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Ante el Día Mundial contra el Cáncer

3 febrero, 2021 By amarias Dejar un comentario

Desde hace varios años, vengo dedicando varios comentarios al tema oncológico, cada 4 de febrero, con ocasión del Día Mundial contra el Cáncer- (por ejemplo, en el Mensaje del 4 de febrero de 2017 )- a los enfermos de esta enfermedad, cuya investigación recibe muy escasa atención relativa en España y en el mundo.

Mi relación con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) es intensa. Como los lectores de este blog saben y mis amigos y conocidos me han apoyado masivamente en la idea, doné los beneficios de la publicación de mi libro de poemas “Sonetos desde el Hospital” (@angelmanuelarias, 2019) a la misma. Entre las asociaciones que se cuidan de prestar ayuda a los pacientes de tumores y facilitar relación y soluciones entre facultativos y enfermos, destaco también por proximidad y afectos, a SOGUG, a cuyos encuentros 50/50 acudo con regularidad.

La AECC ha realizado hoy, 3 de febrero de 2021, un Encuentro digital con socios, cuyo contenido resumo, por su excepcional interés. Se trataba de presentar cómo afecta a los pacientes de cáncer la epidemia de la COVID. El Presidente de la Asociación, Ramón Reyes, químico de profesión, junto a María Jesús Amador y otros de sus miembros relevantes, se encargaron de hacer la presentación de los elementos clave del tema, contestando a preguntas seleccionadas. Casi 300 personas se mantuvieron, de forma prácticamente permanente, en la conexión virtual.

Reyes subrayó que el cáncer es la pandemia silenciosa. La Covid ha significado momentos muy difíciles para los enfermos oncológicos, porque ha puesto “patas arriba nuestras vidas, pero ha sido mucho más duro para los pacientes con cáncer”. Ha afectado a todas las vertientes de sus vidas: la “propia de los pacientes, la asistencial, la sicológica, aumentando la vulnerabilidad de un colectivo al que la enfermedad ya lo había hecho muy vulnerable”.

En el plano sanitario, la pandemia, ha causado la paralización de los programas de cribado, con lo que no se han detectado en fase temprana algunos cánceres que hubieran tenido mejor pronóstico (el 80% del cáncer de colon es curable si se detecta a tiempo). Aumentó la ansiedad y la depresión de los pacientes con tumores: ya en la primera fase de la pandemia  el 34% de los enfermos oncológicos reconocieron tener problemas depresivos. Presumiblemente, ha subido con cada ola de de contagios.

La pandemia ha creado “un enorme miedo a enfermar de Covid”, por encima de 20 puntos porcentuales en relación con el resto de la colectividad. A ello se une el miedo a perder un ser querido que esté actuando como cuidador, o a no poder recuperar la vida anterior. Ha agravado la situación económica de muchos: entre 25.000 y 30.000 pacientes han entrado en situación de pobreza absoluta.

La investigación se paralizó por completo en la primera hora y se ralentizó a partir de entonces. Casi la cuarta parte de los proyectos de investigación oncológica (400 en total), aún no se han recuperado.

La AECC aprovechó la ocasión para sacar pecho. El presidente de la AECC subrayó que la asociación ha seguido atendiendo durante el confinamiento, manteniendo prácticamente el nivel de actividad, a pesar de las necesidades de trabajo virtual; 45.000 personas fueron atendidas por vía digital y se respondió a 33.000 llamadas telefónicas.  Desde luego, no se ha podido seguir con la actividad presencial. Se ha levantado un fondo de tres millones de euros para ayudar a familias que entraron en problemas económicos.

Reyes fue claro: El cáncer se quedó en segundo plano y “no nos podemos permitirlo. Va a ser una bomba de relojería a medio y largo plazo”. En consonancia con esa preocupación justa, el día 4 (mañana, cuando esto escribo) se va a anunciar un Acuerdo contra el cáncer que unirá a todas las instituciones relacionados con el cáncer, para que esto no vuelva a ocurrir. Un acuerdo que pretende que nadie se quede sin diagnosticar (activando los programas de cribado), y apoyar a los pacientes para superar la depresión y la ansiedad. Porque casi el 96% de las CCAA no mantienen esa actividad de apoyo sicológico entre sus servicios.

Es imprescindible minimizar el impacto económico de este colectivo, doblemente vulnerable. Es urgente romper ese vínculo, y reconocer que la batalla contra el cáncer no se puede abordar individualmente. Por ello, unirse al Acuerdo contra el cáncer y difundir su necesidad, abogando porque todos tengamos las mismas opciones de sobrevivir, fue el consejo reiterado por el Presidente de la AECC.

Entre las cuestiones suscitadas en el encuentro, selecciono las siguientes:

La investigación del cáncer sufrió menoscabo, pero no porque se utilizaran fondos previstos para ella para la Covid. Los dineros dedicados al cáncer son ridículos. En diez años han sido de solo 1.500 millones, es decir “el coste de construir seis kilómetros de ave”. La cuestión es lamentable porque, como es sabido, la investigación es “la única forma de aumentar la supervivencia de los pacientes oncológicos”. El día 8 de febrero -anunció Reyes- el Ministerio de Ciencia e Investigación presentará u pacto por la Ciencia y la Innovación, en el que el Gobierno se compromete a aumentar el nivel actual de 1,29% dedicado a investigación, acercándolo a los niveles de la UE que, como se sabe, son del 2,1 % en media (muy lejos, con todo, de Alemania, que es del 3%.

¿Son más vulnerables a la Covid los pacientes oncológicos? La respuesta fue clara: en algunos casos, sí, pero el riesgo no es igual para todos. Aquellos que tienen tumores avanzados, hematológicos, linfomas o cáncer de pulmón, tienen -al parece- más riesgos.  Los que tienen tumores sólidos, aumentarían el riesgo al primer año de infección, que disminuiría progresivamente en los cinco años de su aparición, para asemejarse al general.

“El efecto de la pandemia tendrá efectos sobre la desigualdad de las autonomías para afrontar el tratamiento de los pacientes de cáncer. “Todos somos iguales para el cáncer, pero no frente al cáncer”. Habrá regiones donde la economía será más golpeada. Por ejemplo, las que dependen fundamentalmente del turismo, donde las familias padecerán condiciones económicas peores, que afectarán a la atención primaria, a los retrasos en los diagnósticos de los pacientes.  Los retrasos en los diagnósticos por la pandemia tendrán  otro efecto: cuando el paciente llegue a los departamentos de oncología, se encontrará en situación más grave que de haber sido diagnosticado antes.

Sobre los efectos de la vacuna sobre los pacientes oncológicos, no hay aún datos, ya que no participaron hasta ahora como colectivos más vulnerables. Están siendo vacunados los sanitarios que los atienden.

La AECC ha estado siguiendo muy de cerca, se expuso en la vídeo conferencia, los efectos de la Covid sobre la atención hospitalaria a los pacientes diagnosticados. Los que se encontraban en revisión, pasaron a recibir atención telemática. El descenso en tratamientos no fue muy importante, a costa, eso sí, de los pacientes que hubieran ingresado nuevos. Se individualizaron las decisiones, y se retrasó la cirugía, prefiriendo empezar con la radioterapia, o hacer el tratamiento más concentrado, porque se valoró que el riesgo de contagio en la intervención quirúrgica era muy importante.

Finalmente, se solicitó el apoyo de los socios, el aumento del voluntariado (hay actualmente del orden de 30.000 voluntarios y medio millón de socios en la AECC). Reyes encontró una referencia química: “En una solución saturada, hace falta un cristal que desencadene la reacción de cristalización.” Hacen falta más cristales.

Nota,- Aunque si el lector, interesado en obtener más información sobre el cáncer por los Comentarios publicados en este mismo blog, puede optar por introducir la palabra “cáncer” en el cajetín de búsqueda previsto a la izquierda y recibirá de inmediato las decenas de entradas en las que utilicé ese término, he creído que puede ser útil recoger aquí algunos de los enlaces más relevantes:

Entendiendo mejor el Cáncer de vejiga – Al socaire (angelmanuelarias.com)

Cáncer: Sesiones clínicas fuera del hospital – Al socaire (angelmanuelarias.com)

Convivir con el cáncer: Instrucciones de uso – Al socaire (angelmanuelarias.com)

Guía para enfermos de cáncer – Al socaire (angelmanuelarias.com)

Transición patológica – Al socaire (angelmanuelarias.com)

Archivado en:Medicina, Sanidad Etiquetado con:AECC, afectación pacientes, cáncer, efecto Covid, oncología, retraso, Reyes, SOGUG, Sontos desde el Hospital, tratamiento, vacuna

Sobre misterios de virus y de aves (Sonetos)

26 marzo, 2020 By amarias Dejar un comentario

Los lectores asiduos de este blog saben que tengo un cáncer grave, con metástasis.

