meses de forzado confinamiento, hemos aprendido mucha terminología en relación con los virus y la epidemia, si bien, la novedad, amplia difusión y tremenda agresividad del agente vírico ha provocado lagunas de oscuridad -algunas, persistentes- que dificultan entender aspectos sustanciales: origen del virus, forma concreta de propagación, niveles reales de protección de los diferentes tipos de mascarillas que se vienen utilizando, causas por las que presenta niveles de agresividad variables y forma de tratamiento efectivo de los infectados y de seguimiento de los dados de alta.

Todos los países, independientemente de sistemas económicos, han adoptado medidas similares, si bien algunos las adoptaron después de dudas y errores iniciales: confinamiento y distancia social. Pero, a salvo de la probada eficacia de mantenerse confinados, guardar distancias, utilizar mascarillas en lugares públicos y en el trabajo, y lavarse frecuentemente las manos, el riesgo de un repunte del ataque vírico subsiste. Que solamente de un 5 al 10% de los ciudadanos españoles manifiesten, a tenor de los ensayos realizados hasta ahora, haber superado la infección, nos sitúa lejos del objetivo de alcanzar esa “inmunidad de rebaño” que algunos epidemiólogos fijan como nivel de protección que garantizaría el autocontrol de una población en la difusión masiva del virus.

Valorando la crisis económica

Es difícil, en una situación con tan frágil estabilidad, con la preocupación política y ciudadana volcada, obviamente, en la protección de la salud, pretender disertar sobre la economía. Sin embargo, entiendo que es imprescindible hacerlo y abrir, con rapidez y sensatez, un debate que permita clarificar la selección de medidas públicas y sirva de orientación a los agentes sociales. El confinamiento masivo de la población, manteniendo solo algunos servicios esenciales, ha paralizado la actividad económica y causado un gravísimo daño inmediato a la generación y transformación de los recursos y, por tanto, al empleo.
Conseguida la contención de la propagación masiva del virus y su escalada de fallecimiento, se está abriendo la permisividad en todos los países, con fases medidas para el levantamiento del cierre de establecimientos y negocios, pero la evidencia irrefutable es que la caída de las economías ha sido brutal. En España, se cifra en más de un 10% la disminución del PIB y en más de un millón el número de empleos perdidos. Puede ser todavía peor.

En estos meses ha habido tiempo para leer, escuchar música, hacer gimnasia, pensar, lamentarse e incluso dejarse intoxicar ante el inmenso volumen de informaciones de expertos, aficionados y enredadores: contradictorias, interesadas; muchas de ellas, falaces. El confinamiento ha incrementado la tensión social, avivado las posturas políticas encontradas, exacerbado las críticas. La curva de evolución de los contagios y muertes provocados por el patógeno ha puesto sobre el tapete de la existencia al temor a la muerte propia y de los seres queridos. Aunque las nuevas cifras de infectados y la mejora en el tratamiento, hayan disminuido la tensión, el riesgo y el miedo al contagio, subsisten. La evidencia de que el virus se cebaba con preferencia en las personas mayores y en los que tenían patologías previas, ha cargado a algunos colectivos con un lastre aún mayor.

Entre los colectivos profesionales, la primera línea de choque, al tratarse de una crisis epidemiológica, ha sido ocupada por el personal sanitario. La superior exposición ha provocado una mayor proporción relativa de infectados en ese grupo e, incluso de fallecimientos. Fuerzas de seguridad, transportistas, empleados de la limpieza, farmacéuticos, distribuidores de mercancías, empleados de supermercados y tiendas de abastecimiento, que también se han visto especialmente solicitados, han contado como los héroes y heroínas forzados de esta pandemia, por su definitiva aportación a la recuperación y sostenimiento de la normalidad básica.

España aparece entre los países que han tenido que soportar el mayor número relativo de contagiados y fallecimientos (la pandemia se ha cobrado víctimas sobre todo en residencias geriátricas y entre personal facultativo que, al principio de la pandemia, creía estar confrontándose con una gripe episódica). No recuperaremos, desgraciadamente, a los muertos, y muchos de los sanados mantendrán secuelas de por vida, pero la respuesta a la pandemia nos obligará a extraer consecuencias, y la recuperación económica debe ocupar el centro de los objetivos inmediatos.

Tentación de volver a la situación clónica de la anterior

La tentación podría ser la recuperación de una situación lo más clónica posible que teníamos a finales de noviembre- diciembre del año 2019. Esto supondría otorgar ayudas a aquellas empresas, comercios y autónomos que han perdido actividad y cuota de mercado, para impulsarlos, con empuje oficial (subvenciones y exenciones, fundamentalmente), hasta que se vuelvan a situar donde estaban, sin cambiar su posición de riesgo ni sus líneas de trabajo.

Es una intención loable, pero creo que puede ser calificada de grave error. Como después de una guerra, aunque esta haya sido de corta duración, la recuperación de lo destruido es imposible, pero, además, en el actual contexto tecnológico y de competencia mundial, sería inadecuada. Es imposible, porque las exigencias de los mercados han cambiado, y es inadecuada porque los elementos de producción, los competidores desde el lado de la oferta, son otros o pueden serlo; los países que antes se recuperen de la pandemia vírica estarán mejor situados para ampliar su cuota de mercado, y las empresas (no solamente chinas o de países orientales poco afectados por ella; también de otros países europeos) aumentarán una penetración que había sido ya muy amplia gracias, tanto a la permisividad de la globalización, como a la calidad tecnológica y la variedad y atractivo de sus ofertas.

No se ha de olvidar que, antes de la pandemia, ya estábamos en crisis. Una nueva revolución tecnológica se había asentado entre nosotros, alimentando el desempleo en sectores que parecían seguros, afectados por el avance exponencial de las consecuencias de la globalización, lo instantáneo de las comunicaciones, la capacidad para tratar masivamente los datos, el teletrabajo, la incorporación de tecnologías y materiales sofisticados a los ciclos de producción, y la aparición de nuevas ofertas de consumo, cada vez más atractivas y baratas. Era evidente ya la polarización de los trabajos entre la alta cualificación y aquellos que precisaban poca o ninguna. La realidad del aumento del calentamiento de la superficie terrestre estaba cambiando, al menos en la Unión Europea, la deriva de la distribución de la producción energética hacia las energías calificadas de limpias, con repercusiones sociales y económicas que aún no estaban plenamente valoradas.

