Nada más lejos de mi intención que ridiculizar la situación por la que atravesamos España y Catalunya. Pero con el título de este Comentario quiero referirme al estado de postración ineficaz, estéril, al que se ha conducido a estas dos entidades abstractas, inventos de la naturaleza humana para organizar la convivencia, y que, por incompetencia de quienes las dirigen, no solo incumplen su objetivo sino que lo han emponzoñado hasta límites que, a mí como a millones de españoles (esto es, también millones de catalanes) me resultan insoportables.
Me refiero, por supuesto, a las actitudes que han propiciado el desencuentro, y aún lo siguen alimentando y profundizando, entre los Gobiernos del Estado español y de la autonomía catalana. La ausencia de diálogo institucional ha sido clamorosa. Tampoco se ha actuado con honestidad con la población, tanto para advertir de la magnitud de la disidencia como de las consecuencias de aplicar, no contra el gobierno secesionario, sino contra la población civil, los instrumentos de acción policial. Y, en fin, se ha obviado un debate serio, completo, objetivo, neutral, sobre la realidad económica y social del conjunto del Estado, y de todas las regiones, y no solo Catalunya.
El pasado 1 de octubre, día ominoso para la Historia de España y Cataluña, se celebró, contra vientos y mareas, una consulta ilegal, animada por un gobierno autonómico, descalificado por las instituciones judiciales del Estado. Cientos de miles de residentes en Cataluña fueron animados a participar como comparsas en un simulacro de referéndum sin capacidad decisoria real alguna sobre una cuestión sustancial para la convivencia, como es la secesión, vinculada al cambio de régimen en la forma de gestión del Estado.
Decenas de miles de guardias civiles y miembros de la policía nacional, fueron enviados a la región catalana para desarbolar la convocatoria, cerrar los centros donde se previera realizar las votaciones ilegales y confiscar las urnas -con o sin papeletas- allí donde se encontraran. Deberían reforzar la actuación de las fuerzas de orden locales -los mossos d´esquadra-. No tuvieron aquellos la deseada, y ordenada, colaboración de éstos, que asumieron una posición de clara dejación, cuando no de connivencia con aquellos ciudadanos que se prestaron a incumplir las órdenes del Gobierno central, apoyando por el contrario, persistente voluntad de seguir adelante con la convocatoria ilegal, que el Gobierno catalán y su órgano mediático secesionista, la TV3, presentaron como un acto de democracia y de compromiso cívico.
Separarse de España, constituir una república independiente, con una sociedad civil dividida en dos mitades a las que se convirtió, contra su naturaleza e Historia, en irreconciliables, y a despecho de las advertencias de inconstitucionalidad, de soledad internacional, y navegando en desarrollo de una actuación contra lo pactado, calificable sin tapujos de delictiva, y muy grave, por parte de sus instigadores, no parecieron argumentos de peso para que esos cientos de miles de ciudadanos residentes en Cataluña desistieran de convertirse, ofreciendo como pantalla exhibicionista incluso sus cuerpos (¡y los de algunos niños!), en paladines de una nueva libertad inexplicable. Se postulaba así como migrantes hacia la tierra ignota que una variopinta colección de personajes -unos, anacrónicos y esperpénticos, pero otros, serios y carismáticos- proclamaban como prometedora de felicidad y riqueza. Sin fundamento cabal y, desde luego, bajo un marchamo insolidario con los catalanes no secesionistas y con la inmensa mayoría de españoles.
En estos días, he seguido la evolución del desgraciado acontecimiento -que no ha hecho más que iniciarse en sus consecuencias- por varios media: televisivos (Antena 3, la Sexta, TV3, 24 horas, la SER, Radio Nacional, El País, La Razón, El Mundo, …). Escuché a mucha gente y procuré no polemizar. Mi opinión, en realidad, es incontrovertible: no a la secesión, sí al diálogo (aunque no solamente con catalanes ni, desde luego, para afrontar voluntades secesionistas), sí a mantener una democracia que costó construir -que nos costó construir- y, por más que opino que la monarquía es una forma obsoleta de jefatura de Estado, apoyo a Felipe VI. No creo en la fuerza de las revoluciones y sí en la vía del orden, que proporciona el Derecho.
Vamos a vivir un octubre 2017 muy desgraciado. Afrontémoslo. Pero no con la cabeza bajo el ala del miedo.
No tengo ninguna capacidad de influencia, pero quiero dejar constancia, para mí mismo, mi familia y amigos, de mi propuesta:
- Convocatoria inmediata de elecciones generales. Disolución de las Cortes, fijación de fecha para las votaciones en todo el Estado. Crucemos los dedos para que los partidos constitucionales ganen por amplia mayoría. También deseo que esos partidos se pongan de acuerdo en reformar la Constitución, pero en el sentido de dar más poder al Estado central y revisar el reparto de dineros y competencias a las Autonomías. Y si se decidiera avanzar hacia un estado federal, que no sea asimétrico, ni considere a los ciudadanos de distinta categoría según su lugar de residencia.
