Al socaire

Blog personal de Angel Arias. La mayor parte de los contenidos son [email protected], aunque los dibujos, poemas y relatos tienen el [email protected] del autor

  • Inicio
  • Sobre mí

Copyright © 2023

Usted está aquí: Inicio / Actualidad / Superar la crisis económica

Superar la crisis económica

11 junio, 2020 By amarias 1 comentario

DESPUES DE LA PANDEMIA, UN UNICO OBJETIVO: SUPERAR LA CRISIS ECONOMICA

La pandemia provocada por el SARS-CoV-2, un maligno coronavirus que se ha colado como nuevo elefante en la cacharrería de nuestra existencia, no está plenamente atajada, según opiniones de expertos, aunque vivimos en España momentos de relax y relativa euforia, pues la mortalidad atribuida a la enfermedad se ha reducido drásticamente y se están aligerando las medidas de confinamiento. Pero se teme que el virus continuará con nosotros, incluso con posibles rebrotes de virulencia, salvo que ésta se vea atenuada por su propia deriva natural o se consiga dominarlo con una o varias vacunas universales.

En estos meses de forzado confinamiento, hemos aprendido mucha terminología en relación con los virus y la epidemia, si bien, la novedad, amplia difusión y tremenda agresividad del agente vírico ha provocado lagunas de oscuridad -algunas, persistentes- que dificultan entender aspectos sustanciales: origen del virus, forma concreta de propagación, niveles reales de protección de los diferentes tipos de mascarillas que se vienen utilizando, causas por las que presenta niveles de agresividad variables y forma de tratamiento efectivo de los infectados y de seguimiento de los dados de alta.

Todos los países, independientemente de sistemas económicos, han adoptado medidas similares, si bien algunos las adoptaron después de dudas y errores iniciales: confinamiento y distancia social. Pero, a salvo de la probada eficacia de mantenerse confinados, guardar distancias, utilizar mascarillas en lugares públicos y en el trabajo, y lavarse frecuentemente las manos, el riesgo de un repunte del ataque vírico subsiste. Que solamente de un 5 al 10% de los ciudadanos españoles manifiesten, a tenor de los ensayos realizados hasta ahora, haber superado la infección, nos sitúa lejos del objetivo de alcanzar esa “inmunidad de rebaño” que algunos epidemiólogos fijan como nivel de protección que garantizaría el autocontrol de una población en la difusión masiva del virus.

Valorando la crisis económica

Es difícil, en una situación con tan frágil estabilidad, con la preocupación política y ciudadana volcada, obviamente, en la protección de la salud, pretender disertar sobre la economía. Sin embargo, entiendo que es imprescindible hacerlo y abrir, con rapidez y sensatez, un debate que permita clarificar la selección de medidas públicas y sirva de orientación a los agentes sociales. El confinamiento masivo de la población, manteniendo solo algunos servicios esenciales, ha paralizado la actividad económica y causado un gravísimo daño inmediato a la generación y transformación de los recursos y, por tanto, al empleo.
Conseguida la contención de la propagación masiva del virus y su escalada de fallecimiento, se está abriendo la permisividad en todos los países, con fases medidas para el levantamiento del cierre de establecimientos y negocios, pero la evidencia irrefutable es que la caída de las economías ha sido brutal. En España, se cifra en más de un 10% la disminución del PIB y en más de un millón el número de empleos perdidos. Puede ser todavía peor.

En estos meses ha habido tiempo para leer, escuchar música, hacer gimnasia, pensar, lamentarse e incluso dejarse intoxicar ante el inmenso volumen de informaciones de expertos, aficionados y enredadores: contradictorias, interesadas; muchas de ellas, falaces. El confinamiento ha incrementado la tensión social, avivado las posturas políticas encontradas, exacerbado las críticas. La curva de evolución de los contagios y muertes provocados por el patógeno ha puesto sobre el tapete de la existencia al temor a la muerte propia y de los seres queridos. Aunque las nuevas cifras de infectados y la mejora en el tratamiento, hayan disminuido la tensión, el riesgo y el miedo al contagio, subsisten. La evidencia de que el virus se cebaba con preferencia en las personas mayores y en los que tenían patologías previas, ha cargado a algunos colectivos con un lastre aún mayor.

