Al socaire

Blog personal de Angel Arias. La mayor parte de los contenidos son [email protected], aunque los dibujos, poemas y relatos tienen el [email protected] del autor

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No hay mejor momento (Poema)

31 diciembre, 2020 By amarias Dejar un comentario

Son muchos los poemas que tengo escritos, en decenas de libretas y hojas sueltas, que se asemejan a un extraño diario. Para terminar este año fatídico, recupero al azar dos poemas que, según refleja la fecha, están escritos el mismo día. El título de la colección (más de cien poemas) abre todo un escenario de opciones a la fantasía: “Poemas de encargo”.

66

No hay mejor momento
que yacer, rendido en tu regazo,
después de haber vencido
a cuanto no merece la pena.

Nada importa después de construir
entre mis brazos con tus hilos más recios
la coraza infranqueable
que nos protege de promesas verosímiles
y otras peligrosas bienaventuranzas.

Estas horas reunidas
no las cambio por todo lo demás.

4 nov, 2009 (“Poemas de encargo”, @angelmanuelarias)

65

Apenas fue ayer cuando me parecía que me iba
y hoy me noto de vuelta.

Era un niño jugando a darnos trompicones
y peino con mimo las canas con que tapo los huecos en mi calva.

Hénos aquí creyendo cumplido el cometido
habiéndolo hecho lo mejor que supimos, destrozándolo.

Resumiendo mi vida, le encuentro tantos parecidos
a otras de las que nadie ha escrito antes
que desisto al momento de empezar a decir.

Fui como todos. Un genio al tiempo de nacer,
el prodigio de capacidad que envidiaba mi padre,
el mejor hijo que soñara mi madre,
antes que nacieran para sustituirme todos mis hermanos.
Un buen amante allí donde no tuve competencia
y un necio impaciente en no dar mi brazo a torcer;
fui perspicaz incomprendido; padre ilusionado,
me tildaron de pusilánime quienes y donde nunca imaginé.

Fui un escéptico lleno de finuras, sobreviví ahogando penas en alcohol,
creyéndolo el método seguro de recuperarme de algunos infortunios;
aconsejé renunciar, prometí inseguridades,
aceché oportunidades imposibles, resistiéndome a ser el viejo triste
al que conduce en su silla de inválido a un lugar junto al sol,
un joven valido ecuatoriano que soñará a mi costa
en el tiempo que queda para rescatar a su familia
del pozo profundo de miseria
en el que sus antepasados, ambos, o los míos,
los tiraron en sabe Dios qué época,
argumentando sin precisión qué incómodas razones.

(4 de noviembre de 2009 “Poemas de encargo” @angelmanuelarias)

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Para empezar, aconsejo un caldo calentito (Poema burlesco)

17 diciembre, 2020 By amarias 2 comentarios

A lo largo de más de quince años de alimentar, durante varios períodos, casi a diario, este blog (o su predecesor, Alsocaire, en la plataforma blogia), he publicado más de cinco mil entradas y, entre ellas, más de cuatrocientos poemas, extraídos de las docenas de libros que tengo escritos.

Hasta el momento, están impresos dos poemarios: “Absueltos de todo don” (1990) y “Sonetos desde el Hospital” (2019), y una recopilación de poemas realizada con ocasión de una conferencia -pronunciada por vez primera en el Ateneo de Madrid, hace once años- titulada “Metáfora, técnica y poesía”. La edición de Absueltos está agotada, y la mayoría de sus más de mil ejemplares andarán perdidos por las estanterías.

Me consta que, al menos, uno de los libritos de Absueltos, ¡y dedicado por mí!, llegó a la reventa de segunda mano, y fue adquirido por una de mis hermanas, satisfaciendo así, supongo, su curiosidad por saber si había sido musa, compromiso o pasión lo que me había inspirado tan descuidado destinatario.

