Están poniendo calles todavía
me aclara un mercenario
para justificar que encuentre cerrada
la puerta en donde huelo
el café que me prometía desayuno.
Es un poco tarde y parezco ser el único
habitante temprano de esta ciudad donde he quemado
las expectativas de mi noche anterior.
Me he disfrazado de coronel de infantería
pero el recepcionista del hotel me confunde con el tipo de ayer.
Ordeno terminantemente a una manceba
que abra de par de en par las puertas a la calle
y nos sirva a los diez primeros, infusiones y pasteles.
Mientras observo el despliegue obediente
de invitados y vituallas sobre la mesa donde pago
descubro inapetente que en la cámara de al lado
se ha colado una vieja parlanchina que entretiene a su vecino
con el extraño comportamiento de su compañía telefónica:
No lo puedo consentir y no me queda otro remedio
que hacerla desaparecer para siempre de este mundo
con el alma más mortal que tengo:
mudándome de sitio.
En Oviedo, 4 de nov 2009
(Poema 62 de Poemas de Encargo, @Angel Manuel Arias)