Al socaire

Blog personal de Angel Arias. La mayor parte de los contenidos son [email protected], aunque los dibujos, poemas y relatos tienen el [email protected] del autor

  • Inicio
  • Sobre mí

Copyright © 2023

Usted está aquí: Inicio / Archivo de futuro

Reflexionando sobre el futuro tecnológico

15 marzo, 2021 By amarias 2 comentarios

Patrick Collison, junto a su hermano John, es uno de los más admirados emprendedores, por su éxito patente por seleccionar oportunidades de inversión en el complejo panorama del cambio tecnológico. Con 32 años, posee un patrimonio de más de 1.000 millones de dólares. Es fundador de la compañía Strype, para canalización y financiación de pagos on line, con un volumen de transacciones superior a los 36.000 millones de dólares.

No pretendo en este Comentario realizar la apología de Collison, cuya biografía y opiniones son objeto de escrutinio continuo por cuantos desearían encontrar modelo a seguir en este joven -obviamente, inteligente, activo, ingenioso, entre decenas de adjetivos elogiosos que afloran sin problemas a la mente-. La red mediática ofrece amplia información sobre este irlandés singular.

En una reciente entrevista realizada por internet, Collison, entre otras interesantes opiniones, teoriza en relación a lo que el mundo necesita en el terreno tecnológico. Me parece digno de análisis glosar esas ideas en mis propios términos, pues pocas veces se nos ofrece la oportunidad de presentar y discutir líneas de orientación respecto al futuro.

  1. En primer lugar, se sitúan los avances en tecnología médica. Los campos de investigación y fabricación de nuevos fármacos y equipos son muy diversos. Es un terreno propicio para los trabajos multidisciplinares (médicos, ingenieros, biólogos, diseñadores, etc.).  En la cirugía robótica los avances son constantes, pero el campo es amplísimo. Mejorar los tratamientos de la mayor parte de las enfermedades conocidas es una necesidad evidente. Son necesarios más recursos, ciertamente, pero si se contabilizan los éxitos en el incremento de la esperanza de vida y en la mejora de su calidad, los retornos son inestimables.
  2. La mitigación del cambio climático, tanto en la generación de energía de forma más limpia, como más barata y eficiente, como en el control y reducción o eliminación de los subproductos contaminantes generados, sin olvidar la mejora de las técnicas de captación y almacenamiento de CO2. Se trata de una necesidad colectiva urgente, a la que no todos los países dedican la misma atención, pero las opciones de rápida rentabilidad de los hallazgos eficientes son muy altas (mejoras en los equipos y en el control de los procesos, aumento de la capacidad de almacenamiento energético (baterías de alta densidad de energía), incremento de la velocidad de carga de los acumuladores, etc.)
  3. El principio general que debe guiar la generación de proyectos viables es encontrar la manera de disminuir el coste y aumentar la eficiencia de lo que utilizamos con frecuencia, tanto por necesidad como por disfrute. El elenco de opciones es muy grande y es en ese terreno en donde la aplicación de las nuevas tecnologías está provocando drásticos desplazamientos de la rentabilidad.
  4. Fabricación de alimentos sintéticos y aumento en la productividad de los convencionales. Collison hace referencia a la fabricación y expedición barata de la combinación de alimentos decidida por el propio consumidor (utilizando equipos de diseño y manipulación que preparen la comida al gusto del cliente o de las necesidades dietéticas)
  5. Mejora del transporte de personas y mercancías, especialmente en el uso del medio aéreo por vehículos de uso individual. Para el transporte terrestre, el incremento de la aplicación de la logística en la distribución de mercancías, optimizando itinerarios.
  6. En el sector agropecuario, con la investigación de aceleradores de crecimiento de árboles y plantas, mejora de la eficiencia de los terrenos y la utilización y reutilización del agua.
  7. En el diseño de las ciudades, mejora de la eficiencia en el empleo de materiales, en el impulso claro al ahorro energético, al aprovechamiento de la energía del subsuelo (geotermia), optimización de zonas verdes y espacio de ocio con visión holística.
  8. Disminución drástica de la contaminación del aire en las ciudades, con detección sistemática y global de toxinas, como el plomo, arsénico, derivados del benceno, además de NOx y CO, metano y otros.
  9. Mejora de la traducción automática múltiple; revisión de la tecnología educativa, de la enseñanza por internet (e-learning), introducción de libros inteligentes que guíen al alumno en el aprendizaje.
  10. Adaptación de los entornos de programación para hacerlos de uso más sencillo y adaptable.
  11. Revisión completa del ciclo del agua, abaratando más la desalación del agua de mar y las aguas salobres, impulsando la regeneración de los acuíferos y el uso eficiente del agua de regadío.
  12. Aceleración del uso de la nanotecnología en todos los sectores industriales, con la mejora de materiales existentes e investigación de otros nuevos (vidrios flexibles, aceros traslúcidos, etc.) y sistemas de autoreparación. Incorporación de computadoras cuánticas que simulen con precisión los procesos químicos y químico físicos.  Mejora de los catalizadores para los principales procesos químicos existentes.

Ya en otras ocasiones en este mismo blog he tratado de realizar propuestas de investigación y desarrollo que mejoren la eficiencia de nuestro actual sistema productivo. Sirvan estas notas como un escueto repaso a las múltiples opciones de mejora de lo que nos hace más felices: aprovechar los recursos existentes, impulsar la creatividad, abaratar los costes de producción y conseguir que las mejorar tecnológicas lleguen a todo el mundo. Un desafío permanente que involucra la ética, la técnica, la filosofía vital y la solidaridad internacional.

Publicado en: Actualidad, Tecnologías Etiquetado como: Collison, futuro, tecnología

Semana de Compasión

24 marzo, 2020 By amarias 2 comentarios

Si esto es una guerra contra el coronavirus y nuestro mando civil-militar tiene las cosas claras, estamos en la semana decisiva para vencer al invasor. No es que, con el despliegue de resistencia y sumisión de toda la población (salvo algunos, pocos, insolidarios y rebeldes), de los esfuerzos titánicos para tratar de paliar los déficits de previsión y equipos con dedicaciones extraordinarias de quienes pueden ofrecerlas desde su conocimiento, y de las medidas de emergencia, consejos de última hora, regates de opinión e interpelaciones al mal común, a la mala suerte y a la desorganización consuetudinaria, vayamos a derrotar esta misma semana al repelente inquilino de nuestra nave cósmica.

No. No caerá de inmediato. Alcanzará su pico de propagación, contagiando aún a más compatriotas, habrá una ascensión en el número de muertos y luego, bajará la cadencia hasta convertirse solo en un mal recuerdo. Para que eso suceda, habrá de pasar aún dos o tres meses, quizá incluso más.