La edición de Sonetos desde el Hospital no se agotó, a pesar de su benefactor propósito (todos los beneficios previstos los entregué a la Asociación Española Contra el Cáncer), porque se cruzó el coronavirus en el camino y tuve que suspender varios recitales de presentación.

Dejé veinte ejemplares en la Librería Cervantes, de Oviedo, y allí deben quedar aún algunos. Otros diez me los adquirió mi gran amigo Mario, el librero, escritor y sabio de la Librería Berceo de Madrid (al lado de la iglesia de San Nicolás de los Servitas), y supongo que no los vendió todos.

Así que, si alguien quiere hacer un regalo de Reyes con verso, solidario y barato (el libro se vende a diez euros), ya sabe dónde encontrarme. Yo también guardo casi cien ejemplares, que no me gustaría quedaran para la liquidación de existencias de mi librería, allá cuando me toque.

Si a alguien le gusta mi poesía, como ya escribí otras veces, puede encontrar decenas de poemas en este blog, bajo el apartado “Poesia”.

Este que ahora vuelvo a publicar, según expreso más abajo, vio la primera luz en 28 de diciembre de 2014. Se lo leí, en su casa de El Escorial, a mis buenos amigos Carmen Dolores y Carlos Zapata, y, escrito en 2009, integra el grupo de “Poemas de encargo”.

Para empezar, aconsejo un caldo calentito

Para empezar, aconsejo un caldo calentito
y por tropiezos, curruscos de pan y colas de marisco.
Si hubo mercado hoy, venga la sopa
con vegetales al huerto y, en la crema de puerros,
encurtidos de almendras en sartén puestas al fuego.

De beber, se escusa un vino joven
para atemperar el estómago, a la espera
de las delicias que atesora la bodega
que domina para nosotros la guardesa.

Los calamares en su tinta ordenados con la nuestra
traigan por  compañía un arroz blanco
y hagan de preámbulo a carnes gobernadas
con buen saber, patatas cuadradillo.

Piénsolo mejor y estando a tiempo, me corrijo:
que la fabada sustituya, así haga frío o calor,
a cualquier otro entrante con ventaja, y sean morcillas,
los chorizos, el lacón, -todo el compango-,
de puercos criados en Belmonte, las Cangas o Tineo.

¿Las alubias? Para fabas de la vega,
tierras mejores son que otras, del Narcea.

Como segundos, depende. Si en el principio fue la carne,
sea ahora el verbo. caldereta; y si merluza, la del pincho.
De quedar resquicio, hágase sitio a la chopa, al sargo,
al san pedro, y como éstos van solos a la sidra,
en concierto, a la estaca, plancha de sardinas.

Ya que faltó al comenzar, momento es de capones,
paletas de cordero, solomillos de culón
y pitos tiernos de verbena,
pero si época fuera la de caza,
no falten ni el jabalí ni las arceas,
como la perdiz a la poca penitencia, ni escápesenos vivo
del corzo un chuletón a los higos, confitados.

Antes de todo el pernil, -capto la alarma-, se habrá cambiado
el vino tinto nuevo por otro de cuerpo añoso: Somontano,
Rioja, Ribera de Duero, valen para el caso,
sin desdeñar un Toro con la capa reservada por Zamora
ni frascos con las espadas del Coster en su tesela.

Y si en la mesa quedaran hembras por seducir, entren en juego
la ruleta del clarete,  sírvanse cavas y espumosos,
giren los Rueda, tiéntese de blancos wurztraminer los paquetes,
pues, por respecto a Albariños, Sacros y celestiales Valmasías,
será mejor degustar en propia tierra, emparejados en sus plazas,
si se quiere a éstos gozar con gran provecho.

Condono por mi parte el postre, si bien dándoles gusto
a los que tengo por mis invitados a esta cena,  mando
ponerles a las damas delante algún pestiño;
que nos traigan, portándolo una moza, el Carmen de los dulces,
y entre conversación, risas, cuentos, tentaciones,
no habrá quien se resista a requiebros, a flanes,  cremas, quesos, polvorones,
al arroz con leche, a los elogios, bizcochos y cosquillas.

