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Buen día, mi Cáncer

4 febrero, 2017 By amarias 5 comentarios

Los enfermos de cáncer y nuestros acompañantes sabemos que hoy, el 4 de febrero, es el Día Mundial del Cáncer. Tengo diagnosticado desde hace ya un año y medio un cáncer óseo metastásico, de origen prostático, que me está siendo tratado en el Hospital Ramón y Cajal, en Madrid. La atención que estoy recibiendo en ese Centro, tanto por el equipo médico como por el auxiliar es impecable. Igualmente, no tengo sino elogios y agradecimiento para el personal del Hospital de Día Pedro Muguruza.

He recopilado como un documento único los Consejos para acompañantes y para enfermos de cáncer que publiqué, en este mismo blog. Creo que pueden ser útiles y, desde luego, agradecería su difusión.

Guia para acompañantes y para enfermos de cáncer

Querría, además, con esta ocasión, llamar la atención sobre el grave riesgo de deterioro súbito de la atención sanitaria en España. El esfuerzo de los facultativos, el derroche de empatía y dedicación personal no puede ocultar estos graves problemas, que, por lo que tengo contrastado, son comunes a toda la sanidad española.

Primero.- La gestión de los recursos sanitarios es débil, insuficiente y, en muchos aspectos, inexistente. Es especialmente grave en cuanto a la renovación del personal sanitario, y a la satisfacción de los derechos laborales de los empleados. Resulta patético, alarmante y descorazonador, saber que existen responsables médicos de departamentos hospitalarios que están contratados como interinos, o no se les reconocen sexenios, o incluso, tienen precarios contratos que se renuevan cada año. La situación es aún más grave a niveles auxiliares: conozco casos en los que el contrato que se les ofrece es mensual.

Segundo.- Los servicios de analítica, exploraciones radiológicas, tratamientos, etc., están gestionados, en abrumadora mayoría, por eficiente -incluso, eficientísimo- personal sanitario, pero que se encuentra en edad de jubilación o que ya la ha superado hace uno o más años. Su experiencia, conocimientos, simpatía y proximidad al paciente, son sustanciales. Sostienen la calidad asistencial más perceptible por el paciente. No existe, sin embargo, la dotación necesaria para su reemplazo (ya exigible legalmente), y, con plena consciencia del problema, pero sin que tengan interlocutores con capacidad de resolverlo, ven con preocupación que pasa el tiempo sin que se haya contratado a personal sustituto, al que pudieran trasladar su saber hacer, garantizando así la calidad en la continuidad de su servicio. Cuando un colega recibe, por fin, la baja laboral por jubilación, los que aún no la tienen o no alcanzaron la edad, ven aumentada, sin más, su carga de trabajo. No pueden ser sustituidos en igualdad por jóvenes de segundo o tercer año de las escuelas de enfermería, ni siquiera por recién egresados sin experiencia suficiente. Es imprescindible un programa serio de reemplazos. Los pacientes están sufriendo, y sufrirán aún más, las consecuencias. Los profesionales, también, porque se les confronta con situaciones de estrés evitables.

Tercero.- Los equipos físicos no son sometidos, con la regularidad exigible, a los programas de mantenimiento preventivo o paliativo adecuados y, algunos, están señaladamente obsoletos, deteriorados, o no se corresponden con la máxima calidad tecnológica del momento. En consecuencia, no siempre las exploraciones realizadas a los pacientes tienen la calidad requerida, se obtienen datos confusos o equivocados, algunas máquinas están colapsadas y otras esperan sine die la revisión que las vuelva a poner en uso.

