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Aunque la apuesta suba alto, no me planto
y me mantengo en el juego con recelo
guardando las distancias sin quebranto
y finjo despreocupación en el desvelo.
La duda es tanta que no importa el cuánto
y ahíto de mentiras hasta el pelo.
vago ágil y al culpable de un quebranto
pongo a recoger máscaras del suelo.
Suerte echada sin mal a buen recaudo
estando malcurado del espanto,
no espero que el remedio venga raudo
y envuelta mi aflicción en palo santo
cuando llegan las ocho, siempre aplaudo
sin notar ya el dolor, ahogado en llanto.
12 de junio de 2020
(@angelmanuelarias, sonetos desde la crisis)
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