Si quieren tomar de más, tomen turrones, casadiellas, tartas, pescozones,
y exacerbando juntos motivos de pena y goce a golosos por diabéticos,
digo yo, que también, con pellizcos de monja, añadan tres profiteroles.

Dispongan, pues, hartándose de todo, los señores,
que para aposentar lo ingerido yo solo me contento
con un par de cafés y por rematar por lo alto la faena,
calentaré dos dedos de un coñá con más de diez
en  la solera de mi mano, cerrando el coso por hoy hasta mañana.

No acaba el goce ahí. Superado que haya sido el primer paso
del ejercicio a placer, pasaremos diligentes al segundo,
precipitándonos al éxtasis de dormir como mejor, acompañados.

(Poemas de encargo, Angel Manuel Arias, nov.2009;
Publicado en mi blog http://angelmanuelarias.com el 28 diciembre, 2014)

)

 

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Oda al deterioro (Poema)

16 julio, 2016 By amarias 1 comentario

Oda al deterioro

Hermano, qué callado te lo tenías:
crecías a la par que mi satisfacción
y cuando estaba a punto para emprender
mi gran hazaña
apareciste para burlarme la baraja.

No era lo mío el paso del mar Rojo:
los vientos huracanados soplaban a la contra,
las horas justas tocaban a destiempo;
los vados, inseguros presagios alentaban
y para escapar de filisteos y ladrones
no había un dios amigo
que esperase al otro lado con laurel y mesa puesta.

Era todo modesto.

Resulta que no surgiste solo, para qué la molestia.
Trajiste un tumor maligno de la mano, al alimón
repartiendo las cartas para un juego sin reglas,

No recuerdo si gané algunas bazas,
porque en principio ya está todo perdido.
Tuve las oportunidades a la chica, llevé pares,
si encontré ocasiones, fueron falsas.

Se rompió la partida.

Óyeme, amigo. Te estoy agradecido
porque hayas aparecido primero.

De la hazaña que iba a acometer, no guardo
ni recuerdos.
Por tanto, puedo asegurar a tiempo
que carecía de la menor importancia.

Pero esa conclusión es también mi venganza.

(30 de mayo de 2016, Poemas de encargo, @angelarias)

 

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No voy a discutir la obviedad

20 marzo, 2015 By amarias Dejar un comentario

DSC_0019

No voy a discutir la obviedad:
comparado contigo, soy un tipo aburrido.
Hace lustros que agoté mi confianza
aunque siempre estuve a punto de inventar algo definitivo.

Sigo creyéndome el mejor,
pero no me quedan ya cosas por decir:
repasándome, lo he dicho todo, Dios.
Con estas ganas no se puede salir a la calle,
me justifico mientras alzas la persiana
y pones de tu parte mesa y mantel a un nuevo día.

Así que me dejo vestir con el disfraz de los domingos
que de cuantos poseo es el que está menos usado
y dando algunos pasos me sorprendo
buscando entre las ganas de vivir algo que comer.

Estoy muy débil para convencer incluso a un partidario,
refunfuño, sostenido en la fuerza que derrochas
haciéndome creer en el valor de lo que hago
y hasta el aire que alborota mis canas me parece
hijo del impulso que nos hizo llegar hasta aquí.

Cuando me notas a punto de caer, desvelas el regalo
que traes en esa caja de juguetes: tu sonrisa,
la manera de entretener con trozos que pueden ser pasado
el momento en que otro como yo, con esta carga al hombro,
no tendría más remedio que estallar en semen o en sollozos.

No es solo eso, no; son muchas más las veces
en que alternando anécdotas con historias inventadas
-así eras tú, este árbol plantaste, la huella del jardín
pertenece sin duda a tu zapato- me conduces al futuro,
segura entre precipicios de ambos lados.