Cuarto.- Existen salas en donde los pacientes a la espera del tratamiento se hacinan, en espacios manifiestamente insuficientes. Es una situación variable, según especialidades: algunas, en condiciones que no dudo en considerar tercermundistas, es decir, dramáticas, generadoras de tensiones y malestar, cuando no afectando a las necesidades de intimidad que exigen las exploraciones médicas. Aquí se detecta también, junto a la escasez de medios, la necesidad de coordinación. Cierto que se advierten esfuerzos (variables según las autonomías, pues no hay que olvidar que la atención sanitaria está transferida) para conseguir la informatización total de los servicios, de las citas, del control asistencial, de las operaciones, de los ingresos y estancias hospitalarias…pero falta una supervisión médica (reforzada por un equipo multidisciplinar con capacidad y experiencia), pragmática, inteligente, para evitar duplicidades, esperas, repetición de ensayos innecesaria; en fin, para coordinar recursos y alcanzar la  eficiencia óptima, relacionada con el máximo bienestar y la menor carga emocional de pacientes, acompañantes…y sanitarios.

Quinto.- Es necesario hacer referencia, en estas notas, a la investigación oncológica española, al tratamiento de la información disponible y a la coordinación de los centros hospitalarios y los de investigación. Se debe actuar, al menos, a nivel español, aunque sería deseable oficializar la relación con centros internacionales, confiada hoy a la inquietud e impulsos personales de los facultativos más concienciados de los efectos saludables de una buena coordinación sanitaria. La tremenda presión sobre los facultativos que están en contacto con los pacientes impide, o dificulta gravemente, el que puedan dedicar tiempo a la búsqueda de información, atender a su propia formación (en un sector que perfecciona métodos y tratamientos casi a diario), sin depender casi exclusivamente de las presiones o consejos de las farmacéuticas , y, aún peor, sin encontrar respuesta general a la exigencia de coordinar la investigación y centralizar y potenciar el sereno análisis de los millones de datos que se acumulan en los expedientes sanitarios. Cierto que tenemos figuras cualificadas y reconocidas, incluso mundialmente, pero me estoy refiriendo a la necesidad de impregnar todo el sistema sanitario, especialmente en lo oncológico, de un espíritu común, y hacerlo de manera oficial, reglada, no confiándola a los impulsos personales -originados por su deontología propia-, de los profesionales, que, por su naturaleza, serán de alcance limitado.

Me consta el esfuerzo que se está haciendo por parte de una mayoría del personal facultativo. No quiero, además, que se interprete que este mensaje de urgencia, implica -sensu contrario- ensalzar la atención privada respecto a la pública. En absoluto. Al contrario. Tenemos una sanidad pública excepcional, y, en general, mejor que la privada: en experiencia, cualificación, atención, medios, y dedicación facultativa al paciente.

Los centros hospitalarios, además, no son hoteles y lo que deben ofrecer es, ante todo, asistencia para la curación de enfermedades y dolencias, material quirúrgico, tratamientos avanzados, etc. Valoro, por supuesto, el que la habitación en donde tengo que tratarme o recuperarme de una intervención fuera individual y que mi cama (tal vez con el sistema elevador en malfuncionamiento) sea ubicada en una sala múltiple, separada de otras con mamparas o sábanas, que los servicios sanitarios estén inmaculadamente limpios a cualquier hora del día, que se encuentren libres de cucharachas y dípteros (y, de un elenco de bacterias patógenas), y me encanta, claro que funcionen los dispensadores de jabón y haya papel en ellos. Aplaudiría que los ascensores que me llevan a las plantas no se encuentren permanentemente colapsados, la siñaléctica sea actuaizadal y precisa y que las cabinas donde debo prepararme para la exploración no estén en los pasillos.

Pero eso no es tan importante como que el hospital donde me atienden de mis dolencias tenga un personal facultativo de primera línea y con equipos modernos e información totalmente actualizada. Al menos, cuidemos eso. Presionar para que la calidad asistencial sanitaria no se desplome es responsabilidad de todos, no solo de los pacientes; desde luego, no solo de los sanitarios.