En lo tecnológico, pero no únicamente, la crisis epidémica se diferencia de anteriores escenarios económicos, no solamente en su complejidad, sino por haber afectado las cadenas de suministro y de manera prácticamente instantánea. Las carteras de pedidos se han vaciado, las expectativas coyunturales han variado bruscamente. Los criterios de reactivación que podían servir en otras coyunturas son calificados de insuficientes o inútiles por los afectados.

No se trata de recuperar un sector aislado, una empresa concreta o atender a una reconversión puntual. La mayoría de las empresas, no solo se han encontrado con la anulación masiva de pedidos, sino que, las nuevas demandas no pueden ser atendidas o solo de forma deficiente al faltar suministros esenciales que deberían provenir de proveedores sobre los que se ha perdido el control y llevan semanas inactivos. La recuperación se entreteje como una necesidad compleja a lo largo de las cadenas productivas, afectando simultáneamente a varios países y sectores, todos interdependientes.

Esta crisis es, por su naturaleza global, una compleja superposición de varias, que aumentará aún más la dualidad en el mercado de trabajo, favoreciendo en el corto plazo la colocación de especialistas y técnicos cualificados en sectores que necesitan cubrir necesidades inmediatas (especialistas en telecomunicaciones, informáticos, vendedores on line, diseñadores industriales, ingenieros mecánicos, agentes y procuradores de todo tipo, técnicos de seguros, médicos y enfermeros desde generalistas a intensivistas, abogados penalistas, distribuidores de mercancías a domicilio, reparadores de electrodomésticos, etc.), y aquellos que carecen de experiencia laboral o la poseen muy sesgada, que se verán obligados a aceptar cualquier trabajo para sobrevivir.

Crisis de la oferta y de la demanda

La duración de la paralización de la economía será también determinante, tanto desde el lado de la producción como de la demanda. Si los consumidores potenciales disponen de recursos, la recuperación de la demanda puede ser rápida y, desde luego, las necesidades básicas nunca han dejado de ser cubiertas, por lo que hay sectores que no resultaron apenas afectados. Los comercios al por menor, y las empresas dedicadas a proveer de suministros esenciales (alimentos, productos sanitarios, agua, electricidad, limpieza, incluso artículos de belleza, vestimento y calzado), se recuperarán pronto en la medida en que los consumidores de proximidad dispongan de efectivo. La reactivación vendrá por la línea del consumo y, siempre que no tengan que trabajar contra stock o consigan liberarse sus inventarios de la temporada perdida, no tienen por qué sufrir gran desgaste a corto plazo.
En cambio, la recuperación de la producción puede complicarse, en especial, en bienes duraderos y productos complejos, hasta que no se reactive la confianza del consumidor (aviones, barcos, automóviles, aparatos de alta prestación, equipos tecnoelectrónicos, etc.).

En muchos de estos sectores, entre los que añado las empresas de construcción, con alta capacidad de empleo, el período de inactividad será causa de inestabilidad social si no se arbitran medidas de apoyo, que pueden convertirse en necesidad permanente si las empresas pierden la competitividad que tenían antes de la pandemia.

La dependencia de los mercados internacionales es otra variable a tener en cuenta. La solvencia de muchos países se verá afectada y, aunque las necesidades subsistan e incluso se vean incrementados, el riesgo de impagos crecerá. Se abrirán grietas estructurales en la economía y aflorarán carencias que estaban antes ocultas o que se mantenían a la expectativa de una recuperación exterior que se confiaba en que se produciría y que no tendrá lugar, al menos, en los intervalos previstos.

Como proveedor, se ha calificado a China de la factoría-taller del mundo y, favorecida por la globalización, los bajos costes de la mano de obra y una calidad tecnológica muy mejorada, la afectación del virus a su economía arrastra la de otros países. En aquellas empresas con producción de elementos, equipos y sistemas sofisticados, en los que, además de haberse colapsado la demanda, se ha desmoronado la cadena de suministro, pueden surgir nuevas orientaciones y competidores desde los países mejor preparados en la recuperación de la pandemia, que conviertan en inviable el negocio. La mayor o menor importancia del suministro de componentes y piezas de recambio de terceros países, particularmente, de China, calificará la gravedad de la situación, ya que, además, el tráfico de mercancías y su circulación está momentáneamente afectada.

Elementos para recuperación de la crisis económica en España

La esencia de la capacidad productiva española reside en el sector servicios, en detrimento del peso del sector industrial. Con todo, lo más significativo no es el porcentaje de ambos sectores en relación con el PIB total, sino la menor entidad de este PIB per cápita en relación con otros países desarrollados. El valor añadido de nuestra producción es bajo y este bajo valor arrastra todos los indicadores básicos de nuestra economía: salarios, capacidad para atender a las medidas sanitarias, educativas, de investigación, infraestructuras, defensa, etc.

Hay que incrementar ese valor añadido con urgencia y el camino más sólido es mejorar los niveles educativos y la investigación. Estas carencias han quedado manifiestas, como en una foto robot, en relación con la pandemia. Aunque disponemos de individualidades notables en los campos de la ciencia, incluso los más avanzados, nos faltan medios económicos y equipos, físicos y humanos para conseguir la máxima eficacia. No desarrollaremos una vacuna, por ejemplo, y no por falta de capacidades personales, que las tenemos y muy brillantes, sino por escasez de cantidad, de masa crítica y, por supuesto, de la escasez de recursos dedicados a la investigación.

Si nos atenemos a la distribución del PIB por macrosectores, volveríamos en primer lugar la vista al sector turismo, y, en relación directa con él, a la hostelería, la restauración, el transporte, los seguros -y tantos otros servicios y actividades, incluidas la construcción o la artesanía -, así como una parte importante de la producción agraria y vitivinícola.