Bendita seas,
lazarillo lleno de voluntad que me salva paso a paso,
del riesgo de caer, ciego como voy, renco y muy feo,
en la zanja de tanta profundidad
que cruza de lado a lado, sin señales ni advertencias,
destrozándola por la mitad, mi propia calle.

(Poema 2 de “Poemas de encargo”, @angelmanuelarias, octubre de 1998)

 

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Primero fue

25 febrero, 2015 By amarias 1 comentario

Primero fue
la vida por delante, calor en la cocina,
olor a bizcocho y el beso en la mejilla;
los deberes ya hechos, amigos por el patio
esperándome con el balón de reglamento.

Se sucedieron
los bienes en conducta, cuadros de honor,
matrículas y el premio extraordinario:
una hermosa mujer con más inteligencia que la mía.

Vinieron luego la transformación de los trabajos
en mercancías y panes, muebles y tributos.
Entraron hijos a llenar la casa,
y trajeron risas y algún llanto por problemas
que pude resolver: la solución correcta
estaba en ellos.

Hubo que luchar por resistir,
explorar para encontrar los sitios más seguros,
renunciar a triunfar, ser malentendido,
acumular pasión en las hogueras del desprecio,
subsistir en pié, escapar al empujón desleal,
renunciar al suicidio, recomponer
destrozos causados sin razón, volver al nido.

Lo que tenía que pasar, pasó
con increíble rapidez. Aprendí incluso a esperar
a una edad, en que, con esta trayectoria, lo sensato
sería no ilusionarse ya por nada.

(3 de noviembre de 2009, Poemas de encargo, número 56)

@angelmanuelarias

 

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Podría haber sido pasión, muy mal diagnóstico

23 febrero, 2015 By amarias Dejar un comentario

Podría haber sido pasión, muy mal diagnóstico.
Un amor de alto riesgo, vómitos y ardores.
La incómoda sensación de estar perdido, dificultades al tragar,
y el tiempo que no pasa. Trampas en tierra de nadie,
cebos mordidos que no cazaron presa, huellas de tanto mal dormir,
escapatorias que conducen a volver a empezar.

Podría ser aún peor, un estropicio.
Irrumpir en el templo con furia alrededor y hallar rota la espada,
situarse en el medio de un plantel, hacer virtud del vicio y sucumbir,
llevar a su triunfo, convencido, habladurías,  no saber escapar;
arrastrar a la muerte una ocasión feliz sin porqués ni el adiós;
convertir en dogmas los matices, resolver con trampas y mentiras, los misterios ajenos,
aceptar como pago de consuelos, suspicacias, como pruebas de amor, ficción y malas sañas.
Más cruel si cabe, creer que se está en todo, andando perdido y solo por los bordes.

De mi experiencia, apunto diagnóstico precoz.
Lo tuyo no es pasión, ni percibo ocultos quistes de desamor, caprichos, malos vicios.
A pesar del cariz romántico, palpo entre las justas ganas, pocos mitos;
por compromisos ciertos, no veo alguno.
Se mantienen tersos en sus sitios, vientre, nalgas, muslos, cuello;  reaccionan áreas íntimas.
Palpitaciones, bien; algo baja de ritmos. Señales apenas perceptibles de lascivia.

Debilitado por falta de ejercicio hallo el músculo sentimental; terso a impaciente; flácido a curioso;
pero, lo que a tu edad sería defecto, con el tiempo viene a ser normal, así que, por principios,
descarto motivos de preocupación, y afino, divertido, el tratamiento:
toma frecuentes dosis de olvido,  entrégate hoy conmigo a fondo, duerme tranquila y volveré mañana a ver qué tal.

Ante cualquier reacción extraña, pon donde te halles, vallas; oculta a donde vayas, ayes;
si crees volver a pasar por tu pesar, incluso estar cayendo, mejor, calles; si has de dar voces, sean de goces:
y, de advertir que aflora amor, en el mismo instante y lugar, sin dudarlo, inyecta dudas,
porque, hasta estar curada de espantos, será menester contar con más de un doctor experto en tales trances.

