El 23 de abril de 2019 la Unión Interprofesional de la Comunidad de Madrid me entregó el IV Premio que concede esta prestigiosa asociación, que agrupa a la inmensa mayoría de los Colegios de la Comunidad de Madrid y a más de 300.000 profesionales.
El premio me fue entregado en el acto de Clausura del Día de las Profesiones, por la Consejera de Economía, Empleo y Hacienda de la Comunidad, Engracia Hidalgo. Tengo que agradecer, desde la admiración por el excelente y bien trabado discurso de la ex secretaria de Estado, una de las personas más brillantes del panorama político- que tuviera unas palabras elogiosas hacia mi persona, y que confesara haber entrado en este blog para conocer más detalles sobre mi. No solo eso: dijo haber pasado un rato muy entretenido, aconsejando a los asistentes que no lo conocieran que lo visitaran . Me quito el sombrero, admirada y admirable Consejera.
Estaban presentes en la mesa presidencial, los dos vicepresidentes de la UICM: el anfitrión, decano del Colegio de Arquitectos, José María Ezquiaga, y Miguel Angel Carrillo, que fue hasta hace poco tiempo el decano del Colegio de Ingenieros de Caminos. En el público, se encontraban varios decanos y decanas de los distintos colegios profesionales, entre los que no faltaron la decana del Colegio de Ingenieros Agrónomos, Mari Cruz Díaz, y el decano del Colegio de Ingenieros de Minas, Rafael Monsalve, así como el decano del Consejo Superior de Minas, Angel Cámara.
Junto a los amigos, colegas que habían tenido la amabilidad de acompañarme en este acto, estaban mi esposa, mis hijos, una de mis hermanas con su pareja y… mis cuatro nietas.
A ellas dediqué mis palabras, trenzadas con el agradecimiento a la Junta directiva de la Unión, que decidió concederme el galardón por unanimidad, según se leyó en el Acta de adjudicación. Advierto que no leí lo que tenía preparado, sino que, dada la poca luz que llegaba al atril (y a mi deteriorada vista, que me obliga a llevar gafas, que perdí hace unos días y tengo pendiente de sustitución), tuve que improvisar.
Este era el texto original.
“Queridas autoridades, amigos y colegas de la Unión Interprofesional de la Comunidad de Madrid, familia.
Estoy profundamente agradecido, honrado y abrumado, ante esta distinción de gran prestigio, como revelan mis antecesores en este Premio. Se me indica que me fue concedido por mi labor en defensa y difusión del trabajo de los Colegios profesionales y de la Unión Interprofesional en particular.
Si quienes han decidido que era merecedor de este galardón han estimado que reunía méritos suficientes, no voy a entrar en contradicción con ellos. Solo diré que cuanto pude hacer y me propongo seguir haciendo por la colegiación y la profesionalidad no lo hice porque aspirara a que tuviera jamás ningún reconocimiento por ello.
Ha sido una agradabilísima sorpresa que se reconociera, por una organización tan valorada, activa y plural y que abarca profesiones muy diversas, mi contribución a reforzar algo en lo que creo profundamente, que es la fuerza de la unión profesional, conseguida desde la colaboración y el empuje de profesionales de las más variadas disciplinas. Una fuerza dirigida, no a un propósito egoísta, sino al propósito de impulsar esta Comunidad de Madrid, base de la realidad de España, mejorando la cualificación del país y aprovechando en beneficio común las experiencias sectoriales.
Me acompañan mis nietas, Carlota, Sofía, Alejandra y Claudia y quisiera decir unas palabras dirigidas especialmente a ellas y por extensión, a todos los que serán, dentro de quince o veinte años, protagonistas. Las mayores tienen ocho años y las dos menores, seis. Así que me planteo qué puedo decirles a ellas pensando en el momento en que, ya entradas en la veintena, inicien su vida profesional o estén terminando sus estudios.
Sabéis, queridas nietas, que me gusta contar cuentos, e inventar historias. Creo que alguna vez os habré hablado del gigante Tur Tur, que aparece en un cuento de Michael Ende (“Jim Botón y Lucas el maquinista”. Era un gigante muy particular, un gigante aparente, puesto que cuanto más nos acercábamos a él, más pequeño parecía.
El mundo está lleno de gigantes Tur Tur. Son personas que se adornan con muchas plumas y falsos títulos y parecen magníficos cuando se ven desde la distancia, por lo que ellos mismos nos cuentan, pero en la proximidad resultan anodinos, muy podo interesantes.
