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Archivo de noviembre 2020

¿Hay ya vacuna? El reto del 2021 para la pandemia de la COVID 19

30 noviembre, 2020 By amarias 2 comentarios

El 30 de noviembre de 2020, la Fundación Alternativas volvió a reunir a los cuatro investigadores principales del CSIC y del Centro de Investigación Biológica(Margarita del Val, Luis Enjuanes, Mariano Esteban y Vicente Larraga) en un acto que trataba de responder a la pregunta crucial “¿Hay ya vacuna” (evidentemente, contra la COVID 19). Fue presentador del mismo Mariano Barbacid y contó, para el coloquio, con la tutela de Emilio de Benito (El País).

He recogido el debate a vuela pluma (fue difundido por Zoom, en directo, por la Fundación) y lo que ofrezco son unas notas extraídas de mi registro escrito, que publico, esperando que reflejen con suficiente fidelidad lo transmitido en él. Lo hago, no siendo ésta mi especialidad, con la intención de que sirvan para aclarar dudas y responder a algunas preguntas concretas. No son un resumen, sino un extracto, en alguna ocasión, interpretado por mí.

Los investigadores comenzaron recordando cuáles son sus líneas de trabajo.

Vicente Larraga y su equipo. Investigan el desarrollo de una molécula de ADN sintético, en el que se pretende introducir un antígeno en el núcleo capaz de entrar en el RNA de la célula para que fabrica una proteína que sea reconocida por el sistema inmunológico como foránea, lo que traerá como consecuencia que éste actúe después contra el virus y lo bloquee. Se inyecta el gen y la célula produce el antígeno. Se está al final de la fase preclínica. Han probado 8 prototipos con ratones, de los que 6 no funcionaron. Han ensayado también, con buen pronóstico, el tratamiento de los daños pulmonares que causa el virus. Cuando terminen la fase preclínica, solicitarán a la Agencia Española del Medicamente entrar en las fases 1 y 2 para humanos (ahora se analizan conjuntamente).

Luis Enjuanes y su equipo. Su proceso de investigación es más complejo, pero llevan años trabajando con coronavirus y lo conocen bien. El sistema usado es el de ingeniería reversa, porque saben desde el 2000 que estos virus no se pueden manipular. En consecuencia, hacen una copia de cDNA (en español, ADN complementario, que es un ADN de cadena sencilla sintetizado como copia complementaria de un ARN maduro), susceptible de que en ella se pueden quitar y poner genes en el sistema. Estos virus son muy virulentos y poseen genes de virulencia que interfieren en el tratamiento deseado. Por eso, diseñaron una vacuna basada en un RNA (ARN, en español), del virus. El de éste tiene unos 30.ooo nucleótidos, y se han ido eliminando los genes no esenciales para la replicación. Utilizando el coronavirus Mers diseñaron una réplica de RNA al que le quitaron cinco genes, quedando totalmente atenuado, por lo que no podía propagarse a una célula próxima. Esa cuestión es muy importante, porque los virus tienen una gran capacidad para propagarse y ello aumenta la virulencia. Este virus modificado proporciona una inmunidad esterilizada en ratones humanizados, donde no tiene posibilidad de replicarse. Han diseñado dos sistemas de administración del virus: a) químicamente definido, RNA con 18 kilobase  (kilobase: mil pares de bases de ADN o ARN), funcional, que promueve una respuesta nueva, envuelto en un polímero catiónico o lípido para protegerlo y que le ayuda a entrar en la célula, y b) virus al que faltan 5 genes, que forma partículas análogas a las del virus original, poliméricas Tiene muchos puntos de contacto con linfocitos T y D y se le puede crear en grandes cantidades. El virus se puede diseñar en estas células empaquetadas, pero no en las personas a las que se vacuna.

Mariano Esteban y su equipo. Su plataforma utiliza una variedad de la vacuna utilizada para erradicar la viruela. Emplea virus muy atenuados a los que se inyecta el gen correspondiente a la proteína 5 del coronavirus. Se obtiene una respuesta inmunológica muy potente sobre todo en linfocitos T. Pretenden que la vacuna cumple con los preceptos básicos (similar a los del ébola, 80 a 100 % de eficacia)  y confían que el modelo tenga la capacidad suficiente para conseguir una alta protección con la vacuna. Una empresa española está ya en fase de paso a la fase clínica (en proceso de autorización por AEM y la AEM europea) confiando se pueda llegar a las fases clínicas en el primer trimestre de 2021. Las ventajas de esta vacuna residen en su gran estabilidad, por lo que se puede transportar fácilmente a cualquier parte del mundo (como está demostrado con la vacuna de la viruela), y se puede mantener a temperaturas de 2 a 8 ºC en nevera. Tiene también la capacidad para producir miles de copias del coronavirus , contribuyendo al rápido control.

Margarita del Val (CSIC CBMSO). Recordó que existen muchas vías para hacer vacunas y que en la actualidad no existe ninguna comercializada a gran escala. Las que conocemos son las de actuación más rápida, pero no las más completas. Se sabe cómo fabricarlas, sin embargo, a gran escala, por lo que el problema no está en esa cuestión. Las que están basadas en proteínas solo inducen probablemente, una inmunidad relativa. Es importante que las vacunas ayuden a reconocer el virus. La línea de Luis Enjuanes, que utiliza más de una proteína le parece mejor.

En el debate posterior se plantearon por el moderador y los asistentes algunas preguntas.

¿Por que seguir trabajando en las vacuna del CSIC si hay varias que están en fases preclínicas?

Mariano Esteban contestó que España es un país avanzado tecnológicamente, con buenos científicos y sanitarios. Sería un error tirar la toalla. Contribuimos al desarrollo de la tecnología, con vacunas para uso humano, no veterinario. La pandemia va a continuar, y vendrá otra. Hay que estar en posición de actuar con rapidez, y hay que llegar al punto de máximo avance propio.

Vicente Larraga opina que las vacunas son tradicionalmente carreras de resistencia, no de velocidad. Los que van con más prisa tienen cobertura para protegernos, pero las vacunas mejoran en sus niveles de protección. Estamos en una pandemia global. En la fase preclínica, (en el CSIC) no estamos parados y hemos desarrollado las bases del proceso industrial. No nos hemos puesto a trabajar de un día para otro. La vacuna se podrá inyectar a personas y es estable a 37ºC al menos durante un año. Una gran ventaja respecto a las que se deben conservar a -70ºC en nevera. Debemos crear una industria con tecnología nacional que nos haga independientes de loas grandes empresas. Me dolía ver la recepción que se hacía a las mascarillas que llegaban de china en avión, como si aquí no tuviéramos la tecnología.