Las empresas españolas tienen una importante infraestructura en ese ramo, y si hubiera clientela y se eliminasen las restricciones de aforo, la recuperación seria, desde luego, sencilla. Pero no es en este caso la oferta la que falla, sino la demanda y desgraciadamente, así será durante algunos años. La desconfianza de usuarios (y de proveedores de los servicios) por el miedo a caer víctimas de un contagio no se va a corregir con facilidad. Para el llamado turismo sanitario, el desequilibrio asistencial que provocó la pandemia ha comprometido injustamente la idea extendida que en España teníamos la mejor sanidad del mundo.

La recuperación del turismo está vinculada con la erradicación de la pandemia y no con la credibilidad y variedad del sector. Seguimos teniendo la mejor dotación hotelera, una oferta variada y de calidad y no hay nada que perjudique, en un entorno sanitario de normalidad recuperada, una rápida vuelta al estado anterior, si se movilizara la demanda.

Es aquí donde aparecen también los efectos de las interrelaciones de las cadenas de suministro y servicio. Las compañías de viajes, las empresas de aviación, automoción y transporte en general, figuran entre las muy afectadas, dadas las prohibiciones para salir y entrar de los diferentes países o regiones, las medidas de control para el acceso y la restricción a la utilización de la capacidad de los propios medios. La disminución de la capacidad de carga de pasajeros por aeronave y tipos de transporte causa una falta de rentabilidad que puede ser disuasoria para las empresas. Si no se encuentran soluciones sencillas, habrá que poner a disposición más vehículos, lo que podría activar la fabricación de los medios de transporte y, en todo caso, lo relacionado con las medidas de seguridad de los pasajeros en ellos.

Los plazos para la recuperación dependerán del éxito de los controles sanitarios. Si se consigue la erradicación, la recuperación puede producirse -según los cálculos más optimistas- en la Unión Europea a finales del último trimestre de 2020 o principios del próximo año; Estados Unidos y China, como máximas potencias mundiales, actuarán de primeros reactivadores.

Ayudas a la reactivación

Las administraciones deben estar muy activas para impulsar la recuperación, ofreciendo liquidez a las empresas y protegiendo los puestos de trabajo. Pero debemos ser realistas: los medios no son infinitos y hay que prevenir el riesgo de un intervencionismo exagerado. Puede parecer tranquilizador escuchar que no se ahorrarán medios, que las medidas serán extensivas en el tiempo y no puntuales, aunque es sencillo conseguir el equilibrio entre el endeudamiento público y la subida de impuestos, porque se trata de paliar una situación coyuntural y no de aprovechar el momento para realizar un cambio de paradigma económico, lo que podría provocar una catástrofe social y un perjuicio económico aún mayor.

Las ayudas a la reactivación han de venir, fundamentalmente, de la Unión Europea, en la que el Banco Central Europeo ya anunció un programa de compra de deuda por valor de 750.000 millones de euros, llamado de emergencia pandémica, y la autorización a superar el endeudamiento límite que se imponía a los Estados miembros para controlar la inflación y su solvencia individual. Poner dinero a disposición no basta, porque hay que saber hacia dónde dirigirlo, y ahí está el quid de la cuestión. Si las ayudas se distribuyen de forma desordenada, sin un plan de reactivación detallado, la salida de la crisis será, no ya desigual entre los países europeos, sino que aumentará las diferencias entre ellos.

Es más importante ofrecer un marco de seguridad a las empresas, que les permita planificar a corto y medio plazo su actividad, recuperando las estructuras dañadas y robusteciendo las fortalezas. Los grupos multinacionales que tengan sus centros de decisión en el exterior es muy probable que atiendan en primer lugar a salvaguardar la producción y empleo de sus instalaciones principales, cerrando o disminuyendo la actividad de los centros en el extranjero. Por el contrario, las empresas con sede local, las pymes y autónomos precisan apoyos concretos, rápidos y efectivos (préstamos sin interés, pagos aplazados, reducción de impuestos), pues se encuentran en la base de la recuperación inmediata.

La emergencia climática sigue en el panel

Los próximos cinco años serán decisivos para el futuro de la humanidad. El peligro de una catástrofe climática no estaría conjurado si las medidas de reactivación olvidasen la necesaria protección del clima, proporcionando las medidas y ayudas adecuadas. Pero, nuevamente, debe procurar ser realista y no actuar con propósitos que estén fuera de las propias capacidades y recursos. Aquí, en especial, como país intermedio, España debe actuar con prudencia y serenidad. La Agenda 2030 debe adaptarse a las nuevas circunstancias y la canalización de recursos hacia las nuevas necesidades, pero, en mi opinión, debería activarse.

La lucha contra la pandemia ha hecho aflorar tensiones entre los gobiernos de las Comunidades Autónomas y del Estado Central y, en especial por la vigencia del estado de alarma, ha permitido tomar decisiones recuperando poder en esos ámbitos, cedidos a las regiones. Un Gobierno del Estado más fuerte arriesga corromper el ejercicio de las libertades democráticas, pero, también, para los nostálgicos de una mayor centralización, ha reverdecido los deseos de una mayor coordinación, igualdad de criterios de actuación y dotaciones por cabeza en sectores fundamentales.

No solamente la sanidad se ha resentido por la disparidad de políticas autonómicas; también la educación, las estrategias fiscales, las medidas de reactivación en el sector del turismo, del comercio y de las pymes han sufrido y están sufriendo, las consecuencias de las desigualdades. Tampoco se puede ignorar que las ciudades con mayor concentración de población, con mayor número de residencias geriátricas y con transporte público sobre solicitado han sufrido las consecuencias más duras de la pandemia, en lo sanitaria y en lo económico. A corto plazo, las necesidades sociales para proveer de un empleo inmediato que cubra las necesidades de las familias en situación más precaria obligarán a lanzar actividades de mantenimiento y reparación de infraestructuras públicas, y se impulsará la contratación de personal temporal para ciertas funciones urgentes.

En el área farmacéutica, la dependencia de India y China, de donde proceden más de la mitad de los fármacos de marcas blancas, se podría activar líneas de sustitución, que no solo eviten la ruptura de los stocks farmacológicos, sino generar nuevas fortalezas. Por su parte, la potenciación del teletrabajo abrirá líneas nuevas en muchos sectores: inmobiliario, gestión de equipos, conectividad, aprendizaje a distancia, envíos de mercancías a domicilio, nuevas formas de socialización, etc.