Porque nos estamos mirando en el espejo roto de quienes dicen haber conseguido recuperar la normalidad (o casi): los dirigentes y personal facultativo de la lejana China, convertidos a un tiempo en denostados causantes de la aparición del coronavirus 19 y aplaudidos vencedores locales de la pandemia que nació en Wuhan, provincia de Hebei, lugar de ignota ubicación en nuestra mapa mental hasta enero de 2020, en donde -dicen- se comen pangolines (animales mitológicos, mitad armadillo y serpiente, mitad fantasía y superstición)- y donde -se comenta, se sospecha- hacen ensayos muy avanzados con microorganismos para estudiar los efectos (Confucio, Alá y Dios no lo quieran) de una guerra vírica que haga inútil el armamento nuclear.

Querido lector, estoy tan asustado, confuso, indignado, confiado, esperanzado, roto, alarmado, asqueado, tenso, incrédulo, …como tú.

No discuto que hemos llegado tarde para darnos cuenta de que se nos había colado el enemigo invisible. Me asombra que, sabiendo su peligrosidad y carácter letal, ministras de Gobierno y personas relevantes de nuestro mundo socio-político se embarquen en una manifestación para reivindicar ya no me acuerdo qué diablos, o que tipos curtidos en denunciar todo tipo de falsedades y verdades se contagien por celebrar con unos camaradas su triunfo en las urnas, en la que tampoco guardo memoria de lo que votamos.

Me enerva que en este país que ha presumido y presume de tener la mejor Sanidad de Europa y el mejor servicio asistencial del mundo, no tengamos suficiente capacidad y recursos para entender que una gran parte de ese orgullo institucional dependía y depende del esfuerzo personal del personal sanitario y de la capacidad acomodaticia de muchos pacientes.

He visto las imágenes de cuerpos de compatriotas entrando en la morgue improvisada del Palacio de Hielo, en donde tantas familias hemos ido a patinar en días de ocio y rosas. He oído que hay ancianos yertos en geriátricos, esperando que alguien levante sus cadáveres, envenenados por el coronavirus. Tengo mi atención puesta en los informes civil-militares del Comité de crisis, en donde hace días que no veo aparecer ni a Pedro Sánchez, el presidente de Gobierno (en cuarentena por el coronavirus, con su esposa infectada), ni el vicepresidente Pablo Iglesias (en cuarentena por lo mismo y por la misma razón), y no sé cuántos miembros más, incluido el incalificable Torra, desde su refugio mental en Cataluña, animando al suicidio colectivo.

Esto pasará, por supuesto. Nos dejará muchos esqueletos en los armarios. No solo, y por desgracia que pudimos evitar y eso pesará en nuestras conciencias, de los que fallecieron por el coronavirus, y a los que tendremos/tendréis que dar una despedida como debiera haber sido, multitudinaria y silente. Son los esqueletos de nuestro viejo sistema socioeconómico, nuestra economía de mercado, nuestras relaciones con las Autonomías, nuestra colaboración en el seno de la Unión Europea y demás instituciones, nuestra defensa de un mundo en paz. nuestra voluntad de atajar (y de qué manera) el cambio climático, y, en fin, la generación de un modelo de cooperación internacional que garantice trabajo y distribución del mismo para todos, porque todos debemos vivir en paz.

Mucha tarea por delante. De momento, tenemos una semana complicada.

Publicado en: Sin categoría Etiquetado como: coronavirus, crisis, economía, futuro, guerra, semana complicada, superación

Mitos, realidades y creencias

5 agosto, 2019 By amarias 2 comentarios

No resulta sencillo distinguir entre mitos, realidades y creencias. Elucubrar sobre una posible diferenciación es materia de análisis obligada para filósofos, ya sean laureados, aprendices o simples aficionados.

Debería  interesarnos a todos, establecer una escala personal entre lo que hemos comprobado o podido demostrar por nuestros medios, aquello que aceptamos en reconocimiento a la autoridad ajena, o cuanto situamos en los baúles de la superchería, la ficción o la propia conveniencia.

Es ley de nuestra naturaleza convivir con esa triada. Mantener creencias compartidas nos hace sentir el pulso social, unirnos al clan o a la tribu. Cuestionar ante terceros si las verdades admitidas por la mayoría  son solo mitos o falsas percepciones puede situarnos en riesgo de ser considerados infieles al grupo.

La historia de los pueblos, está soportada por héroes, víctimas, brujas y visionarios, construidos con base en mitos, creencias y percepción de realidades. Muchos más lo intentaron. Algunos resultaron ensalzados a la gloria sin haber ganado una batalla ni inventado el menor artilugio. Otros fueron llevados a la hoguera, por su destiempo, antes de que se comprobara que lo que habían postulado era verdadero, útil o  necesario.

Nada cambió desde tiempo inmemorial, como el arcipreste de Hita puso de manifiesto: queremos paz, buena comida y alguien que nos haga fiel compañía. Pero algunos se empeñan en conducirnos a Tierras más fértiles, alegando haber recibido designios peculiares. Aquí, ahora, los profetas se llaman Pedro, Pablo (tenemos dos), Albert y Santiago, entre otras figuras menores.

No se ponen de acuerdo en el camino revelado  unos señalan la luna, otros su dedo o el ojo del contrario y todos, al parecer, engordan sus bolsillos o los de quienes les son más fieles.

Tienen agosto para elegir la vía más favorable. No para llegar a Arcadia, sino para sacarnos del atolladero en el que nos han metido con sus tejemanejes.

—

Un herrerillo capuchino (parus cristatus), cogido al trasluz, atrapa al vuelo un insecto.

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: agosto, creencias, elecciones, futuro, herrerillo común, mitos, parus, programas electorales, realidades

Mis palabras de agradecimiento por el Premio de la UICM

24 abril, 2019 By amarias 3 comentarios

El 23 de abril de 2019 la Unión Interprofesional de la Comunidad de Madrid me entregó el IV Premio que concede esta prestigiosa asociación, que agrupa a la inmensa mayoría de los Colegios de la Comunidad de Madrid y a más de 300.000 profesionales.

El premio me fue entregado en el acto de Clausura del Día de las Profesiones, por la Consejera de Economía, Empleo y Hacienda de la Comunidad, Engracia Hidalgo. Tengo que agradecer, desde la admiración por el excelente y bien trabado discurso de la ex secretaria de Estado,  una de las personas más brillantes del panorama político- que tuviera unas palabras elogiosas hacia mi persona, y que confesara haber entrado en este blog para conocer más detalles sobre mi. No solo eso: dijo haber pasado un rato muy entretenido, aconsejando a los asistentes que no lo conocieran que lo visitaran . Me quito el sombrero, admirada y admirable Consejera.