Mariano Barbacid, advirtiendo que  “no era el día para quejarse en la falta de dinero para investigación”, hizo, sin embargo, una pregunta incisiva: ¿Estamos muy lejos de Pfeifer, Moderna o Astrazeneca?, que Emilio de Benito agudizó con este énfasis: ¿Qué parte del retraso se hubiera corregido con mayor financiación?

Enjuanes contestó que “estamos bien financiados para los ensayos de laboratorios. La fase con monos macacos es más cara, y la tercera, con personas, mucho más (es decir, se deduce por lo dicho por esre vestigador que ahí nos faltan medios y estructura). Estamos en primera línea mundial en investigación de laboratorio. No estamos preparados muy bien para la fase de desarrollo económico, que necesitaría sobre 2.000 Mill de dólares o euros. Recibimos cantidades de 1 a 2 millones de euros, pero no preocupa tanto la cantidad como la infraestructura. Con un laboratorio de 8 personas y 15 m2 no se puede corregir la situación con una dotación adicional de 20 millones de euros. No valdría. No se puede ampliar el espacio (ni, supongo, ampliando lo expresado por el investigador, incorporar de la noche a la mañana nuevos expertos). La diferencia con esos otros Laboratorios es económica, no de infraestructura para conseguir el desarrollo subsiguiente. Se necesitarían 5 o 6 millones de euros para la fase preclínica, y pasar a los 20  a 60 millones para seguir con otra fase La maquinaria española se está engrasando ahora. No solo en el CSIC, también apoya la empresa privada, consorcios con inversores y empresas nacionales e internacionales.

Vicente Larraga indica que en su equipo son 13 personas, tantas como en el equipo de Mariano Esteban, aproximadamente. En otros laboratorios trabajan más de cien personas y, además, todos buenos. Pueden distribuir el trabajo entre especialistas, que lo hacen antes, abonando una gran cantidad de dinero. Tenemos la estructura básica, pero la velocidad inicial influye mucho.  Luis Enjuanes confirma que hay hasta 650 personas trabajando en compañías que desarrollan la vacuna.

Mariano Barbacid trasladó una pregunta de la audiencia: ¿Porcentaje mínimo de población que tendría que vacunarse? Margarita del Val expresa que depende de la eficacia de la vacuna. Si fuera del 100% (lo que nunca ocurrió), bastaría que se vacunara el 80%. Si fuera solo del 50%, habría que decir que, cuantos más, mejor. La efectividad depende de la población real. Si es esterilizante o no, si protege de los síntomas, de la hospitalización y de la muerte. La evaluación deberá hacerse por la Agencia. El protegido, debe tenerse en cuenta, es el que se vacuna.

El moderador (Emilio) preguntó se aceptaríamos empezar a vacunarnos con una vacuna que solo protegiera al 50%. Margarita del Val aclaró que, la vacuna contra la malaria de Glasgow tiene una eficacia baja con niños, pero no está comercializada de uso libre. La eficacia se centra en las mosquiteras, uso de insecticidas, etc., que es superior a la vacuna. Por eso, aquí, se deben continuar usando, junto a la vacuna, mascarillas, distancia social, aireación, etc. Cualquier actuación de defensa merece la pena con tal de acabar con la actual cantidad de muertes. Por eso se están solicitando autorizaciones de vacunas, con indicios prometedores, pero no su comercialización aún.

Rosa Montero, de RNE, preguntó si habría una sola vacuna, o una miscelánea, habida cuenta de que se trata de diferentes poblaciones de riesgo. Mariano Esteban contestó que hay varias vacunas con ARN mensajero, que están marcando la dirección de alta eficacia. Se está a la espera de vacunas con adenovirus (Astragénica aún no ha definido el rango protector, pero parece importante). Existen otras prometedoras, las de Johnson and Johnson, la de Jansen, la rusa, las chinas…y las de vectores de virus inactivizados, así como las basadas en subunidades, positivas porque dan más confianza. Habrá, en suma, varias vacunas. El gobierno ha puesto la atención en las de ADN y en adenovirus mensajeros. Las expectativas son dulces.

Se habló a continuación sobre las semejanzas entre las vacunas, entre sí y con las de la gripe. Vicente Larraga indicó que todas eran equivalentes. Margarita del Val explicó  que, para su implementación, no se espera a tener todo el paquete completo. La evolución puede ser rápida sin perder rigor, atendiendo -recalcó- a que la seguridad va antes que la eficacia. En seis semanas, después de la segunda dosis, todas las vacunas entran en la fase crítica, y se podría ir vacunando a la gente después de ese período corto de respuesta.

¿Se va a poder hablar de vacuna CSIC? -preguntó Emilio de Benito-. Hacéis investigación muy básica. ¿Está involucrado algún laboratorio, hay fábricas interesadas.

Vicente Larraga contestó que “claro, desde el principio. Es la misma empresa con la que estamos en contacto desde hace años. Y hay una empresa en Bélgica muy interesada. Los siguientes pasos los cubren los especialistas, se eligen voluntarios y se prueban en hospitales autorizados por las empresas de medicamentos. El grupo Zendal, en Porriño (Pontevedra) está especializada en vacunas para animales; con la Universidad de Zaragoza se desarrolla una vacuna para la tuberculosis. Aunque nuestra vacuna fuera una de las menores, comparadas con las grandes, tendríamos andado un camino para nuestra independencia estratégica.

Marilde Rico introdujo la cuestión de la población asintomática. ¿Existen biomarcadores para comprobar la resistencia al virus? (a la manera del SIDA, donde se han detectado marcadores que expresan la imposibilidad de contagio). Se le contestó que “hay 14 ó 15, como el grupo sanguíneo, el MXI, la existencia de dosis génicas importantes para el grupo de la gripe…Se van afianzando. El primero es el nivel de expresión del receptor ARC2 por el que el virus llega al ser humano. El virus se puede preprocesar por una proteína y, por eso, le permite el politropismo que observamos. La infección puede hacer perder el olfato y el gusto, lo que se debe al receptor: cuanto más receptores tenemos en los vasos sanguíneos (células epiteliales, paradas cardíacas, acumulación de plaquetas, trastornos, etc.) más influirá en la respuesta individual. Hay información, pero no estamos al mismo nivel de la gripe, virus que conocemos desde hace tiempo. Luis Enjuanes indica que “podemos modificar las vacunas y los virus, pero no los individuos. HOy por hoy no podemos intervenir en seres humanos”.