El reto imprescindible de conseguir más capital para la reactivación plantea algunas incógnitas. La caída bursátil ha provocado la disminución drástica del valor de las acciones cotizadas y algunas empresas sustanciales se han convertido en piezas apetitosas para los inversores especulativos. La financiación de circulante puede y debe conseguirse por vía de préstamos bancarios -interesante la reactivación de líneas de financiación para el comercio exterior-, pero generar atractivo al capital propio y extranjero para invertir en líneas estratégicas, implica definir estas con suficiente precisión y comprometer apoyos públicos a medio y largo plazo. La reducción de la deuda en relación con el PIB supone estímulos y reformas que signifiquen la generación de mayores valores añadidos, y no la consolidación de subidas de impuestos a las empresas y trabajadores, que no puede ser una solución estratégica de reactivación.

No es momento para criticar formas de abordar el problema o polemizar si una propuesta es superior o inferior a otra. Es momento de consenso y apoyo, ya que la situación es de incertidumbre y es muy difícil generar un escenario inmutable. Hay que ayudar a los ejecutivos pragmáticos a que se produzca una convergencia rápida, pero garantizando que no se les abandonará en el proceso. Porque la instalación de la precaución, la desconfianza y la prudencia, retrasará la recuperación y aumentará las tensiones.

Sectores por reforzar

Entre los sectores que deberán ser reforzados, a la vista de la experiencia pandémica, se encuentra el sector sanitario que, además, goza de la prioridad que le concede el que tanto la población como las administraciones públicas han detectado la importancia sustancial de tener una sanidad pública (y privada) muy eficiente, y no solo en relación con su personal. Se aumentarán las dotaciones hospitalarias, la preparación para control de situaciones de estrés sanitario, la atención primaria, y se revisarán equipos y protocolos.

La crisis ha puesto de manifiesto nuestra vulnerabilidad precisamente por la excesiva dependencia del mundo exterior, para atender a las necesidades tanto de producción como de consumo. Esta situación debe ser corregida, aumentando los porcentajes de producción propia en los procesos, incluso a costa de encarecer los productos finales, aunque no se debería desatender el avance decidido en la automatización y en la distribución de producción de piezas y elementos que deberán después ser ensamblados en otra factoría.

La seguridad y la defensa ante posibles ataques deben reestructurarse. No se debería desatender la posición estratégica en una Europa de la Defensa, máxime cuando la polarización de las relaciones entre China y Estados Unidos puede convertir esta región del mapa en campo de experimentación para liberar tensiones entre colosos. Este sector, además, ha sido tradicionalmente una punta de lanza de desarrollo si se potencian las llamadas capacidades duales (civiles y militares).

La activación de una salida verde de la crisis puede generar cientos de miles de puestos de trabajo en el sector de las energías limpias, pero no podemos olvidar que no existen razones para abandonar la producción de energía con base nuclear, y deberíamos mantener la cualificación de nuestros técnicos en esta materia. Sería fundamental que se aprovechara esta ocasión para reactivar proyectos en la minería y la industria que pueden ser estratégicos para la recuperación y que habían sido bloqueados por injustificables posiciones de obstrucción con pretensiones ecologistas.

Entre las medidas que hemos venido proponiendo en otras ocasiones, volvemos a enfatizar sobre la necesidad de seleccionar algunas líneas preferentes de desarrollo tecnológico y, además de volcar recursos públicos y privados sobre ellos, recuperar o imponer para ellos la máxima coordinación en todos los centros de investigación y desarrollo, incluidas las Universidades, potenciando uno de los ejes ya existentes. Se trata de evitar la dispersión de recursos. No hará falta, seguramente, crear ningún centro nuevo, porque en todas las áreas tenemos ya un Centro de Investigación o varios, ya sea en oncología, en nuevos materiales, en enfermedades pulmonares, en productos agrarios, en energías alternativas, etc. Lo que cabría preguntarse, y resolver, es sobre su eficacia, sus resultados y tratar de enderezar, cuando proceda, el rumbo para que se potencie su actividad en la línea del éxito y la competitividad internacional.

Hay tanto por hacer que el riesgo mayor es sucumbir ante la perspectiva del inmenso trabajo. Pero no podemos desfallecer. Además de la utilidad del camino ya recorrido, cuya senda de eficacia debe recuperarse, allí donde se hubiera perdido, algo no puede faltar nunca: el empuje de las nuevas generaciones. A ello, añado por mi cuenta la obligación de los ancianos de la tribu de ofrecer su experiencia para que las equivocaciones sean menores y menos costosas.

Se lo oí decir recientemente al oncólogo Mariano Barbacid en un debate online con investigadores de la COVID-19:” Nada impide biológicamente seguir activo intelectualmente a partir de los setenta y muchos ancianos de edad son más creativos que algunos jóvenes que están en la primera línea de la exposición mediática”. En una sociedad que presume de lozanía, frescura y juventud, la pandemia viene a ofrecer ocasión de recuperar a los mayores, no solo para lamentar su contagio en los geriátricos, víctimas de la COVID, sino para pedirles su apoyo para la rápida solución de la crisis económica que provocó.

Mayo de 2020

@angelmanuelarias

Nota.- Este Documento fue redactado como Editorial para la revista Entiba de mayo. Por razones de espacio, tuvo que ser reducido a la mitad. Lo ofrezco aquí entero por si los lectores del blog lo siguen encontrando de interés

Publicado en: Actualidad, Economía, Empleo, Investigación Etiquetado como: administraciones, comunidades autónomas, coordinación, crisis económica, farmacia, industria, investigación, máquinas herramienta, minería, recuperación, sectores a reforzar, turismo

Cáncer: Sesiones clínicas fuera del hospital

5 julio, 2019 By amarias 2 comentarios

El 4 de julio de 2019, mientras el Presidente Donald Trump sacaba los tanques a las calles de Washington para mostrar a sus compatriotas que está preparado para una guerra de invasión, un grupo de personas nos reuníamos en el salón de Actos de la Fundación ONCE en Madrid (calle Sebastián Herrera, 15) en un acto muy distinto, pero mucho más interesante.