Estaban presentes en la mesa presidencial, los dos vicepresidentes de la UICM: el anfitrión, decano del Colegio de Arquitectos, José María Ezquiaga, y Miguel Angel Carrillo, que fue hasta hace poco tiempo el decano del Colegio de Ingenieros de Caminos. En el público, se encontraban varios decanos y decanas de los distintos colegios profesionales, entre los que no faltaron la decana del Colegio de Ingenieros Agrónomos, Mari Cruz Díaz, y el decano del Colegio de Ingenieros de Minas, Rafael Monsalve, así como el decano del Consejo Superior de Minas, Angel Cámara.

Junto a los amigos, colegas que habían tenido la amabilidad de acompañarme en este acto, estaban mi esposa, mis hijos, una de mis hermanas con su pareja y… mis cuatro nietas.

A ellas dediqué mis palabras, trenzadas con el agradecimiento a la Junta directiva de la Unión, que decidió concederme el galardón por unanimidad, según se leyó en el Acta de adjudicación. Advierto que no leí lo que tenía preparado, sino que, dada la poca luz que llegaba al atril (y a mi deteriorada vista, que me obliga a llevar gafas, que perdí hace unos días y tengo pendiente de sustitución), tuve que improvisar.

Este era el texto original.

“Queridas autoridades, amigos y colegas de la Unión Interprofesional de la Comunidad de Madrid, familia.

Estoy profundamente agradecido, honrado y abrumado, ante esta distinción de gran prestigio, como revelan mis antecesores en este Premio. Se me indica que me fue concedido por mi labor en defensa y difusión del trabajo de los Colegios profesionales y de la Unión Interprofesional en particular.

Si quienes han decidido que era merecedor de este galardón han estimado que reunía méritos suficientes, no voy a entrar en contradicción con ellos. Solo diré que cuanto pude hacer y me propongo seguir haciendo por la colegiación y la profesionalidad no lo hice porque aspirara a que  tuviera jamás ningún reconocimiento por ello.

Ha sido una agradabilísima sorpresa que se reconociera, por una organización tan valorada, activa y plural y que abarca profesiones muy diversas, mi contribución a reforzar algo en lo que creo profundamente, que es la fuerza de la unión profesional, conseguida desde la colaboración y el empuje de profesionales de las más variadas disciplinas. Una fuerza dirigida, no a un propósito egoísta, sino al propósito de impulsar esta Comunidad de Madrid, base de la realidad de España, mejorando la cualificación del país y aprovechando en beneficio común las experiencias sectoriales.

Me acompañan mis nietas, Carlota, Sofía, Alejandra y Claudia y quisiera decir unas palabras dirigidas especialmente a ellas y por extensión, a todos los que serán, dentro de quince o veinte años, protagonistas. Las mayores tienen ocho años y las dos menores, seis. Así que me planteo qué puedo decirles a ellas pensando en el momento en que, ya entradas en la veintena, inicien su vida profesional o estén terminando sus estudios.

Sabéis, queridas nietas, que me gusta contar cuentos, e inventar historias. Creo que alguna vez os habré hablado del gigante Tur Tur, que aparece en un cuento de Michael Ende (“Jim Botón y Lucas el maquinista”. Era un gigante muy particular, un gigante aparente, puesto que cuanto más nos acercábamos a él, más pequeño parecía.

El mundo está lleno de gigantes Tur Tur. Son personas que se adornan con muchas plumas y falsos títulos y parecen magníficos cuando se ven desde la distancia, por lo que ellos mismos nos cuentan, pero en la proximidad resultan anodinos, muy podo interesantes.

Si me admitís un consejo, no os asustéis ante ningún gigante, y acostumbraros siempre a mirar de cerca a las personas con las que os encontréis. Así podréis valorar su verdadera importancia, su dimensión real. Y os puedo aconsejar que, si os encontráis con un gigante de verdad, que los hay, una persona con capacidad de crear, de ser un buen maestro, formar grupo, y generar ilusión y fortaleza, arrimaros a él y si podéis, auparos sobre él. Decía Ramón y Cajal, que obtuvo en 1906 el premio nobel de Medicina, que ese es un premio muy importante, que había llegado lejos porque había sido transportado a hombros de gigantes.

Llegad lejos. Pero si os faltan las fuerzas, sentíos felices al ayudar a que otros, los mejores, lleguen lejos.
El futuro, visto con los ojos de un abuelo que ha vivido ya mucho y que está un poco cansado, no parece muy fácil. Nos pasa a los mayores. Se que a vosotras no os asusta el futuro, sino que, al contrario, os apetece estar allí. Tiempo al tiempo. Preparaos bien entre tanto, para disfrutar de ese futuro.

Nos encontramos entre profesionales, celebrando el Dia de las Profesiones y de los Colegios profesionales. Si no lo sabías, os lo digo ahora: una profesión es un empleo, u oficio por el que se percibe una retribución, es decir, dinero. Porque se necesita del dinero para poder vivir, sostener una familia, disfrutar de un nivel de vida satisfactorio.

Aquí están representados más de 30 Colegios, aunque tengo que advertiros que hay varios cientos de títulos que se pueden obtener en las Universidades españolas. Cuando yo entré en la Universidad, no existían la mayoría de ellas, y muchas de las que había no se podían estudiar en la región donde yo nací, que sabéis que era Asturias. Hoy hay cientos de Centros Universitarios y, además, se puede estudiar teóricamente en otras Universidades de Europa y el título sería homologado, es decir, tendría validez en España.

Aunque puedo decir algo acerca de vuestras aficiones hoy – a una le gusta el dibujo, a aquella escribir poemas y cuentos, a otras leer, tocar un instrumento o hacer teatro-, no tengo idea de la profesión que os permitirá en ese futuro, vivir de vuestro salario y proporcionaros la satisfacción de hacer algo útil.

Se me hace difícil pensar que, dentro de un par de décadas, es decir, veinte años, no haya médicos, abogados, ingenieros, economistas, químicos, sicólogos, farmacéuticos, …Repaso la lista de las profesiones que forman hoy la Unión Interprofesional y me entran dudas sobre la posibilidad de que algunas subsistan, amenazadas por el avance de la robótica, las tecnologías de la comunicación, el manejo masivo de información. ¿Cómo serán los abogados o los ingenieros de vuestro futuro? ¿Trabajarán desde sus casas, se relacionarán con máquinas o con seres humanos y de qué manera? ¿Serán necesarios y para hacer qué cosas?

Si miro desde la perspectiva de que las profesiones deben servir para conseguir un empleo remunerado, tampoco tengo claro lo que sucederá. Es decir, lo veo oscuro. ¿Habrá trabajo para todos y un buen trabajo?

Lo que si tengo claro es la importancia de la educación, de la buena educación. La responsabilidad hoy de los mayores es que a los niños y jóvenes se os eduque bien, no solo en valores, sino también en conocimientos útiles, con buena base.

