Al socaire

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Mi septuagésimo cuarto Cumpleaños

7 julio, 2022 By amarias Deja un comentario

Cada siete de julio desde 1948 es mi cumpleaños. Normalmente, lo celebro con la familia, unas pocas con amigos (inolvidable el show que me organizaron los Egüez en Santa Cruz), alguna la pasé en una habitación de hospital, atiborrado de analgesicos.

Hoy pude reunir a algunos de mis hermanos, que nos acompañaron a mi mujer y a mí en un almuerzo lleno de recuerdos y ternura. Hubo tarta, aunque no soplé ninguna vela. Han sido bastantes las llamadas de amigos y los mensajes recibidos desde el whatsapp y por las redes sociales. Muchas más reacciones de afecto e interés, desde luego, que si lo comparo a los tiempos anteriores a la era digital, porque hoy los enanos informáticos se encargan de recordar cada cumpleaños. ¿Quién, en ese pasado que cuesta ya imaginar, fuera de los padres, abuelos y hermanos y algunos tíos atendía a las fechas de nacimiento de los demás? Hoy nos felicita hasta el taller a donde llevamos el coche hace cinco años, el Banco que juega en su propio beneficio con nuestro exigüo depósito y, por supuesto, el grupo de gimnasia que hemos abandonado hace meses.

Cuando empecé a escribir este Comentario, directamente en el blog como hago siempre, tenía la idea de hacer un repaso (ligero) de mi vida hasta ahora. Por supuesto, desde la consciencia de que a nadie le interesaría un pimiento, aunque no me faltarían los diez o doce me gusta en Facebook, algunos incluso emitidos antes de que llegara a terminar mi elucubración.

Desistí sobre la marcha. Debería escribir un poema, o algo así, improvisado y tierno con esa melancolía que impregna la edad. Creo que podría encontrar el tono poético (o así creo) si tuviera la tensión suficiente. Pero no la tengo ahora.

Recuerdo cuando, por Navidad, utilizando la amistad que Arturo Solís tenía entonces con la directora del Ateneo de Avilés, Tomás Recio y yo improvisamos una performance (¿se diría antes así?) en la que el Niño Jesús se transformaba en un pavo y (metafóricamente) nos lo comíamos. Pensábamos que todo el mundo se iba a escandalizar pero nos aplaudieron bastante. Obviamente, nadie entendió ni la osada metáfora ni la dicción farfullada y nerviosa que teníamos entonces, correteando por los diecisiete o dieciocho años.

Cumplo setentaycuatro mientras hay guerra por Ucrania y cuando el Gobierno de este país que llamo Gaigé, (pronúnciese Kaiché) -porque he vuelto a estudiar chino- está al borde de su disolución como azucarillo y Nadal se ha retirado de Winbledown y  un tal Boris Johnson acaba de dimitir como Premier después de  haber sacado a su país de la Unión Europea y solo por haberse tomado unos cuantos maltas junto a su gabinete cuando él mismo había prohibido festejos porque estaban guardando confinamiento por librarse del primer coronavirus.

En realidad, tenemos millones de ejemplos, y mucho más convincentes, de caciques, primeros, gobernantes, papas y papesas, etc. que emiten o emitieron leyes, decretos leyes, edictos, soflamas o fatuas a través de sus esbirros y mandatarios, que incumplen las prohibiciones que ellos han emitido con el solo propósito de tener controlados a los demás. Casi todos los que mandan algo tienen en algún momento de su periplo por el poder la tentación de prohibir, ya sea desde religiones, gobiernos, empresas o familias, y ellos se saltan sus prohibiciones a la torera.

(Por cierto, aunque no venga a cuento, en la iglesia de la Virgen de la Caridad de Sanlúcar de Barrameda hay un letrero con variada información sobre el templo, en el que también se indica que lleva catorce milagros en su haber. Es una vergüenza. Hay que aplicarse, lugareños. Hay santos que la superan ampliamente. Cuando yo estudiaba bachillerato, Champagnat era solo Beato y Escribá de Balaguer era solo un proyecto de camino a la virtud)

No me quiero desviar demasiado. Tenemos, si queremos, mucho de lo que preocuparnos, si bien los optimistas siempre encuentran motivos de alegría. El futuro aparece bastante complicado para todos, aunque debe ser especialmente complejo si estás en medio de un desierto y no tienes ni agua o se te ha metido en la cabeza que se vivirá mejor en Alemania  estás dispuesto a llegar hasta allí cruzando mares y concertinas. Pero si los alemanes están preocupados con eso de la energía, y están hablando en todas partes de recesión y un tal Putin dice que su presión sobre los amigos de un tal Zelenski no ha hecho más que empezar, y parece que no necesita utilizar sus misiles de cabeza nuclear (tal vez son de carton piedra) para hacérnoslas pasar canutas. Este Vladimir tiene como primo de Zumosol al chino que me ca la impresión que está más dispuesto a ayudar a los amigos que nuestro primo norteamericano, que cuando aparece es para colocarnos más armamento en las bases que le hemos prestado y vetar nuestro jamón y aceitunas, equivocándose porque a quien quería dar un sopapo era a los franceses.

No estoy seguro de poder  cumplir un año más, porque tengo ya doble metástasis y por más que el equipo médico está muy animado por lo bien que respondo a los venenos que me van dando, soy consciente que el cuerpo aguanta lo justo, los años pesan, no en vano y las vírgenes de la caridad y los santos de devoción están para atender a cosas más importantes.

Ayer en una conferencia virtual en la que fui solo oyente, y que estuvo muy bien, en la que se hizo un repaso sobre la desalación, como estábamos guardando los cinco o diez minutos de respeto para que lps rezagados pudieran conectarse (que no sé porqué hay esa costumbre hispánica de esperar por los rezagados haciendo perder el tiempo a los que llegamos puntuales), me dio por decir, porque el silencio me levanta ampollas, que el futuro estaba complicado para nuestros nietos. Todo era por cubrir el tiempo de desespera, pero Antonio Colino, que es presidente de la Real Academia de Ingeniería y tiene seguro mucha mejor información, me aclaró que todas las generaciones encuentran su porqué, y que no teníamos que preocuparnos, que seguro que se les ocurriría algo, porque tampoco teniamos nostros televisión en casa ni ordenador ni móvil con videoteléfono cuando éramos niños y mira a dónde habíamos llegado.

Y yo miré para mis adentros y me d cuenta que tenia razón, pero que en la televisión y en el ordenador o en el móvil veía cosas que antes, solo con la imaginación, me parecían hermosas y ahora las veo rancias y sin gracia. Claro que yo no inventé nada y solo llené los papeles para dos patentes por puro compromiso.

Pongo la foto de un reyezuelo común, Es un ave pequeña y simpática, que si tiene la oportunidad de verla de frente tiene aspecto entre inocente y mala leche. Se me metió en el salón y me costó mucho sacarlo de allí, por su querencia a colgarse de la lámpara.

 

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De gira poética por Asturias

8 noviembre, 2021 By amarias 4 comentarios

Fue todo algo improvisado, pues pretendí aprovechar mis desplazamientos desde Madrid, para participar en dos actos cuya programación me venía impuesta -el día 15 de octubre en Zamora y el 29 en Oviedo- y cumplir con el compromiso de presentar mi libro de Sonetos desde el Hospital en Avilés, que se había visto impedido por la pandemia de la COVID 19, y que tenía fijado, con el apoyo de Armando Arias (presidente de la Asociación Cultural La Serrana) y Joaquín de la Buelga (La Caravana del Verso) para el día 28 de octubre.

