El alcalde de Madrid, Sánchez Almeida (que, vaya por delante, se ha granjeado mi simpatía), ha apelado a la Unidad Militar de Emergencias como medida para aliviar el caos que la tremenda nevada de estos días (8 y 9 de enero de 2021 y, para seguir) ha provocado en la ciudad.
Las calles se han convertido en pistas de patinaje para los amantes de los deportes de invierno, los automóviles no circulan salvo con cadenas (y aún así en ciertas zonas el tránsito es imposible) y el única transporte publico que funciona es el Metro. Centenares de automovilistas han estado toda la noche varados en las vías de circunvalación (M30, M40, en especial en los túneles) y en muchas carreteras de acceso a la capital.
La nevada caída, con espesores de nieve de medio metro en el centro de la ciudad es la mayor que se recuerda por los más ancianos. Habría que remontarse a principios de los 70 del pasado siglo. Madrid ha agotado sus efectivos para combatir la ola de frío: no hay quitanieves suficientes, ni los bomberos poseen el equipamiento y formación necesaria, ni…la población tiene la menor experiencia para enfrentarse con tal manifestación del poder de un elemento, por otra parte, tenido por simpático. Se ha informado de una persona fallecida por causa directa del frío en esta madrugada (un “sintecho”) y otra a la que cayó encima un bloque de hielo desde un tejado.
Quiero poner todo el énfasis en la Unidad Militar de Emergencias como una evolución necesaria, convertida en imprescindible, de las Fuerzas de Defensa, para atender, como su nombre indica a situaciones anómalas de extrema peligrosidad. Los militares de la UME han salvado a personas arrastradas por una riada, o a alpinistas a quienes sorprendió una avalancha o … han limpiado un río de plantas o algas invasoras. Esos militares, seleccionados entre voluntarios, han llevado su actuación benemérita fuera de nuestras fronteras, para auxiliar en el rescate de personas afectadas por un terremoto, una tormenta tropical o…cualquier contingencia dramática en tiempos de paz.
Quiero subrayar que no me parece que sea una función capital de los Ejércitos actuar como Fuerza de Emergencia en tiempos de paz. Me parece que la policía, los bomberos, los servicios para afrontar contingencias comunes deberían estar preparados y equipados para solventar esos problemas, incluso los muy graves, con sus propios medios. Acudir a la UME debería ser una situación excepcional, pero no ya por la situación de emergencia, sino como elemento de apoyo o refuerzo, cuando la contingencia exige el máximo de atención.
El Club Español de Medio Ambiente (CEMA), a cuya Junta directiva pertenezco desde hace décadas, y de la que fui uno de sus primeros directores-gerentes, tuvo la perspicacia de conceder una de sus prestigiosas medallas, la de 2018, a la UME por sus actuación general y, en particular, por las que se refieren a la defensa del Medio Ambiente. Fue en febrero de 2019 y ese modesto cronista de una parte de cuanto sucede a su alrededor, cubrió el evento con una entrada en este mismo blog, que invito a releer (La UME con el CEMA).
Que el frío de nos haga olvidar que tenemos que luchar contra un virus pestilente. Y acuérdense de quitar la nieve de la entrada a la casa y al garaje antes de que se convierta en hielo (se anuncia un bajonazo de temperaturas en esta noche), además de procurar alejarse de los aleros.
De acuerdo, habría que añadir que la UME es una unidad que actúa como las Unidades de Ingenieros y que debía pasar a las tropas de esta especialidad.
En Francia. Modelo inicial de la UME , son del Arma de Ingenieros y están asdcritas al Ministerio del Interior.
Muchas gracias, GD Martínez Isidoro, por la puntualización y añadido. Una interesante aportación, a tener en cuenta, sin duda.