Cada vez será mayor la exigencia para ser un buen profesional, y muy difícil llegar a ser un profesional de éxito. La competencia será muy fuerte y el trabajo que uno desearía puede que escasee y la necesidad de formación para conseguirlo y mantenerlo será continua: Posiblemente la vida laboral se acortará en tanto que, sin embargo, las personas vivirán cada vez más, por lo que las necesidades de cubrir el tiempo de ocio serán mayores, pero también lo serán las opciones de cultivar el lado más personal del ser humano, lo que nos hace sensibles, inteligentes, curiosos. Y poder compartir ese sentimiento.

Si miro a lo que conozco mejor, las profesiones técnicas estarán cada vez más interrelacionadas con el medio ambiente, la biología, la medicina y las tecnologías de comunicación y robótica. Habrá -en gran medida, los hay ya- ingenieros biólogos, economistas técnicos, especialistas en humanización y robótica, físicos que también hayan estudiado medicina, ingenieros ambientales que también sepan aplicar el derecho.

En el cuento de los tres cerditos, supongo que la profesión del cerdito que hizo la casa más resistente y que el lobo no fue capaz de destruir era arquitecto, o ingeniero. Me pareció siempre injusto que sus hermanos a los que les gustaba la música o la danza no fueran bien tratados en el cuento. Creo que lo mejor hubiera sido que, desde el principio, hubieran trabajado los tres juntos y, además de hacer una casa sólida para defenderse de los peligros y protegerse del mal tiempo, disfrutaran bailando, tocando instrumentos o leyendo poemas todos unidos. Porque la unión hace la fuerza. Y la Unión profesional da mucha fuerza..

El futuro de la humanidad tendrá que ser mejor, o no será. Deberá ser maravilloso, y tendrá que ser igual de maravilloso para todos. No se dónde viviréis cuando seáis mayores y fundéis vuestra propia familia. Seguramente, algunas no os quedaréis en España. Europa no será seguramente el lugar apacible y seguro que ahora es y el centro de decisiones y poder se habrá desplazado hacia otras áreas. No quiero pensar en ello, pero posiblemente habrá habido nuevas guerras y disputas por el agua, los minerales, los alimentos o la posesión de la tecnología. Ojalá que podamos evitarlo.

Pero quiero detenerme en lo positivo. Llevaréis un reloj en la muñeca que no solo servirá para decir la hora que es, o lo que habéis dormido la noche anterior o durante toda la semana o las calorías consumidas o el camino recorrido, como este que ahora llevo. El reloj os dará mucha información sobre vosotros, y servirá también para relacionaros con vuestro sistema de salud, para saber cómo estáis, cómo o dónde están vuestra familia y amigos y cómo se encuentran. Servirá para recibir todo tipo de avisos y noticias, comunicaros con el resto del mundo, con los aparatos electrónicos y robots de vuestra casa y vuestro lugar de trabajo y, en suma. ayudar a vuestra felicidad.

Hace un par de años, pedimos a los niños de varios colegios de Madrid, desde la UICM, en el Comité de Medio Ambiente, que dibujaran cómo veían el futuro. Eran niños de vuestra edad hoy y demostraron, como no podía ser de otro modo, que tenían mucha imaginación. Había en sus dibujos, edificios muy pero que muy inteligentes, aviones y autobuses movidos por energía solar o eólica, helicópteros para uso particular que se podían plegar como un paraguas, parques y zonas verdes impolutas y sus dibujos expresaban una gran concienciación ambiental, para no ensuciar el ambiente. También había dibujos que trasladaban la preocupación por ese futuro. Algunos niños dibujaron un mundo dominado por los robots, deshumanizado.

Y ahí quiero llegar, para terminar. Sea cual sea la profesión que elijáis, no dejéis nunca de ser honestos, creativos, críticos y leales. Ayudad a los mayores, vigilándonos, a que respetemos el planeta, seamos más solidarios, ayudemos más a los que lo necesitan. No dejéis jamás de utilizar la filosofía, no descuidéis nunca la ética. Amad las artes, la literatura, la poesía.

Y, sobre todo, evitad admirar a quienes manejan el martillo. Vosotras sabéis quién es el mozo del martillo, porque es el protagonista de un cuento que os conté otras veces. El mozo del martillo consiguió el primer premio en un concurso que se había convocado para premiar a quien fuese capaz de crear o hacer algo que asombrase a los demás. Este muchacho, que era un rebelde y estaba un poco loco, destruyó con su martillo la obra que iba a ser premiado, de un gran artista de la ciudad. Causó la máxima conmoción, y de acuerdo con las instrucciones del concurso, hubo que darle el premio.

Queridas autoridades, queridos colegas, querida familia. Gracias por estar aquí en este acto tan emotivo para mí. Gracias a la UICM por este galardón. Y prometo seguir trabajando, mientras me quede resuello, por mejorar el futuro de las profesiones, que es parte sustancial de nuestro futuro.

El de todos. Y, sobre todo, el de los más jóvenes, a los que tenemos que ayudar, con trabajo, educación y ejemplo. a preparar la plataforma que les proyecte hacia él de la forma más satisfactoria. Gracias también por vuestra atención.”

Hasta aquí, el texto que tenía dispuesto. La alocución fue más breve (miraba a mis nietas, muy atentas a mis palabras, y no quería cansarlas ni cansar a la audiencia). Pero el sentido básico quedó expresado y, por lo que me comentaron muchos asistentes, compartido y apreciado.


La bisbita ribereña alpina (anthus spinoleta spinoleta)  es un ave de regular tamaño (dentro de las paseriformes), con un peso de hasta 23 g. Se la distingue de la bisbita común (anthus pratensis) por el tamaño (es más grande) y por el hábitat, que en el caso de la ribereña alpina corresponde a áreas montañosas. El vientre, además, está densamente rallado hasta el vientre, que en su prima pequeña es blanquecino. Las pates,  unas uñas traseras conspicuamente largas.

Esta bisbita, fundamentalmente migradora, fue fotografiada en Pola de Allande, en una de sus hermosas montañas, en el mes de julio. Quizá había decidido quedarse allí, seducida por el paisaje y la buena alimentación, consistente en semillas, insectos, gusanos, arácnidos. etc.

 

Publicado en: Actualidad, Personal Etiquetado como: angel arias, bisbita común, biscita ribereño, Consejera de Economía de la Comunidad de Madrid, Dia de las Profesiones, Engracia Hidalgo, futuro, José María Ezquiaga, Miguel Angel Carrillo, mozo del martillo, nietas, palabras, Pola de Allande, premio, profesiones, tres cerditos, Tur Tur, UICM

On va? D’on ve Catalunya?

9 enero, 2016 By amarias Deja un comentario

Hoy, 9 de enero de 2016, quienes desde Cataluña apoyan la separación de su territorio respecto al resto de España, en una actuación al margen de la Constitución y de las leyes, ven más cerca la consecución de esa independencia. En una operación en la que es imposible no ver la mano conductista del desprecio a las instituciones del Estado español, y a punto de terminar el plazo para votar el President de la Generalitat, se comunicó haberse logrado un pacto por el que el actual alcalde de Girona, Carles Puigdemont, obtendrá el número mínimo de apoyos para su investidura.