Entre medias, tenía que volver a Madrid para recibir el día 25 la sesión correspondiente al tratamiento oncológico que me han pautado y asistir el 26 a una reunión de trabajo.

Se me ocurrió que podría ser una buena ocasión para presentar mi intención de publicar un libro que recogiera todos mis poemas, y hacerlo en mi ciudad natal. Con la ligereza, rayana en la desfachatez, de los que vivimos fuera, que nos hace pretender que las puertas de donde provenimos estarán siempre abiertas para acogernos,  pedí a María José Iglesias (gerente del Club de Prensa de Asturias) que me dijera si me podía conceder un espacio en el codiciado Salón de Actos de la Nueva España. Resultó imposible. Oviedo estaba, justo en esas fechas, orientado a los fastos por la entrega de los Premios Princesa de Asturias y proliferaban actos por doquier.

Tuve suerte. El siempre atento Joaquín de la Buelga, me advirtió de la posibilidad de hacer la presentación en la Biblioteca Pública Pérez de Ayala, en el Fontán, el lunes, 18 de octubre y me gestionó con los responsables de su Salón de Actos los permisos pertinentes.  Como resultado, contando con la presentación del gran periodista Carlos Rodríguez y la colaboración como lectores de mis poemas de muy buenos amigos, cogidos prácticamente a lazo (Sara Murias, Ana Arguelles, Margarita Collado, Juan Secades, Carlos Ibarguren, Joaquín de la Buelga, Tachi Oviedo y Miguel Alarcos) celebré la comunicación de la primicia, con casi todas las plazas de la sala ocupadas. No fue mi poder de convocatoria el que obró el milagro, ya que no hubo mayor difusión del acto -salvo la entrevista matinal de José Miguel Echéver, de la Voz de Asturias- sino el buen hacer de familia y conocidos a los que invité directamente.

Venía yo de haber conmemorado, el 15 de octubre, en MontelaReina (Zamora), la terminación, hacía 51 años, del segundo campamento de milicias. Los cuarenta compañeros de entonces hicimos la obligada visita a las abandonadas instalaciones y, luego, nos fuimos a comer al restaurante El Castillo, un complejo hotelero que subsiste, seguramente, a base de alimentar las nostalgias cuarteleras. Invitamos al delegado del Ministerio de Defensa en Zamora, coronel González Martín, que, junto al que fue teniente de uno de los campamentos, hoy coronel retirado, Magín Alvarez, fueron la presidencia militar de la comida. El alcalde de Toro, Tomás del Bien, nos acompañó en la visita al Campamento y disculpó su ausencia en el yantar, por ineludibles obligaciones.

La organización, presidida por Antonio Fernández Peña, me concedió el privilegio de pronunciar unas palabras, que improvisé, pasando por alto que llevaba unos folios preparados, que no me pareció adecuado leer.

De vuelta desde Madrid, cumplí con el compromiso de presentar mi libro Sonetos desde el Hospital en la villa del Adelantado el 28 de octubre. Joaquín de la Buelga leyó siete sonetos, con acompañamiento musical, y la emoción que pone a todas las cosas. Hubo un coloquio, moderado por Armando Arias, que sirvió para aclarar algunos aspectos de mi actividad como  poeta enfermo de cáncer (que me precio en distinguir de la opción enfermo de cáncer que escribe versos, con la que estoy lejos de identificarme).

Al día siguiente, en la Escuela de Minas y Materiales de Oviedo, con la presencia del director actual, Javier Iglesias y del anterior, Francisco Blanco, celebramos el 50 aniversario de haber terminado la carrera, en donde tuve también ocasión de pronunciar unas palabras que igualmente improvisé. Javier Iglesias preparó un magnífico parlamento y mi compañero José Carrasco nos obsequió con varios libros, editados por él, sobre el estado de la metalurgia y la minería en el siglo XV, incluida una brújula magnética primorosamente reproducida.

Mi periplo por Asturias terminó en Oviedo, el día 3 de noviembre en el salón de Actos del Club de Prensa asturiano (La Nueva España), en la que la presidente saliente de la AECC de Asturias (Margarita Fuente) y su vicepresidenta (Margarita Collado) presentaron los resultados de ocho años de trabajo al frente de la Asociación que da servicio y apoyo a los pacientes oncológicos asturianos. Me cupo el honor de ser invitado para dar una conferencia sobre “Convivir con un cáncer, instrucciones de uso”. Era un resumen de mi libro con ese título, en donde recojo consejos para pacientes, familiares y personal facultativo.

Esperaba una asistencia masiva al acto de Oviedo y, para mi sorpresa, a la convocatoria solo acudieron miembros de mi familia y varios amigos íntimos. Porque no hubo publicidad en prensa y, al parecer, los 14.000 socios de la AECC asturiana tenían tentaciones más fuertes que escuchar lo que podía decirles la directiva saliente.

En resumen, unas jornadas intensas, que me han cansado físicamente -no estoy para muchos trotes- y me han dejado un agradable sabor de misión cumplida.

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Once de marzo, Conferencia-Recital en el Instituto de Ingeniería de España

4 marzo, 2020 By amarias Deja un comentario

El Instituto de Ingeniería de España ha tenido la amabilidad de programar mi Conferencia sobre “Convivir con un Cáncer: instrucciones de uso”, para el día 11 de marzo a las siete de la tarde. Será en el Salón de Actos del Instituto. Presentará la Jornada el Presidente, Carlos del Álamo.

Debo agradecer a la Junta Directiva del Instituto, y a su director gerente, Carlos Rodríguez Ugarte,  la favorable acogida a la propuesta de incorporar este Acto singular a la programación de actividades, que realizó, como portavoz del Comité de Medio Ambiente (CIDES), su Presidenta, María Jesús Sancho.

Se trata ahora de conseguir dar difusión a esta Conferencia, que estoy seguro interesará a muchos, tanto pacientes como acompañantes de enfermos de cáncer, como también a médicos y personal facultativo. Aunque la Convocatoria se anuncia como “Sonetos desde el Hospital”, que es el título del libro de poemas del que soy autor y editor, en realidad, pronunciaré una charla sobre mi experiencia como paciente oncológico y como lector de casi un centenar de libros con recomendaciones para enfermos del tumor, que acompañaré en algunos momentos con lectura de algún Soneto.

Este es el enlace oficial al Acto:

https://www.iies.es/events/sonetos-desde-el-hospital

Gracias, amigos.

 

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: AECC, angel arias, cáncer, Carlos del Alamo, Carlos Rodriguez Ugarte. María Jesús Sancho, CIDES, Comité de Medio Ambiente, conferencia, IIE, Sonetos desde el Hospital

Encuentro con Sanlúcar (Cuento)

24 febrero, 2020 By amarias 1 comentario

Hace unas semanas, encontrándome en Sanlúcar, escribí este Cuento, que presenté (hoy supe que sin éxito) al Concurso de Relatos que convocaba la empresa Barbadillo. El texto se ajusta (o pretendía ajustar) a las condiciones del Certamen, con referencias a productos de la bodega sanluqueña.

He aquí mi propuesta, que copio para disfrute de los lectores de este blog.