Margarita del Val recuerda que “tenemos detectados marcadores de riesgo muy claros. Ser hombre supone el doble de riesgo que en las mujeres. La edad, es otro riesgo muy claro, la obesidad, la diabetes, el daño cardiovascular…todos se están usando como biomarcadores no genéticos, que servirán para priorizar a quiénes se irá vacunando.

Sobre las vacunas rusas y las chinas se comentó que “tienen varias, aunque falta información. Estos países ya las están aplicando. NO precisan de autorizaciones de la Food and Drug Adm. y aprenden sobre la marcha. De esas vacunas se duda por la falta de información, no por la capacidad investigadora. No sabemos lo que han hecho ni cómo la están probando.

¿La vacunación va a resolver las actuales restricciones? Vicente Larraga respondió que “la gran vacunación en el mundo occidental no comenzará a principios de 2021, y se llevará a cabo desde el verano al invierno de ese año. Barbacid preguntó entonces si se “volvería a la antigua normalidad” Margarita del Val se refirió a que “lo peor es saber si protegen o no del contagio. Pfeizer se ha dedicado a esta línea, pero otras farmacéuticas, no. Y será determinante saber si solo protege a las personas vacunadas. Pero habrá que volver a una situación mejor. Acostumbrarse a ponerse mascarilla quedará como una buena norma para protegerse de enfermedades infeccionas.  Para Mariano Enjuanes “probablemente hasta el verano próximo no habrá inmunidad suficiente para cambiar los hábitos de protección.”

Yo hice una pregunta, en relación a las mascarillas que son comercializadas por internet, que se dicen desarrolladas por el IATA-CSIC y Bioinicia (por proveil. com), equipo de José María Lagarón y actualmente solo se fabrican contra pedido. Me interesaba saber por qué no se aceleraba el proceso de fabricación, y confirmar si el CSIC estaba promocionándolas (el presidente de Gobierno, por cierto, la utiliza en sus últimas comparecencias).

La respuesta fue vaga. Los investigadores parecía no estar al tanto o no estar muy de acuerdo con esa promoción comercial. Luis Enjuanes dijo conocer “las que se hacen en Valencia” y afirmó que no daban abasto. Parte de la fabricación se hace en España y otra en Alemania. Los investigadores no contestaron a la pregunta, o no fui capaz de captar el sentido real de su respuesta.  Enjuanes apuntó que “se están fabricando mascarillas en toda la geografía española. En la Rioja, en Béjar, … hay una empresa que las fabrica, Zara tiene también producción en Andalucía. Existen varias distribuidores y autorizadas.”

Respecto a los precios de las vacunas, se expresó que varían entre la vacuna de Moderna (la más cara, 25 $) y la de Oxford Astrazeneca (2,5 €). El precio depende de los adenovirus, que son muy potentes (con 10 a 12 títulos por ml se pueden conseguir muy baratas. Con el tiempo, las vacunas se irán abaratando en todos los casos)

Mariano Barbacid preguntó acerca de la actitud con las personas que no deseen vacunarse. ¿Habría una estrategia de divulgación, para convencer a los reacios? Aprovechó también para ridiculizar a quienes expresan que la vacuna nos va a convertir a los humanos en transgénicos. “Ya lo somos”, dijo.

Margarita del Val fue contemporizadora. “No sabemos ni qué es la vacuna. Hay gente que duda, y se irá convenciendo a su ritmo. La seguridad, será lo primero. Cada vez hay más personas en los ensayos clínicos. Vacunar a millones de personas no se ha hecho nunca, y hay que respetar a cada uno. Es malo que existan negacionistas, porque no necesitamos que cunda el miedo cuando los riesgos son tan altos. Por fortuna, España está a alto nivel de concienciación.

De Benito preguntó si los investigadores se vacunarían. “Si la vacuna está probada por la agencia, me vacuno. Me da lo mismo su procedencia, si está autorizada, aunque prefiero la vacuna occidental, que haya proporcionado información a los agentes.”

Barbacid concluyó la interesante reunión resaltando la edad de los participantes en el panel. “Estos investigadores nos dan la lección de que lo importante es seguir produciendo y contribuyendo a la sociedad”.

Lo afirmado al principio, gracias por esta Jornada de clarificación sobre una materia tan importante y crucial, a los organizadores y panelistas. Espero que el resumen no contenga errores capitales y que se valore mi intención de divulgar lo expresado por nuestros mejores investigadores de la COVID.

 

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: Barbacid, covid, Emilio de Benito, Enjuanes, Margarita del Val, Mariano Esteban, vacuna, Vicente Larraga

Quiero saber tu opinión (Poema con estrambote)

29 noviembre, 2020 By amarias Deja un comentario

53

Quisiera saber tu opinión
pero no te precipites.
Estos son los datos:
aficionado a llevar
la contraria; propenso
a encontrar agujeros
en las normas,
empeñado hasta el tuétano
en aventuras malditas:

Tengo firmes, aunque escasos
principios
y un final previsible.

Cuando vuelva de mi paseo
por las contradicciones
que dan sentido a mi vida,
te preguntaré si prefieres
para cenar
huevo frito o tortilla,
y seguiremos
esta conversación.

(9 de febrero de 2017, Amar si tener gozo, @angelmanuelarias)


He puesto un poema (escrito hace más de tres años. aunque mi creación poética creo que tiene un hilo argumental subterráneo, con altibajos, como toda existencia) antes que un comentario sobre política. El comentario es actual, de hoy mismo.

Lo que hay que ganar

Obviamente, somos muchos los españoles a los que preocupa la actual situación económica y política. Lo que me está empezando a alarmar es que se ha hecho más difícil encontrar contraste de opiniones entre ciudadanos, que no sean contertulios de pago en los medios o políticos entrenados a diferenciar sus posturas.

Escasean (por decirlo en positivo) opiniones de empresarios, de filósofos, de sociólogos, de ingenieros, abogados… No se por qué los sindicatos, los colegios profesionales, las asociaciones y clubs de debate están en silencio o no encuentran plataforma de expresión. Por supuesto, la gente normal andan seducida por el fútbol, el demonio del virus, la ignorancia de lo que se avecina o la comprensión de lo que ya tiene en casa.

En consecuencia de la ausencia de debate la sociedad se ha ido polarizando y eso es terrible para la democracia. No hay mas alternativa que lanzarse por el borde del precipicio por el que avanzan o se devanean los otros. Avanzamos hacia un sectarismo adocenado.