Se trataba de una “Sesión informativa y de debate sobre el tratamiento de los tumores genitourinarios (próstata, vejiga y riñón)”, convocada por la Fundación SOGUG, que se anunciaba como destinada a pacientes y sus familiares.

Sus ponentes fueron los doctores Aránzazu González del Alba,  Juan Francisco Rodríguez Moreno y Teresa Alonso Gordoa, quienes se encargaron, por este orden, de presentar y explicar -con rigor, pero también con un lenguaje próximo, divulgador- la realidad, los avances y las perspectivas de los tratamientos en los cánceres de vejiga, próstata y riñón.

En realidad, las explicaciones me parecieron altamente interesantes para el público en general. Por varias razones, que quedaron expuestas en la presentación y en el debate subsiguiente: el alto porcentaje de afectación de esos tipos de tumor y su relación con factores de riesgo que conviene conocer; el desarrollo acelerado de nuevos tratamientos, que confieren esperanzas concretas de supervivencia y mejora de calidad de vida a los ya afectados por estas enfermedades y, por tanto, abren un escenario más apacible para quienes puedan enfermar en el futuro; y no en último lugar, la necesidad de dotar de más medios a los centros de investigación y a los facultativos de los centros de tratamiento oncológico y a las Facultades de formación médica, impulsando sus interrelaciones.

Tomé notas de las tres intervenciones y mi primera intención fue, sentado ante el ordenador, actuar de elemento difusor de las magníficas ponencias. Supongo, sin embargo, que la Fundación SOGUG, en su página web, las recogerá in extenso, pues habrán sido grabadas. Por ello, me voy a limitar a glosar, con mis palabras, algunas de las ideas expuestas -la responsabilidad de los posibles errores es solo mía- y, al hilo de ellas, incluir algunos comentarios.

Aconsejo, ante todo, visitar el enlace de la Fundación promotora de la Sesión (http://sogug.es/). Se trata de una organización sin ánimo de lucro, que agrupa actualmente a 280 investigadores oncológicos, con objetivos centrados en la formación, difusión e intercambio de conocimientos relacionados con las patologías ya citadas.

La Dra. González del Alba subrayó que el carcinoma del epitelio transicional se desarrolla en el urotelio, y que el agente fundamental es el tabaco; después de 4 años sin fumar, la incidencia disminuye un 40%. El cáncer de vejiga solo es hereditario en un 5/6 %. Exposición a aminas aromáticas, por ejemplo, es un factor de riesgo con mayor responsabilidad que los factores hereditarios.

En no todos los cánceres de vejiga, desgraciadamente, se puede hacer la preservación vesical, y hay que llegar a la cistectomía radical. Los tumores metastásicos son candidatos a la quimioterapia con platino y la inmunoterapia. La base de la inmunoterapia es estimular a las células inmunes (sanas) para que ataquen el tumor. La quimioterapia con cisplatino es la gran esperanza futura, que ha permitido cambiar las expectativas de estos pacientes.

El Dr. Rodríguez Moreno se encargó de presentar las opciones de los enfermos con cáncer de próstata, cuya incidencia va en aumento. Parece que en este caso, conocer la historia familiar es importante, pues parece existir un componente hereditario. Como es sabido (o debiera serlo) en la próstata se produce parte del esperma, y en esa glándula -y solo en ella- se origina una proteína, el PSA. El cáncer de próstata eleva el PSA y sirve de orientador, por tanto, para detectar pacientes con esa dolencia. Se ha comprobado la gran relación del cáncer de próstata con la testosterona, y que el tumor es sensible a su producción por el organismo, por lo que los pacientes se tratan para disminuir o eliminar su génesis.

El Dr. Rodríguez dio la charla enfundado en una camiseta con el eslogan: “This fight has no gender” (“esta batalla no tiene género”), que expresa claramente que, aunque los afectados son del sexo masculino, vencer esta enfermedad nos involucra a todos. El lazo azul es el símbolo universalmente aceptado de este reto.

Se discute la opción de realizar un screening (tamizado) poblacional, con resultados discordantes, aunque para un grupo determinado (aquellos con pacientes con familiares que han padecido el tumor) tendría sentido. La investigación avanza velozmente. Hasta hace poco tiempo, la ecografía y la resonancia multiparamétrica eran los elementos que se utilizaban como elementos de detección: hoy la biopsia, que antes (y en algunos centros) se realiza al azar, pinchando sobre la próstata para localizar las áreas afectadas, ahora se concentra en la zona sospechosa.

Un gran avance para la localización es el PET-PSMA, aparato de los que, en la actualidad solo existe una unidad en España. Se trata de un radio-trazador. El galio es el elemento usado para este fin, lo que hace el diagnóstico muy caro, Cuando se pueda realizar la detección de las zonas afectadas con flúor, la técnica se abaratará brutalmente y se generalizará su empleo.

Los avances en el tratamiento están relacionados con la localización más perfecta del área afectada, la vigilancia activa (existen tumores indolentes) y la reducción o eliminación de las secuelas de los tratamientos. Con terapia focal (crioterapia, por ejemplo) podríamos tratar solo el tumor y no afectar a zonas sanas.

La diseminación de la enfermedad (metástasis) más frecuente es a través de los ganglios o de los huesos. En la etapa final, afecta al hígado. En cuanto a la eliminación de la producción de testosterona (idea por la que Charles Huggings recibió el Premio Nobel en 1966), el problema subsiguiente es que los tumores permanecen vivos y se adaptan, por lo que, al cabo de algún tiempo -no muy largo- el avance del cáncer prosigue.

En esos casos, frente a la opción de la quimioterapia, han aparecido fármacos hormonales de segunda y tercera generación.  En fin, ante el maremágnum de tratamientos posibles, el foco de la investigación aplicada actual, indica el Dr. Rodríguez se concentra en el orden correcto de los mismos, para incrementar la esperanza de vida y mejorar el estado del paciente.

Queda apuntado que las farmacéuticas dedican 10 veces más recursos a la investigación de estos cánceres que el conjunto del Estado español, situación inexplicable que exigiría un inmediato cambio de tendencia, y que los responsables políticos asuman la responsabilidad de incrementar la dotación para estudiar y tratar estas patologías que causan tanta mortandad y suponen un tremendo gasto directo – en diagnósticos, tratamientos, hospitalización, cirugía y paliativos- al Servicio sanitario público.