La comunicación puede que haya cogido por sorpresa a algunos, aunque desde que la CUP realizó una votación vinculante, cuyo resultado fue difundido el día 28 de diciembre (festividad de los Santos Inocentes), por la que 1515 compromisarios votaron a favor y un  número idéntico en contra, de apoyar al candidato Artur Mas, -de la estrambótica plataforma Junts Pel Sí-, todas las opciones quedaban abiertas.

Cuando Antonio Baños, portavoz de la agrupación tenida por antisistema, licenciado en ciencias exactas, y difusor radiofónico, con Toni Garrido, de los recovecos mágicos de las matemáticas, explicó el resultado, atribuyéndolo a que “la aritmética es diabólica”, las probabilidades y la estadística descendieron a las profundidades tenebrosas donde reina Plutón, que, con solo ponerse el casco que le regalaron las Cíclopes, tiene la facultad de hacerse invisible a su antojo.

No dudo, pues, que mañana, a las cinco de la tarde, con la atención del resto de España (aún) puesto sobre el Parlament, Puigdemont pasará a ser Honorable y Mas, mártir del independentismo. Y no faltará quién, recordando el brete en el que se vio metido Felipe IV, allá por 1640, y cuya resolución fue confiada al Conde Duque de Olivares, lamente, una vez más, que el valido hubiera mandado concentrar las fuerzas militares en defender Cataluña contra los franceses, en lugar de dedicarse a sofocar la revuelta portuguesa, con lo que ahora tendríamos una Iberia más homogénea y los catalanes estarían negociando la salida de Francia, apoyándose, cómo no, en la revuelta de los Segadores.

Como se me da mal llevar la ironía hacia el sarcasmo, me detengo ahí, para expresar que el movimiento de ficha de la extraña familia de independentistas catalanes, obliga a jugar más fuerte de lo que se había tal vez imaginado, en este lado del tablero (que, en realidad, debiera ser, el de la Banca, en sentido real y figurado). Me parece que lo que hay que poner sobre la mesa desde la acción constitucional es un pacto de Gobierno que reúna al PP, PSOE y Ciudadanos (y los demás que quieran unirse), con un programa concreto que suponga una reforma constitucional en plazo corto, que nos alivie, para siempre, o al menos, por un buen período, de estos furores separatistas que les dan a algunos políticos catalanes cuando creen llegada su oportunidad de ocupar un hueco en los libros de Historia.

Companys, lo tuvo, desde luego. Sin llegar a tanto sacrificio, convendría dejar a Mas un par de líneas y concentrarse en generar cuanto antes una alianza de interlocución fuerte con el Gobierno catalán, para enterarse de una vez, si van, o vienen. Que, por cierto, distinguir entre un verbo y otro es dificultad que, aunque suele endosarse a la capacidad de los gallegos para disimular por dónde andan, es genuinamente catalana. Aquellos que han tenido que desentrañar si un catalán nos invita a ir a su casa o vendrá a la nuestra, sabrán de lo que hablo.

 

 

Publicado en: Actualidad, Política, Sociedad Etiquetado como: Artur Mas, autonomía, Catalunya, Companys, futuro, gobierno, independencia, Puigdemont

El futuro del Presidente de Telefónica

14 junio, 2015 By amarias Deja un comentario

El 12 de junio de 2015, Telefónica celebró la Junta General Ordinaria de accionistas, preceptiva para la aprobación de las cuentas del Ejercicio de 2014. Lo hizo, como en otras ocasiones, en el Pabellón de Cristal -en algunos sitios, designado también como “Palacio de Cristal”, por confusión con el apelativo que corresponde al edificio singular ubicado en el Retiro- de la cada vez más deteriorada Casa de Campo de Madrid.

No suelo ir a las Juntas de esta compañía (aunque tengo Matildes desde el año de la pera), pero quería disponer de más información que la que dan los periódicos económicos, que, como es sabido, suele recoger la Nota de prensa que les proporcionan los servicios publicitarios de las empresas.

También tenía cierta curiosidad por ver a César Alierta ejerciendo en directo de mandamás de la compañía, en el que sería, según los más entendidos acerca de cómo se mueven, enrocan y retiran las fichas del gran poder, su último año como Presidente de Telefónica. José María Alvarez Pallete, actual consejero-delegado, tomaría el relevo.

Podía citar como cuestiones accesorias para justificar mi presencia en ese acto, que la hora de la convocatoria me era propicia (¿qué se puede hacer a la una de la tarde un viernes?), e, incluso, que prometían regalar un extensor para selfies como premio de asistencia, de esos que se compran en los chinos de todo a un euro. Sea como fuere, con quince minutos de antelación salía un servidor de la estación Lago del metro de Madrid -, para, siguiendo los confusos letreros indicativos, avanzar por la Avda.de Portugal hasta lo que suponía la gran fiesta de la Telefónica.

Gran decepción. Me esperaban dos horas bastante desagradables. Para empezar, el acceso al lugar de la Junta estaba fuertemente controlado. Había varias furgonetas policiales y más miembros de una empresa de seguridad privada transmitiéndose instrucciones por los pinganillos que si estuviera anunciada la actuación de Beyoncé.  Habían habilitado una  sola entrada, por la parte inferior del edificio, lo que obligaba a hacer un largo recorrido a los mortales de a pie.

¿Qué más?. Tuve que enseñar dos veces el DNI, pasar bajo arcos para detección de objetos metálicos y soportar la incómoda sensación de ser observado por decenas de ojos escrutadores. Nada que ver con la simpática recepción con las que nos obsequiaron a los asistentes al Fujitsu World Meeting hacía unos días, con japonesas en kimono haciendo reverencias…si hasta Angeles Delgado, la Presidente para España de Fujitsu me pareció que se había disfrazado de oriental para la ocasión.

Cuando solicité la Memoria de la empresa, un portavoz de un grupo de desocupados que se parapetaba detrás detrás de un mostrador con periódicos económicos de esos que ya nadie compra, me espetó que no disponía de tal información, como si le hubiera preguntado por el momento propicio para observar la lumictancia en el día. Ese mismo individuo, dos horas más tarde, habiendo decidido ya ausentarme del lugar, y ante mi exigencia de que me entregara un ejemplar, puesto que había visto algunos en manos de cuatro o cinco asistentes, sacó de un armarito que tenía a la espalda, al cabo de un rato, una Memoria, justificándose con un “Tenemos pocos ejemplares”.

Nadie sabía nada del aparato para selfies, ni siquiera el fulano que parecía dormitar bajo un letrero que decía, prometedora y falsamente: “Atención al accionista”.