No creo que sea un efecto colateral de la Covid, sino una añagaza de mala digestión. Para ese riesgo de recuperar la cooperación, el impulso que produce la discrepancia sana, el cuidado del orden constitucional, de la ley y de los pactos, la coherencia del desarrollo industrial y de servicio, no tenemos vacuna. Tardaremos mucho más en salir a flote, aunque no dudo que la fuerza vital acabará imperándose sobre destrozos, porque las sociedades crecen desde la calma y se hunden en la vana discusión de principios. Se avanza desde el diálogo, la comprensión de los argumentos de contrario, la búsqueda de un punto de equilibrio, la paz social, la cooperación entre todos los agentes sociales, desde el valor de sus justificadas discrepancias, puestas en activo desde la estrategia de colaboración, no con la guadaña del exterminio.

La solidez de la coalición de gobierno parece resistir a prueba de cualquier propuesta de cooperación con los partidos que están fuera del mismo, animados sus miembros por el deseo de mantenerse durante la legislatura. Los propósitos -confesados o latentes- de los cabecillas de la sólida trama, son: a) apoyar sin reservas la independencia separatista de Cataluña y el País Vasco, favoreciendo la vocación republicana de sus hipotéticas mayorías y pasando por alto la corrupción pujolista, los delitos por sedición y desacato y la ruptura social y b) debilitar la Monarquía, poniendo el énfasis en las actuaciones oscuras del rey de antes, despreciando su mérito como baluarte de la actual democracia y ninguneando el papel mediador, como garante de la unidad del Estado, del rey de ahora, Felipe VI, al que vinculan a un régimen trasnochado, de origen fascista y espurio.

Hay movimientos interesantes, sin embargo. No me refiero a las inoportunas, perturbadoras y fuera de lugar de militares retirados que ofrecen sables y experiencias para sostener la monarquía y la Constitución. Las Constituciones pueden, y deben cambiarse, pero siempre democráticamente.

Las voces discrepantes, que llaman mi atención vienen desde las entrañas del PSOE. No provienen de sus ministros en el gobierno de coalición -desorientados, anodinos o enfrascados en sacar algo de lustre a sus carteras, obviando el abordaje de los parámetros fundamentales-. Han aparecido disidencias claras entre antiguos dirigentes -tan relevantes como Felipe González- y voces serenas de la Administración autonómica -tan significativas como presidentes regionales-, que permiten sospechar que se está fraguando una escisión. No se a dónde puede llegar, ni si será pronto.

Pero por ahí veo un camino excelente, viable, sereno, legítimo, para romper la uniformidad monótona de la actual legislatura. Si parte de los diputados del PSOE se deciden a abandonar la disciplina del partido y si constituyeran un grupo independiente, recuperando el socialismo constitucional y socialdemócrata, habría una luz en el panorama.

Lo que no tiene remedio inmediato, parece, es la reconstrucción del centro y, no digamos, la reconducción de las posiciones de derecha. Cuando oigo las tonterías dogmáticas, los desencuentros inconcebibles, las resistencias en trasnochados principios y nostalgias sin rumbo, de algunos de sus portavoces, tengo que cerrar mi atención y preguntarme: ¿dónde está el centro? ¿qué ha pasado con la socialdemocracia? ¿a dónde nos quieren conducir estos populistas con vocación revolucionaria de inspiración estalinista? ¿No se dan cuenta de que la Unión Europea ha pasado a vernos como una nación apestada, y hemos perdido nuestra credibilidad?

Demasiadas preguntas, supongo. Huevo o tortilla, pues.

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Poemas de última hornada

27 noviembre, 2020 By amarias 2 comentarios

Para relajarme, pero también por pura necesidad de comunicar sentimientos, sigo escribiendo poemas. Soy un poeta prolífico: más de catorce libros escritos, de entre ellos Absueltos de todo don (1989) y Sonetos desde el Hospital (2019) como aquellos que han tenido mayor repercusión, al haber alcanzado ediciones de más de mil ejemplares. Sonetos desde la Crisis (2020) está pendiente de publicación impresa, aunque la mayoría de sus poemas se pueden encontrar en este blog, en la sección de Poesía.

Incorporo aquí dos de mis últimos poemas:

18

Abro la ventana
para que el aroma fresco de la noche
inunde la habitación donde yago.
Cogido de tu mano caliente
me viene el recuerdo de aquel tiempo
en el que construimos castillos en el aire.

Algo queda todavía
de la ilusión con la que imaginamos
un mundo mejor, hecho a la medida
de lo mucho que pensábamos hacer.

Cierro los ojos
y siento que todo está igual que entonces,
que seguimos siendo esos jóvenes
para lo que ninguna hazaña
parecía irrealizable.

Estoy agotado,
pero tu presencia es la misma
que me condujo hasta aquí
sorteando peligros.

(19 de noviembre 2020, “La advenidad debería haberme hecho fuerte”)

19

Van cayendo las hojas
sobre el camino de rosas
y el otoño me encuentra descuidado.
Paseo entre la hierba húmeda
con mis zapatos de tela
mientras la lluvia cubre de olvido
las alegrías que fueron del verano.

Temo al invierno
porque siempre ignoro
si traerá consigo otra primavera.

Pero me aferro al recuerdo borroso
que me asegura que siempre
-hasta donde guardo memoria-
al frío de la nieve sucede el deshielo
y florecerán prímulas, narcisos y violetas
en las veredas umbrías.

(19 de noviembre de 2020, “La advenidad debería haberme hecho fuerte”)

Nota.- Advenidad no figura como entrada en el diccionario de la RAE, aunque si es empleado en algunos textos. Yo lo utilizo en el sentido de situación o categoría de advenir, es decir, lo que sobreviene sin preparación, inadvertidamente.

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El efecto perverso de legislar sin consenso

24 noviembre, 2020 By amarias 2 comentarios

En el país de las leyes inaplicadas, ininteligibles, contradictorias o estériles, legislar se ha convertido -desde hace años- en una manifestación de poder por parte de cualquier gobierno. Legislan, decretan, ordenan, el Gobierno central y los autonómicos. Reglamentan y ordenan desde las tasas por servicios esenciales hasta las horas de cierre de los locales de alterne, las diputaciones, los ayuntamientos y los alcaldes de barrio. Ordenan, recomiendan, prohíben y castigan o amenazan con penas de toda catadura, las asociaciones de vecinos, colegios profesionales, corporaciones deportivas, el usuario de un portón que utiliza como garaje o el propietario de un terreno perdido en un monte. “Se prohibe aparcar, fijar carteles, la entrada de persona ajena, llamo grúa, se sancionará a los infractores, aviso policía, cuidado con el perro”.