Si me admitís un consejo, no os asustéis ante ningún gigante, y acostumbraros siempre a mirar de cerca a las personas con las que os encontréis. Así podréis valorar su verdadera importancia, su dimensión real. Y os puedo aconsejar que, si os encontráis con un gigante de verdad, que los hay, una persona con capacidad de crear, de ser un buen maestro, formar grupo, y generar ilusión y fortaleza, arrimaros a él y si podéis, auparos sobre él. Decía Ramón y Cajal, que obtuvo en 1906 el premio nobel de Medicina, que ese es un premio muy importante, que había llegado lejos porque había sido transportado a hombros de gigantes.
Llegad lejos. Pero si os faltan las fuerzas, sentíos felices al ayudar a que otros, los mejores, lleguen lejos.
El futuro, visto con los ojos de un abuelo que ha vivido ya mucho y que está un poco cansado, no parece muy fácil. Nos pasa a los mayores. Se que a vosotras no os asusta el futuro, sino que, al contrario, os apetece estar allí. Tiempo al tiempo. Preparaos bien entre tanto, para disfrutar de ese futuro.
Nos encontramos entre profesionales, celebrando el Dia de las Profesiones y de los Colegios profesionales. Si no lo sabías, os lo digo ahora: una profesión es un empleo, u oficio por el que se percibe una retribución, es decir, dinero. Porque se necesita del dinero para poder vivir, sostener una familia, disfrutar de un nivel de vida satisfactorio.
Aquí están representados más de 30 Colegios, aunque tengo que advertiros que hay varios cientos de títulos que se pueden obtener en las Universidades españolas. Cuando yo entré en la Universidad, no existían la mayoría de ellas, y muchas de las que había no se podían estudiar en la región donde yo nací, que sabéis que era Asturias. Hoy hay cientos de Centros Universitarios y, además, se puede estudiar teóricamente en otras Universidades de Europa y el título sería homologado, es decir, tendría validez en España.
Aunque puedo decir algo acerca de vuestras aficiones hoy – a una le gusta el dibujo, a aquella escribir poemas y cuentos, a otras leer, tocar un instrumento o hacer teatro-, no tengo idea de la profesión que os permitirá en ese futuro, vivir de vuestro salario y proporcionaros la satisfacción de hacer algo útil.
Se me hace difícil pensar que, dentro de un par de décadas, es decir, veinte años, no haya médicos, abogados, ingenieros, economistas, químicos, sicólogos, farmacéuticos, …Repaso la lista de las profesiones que forman hoy la Unión Interprofesional y me entran dudas sobre la posibilidad de que algunas subsistan, amenazadas por el avance de la robótica, las tecnologías de la comunicación, el manejo masivo de información. ¿Cómo serán los abogados o los ingenieros de vuestro futuro? ¿Trabajarán desde sus casas, se relacionarán con máquinas o con seres humanos y de qué manera? ¿Serán necesarios y para hacer qué cosas?
Si miro desde la perspectiva de que las profesiones deben servir para conseguir un empleo remunerado, tampoco tengo claro lo que sucederá. Es decir, lo veo oscuro. ¿Habrá trabajo para todos y un buen trabajo?
Lo que si tengo claro es la importancia de la educación, de la buena educación. La responsabilidad hoy de los mayores es que a los niños y jóvenes se os eduque bien, no solo en valores, sino también en conocimientos útiles, con buena base.
Cada vez será mayor la exigencia para ser un buen profesional, y muy difícil llegar a ser un profesional de éxito. La competencia será muy fuerte y el trabajo que uno desearía puede que escasee y la necesidad de formación para conseguirlo y mantenerlo será continua: Posiblemente la vida laboral se acortará en tanto que, sin embargo, las personas vivirán cada vez más, por lo que las necesidades de cubrir el tiempo de ocio serán mayores, pero también lo serán las opciones de cultivar el lado más personal del ser humano, lo que nos hace sensibles, inteligentes, curiosos. Y poder compartir ese sentimiento.
Si miro a lo que conozco mejor, las profesiones técnicas estarán cada vez más interrelacionadas con el medio ambiente, la biología, la medicina y las tecnologías de comunicación y robótica. Habrá -en gran medida, los hay ya- ingenieros biólogos, economistas técnicos, especialistas en humanización y robótica, físicos que también hayan estudiado medicina, ingenieros ambientales que también sepan aplicar el derecho.
En el cuento de los tres cerditos, supongo que la profesión del cerdito que hizo la casa más resistente y que el lobo no fue capaz de destruir era arquitecto, o ingeniero. Me pareció siempre injusto que sus hermanos a los que les gustaba la música o la danza no fueran bien tratados en el cuento. Creo que lo mejor hubiera sido que, desde el principio, hubieran trabajado los tres juntos y, además de hacer una casa sólida para defenderse de los peligros y protegerse del mal tiempo, disfrutaran bailando, tocando instrumentos o leyendo poemas todos unidos. Porque la unión hace la fuerza. Y la Unión profesional da mucha fuerza..