La Dra. Alonso (la plurifacética médico que dirige la atención clínica de mi propio tumor) habló sobre el cáncer de riñón, al que se ha dedicado el día 20 de junio y la imagen de los labios pintados de verde. En España, este tumor ocupa el séptimo lugar de las incidencias en varones y el décimo tercero en mujeres (mayor frecuencia que la que reflejan las estadísticas a nivel mundial). Es un tumor reincidente: aproximadamente en el 30% de los pacientes tratados con enfermedad localizada, vuelven a ser víctimas de la enfermedad. De los diagnosticados con tumor de riñón, el 20 % lo presentan en fase metastásica.

No es el tabaco en este caso el factor de riesgo principal, aunque se detecta alguna reducción del mismo tras diez años de abstención. Parece, en cambio, relacionado con la obesidad y se calcula que  solo el 5% de los cánceres renales son hereditarios. La triada clásica de diagnosis es: hematuria, dolor en fosa renal y masa abdominal palpable, aunque solo entre el 6 al 10% de los pacientes presentan ese cuadro. El 30% de los pacientes presentan síndrome paraneoplástico. También puede asociarse a caquexia, HTA (hipertensión arterial) y otras sintomatologías, poniendo con ello en evidencia el amplio espectro de su sintomatología.

Además de las pruebas clínicas clásicas y la observación del paciente, se emplean para el diagnóstico del cáncer renal la analítica (Hb, neutrófilos, LDH, calcemia, FA, etc.), las pruebas radiológicas, y la ecografía el TC/RM -que informa sobre la extensión del tumor-. El PET-TC no tiene, en este caso, papel relevante como prueba diagnóstica.

El diagnóstico permite diferenciar entre cuatro categorías de tumores, según su agresividad y extensión. En la actualidad, se operan tumores que incluso atraviesan la vena renal o la cava. La biopsia no es utilizada como prueba diagnóstica complementaria, salvo en el caso en que no se pueda operar por el estado físico del paciente (por ejemplo, padecer una enfermedad coronaria), porque permitiría valorar la opción de quemar la parte afectada.

El 85-90% de los carcinomas renales son de los llamados de células claras, siendo el papilar el 10 al 15% restante. La cirugía, en sus distintos estados (biopsia renal, nefrectomía -radical, parcial o citoreductora- y el tratamiento sistémico) están dando paso a tratamientos efectivos sin llegar a la cirugía citoreductora. También se ha dado paso a tratamientos de inmunoterapia (Prosper, Immotion 10, Keynote 564, Nivolumab, ortozolizumab, etc.)

Lamentablemente, el tumor de riñón no responde a la quimioterapia, aunque en 2005 se descubrió que si se bloqueara la producción de una serie de proteínas se podría modificar su avance, hallazgo que está vinculado con el estudio analítico de las diferentes formas de crecer que poseen las células cancerígenas.

El mecanismo más rentable en la actualidad para la contención del tumor renal es la inmunoterapia. La Dra. Alonso recordó que esta técnica se basa en incorporar al organismo enfermo, bien sustancias que ahogan el tumor, bien otros que estimulan las defensas. La combinación de ambas estrategias puede ser efectiva.

Los efectos adversos de la incorporación de elementos químicos al organismo son complejos. Debe tenerse en cuenta que la inmunoterapia no solo actúa contra el tumor, sino también contra nuestras propias células sanas, y puede afectar a casi todo el organismo, y más frecuentemente a la piel y al tubo digestivo, y, posteriormente a las células nefrológicas. Aunque se detenga el tratamiento, el efecto continúa, por lo que hay que mantener la vigilancia sobre estos efectos secundarios.

El facultativo, guiado por la necesidad de paralizar al tumor, tiende a emplear dosis elevadas, lo que revierte en toxicidades a corto/largo plazo, con reacciones que varían entre la eritrodermia o la hipermilasemia, aunque en ocasiones, la toxicidad se estabiliza, aunque lo habitual es que crezca con el tiempo de tratamiento. El tratamiento básico para controlar estos efectos se basa en la administración de corticoides.

La tasa de supervivencia del cáncer renal ha mejorado para el 60 % de los pacientes con los nuevos tratamientos, aunque el oncólogo se encuentra con la dificultad de que la célula de este tumor es muy metabólica.

La Dra. Alonso, antes de que se iniciara un vivo coloquio, apuntó a la necesidad de que los facultativos adquieran formación en el abordaje sicológico de los problemas de los pacientes oncológicos, una cuestión abierta que exige una reflexión seria para atender de la mejor manera posible las inquietudes, los miedos y el itinerario de deterioro y altibajos que forma parte de la evolución de la enfermedad.

La presidente de AIFER en Madrid (Asociación de Enfermos Renales) puso de manifiesto que están trabajando con éxito con pacientes con cáncer renal, para intercambiar experiencias y se es consciente de la necesidad de combinar las sesiones de comunicación entre pacientes y servicios médicos. Al hilo de esta experiencia, se propuso la creación de asociaciones de enfermos con patologías tumorales, para darles opción a que compartan sus experiencias y se animen recíprocamente, como ayuda para soportar el trance tumoral con mayor solvencia.

No puedo menos, en este punto, que poner de manifiesto mi escepticismo, pues, aún reconociendo que puede ser interesante relacionarse con otros enfermos en sesiones de simpatía y solidaridad, no se trata de algo parecido a dejar de fumar, sino de afrontar con más serenidad las incertidumbres de un proceso que, en muchos casos, tendrá un desenlace fatal. Cada paciente responde a niveles de exigencia personal distintos (en lo referente a la comunicación de cuestiones íntimas o a conocer la evolución de otros enfermos con patologías que pueden estar muy distantes de la suya propia) y, desde luego, cada tratamiento es algo individualizado.