Como no se considera de valor lo que los demás han escrito, legislado o decretado, cada cambio en la orientación política en el Gobierno, arrastra como consecuencia irremediable la modificación de varias leyes y disposiciones precedentes. Es una manifestación de poder, no de inteligencia.

Los que tenemos que lidiar con el derecho sabemos bien que la inmensa diversidad de leyes, la continua referencia al latiguillo por el que “se mantienen en vigor las disposiciones que no afecten o la contradigan”, la disparidad de criterios y centros legislativos, las leyes en blanco y las más oscuras, generan un entramado farragoso que beneficia, no al derecho, sino al barullo, a la discrecionalidad judicial, a la supremacía falsa del más ducho en derecho procesal o al perteneciente a un bufete poderoso.

Tenemos en curso una nueva Ley de Educación, que se ha dado en llamar Ley Celáa, por el nombre de la Ministra que la ha propuesto para su tramitación en el Congreso. Me he leído en trasversal sus más de ochenta páginas, he tratado de desentrañar el sentido de las continuas remisiones a la anterior Ley (la LOGSE) e incluso a la legislación anterior. Confirmo, desde luego, que se trata de una demostración más, desde el punto de vista jurídico del mal hace legislativo.

Pero lo más importante, en mi opinión, es que es más lo que complica que lo que soluciona. Los representantes políticos se detienen en criticar algunos aspectos vistosos de ese nuevo monumento a la falta de entendimiento en nuestro país, en temas sustanciales, vitales. Es importante, según sectores de opinión, la eliminación de la religión como asignatura evaluable, la posibilidad de terminar el bachillerato siendo un perfecto ignorante, la marginación del castellano (o español) en beneficio de las otras lenguas del Estado y del inglés, el oscuro itinerario que se deduce de la voluntad legislativa de contentar a ciertas minorías, el golpe vital prometido a la enseñanza concertada,  la idea arriesgada de integración de los estudiantes con minusvalías síquicas en un entorno académico que les será forzosamente hostil,  etc.

No le doy mucho recorrido a esta Ley, que pasará a la Historia, si es que se aprueba ahora, como una Ley de educación de efímera existencia. Creo que deja sin resolver el problema de la calidad de la enseñanza, de la falta de motivación y adecuación del profesorado, la disparidad de las titulaciones sin respaldo en la demanda social y económica, el desbarajuste provocado por la delegación de competencias regulatorias a las Autonomías regionales, a los centros docentes (en especial, a los Universitarios), y un sin fin de errores, fallos y reivindicaciones razonables generados, no ya a raíz de la vigente Ley, sino provocados por un camino de modificaciones legales sin atender a las reformas sustanciales.

Españolito que vienes al mundo, niño, adolescente o joven que pretendes formarte para adquirir un digno puesto de trabajo que te permita ser independiente económicamente y solvente en tus conocimientos, te guarde tu buena estrella. La Ley Celáa no te va a mejorar la existencia. No será necesario que te esfuerces, no te controlarán apenas, superarás sin darte cuenta las dificultades académicas que te pongan delante, pero saldrás a la superficie curricular con pocos conocimientos útiles. Entonces te darás cuenta que te han hecho perder mucho tiempo y que el espacio vital de interés está ocupado por individuos, educados en centros de élite de los que no habías oído ni hablar.

Publicado en: Sin categoría

Lo que perdimos

21 noviembre, 2020 By amarias 1 comentario

Hace veinte años que ETA asesinó a Ernest Lluch. Fue en el año 2000, el 21 de noviembre. Imposible olvidar la tensión de aquella época, en la que la capacidad de España para resistir estaba amenazada desde tantos ángulos. De esos momentos, (en los que yo, con once años menos que Lluch, estaba viviendo como observador privilegiado -en realidad, siempre lo fui- la descomposición de nuestro país), recuerdo la desorientación, el dolor y la rabia. No tenía sentido lo que estaba pasando.

Asesinar como manifestación ideológica, elegir las víctimas al azar o por odio o su proyección mediática, reclutar asesinos entre ignorantes sin escrúpulos para los que la vida ajena carece de valor… qué sinsentido.

Nunca milité en ningún partido, ni tentado estuve de hacerlo. Qué bien que no hice. A veces me viene a la memoria lo que me dijo un amigo cuando, recién devuelto de la aventura alemana, aterricé en un país -el mío- en el que, después del intento fantoche de Tejero de revertir el proceso de la transición democrática, gobernaba el partido socialista y todas las facciones estaban a la caza de nuevos militantes: “Cualquier partido estaría encantado de contar contigo”. Es cierto que me tentaron, tanto de derecha como izquierda, pero no me moví. Nunca podría dejar de ser un verso libre, un crítico, constructivo pero implacable con mis modestos medios, de lo que me parece mal. Ya fuera en la empresa privada como en la Administración pública.

Me han echado de casi todos los lugares para los que trabajé. Mi currículum es denso en experiencias, aunque también cuenta con un final intrigante en la mayor parte de los centros de trabajo a los que dediqué mi vida. Dos años después del asesinato de Lluch, a mis cincuenta y tres años, un viernes a última hora, me echaron de Fomento de Construcciones de Contratas, por ejemplo. Sin explicación alguna, aunque, por supuesto, no dejé de construir la mía.

Si traigo esto ahora a colación, es solamente para destacar que nunca hay un camino fácil para el discordante. El que discrepa, aunque crea que su teoría está bien construida, a pesar de que elementos del “sistema” le aplaudan y animen, por más que colegas, amigos o subordinados le ensalcen y digan que lo apoyan, las fuerzas de la resistencia buscan permanentemente su vía para acallarlo, marginarlo; destruirlo.

Yo he llegado a esta edad sin más rasguños que los que la enfermedad haya podido proporcionarme. No estuve jamás en primera línea de fuego o de opinión, he sido toda mi vida un segundón sin especial relieve.

Ernest Lluch sí estuvo en la avanzada del frente. Hoy, veinte años después, sus amigos y colegas de entonces, sus alumnos (algunos muy brillantes) le rinden el homenaje de unas palabras emotivas, llenas de admiración y respeto. De todas ellas, por la proximidad que tuve con él, me gustó la forma de expresarlo de Félix Lobo, colega en la Facultad de Económicas de Asturias, que trabajó codo a codo con Lluch cuando éste fue ministro de Sanidad.

Todo me suena hoy a componenda, a falso, a redención no pedida.