Entre los colectivos profesionales, la primera línea de choque, al tratarse de una crisis epidemiológica, ha sido ocupada por el personal sanitario. La superior exposición ha provocado una mayor proporción relativa de infectados en ese grupo e, incluso de fallecimientos. Fuerzas de seguridad, transportistas, empleados de la limpieza, farmacéuticos, distribuidores de mercancías, empleados de supermercados y tiendas de abastecimiento, que también se han visto especialmente solicitados, han contado como los héroes y heroínas forzados de esta pandemia, por su definitiva aportación a la recuperación y sostenimiento de la normalidad básica.

España aparece entre los países que han tenido que soportar el mayor número relativo de contagiados y fallecimientos (la pandemia se ha cobrado víctimas sobre todo en residencias geriátricas y entre personal facultativo que, al principio de la pandemia, creía estar confrontándose con una gripe episódica). No recuperaremos, desgraciadamente, a los muertos, y muchos de los sanados mantendrán secuelas de por vida, pero la respuesta a la pandemia nos obligará a extraer consecuencias, y la recuperación económica debe ocupar el centro de los objetivos inmediatos.

Tentación de volver a la situación clónica de la anterior

La tentación podría ser la recuperación de una situación lo más clónica posible que teníamos a finales de noviembre- diciembre del año 2019. Esto supondría otorgar ayudas a aquellas empresas, comercios y autónomos que han perdido actividad y cuota de mercado, para impulsarlos, con empuje oficial (subvenciones y exenciones, fundamentalmente), hasta que se vuelvan a situar donde estaban, sin cambiar su posición de riesgo ni sus líneas de trabajo.

Es una intención loable, pero creo que puede ser calificada de grave error. Como después de una guerra, aunque esta haya sido de corta duración, la recuperación de lo destruido es imposible, pero, además, en el actual contexto tecnológico y de competencia mundial, sería inadecuada. Es imposible, porque las exigencias de los mercados han cambiado, y es inadecuada porque los elementos de producción, los competidores desde el lado de la oferta, son otros o pueden serlo; los países que antes se recuperen de la pandemia vírica estarán mejor situados para ampliar su cuota de mercado, y las empresas (no solamente chinas o de países orientales poco afectados por ella; también de otros países europeos) aumentarán una penetración que había sido ya muy amplia gracias, tanto a la permisividad de la globalización, como a la calidad tecnológica y la variedad y atractivo de sus ofertas.

No se ha de olvidar que, antes de la pandemia, ya estábamos en crisis. Una nueva revolución tecnológica se había asentado entre nosotros, alimentando el desempleo en sectores que parecían seguros, afectados por el avance exponencial de las consecuencias de la globalización, lo instantáneo de las comunicaciones, la capacidad para tratar masivamente los datos, el teletrabajo, la incorporación de tecnologías y materiales sofisticados a los ciclos de producción, y la aparición de nuevas ofertas de consumo, cada vez más atractivas y baratas. Era evidente ya la polarización de los trabajos entre la alta cualificación y aquellos que precisaban poca o ninguna. La realidad del aumento del calentamiento de la superficie terrestre estaba cambiando, al menos en la Unión Europea, la deriva de la distribución de la producción energética hacia las energías calificadas de limpias, con repercusiones sociales y económicas que aún no estaban plenamente valoradas.

En lo tecnológico, pero no únicamente, la crisis epidémica se diferencia de anteriores escenarios económicos, no solamente en su complejidad, sino por haber afectado las cadenas de suministro y de manera prácticamente instantánea. Las carteras de pedidos se han vaciado, las expectativas coyunturales han variado bruscamente. Los criterios de reactivación que podían servir en otras coyunturas son calificados de insuficientes o inútiles por los afectados.