Estoy, por tanto, dentro de la población de riesgo por el coronavirus. Como elegido para un programa experimental de tratamiento (un Ensayo clínico, en la terminología del sector), que pretende probar las ventajas de determinados fármacos para aumentar la esperanza de vida, tengo que ir todos los meses al Hospital Ramón y Cajal, realizar diversas pruebas y, en caso de que los parámetros sean los adecuados, recibir los medicamentos para el mes siguiente.

Tengo que estar excepcionalmente agradecido -aún más de lo que siempre me he manifestado, desde que conozco al equipo oncológico y a los muchos profesionales que nos tratan- a esos profesionales de excepción, hoy movilizados todos ellos para atender a los pacientes afectados por el coronavirus. A pesar de todo, de su jornada inhumana, se preocupan por mí, me preguntan cómo estoy. Me atienden. Gracias, equipo. Sois verdaderamente excepcionales.

Sobre misterios de virus y de aves
aunque parece se haya mucho escrito
cuando llega el momento, lo que sabes
no te eleva a niveles de erudito.

Quedan por conocer muchas llaves
con que cerrar portal a tanto mito
y como todo ignorante, repito
lo banal, falto de opiniones graves.

Pongo juntos a garzas y gorriones,
coronavirus y otros males graves
que, por su natural, y sin razones

prefieren ocupar nuestros enclaves
y aprovechan sin dudar ocasiones
para ser polizón en nuestras naves.

26 de marzo de 2020 @angelmanuelarias Sonetos desde la crisis

13

Volviendo de buscar hallar reposo
alejado del ruido y de la gente,
por tratar de librarme del acoso
que me produce el carajal vigente,

me encontré con un viejo que, gozoso,
sentado a buen resguardo del relente,
fumaba en su cachimba algo oloroso
con tranquilo semblante muy patente.

“Buenas tardes, anciano, ¿qué se siente
Para tener aspecto tan dichoso
a pesar de los males del presente?

Atusando su bigote ya canoso,
El hombre contestó, mostrando un diente:
”Según me venga el aire, escupo o toso”

26 de marzo de 2020 (revisión de otro Soneto de 20.05.19) @angelmanuelarias


La plaza de Zocodover, el lugar de encuentro por excelencia de la ciudad imperial, Toledo, lucía así de engalanada estas Navidades. Parece que fue hace mucho tiempo. Volverán esos momentos felices, y los disfrutaremos, aún, con mayor intensidad, porque este enclaustramiento nos hará valorar mejor la libertad para deambular, abrazar a la familia y amigos, tocar, como el ciego que de pronto pudiera ver, lo que antes le parecía conocer solo de oídas.

Archivado en:Actualidad, Personal, Poesía Etiquetado con:avess, cáncer, oncología, Ramón y Cajal, reposo, sonetos, viejo, virus

Once de marzo, Conferencia-Recital en el Instituto de Ingeniería de España

4 marzo, 2020 By amarias Dejar un comentario

El Instituto de Ingeniería de España ha tenido la amabilidad de programar mi Conferencia sobre “Convivir con un Cáncer: instrucciones de uso”, para el día 11 de marzo a las siete de la tarde. Será en el Salón de Actos del Instituto. Presentará la Jornada el Presidente, Carlos del Álamo.

Debo agradecer a la Junta Directiva del Instituto, y a su director gerente, Carlos Rodríguez Ugarte,  la favorable acogida a la propuesta de incorporar este Acto singular a la programación de actividades, que realizó, como portavoz del Comité de Medio Ambiente (CIDES), su Presidenta, María Jesús Sancho.

Se trata ahora de conseguir dar difusión a esta Conferencia, que estoy seguro interesará a muchos, tanto pacientes como acompañantes de enfermos de cáncer, como también a médicos y personal facultativo. Aunque la Convocatoria se anuncia como “Sonetos desde el Hospital”, que es el título del libro de poemas del que soy autor y editor, en realidad, pronunciaré una charla sobre mi experiencia como paciente oncológico y como lector de casi un centenar de libros con recomendaciones para enfermos del tumor, que acompañaré en algunos momentos con lectura de algún Soneto.

Este es el enlace oficial al Acto:

https://www.iies.es/events/sonetos-desde-el-hospital

Gracias, amigos.

 

Archivado en:Actualidad Etiquetado con:AECC, angel arias, cáncer, Carlos del Alamo, Carlos Rodriguez Ugarte. María Jesús Sancho, CIDES, Comité de Medio Ambiente, conferencia, IIE, Sonetos desde el Hospital

Encuentro con Sanlúcar (Cuento)

24 febrero, 2020 By amarias Dejar un comentario

Hace unas semanas, encontrándome en Sanlúcar, escribí este Cuento, que presenté (hoy supe que sin éxito) al Concurso de Relatos que convocaba la empresa Barbadillo. El texto se ajusta (o pretendía ajustar) a las condiciones del Certamen, con referencias a productos de la bodega sanluqueña.

He aquí mi propuesta, que copio para disfrute de los lectores de este blog.