Buen día del cáncer, amigos,

 

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Archivado en:Actualidad, Sanidad, Sociedad, Tecnologías Etiquetado con:cáncer, dia, hospital, oncología, pacientes

Comentarios

  1. Carlos dice

    4 febrero, 2017 en 21:31

    Buenas Sr Árias,

    Curioso esto del día del Cáncer al q se le había declarado la guerra en la época de Nixon y seguimos, bueno, digamos q luchando.

    Simplemente comentarle q la Sanidad será el penultimo bastión del cacareado Sistema de Bienestar que tarde o temprano caerá, pues lo q pienso es que si como pueblo tenemos a los mismos dirigentes (PPSOE) que provocaron la caida del Sistema Bancario público y nadie asumió un simple perdón, o la más mínima responsabilidad, cuando llegue el momento de desmantelar el Sistema Sanitario público, hoy por hoy financiado con deuda a pagar por las 2 próximas generaciones (no cuadran las cuentas), la gente se mostrará igual de pasiva y triste viendo el espectáculo desde el TV en un Telediario q dará paso a continuación o a un partido de futbol, o un programa Rosa, o un Reality, o algo similar puro Opio del pueblo.

    Triste destino el de una España por desmantelar, a falta de la estocada final del próximo crack por Deuda Soberana, en el q la gente ni sabe ni quiere saber de donde sale el dinero del llamado Sistema de Bienestar, y como en las peores Republicas Bananeras se nos convoca a votar para q todo continue igual (con el barco España hundiendose).

    Reclamo más q Sanidad una verdadera cultura democrática en los colegios donde se enseñe a los niños q lo q no se lucha se pierde.

    De aquí vendrá a mi modo de ver la solución, y tardará al menos 2 o 3 generaciones pues el Sistema de Bienestar para Ninis, adormece mucho, mucho.

    Buen día.

    Responder
    • amarias dice

      5 febrero, 2017 en 20:11

      Carlos, agradezco su comentario, por su oportunidad y contenido. Encuentro sentido recordar al presidente Norteamericano Richard Nixon cuando prohibió -¡en 1970!- los anuncios sobre el tabaco en radio y televisión en los Estados Unidos. La guerra contra el cáncer es compleja, como Vd. sabe, y los orígenes del tumor, en gran medida, desconocidos aún.
      El núcleo de su comentario, cuya esencia comparto, apunta a un riesgo brutal, cuya solución efectiva no se ha abordado, porque se prefiere adoptar medidas provisionales y ocultar la gravedad de la situación. Parecido a lo que a veces se escucha de boca de enfermos de cáncer (o de personas aparentemente sanas) que afirman no querer saber la verdad sobre su estado, y así se lo comunican al médico que les atiende.
      Aquí sucede al revés. Es el llamado pueblo soberano el que no quiere saber lo que va a pasar si no se toman medidas drásticas, serias y profundas. El estado de bienestar español tiene grietas profundas, y se sostiene solo porque está mal apuntalado. Permítame, sin embargo, que dude de que en los colegios (supongo se refiere a la enseñanza pública) se enseñe a los niños “verdadera cultura democrática”. ¿Se refiere a las enseñanzas que provengan de funcionarios “concienciados” que, desde un puesto laboral estable y suficiente para vivir con holgura, insuflen a sus educandos ideas sobre lo que deben hacer?
      Estoy atento a la pantalla.
      —
      P.S. También le agradezco el comentario que me envía, advirtiéndome que no es para su publicación, sino solo para mi atención. Aunque resulte críptico para los demás que lean este mensaje, le comunico: a) que, por supuesto; b) toda ciencia humana tiene algo de exotérico, y la inversa es también, en mi opinión, correcta. Solo que si hay que seguir un camino, voy siempre por el primero.