Cuánto hemos perdido y perdemos por la falta de diálogo, por la ausencia de verdaderos apoyos, por la envidia y el rencor. En el reportaje (magnífico, desde luego) que la TVE2 dedicó a Ernest Lluch, se pudo ver qué, en la gran manifestación organizada como protesta por su asesinato alevoso, una vez que Gemma Nierga leyó unas palabras en su recuerdo, instando a que quienes estaban en el poder -central, regional, en la oposición, en cualesquier demostración de potestad- hablasen, dialogasen, se pudo leer en los labios de la primera línea de asistentes a aquella expresión de repulsa popular, entre los políticos que “pintaban algo” entonces -Pujol, Aznar, Zapatero,…- esta dramática cuestión. “¿Quién autorizó que se dijera ésto? ¿De dónde proviene esta frase, apelar al diálogo?”

¿Quién dice hoy que hay que dialogar, que las posturas de quienes se creen en poder de la verdad, están, por eso mismo, genuinamente equivocadas? Se ofrece diálogo desde todas partes, y se niega que los otros lo quieran.

Digámoslo todos. Dialogad, dialogad. Dejad a un lado vuestras petulancias, vuestras mentiras, vuestros odios reales o ficticios. Recoged las ofertas de diálogo, no las subordinéis a la aceptación de las vuestras. No dejéis que la intolerancia asesine al que busca entendimientos.

Perdimos oportunidades, perdemos a cada momento.

Ya sé que el diálogo solo no sirve, porque en muchos temas no hay por qué llegar a acuerdos. Pero mientras se dialoga, no se chillará en el Congreso de diputados. Porque el asesinato de Lluch vino a demostrar que los que chillan, pueden invitar a matar. Y matan.

(Ah, y aún están a tiempo, queridos lectores, de leer la entrevista que publica hoy El Mundo a Andreu Jaume. Habla de nuestra asistencia silenciosa al desguace de la democracia representativa. Así que somos todos cómplices, incluso desde las filas de atrás)

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: asesinato, Diálogo, Eduard Jaume, ETA, Lluch, memoria

Transición patológica

18 noviembre, 2020 By amarias Deja un comentario

El mes de noviembre está dedicado a las patologías derivadas del cáncer genitourinario masculino y, concretamente, de los tumores malignos de próstata y testículo. En el marco de una corriente de concienciación hacia la necesidad de dedicar mayores recursos a la investigación del cáncer y, especialmente, de las modalidades específicas del varón, miembros afectivos a la plataforma virtual Movember, en número creciente desde hace ya 21 años,  recogen aportaciones en las cuentas corrientes abiertas al efecto. Como signo del compromiso, los participantes en este movimiento solidario se dejan crecer, a lo largo del mes, el bigote.

Cierto que, como enfermo grave de esta enfermedad, sometido a un tratamiento severo que me debilita en extremo, estas cuestiones de la patología médica me preocupan y hasta obsesionan a veces. Solo que, consciente de mi banalidad, de mi fragilidad y de la verdad de mi efímera existencia, en los momentos en que mi dolencia disminuye, no puedo evitar elucubrar sobre la evolución de esta grave crisis mundial, que parece estar abarcando, atenazándolos como una hidra de múltiples brazos, los principales elementos de nuestra sociedad.

Solidaridad, ética, sentido de la vida, evolución, desarrollo, medio ambiente, recursos, técnica… Pocos son los elementos que, si nos fijamos en ellos, no parezcan controvertidos. La situación general invita a pensar que nos encontramos en un período de transición, aunque resulta imposible saber hacia dónde. La pandemia de la Covid ha cambiado brutalmente nuestras vidas -al menos, en la parte occidental del globo terráqueo-, generando miseria, incertidumbre, enfermedad y muerte. Hemos modificado nuestra posición respecto a los demás. El otro ha pasado a ser visto como un peligro potencial, alguien del que conviene mantenerse alejado: puede aportar riesgo de contagio, incluso mortal. Como no sabemos exactamente cómo se propaga el maligno, los sistemas de protección aparecen confusos. Tampoco la posibilidad de una vacuna se acaba de concretar en el corto plazo, envuelta en inseguridades, especulaciones financieras, falsedades y prisas.

La situación en España no invita precisamente a mantener la calma. La población tiene otras preocupaciones al margen de la política; la necesidad de subsistir toma primeras plazas y son muchos -¿cuántos?- los que necesitan asistencia social, ayuda para aguantar. Miles de comercios han cerrado para siempre.

Es lamentable advertir que, lejos de servir para unir fuerzas ante la adversidad, la sociedad se ha polarizado. No culpo especialmente a la estrambótica coalición de gobierno, porque igual me parece deplorable el distanciamiento de los partidos de la llamada derecha entre sí y con la estrategia singular seguida por el equipo de Sánchez. Falta todo respeto a la palabra dada, al compromiso electoral, a la coherencia. El resultado es el progresivo endeudamiento del país, nuestro descrédito internacional, el avance hacia la ruina.

La necesidad de encontrarse cómodo en las soluciones y no recrearse en el problema, trae como consecuencia que muchas personas -no necesariamente por causas ideológicas, también por razones intuitivas- se aferren a una doctrina concreta, a un dogma, a una creencia, en la idea de que será salvífica. Encuentro más personas polarizadas que antes. Convencidos tanto de que algo está muy bien como de que lo contrario es abominable.

Tendamos puentes. Tenemos la obligación de tenderlos. Porque para pasar al otro lado distante de una barranca profunda, no sirve el salto. Arrojarse al vacío con solo el bagaje de una mochila con destornillador, martillo y sacacorchos, no garantiza más que el descalabro. Hay que generar pontones, tirar lianas, enlazar fortalezas,  desde ambos lados. Y cruzar con cuidado.

 

Publicado en: Actualidad, Medicina, Política Etiquetado como: crisis, enlaces, gobierno, liana, movember, Sánchez

¿La Patria está en peligro?

13 noviembre, 2020 By amarias 3 comentarios

No quiero traer al recuerdo gratuitamente el bando de los alcaldes de Móstoles cuando, en mayo de 1808, promovieron al levantamiento contra la invasión francesa. Pero los hechos me convencen de que, en efecto, al trece de noviembre de 2020, la Patria está en peligro.

No voy a teorizar sobre las posibles acepciones del término, aunque dado el bajo nivel cultural al que ha descendido nuestra sociedad, permítame el lector culto que recoja, al menos, la primera definición que del concepto hace la Real Academia Española (por cierto: no la castellana, la española, la que trata de cuidar y dar esplendor a nuestra lengua vernácula)

“Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”

Se deduce de la definición que la Patria, para los redactores del Diccionario, está relacionado con la subjetividad, con el sentimiento del propio individuo. La decisión de pertenecer a una Patria determinada aparece motivada por la decisión personal de adscribir su devoción a un territorio, pero no uno cualquiera, sino aquel que se encuentra regulado como Nación, junto a otros ciudadanos que se consideran afectivamente coincidentes en la valoración del conocimiento de los hechos históricos, en el respeto a un sistema legal común.