ENCUENTRO CON SANLUCAR

Esther corría a diario 30 minutos, trotando a buen ritmo a lo largo del paseo que va desde Bajo de Guía hasta la avenida de la Duquesa. A aquella temprana hora, mientras el aún frío amanecer de final de invierno se dejaba notar, pocas eran las personas con las que se cruzaba. Envueltos en las neblinas del Guadalquivir, porque la marea iba baja, podía intuir a un grupete de marisqueros; quizá pescadores cavando en busca de gusanos.
La joven conocía a casi todos con quienes se cruzaba. Siendo febrero y día entre semana, la mayoría de los transeúntes eran habituales de la hora y naturales de aquí. No faltaba Juan, paseando su terrier o dejándose guiar por él; allá venía Toñi, andando a paso ligero con la intención de castigar los michelines, antes de incorporarse a su puesto de ayudante de bibliotecaria en el Cabildo…
-Buenos días fríos, que se nota el cuchillito.
Y más tarde, el adelantar a un cofrade de la Hermandad del Rocío:
-Empezando el día con energía, ¿eh, quillo?
Con los pies metidos en el agua, mal calzado para la ocasión, provisto de una cámara sobresaliente, con su teleobjetivo, alguien se entretenía fotografiando las aves que se alimentaban de moluscos y desperdicios en la arena. Era un hombre alto, delgado, insuficientemente protegido con un ligero chubasquero del relente de la mañana.
A las nueve menos cinco, Esther estaba ya en la oficina de la inmobiliaria. Era trabajo cómodo, bien remunerado entre salario fijo e incentivos. Habían florecido negocios de compraventa y alquiler de pisos y la competencia entre inmobiliarias era descarnada. Los sevillanos seguían apeteciendo Sanlúcar como segunda residencia, y la ciudad se había convertido en destino preferente de vacaciones, -incluso para fines de semana, a pesar de las malas comunicaciones crónicas- para madrileños adinerados.
Había traído Esther de casa, como acostumbraba, un termo con café con leche; le gustaba manchaíto. La compañera, Luisa, no había llegado; estaba separada, debía llevar a los niños al colegio y se retrasaba un día sí y otro no.
Puso en el portátil un CD con música suave, generando el fondo relajante que le amortiguaba la sensación de soledad. Apareció luego Luisa; masculló buenos días; se quejó del frío y se acomodó en su sitio, cerca de la ventana que daba a la calle.
Sobre las diez, asomaron los primeros clientes del día. Una pareja que quería vender el piso que el marido había recibido en herencia de su madre viuda, fallecida hacía meses. No tenían una idea precisa del precio que podrían conseguir por la venta, decían.
-Sabemos que, en el mismo edificio, un piso más pequeño se vendió por ochenta mil -argumentaba el hombre.
-Nosotros les orientaremos, no se preocupen; si de veras quieren vender, les diremos dónde está el buen precio del mercado para su propiedad -les tranquilizó Esther.
Ante todo, le interesaba aclarar algunas cuestiones legales.
-Su madre, ¿dejó testamento? ¿Tiene usted más hermanos? ¿Han hecho ya el reparto de los bienes de la herencia y lo registraron ante notario?
El interrogatorio formaba parte de las triquiñuelas del oficio, que conocía muy bien. La pareja admitió que les quedaban varios trámites por cumplir o aclarar. Se fueron.
Luisa metió un CD con música cañera.
-Por favor, por favor, ¿cómo puedes concentrarte con ese estruendo?
-Es que vengo hoy apochá, como si tuviera el cuerpo disgustáo.
-Ya…Como la semana pasada y la anterior, ¿no?
Sin ganas para entrar en polémicas, Luisa tramitaba por teléfono, prácticamente a gritos, el alta de la electricidad y el agua del apartamento que habían vendido hacía un par de días. Esther revisó rutinariamente la carpeta con los inmuebles a la venta.
No había terminado la inspección, cuando se dio cuenta que había quedado sola en la oficina. Luisa había salido a tomar su cafelito de media mañana. Era especialista también en desaparecer un buen rato con la excusa de hacer la ronda para detectar posibles inmuebles a la venta. Esther cambió el CD a la música suave que le parecía más propia de un negocio cara al público.
Un hombre entró en el local. Su imagen era la de un tipo atildado, serio. Muy alto. Saludó cortésmente y fue directamente a lo que le interesaba.
-Querría saber si tienen ustedes en venta algún piso, más bien pequeño, que tenga vistas.
Esther sacó la carpeta con los inmuebles que se encontraban mirando al río.
-Justamente, hace poco que entraron dos excelentes, de una urbanización moderna, en la avenida de las Piletas, que dan directamente sobre el Guadalquivir.
-No, no. Yo me refería a pisos que estén situados en la zona antigua de la ciudad. Me gustaría un apartamento céntrico. Quiero tener contacto con la vida diaria. Ver gente, sentir el pulso de la ciudad.
Tenía un inconfundible acento gallego. Esther se fijó ahora que, a la espalda, llevaba una mochila y le pareció que podría identificar al fotógrafo que había visto a primeras horas de la mañana.
-Puedo enseñarle otro, que está en el mismo centro. Desde la terraza se ve todo Sanlúcar. Para entrar a vivir, prácticamente sin reforma.
– ¿Cuánto cuesta?
-Los propietarios piden cien mil, aunque supongo que se puede negociar alguna rebaja.
Al cliente le pareció aceptable y como decía tener urgencia en tomar una decisión, fueron a verlo de inmediato. Esther puso el cartel de “Volveré pronto” a la puerta.
El piso estaba próximo al hotel Guadalquivir y, en efecto, desde su terraza se podía ver una buena área de la parte antigua de la ciudad. La luz del medio día iluminaba los contornos de las edificaciones, envolviéndolas en un halo de espléndida luminosidad.
– ¡Qué bello paisaje urbano! ¡Y cuántos edificios singulares!… ¿Qué es aquella edificación que sobresale entre las demás? -preguntó el hombre, señalando en la dirección.
-Es el palacio de los duques de Medina Sidonia. Al lado, se ve el Auditorio, que era antes la iglesia y convento de la Merced. Allá, a la izquierda, se distingue la iglesia de Nuestra señora de la O.
Martín pareció descubrir, de pronto, un interés concreto:
-Por cierto, no había oído nunca que existiera una virgen de la O.
Esther le aclaró:
-La virgen la O es la virgen en estado de buena esperanza, de la expectación. Se llama de la O, porque, después del rezo, el Coro se mantenía cantando una ¡oh! de admiración durante mucho tiempo, reflejando la emoción por el nacimiento del niño Dios.
El hombre esbozó una sonrisa, que a Esther le pareció triste. La mujer siguió con sus explicaciones de lo que se veía desde la terraza.
-En el Barrio Alto están las Bodegas más antiguas de la ciudad, en edificios que pasaron a manos privadas con la desamortización, y se fueron ampliando y mejorando, para aprovechar el buen clima y reducir los trasiegos en la elaboración de la manzanilla. Parcialmente, oculto, se encuentra el edificio de las bodegas de Barbadillo, donde está el Museo del vino…
-Mucha historia debe haber en esos edificios. Me avergüenza no conocer nada de esta ciudad. Hoy es mi primer día en Sanlúcar, pero estoy aquí para quedarme. – dijo Martín.
-Le va a encantar. Esta ciudad gusta más a los que vienen de fuera que a los mismos sanluqueños. Como estamos tan acostumbrados a verla, no la valoramos tanto…
Después de haber reconocido el inmueble con detenimiento, Martín se despidió, prometiendo reflexionar sobre la adquisición y emitir una decisión pronto.
-Si le gusta, no lo deje escapar. -dijo Esther, con una coletilla propia de su profesión.
-Le prometo que estudiaré esta opción con el mayor interés.
Ya se despedía cuando realizó una propuesta que a la mujer le sorprendió, dado el tono formal y distante que había mantenido hasta entonces.
– ¿Acepta que la invite a un café? No quisiera monopolizar su tiempo, pero le agradecería su orientación sobre mis primeros pasos en la ciudad. Recomiéndeme algunos sitios.
Esther no dudó. Este interés prometía que la deseada venta del inmueble podría facilitarse.
La cafetería estaba concurrida. Había gente mayor, tomando el café con tostadas -molletes le llaman- o churros. Ocuparon una mesa del interior, luego de pedir en el mostrador dos manchados de máquina.
-El mío que sea descafeinado y muy ligero, que ya voy sabiendo que aquí el café se toma muy cargado. Debo cuidarme la tensión -dijo Martín, disculpándose.
-Es lo mejor. Yo también lo bebo siempre con poca cafeína, para poder dormir.
La conversación transcurría por terrenos anodinos. Aunque Esther le dibujaba en un esquema de las principales calles de la ciudad, aquellos lugares que le parecían más representativos de Sanlúcar -y a fe que se esforzaba en seleccionar unos pocos entre tanta oferta-, Martín aparecía distraído.
Aparentaba unos sesenta años. Tenía las manos cuidadas, los dedos largos, propios de quien se ha dedicado a mover papeles en una oficina. Tal vez fuera abogado, pensó Esther.
– ¿Por qué se ha decidido por venir a vivir a Sanlúcar -curioseó- si no conocía esta ciudad?