Después del coloquio, los asistentes fuimos invitados a un refrigerio en las mismas dependencias de la Fundación Once. Así tuvimos ocasión de conocer más de cerca el estupendo talante personal de los ponentes, que forman parte de un equipo joven, motivado, inquieto, atento a los avances, comunicativo,  cordial y, por estas y otras razones, ejemplar. Una muestra de que la medicina, y en especial en España, no es solo una profesión, sino que se debe valorar como vocacional; especialmente, en los facultativos que tratan con enfermos oncológicos.

Una labor desplegada en un entorno de sanidad pública que sufre ataques desde muchos ángulos (incluida la incomprensión de algunos pacientes), con sueldos mínimos, medios insuficientes y tiempos de trabajo excesivos.

La necesidad de incrementar los recursos en investigación y en tratamientos es evidente. Se necesita, por ejemplo, clarificar por qué no todos los pacientes responden a los tratamientos de inmunoterapia, y se deben mejorar las herramientas para conocer qué tratamiento es más conveniente al perfil biológico de cada enfermo. Se necesitan biomarcadores para no infra o sobretratar un caso concreto y, en fin, es importante tomar consciencia colectiva de la importancia del tiempo en encontrar soluciones vitales. Los parámetros con los que se mide la eficacia de un fármaco o un tratamiento son, con frecuencia, otros, no relacionados con mejorar la esperanza de vida de los pacientes.

 


Una cría, ya talludita, de cernícalo (falco tinnunculus), agarrada a un saliente rocoso, espera que su madre le traiga alimento. Ya puede volar y alimentarse por sí sola, pero como muchas aves -y especialmente, las rapaces- siguen vinculadas a la aportación de comida por parte de sus padres. Se han detectado casos, incluso, en que al año siguiente, y cuando los progenitores se preparan para una nueva nidada, aparece uno de los vástagos de la anterior generación, reclamado alimento, lo que causa el enfado y la expulsión del intruso, con un griterío que podría interpretarse como “¡Fuera de aquí, vago! ¡Gánate la vida por tí mismo!”

El macho del cernícalo común se distingue del primilla por tener aquel el dorso bermejo claro, con manchas de negro, en tanto el primilla (falco naumanni) lo tiene de un color pardo rojizo vivo, sin manchas. La cola del tinnunculus tiene una banda negra en una cola más larga que el naumanni, cuya banda aparece como más estrecha y sin separación con la punta de la cola. Las hembras son más difíciles de discernir, ya que ambas tienen el dorso con bandas negras; que el primilla tenga las uñas o garras blancas y el común las lleve negras, es casi una metáfora para especialistas.

 

 

 

Publicado en: Investigación, Medicina, Sociedad Etiquetado como: Aránzazu González del Alba, cáncer, cáncer de próstata, cáncer de riñón, cáncer de vejiga, Fundación SOGUG, JUan Francisco Rodriguez Moreno, sesiones, Teresa Alonso Gordoa, tratamiento

Movember como remember

11 noviembre, 2018 By amarias 1 comentario

Cada noviembre, desde ya hace algunos años (en España, desde 2013), son varios los hombres (sobre todo, jóvenes) que se dejan crecer el bigote, en una campaña para recaudar fondos para la investigación de los cánceres específicos del varón: próstata, testículos, pene.

Noviembre es el mes elegido también para festejar -ya no sé de qué forma- el Día del Hombre, que se ha establecido, supongo que con intereses comerciales, el 19 de noviembre. Si a la campaña de concienciación por las penalidades clínicas de la masculinidad y la necesidad de dedicar más recursos a la eliminación de los tumores malignos asociados al nuevo sexo débil, le faltaban símbolos, se puede elegir el de un lacito azul al que se ha añadido unos mostachos, con aire más bien decimonónico, si es que no parecen (como a mí) los bigotes postizos que se ponen las chicas cuando se disfrazan con el chaleco y la pajarita del armario del bisabuelo por carnaval.

Las mujeres han dado visibilidad excepcional al cáncer de pecho, a los avances clínicos para su curación, a la superación del trauma de la extirpación mamaria, a la importancia de la detección precoz y, en fin, a la solidaridad con las afectadas por ese maligno.

No puede decirse lo mismo de las enfermedades propias del varón. No me atrevo a decir si la razón es la falta de concienciación, la ignorancia respecto a las verdaderas cifras de afectados por esos cánceres específicos o, para no hacer el relato demasiado largo, por la reserva del macho a hablar de sus pejigueras y dolencias, que prefiere ocultar para no parecer vulnerable.

Quiero poner de manifiesto, en este Comentario, dos cuestiones: 1) El déficit de coordinación entre las principales empresas farmacológicas y los centenares de equipos de investigación que están trabajando en las vías de superación del cáncer de próstata y las metástasis asociadas. Se están probando muchos fármacos, se analizan en ensayos clínicos y preclínicos múltiples opciones, pero no existe más que una comunicación sesgada y parcial entre los equipos principales, que compiten por alcanzar el premio de la piedra filosofal que les dará el premio nobel junto a cuantiosos beneficios económicos.

No quiero abrumar al lector con indicaciones biomédicas de las que solo soy un curioso y ávido lector de novedades, pero las dos vías principales de control de los avances cancerígenos tienen demasiados senderos abiertos, en lugar de concentrar la eficacia donde sería más probable el éxito. Me refiero tanto a la vía de destrucción del núcleo de la célula dañada, con productos químicos que sean aptos para perforar preferentemente la cubierta citoplasmática, como a la encapsulación de las formaciones tumorales, rodeando las células anómalas con cementos proteicos, que se vinculen selectivamente con el tejido dañado.

2) El desinterés respecto a la situación sicológica y extraclínica de los enfermos de cáncer masculino. Hay ocultación por parte de los enfermos, falta de comunicación entre ellos y sobre ellos, y la sensación pública, alimentada desde el error de que el cáncer de próstata es detectable sin más en sus fases preliminares y que si alguien enferma de este mal es por su culpa. Es la actitud frente al “atropellado en paso cebra”: si te ha pillado un coche por haber pasado en ámbar, la culpa es también tuya.

Pues quiero, con este símbolo con el que adorno/publicito este Comentario, denunciar ambos aspectos de un mal del que la naturaleza me ha hecho portador. No espero despertar palabras de conmiseración, que no necesito. Solo expresar mi convicción de que el cáncer masculino debería alcanzar una mayor proyección pública, un interés de mejor alcance.

