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Tarda la imaginación
y se lo tengo todo preparado.
Ayer recibí malas noticias,
lo que es seguro preludio
de montaraces ideas destructivas,
llenas del poder de evocación
tan del gusto de los poetas.
Hace tiempo
que el amor es un huésped desaliñado
que llena su cuarto de trastos
y no paga renta con la excusa
de haber servido como víctima propiciatoria
en ocasiones donde no se le necesitaba.
Demasiados recuerdos
ocupan los espacios, sin dejar un resquicio
por el que generar una historia creíble
que parezca improvisada y veraz.
¿Dónde estás, imaginación,
por qué retrasas
el bálsamo que alivia mis heridas?
27 julio 2021
7
Con una taza de café y el insomnio
me siendo en el porche de mi encrucijada
para repasar los enclaves
de una vida ordenada, sin más sobresaltos
ni penas
que los que proporciona una dosis promedio
de circunstancias, oportunidades y daños.
Los días de placer, sonrisas y triunfos,
los rescato del fango, les limpio las trazas
de adolescente sin rumbo
y los envuelvo en papel de regalo
para disfrute del anciano que soy.
Cuando me parece haber reunido bastantes,
los analizo mejor y comprendo
que he tomado prestados los mejores momentos
del álbum de imaginación
y la escalera de sueños.
22 agosto 2021
(“Tarda la imaginación”, @angelmanuelarias, 2021)
Ayer, por una imperdonable distracción -como había olvidado la llave del coche en casa, mientras subía a buscarla, dejé en el garaje, sobre el capó del auto, la carpeta con parte de mi historial clínico y la libreta en la que, junto con varios apuntes tomados en las últimas visitas al Museo del Prado, estaba escribiendo poemas para el libro que preparo de “Tarda la imaginación”).
Pues bien, parecerá increíble, pero no encontré en el garaje, ni en el trayecto hasta el Hospital Ramón y Cajal (en lo que puede recorrerse a pie desde mi casa hasta la autovía, ayer a las siete y media de la mañana, muy congestionada) los, para mí, muy preciados elementos. Nadie me llamó hasta ahora y, los vecinos a quienes pude consultar -entre ellos, la vecina Clínica Nuevo Belén, pues a esa hora un taxi que llevaba una paciente obstaculizaba parcialmente la salida de mi garaje, y tuve que hacer maniobras para obviarlo- no han encontrado nada.
Estoy disgustado, preocupado y molesto. Espero que, en el día de hoy, me llamen para darme la buena noticia de que aparecieron, supongo que abandonados en la autovía, o bajo un coche cuyo conductor no advirtió que aparcaba encima de ellos.