ENCUENTRO CON SANLUCAR

Esther corría a diario 30 minutos, trotando a buen ritmo a lo largo del paseo que va desde Bajo de Guía hasta la avenida de la Duquesa. A aquella temprana hora, mientras el aún frío amanecer de final de invierno se dejaba notar, pocas eran las personas con las que se cruzaba. Envueltos en las neblinas del Guadalquivir, porque la marea iba baja, podía intuir a un grupete de marisqueros; quizá pescadores cavando en busca de gusanos.
La joven conocía a casi todos con quienes se cruzaba. Siendo febrero y día entre semana, la mayoría de los transeúntes eran habituales de la hora y naturales de aquí. No faltaba Juan, paseando su terrier o dejándose guiar por él; allá venía Toñi, andando a paso ligero con la intención de castigar los michelines, antes de incorporarse a su puesto de ayudante de bibliotecaria en el Cabildo…
-Buenos días fríos, que se nota el cuchillito.
Y más tarde, el adelantar a un cofrade de la Hermandad del Rocío:
-Empezando el día con energía, ¿eh, quillo?
Con los pies metidos en el agua, mal calzado para la ocasión, provisto de una cámara sobresaliente, con su teleobjetivo, alguien se entretenía fotografiando las aves que se alimentaban de moluscos y desperdicios en la arena. Era un hombre alto, delgado, insuficientemente protegido con un ligero chubasquero del relente de la mañana.
A las nueve menos cinco, Esther estaba ya en la oficina de la inmobiliaria. Era trabajo cómodo, bien remunerado entre salario fijo e incentivos. Habían florecido negocios de compraventa y alquiler de pisos y la competencia entre inmobiliarias era descarnada. Los sevillanos seguían apeteciendo Sanlúcar como segunda residencia, y la ciudad se había convertido en destino preferente de vacaciones, -incluso para fines de semana, a pesar de las malas comunicaciones crónicas- para madrileños adinerados.
Había traído Esther de casa, como acostumbraba, un termo con café con leche; le gustaba manchaíto. La compañera, Luisa, no había llegado; estaba separada, debía llevar a los niños al colegio y se retrasaba un día sí y otro no.
Puso en el portátil un CD con música suave, generando el fondo relajante que le amortiguaba la sensación de soledad. Apareció luego Luisa; masculló buenos días; se quejó del frío y se acomodó en su sitio, cerca de la ventana que daba a la calle.
Sobre las diez, asomaron los primeros clientes del día. Una pareja que quería vender el piso que el marido había recibido en herencia de su madre viuda, fallecida hacía meses. No tenían una idea precisa del precio que podrían conseguir por la venta, decían.
-Sabemos que, en el mismo edificio, un piso más pequeño se vendió por ochenta mil -argumentaba el hombre.
-Nosotros les orientaremos, no se preocupen; si de veras quieren vender, les diremos dónde está el buen precio del mercado para su propiedad -les tranquilizó Esther.
Ante todo, le interesaba aclarar algunas cuestiones legales.
-Su madre, ¿dejó testamento? ¿Tiene usted más hermanos? ¿Han hecho ya el reparto de los bienes de la herencia y lo registraron ante notario?
El interrogatorio formaba parte de las triquiñuelas del oficio, que conocía muy bien. La pareja admitió que les quedaban varios trámites por cumplir o aclarar. Se fueron.
Luisa metió un CD con música cañera.
-Por favor, por favor, ¿cómo puedes concentrarte con ese estruendo?
-Es que vengo hoy apochá, como si tuviera el cuerpo disgustáo.
-Ya…Como la semana pasada y la anterior, ¿no?
Sin ganas para entrar en polémicas, Luisa tramitaba por teléfono, prácticamente a gritos, el alta de la electricidad y el agua del apartamento que habían vendido hacía un par de días. Esther revisó rutinariamente la carpeta con los inmuebles a la venta.
No había terminado la inspección, cuando se dio cuenta que había quedado sola en la oficina. Luisa había salido a tomar su cafelito de media mañana. Era especialista también en desaparecer un buen rato con la excusa de hacer la ronda para detectar posibles inmuebles a la venta. Esther cambió el CD a la música suave que le parecía más propia de un negocio cara al público.
Un hombre entró en el local. Su imagen era la de un tipo atildado, serio. Muy alto. Saludó cortésmente y fue directamente a lo que le interesaba.
-Querría saber si tienen ustedes en venta algún piso, más bien pequeño, que tenga vistas.
Esther sacó la carpeta con los inmuebles que se encontraban mirando al río.
-Justamente, hace poco que entraron dos excelentes, de una urbanización moderna, en la avenida de las Piletas, que dan directamente sobre el Guadalquivir.
-No, no. Yo me refería a pisos que estén situados en la zona antigua de la ciudad. Me gustaría un apartamento céntrico. Quiero tener contacto con la vida diaria. Ver gente, sentir el pulso de la ciudad.
Tenía un inconfundible acento gallego. Esther se fijó ahora que, a la espalda, llevaba una mochila y le pareció que podría identificar al fotógrafo que había visto a primeras horas de la mañana.
-Puedo enseñarle otro, que está en el mismo centro. Desde la terraza se ve todo Sanlúcar. Para entrar a vivir, prácticamente sin reforma.
– ¿Cuánto cuesta?
-Los propietarios piden cien mil, aunque supongo que se puede negociar alguna rebaja.
Al cliente le pareció aceptable y como decía tener urgencia en tomar una decisión, fueron a verlo de inmediato. Esther puso el cartel de “Volveré pronto” a la puerta.
El piso estaba próximo al hotel Guadalquivir y, en efecto, desde su terraza se podía ver una buena área de la parte antigua de la ciudad. La luz del medio día iluminaba los contornos de las edificaciones, envolviéndolas en un halo de espléndida luminosidad.
– ¡Qué bello paisaje urbano! ¡Y cuántos edificios singulares!… ¿Qué es aquella edificación que sobresale entre las demás? -preguntó el hombre, señalando en la dirección.
-Es el palacio de los duques de Medina Sidonia. Al lado, se ve el Auditorio, que era antes la iglesia y convento de la Merced. Allá, a la izquierda, se distingue la iglesia de Nuestra señora de la O.
Martín pareció descubrir, de pronto, un interés concreto:
-Por cierto, no había oído nunca que existiera una virgen de la O.
Esther le aclaró:
-La virgen la O es la virgen en estado de buena esperanza, de la expectación. Se llama de la O, porque, después del rezo, el Coro se mantenía cantando una ¡oh! de admiración durante mucho tiempo, reflejando la emoción por el nacimiento del niño Dios.
El hombre esbozó una sonrisa, que a Esther le pareció triste. La mujer siguió con sus explicaciones de lo que se veía desde la terraza.
-En el Barrio Alto están las Bodegas más antiguas de la ciudad, en edificios que pasaron a manos privadas con la desamortización, y se fueron ampliando y mejorando, para aprovechar el buen clima y reducir los trasiegos en la elaboración de la manzanilla. Parcialmente, oculto, se encuentra el edificio de las bodegas de Barbadillo, donde está el Museo del vino…
-Mucha historia debe haber en esos edificios. Me avergüenza no conocer nada de esta ciudad. Hoy es mi primer día en Sanlúcar, pero estoy aquí para quedarme. – dijo Martín.
-Le va a encantar. Esta ciudad gusta más a los que vienen de fuera que a los mismos sanluqueños. Como estamos tan acostumbrados a verla, no la valoramos tanto…
Después de haber reconocido el inmueble con detenimiento, Martín se despidió, prometiendo reflexionar sobre la adquisición y emitir una decisión pronto.
-Si le gusta, no lo deje escapar. -dijo Esther, con una coletilla propia de su profesión.
-Le prometo que estudiaré esta opción con el mayor interés.
Ya se despedía cuando realizó una propuesta que a la mujer le sorprendió, dado el tono formal y distante que había mantenido hasta entonces.
– ¿Acepta que la invite a un café? No quisiera monopolizar su tiempo, pero le agradecería su orientación sobre mis primeros pasos en la ciudad. Recomiéndeme algunos sitios.
Esther no dudó. Este interés prometía que la deseada venta del inmueble podría facilitarse.
La cafetería estaba concurrida. Había gente mayor, tomando el café con tostadas -molletes le llaman- o churros. Ocuparon una mesa del interior, luego de pedir en el mostrador dos manchados de máquina.
-El mío que sea descafeinado y muy ligero, que ya voy sabiendo que aquí el café se toma muy cargado. Debo cuidarme la tensión -dijo Martín, disculpándose.
-Es lo mejor. Yo también lo bebo siempre con poca cafeína, para poder dormir.
La conversación transcurría por terrenos anodinos. Aunque Esther le dibujaba en un esquema de las principales calles de la ciudad, aquellos lugares que le parecían más representativos de Sanlúcar -y a fe que se esforzaba en seleccionar unos pocos entre tanta oferta-, Martín aparecía distraído.
Aparentaba unos sesenta años. Tenía las manos cuidadas, los dedos largos, propios de quien se ha dedicado a mover papeles en una oficina. Tal vez fuera abogado, pensó Esther.
– ¿Por qué se ha decidido por venir a vivir a Sanlúcar -curioseó- si no conocía esta ciudad?