Martin contestó en el mismo tono monocolor con el que se había expresado hasta ahora.
–No la conozco, es cierto, pero tengo amigos que me hablaron de esta ciudad como una de las más interesantes de Andalucía. Reúne dos condiciones que me atraen para residir aquí. Soy aficionado a la ornitología y estoy estudiando las características del vuelo de las aves migradoras. Sanlúcar está muy bien situado en ese sentido. Y lo más importante: quiero vivir en una ciudad en donde la gente transmita alegría de vivir. Aquí te saludan por la calle, aunque no te conozcan. Ustedes son trabajadores y, al mismo tiempo, saben divertirse cuando toca.
-Supongo que a su esposa también le gusta la ciudad, aunque tendrá sus propios motivos.
Martin la miró sin expresar emoción.
-Mi esposa falleció hace ya diez años. Estoy viudo y solo tengo un hijo, ya mayor, con el que no me hablo. El tiene su vida organizada.
-Ah, lo siento -se creyó en la necesidad de disculparse Esther.
-Se lo agradezco. Aunque ya pasó mucho tiempo, no hay un día en que no la tenga presente. Perder a tu pareja te confronta con una soledad inenarrable.
Parecía escritor. Seguramente sería periodista. Su forma de expresarse, cuidando las palabras y con vocabulario amplio, manifestaba que utilizaba habitualmente el lenguaje como instrumento de trabajo. Quizá tendría también alguna formación técnica, ¿no?
-Aquí muy cerca de la ciudad hay un parque en donde podrá ver muchas aves. Es la puerta de Doñana. En las Salinas hay una colonia de flamencos de forma permanente. Le puedo dar un mapa para que se haga una idea.
-No se preocupe por eso. Tengo cargado Google Maps en el móvil y con internet se puede llevar cualquier ciudad en el bolsillo.
De pronto, Esther descubrió que el hombre tenía una mirada serena y que los rasgos de su rostro eran delineados y elegantes. Le recordaba a su padre. Incluso a ese novio que se descolgó diciendo que tenía vocación para el sacerdocio, aunque ella siempre pensó que no le gustaban las mujeres. En ocho años de noviazgo no se habrían cruzado más de tres o cuatro besos, desprovistos de toda pasión.
Se despidieron, como suele suceder, con un “lo pensaré y le aviso” y un” anímese pronto, que el piso tiene muchos interesados y se le puede escapar; es una oportunidad de las que se presentan solo una o dos veces en la vida.”
Después del curro, Esther se acercó a la plaza del Cabildo, lo que no tenía por costumbre Encontró un grupo de antiguos colegas de comercio, que celebraban algo entre vinos de manzanilla, con tapeo de albondiguillas de choco y tortitas de camarones. Había uno que era muy bullita y andaba algo por ella, y le pedía: “siéntate con nosotros, Esthercita, que te hacemos sitio, que estamos preparando la guasa del Carnaval”. Iba a incorporarse con ellos, cuando, apoyado en la barra, lo vio y, guiada por su olfato comercial, se le acercó.
-Supongo que todavía no se habrá decidido. Pero veo que de algo le han servido mis indicaciones acerca de los lugares con ambiente tradicional en Sanlúcar.
-Bueno… -se disculpó el- en realidad, me limité a seguir la corriente. Parece que en esta zona se concentra toda la ciudad con ganas de socializar.
Y luego, sin apenas transición:
– ¿Ha quedado con alguien? ¿Me acepta que la invite a compartir mi bebida? Había pedido una caña, pensando en tomarme una cerveza. Me pusieron un vaso de manzanilla. (Esther sr rio, encontrando la gracia: “Aquí una caña es un vasito de manzanilla”).
Martín se había aprendido la lección:
-El que me sirvieron primero era de “manzanilla fina”, según me explicaron, que es más ligera en alcohol que la “manzanilla pasada”, envejecida. Y como tengo que ir a compás de mi edad, aquí tengo la recomendación que me hizo ese mushasho. (Señaló al camarero, que limpiaba el mostrador con soltura, imitando el tono andaluz con el que aquí se pronuncian las chs)
Ella miró la media botella que estaba sobre el mostrador. Era una manzanilla de la casa Barbadillo. En la etiqueta se podía leer Manzanilla Pasada Pastora. Martín había pedido para acompañar una media ración de galeras y las estaba disfrutando. Esther se tomó la invitación como obligación del oficio, aunque no podía ocultar que le estaba creciendo una curiosidad personal.
-Tomaré una copita con Vd. Eso sí, preferiría algo más ligero, si me permite. Un vino blanco Castillo de San Diego, que es afrutado, de uva palomino. Me encanta.
-Caramba, creo que aquí en Sanlúcar todo el mundo entiende mucho de vinos.
-Es que esta zona es muy especial; aquí se combina el aroma de mar, el sol y la tierra fértil y la tradición de elaborar buenos caldos. Desde los romanos se venía buscando la fórmula ideal, y un antepasado de los Barbadillo la encontró hace casi doscientos años.
-Veo que Vd. es una mujer a la que le gusta saber de todo.
-No me dejo engañar por el halago. Seguro que Vd. entiende mucho más de vinos, de varias zonas. Intuyo que es hombre de mundo, como se suele decir.
No sabría explicar por qué razón había dicho eso. El hombre la miró y, por primera vez desde que se conocían, esbozó una sonrisa franca.
-Mi mundo es limitado. Además, como persona del norte, eduqué el paladar en el dilema entre Rioja o Ribera de Duero. Me gusta el Ribera de Duero, pero es una cuestión de maridaje. En el norte, las comidas son contundentes. Aquí prefieren el pescado, el marisco, las hortalizas…
-Creo que la manzanilla va con todo. Hay muchos tipos. Y aquí se fabrican vinos ligeros y otros con más cuerpo. Todo consiste en acostumbrarse.
Las galeras, ovadas y con su sabroso coral, estaban deliciosas. De pronto, la curiosidad venció la prudencia de Esther:
– ¿De dónde viene Vd.? Su acento me recuerda a Galicia, pero no estoy segura.
-Soy asturiano. De Gijón. ¿Conoce esa ciudad?
-Asturias es una de las pocas regiones que me queda por visitar, reconoció Esther.
Al cabo de media hora de agradable conversación, cuando se habían agotado la media botella de Pasada Pastora, las galeras y las dos copas de Castillo de San Diego, Martín, de pronto, se disculpó.
-Lo siento, se me ha hecho tarde. Ha sido una suerte que hayamos coincidido, Esther. Es Vd. una mujer muy interesante. Nos veremos mañana. Puede estar segura de que pasaré por su oficina y tendré la decisión ya madura.
Se despidieron. Martin volvió al piso turístico en donde tenía alquilada una habitación, en la misma calle Ancha. En la habitación cómoda, limpia y suficientemente espaciosa, abrió el maletín que reposaba sobre la silla, y sacó tres cajitas de las que seleccionó, de cada una, dos pastillas. Después, tomando agua de una botella que reposaba sobre el lavabo, las ingirió en grupos de tres y se tumbó sobre la cama.
-Jodido cáncer, – musitó.
Repasó la información de los pisos que había visitado aquella mañana y tarde. Tenía las notas escritas con letra cuidadosa, recta, de profesional que está acostumbrado a escribir a mano para que se le entienda.
Había visitado un piso en la Avenida Quinto Centenario, con terraza, pero el actual inquilino le advirtió que resultaba frío en las noches, por la orientación al oeste. Otro, en el Barrio Alto, necesitaba reformas importantes.
Desde luego, el que mejor le encajaba se lo había enseñado Esther. Volvería a la mañana siguiente y le pediría verlo otra vez, y también se interesaría por conocer los gastos de comunidad, y si había posibilidad de un garaje en la zona.
Sacó luego del maletín un cuaderno en donde tenía dibujadas, con mano diestra, decenas de siluetas de aves y comparó los diseños con las fotografías que había tomado en la mañana, ampliando y corrigiendo algunos puntos.
También repasó los cálculos de sostenibilidad y potencia, en relación con la envergadura alar. La aguja colinegra, en efecto, tenía una potencia de arranque fabulosa para su tamaño y sus aleteos eran cortos y vibrantes. Las gaviotas reidoras, siempre más confiadas, ahorraban energía hasta el último momento; los menudos correlimos volaban frenéticamente cuando se alarmaban, con gran despilfarro energético.
El diagnóstico de metástasis ósea le había complicado brutalmente sus perspectivas. Le habían pronosticado cinco años de esperanza de vida asintomática, antes de que el deterioro se hiciera notar. Tenía que aprovechar el tiempo que le quedaba.
Se había aficionado a escribir sonetos y encontraba las rimas con facilidad. En la libreta de apuntes, garrapateó, sin grandes vacilaciones:
A quien llegue a Sanlúcar, siendo viejo
al que ya amor ni muerte quitan sueño
sugiero que acepte seguir este consejo;
cambiar el verso triste a sanluqueño.
Paseando por la arena, vi el reflejo
del sol cayendo al río y ese empeño
señaló el camino en que me dejo
guiar por blanca mano a lo risueño.
Con buena manzanilla pena alejo
y convierto mi talante en hogareño
llenando de alegría el patio anejo.
Vino y luz, forman lienzo velazqueño,
que, con mirarse el hombre en ese espejo,
de su propio destino se ve dueño.