No se trata de recuperar un sector aislado, una empresa concreta o atender a una reconversión puntual. La mayoría de las empresas, no solo se han encontrado con la anulación masiva de pedidos, sino que, las nuevas demandas no pueden ser atendidas o solo de forma deficiente al faltar suministros esenciales que deberían provenir de proveedores sobre los que se ha perdido el control y llevan semanas inactivos. La recuperación se entreteje como una necesidad compleja a lo largo de las cadenas productivas, afectando simultáneamente a varios países y sectores, todos interdependientes.

Esta crisis es, por su naturaleza global, una compleja superposición de varias, que aumentará aún más la dualidad en el mercado de trabajo, favoreciendo en el corto plazo la colocación de especialistas y técnicos cualificados en sectores que necesitan cubrir necesidades inmediatas (especialistas en telecomunicaciones, informáticos, vendedores on line, diseñadores industriales, ingenieros mecánicos, agentes y procuradores de todo tipo, técnicos de seguros, médicos y enfermeros desde generalistas a intensivistas, abogados penalistas, distribuidores de mercancías a domicilio, reparadores de electrodomésticos, etc.), y aquellos que carecen de experiencia laboral o la poseen muy sesgada, que se verán obligados a aceptar cualquier trabajo para sobrevivir.

Crisis de la oferta y de la demanda

La duración de la paralización de la economía será también determinante, tanto desde el lado de la producción como de la demanda. Si los consumidores potenciales disponen de recursos, la recuperación de la demanda puede ser rápida y, desde luego, las necesidades básicas nunca han dejado de ser cubiertas, por lo que hay sectores que no resultaron apenas afectados. Los comercios al por menor, y las empresas dedicadas a proveer de suministros esenciales (alimentos, productos sanitarios, agua, electricidad, limpieza, incluso artículos de belleza, vestimento y calzado), se recuperarán pronto en la medida en que los consumidores de proximidad dispongan de efectivo. La reactivación vendrá por la línea del consumo y, siempre que no tengan que trabajar contra stock o consigan liberarse sus inventarios de la temporada perdida, no tienen por qué sufrir gran desgaste a corto plazo.
En cambio, la recuperación de la producción puede complicarse, en especial, en bienes duraderos y productos complejos, hasta que no se reactive la confianza del consumidor (aviones, barcos, automóviles, aparatos de alta prestación, equipos tecnoelectrónicos, etc.).

En muchos de estos sectores, entre los que añado las empresas de construcción, con alta capacidad de empleo, el período de inactividad será causa de inestabilidad social si no se arbitran medidas de apoyo, que pueden convertirse en necesidad permanente si las empresas pierden la competitividad que tenían antes de la pandemia.

La dependencia de los mercados internacionales es otra variable a tener en cuenta. La solvencia de muchos países se verá afectada y, aunque las necesidades subsistan e incluso se vean incrementados, el riesgo de impagos crecerá. Se abrirán grietas estructurales en la economía y aflorarán carencias que estaban antes ocultas o que se mantenían a la expectativa de una recuperación exterior que se confiaba en que se produciría y que no tendrá lugar, al menos, en los intervalos previstos.

Como proveedor, se ha calificado a China de la factoría-taller del mundo y, favorecida por la globalización, los bajos costes de la mano de obra y una calidad tecnológica muy mejorada, la afectación del virus a su economía arrastra la de otros países. En aquellas empresas con producción de elementos, equipos y sistemas sofisticados, en los que, además de haberse colapsado la demanda, se ha desmoronado la cadena de suministro, pueden surgir nuevas orientaciones y competidores desde los países mejor preparados en la recuperación de la pandemia, que conviertan en inviable el negocio. La mayor o menor importancia del suministro de componentes y piezas de recambio de terceros países, particularmente, de China, calificará la gravedad de la situación, ya que, además, el tráfico de mercancías y su circulación está momentáneamente afectada.