Y, sobre todo, y de ahí el brochazo color sangre con el que subrayo el símbolo que se utiliza en algunos sectores para llamar la atención sobre los cánceres específicos del varón, que los enfermos de cáncer necesitan especial atención, mayor investigación, más coordinada y mayor cantidad de recursos dedicados a su potencial curación o, al menos, a mejorar su esperanza de vida y la calidad de la misma.

Movember is Remember.

Publicado en: Actualidad, Investigación, Medicina Etiquetado como: cáncer, curación, enfermo, fármacos, farmocología, investigación, lazo, mama, metástasis, mostacho, movember, pecho, pene, próstata, recursos, remember, terapia, testículos, tumor

Doctores tiene el CSIC

5 noviembre, 2018 By amarias Deja un comentario

El ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque Duque, tiene un bagaje personal excelente (e insólito), en la compleja y singular actividad profesional de aeronauta, concretada en una dura preparación científico-física y acrisolada en dos vuelos espaciales de éxito. Ha sido, además, profesor asociado en la Universidad de Valladolid, y empleado y presidente de la compañía Deimos Imagen, filial de una empresa canadiense dedicada a la detección de incendios por satélite.

El Ministro es un hombre jovial y hasta dicharachero. La naturaleza no parecer haberle proporcionado, junto al don de la locuacidad, el de la elocuencia, en el sentido de la capacidad de dotar de claridad a sus declaraciones, entrevistas, conferencias o discursos. Despierta simpatía, por su sencillez y proximidad, entre quienes admiran su trayectoria espacial y la proyectan sobre su imagen pública, pero genera cierta perplejidad y hasta angustia en quienes temen los itinerarios imprevisibles a que le lleva su capacidad de improvisación -seguramente nacida de la seguridad de haberlo visto todo desde arriba con una escafandra en la cabeza y un formidable tablero de mandos al alcance-.

El ministro tiene ahora bajo su autoridad una nave especial de muy difícil manejo, para la que no existen instrucciones, que es el CSIC, acróstico por Centro Superior de Investigaciones Científicas. Un monstruo complejísimo,  oscuro, denso, que cobijaba en 2013, la fecha en la que se confeccionó el Plan Estratégico 2013-2017,  y quiero suponer que mantiene (más o menos) a 13.000 empleados y cerca de 3.000 investigadores.

El Presupuesto anual para aquel año era de 1.000 Millones de euros, pero arrastraba una caída vertiginosa al confrontarse con la realidad de los ingresos verdaderos, que no superaban los 600 Millones. El Informe/Programa lamentaba que esta escasez de recursos había obligado a reducir los gastos drásticamente y se había comido todas las reservas de tesorería.

He buscado datos más recientes sobre el Organismo que constituye la entidad de mayor envergadura de la investigación pública en España, dispersa en más de centenar y medio de centros de investigación e impulsado por varios cientos de grupos de trabajo, concentrados en las disciplinas que la historia, las subvenciones y los programas internacionales, junto con los intereses particulares han juzgado preferentes.

Como segura consecuencia de mi torpeza y la deficiencia del buscador que utilizo para alcanzar las fuentes de información correctas (incluida la web del CSIC), no encontré ni la valoración del cumplimiento del Plan, ni datos más recientes sobre la financiación, líneas de trabajo, indicadores de resultados y, en fin, cualquier otro elemento de juicio que me permitiera valorar la realidad actual del Centro en esos puntos.

Por eso, me leí con atención y avidez, como interesado en el tema de la investigación técnico-científica en España y sus efectos sobre el desarrollo, la entrevista con el Ministro responsable del CSIC que publicó el diario El País el 4 de noviembre de 2018.

Extraigo de esa corta entrevista, dos declaraciones de entidad. La primera en interés mediático es la afirmación de que si le dieran al Ministerio 700 o mil millones (de euros) más al año, el ingeniero Duque “sabría cuánta gente puede regresar”. Es decir, cuántos investigadores, desplazados a centros en el extranjero, podrían disponer de equipos, instalaciones, laboratorios y salarios, adecuados para que continuaran su trabajo.

La otra afirmación que me llamó la atención es que pretende desde su Ministerio dotar de mayor autonomía, vinculada con más control, a las Universidades, de forma que se responsabilicen de la calidad de sus títulos.

Saco la conclusión (fácil) de que el Ministro trata de aterrizar en la realidad de los singulares y dificultosos espacios de la enseñanza universitaria -machacada por el principio de libertad de cátedra, la diversidad de titulaciones imaginarias, las ambiciones politiqueras regionales- y de la eficacia de la investigación -falta de correcta definición de objetivos, control de resultados y ayuna de medios financieros que permitan ilusionar y fijar a equipos de élite.

La mejora de ambos aspectos teórico-prácticos deberían servir para potenciar la investigación y la enseñanza públicas, imprescindibles para el desarrollo, y favorecer su encaje con el tejido empresarial actual, potenciando líneas de éxito.

Doctores tiene el CSIC, y personalidades de relieve no le faltan en muchos ámbitos. Si mi intuición me permite un cálculo aproximado y sin intención de remedar al Ministro, creo que 1.000 Millones de euros anuales extras, servirían, a falta de objetivos concretos y férrea disciplina de control y exigencia, para crear otro monstruo boqueante a corto plazo.

Porque, entre los asuntos a resolver prioritarios, ya detectados hace cinco años por quienes confeccionaron el Programa estratégico para 2017, estaban la organización y funcionamiento interno inadecuados, la insuficiente cultura de control administrativo y de personal, la escasa transferencia tecnológica, y, en fin, las dificultades de coordinación del complejo instrumento.

Temo, en fin, desde mi curiosidad insatisfecha, que todos esos problemas viejos, hayan sido correspondientemente agudizados por el tiempo transcurrido sin tomar decisiones relevantes, y conformarán hoy un escenario de marasmo y confusión para el que, además de tener las ideas claras, hace falta contar con la espada bien afilada.

 

Publicado en: Actualidad, Educación, Investigación Etiquetado como: CSIC, estrategia, Innovacion y Universidades, investigación, Ministerio de Ciencia, Pedro Duque

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