      Responder
      • Carlos dice

        6 febrero, 2017 en 01:26

        Complicados caminos, por recorrer se haga con venda o sin ella, soberanamente o por mala-delegación. En fin.
        Respecto a lo de la Educación, la propuesta sería a través del BOE puro y duro, es decir cambiar la carga lectiva hacia algo llamado Historia de los Sistemas Políticos, sociales y económicos y algo así como la Psicología de las masas y tal vez Derecho natural o similar, buscando las claves históricas ya conocidas de cada civilización, de cada época, de cada giro, contra giro y colapso histórico y de antemano despolitizado claro (sin cagar las tintas hacia bandos).
        Lamentablemente nadie que no sepa de ello a cierto nivel lo podrá enseñar de la noche a la mañana, pero hay que empezar con lo que hay (profesores de filosofía, historia, empresa o similar) a golpe de la enésima LEYOGSOMCE. Concepto clave es el pensamiento analítico y crítico entrenado a nivel práctico, para que cada alumno al llegar a los 16 años (fin de la educación obligatoria), al menos haya pasado por 1/6 de su carga lectiva acumulada en el tener esta nueva base histórica y político-humanista. Como ejemplo, el estudio del uso que hacen los gobiernos del famoso Pan y Circenses desde ROMA, o los riesgos de la no división de poderes, (véase la descomunal presión a los jueces molestos en España), etc… Desde luego esto saldría de Filósofos, Historiadores, expertos en Derecho, Política, y economía-política. Todo para que tengan herramientas para analizar si lo que asoma por el horizonte politico-mediatico es un lindo gatito o un tigre depredador camuflado en la sabana. Por supuesto todo en forma de talleres prácticos usando el propio razonamiento de los alumnos a los que se les induce a que lleguen a sus propias conclusiones y se contrastes evidentemente con otras opiniones, y muchos datos históricos en estos ámbitos. Nadie dice que sería fácil pero nos va la Civilización en ello, creo yo, claro…, o por lo menos la actual. Mi lema sería por una Sociedad empoderada.
        Tema complejo pero en general o se aprende a golpes o a conciencia. Apostemos por menos de los primero y más de lo segundo. En fin, que tal vez el Filosofo Marina, en su Libro Blanco lo tenía claro desde el punto de vista de cambiar al gremio del profesorado, mejorándolo en enfoques, aptitudes y actitudes, pero por lo que se ve sin éxito aún.
        Un saludo.

        P.S. Respecto a los caminos, coger el primero está bien, pero si no son excluyentes, ¿por que no los dos?. Uno muy Contra lo a derrotar, y el otro muy higiénico por cuidar el terreno que incluso dicen que se defiende solo, si se le da la oportunidad. ¿Que diría un experto en Teoría de Juegos?, a mi me salen los dos a la vez no necesariamente excluyentes, como equilibrio de Nash!!!.

        Responder
  2. Vicente Lorenzo Alvarez dice

    5 febrero, 2017 en 00:02

    Gracias, Angel, por tu valentía y generosidad, por el ser humano que muestras y que nos sirve de ejemplo a cada uno desde el puesto que se nos ha ido asignando. Gracias por tu coraje, por el aplomo y por llevar al diario acontecer la lección aun no terminada para que podamos acompañarte en esos momentos en los que nos ponen a prueba y aunque la rima no alcance la métrica, el mensaje siempre cala y llega mas allá de lo imaginable.
    Como en aquellos recitales tuyos en el Ateneo de Canteli. Siempre caminando un poco mas allá donde se atisba lo que solo una intuición especial entrever puede.

    Responder
    • amarias dice

      5 febrero, 2017 en 19:49

      Querido colega, recojo esos elogios, que te agradezco, aunque el tiempo dirá -en la medida en que la enfermedad avance, si no logra ser contenida- si los he merecido. Sabes que recordarme los recitales adolescentes en el Ateneo ovetense, mueve mis fibras sentimentales, porque me reproducen anhelos de un camino poético que no pudo ser, al menos, en su proyección exterior. Tu frase final, es verso. Encaja perfectamente en ese poema mayor que es la vida de cada uno. Un abrazo

      Responder

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