Entonces, sintiéndose relajado, Martín se quedó dormido hasta el día siguiente.

@angelmanuelarias

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Feliz Navidad, amigos

23 diciembre, 2019 By amarias 3 comentarios

Fechas son estas que exaltan la piedad,
y sirven de pretexto a toda fiesta:
cuando llega al calendario Navidad,
siempre lo humano a diversión se apresta.

Luces y colores llenan la ciudad
hay sitios que regalan una cesta,
pobres y ricos igualan su verdad
dando al jolgorio rienda manifiesta.

Echan de menos las almas quizá a Dios
porque entrar en misterios siempre cuesta
y es más cercano emparejarse a dos,

asunto al que la carne está dispuesta,
dejándose del placer llevar en pos
sin hallar hasta ahora la respuesta.

23.12.2019 @angelmanuelarias

(Nota: Este Soneto no forma parte del libro Sonetos desde el Hospital, del que quedan unos pocos ejemplares disponibles. Todos los beneficios de la venta se destinan a la Asociación Española Contra el Cáncer. Ayúdala, ayúdanos. Ayúdate.

Y, si te gusta la poesía, disfruta con el libro. Gracias

Compra el libro “Sonetos desde el hospital”


Aunque inicialmente la tenía identificada como cojugada montesina (galerida theklae), que es muy parecida a la común (galerida cristata), puesto que solo se distingue de ella por pequeños detalles, y para lo que es preciso observarla atentamente, la de la fotografía me parece ahora, analizada con tranquilidad, una cojugada común.

La cristata presenta como signo más distintivo su cresta, que se desarrolla en abanico, en tanto que la cristata la lleva puntiaguda y con las cañas de las plumas, separadas; el pico es más corto y no tan puntiagudo en la montesina, lo que revela sin mayores dudas que la sorprendida en las orillas del pantano de Navacerrada es una cojugada común: pico largo, mandíbula recta y listas del pecho poco marcadas.

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Convivir con el cáncer: Instrucciones de uso

13 noviembre, 2019 By amarias Dejar un comentario

https://angelmanuelarias.com/libro-sonetos

Hoy por la tarde, a partir de las 19h30min, en la sede del Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste de Oviedo, daré una charla sobre el cáncer desde la perspectiva del paciente.

El salón de actos del Colegio (en Asturias, 2) tiene cabida para 80 personas, por lo que confío en que se llene. Esta actividad se enmarca dentro de las acciones que estoy realizando para agotar la edición de mi libro Sonetos desde el Hospital, cuyos beneficios (preveo 5.000 euros) destinaré íntegramente a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), según el acuerdo de donación con este organismo.

El libro se vende a 10 euros en la Librería Cervantes (Oviedo), en la Librería Berceo (Madrid) y se puede comprar aquí (más gastos de envío).

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De verdad, ¿no podéis permitíroslo?

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Cáncer: Sesiones clínicas fuera del hospital

5 julio, 2019 By amarias 2 comentarios

El 4 de julio de 2019, mientras el Presidente Donald Trump sacaba los tanques a las calles de Washington para mostrar a sus compatriotas que está preparado para una guerra de invasión, un grupo de personas nos reuníamos en el salón de Actos de la Fundación ONCE en Madrid (calle Sebastián Herrera, 15) en un acto muy distinto, pero mucho más interesante.

Se trataba de una “Sesión informativa y de debate sobre el tratamiento de los tumores genitourinarios (próstata, vejiga y riñón)”, convocada por la Fundación SOGUG, que se anunciaba como destinada a pacientes y sus familiares.

Sus ponentes fueron los doctores Aránzazu González del Alba,  Juan Francisco Rodríguez Moreno y Teresa Alonso Gordoa, quienes se encargaron, por este orden, de presentar y explicar -con rigor, pero también con un lenguaje próximo, divulgador- la realidad, los avances y las perspectivas de los tratamientos en los cánceres de vejiga, próstata y riñón.

En realidad, las explicaciones me parecieron altamente interesantes para el público en general. Por varias razones, que quedaron expuestas en la presentación y en el debate subsiguiente: el alto porcentaje de afectación de esos tipos de tumor y su relación con factores de riesgo que conviene conocer; el desarrollo acelerado de nuevos tratamientos, que confieren esperanzas concretas de supervivencia y mejora de calidad de vida a los ya afectados por estas enfermedades y, por tanto, abren un escenario más apacible para quienes puedan enfermar en el futuro; y no en último lugar, la necesidad de dotar de más medios a los centros de investigación y a los facultativos de los centros de tratamiento oncológico y a las Facultades de formación médica, impulsando sus interrelaciones.

Tomé notas de las tres intervenciones y mi primera intención fue, sentado ante el ordenador, actuar de elemento difusor de las magníficas ponencias. Supongo, sin embargo, que la Fundación SOGUG, en su página web, las recogerá in extenso, pues habrán sido grabadas. Por ello, me voy a limitar a glosar, con mis palabras, algunas de las ideas expuestas -la responsabilidad de los posibles errores es solo mía- y, al hilo de ellas, incluir algunos comentarios.

Aconsejo, ante todo, visitar el enlace de la Fundación promotora de la Sesión (http://sogug.es/). Se trata de una organización sin ánimo de lucro, que agrupa actualmente a 280 investigadores oncológicos, con objetivos centrados en la formación, difusión e intercambio de conocimientos relacionados con las patologías ya citadas.

La Dra. González del Alba subrayó que el carcinoma del epitelio transicional se desarrolla en el urotelio, y que el agente fundamental es el tabaco; después de 4 años sin fumar, la incidencia disminuye un 40%. El cáncer de vejiga solo es hereditario en un 5/6 %. Exposición a aminas aromáticas, por ejemplo, es un factor de riesgo con mayor responsabilidad que los factores hereditarios.

En no todos los cánceres de vejiga, desgraciadamente, se puede hacer la preservación vesical, y hay que llegar a la cistectomía radical. Los tumores metastásicos son candidatos a la quimioterapia con platino y la inmunoterapia. La base de la inmunoterapia es estimular a las células inmunes (sanas) para que ataquen el tumor. La quimioterapia con cisplatino es la gran esperanza futura, que ha permitido cambiar las expectativas de estos pacientes.

El Dr. Rodríguez Moreno se encargó de presentar las opciones de los enfermos con cáncer de próstata, cuya incidencia va en aumento. Parece que en este caso, conocer la historia familiar es importante, pues parece existir un componente hereditario. Como es sabido (o debiera serlo) en la próstata se produce parte del esperma, y en esa glándula -y solo en ella- se origina una proteína, el PSA. El cáncer de próstata eleva el PSA y sirve de orientador, por tanto, para detectar pacientes con esa dolencia. Se ha comprobado la gran relación del cáncer de próstata con la testosterona, y que el tumor es sensible a su producción por el organismo, por lo que los pacientes se tratan para disminuir o eliminar su génesis.

El Dr. Rodríguez dio la charla enfundado en una camiseta con el eslogan: “This fight has no gender” (“esta batalla no tiene género”), que expresa claramente que, aunque los afectados son del sexo masculino, vencer esta enfermedad nos involucra a todos. El lazo azul es el símbolo universalmente aceptado de este reto.

Se discute la opción de realizar un screening (tamizado) poblacional, con resultados discordantes, aunque para un grupo determinado (aquellos con pacientes con familiares que han padecido el tumor) tendría sentido. La investigación avanza velozmente. Hasta hace poco tiempo, la ecografía y la resonancia multiparamétrica eran los elementos que se utilizaban como elementos de detección: hoy la biopsia, que antes (y en algunos centros) se realiza al azar, pinchando sobre la próstata para localizar las áreas afectadas, ahora se concentra en la zona sospechosa.

Un gran avance para la localización es el PET-PSMA, aparato de los que, en la actualidad solo existe una unidad en España. Se trata de un radio-trazador. El galio es el elemento usado para este fin, lo que hace el diagnóstico muy caro, Cuando se pueda realizar la detección de las zonas afectadas con flúor, la técnica se abaratará brutalmente y se generalizará su empleo.

Los avances en el tratamiento están relacionados con la localización más perfecta del área afectada, la vigilancia activa (existen tumores indolentes) y la reducción o eliminación de las secuelas de los tratamientos. Con terapia focal (crioterapia, por ejemplo) podríamos tratar solo el tumor y no afectar a zonas sanas.

La diseminación de la enfermedad (metástasis) más frecuente es a través de los ganglios o de los huesos. En la etapa final, afecta al hígado. En cuanto a la eliminación de la producción de testosterona (idea por la que Charles Huggings recibió el Premio Nobel en 1966), el problema subsiguiente es que los tumores permanecen vivos y se adaptan, por lo que, al cabo de algún tiempo -no muy largo- el avance del cáncer prosigue.

En esos casos, frente a la opción de la quimioterapia, han aparecido fármacos hormonales de segunda y tercera generación.  En fin, ante el maremágnum de tratamientos posibles, el foco de la investigación aplicada actual, indica el Dr. Rodríguez se concentra en el orden correcto de los mismos, para incrementar la esperanza de vida y mejorar el estado del paciente.