Martin contestó en el mismo tono monocolor con el que se había expresado hasta ahora.
–No la conozco, es cierto, pero tengo amigos que me hablaron de esta ciudad como una de las más interesantes de Andalucía. Reúne dos condiciones que me atraen para residir aquí. Soy aficionado a la ornitología y estoy estudiando las características del vuelo de las aves migradoras. Sanlúcar está muy bien situado en ese sentido. Y lo más importante: quiero vivir en una ciudad en donde la gente transmita alegría de vivir. Aquí te saludan por la calle, aunque no te conozcan. Ustedes son trabajadores y, al mismo tiempo, saben divertirse cuando toca.
-Supongo que a su esposa también le gusta la ciudad, aunque tendrá sus propios motivos.
Martin la miró sin expresar emoción.
-Mi esposa falleció hace ya diez años. Estoy viudo y solo tengo un hijo, ya mayor, con el que no me hablo. El tiene su vida organizada.
-Ah, lo siento -se creyó en la necesidad de disculparse Esther.
-Se lo agradezco. Aunque ya pasó mucho tiempo, no hay un día en que no la tenga presente. Perder a tu pareja te confronta con una soledad inenarrable.
Parecía escritor. Seguramente sería periodista. Su forma de expresarse, cuidando las palabras y con vocabulario amplio, manifestaba que utilizaba habitualmente el lenguaje como instrumento de trabajo. Quizá tendría también alguna formación técnica, ¿no?
-Aquí muy cerca de la ciudad hay un parque en donde podrá ver muchas aves. Es la puerta de Doñana. En las Salinas hay una colonia de flamencos de forma permanente. Le puedo dar un mapa para que se haga una idea.
-No se preocupe por eso. Tengo cargado Google Maps en el móvil y con internet se puede llevar cualquier ciudad en el bolsillo.
De pronto, Esther descubrió que el hombre tenía una mirada serena y que los rasgos de su rostro eran delineados y elegantes. Le recordaba a su padre. Incluso a ese novio que se descolgó diciendo que tenía vocación para el sacerdocio, aunque ella siempre pensó que no le gustaban las mujeres. En ocho años de noviazgo no se habrían cruzado más de tres o cuatro besos, desprovistos de toda pasión.
Se despidieron, como suele suceder, con un “lo pensaré y le aviso” y un” anímese pronto, que el piso tiene muchos interesados y se le puede escapar; es una oportunidad de las que se presentan solo una o dos veces en la vida.”
Después del curro, Esther se acercó a la plaza del Cabildo, lo que no tenía por costumbre Encontró un grupo de antiguos colegas de comercio, que celebraban algo entre vinos de manzanilla, con tapeo de albondiguillas de choco y tortitas de camarones. Había uno que era muy bullita y andaba algo por ella, y le pedía: “siéntate con nosotros, Esthercita, que te hacemos sitio, que estamos preparando la guasa del Carnaval”. Iba a incorporarse con ellos, cuando, apoyado en la barra, lo vio y, guiada por su olfato comercial, se le acercó.
-Supongo que todavía no se habrá decidido. Pero veo que de algo le han servido mis indicaciones acerca de los lugares con ambiente tradicional en Sanlúcar.
-Bueno… -se disculpó el- en realidad, me limité a seguir la corriente. Parece que en esta zona se concentra toda la ciudad con ganas de socializar.
Y luego, sin apenas transición:
– ¿Ha quedado con alguien? ¿Me acepta que la invite a compartir mi bebida? Había pedido una caña, pensando en tomarme una cerveza. Me pusieron un vaso de manzanilla. (Esther sr rio, encontrando la gracia: “Aquí una caña es un vasito de manzanilla”).
Martín se había aprendido la lección:
-El que me sirvieron primero era de “manzanilla fina”, según me explicaron, que es más ligera en alcohol que la “manzanilla pasada”, envejecida. Y como tengo que ir a compás de mi edad, aquí tengo la recomendación que me hizo ese mushasho. (Señaló al camarero, que limpiaba el mostrador con soltura, imitando el tono andaluz con el que aquí se pronuncian las chs)
Ella miró la media botella que estaba sobre el mostrador. Era una manzanilla de la casa Barbadillo. En la etiqueta se podía leer Manzanilla Pasada Pastora. Martín había pedido para acompañar una media ración de galeras y las estaba disfrutando. Esther se tomó la invitación como obligación del oficio, aunque no podía ocultar que le estaba creciendo una curiosidad personal.
-Tomaré una copita con Vd. Eso sí, preferiría algo más ligero, si me permite. Un vino blanco Castillo de San Diego, que es afrutado, de uva palomino. Me encanta.
-Caramba, creo que aquí en Sanlúcar todo el mundo entiende mucho de vinos.
-Es que esta zona es muy especial; aquí se combina el aroma de mar, el sol y la tierra fértil y la tradición de elaborar buenos caldos. Desde los romanos se venía buscando la fórmula ideal, y un antepasado de los Barbadillo la encontró hace casi doscientos años.
-Veo que Vd. es una mujer a la que le gusta saber de todo.
-No me dejo engañar por el halago. Seguro que Vd. entiende mucho más de vinos, de varias zonas. Intuyo que es hombre de mundo, como se suele decir.
No sabría explicar por qué razón había dicho eso. El hombre la miró y, por primera vez desde que se conocían, esbozó una sonrisa franca.
-Mi mundo es limitado. Además, como persona del norte, eduqué el paladar en el dilema entre Rioja o Ribera de Duero. Me gusta el Ribera de Duero, pero es una cuestión de maridaje. En el norte, las comidas son contundentes. Aquí prefieren el pescado, el marisco, las hortalizas…
-Creo que la manzanilla va con todo. Hay muchos tipos. Y aquí se fabrican vinos ligeros y otros con más cuerpo. Todo consiste en acostumbrarse.
Las galeras, ovadas y con su sabroso coral, estaban deliciosas. De pronto, la curiosidad venció la prudencia de Esther:
– ¿De dónde viene Vd.? Su acento me recuerda a Galicia, pero no estoy segura.
-Soy asturiano. De Gijón. ¿Conoce esa ciudad?
-Asturias es una de las pocas regiones que me queda por visitar, reconoció Esther.
Al cabo de media hora de agradable conversación, cuando se habían agotado la media botella de Pasada Pastora, las galeras y las dos copas de Castillo de San Diego, Martín, de pronto, se disculpó.
-Lo siento, se me ha hecho tarde. Ha sido una suerte que hayamos coincidido, Esther. Es Vd. una mujer muy interesante. Nos veremos mañana. Puede estar segura de que pasaré por su oficina y tendré la decisión ya madura.
Se despidieron. Martin volvió al piso turístico en donde tenía alquilada una habitación, en la misma calle Ancha. En la habitación cómoda, limpia y suficientemente espaciosa, abrió el maletín que reposaba sobre la silla, y sacó tres cajitas de las que seleccionó, de cada una, dos pastillas. Después, tomando agua de una botella que reposaba sobre el lavabo, las ingirió en grupos de tres y se tumbó sobre la cama.
-Jodido cáncer, – musitó.
Repasó la información de los pisos que había visitado aquella mañana y tarde. Tenía las notas escritas con letra cuidadosa, recta, de profesional que está acostumbrado a escribir a mano para que se le entienda.
Había visitado un piso en la Avenida Quinto Centenario, con terraza, pero el actual inquilino le advirtió que resultaba frío en las noches, por la orientación al oeste. Otro, en el Barrio Alto, necesitaba reformas importantes.
Desde luego, el que mejor le encajaba se lo había enseñado Esther. Volvería a la mañana siguiente y le pediría verlo otra vez, y también se interesaría por conocer los gastos de comunidad, y si había posibilidad de un garaje en la zona.
Sacó luego del maletín un cuaderno en donde tenía dibujadas, con mano diestra, decenas de siluetas de aves y comparó los diseños con las fotografías que había tomado en la mañana, ampliando y corrigiendo algunos puntos.
También repasó los cálculos de sostenibilidad y potencia, en relación con la envergadura alar. La aguja colinegra, en efecto, tenía una potencia de arranque fabulosa para su tamaño y sus aleteos eran cortos y vibrantes. Las gaviotas reidoras, siempre más confiadas, ahorraban energía hasta el último momento; los menudos correlimos volaban frenéticamente cuando se alarmaban, con gran despilfarro energético.
El diagnóstico de metástasis ósea le había complicado brutalmente sus perspectivas. Le habían pronosticado cinco años de esperanza de vida asintomática, antes de que el deterioro se hiciera notar. Tenía que aprovechar el tiempo que le quedaba.
Se había aficionado a escribir sonetos y encontraba las rimas con facilidad. En la libreta de apuntes, garrapateó, sin grandes vacilaciones:
A quien llegue a Sanlúcar, siendo viejo
al que ya amor ni muerte quitan sueño
sugiero que acepte seguir este consejo;
cambiar el verso triste a sanluqueño.
Paseando por la arena, vi el reflejo
del sol cayendo al río y ese empeño
señaló el camino en que me dejo
guiar por blanca mano a lo risueño.
Con buena manzanilla pena alejo
y convierto mi talante en hogareño
llenando de alegría el patio anejo.
Vino y luz, forman lienzo velazqueño,
que, con mirarse el hombre en ese espejo,
de su propio destino se ve dueño.