Tan pronto empezó la Junta apareció claro la intención de este despliegue de medidas de seguridad e ineficiencia desenfocada. Los organizadores deseaban que el acto terminase cuanto antes: no hubo discurso del Presidente (que, para quien tuviese el interés por saber de él, debía solicitarse expresamente en los mostradores); y el secretario del Consejo cumplía los trámites legales a la máxima velocidad que le permitía su capacidad de dicción, atropellándose a veces.

¿Había habido amenaza de bomba, quizá? ¿Se trataba de abortar una protesta tumultuaria y agresiva de proveedores, accionistas o empleados descontentos?. No, no era eso. Ante más de mil accionistas y compromisarios, lo que se desveló era que un grupito de no más de veinte personas, con camisetas verdes, pancartas hechas a mano, silbatos y cornetines de juguete, se habían introducido en la sala, dispuestos a boicotear las intervenciones oficiales, y, en el turno de accionistas, preparados para exponer sus reivindicaciones laborales.

Por eso, desde que César Alierta abrió la sesión, sus palabras y las del secretario del Consejo, incluso las del Notario habilitado, -y aunque se elevó el nivel de megafonía al máximo admisible (demasiado para mis tímpanos)-, quedaron apagadas  por el acompañamiento estruendoso de ese grupo de alborotadores. “Alierta, cabrón, trabaja de peón”, era alguno de sus delicados eslóganes. Más tarde, cuando intervinieron como accionistas (o sus representantes), expresaron reivindicaciones, según aclararon, como trabajadores de las contratas de servicios externalizados -sobre todo, de Movistar-, miembros de un sindicato minoritario del grupo Telefónica (despreciaron la representación de UGT y CCOO, a los que designaron como “vendidos”), y en nombre de quienes denominaron “falsos autónomos”, exigiendo para todos un “sueldo digno”  y “la readmisión de los despedidos”.

Me sorprendió que el presidente de Telefónica no supiera cómo atajar la protesta. Al contrario, la azuzó, con intervenciones improvisadas -introducidas entre las frases del texto que leía en cumplimiento de los trámites reglamentarios- afeando la conducta de los que protestaban, a los que tildó de antidemócratas y de irrespetuosos, e incluso los retó a manifestarse así “en la cafetería”.

Tenía razón al estar disgustado, desde luego, porque le chafaron la exhibición de su gestión. Pero alguien que cobra casi seis millones de euros al año y cuenta con un equipo de asesores excepcionalmente bien pagado, podría saber que tenía en sus manos la forma de reconducir la protesta, y conseguir el aplauso del millar largo de accionistas -en su mayoría, jubilados sin ganas de aguantar jaleos, y atentos a que les dieran el selfie y los canapés al final del acto-, con unas palabras elegantes. Por ejemplo:

“Ruego a los señores accionistas que están silbando y gritando mis intervenciones y las del Sr. Secretario, que respeten el deseo de la mayoría de accionistas y, desde luego, de este Consejo, de que la Junta se realice con la mayor cordialidad y de acuerdo con las prescripciones legales. Y, desde luego, en el turno de intervenciones previsto, dispondrán de los diez minutos reglamentarios para exponer sus razones de discrepancia. Y si necesitan más tiempo, saben que estoy a su disposición para dedicarles el que haga falta, escuchar sus opiniones y atenderlas, en lo posible y en cuanto sean justas, en mi despacho en la empresa, siempre abierto”

(continuará)

Publicado en: Actualidad, Tecnologías Etiquetado como: César Alierta, futuro, informe del Presidente, Junta General, Telefónica

Cuento de primavera: Tierra de profetas

23 abril, 2014 By amarias 1 comentario

Erase que se era una tierra de profetas.

Una tierra de profetas no tiene razón de ser sino es, al mismo tiempo, un reducto en donde proliferan los crédulos.

Esa  misteriosa afición a creerse lo que te dicen, siempre que coincida con lo que deseas, crecía paralela con los aventureros que se especializaban, no en detectar lo que ha de venir, sino lo que te apetecería que suceda.

Como el negocio se construye con base en la demanda, había maestros en alentar su perspicacia en predecir futuros. Unos, a lo grande, analizando las tabas en nombre de la economía y la política. Otros, a la chica, allí donde anidan las desventuras y los deseos más íntimos, echando las cartas del Tarot o la española.

El futuro, sin embargo, andaba a lo suyo, que es jugar a las escondidas. Como, cualquiera que sea su campo de especialidad, los profetas no tienen capacidad probada alguna para influir sobre él -facultad que queda reservada a los dioses, entre los que incluyo (de forma excepcional) a algunos contados empresarios-, resultaba divertido analizar a los profetas, desde la perspectiva del pasado.

Pero el pasado exige apelar a la memoria, y en la tierra de los profetas, escasea el interés por la Historia.

-Hemos superado la época de desventuras -había pronosticado el muy afamado profeta Veoncio Positivilo, asesor del gobierno de turno-, gracias a las medidas adoptadas. Estamos en el buen camino. Se está generando actividad, que traerá consigo multitud de puestos de trabajo, y en pocos años gozaremos otra vez de la prosperidad que venimos añorando.

-Veo ante nosotros un túnel aún más negro -era la predicción del renombrado profeta Recontragio Opóstulo, que estaba subvencionado por las oposiciones circunstanciales-, porque las decisiones que se están tomando desde la autoridad incompetente no tendrán efecto alguno para corregir la tendencia, ya que es imprescindible cambiar de paradigma.

Ha de aclararse que el objeto de las adivinanzas no era solo el escenario macroeconómico, en el que los actores desempeñan su papel como les pete, de acuerdo a sus intereses propios. También los aspectos más diminutos de la vida común brindaban ocasiones para que los agoreros hicieran alardes de su perspicacia.

Esos profetas de menor empaque, asumían, sin embargo, trabajos de no poca envegadura. Había uno, Persifundo de la Omnisciencia, que, apostado en la calle de la Máxima Credulidad, tenía un éxito mayor que un infalible crecepelo, gracias a un rótulo aparente en el que podía leerse (copio literalmente): “Vidente competente soluciona todos los problemas. Especialista en retornos, quitar mal de ojo, mejora de salud, impotencias sexuales, exámenes, suerte en el juego. Total garantía y confianza”.

Llegó al lugar un extranjero, y viendo tanta parafernalia de adivinos y cuentos, se maravillaba de lo que pasaba.

-Si todos los que se afanan en elucubrar sobre lo que ha de pasar, se concentraran en hacer bien lo que está pasando, mejor les iría.

Lo dijo en voz alta, aunque, con el ruido de tanto vocinglero, su sabia dicción pasó completamente desapercibida.

FIN

 

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: adivinanza, cuento, cuento de primavera, economía, futuro, paradigma, predicción, profeta, solución, trabajo, túnel

Cuento de otoño: El niño que hacía Conjeturas

2 octubre, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Lo llamaré Juanelo Conjeturas, aunque ese no es su verdadero nombre. Pero así lo conoce hoy todo el mundo, por lo que luego se verá, por lo que no es posible preservar su identidad.