Elementos para recuperación de la crisis económica en España

La esencia de la capacidad productiva española reside en el sector servicios, en detrimento del peso del sector industrial. Con todo, lo más significativo no es el porcentaje de ambos sectores en relación con el PIB total, sino la menor entidad de este PIB per cápita en relación con otros países desarrollados. El valor añadido de nuestra producción es bajo y este bajo valor arrastra todos los indicadores básicos de nuestra economía: salarios, capacidad para atender a las medidas sanitarias, educativas, de investigación, infraestructuras, defensa, etc.

Hay que incrementar ese valor añadido con urgencia y el camino más sólido es mejorar los niveles educativos y la investigación. Estas carencias han quedado manifiestas, como en una foto robot, en relación con la pandemia. Aunque disponemos de individualidades notables en los campos de la ciencia, incluso los más avanzados, nos faltan medios económicos y equipos, físicos y humanos para conseguir la máxima eficacia. No desarrollaremos una vacuna, por ejemplo, y no por falta de capacidades personales, que las tenemos y muy brillantes, sino por escasez de cantidad, de masa crítica y, por supuesto, de la escasez de recursos dedicados a la investigación.

Si nos atenemos a la distribución del PIB por macrosectores, volveríamos en primer lugar la vista al sector turismo, y, en relación directa con él, a la hostelería, la restauración, el transporte, los seguros -y tantos otros servicios y actividades, incluidas la construcción o la artesanía -, así como una parte importante de la producción agraria y vitivinícola.

Las empresas españolas tienen una importante infraestructura en ese ramo, y si hubiera clientela y se eliminasen las restricciones de aforo, la recuperación seria, desde luego, sencilla. Pero no es en este caso la oferta la que falla, sino la demanda y desgraciadamente, así será durante algunos años. La desconfianza de usuarios (y de proveedores de los servicios) por el miedo a caer víctimas de un contagio no se va a corregir con facilidad. Para el llamado turismo sanitario, el desequilibrio asistencial que provocó la pandemia ha comprometido injustamente la idea extendida que en España teníamos la mejor sanidad del mundo.

La recuperación del turismo está vinculada con la erradicación de la pandemia y no con la credibilidad y variedad del sector. Seguimos teniendo la mejor dotación hotelera, una oferta variada y de calidad y no hay nada que perjudique, en un entorno sanitario de normalidad recuperada, una rápida vuelta al estado anterior, si se movilizara la demanda.

Es aquí donde aparecen también los efectos de las interrelaciones de las cadenas de suministro y servicio. Las compañías de viajes, las empresas de aviación, automoción y transporte en general, figuran entre las muy afectadas, dadas las prohibiciones para salir y entrar de los diferentes países o regiones, las medidas de control para el acceso y la restricción a la utilización de la capacidad de los propios medios. La disminución de la capacidad de carga de pasajeros por aeronave y tipos de transporte causa una falta de rentabilidad que puede ser disuasoria para las empresas. Si no se encuentran soluciones sencillas, habrá que poner a disposición más vehículos, lo que podría activar la fabricación de los medios de transporte y, en todo caso, lo relacionado con las medidas de seguridad de los pasajeros en ellos.

Los plazos para la recuperación dependerán del éxito de los controles sanitarios. Si se consigue la erradicación, la recuperación puede producirse -según los cálculos más optimistas- en la Unión Europea a finales del último trimestre de 2020 o principios del próximo año; Estados Unidos y China, como máximas potencias mundiales, actuarán de primeros reactivadores.

Ayudas a la reactivación

Las administraciones deben estar muy activas para impulsar la recuperación, ofreciendo liquidez a las empresas y protegiendo los puestos de trabajo. Pero debemos ser realistas: los medios no son infinitos y hay que prevenir el riesgo de un intervencionismo exagerado. Puede parecer tranquilizador escuchar que no se ahorrarán medios, que las medidas serán extensivas en el tiempo y no puntuales, aunque es sencillo conseguir el equilibrio entre el endeudamiento público y la subida de impuestos, porque se trata de paliar una situación coyuntural y no de aprovechar el momento para realizar un cambio de paradigma económico, lo que podría provocar una catástrofe social y un perjuicio económico aún mayor.