El futuro de la humanidad tendrá que ser mejor, o no será. Deberá ser maravilloso, y tendrá que ser igual de maravilloso para todos. No se dónde viviréis cuando seáis mayores y fundéis vuestra propia familia. Seguramente, algunas no os quedaréis en España. Europa no será seguramente el lugar apacible y seguro que ahora es y el centro de decisiones y poder se habrá desplazado hacia otras áreas. No quiero pensar en ello, pero posiblemente habrá habido nuevas guerras y disputas por el agua, los minerales, los alimentos o la posesión de la tecnología. Ojalá que podamos evitarlo.
Pero quiero detenerme en lo positivo. Llevaréis un reloj en la muñeca que no solo servirá para decir la hora que es, o lo que habéis dormido la noche anterior o durante toda la semana o las calorías consumidas o el camino recorrido, como este que ahora llevo. El reloj os dará mucha información sobre vosotros, y servirá también para relacionaros con vuestro sistema de salud, para saber cómo estáis, cómo o dónde están vuestra familia y amigos y cómo se encuentran. Servirá para recibir todo tipo de avisos y noticias, comunicaros con el resto del mundo, con los aparatos electrónicos y robots de vuestra casa y vuestro lugar de trabajo y, en suma. ayudar a vuestra felicidad.
Hace un par de años, pedimos a los niños de varios colegios de Madrid, desde la UICM, en el Comité de Medio Ambiente, que dibujaran cómo veían el futuro. Eran niños de vuestra edad hoy y demostraron, como no podía ser de otro modo, que tenían mucha imaginación. Había en sus dibujos, edificios muy pero que muy inteligentes, aviones y autobuses movidos por energía solar o eólica, helicópteros para uso particular que se podían plegar como un paraguas, parques y zonas verdes impolutas y sus dibujos expresaban una gran concienciación ambiental, para no ensuciar el ambiente. También había dibujos que trasladaban la preocupación por ese futuro. Algunos niños dibujaron un mundo dominado por los robots, deshumanizado.
Y ahí quiero llegar, para terminar. Sea cual sea la profesión que elijáis, no dejéis nunca de ser honestos, creativos, críticos y leales. Ayudad a los mayores, vigilándonos, a que respetemos el planeta, seamos más solidarios, ayudemos más a los que lo necesitan. No dejéis jamás de utilizar la filosofía, no descuidéis nunca la ética. Amad las artes, la literatura, la poesía.
Y, sobre todo, evitad admirar a quienes manejan el martillo. Vosotras sabéis quién es el mozo del martillo, porque es el protagonista de un cuento que os conté otras veces. El mozo del martillo consiguió el primer premio en un concurso que se había convocado para premiar a quien fuese capaz de crear o hacer algo que asombrase a los demás. Este muchacho, que era un rebelde y estaba un poco loco, destruyó con su martillo la obra que iba a ser premiado, de un gran artista de la ciudad. Causó la máxima conmoción, y de acuerdo con las instrucciones del concurso, hubo que darle el premio.
Queridas autoridades, queridos colegas, querida familia. Gracias por estar aquí en este acto tan emotivo para mí. Gracias a la UICM por este galardón. Y prometo seguir trabajando, mientras me quede resuello, por mejorar el futuro de las profesiones, que es parte sustancial de nuestro futuro.
El de todos. Y, sobre todo, el de los más jóvenes, a los que tenemos que ayudar, con trabajo, educación y ejemplo. a preparar la plataforma que les proyecte hacia él de la forma más satisfactoria. Gracias también por vuestra atención.”
Hasta aquí, el texto que tenía dispuesto. La alocución fue más breve (miraba a mis nietas, muy atentas a mis palabras, y no quería cansarlas ni cansar a la audiencia). Pero el sentido básico quedó expresado y, por lo que me comentaron muchos asistentes, compartido y apreciado.
La bisbita ribereña alpina (anthus spinoleta spinoleta) es un ave de regular tamaño (dentro de las paseriformes), con un peso de hasta 23 g. Se la distingue de la bisbita común (anthus pratensis) por el tamaño (es más grande) y por el hábitat, que en el caso de la ribereña alpina corresponde a áreas montañosas. El vientre, además, está densamente rallado hasta el vientre, que en su prima pequeña es blanquecino. Las pates, unas uñas traseras conspicuamente largas.
Esta bisbita, fundamentalmente migradora, fue fotografiada en Pola de Allande, en una de sus hermosas montañas, en el mes de julio. Quizá había decidido quedarse allí, seducida por el paisaje y la buena alimentación, consistente en semillas, insectos, gusanos, arácnidos. etc.