Cuando sus padres descubrieron la afición de su hijo a fabricar conjeturas, se alarmaron, lógicamente.

-¿Por qué no haces como los demás niños, y preguntas sobre lo que no sabes? -le decían, una y otra vez.

Pero Juanelo, seguía, erre que erre, fabricando conjeturas, que incorporaba, no ya al campo de su imaginación, sino que manifestaba, sin rubor, a la menor ocasión, y tanto en casa, como en la escuela, como en la calle. Lo que, según con quién, provocaba admiración o cachondeo.

El profesor de Hechos Imprescindibles de la Historia, era uno de los que más sufrían con la persistencia de Ricarduelo a dejarse llevar por las hipótesis que surgían de su calenturienta falta de cultura, que dejaba crecer en el lugar en donde debía haber hincado los codos.

-¿Cómo es posible que tengas la desfachatez de decir que Colón no pudo descubrir América porque tenía que haberse perdido en el mar de los Sargazos? ¿Y qué tiene que ver que estés convencido de que Américo Vespucio haya podido ser un contrabandista? -le reprochaba el maestro, dándole en la cocorota con una palmeta.

-Se me ha ocurrido, porque Colón, antes de ponerse a descubrir lo que no se conocía y estaba lejos, tenía que haberse dedicado a conocer lo que tenía al alcance de las narices. Y en cuanto a lo de Vespucio, es que no tengo ni idea de quién es, y por eso le he imaginado una profesión, según lo que deduzco de su nombre -contestaba Ricarduelo, encogiéndose de hombros.

-Y eso, para colmo. ¿Crees que porque a ti te de la gana de imaginar algo, va a ocurrir? ?¿Supones que porque a ti te apetezca que algo haya sucedido de una determinada manera, va a ser más cierto que lo que han estudiado antes que tú miles de eruditos? -clamaba el maestro, palmeteando sobre el pupitre, con los demás alumnos, tirándose bolitas de papel, entretenidos.- ¿Y lo de Vespucio, qué? ¿Es cosecha de tu supina ignorancia?

-No lo sé. -se justificaba el niño-. Puede que sean solo conjeturas Dice mi mamá que todo lo que se me pasa por la cabeza son simplemente conjeturas.-replicaba el infante, tan campante, y aún, apostillaba:

-Me encanta el nombre. Conjeturas.

Por eso lo llamo Juanuelo Conjeturas. Conjeturas, por lo que hacía a cada rato, y Juanelo, por lo artificioso.

Y así, mal que bien, fue aprobando cursos, e, incluso, en la Universidad, en parte copiando de los que estudiaban de verdad y en parte, gracias a que conseguía de tarde en vez dominar su impulso por dejarse llevar de conjeturas, llegó a graduarse en Economía.

Incluso, una asignatura llegó a gustarle más que a un caracol una fruta podrida: Proyecciones econométricas. Cuando le daban una serie de números y le pedían que hiciera la previsión de su evolución futura, se le ocurrían tantas conjeturas, que el tribunal de evaluación le otorgó la matrícula, esto es, calificación con honores. Si los demás alumnos habían encontrado solo una respuesta (generalmente equivocada), él había propuesto ciento veinticinco, todas ininteligibles.

Recién licenciado, se dedicó a la política activa. Se convirtió en especialista en descubrir terrenos de credulidad para llenarlos de conjeturas, y le encantaba la facilidad con la que las gentes se dejaban convencer, sin necesidad de tener que pedir permiso ni pagar por ello.

Fue famoso. Iba por ahí, con su cargamento de hipótesis, convenientemente adornadas de falsedades y especulaciones, y aprovechaba el menor descuido para sembrarlas en campo ajeno.

Le encantaba advertir que, y era lo más gracioso, la inmensa mayoría de las personas no confiaban con ello obtener cosecha propia más adelante, sino que se dejaban sembrar de conjeturas el cerebro porque sí. Pero Juanelo rentabilizaba su siembra de inmediato.

Instalado como un mago en el país de Valgamediós, generó varios criaderos de conjeturas, y ofrecía las delicadas plantas en los mercados por intermedio de agentes autorizados. Se entregaban como si fuera perejil, esto es, de forma gratuita.

Bastaba con que se comprara cualquier otra cosa -un programa, una necesidad de empleo, el deseo de tener un parque infantil al lado de casa, una reforma agraria-, o un grupo se interesase por cierta mercancía -¿cómo conseguiremos mantener el estado social? ¿son independientes los jueces? ¿Cataluña será alguna vez independiente? -, y, aunque no se tuviera la menor intención de adquirirla, y aparecía, sonriente, uno de esos agentes, y endosaba al viandante una conjetura.

-“El próximo año será el de la recuperación”, por ejemplo, era la planta de la que Juanelo Conjeturas repartía más ejemplares.

Esa planta tenía el grave problema de que era de duración anual, como las flores de Pascua, y se marchitaba al acercarse el prometido momento de la recuperación. No importaba lo que se hiciera con ella, daba igual que se la la cubriera de papeles y cálculos sofisticados, que se regara de buenas voluntades y nuevas promesas, se pudría, se acababa pudriendo totalmente.

Pero todo el que quería tener algo plantado en el balcón de la credibilidad, tenía que dejarse endosar una nueva planta de conjeturas, porque estaba mal visto tener las ventanas sin adornos.

-Ahí vive un pesimista y un cenizo -dirían los transeúntes, señalando un balcón vacío de conjeturas-. Con gente así, ¿qué se puede esperar?

Juanelo Conjeturas llegó a ser un venerado Ministro de Economía de Valgamediós, en donde, también hay que decirlo, no había competencia para ser ministro: todos eran incompetentes, por definición. Como encargado de presentar los presupuestos anuales, su trabajo concreto consistía en hacerlos creíbles hasta que dejaran de serlo, momento en el que pasaban de ser una conjetura a ser, para él y los suyos, una situación inesperada, aunque para la mayoría de los valgamendiosinos, se transformaban en puras situaciones desesperadas.

Hasta que consiguieron quitárselo de encima. Fue despertar de una pesadilla. Salvo que eso sea una simple conjetura.

FIN

FIN

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: angel arias, conjeturas, cuento de otoño, error, especualaciones, futuro, ministro de economía, previsiones

Cuento de otoño: Las zapatillas que permitían ver el futuro

29 septiembre, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

En las que serían las tierras donde, algunos siglos más tarde, dominaría el primer maharahjá de Kapurthala, posiblemente antes incluso de que Gurú Nanak naciera (aunque de esto no estoy seguro), y, como pura coincidencia, en un pueblo que estaba relativamente cerca de Talwandi, vivía un joven, de familia humilde, a quien llamaban Atal.