Las ayudas a la reactivación han de venir, fundamentalmente, de la Unión Europea, en la que el Banco Central Europeo ya anunció un programa de compra de deuda por valor de 750.000 millones de euros, llamado de emergencia pandémica, y la autorización a superar el endeudamiento límite que se imponía a los Estados miembros para controlar la inflación y su solvencia individual. Poner dinero a disposición no basta, porque hay que saber hacia dónde dirigirlo, y ahí está el quid de la cuestión. Si las ayudas se distribuyen de forma desordenada, sin un plan de reactivación detallado, la salida de la crisis será, no ya desigual entre los países europeos, sino que aumentará las diferencias entre ellos.

Es más importante ofrecer un marco de seguridad a las empresas, que les permita planificar a corto y medio plazo su actividad, recuperando las estructuras dañadas y robusteciendo las fortalezas. Los grupos multinacionales que tengan sus centros de decisión en el exterior es muy probable que atiendan en primer lugar a salvaguardar la producción y empleo de sus instalaciones principales, cerrando o disminuyendo la actividad de los centros en el extranjero. Por el contrario, las empresas con sede local, las pymes y autónomos precisan apoyos concretos, rápidos y efectivos (préstamos sin interés, pagos aplazados, reducción de impuestos), pues se encuentran en la base de la recuperación inmediata.

La emergencia climática sigue en el panel

Los próximos cinco años serán decisivos para el futuro de la humanidad. El peligro de una catástrofe climática no estaría conjurado si las medidas de reactivación olvidasen la necesaria protección del clima, proporcionando las medidas y ayudas adecuadas. Pero, nuevamente, debe procurar ser realista y no actuar con propósitos que estén fuera de las propias capacidades y recursos. Aquí, en especial, como país intermedio, España debe actuar con prudencia y serenidad. La Agenda 2030 debe adaptarse a las nuevas circunstancias y la canalización de recursos hacia las nuevas necesidades, pero, en mi opinión, debería activarse.

La lucha contra la pandemia ha hecho aflorar tensiones entre los gobiernos de las Comunidades Autónomas y del Estado Central y, en especial por la vigencia del estado de alarma, ha permitido tomar decisiones recuperando poder en esos ámbitos, cedidos a las regiones. Un Gobierno del Estado más fuerte arriesga corromper el ejercicio de las libertades democráticas, pero, también, para los nostálgicos de una mayor centralización, ha reverdecido los deseos de una mayor coordinación, igualdad de criterios de actuación y dotaciones por cabeza en sectores fundamentales.

No solamente la sanidad se ha resentido por la disparidad de políticas autonómicas; también la educación, las estrategias fiscales, las medidas de reactivación en el sector del turismo, del comercio y de las pymes han sufrido y están sufriendo, las consecuencias de las desigualdades. Tampoco se puede ignorar que las ciudades con mayor concentración de población, con mayor número de residencias geriátricas y con transporte público sobre solicitado han sufrido las consecuencias más duras de la pandemia, en lo sanitaria y en lo económico. A corto plazo, las necesidades sociales para proveer de un empleo inmediato que cubra las necesidades de las familias en situación más precaria obligarán a lanzar actividades de mantenimiento y reparación de infraestructuras públicas, y se impulsará la contratación de personal temporal para ciertas funciones urgentes.

En el área farmacéutica, la dependencia de India y China, de donde proceden más de la mitad de los fármacos de marcas blancas, se podría activar líneas de sustitución, que no solo eviten la ruptura de los stocks farmacológicos, sino generar nuevas fortalezas. Por su parte, la potenciación del teletrabajo abrirá líneas nuevas en muchos sectores: inmobiliario, gestión de equipos, conectividad, aprendizaje a distancia, envíos de mercancías a domicilio, nuevas formas de socialización, etc.