Queda apuntado que las farmacéuticas dedican 10 veces más recursos a la investigación de estos cánceres que el conjunto del Estado español, situación inexplicable que exigiría un inmediato cambio de tendencia, y que los responsables políticos asuman la responsabilidad de incrementar la dotación para estudiar y tratar estas patologías que causan tanta mortandad y suponen un tremendo gasto directo – en diagnósticos, tratamientos, hospitalización, cirugía y paliativos- al Servicio sanitario público.

La Dra. Alonso (la plurifacética médico que dirige la atención clínica de mi propio tumor) habló sobre el cáncer de riñón, al que se ha dedicado el día 20 de junio y la imagen de los labios pintados de verde. En España, este tumor ocupa el séptimo lugar de las incidencias en varones y el décimo tercero en mujeres (mayor frecuencia que la que reflejan las estadísticas a nivel mundial). Es un tumor reincidente: aproximadamente en el 30% de los pacientes tratados con enfermedad localizada, vuelven a ser víctimas de la enfermedad. De los diagnosticados con tumor de riñón, el 20 % lo presentan en fase metastásica.

No es el tabaco en este caso el factor de riesgo principal, aunque se detecta alguna reducción del mismo tras diez años de abstención. Parece, en cambio, relacionado con la obesidad y se calcula que  solo el 5% de los cánceres renales son hereditarios. La triada clásica de diagnosis es: hematuria, dolor en fosa renal y masa abdominal palpable, aunque solo entre el 6 al 10% de los pacientes presentan ese cuadro. El 30% de los pacientes presentan síndrome paraneoplástico. También puede asociarse a caquexia, HTA (hipertensión arterial) y otras sintomatologías, poniendo con ello en evidencia el amplio espectro de su sintomatología.

Además de las pruebas clínicas clásicas y la observación del paciente, se emplean para el diagnóstico del cáncer renal la analítica (Hb, neutrófilos, LDH, calcemia, FA, etc.), las pruebas radiológicas, y la ecografía el TC/RM -que informa sobre la extensión del tumor-. El PET-TC no tiene, en este caso, papel relevante como prueba diagnóstica.

El diagnóstico permite diferenciar entre cuatro categorías de tumores, según su agresividad y extensión. En la actualidad, se operan tumores que incluso atraviesan la vena renal o la cava. La biopsia no es utilizada como prueba diagnóstica complementaria, salvo en el caso en que no se pueda operar por el estado físico del paciente (por ejemplo, padecer una enfermedad coronaria), porque permitiría valorar la opción de quemar la parte afectada.

El 85-90% de los carcinomas renales son de los llamados de células claras, siendo el papilar el 10 al 15% restante. La cirugía, en sus distintos estados (biopsia renal, nefrectomía -radical, parcial o citoreductora- y el tratamiento sistémico) están dando paso a tratamientos efectivos sin llegar a la cirugía citoreductora. También se ha dado paso a tratamientos de inmunoterapia (Prosper, Immotion 10, Keynote 564, Nivolumab, ortozolizumab, etc.)

Lamentablemente, el tumor de riñón no responde a la quimioterapia, aunque en 2005 se descubrió que si se bloqueara la producción de una serie de proteínas se podría modificar su avance, hallazgo que está vinculado con el estudio analítico de las diferentes formas de crecer que poseen las células cancerígenas.

El mecanismo más rentable en la actualidad para la contención del tumor renal es la inmunoterapia. La Dra. Alonso recordó que esta técnica se basa en incorporar al organismo enfermo, bien sustancias que ahogan el tumor, bien otros que estimulan las defensas. La combinación de ambas estrategias puede ser efectiva.

Los efectos adversos de la incorporación de elementos químicos al organismo son complejos. Debe tenerse en cuenta que la inmunoterapia no solo actúa contra el tumor, sino también contra nuestras propias células sanas, y puede afectar a casi todo el organismo, y más frecuentemente a la piel y al tubo digestivo, y, posteriormente a las células nefrológicas. Aunque se detenga el tratamiento, el efecto continúa, por lo que hay que mantener la vigilancia sobre estos efectos secundarios.

El facultativo, guiado por la necesidad de paralizar al tumor, tiende a emplear dosis elevadas, lo que revierte en toxicidades a corto/largo plazo, con reacciones que varían entre la eritrodermia o la hipermilasemia, aunque en ocasiones, la toxicidad se estabiliza, aunque lo habitual es que crezca con el tiempo de tratamiento. El tratamiento básico para controlar estos efectos se basa en la administración de corticoides.

La tasa de supervivencia del cáncer renal ha mejorado para el 60 % de los pacientes con los nuevos tratamientos, aunque el oncólogo se encuentra con la dificultad de que la célula de este tumor es muy metabólica.

La Dra. Alonso, antes de que se iniciara un vivo coloquio, apuntó a la necesidad de que los facultativos adquieran formación en el abordaje sicológico de los problemas de los pacientes oncológicos, una cuestión abierta que exige una reflexión seria para atender de la mejor manera posible las inquietudes, los miedos y el itinerario de deterioro y altibajos que forma parte de la evolución de la enfermedad.

La presidente de AIFER en Madrid (Asociación de Enfermos Renales) puso de manifiesto que están trabajando con éxito con pacientes con cáncer renal, para intercambiar experiencias y se es consciente de la necesidad de combinar las sesiones de comunicación entre pacientes y servicios médicos. Al hilo de esta experiencia, se propuso la creación de asociaciones de enfermos con patologías tumorales, para darles opción a que compartan sus experiencias y se animen recíprocamente, como ayuda para soportar el trance tumoral con mayor solvencia.

No puedo menos, en este punto, que poner de manifiesto mi escepticismo, pues, aún reconociendo que puede ser interesante relacionarse con otros enfermos en sesiones de simpatía y solidaridad, no se trata de algo parecido a dejar de fumar, sino de afrontar con más serenidad las incertidumbres de un proceso que, en muchos casos, tendrá un desenlace fatal. Cada paciente responde a niveles de exigencia personal distintos (en lo referente a la comunicación de cuestiones íntimas o a conocer la evolución de otros enfermos con patologías que pueden estar muy distantes de la suya propia) y, desde luego, cada tratamiento es algo individualizado.

Después del coloquio, los asistentes fuimos invitados a un refrigerio en las mismas dependencias de la Fundación Once. Así tuvimos ocasión de conocer más de cerca el estupendo talante personal de los ponentes, que forman parte de un equipo joven, motivado, inquieto, atento a los avances, comunicativo,  cordial y, por estas y otras razones, ejemplar. Una muestra de que la medicina, y en especial en España, no es solo una profesión, sino que se debe valorar como vocacional; especialmente, en los facultativos que tratan con enfermos oncológicos.

Una labor desplegada en un entorno de sanidad pública que sufre ataques desde muchos ángulos (incluida la incomprensión de algunos pacientes), con sueldos mínimos, medios insuficientes y tiempos de trabajo excesivos.

La necesidad de incrementar los recursos en investigación y en tratamientos es evidente. Se necesita, por ejemplo, clarificar por qué no todos los pacientes responden a los tratamientos de inmunoterapia, y se deben mejorar las herramientas para conocer qué tratamiento es más conveniente al perfil biológico de cada enfermo. Se necesitan biomarcadores para no infra o sobretratar un caso concreto y, en fin, es importante tomar consciencia colectiva de la importancia del tiempo en encontrar soluciones vitales. Los parámetros con los que se mide la eficacia de un fármaco o un tratamiento son, con frecuencia, otros, no relacionados con mejorar la esperanza de vida de los pacientes.

 


Una cría, ya talludita, de cernícalo (falco tinnunculus), agarrada a un saliente rocoso, espera que su madre le traiga alimento. Ya puede volar y alimentarse por sí sola, pero como muchas aves -y especialmente, las rapaces- siguen vinculadas a la aportación de comida por parte de sus padres. Se han detectado casos, incluso, en que al año siguiente, y cuando los progenitores se preparan para una nueva nidada, aparece uno de los vástagos de la anterior generación, reclamado alimento, lo que causa el enfado y la expulsión del intruso, con un griterío que podría interpretarse como “¡Fuera de aquí, vago! ¡Gánate la vida por tí mismo!”

