Allá en la Prehistoria de nuestra democracia, cuando bastantes inquietos olfatos juveniles percibían con mayor claridad que las narices adormecidas de sus mayores que el régimen franquista olía a podredumbre y que los brotes verdes que personificaban los tecnócratas opusinos no eran más que una parte insuficiente para el imprescindible recambio, las manifestaciones de estudiantes universitarios eran el pan de cada día.
Aquellas asambleas y agrupaciones callejeras pidiendo libertades, solían terminar con carreras alocadas de jóvenes perseguidos por las fuerzas del orden, -llamadas grises por el color de sus ternos y avíos-, en las que menudeaban los mamporros, que era y es la manera de expresar el poder de la sinrazón a los que piden cambios, utilizando como correa de transmisión a asalariados “que cumplen con su deber” provistos de anteojeras.
Manuel Represa del Prado, profesor a la sazón de entonces, de Productividad y Organización de Empresa en la Escuela de Ingenieros de Minas de Oviedo, (cuyo director era Francisco Pintado Fe, ejemplo de elegancia personal, notable investigador y apreciable docente), nos decía a sus alumnos de último curso, pretendiendo disuadirnos de participar en aquellas algaradas: “Tenéis que daros cuenta que los guardias civiles os protegen a vosotros contra esos revolucionarios, porque vais a ser pronto la élite de este país.”
No traigo la frase aquí con la menor intención de ridiculizarla, sino al contrario. Manuel Represa fue uno de los mejores profesores que tuve (y uno de los que me distinguieron con su aprecio). Puntualizo: en lo suyo, que era algo así como “docimasia de la sociología práctica”.
La observación de este ingeniero de minas, tempranamente fallecido, recoge muy bien un contrasentido vital que me ha inspirado en buena parte de lo que he hecho profesionalmente. Porque, consciente de que soy, por formación y por oportunidades aprovechadas en la vida, parte de la élite de este país, he procurado estar del lado de los que querían cambiar las cosas.
Es una posición peligrosa, y, en la que, afortunadamente, no siempre estuve solo, aunque sufrí muchos reveses, de arriba y de abajo. Porque es una situación de riesgo, y lo normal es que no sea comprendida, ni por los que están dirigiendo los resortes claves de la sociedad (que te consideran como un traidor o un despechado), ni tampoco, por quienes pretenden cambiarla de golpe (que te ven con recelo de falso desclasado o como un palo en la carreta que conducen los iluminados).
Si hay una clave de éxito para cambiar las cosas que estén mal, es tratando de forzar la evolución, desde el pragmatismo y aprovechando las menores oportunidades de mejorarlas, y resistiéndose, con argumentos y experimentos localizados (tipo pruebas de laboratorio o explosiones controladas) a la fogosidad de quienes pretenden liderar una revolución que, sin duda, conduciría a la destrucción de lo conseguido y a la insatisfacción más general.
Hoy, 9 de junio de 2015, en la ceremonia de autoexaltación de Fujitsu (Feria de Madrid), que celebra con una Exhibición tecnológica admirable su poder de investigación y desarrollo, tuve ocasión de oir a un colega prestigioso, Javier Vega de Seoane (del grupo de Asturias Patria Querida al que pertenecen también otros dos coetáneos de raza asturiana, Javier Targhetta y Matías Rodríguez Inciarte) y analizar la habilidad con la que se maneja entre la coyuntura.
Vega de Seoane alabó la labor del gobierno del PP de Soraya Saez de Santamaría (vicepresidenta con estrella ascendente), a la que presentó, como Presidente del Consejo Asesor de Fujitsu. Un día antes, en la Fundación Rafael del Pino, junto a María del Pino, intervino junto a Josep Piqué para glosar el Informe sobre el Balance de coyuntura al 2015 que auspicia el Círculo de empresarios.
En sus dos intervenciones, ante públicos diferentes, no pude por menos de recordar también lo que Javier respondió hace un par de días a un periodista de El Comercio (el mejor periódico de Asturias), cuando le preguntó si temía por la irrupción de partidos como Podemos en la gestión política. Copio literalmente:
“Nos preocupa la demagogia, la frivolidad y la falta de experiencia y de oficio, pero buena parte de esto se arreglará con el tiempo. Lo que decía el PSOE en el año 1976 también nos preocupaba, pero cuando se pusieron al mando y tuvieron el volante entre las manos se volvieron mucho más realistas. Esta gente de Podemos es nueva, no tiene experiencia, no conoce la realidad, pero lo que están haciendo es de personas inteligentes y capaces y, por tanto, yo creo que irán aprendiendo, se irán moderando e irán valorando lo importante. Estos chicos son jóvenes y no valoran lo que hemos conseguido porque han nacido ya en una situación de democracia y de bienestar, pero van a evolucionar y, lógicamente, lo harán en positivo. Europa también va a ser un estabilizador fundamental para que las cosas se hagan de forma racional.”
No me consta que Vega de Seoane haya sido alumno de Represa (tampoco Targhetta y Rodríguez Inciarte lo fueron), pero me pongo en pie para aplaudir su capacidad para situarse simbólicamente entre la élite -a la que, sin duda, pertenece- y los que aguantan los guantazos de la fortuna, y, en lugar de ridiculizarlos con argumentos de pie de banco, lanzarles guiños desde la inteligencia comprensiva.
Haciendo una búsqueda en Google sobre mi padre he dado por casualidad con tu Blog. Te agradezco el cariñoso recuerdo que guardas de él. Me ha hecho mucha gracia leer lo que cuentas de la “docimasia de la sociología práctica”, pues efectivamente tal era su forma de ver la vida.
Un cordial saludo desde Zurich
Manolo
Hola!
Creo que mi madre,que nació en el 23 ,fué compañera de estudios de D.Manuel Represa del Prado, ambos estudiaron en Madrid, por casa encontré alguna carta.
Qué fué de su vida ? Mi madre falleció,a los 92 años , y a veces recordaba historias de la carrera y nombraba a compañeros suyos, uno de ellos Manuel y yo tenía curiosidad por localizarlo, acabo de ver su nombre en este blog .
Si fuera tan amable de contestarme. Gracias.