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A Garcilaso
“En tanto que de rosa y azucena”, con las mismas
rimas que su soneto.
Crece en el bosque una bella Azucena,
cuyo hedor la defiende contra el gesto
de la mano que ejemplo encuentra honesto
en su hermana blanca de virtud serena.
Cuando aborten augurios y a la vena
vuelva la sangre por sus cauces, presto,
marchito del poder el porte enhiesto,
belleza del jarrón se desordena.
Vencido el miedo de esta primavera,
perdido el gusto de su paso airado,
llegará otro invierno, y en la cumbre
brotarán azucenas del bulbo helado
y, podre y fétida la beldad ligera,
cortamos otra flor por la costumbre.
10 de mayo de 2020
(@angelmanuelarias, sonetos desde la crisis)
Este apunte se titula “Acariciando la curiosidad” y, aunque de pequeño tamaño (está dibujado en un bloc de notas de viaje) contiene muchos de los elementos con los que me gusta provocar al espectador.