Entonces, sintiéndose relajado, Martín se quedó dormido hasta el día siguiente.

@angelmanuelarias

Publicado en: Actualidad, Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: angel arias, Barbadillo, cáncer, concurso, cuento, Sanlúcar, soneto

Recuerdos a la madre

4 octubre, 2019 By amarias 2 comentarios

Hace ya 53 años (el 3 de octubre de 1966) falleció mi madre. Su aniversario es un momento especial para recordarla. Y lo hago con tres sonetos, dedicados a su memoria, que están incorporados a mi libro Sonetos desde el Hospital, recientemente publicado (Editor: Angel Arias, precio 10 euros, de los que 5 se destinan a la AECC).

1

Aquel rostro que dio calma a mis manos,
y de labios de amor primeros besos;
ojos que sembraron paz y embelesos
con que crecer como inocentes, sanos,

se volvieron ceniza y polvo y huesos,
ejemplo de dolor, vez de gusanos,
espejo en que vi límites humanos,
cántaro roto, fuente para excesos.

Hace años que besé la calavera
y aparté tierra de los restos tiesos,
y pedí nos curase la ceguera

y retornara a la niñez, ilesos.
Cayó el silencio, y tras larga espera,
percibí fuerte aroma de cantuesos.

2

De esa muerta asomada a una ventana
guardo el recuerdo vivo y no perece
la luz que alumbra la cuna que mece
con su mano blanca, mi madre sana.

Pasan los años y mi afecto crece
alimentado de amor en su peana
y la saco a pasear cada mañana
y le compro un helado si apetece.

Esa mujer teje jerséis de lana
que protejan del frío cuando empiece
y me ofrece un caldo o una tisana

sin que logre moverla de sus trece.
Peino su cabellera ya algo cana
con estrellas del campo que florece

y lágrimas que mi dolor emana.

3

Fue en este mismo banco que hoy escojo
para aliviar mi dolor, donde antaño
se sentara mi madre año tras año
mientras yo daba vueltas a mi antojo.

Su recuerdo me envuelve como un baño
de relajante paz y así a remojo
me curo suavemente y me sonrojo
al advertir lo frágil de mi daño.

Confiado por saber que tiene cura
el mal que me atenaza, tengo prisa
en volver sano y salvo a la cordura.

Acude un enfermero que me avisa
que estoy mucho mejor de la locura.
Mi madre muerta esboza una sonrisa.

(Del Libro Sonetos desde el Hospital, 2019, @angelmanuel arias)


 

Publicado en: Personal, Poesía Etiquetado como: angel arias, cantueso, cuna, madre, madre muerta, mano, Sonetos desde el Hospital

Sonetos desde el Hospital

20 septiembre, 2019 By amarias 2 comentarios

Ya tengo en mi poder los ejemplares de la edición Sonetos desde el Hospital. Me decidí a editar el libro yo mismo, recogiendo en él casi 130 sonetos y doce dibujos a todo color (incluido el de la portada, que reproduzco aquí, en una fotografía que realicé con el móvil y poca luz. Algunos de los sonetos ya fueron recogidos en este blog, pero la mayoría estaban inéditos. Recojo, a continuación, el primero de la recopilación, escrito cuando estaba aún convaleciente en el Hospital. Advierto, sin embargo, para quienes no agrade la temática hospitalaria, que pocos de los sonetos tienen que ver no con la enfermedad, sus cuidados o los estados de ánimo que provoca encontrarse más o menos delicado de salud.

A solas, desnudo y harto dolorido,
veo pasar el tiempo como un lujo
y si rompe el silencio algún sonido,
no aportará a la noche paz o embrujo.

Conteniendo ayes, mi magín estrujo
para escribir dos líneas con sentido
y tantas son las ganas con que empujo
el deseo de verme, aun yendo herido,

liberado de este cuarto de hospital
donde hago de paciente el cometido
que, sin reparar que me siente bien o mal,

por volver a mi sitio preferido,
soy capaz de ocultar que estoy fatal
y copiar de alguien sano el parecido.