El reto imprescindible de conseguir más capital para la reactivación plantea algunas incógnitas. La caída bursátil ha provocado la disminución drástica del valor de las acciones cotizadas y algunas empresas sustanciales se han convertido en piezas apetitosas para los inversores especulativos. La financiación de circulante puede y debe conseguirse por vía de préstamos bancarios -interesante la reactivación de líneas de financiación para el comercio exterior-, pero generar atractivo al capital propio y extranjero para invertir en líneas estratégicas, implica definir estas con suficiente precisión y comprometer apoyos públicos a medio y largo plazo. La reducción de la deuda en relación con el PIB supone estímulos y reformas que signifiquen la generación de mayores valores añadidos, y no la consolidación de subidas de impuestos a las empresas y trabajadores, que no puede ser una solución estratégica de reactivación.

No es momento para criticar formas de abordar el problema o polemizar si una propuesta es superior o inferior a otra. Es momento de consenso y apoyo, ya que la situación es de incertidumbre y es muy difícil generar un escenario inmutable. Hay que ayudar a los ejecutivos pragmáticos a que se produzca una convergencia rápida, pero garantizando que no se les abandonará en el proceso. Porque la instalación de la precaución, la desconfianza y la prudencia, retrasará la recuperación y aumentará las tensiones.

Sectores por reforzar

Entre los sectores que deberán ser reforzados, a la vista de la experiencia pandémica, se encuentra el sector sanitario que, además, goza de la prioridad que le concede el que tanto la población como las administraciones públicas han detectado la importancia sustancial de tener una sanidad pública (y privada) muy eficiente, y no solo en relación con su personal. Se aumentarán las dotaciones hospitalarias, la preparación para control de situaciones de estrés sanitario, la atención primaria, y se revisarán equipos y protocolos.

La crisis ha puesto de manifiesto nuestra vulnerabilidad precisamente por la excesiva dependencia del mundo exterior, para atender a las necesidades tanto de producción como de consumo. Esta situación debe ser corregida, aumentando los porcentajes de producción propia en los procesos, incluso a costa de encarecer los productos finales, aunque no se debería desatender el avance decidido en la automatización y en la distribución de producción de piezas y elementos que deberán después ser ensamblados en otra factoría.

La seguridad y la defensa ante posibles ataques deben reestructurarse. No se debería desatender la posición estratégica en una Europa de la Defensa, máxime cuando la polarización de las relaciones entre China y Estados Unidos puede convertir esta región del mapa en campo de experimentación para liberar tensiones entre colosos. Este sector, además, ha sido tradicionalmente una punta de lanza de desarrollo si se potencian las llamadas capacidades duales (civiles y militares).

La activación de una salida verde de la crisis puede generar cientos de miles de puestos de trabajo en el sector de las energías limpias, pero no podemos olvidar que no existen razones para abandonar la producción de energía con base nuclear, y deberíamos mantener la cualificación de nuestros técnicos en esta materia. Sería fundamental que se aprovechara esta ocasión para reactivar proyectos en la minería y la industria que pueden ser estratégicos para la recuperación y que habían sido bloqueados por injustificables posiciones de obstrucción con pretensiones ecologistas.

Entre las medidas que hemos venido proponiendo en otras ocasiones, volvemos a enfatizar sobre la necesidad de seleccionar algunas líneas preferentes de desarrollo tecnológico y, además de volcar recursos públicos y privados sobre ellos, recuperar o imponer para ellos la máxima coordinación en todos los centros de investigación y desarrollo, incluidas las Universidades, potenciando uno de los ejes ya existentes. Se trata de evitar la dispersión de recursos. No hará falta, seguramente, crear ningún centro nuevo, porque en todas las áreas tenemos ya un Centro de Investigación o varios, ya sea en oncología, en nuevos materiales, en enfermedades pulmonares, en productos agrarios, en energías alternativas, etc. Lo que cabría preguntarse, y resolver, es sobre su eficacia, sus resultados y tratar de enderezar, cuando proceda, el rumbo para que se potencie su actividad en la línea del éxito y la competitividad internacional.