(De Poemas de encargo, número 25, Angel Manuel Arias, 28 de marzo 2009)

 

 

 

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Están poniendo calles todavía

22 febrero, 2015 By amarias Dejar un comentario

Están poniendo calles todavía
me aclara un mercenario
para justificar que encuentre cerrada
la puerta en donde huelo
el café que me prometía desayuno.

Es un poco tarde y parezco ser el único
habitante temprano de esta ciudad donde he quemado
las expectativas de mi noche anterior.

Me he disfrazado de coronel de infantería
pero el recepcionista del hotel me confunde con el tipo de ayer.

Ordeno terminantemente a una manceba
que abra de par de en par las puertas a la calle
y nos sirva a los diez primeros, infusiones y pasteles.

Mientras observo el despliegue obediente
de invitados y vituallas sobre la mesa donde pago
descubro inapetente que en la cámara de al lado
se ha colado una vieja parlanchina que entretiene a su vecino
con el extraño comportamiento de su compañía telefónica:

No lo puedo consentir y no me queda otro remedio
que hacerla desaparecer para siempre de este mundo
con el alma más mortal que tengo:
mudándome de sitio.

En Oviedo, 4 de nov 2009

(Poema 62 de Poemas de Encargo, @Angel Manuel Arias)

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Pueblan mi mundo desconocidos

30 diciembre, 2014 By amarias Dejar un comentario

Pueblan mi mundo desconocidos,
concentrados en ignorar sin vivir.

Confabulados para acreditar que no existen,
sus rostros adustos fingen desprecio,
a pesar de mis síntomas,
porque yo sí los veo.

Cavo puntos de encuentro
entre nuestras calidades efímeras.

Pongo ejemplos: en este mismo vagón de metro
dos mujeres venidas de otra existencia están hablando de algo
que las hace reír. Sus miradas se hielan
al cruzarse la mía. No me importa lo vuestro,
explico, solo querría intercambiar unas sonrisas.

De pie, unos jóvenes negros escudriñan vacíos
con su carga de baratijas a la espalda:
soy como vosotros, musito,
también vendo falsificaciones y huyo de la policía.
Sin palabras, cambian de estación, aunque les entiendo:
temen que yo, cómplice, vaya a delatarles.

Hay más. Bellezas prematuramente asesinadas,
escapistas que lengüetean helados de absenta,
infantes ajenos disfrazados de piratas por sus tías,
fantasmas que piden limosna invocando estribillos.

Soporto  colgado del hombro a un impasible humano
que no quita ojo a lo que escribo
mientras me palpa buscando la cartera,
que llevo escondida a buen recaudo entre cuchillos,
consciente, como cada vez que salgo por ahí,
de que hay necesidades más urgentes que las mías.

Pero todo esto carecería de importancia;
de cuanto pasa a mi lado, eres tú quien me preocupa:
saber qué obtienes de ese juego que te absorbe la cabeza
mientras malgastas el tiempo que viajo contigo.

(De Poemas de encargo, nº 53, Angel Manuel Arias, junio 2009)

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Dadme un papel y un lápiz

29 diciembre, 2014 By amarias Dejar un comentario

Dadme un papel y un lápiz
y dibujaré una estructura.

Tendrá forma de asa
y puertas, contenedores y ventanas.
Por los huecos abiertos
entrarán planes y alegrías
y saldrán, cestas bien colmadas.
como Pedro por su casa.

Los plazos se llenarán de calma
y del sosiego, crecerán más señas.

Señas de identidad, de cómplices,
de risas, gestos de amor,
por doquier, por las fisuras,
señales a favor, signos de gozo
y hasta en las ramas altas, tiendas.

Pondré luces de neón en el desván,
observatorio astrofísico en los sótanos.