El macho del cernícalo común se distingue del primilla por tener aquel el dorso bermejo claro, con manchas de negro, en tanto el primilla (falco naumanni) lo tiene de un color pardo rojizo vivo, sin manchas. La cola del tinnunculus tiene una banda negra en una cola más larga que el naumanni, cuya banda aparece como más estrecha y sin separación con la punta de la cola. Las hembras son más difíciles de discernir, ya que ambas tienen el dorso con bandas negras; que el primilla tenga las uñas o garras blancas y el común las lleve negras, es casi una metáfora para especialistas.

 

 

 

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Movember como remember

11 noviembre, 2018 By amarias 1 comentario

Cada noviembre, desde ya hace algunos años (en España, desde 2013), son varios los hombres (sobre todo, jóvenes) que se dejan crecer el bigote, en una campaña para recaudar fondos para la investigación de los cánceres específicos del varón: próstata, testículos, pene.

Noviembre es el mes elegido también para festejar -ya no sé de qué forma- el Día del Hombre, que se ha establecido, supongo que con intereses comerciales, el 19 de noviembre. Si a la campaña de concienciación por las penalidades clínicas de la masculinidad y la necesidad de dedicar más recursos a la eliminación de los tumores malignos asociados al nuevo sexo débil, le faltaban símbolos, se puede elegir el de un lacito azul al que se ha añadido unos mostachos, con aire más bien decimonónico, si es que no parecen (como a mí) los bigotes postizos que se ponen las chicas cuando se disfrazan con el chaleco y la pajarita del armario del bisabuelo por carnaval.

Las mujeres han dado visibilidad excepcional al cáncer de pecho, a los avances clínicos para su curación, a la superación del trauma de la extirpación mamaria, a la importancia de la detección precoz y, en fin, a la solidaridad con las afectadas por ese maligno.

No puede decirse lo mismo de las enfermedades propias del varón. No me atrevo a decir si la razón es la falta de concienciación, la ignorancia respecto a las verdaderas cifras de afectados por esos cánceres específicos o, para no hacer el relato demasiado largo, por la reserva del macho a hablar de sus pejigueras y dolencias, que prefiere ocultar para no parecer vulnerable.

Quiero poner de manifiesto, en este Comentario, dos cuestiones: 1) El déficit de coordinación entre las principales empresas farmacológicas y los centenares de equipos de investigación que están trabajando en las vías de superación del cáncer de próstata y las metástasis asociadas. Se están probando muchos fármacos, se analizan en ensayos clínicos y preclínicos múltiples opciones, pero no existe más que una comunicación sesgada y parcial entre los equipos principales, que compiten por alcanzar el premio de la piedra filosofal que les dará el premio nobel junto a cuantiosos beneficios económicos.

No quiero abrumar al lector con indicaciones biomédicas de las que solo soy un curioso y ávido lector de novedades, pero las dos vías principales de control de los avances cancerígenos tienen demasiados senderos abiertos, en lugar de concentrar la eficacia donde sería más probable el éxito. Me refiero tanto a la vía de destrucción del núcleo de la célula dañada, con productos químicos que sean aptos para perforar preferentemente la cubierta citoplasmática, como a la encapsulación de las formaciones tumorales, rodeando las células anómalas con cementos proteicos, que se vinculen selectivamente con el tejido dañado.

2) El desinterés respecto a la situación sicológica y extraclínica de los enfermos de cáncer masculino. Hay ocultación por parte de los enfermos, falta de comunicación entre ellos y sobre ellos, y la sensación pública, alimentada desde el error de que el cáncer de próstata es detectable sin más en sus fases preliminares y que si alguien enferma de este mal es por su culpa. Es la actitud frente al “atropellado en paso cebra”: si te ha pillado un coche por haber pasado en ámbar, la culpa es también tuya.

Pues quiero, con este símbolo con el que adorno/publicito este Comentario, denunciar ambos aspectos de un mal del que la naturaleza me ha hecho portador. No espero despertar palabras de conmiseración, que no necesito. Solo expresar mi convicción de que el cáncer masculino debería alcanzar una mayor proyección pública, un interés de mejor alcance.

Y, sobre todo, y de ahí el brochazo color sangre con el que subrayo el símbolo que se utiliza en algunos sectores para llamar la atención sobre los cánceres específicos del varón, que los enfermos de cáncer necesitan especial atención, mayor investigación, más coordinada y mayor cantidad de recursos dedicados a su potencial curación o, al menos, a mejorar su esperanza de vida y la calidad de la misma.

Movember is Remember.

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Fecha de caducidad

15 octubre, 2018 By amarias 9 comentarios

Hace unos días (el 24 de septiembre) la Asociación Española Contra el Cáncer (conocida por sus siglas, AECC) entregaba, como cada año desde hace varios, diversos galardones a las personas y entidades que se han distinguido por sus investigaciones para tratar de vencer este tumor maligno, hidra de múltiples cabezas que concentra el interés de miles de investigadores en todo el mundo y de centenares de millones de pacientes.

La fecha fue elegida por los organizadores por ser la de nacimiento del Premio Nobel Severo Ochoa.

Los avances conseguidos son muy importantes y con frecuencia exponencial se ponen de manifiesto nuevos descubrimientos. La realidad viene a demostrar, sin embargo, que hay multitud de parámetros, no todos aún bien detectados, que influyen de forma determinante sobre la esperanza de vida de los enfermos diagnosticados.

Algunos son obvios: la ubicación del tumor, la detección precoz, el éxito de la extirpación en el caso de cánceres localizados, la aplicación de una terapia específica, con fármacos de eficacia ya probada…

Otros son más difusos, y algunos, sorprendentes: la edad del paciente, su raza, la genealogía y la existencia de antecedentes familiares, la ubicación de su lugar de residencia o trabajo, el ser fumador o bebedor, la cualificación del equipo médico, el seguimiento exacto de la terapia, la dieta, el régimen alimenticio, el ejercicio físico, la voluntad de aguantar,…y, por no emitir ninguna opción, incluso aunque me introduzca en el terreno de lo esotérico y del escepticismo, la intercesión divina o de los santos.

No quiero hacer ninguna exhibición de mi situación clínica, pero pienso que tal vez pueda ayudar a quienes se encuentren en mi situación.

Me han diagnosticado un cáncer en estado avanzado (metástasis ósea con Gleason 4/5) hace ya tres años. He sido tratado con Docetaxel en seis sesiones, tan pronto se descubrió el tumor; cada seis meses recibo una inyección de Eligard y Prolia (para tratar la osteopenia). He sido sometido a una operación trasuretral de próstata, y sufrido un par de hospitalizaciones de urgencia por elevación de temperatura y retención aguda de orina (RAO).

Durante este tiempo, y a salvo de los episodios de hospitalización, he procurado hacer vida normal, y he seguido con mis actividades profesionales y sociales. No soy precisamente un atleta, pero me gusta caminar, y raro es el día que no hago más de diez kilómetros a paso ligero.

El tratamiento químico y quirúrgico expresado no impidió que hace cinco meses los índices tumorales (fundamentalmente, el PSA) subieran de forma alarmante. Como soy aficionado a informarme de todo lo que me afecta, aún no siendo especialista (supongo que es parte de otra enfermedad, no diagnosticada, que es la de indomable curiosidad), supe interpretar que el tratamiento con Docetaxel, como está bien estudiado, había llegado a su punto de inefectividad, y el proceso degeneraría rápidamente.

La esperanza de vida, por tanto, sería de pocos meses, al menos en lo que se ha dado en llamar Esperanza de Vida Asintomática (EVA).

Pues bien: He podido ser incluido en un grupo de ensayo clínico, patrocinado por la casa Hoffman-Roche, y dirigido desde el Hospital Ramón y Cajal, por un equipo clínico entusiasta y competente -a su cabeza visible, la Dra. Teresa Alonso-, con el objetivo experimental de probar, en fase III, el efecto de la combinación de una alta dosis Abiraterona e Ipatasertib, junto con Prednisona.

Como en todo ensayo clínico en esta fase experimental, el grupo seleccionado y los facultativos no saben si al paciente se le está suministrando el fármaco en estudio (Ipatasertib, en este caso) o un placebo. El seguimiento de los enfermos es muy estricto, con abundantes pruebas sistemáticas (gammagrafías, TACs, análisis sanguíneo y de orina, densitometría, etc.)