Hay tanto por hacer que el riesgo mayor es sucumbir ante la perspectiva del inmenso trabajo. Pero no podemos desfallecer. Además de la utilidad del camino ya recorrido, cuya senda de eficacia debe recuperarse, allí donde se hubiera perdido, algo no puede faltar nunca: el empuje de las nuevas generaciones. A ello, añado por mi cuenta la obligación de los ancianos de la tribu de ofrecer su experiencia para que las equivocaciones sean menores y menos costosas.

Se lo oí decir recientemente al oncólogo Mariano Barbacid en un debate online con investigadores de la COVID-19:” Nada impide biológicamente seguir activo intelectualmente a partir de los setenta y muchos ancianos de edad son más creativos que algunos jóvenes que están en la primera línea de la exposición mediática”. En una sociedad que presume de lozanía, frescura y juventud, la pandemia viene a ofrecer ocasión de recuperar a los mayores, no solo para lamentar su contagio en los geriátricos, víctimas de la COVID, sino para pedirles su apoyo para la rápida solución de la crisis económica que provocó.

Mayo de 2020

@angelmanuelarias

Nota.- Este Documento fue redactado como Editorial para la revista Entiba de mayo. Por razones de espacio, tuvo que ser reducido a la mitad. Lo ofrezco aquí entero por si los lectores del blog lo siguen encontrando de interés

Comparte este artículo:

Compartir en Twitter Compartir en Facebook Compartir en LinkedIn Compartir en Email Compartir en WhatsApp

Publicado en: Actualidad, Economía, Empleo, Investigación Etiquetado como: administraciones, comunidades autónomas, coordinación, crisis económica, farmacia, industria, investigación, máquinas herramienta, minería, recuperación, sectores a reforzar, turismo

Comentarios

  1. Luis T. dice

    12 junio, 2020 a las 09:16

    buenos días,
    cáspita!!!!!

    creo que este soneto tiene más de 14 versos endecasílabos.
    saludos

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entradas recientes

  • Cuentos para Preadolescentes (12)
  • Cuentos para preadolescentes (11)
  • Cuentos para preadolescentes (10)
  • Cuentos para Preadolescentes (9)
  • Cuentos para preadolescentes (7 y 8)
  • Por unos cuidados más justos
  • Quincuagésima Segunda (y última) Crónica desde Gaigé
  • Quincuagésima primera Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para Preadolescentes (6)
  • Cuentos para preadolescentes (5)
  • Cuentos para preadolescentes (4)
  • Cuentos para Preadolescentes (3)
  • Quincuagésima Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para preadolescentes (2)
  • Cuentos para preadolescentes

Categorías

  • Actualidad
  • Administraciones públcias
  • Administraciones públicas
  • Ambiente
  • Arte
  • Asturias
  • Aves
  • Cáncer
  • Cartas filípicas
  • Cataluña
  • China
  • Cuentos y otras creaciones literarias
  • Cultura
  • Defensa
  • Deporte
  • Derecho
  • Dibujos y pinturas
  • Diccionario desvergonzado
  • Economía
  • Educación
  • Ejército
  • Empleo
  • Empresa
  • Energía
  • España
  • Europa
  • Filosofía
  • Fisica
  • Geología
  • Guerra en Ucrania
  • Industria
  • Ingeniería
  • Internacional
  • Investigación
  • Linkweak
  • Literatura
  • Madrid
  • Medicina
  • mineria
  • Monarquía
  • Mujer
  • País de Gaigé
  • Personal
  • Poesía
  • Política
  • Religión
  • Restauración
  • Rusia
  • Sanidad
  • Seguridad
  • Sin categoría
  • Sindicatos
  • Sociedad
  • Tecnologías
  • Transporte
  • Turismo
  • Ucrania
  • Uncategorized
  • Universidad
  • Urbanismo
  • Venezuela