El libro se vende a 10 euros, y por cada ejemplar vendido donaré 5 euros a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Como la edición consta de 1.000 ejemplares, si los vendiera todos, como espero, al final de este año o principios del siguiente haré la entrega de un cheque por la cantidad de 5.000 euros a la indicada Asociación.

Espero poder organizar una pasarela de pago para aquellos que quieran adquirirlo con entrega en su domicilio. De momento, puedo enviarlos contra reembolso o, si coincidimos en alguno de los recitales que estoy preparando, haceros la entrega directamente y así podré dedicároslo si lo deseáis.

Gracias por la difusión.

Publicado en: Personal, Poesía Etiquetado como: AECC, angel arias, angel manuel arias, difusión, donación, recital, sonetos, Sonetos desde el Hospital

Soneto: Volviendo de buscar hallar reposo

18 julio, 2019 By amarias Deja un comentario

Volviendo de buscar hallar reposo
alejado del ruido y de la gente
por tratar de librarme del acoso
que me produce el carajal vigente,

me encontré con un viejo que, gozoso,
sentado a buen resguardo del relente
fumaba en su cachimba algo oloroso,
con tranquilo semblante muy patente.

“Buenas tardes, anciano, ¿qué se siente
para tener aspecto tan dichoso
a pesar de los males del presente?”

Atusando su bigote ya canoso,
el hombre contestó, mostrando un diente:
“Según me venga el aire, escupo o toso”.

(@angelmanuelarias, “Sea por instinto” Opus 51, 2019)

Nota al pie: Está ya terminada la impresión de mi libro de Sonetos desde el Hospital, que ofrezco a la venta por diez euros (más gastos de envío por correo, en su caso). El ejemplo, junto a los más de 130 sonetos, tiene también 12 láminas a todo color, reproducción de otros tantos de mis dibujos.

Si os parece, ayudadme a difundir esta noticia literaria, que afronto con ilusión y riesgo (asumible) económico. También agradezco que me indiquéis si tenéis relación con Ateneo, Círculo literario o Foro poético regionales en donde se me da la oportunidad de ofrecer un recital, y comentar de paso algunas de mis razones poéticas.

,,,

El fotografiado esta vez es un críalo (clamator glandarius), sorprendido a las orillas del río Tajo, oculto entre el ramaje de uno de los álamos de la orilla. Perteneciente al orden de los cuculiformes, junto al cuco, esta curiosa ave, difícil de sorprender, se comporta igual que su compañero de orden, aunque dicen los expertos en ornitología que actúa de forma más benigna. Esto es así, porque el críalo, como el cuco, aprovecha la ausencia de sus nidos de la pareja de córvidos (típicamente, urracas) a las que va a depredar, para colocar su huevo entre los de la nidada que están empollando.

Pero, a diferencia del retoño del cuco, que, provisto de poderosas espaldas desde su nacimiento, elimina del nido a todos los polluelos de la especie hospedante, éste suele perdonar a algunos la vida, dándose el caso curioso en la naturaleza de que es alimentado, sin que los padres adoptivos reparen en la desproporción de tamaños y las diferencias genéticas, junto a sus falsos hermanos de nidada supervivientes.

Ayer volví a la zona, y pude fotografíar, en su huída, a un inmaduro de esta curiosa especie, imagen que ofreceré a los seguidores de esta historia paralela para aficionados a la observación de aves en mi próximo comentario.

Publicado en: Poesía Etiquetado como: angel arias, críalo, Sea por instinto, soneto

Una propuesta de transición energética arriesgada

16 julio, 2019 By amarias Deja un comentario

La revista ENTIBA, que publica el Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste de España, y de la que tengo el honor de escribir los Editoriales desde hace ya más de veinte años, ha recogido en su último número mis reflexiones -compartidas por la mayoría de nuestro colectivo, por los comentarios que estoy recibiendo- sobre el Borrador del Ministerio para la Transición Ecológica sobre la transición energética.

Reproduzco a continuación el contenido completo del Editorial.

El intenso clima electoral del primer semestre de 2019 ha puesto de manifiesto la dificultad de ofrecer propuestas concretas para abordar el principal problema de la sociedad postindustrial: la generación de actividad y empleo suficientes para sostener el estado de bienestar en el que estamos instalados. El núcleo de los debates, se centró en descalificar las posiciones contrarias, sin entrar a contrastar la viabilidad de promesas con incuestionables ventajas sociales, pero cuyo cumplimiento dependerá de la disponibilidad económica y su correcta ejecución técnica.

Implementar fórmulas que permitan mantener -y ya no digamos, mejorar- la situación económica, social y laboral de la que partimos en 2019, supone, en esencia, potenciar y reordenar los sectores productivos, -en especial, el industrial y, por supuesto, el energético- y clarificar el modelo educativo, eliminando ineficiencias, redundancias y pérdidas de calidad docente y discente.

A la hora de abordar cualquier política industrial o energética se debería tener en cuenta que España no está, lamentablemente, a la cabeza del mundo. Incluso su pertenencia a una Unión Europea en estado de revisión de postulados obligaría a extremar la prudencia en adopción de medidas drásticas de cambio del modelo, conteniendo la tentación de convertirse en el primero de la clase. Las notas las pone el mercado y su carácter inflexible hace que los excesos se castiguen con severidad.

A pesar de contar con un período de legislatura muy corta, el Gobierno anterior a las últimas elecciones, a través del Ministerio para la Transición Ecológica -nombre desacertado para designar las responsabilidades de quien tiene competencias sobre Energía, Agua, Medio Ambiente y Minería- presentó a debate público en el último momento un documento sustancial que recoge, según sus propias palabras, las “piezas clave” para “la transformación del modelo económico y la generación de un nuevo contrato social de prosperidad.” Ni más ni menos.

España no es un actor principal en ese proceso de transformación global, ni siquiera dentro de la Unión Europea. El momento se presenta como delicado incluso para el futuro del modelo europeo, cuestionado por una economía mucho más importante que la nuestra -el Reino Unido- y exprimido hasta los límites de la tolerancia por los países de la Europa del este. Alemania y Francia, con la atención puesta en sus propios intereses económicos y sociales, monopolizan las decisiones más importantes de nuestro entorno, con mayores recursos económicos y tecnológicos.

Intentar transformar el actual modelo económico, en un entorno indefinido y cambiante, es un proyecto que, por su simple enunciación, más que ambicioso cabe calificar de temerario. Estamos en un momento de profundos cambios en las estrategias por el liderazgo mundial, que afectan a la tecnología, las estructuras sociales y económicas, incluso las políticas de armamento y defensa.

Llevado el Gobierno por un impulso creativo, alimentado sin duda por la experiencia personal y el compromiso político de la ministra Teresa Ribera, ha dado nacimiento provisional a los elementos que compondrían las llaves de acceso a una prometedora Arcadia, basándose en tres ejes documentales: el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, y la Estrategia de Transición Justa.

El Borrador del PNIEC ofrecido finalmente a exposición pública, tiene 286 páginas y ofrece gran cantidad de datos y cuadros, tanto para presentar la situación de partida, como para fundamentar los escenarios previstos si se aplican las medidas y actuaciones propuestas.

El documento impresiona y obliga a un cierto distanciamiento, tanto por su contundencia argumental como por el carácter cerrado de sus propuestas. El argumento impulsor que se ofrece es, ni más ni menos, que la completa modernización de la economía española, a la que se liga la creación de empleo, haciendo descansar el modelo energético en el posicionamiento de liderazgo de España en las energías y tecnologías renovables, apostando por la total descarbonización a muy corto plazo.