La información general sobre el tratamiento está en internet y no estoy, por tanto, difundiendo ningún secreto clínico. El grupo de ensayo, que está formado por algo más de 1000 pacientes en todo el mundo, ha sido seleccionado con criterios estrictos, que, básicamente resumo en carecer de síntomas y mantener buena salud general.

No sé el tiempo que sobreviviré con la enfermedad, pero debo decir que me encuentro bien y sigo activo. La combinación de productos químicos -placebo o no- consigue, de momento, detener el avance de los osteomas.

Y, como todo enfermo con diagnóstico fatal, he aprendido, por si no lo sabía aún, a valorar cada día, saboreando lo que produce especial placer: el cariño de la familia y amigos y hacer de la posibilidad de ser útil a los demás, incluso -o especialmente- en las pequeñas cosas, la razón de vivir.

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Buen día, mi Cáncer

4 febrero, 2017 By amarias 5 comentarios

Los enfermos de cáncer y nuestros acompañantes sabemos que hoy, el 4 de febrero, es el Día Mundial del Cáncer. Tengo diagnosticado desde hace ya un año y medio un cáncer óseo metastásico, de origen prostático, que me está siendo tratado en el Hospital Ramón y Cajal, en Madrid. La atención que estoy recibiendo en ese Centro, tanto por el equipo médico como por el auxiliar es impecable. Igualmente, no tengo sino elogios y agradecimiento para el personal del Hospital de Día Pedro Muguruza.

He recopilado como un documento único los Consejos para acompañantes y para enfermos de cáncer que publiqué, en este mismo blog. Creo que pueden ser útiles y, desde luego, agradecería su difusión.

Guia para acompañantes y para enfermos de cáncer

Querría, además, con esta ocasión, llamar la atención sobre el grave riesgo de deterioro súbito de la atención sanitaria en España. El esfuerzo de los facultativos, el derroche de empatía y dedicación personal no puede ocultar estos graves problemas, que, por lo que tengo contrastado, son comunes a toda la sanidad española.

Primero.- La gestión de los recursos sanitarios es débil, insuficiente y, en muchos aspectos, inexistente. Es especialmente grave en cuanto a la renovación del personal sanitario, y a la satisfacción de los derechos laborales de los empleados. Resulta patético, alarmante y descorazonador, saber que existen responsables médicos de departamentos hospitalarios que están contratados como interinos, o no se les reconocen sexenios, o incluso, tienen precarios contratos que se renuevan cada año. La situación es aún más grave a niveles auxiliares: conozco casos en los que el contrato que se les ofrece es mensual.

Segundo.- Los servicios de analítica, exploraciones radiológicas, tratamientos, etc., están gestionados, en abrumadora mayoría, por eficiente -incluso, eficientísimo- personal sanitario, pero que se encuentra en edad de jubilación o que ya la ha superado hace uno o más años. Su experiencia, conocimientos, simpatía y proximidad al paciente, son sustanciales. Sostienen la calidad asistencial más perceptible por el paciente. No existe, sin embargo, la dotación necesaria para su reemplazo (ya exigible legalmente), y, con plena consciencia del problema, pero sin que tengan interlocutores con capacidad de resolverlo, ven con preocupación que pasa el tiempo sin que se haya contratado a personal sustituto, al que pudieran trasladar su saber hacer, garantizando así la calidad en la continuidad de su servicio. Cuando un colega recibe, por fin, la baja laboral por jubilación, los que aún no la tienen o no alcanzaron la edad, ven aumentada, sin más, su carga de trabajo. No pueden ser sustituidos en igualdad por jóvenes de segundo o tercer año de las escuelas de enfermería, ni siquiera por recién egresados sin experiencia suficiente. Es imprescindible un programa serio de reemplazos. Los pacientes están sufriendo, y sufrirán aún más, las consecuencias. Los profesionales, también, porque se les confronta con situaciones de estrés evitables.

Tercero.- Los equipos físicos no son sometidos, con la regularidad exigible, a los programas de mantenimiento preventivo o paliativo adecuados y, algunos, están señaladamente obsoletos, deteriorados, o no se corresponden con la máxima calidad tecnológica del momento. En consecuencia, no siempre las exploraciones realizadas a los pacientes tienen la calidad requerida, se obtienen datos confusos o equivocados, algunas máquinas están colapsadas y otras esperan sine die la revisión que las vuelva a poner en uso.

Cuarto.- Existen salas en donde los pacientes a la espera del tratamiento se hacinan, en espacios manifiestamente insuficientes. Es una situación variable, según especialidades: algunas, en condiciones que no dudo en considerar tercermundistas, es decir, dramáticas, generadoras de tensiones y malestar, cuando no afectando a las necesidades de intimidad que exigen las exploraciones médicas. Aquí se detecta también, junto a la escasez de medios, la necesidad de coordinación. Cierto que se advierten esfuerzos (variables según las autonomías, pues no hay que olvidar que la atención sanitaria está transferida) para conseguir la informatización total de los servicios, de las citas, del control asistencial, de las operaciones, de los ingresos y estancias hospitalarias…pero falta una supervisión médica (reforzada por un equipo multidisciplinar con capacidad y experiencia), pragmática, inteligente, para evitar duplicidades, esperas, repetición de ensayos innecesaria; en fin, para coordinar recursos y alcanzar la  eficiencia óptima, relacionada con el máximo bienestar y la menor carga emocional de pacientes, acompañantes…y sanitarios.

Quinto.- Es necesario hacer referencia, en estas notas, a la investigación oncológica española, al tratamiento de la información disponible y a la coordinación de los centros hospitalarios y los de investigación. Se debe actuar, al menos, a nivel español, aunque sería deseable oficializar la relación con centros internacionales, confiada hoy a la inquietud e impulsos personales de los facultativos más concienciados de los efectos saludables de una buena coordinación sanitaria. La tremenda presión sobre los facultativos que están en contacto con los pacientes impide, o dificulta gravemente, el que puedan dedicar tiempo a la búsqueda de información, atender a su propia formación (en un sector que perfecciona métodos y tratamientos casi a diario), sin depender casi exclusivamente de las presiones o consejos de las farmacéuticas , y, aún peor, sin encontrar respuesta general a la exigencia de coordinar la investigación y centralizar y potenciar el sereno análisis de los millones de datos que se acumulan en los expedientes sanitarios. Cierto que tenemos figuras cualificadas y reconocidas, incluso mundialmente, pero me estoy refiriendo a la necesidad de impregnar todo el sistema sanitario, especialmente en lo oncológico, de un espíritu común, y hacerlo de manera oficial, reglada, no confiándola a los impulsos personales -originados por su deontología propia-, de los profesionales, que, por su naturaleza, serán de alcance limitado.

Me consta el esfuerzo que se está haciendo por parte de una mayoría del personal facultativo. No quiero, además, que se interprete que este mensaje de urgencia, implica -sensu contrario- ensalzar la atención privada respecto a la pública. En absoluto. Al contrario. Tenemos una sanidad pública excepcional, y, en general, mejor que la privada: en experiencia, cualificación, atención, medios, y dedicación facultativa al paciente.

Los centros hospitalarios, además, no son hoteles y lo que deben ofrecer es, ante todo, asistencia para la curación de enfermedades y dolencias, material quirúrgico, tratamientos avanzados, etc. Valoro, por supuesto, el que la habitación en donde tengo que tratarme o recuperarme de una intervención fuera individual y que mi cama (tal vez con el sistema elevador en malfuncionamiento) sea ubicada en una sala múltiple, separada de otras con mamparas o sábanas, que los servicios sanitarios estén inmaculadamente limpios a cualquier hora del día, que se encuentren libres de cucharachas y dípteros (y, de un elenco de bacterias patógenas), y me encanta, claro que funcionen los dispensadores de jabón y haya papel en ellos. Aplaudiría que los ascensores que me llevan a las plantas no se encuentren permanentemente colapsados, la siñaléctica sea actuaizadal y precisa y que las cabinas donde debo prepararme para la exploración no estén en los pasillos.

Pero eso no es tan importante como que el hospital donde me atienden de mis dolencias tenga un personal facultativo de primera línea y con equipos modernos e información totalmente actualizada. Al menos, cuidemos eso. Presionar para que la calidad asistencial sanitaria no se desplome es responsabilidad de todos, no solo de los pacientes; desde luego, no solo de los sanitarios.

Buen día del cáncer, amigos,

 

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