Archivos

  • marzo 2023 (1)
  • febrero 2023 (5)
  • enero 2023 (12)
  • diciembre 2022 (6)
  • noviembre 2022 (8)
  • octubre 2022 (8)
  • septiembre 2022 (6)
  • agosto 2022 (7)
  • julio 2022 (10)
  • junio 2022 (14)
  • mayo 2022 (10)
  • abril 2022 (15)
  • marzo 2022 (27)
  • febrero 2022 (15)
  • enero 2022 (7)
  • diciembre 2021 (13)
  • noviembre 2021 (12)
  • octubre 2021 (5)
  • septiembre 2021 (4)
  • agosto 2021 (6)
  • julio 2021 (7)
  • junio 2021 (6)
  • mayo 2021 (13)
  • abril 2021 (8)
  • marzo 2021 (11)
  • febrero 2021 (6)
  • enero 2021 (6)
  • diciembre 2020 (17)
  • noviembre 2020 (9)
  • octubre 2020 (5)
  • septiembre 2020 (5)
  • agosto 2020 (6)
  • julio 2020 (8)
  • junio 2020 (15)
  • mayo 2020 (26)
  • abril 2020 (35)
  • marzo 2020 (31)
  • febrero 2020 (9)
  • enero 2020 (3)
  • diciembre 2019 (11)
  • noviembre 2019 (8)
  • octubre 2019 (7)
  • septiembre 2019 (8)
  • agosto 2019 (4)
  • julio 2019 (9)
  • junio 2019 (6)
  • mayo 2019 (9)
  • abril 2019 (8)
  • marzo 2019 (11)
  • febrero 2019 (8)
  • enero 2019 (7)
  • diciembre 2018 (8)
  • noviembre 2018 (6)
  • octubre 2018 (5)
  • septiembre 2018 (2)
  • agosto 2018 (3)
  • julio 2018 (5)
  • junio 2018 (9)
  • mayo 2018 (4)
  • abril 2018 (2)
  • marzo 2018 (8)
  • febrero 2018 (5)
  • enero 2018 (10)
  • diciembre 2017 (14)
  • noviembre 2017 (4)
  • octubre 2017 (12)
  • septiembre 2017 (10)
  • agosto 2017 (5)
  • julio 2017 (7)
  • junio 2017 (8)
  • mayo 2017 (11)
  • abril 2017 (3)
  • marzo 2017 (12)
  • febrero 2017 (13)
  • enero 2017 (12)
  • diciembre 2016 (14)
  • noviembre 2016 (8)
  • octubre 2016 (11)
  • septiembre 2016 (3)
  • agosto 2016 (5)
  • julio 2016 (5)
  • junio 2016 (10)
  • mayo 2016 (7)
  • abril 2016 (13)
  • marzo 2016 (25)
  • febrero 2016 (13)
  • enero 2016 (12)
  • diciembre 2015 (15)
  • noviembre 2015 (5)
  • octubre 2015 (5)
  • septiembre 2015 (12)
  • agosto 2015 (1)
  • julio 2015 (6)
  • junio 2015 (9)
  • mayo 2015 (16)
  • abril 2015 (14)
  • marzo 2015 (16)
  • febrero 2015 (10)
  • enero 2015 (16)
  • diciembre 2014 (24)
  • noviembre 2014 (6)
  • octubre 2014 (14)
  • septiembre 2014 (15)
  • agosto 2014 (7)
  • julio 2014 (28)
  • junio 2014 (23)
  • mayo 2014 (27)
  • abril 2014 (28)
  • marzo 2014 (21)
  • febrero 2014 (20)
  • enero 2014 (22)
  • diciembre 2013 (20)
  • noviembre 2013 (24)
  • octubre 2013 (29)
  • septiembre 2013 (28)
  • agosto 2013 (3)
  • julio 2013 (36)
  • junio 2013 (35)
  • mayo 2013 (28)
  • abril 2013 (32)
  • marzo 2013 (30)
  • febrero 2013 (28)
  • enero 2013 (35)
  • diciembre 2012 (3)
marzo 2023
L M X J V S D
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031  
« Feb