En el concreto aspecto de las emisiones de CO2 y equivalentes, que es el eje director del Borrador del Plan, al admitirse como objetivo principal su reducción a corto plazo, no podemos obviar que la Unión Europea es un contribuyente menor -en la actualidad-, al ser responsable de solo el 10% y con una tendencia decreciente. España, debido a su menor capacidad industrial en relación con los líderes europeos, aporta menos del 8% del CO2 comunitario, es decir, su efecto termo contaminante está por debajo del 0,8% de las emisiones mundiales.

A nivel institucional, me consta que los ingenieros de minas no hemos sido consultados en los previsibles intensos debates habidos para confeccionar la Propuesta. Es una carencia que lamentamos, ya que hubiéramos podido aportar una visión global, que abarcase desde el ámbito de los recursos minerales hasta las industrias de transformación y energía, dentro del respeto al medio ambiente, cuantificando el alcance técnico y social de medidas que se hubiera decidido adoptar.

Esta colaboración no solicitada por quienes elaboraron el Plan hubiera ayudado, y lo decimos con humildad y voluntad de servicio, a la correcta evaluación, fundamentada en la experiencia y el conocimiento tecnológico de los notables expertos que integran el colectivo, del “propósito de transformación de la economía española”, y matizar las rotundas afirmaciones de que “el país ganará en prosperidad, seguridad energética, generación de empleo industrial, innovación, salud, desarrollo tecnológico y justicia social”, que recoge en el documento.

La descarbonización progresiva de la sociedad humana es indiscutible y no se puede discutir la voluntaria decisión de la Unión Europea de limitar el uso de los combustibles fósiles. Pero la energía es un medio para mantener el estado de bienestar, no un fin en sí mismo, y la sostenibilidad exige el equilibrio entre sus cuatro pilares: lo social, lo ambiental, lo económico, y lo técnico. Un exceso o déficit de aportación en uno de ellos, conduce al desmoronamiento de la estabilidad del modelo.

Sorprende por ello que los redactores del Plan dejen que su entusiasmo los lleve a la ingenuidad de pretender orientar el tejido empresarial español hacia un espacio en el que suponen aparecerán las ventajas competitivas del futuro, mezclando lo obvio (la necesidad de innovación y la capacidad de producir con mayor eficiencia) con lo especulativo (la ventaja de hacerlo con una huella ambiental baja o nula). Porque la competitividad internacional de las empresas españolas, en un mercado cuyas reglas no son fijadas por el Ministerio para la Transición Ecológica ni por el gobierno de España, depende de muchos parámetros, de los que solo se puede aspirar a controlar una minoría poco significativa.

Para los principales países contaminantes, desde Estados Unidos a China o India, las decisiones no atienden a indicaciones imprecisas o no asumidas que recomiendan reducir la producción de gases a los que se atribuye el calentamiento del planeta, ni, en el caso de los países menos desarrollados, a la promesa de compensaciones económicas cuantiosas (y aún discutidas) si contienen la necesidad de quemar hidrocarburos.

Esos países se mueven por parámetros propios, dando prioridad a la intención de acercar rápidamente a sus ciudadanos a los estándares de bienestar occidentales, sirviéndose para ello de una disponibilidad de recursos fósiles fáciles de explotar y en cantidades elevadas. Para China, en concreto, una realidad de doble naturaleza, le permite acreditar una inversión en infraestructuras energéticas en 2018 de 400.000 Mill de dólares (casi el doble de la europea y por encima de la de Estados Unidos) y capitanear simultáneamente la inversión mundial tanto en instalaciones para quemar carbón como en aerogeneradores y aprovechamiento de energía solar.

El Anteproyecto o Borrador del Plan del anterior gobierno español circula entre dos posiciones difícilmente conciliables, decantándose por la segunda. Por una parte, se encuentran aquellos profesionales y sectores que reclaman prudencia y plazos largos para adoptar medidas drásticas que eliminen componentes de nuestro mix energético, ejemplo hasta ahora de versatilidad y eficacia; esas mismas fuentes enfatizan sobre la necesidad de atender a la evolución del escenario mundial, desechando la tentación de ejemplaridad para no convertir a España en víctima de ese deseo o en banco de pruebas de tecnologías o medidas de rentabilidad cuestionable.

Por otra parte, se encontrarían aquellos que, con la voluntad de cambiar paradigmas de producción y consumo, guiados por la alegría y tal vez la inconsciencia propias de quien dispara con pólvora ajena y ve solo el final de la travesía del desierto pero no los riesgos intermedios, formulan y espolean la adopción de medidas drásticas en el sector energético, aplaudiendo cuanto suponen es lo mejor para el medio ambiente y la naturaleza, pretendiendo que el ser humano ubicado en España se beneficiará de ello simultáneamente, ignorando o queriendo ignorar que la energía es solo una pieza de un entramado muy delicado, que afecta, y no solo económicamente, a prácticamente todos los sectores, tanto de producción como de servicios.

Hacer descansar el cambio en el modelo energético en el propósito de ser ejemplar en la adopción de medidas y ganar al mismo tiempo en competitividad es una ilusión. El cumplimiento de los objetivos en relación con el clima está condicionado, desde luego, por la evolución de las temperaturas del planeta (y no está de más recordar que las previsiones del Panel del Cambio Climático han sido revisadas varias veces). Pero la concreta fijación de plazos de adaptación de cada país, y el trazado del propio camino a seguir son imprescindibles para la toma de decisiones empresariales. Un clima de incertidumbre reduce las inversiones al acortarse los plazos de recuperación, buscando la rentabilidad a corto.

Los organismos públicos, por su parte, han de tener en cuenta que los presupuestos deben ser anteriores a la adopción de decisiones irreversibles, ya sea -por ejemplo- imponiendo el cierre de centrales, o la renovación drástica del parque de vehículos.

Son muchos los aspectos del Plan que precisarían una revisión objetiva, y un Editorial no es lugar para un informe técnico. La dependencia del carbón internacional, del gas y del petróleo en el período de transición hasta la descarbonización crea incertidumbres económicas que no pueden resolverse apelando a líneas tendenciales basadas en el pasado.

En el caso de las centrales nucleares, el abandono de esta tecnología, más que en valoraciones relacionadas con el clima, parece debido a temores tecnológicos que rayan en lo patológico, habida cuenta que Francia nos proporcionará una parte de la energía que consumimos producida con base nuclear. También compramos energía a nuestro vecino del sur (Marruecos), beneficiado por no tener penalizaciones por emisión de CO2, que ha activado la central de carbón de Safi, con 1,4 GW de potencia instalada. Además de tales incongruencias con repercusión económica, hay que contar con el coste del desmantelamiento de instalaciones que no alcanzaron su vida útil y añadir el tratamiento de residuos para los que carecemos de instalaciones.

Los ingenieros de minas hemos estado entre los protagonistas, utilizando conocimiento, esfuerzo y prudencia, del desarrollo energético de este país. Al trabajo eficiente de compañeros se debe la confección del panorama actual de éxito tecnológico, reconocido a nivel mundial, en muy variados subsectores vinculados a la energía: la gestión y mantenimiento de centrales nucleares, la erección y funcionamiento de ciclos combinados, el desarrollo de las redes gasísticas, la gestión de un mix energético complejo, la mejora de la explotación de minas de carbón en condiciones difíciles, la investigación de mezclas de hullas y lignitos y materiales derivados, el almacenamiento subterráneo, el tratamiento de enfermedades pulmonares, el desarrollo de aplicaciones siderúrgicas y metalúrgicas de alta calidad y, por supuesto, mejorar la seguridad del personal en todo momento.