Tengo claro que mi concepto de Patria española no coincide con los separatistas catalanes y vascos -y, si hay alguno, de cualquiera que confiese membresía con cualquier separatismo desde el más remoto lugar del territorio que es, para mí, España, mi país, mi tierra natal-. Mi patria no es la misma que la que esgrimen como propia, hasta querer convertirla en su feudo, quienes no respetan la Constitución ni sus leyes, y con mayor dolor, si lo hacen desde las instituciones, y muy en especial, si manifiestan su discrepancia desde el Gobierno, afirmando que no respetan la forma de Estado legítima y que se asocian con separatistas para aprobar unos Presupuestos que, dicen, los llevarán más próximos a su deseo de destrucción de la unidad nacional y al cambio de los principios que rigen nuestra convivencia y sistema económico.

No puedo permanecer impasible ante la desfachatez con la que algunos personajes, cuya catadura moral no puedo calificar sino con los términos más peyorativos, esgrimen como logro de gestión la alianza con los destructores de mi Patria, a la que han mancillado con frases y hechos, y cuyas espaldas siguen mojadas con la sangre de funcionarios del Estado, asesinados alevosamente con el pretexto de su locura anarquista, reaccionaria, incivil, criminal.

Mi Patria es un lugar de orden, de respeto, de colaboración institucional, de claridad en la comunicación con el pueblo, sin ocultaciones ni mentiras. Mi Patria tiene sitio para todos los patriotas -sí, el término no me asusta, me encanta- de buena fe, independientemente de sus ideas políticas, siempre que sean bien explicadas, coherentes y con clara exposición de las medidas que conducirán a la mejora de la situación general.

En mi Patria no tienen cabida aquellos que se consideren facultados para aprovecharse de los demás por razón de su privilegio o afinidad de clase.

No me importa, al contrario, proclamar la exclusión de mi Patria, la que amo y respeto, de aquellos que, desde los altos niveles económicos, tienen como objetivo acumular el máximo de riqueza para llevar las plusvalías generadas a paraísos fiscales, obviando su obligación de contribuir al crecimiento general pagando sus impuestos y reinvirtiendo, en lo posible, sus beneficios en nuevos emprendimientos.

Pero también excluyo de mi Patria, aquellos llamados populistas y a sus palmeros que, ya pertenezcan a los privilegiados puestos de funcionario o provengan de los más bajos estratos sociales, quieran hacer de sus reivindicaciones -incluso aunque fueran justas- una revolución, despreciando los cauces legales y parlamentarios para conducir sus exigencias.  Porque no creo que la solución para el cambio social consista en destruir riqueza ajena sin ofrecer a cambio trabajo, esfuerzo y honestidad.

En esa Patria que amo, solidaria, internacionalmente conectada, apoyada en su imagen seria, serena y consistente por sus representantes y garantes oficiales, desde el Jefe del Estado a cualquiera de sus ministros, desde un Parlamento plural pero constructivo, con una Judicatura libre de ataduras políticas y sometida ella misma a la disciplina de la ley, de Ejércitos y Fuerzas de Seguridad coordinados y bien preparados para sus funciones, de empresarios activos y creativos, de profesionales preparados y estudiantes concienciados, hombres y mujeres sin otra distinción que su valía compromiso, tendré siempre puesta mi bandera.

Ahora mismo, la encuentro en peligro. Y mi preocupación mayor es que no se, no sabemos cómo salvarla.

Publicado en: Actualidad

Desvaríos

12 noviembre, 2020 By amarias 2 comentarios

Sin duda, hay muchas maneras de adornar con calificativos la situación y, muy particularmente, el embrollo español. Para la Historia de nuestro pequeño y maltratado país, sirvan mis primeras pinceladas de urgencia para indicar, con brocha gorda, los principales elementos de la variada parafernalia que compone el actual mosaico en donde nos vemos obligados a desarrollar, porque no tenemos otra, nuestra existencia.

El fondo principal lo compone, sin duda, el desarrollo, aún descontrolado, de la pandemia de la Covid, de la que España, por razones que no hemos llegado a descifrar con claridad, se convirtió en el sufridor europeo por antonomasia.

Sabemos que, en el origen, allá por el mes de febrero de 2020, los sabios epidemiólogos oficiales, con escasos recursos intelectuales y ocultando sus afinidades políticas con el Régimen, minimizaron el ataque vírico e incluso desaconsejaron la adopción de medidas profilácticas y de defensa (léase, como ejemplo, el uso general de mascarillas adecuadas), que se sabía con certeza histórica (¡desde la pandemia vírica de 2014, por lo menos!) que eran imprescindibles.

Y sabemos hoy, con la sagacidad que nos concede la investigación de fuentes plurales y la situación en otros países europeos, que, aunque se sigue ignorando muchas cosas respecto a la propagación del virus y casi todo de la forma de salvarnos en caso de contagio grave o de protegernos contra el mismo de forma definitiva (lo que no esté empañado por turbios intereses comerciales de aviesas farmacéuticas y la acelerada manifestación de posturas por parte de epidemiólogos de toda condición), seguimos dando los bandazos de la improvisación, la desinformación y la falta de autoridad ética y política de nuestros representantes.

Hemos pasado de la alabanza desmesurada a la gestión de la pandemia realizada en la siempre marginada región asturiana, prodigioso resultado, se dijo, en la primera oleada de contagios, del bien hacer del gobierno local socialista, obviando los justos efectos de la insularidad, del efecto salutífero de la naturaleza y del viento y de la dispersión de los núcleos urbanos.

Hemos discurrido por los vituperios y descalificaciones mordaces a la gestión de la presidenta madrileña, tratando incluso de romper la coalición entre el PP y Ciudadanos que hizo viable esa ventura, tildando a sus consejeros médicos y virólogos casi da asesinos, sin hacer caso de la tremenda concentración vírica que supone la capitalidad, el flujo de turistas extranjeros y la alta densidad del transporte público, básico para sostener la economía regional.

Cambiadas las tornas, Asturias se sumerge en las profundidades de las altas cifras (valga el oxímoron) en esta segunda ola de la pandemia, con riesgo de que las UCI lleguen a un punto de colapso y Madrid saca pecho orgullosa de sus medidas peculiares de contención de la pandemia, que, desde luego, han conseguido distender la situación hospitalaria y relajar, sin bajar la guardia ante el respeto a usos y distancias, la tensión en la calle, a despecho de las concentraciones de energúmenos que defienden el libre contagio, la anarquía general y la destrucción de los bienes públicos y privados.