Cada mañana, con gomas de borrar,
eliminaré huellas. Haré nuevos acopios
en direcciones prohibidas.

(De Poemas de Encargo, nº 54, Angel Manuel Arias, sept. 2009)

 

 

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Para empezar, aconsejo un caldo calentito

28 diciembre, 2014 By amarias 2 comentarios

Para empezar, aconsejo un caldo calentito
y por tropiezos, curruscos de pan y colas de marisco.
Si hubo mercado hoy, venga la sopa
con vegetales al huerto y en la crema de puerros,
encurtidos de almendras en sartén puestas al fuego.

De beber, se escusa un vino joven
para atemperar el estómago, a la espera
de las delicias que atesora la bodega
que domina para nosotros la guardesa.

Los calamares en su tinta ordenados con la nuestra
traigan por  compañía un arroz blanco
y hagan de preámbulo a carnes gobernadas
con buen saber, patatas cuadradillo.

Piénsolo mejor y estando a tiempo, me corrijo,
que la fabada sustituya, así haga frío o calor,
a cualquier otro entrante con ventaja, y sean morcillas,
los chorizos, el lacón, todo el compango,
de puercos criados en Belmonte, las Cangas o Tineo.

¿Las alubias? Para fabas de la vega,
tierras mejores son que otras, del Narcea.

Como segundos, depende. Si en el principio fue la carne,
sea ahora el verbo caldereta; y si merluza, la del pincho.
De quedar resquicio, hágase sitio a la chopa, al sargo,
al san pedro, y como éstos van solos a la sidra,
en concierto, a la estaca, plancha de sardinas.

Ya que faltó al comenzar, momento es de capones,
paletas de cordero, solomillos de culón y pitos tiernos de verbena,
pero si época fuera la de caza, no falten ni el jabalí ni las arceas,
como la perdiz a la poca penitencia, ni escápesenos vivo
del corzo un chuletón a los higos, confitados.

Antes de todo el pernil, -capto la alarma-, se habrá cambiado
el vino tinto nuevo por otro de cuerpo añoso: Somontano,
Rioja, Ribera de Duero, valen para el caso,
sin desdeñar un Toro con la capa reservada por Zamora
ni frascos con las espadas del Coster en su tesela.

Y si en la mesa quedaran hembras por seducir, entren en juego
la ruleta del clarete,  sírvanse cavas y espumosos,
giren los Rueda, tiéntese de blancos wurztraminer los paquetes,
pues, por respecto a Albariños, Sacros y celestiales Valmasías,
será mejor degustar en propia tierra, emparejados en sus plazas,
si se quiere a éstos gozar con gran provecho.

Condono por mi parte el postre, si bien dándoles gusto
a los que tengo por mis invitados a esta cena,  mando
ponerles a las damas delante algún pestiño;
que nos traigan, portándolo una moza, el Carmen de los dulces,
y entre conversación, risas, cuentos, tentaciones,
no habrá quien se resista a requiebros, a flanes,  cremas, quesos, polvorones,
al arroz con leche, a los elogios, bizcochos y cosquillas.
Si quieren tomar de más, tomen turrones, casadiellas, tartas, pescozones,
y exacerbando juntos motivos de pena y goce a golosos por diabéticos,
digo yo, que también, con pellizcos de monja, añadan tres profiteroles.

Dispongan, pues, hartándose de todo, los señores,
que para aposentar lo ingerido yo solo me contento
con un par de cafés y por rematar por lo alto la faena,
calentaré dos dedos de un coñá con más de diez
en  la solera de mi mano, cerrando el coso por hoy hasta mañana.

No acaba el goce ahí. Superado que haya sido el primer paso
del ejercicio a placer, pasaremos diligentes al segundo,
precipitándonos al éxtasis de dormir como mejor, acompañados.

(Poemas de encargo, Angel Manuel Arias, nov. 2009)

 

 

 

 

 

 

 

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