No tenemos que defendernos ni excusarnos de nada. No somos anti-ecologistas: al contrario. La explotación de los recursos mineros con respeto y atención a la naturaleza forma parte de la legislación y reglamentos mineros desde antes de la vigente Constitución. Tampoco haría falta recordar que parte del paisaje e instalaciones de disfrute ciudadano del que disponen ahora muchas poblaciones históricamente mineras, procede de la restauración de canteras y espacios donde se ubicaron las explotaciones. De la generación de actividad y riqueza en torno a la minería, aplicando medios cada vez más eficientes y seguros, da cuenta la prosperidad y bienestar conseguido en las comarcas mineras, que han actuado de punto de atracción para ciudadanos de otros lugares de España.

En mi opinión, el Anteproyecto es prematuro, no contempla todas las variantes y efectos y, además, al faltar un consenso generalizado entre los agentes, resulta extemporáneo. Falta analizar las consecuencias de las decisiones en sectores distintos de la producción energética, polariza la atención en la reducción de las emisiones de CO2, acelerando plazos de eliminación de centros de producción energética, confundiendo capacidad instalada con necesidades energéticas puntuales, y todo ello sin estudiar los efectos de modificar los centros de producción y distribución, atender a la obligación de mantener la calidad de la red con grandes generadores síncronos que actúen de estabilizadores, y no precisa la aportación relativa de las energías eólica o solar en el mix resultante.

La generación de empleo que se presenta como vinculada al Plan (entre 250.000 y 370.000 empleos estables en el período) es ambiciosa, pero parece irreal y desvinculada del territorio en donde se sufrirán los efectos negativos del cambio en el modelo energético. Se relaciona con una inversión total 200.000 millones de euros, movilizada a partir de una inversión pública de 47.000 millones, con recursos de todas las administraciones públicas. El Anteproyecto ofrece también previsiones de crecimiento del PIB, ahorro por las importaciones de combustibles fósiles y otras cifras optimistas de sus consecuencias que, a falta de profundizar en el análisis, encajarían dentro del pensamiento voluntarista que parece imbuir todo el Plan y sus Anexos.

Omite el Anteproyecto la valoración, económica y estratégica, de la dependencia exterior -española y comunitaria- vinculada a la necesidad de emplear los minerales comúnmente denominados “tierras raras” en multitud de elementos precisos en el escenario propuesto, cuestión en la que los “ingenieros de la tierra”, tendríamos mucho que aportar.

Las regiones en donde se ubican actualmente los grandes centros de producción y distribución energética aparecen como perdedoras sin compensaciones. La memoria de las reconversiones anteriores permite expresar que los planes de reindustrialización no se cumplen o no alcanzan las previsiones optimistas con las que se llevaron a cabo las pérdidas de actividad, con anterioridad a la construcción de alternativas.
En fin, las medidas propuestas en el Anteproyecto nos situarán a la cabeza de los países que soportarán un peso excesivo por la reconversión ecológica (rectius, energética), muy por encima de nuestras posibilidades reales y con el riesgo de que se haya enfocado, por precipitación, hacia una reactivación económica y de empleo que no se va a producir como imaginada.

Los autores del Plan se enorgullecen de haber tenido en cuenta más de mil variables y haber utilizado hasta seis modelos económicos. A los que hemos venido tratando con la realidad en el curso de una experiencia profesional variada, no nos impresiona esa exhibición matemática. Cuando se fijan objetivos a medio y largo plazo, que involucran a multiplicidad de agentes, sobre muchos de los cuales no se posee control, la prudencia aconseja tener previstas vías de escape y alternativas.

Y termino con una sugerencia: una previsión completa sobre los efectos del cambio climático, que nos llegará independientemente de las medidas que, a nivel de país, nos apetezca tomar, debería atender a la necesidad de reducir sus consecuencias en nuestro territorio, identificado como el más vulnerable de la Unión Europea, y con amenazas muy heterogéneas: subida del nivel de los océanos, desbordamiento de cauces de agua, aumento de los índices de desertización, temperaturas anormalmente extremas, tormentas repentinas etc.

El futuro nos encontrará, sin duda, entretenidos. Ojalá que no sea en la discusión de lo que tenemos que hacer o no hacer, sino en la ejecución de lo que debemos tener decidido por consenso y no por inspiración iluminada.

Mayo 2019


¿Quién no conoce a las golondrinas. Son visitantes regulares de nuestras ciudades y campos y han inspirado a poetas, escritores de cuentos infantiles y a románticos de toda índole.

Sin embargo, no siempre son bien identificadas, confundiéndolas con los aviones o los vencejos y, lo que sería más disculpable, creyendo ver una golondrina común (hirundo rustica) cuando el ave que revolotea incansable cazando al vuelo efímeras, mosquitos y todo tipo de insectos, alzados de las praderas recién segadas que tenemos ante nosotros, es una golondrina dáurica (hirundo daurica).

Ambas especies de golondrinas tienen largas rectrices en la cola, siendo algo más cortas en la dáurica. Lo definitivamente distintivo es que, vistas por debajo, la común tiene el collar negro y manchas blancas en la cola, características de las que carece la dáurica. Vistas desde arriba, la dáurica presenta el obispillo de color ante pálido, en tanto la común tiene el dorso de color azul oscuro, relativamente homogéneo.

 

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Soneto: Manchas de sangre son, salpicaduras

17 mayo, 2019 By amarias Deja un comentario

A Pere Gimferrer

”El ocaso gasta en salpicaduras” (con las mismas palabras de las rimas y en el mismo orden, que su soneto)

Manchas de sangre son, salpicaduras/de cuantos fusilaron contra el muro/y esas huellas y marcas, rozaduras/ de uñas de tanto muerto prematuro.//Ante tales señales, alma acampa/entre gritos de pánico celeste/componiendo la quejumbrosa estampa /mientras reniega de su esencia agreste.//Postrándose de hinojos, caen las hojas/del árbol del dolor, y se hacen rojas/de vergüenza, victorias; los fulgores/ de méritos se queman en la llama/de la antorcha que lleva quien reclama/ser el héroe, acreedor de resplandores.

(Del libro “Sea por instinto” Soneto 45, @angelarias)

—-

La foto corresponde al Museu Aureli Capmany

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Soneto: Caerán tiernas verdades a la tierra

16 mayo, 2019 By amarias 2 comentarios

A Quevedo

”Fue sueño ayer, mañana será tierra “, con las mismas rimas que el soneto que así empieza

Caerán tiernas verdades a la tierra/y tercas objeciones se harán humo,/en tiempos de olvidar como presumo/ viejos anhelos que el pasado  encierra/y, a base de restar, al cabo  asumo /que reservas de amor pronto consumo.//El presente cualquier vestigio entierra/de restos de placer con que has llegado/arriesgando a que un falso movimiento/te haga pasar de osado a despeñado.//Disfruta sin reparos del momento/descartando el andarte con cuidado,/pues no falta al valiente un monumento.

(Soneto 44 de “Sea por instinto”, @angelmanuelarias, 2019)

PS. Con el deseo más cálido que mi querido hermano Juan Carlos, hospitalizado desde ayer por causa de un repentino infarto, se recupere rápido y completamente.

(Foto: En la ruta del Lobo, Belmonte de Miranda, Asturias)

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