Con todo, siendo importante la cuestión vírica, causante de una depresión económica de la que España tardará años en recuperarse, y que obligará, sin duda, a una recomposición de los sectores empresariales y a revisar las líneas de generación de empleo y riqueza, lo que me duele especialmente es el comportamiento de los políticos. El virus pasará, la crisis económica se superará, pero el mal que emponzoña la política puede provocar efectos nefastos que nos conducirán a un desastre de muy difícil superación.

Los síntomas son tan evidentes que me sorprende la poca reacción que provocan en los medios y, sobre todo, en los otros poderes del Estado. El Parlamento y el Senado actuando como si estuvieran secuestrados no cumplen su función de independencia legislativa, subordinados al rodillo insolente del Gobierno Tampoco puedo entender la pasividad del poder judicial, con una Judicatura indudablemente politizada y hasta se podría calificar de incuria profesional (dicho sea con el respeto al que me obliga mi condición de abogado) algunas actuaciones de la Fiscalía.

Tal parece que se ha conseguido despreciar, convirtiéndolo oficialmente en papel mojado, el obligado respeto no ya a la palabra dada, en juramento o promesa de cumplir la legalidad, sino el sagrado -por lo sublime- compromiso con el pueblo, como imprescindible ejemplo, de respetar la libertad de las instituciones, atender al bien común y ser el primer garante de la Constitución desde el Gobierno que obliga, como sabe o debería saber todo escolar y con mayor razón todo ciudadano adulto, máxime ocupando un cargo oficial, a defender, con palabras y con hechos, que somos una Monarquía parlamentaria, una nación indivisible, un pueblo orgulloso de una Historia común y una democracia que habíamos conseguido que fuera ejemplo para el mundo.

Todo se ha roto. Tenemos un Gobierno mestizo, que ha combinado los restos de un socialismo desconocido para los socialdemócratas serios, con lo más peligroso del secesionismo republicano, que ha demostrado históricamente la falta de respeto a la ley y al orden, (llegando incluso a asesinar por la miserable defensa de unos principios del terrorismo más vil) y un populismo faccioso, que ha dinamitado, convirtiéndolas en jugo de rebelión, las ideas respetabilísimas de la izquierda comunista que había conseguido, no sin esfuerzo ideológico, adaptar su posición revolucionaria para encajar en las vías del progreso democrático, universal y pragmático.

Me ha dolido el juego que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, se permite con la Monarquía, que es nuestra forma democrática legal de Jefatura de Estado. No tengo nada que objetarle a la convicción republicana de este personaje de aspecto inquietante y atuendo descuidado -yo también me confieso favorable a esa forma, aparentemente más igualitaria, con la que aupar a una persona a la posición representativa, simbólica, de las esencias comunes de un pueblo-.

Pero jamás, es decir, como dirían  mis nietas, nunca jamás, dejaré de defender a nuestro Jefe de Estado, mientras ostente esa representación legítima, apoyada por el sentir popular mayoritario y refrendada por actuaciones personales impecables. Nunca utilizaría mi posición, desde luego, contra el garante de la unidad nacional, menospreciando, criticando o socavando su autoridad. Nunca me prestaría a usar los poderes que me concede mi posición en el gobierno para destruir la unidad nacional, y atacar al símbolo que la personifica -que, además, en este momento, está felizmente depositado en una persona de excelente formación y gran capacidad empática, Su Majestad Felipe VI-.

De otras posiciones, de las actitudes de algunos de los ministros responsables en el Gobierno, de la ambigüedad inexplicable de su Presidente en cuestiones claves del Estado, de la anomia paralizante que rebelan algunos líderes de la oposición, del silencio cómplice de las fuerzas garantes de la unidad de España ante algunos desmanes no solo dialécticos, y, en fin, de la situación de ataxia de demasiadas estructuras básicas del país, escribiré, si tengo fuerzas, mañana.

Hoy debo descansar, después de siete horas de sesión oncológica, en la que, desde el forzado aislamiento del tratamiento clínico (magníficamente atendido por eficientes enfermeras del Hospital de Día de mi centro de Referencia, el Ramón y Cajal). Buenas noches, pues

 

Publicado en: Actualidad

Reabriendo Sonetos desde la crisis

5 noviembre, 2020 By amarias Deja un comentario

En julio pasado (2020) terminé el libro Sonetos desde la crisis, dedicado a la crisis del Coronavirus. Todos los Sonetos de la serie, salvo éste, han sido recogidos puntualmente en este blog. No estoy seguro de que algún día esa recopilación sea editada (mi aventura como Editor se colmó con la publicación de Sonetos desde el Hospital, del que, debido precisamente a la pandemia, aún quedan varios ejemplares sin vender). Este Soneto es el último de aquella relación, que, por distintas razones, no di a la publicidad entonces.

La situación del país y del mundo es extremadamente compleja. El coronavirus se expande sin que sepamos con claridad cómo contenerlo, la economía española se encuentra en posición delicadísima -el malestar social puede adoptar posturas pre-revolucionarias- y, a nivel general, la ausencia de un liderazgo mundial, unido a la exacerbación de los nacionalismos y comportamientos insolidarios, augura la falta de acuerdo para resolver los graves problemas globales: cambio climático, disminución o amortiguación de las desigualdades, solución de conflictos por los recursos -del agua a las materias primas-, aumento del paro por el avance de la tecnificación y su concentración en pocas manos, etc.

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A Manolito el Pollero,
con las mismas rimas de su Soneto A una caracola

Como en tiempo de guerra, la sirena.
llama al cobijo el cuerpo amortecido.
y aun sin haberse el dolor desvanecido
ya caen nuevos presagios  a la arena.

Pena que a la de ayer nos encadena,
obra fatal de un dios enfierecido
que por el valle difunde gran tronido
y con muerte y fragor su voz resuena.

Olvidamos humanos que en su seno,
oculto en caprichosas oquedades,
guarda el maligno su poder de trueno.

Cojo la tiara del miedo y la corola,
a gritos ahuyentando tempestades;
creyéndola el mar, oír la caracola.

@angelmanuelarias, Sonetos desde la crisis

 

Compra el libro “Sonetos desde el hospital”


La foto corresponde a un juvenil de golondrina dáurica, captada a las orillas del Tajo, en Toledo,

Publicado en: Actualidad, Poesía Etiquetado como: angel manuel arias, golondrina dáurica, Manolito el Pollero, sonetos desde la crisis

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