- Aplicación del art. 155 de la Constitución vigente. No veo remedio alternativo. Disolución del Parlamento catalán y convocatoria de elecciones autonómicas. El Senado, que ha sido tan inoperante, tiene aquí una especial responsabilidad, aunque al encontrarse en él el Partido Popular en mayoría, debiera contar con apoyo de otras fuerzas políticas. No comprendo la actitud de los actuales líderes del PSOE, con una meliflua actuación y oscuras propuestas respecto al mantenimiento del Estado de Derecho. Ya no se trata de reconstruir la socialdemocracia -si es que algo así puede reclamar su persistencia-. Corregir la situación no tiene que ver con la izquierda, pues el movimiento secesionista combina malévolamente posiciones del más oscuro capitalismo con las de la izquierda anarquista.
- No se trata de apoyar a quienes quieren romper la baraja. Hay que atajar, y de inmediato, las manifestaciones populacheras a favor de la independencia en Cataluña. Se alimentan con represión inexplicable sobre la población: si algunos quieren ser independientes de España, que lo manifiesten libremente. Pero se debe apoyar a las mayorías. Y reformar la Constitución o cualquiera de las leyes fundamentales de la convivencia pacífica exige mayorías cualificadas. Se ha propiciado una funesta confusión, Las mayorías simples no sirven para tomar decisiones fundamentales: atentan contra la convivencia, favorecen las posiciones dictatoriales, animan a la rebelión.
- Exigencia por parte de los representantes de los partidos constitucionalistas de que se retracten los representantes de aquellos partidos o instituciones que han actuado o han hecho declaraciones vulnerando la ley: Entre otros: Puigdemont, Junqueras, Tardá, Mas, Iglesias, Rufián… En caso de que no lo hagan públicamente (y temo que no lo harán), que se abra un proceso penal por los delitos de sedición, instar a cometer actos vandálicos o terroristas, etc. Es una decisión muy delicada, pero inevitable. La ley ha de ser igual para todos. Un sistema judicial que ha sentado en el banquillo a miembros de la Familia real, que ha enviado a cualificados empresarios a prisión, no puede flaquear.
- Abrir un procedimiento de investigación sobre la actuación de los Mossos d´esquadra el día 1 de octubre de 2017. Aplicación, si se confirma que no acataron las órdenes superiores, del reglamento disciplinario y de las disposiciones legales pertinentes. El estado de derecho no se defiende solo con buenas palabras. No se puede ser indulgente con la sedición de miembros de las fuerzas del orden.
- En fin, debemos exigir calma, sensibilidad y diálogo. También firmeza. Hay que sacar el foco de atención de la calle, y ponerlo en los Parlamentos. También deben hablar los empresarios, los intelectuales, además de los expertos en sociología y en derecho. Me gustaría que se eliminaran las falsedades y las vehemencias del marco de diálogo . La responsabilidad de los medios de difusión, actuando algunos de ellos (tal vez todos, incluso por inercia) como medios de confusión, en este litigio social, es tremenda.
- Párese ya este despropósito. Porque en Catalunya hay una situación revolucionaria, de confrontación civil, preludio de una explosión de consecuencias muy graves, si no se actúa con rapidez y determinación.
- Octubre de 2017. La Historia se repite. Como caricatura de sí misma.
(Nota: Incorporo la fotografía de un zorro, que tomé junto al río Jándula, en el Parque Natural Sierra de Andújar. Tiene el ojo derecho casi perdido, seguramente perdido en una disputa con otro animal más fuerte por el territorio. )
Angel: Comparto plenamente tu propuesta.
Gracias, Guillermo, por compartir.
Gracias.
Agradezco su palabra. Me da ánimos para seguir analizando una situación tan esperpéntica, pero…real.
No os olvidéis de nosotros, por favor esto empieza a ser un infierno
C. Pascual: Resistiremos hasta que la razón y la cordura se impongan. Bajo el imperio de la Ley y el dominio de la sensatez y la sensibilidad para escuchar al otro, siempre que no grite ni pretenda amedrentar con fuerza bruta.
Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices…pero me gustaría añadir algo…sin importancia…eso del estado de derecho y de una democracia consolidada. ..es algo que ya conocemos. ..o solo lo repetimos por decir algo…. …????
Yo no sé si se lleva decir que Dios ilumine a nuestros cerebros pensantes. ..pero. ..lo digo, por que quiero.
Enrique, coincido en llamar a España estado de derecho, pero…¿democracia consolidada? Y, estado de derecho, como sabemos, no quiere decir que las leyes no puedan cambiarse. Nunca por capricho de gobiernos o minorías.
Estoy totalmente de acuerdo con sus propuestas, sin quitar ni añadir una sola coma.
Muchas gracias, Alfredo por su apoyo a mis propuestas. Ojalá que lleguen a quien pueda aplicarlas. Un saludo
Muchas gracias, Alfredo por su apoyo a mis propuestas. Ojalá que lleguen a quien pueda aplicarlas. Un saludo