Se trataba de un muchacho de natural despierto y, por tanto, preocupado por conocer la verdad de las cosas, por lo que no cesaba de preguntar a todos los que suponía que eran sabios y, en especial, a cuantos se decían iluminados por la gracia de Dios, que, por aquella época, también eran numerosos.

Sucedió que, un día en que salía de acompañar el rezo comunitario en el lugar apropiado para ello, al ir a recoger sus babuchas, no las encontró. A la entrada de la mezquita, quedaban aún por retirar decenas de calzados de otros fieles y simpatizantes, pero ninguno se parecía a sus babuchas, que estaban muy gastadas por el uso, pero eran las suyas.

-Espera a que todos recojan su calzado, y quédate con las zapatillas que sobren -le aconsejó el santo del lugar, quien había dirigido la plegaria comunitaria, y que tenía la fama de que jamás se equivocaba.

Así lo hizo Atal, y cuando el último de los creyentes se retiró -un anciano achacoso que estaba próximo a conocer la verdad de la existencia, pues estaba a punto de morir-, halló que las babuchas que nadie había recogido estaban hechas de una tela preciosísima, y terminadas en los bordes con delicadas puntadas de hilos que parecían de oro.

Atal hubiera creído que eran las del anciano, pero éste se calzó unas agujereadas y cubiertas de polvo.

-¿No serán las suyas, venerable anciano, éstas otras? -le preguntó Atal, atajando el paso del creyente en edad de no admitir ya dudas, convencido de que, por la corta vista del viejo, se habría equivocado al elegir el calzado.

-No, querido hijo -fue la respuesta-. Ya ves que estas me quedan como un guante. Esas han de ser las tuyas, o de alguien que decidió regalártelas.

Puesto que no tenía la menor intención de volver a su casa sin calzado, ya que las que le habían desaparecido eran las únicas que tenía, y contando de nuevo con el beneplácito del santo director, se enfundó en las babuchas que la suerte le había concedido.

Lo hizo, desde luego, no sin preguntarse cómo alguien podía haberse olvidado una prenda tan delicada y cara, pero en el templo no quedaba ya nadie, y el encargado de velar por la pureza del sagrado lugar, cerró la puerta con las tres llaves que llevaba al cinto y le urgió a que se marchara, pues le estaban esperando para almorzar

No bien había calzado el joven sus pies, se dio cuenta, en primer lugar, que le quedaban algo grandes, y, en segundo, notó que un flujo potentísimo, una energía incontrolable, le llegaba desde los pies al cerebro, hasta el punto que casi pierde el conocimiento. Aquellas zapatillas eran, sin duda, mágicas.

Es cierto que, al principio, después de los primeros pasos, no advirtió los peculiares efectos. Fue al doblar la primera esquina, ya enfocando su caminar hacia la parte más antigua de medina, en donde vivía con su madre enferma, en una de las casitas de adobe, cuando Atal comprendió lo que le estaba pasando: era capaz de ver el futuro.

No el futuro inmediato, sino el futuro lejano. Su cabeza se encontró atiborrada de imágenes, que no cesaban de fluir desde los pies a la cabeza.

Vio artefactos de indescriptibles hechuras, unos voladores como cometas, otros sumergibles y ágiles como percas o más veloces que los tigres y más fuertes que los elefantes.

Vio guerreros con armas que mataban a distancia, empeñados en buscar enemigos con los que entablar cruentas batallas. Vio hombres y mujeres entregados a placeres que le parecieron abyectos, y muchos niños muriéndose de hambre. Vio cajas gigantescas que echaban humo, ríos que se convertían en mares y vergeles que se tornaban desiertos tórridos. En todas las imágenes que contemplaba en su cabeza no faltaban poderosos fundamentalmente taimados y pobres básicamente convencidos.

Cuando llegó a casa, la imagen se le había detenido, como una pirinola que se parara de repente, en una curiosa población, desconocida para él, y en una época que tampoco pudo precisar exactamente, falto de toda referencia.

-Madre, veo que, dentro de varios siglos, habrá un pueblo con hombres de tez blanca y pelo moreno que, abandonando lo que habían considerado su verdadera religión, venerarán a dioses de carne y hueso.

Su madre, que estaba postrada por las fiebres, le advirtió de los perniciosos efectos del alcohol de arroz, suponiendo que, de vuelta a casa, su hijo habría tomado bebidas espirituosas con los amigotes.

-No bebí ni una gota de agua, madre. Veo que esos dioses son planos, habitan en un recinto de cristal y llevan las piernas al aire. Ocupan el tiempo dando patadas a una bola, que mueven de un lado para otro -decía, contando sus visiones, el muchacho.

-¿Y qué les pasa a esos seres, hijo? -se interesó la madre, que, como todas las madres, no descartaba la opción de que su retoño pudiera ser un bienaventurado, y ganar dinero en las ferias con su arte.

-Algo muy rato. Uno de ellos es aclamado como líder del grupo, le rodean los niños para besarle las manos (o algo parecido), y los adultos gritan que desearían que sus hijos se parecieran a él, sin importarles que sea un ladrón mientras siga siendo capaz de hacer malabarismos con la bola -continuaba Atal, aún con las babuchas mágicas en los pies, y los ojos cerrados.

Su madre se lamentó, entonces, de que su marido no hubiera estado allí, para exorcizar al sacrílego, pues creyó que su hijo había sido presa de las fuerzas malignas. Pero el padre de Atal hacía ya tres años que había sido incinerado, y, con seguridad, vagaría por el éter, en busca de una próxima reencarnación, sin importarle ya su antigua familia.

-Veo que en ese pueblo en el que, por cierto, millones de personas se encuentran sin trabajo, vive también un Rey anciano al que le gusta cazar elefantes, aunque le duelen los huesos…-el muchacho parecía enajenado, y la madre le urgió a que quitase las babuchas y las devolviera a su dueño, que, con seguridad, las estaría buscando, y se dejara de decir tonterías.

-Espera…espera aún…Veo ahora que la hija de ese rey está casada con un atleta de otro juego algo diferente, que consiste en meter una bola mayor por un aro situado por encima de la cabeza -reincidía Atal, advirtiendo, de paso, que no podía quitarse tan fácilmente las zapatillas, porque parecían adheridas a la piel de sus pies.

-Estás poseído por las fuerzas malignas, sin duda… -se lamentó la anciana, haciendo esfuerzos para levantarse del lecho, lo que no conseguía, pues estaba baldada de la espalda y débil por la fiebre.

-Veo que ese atleta venerado por la multitud está a punto de ser juzgado por no haber pagado diezmos a las arcas públicas y, al mismo tiempo, y por similar motivo, la hija de ese Rey es insultada con despecho, aunque los argumentos de ambos son idénticos. Ellos no cometieron ninguna falta, porque era su padre,quien les llevaba las cuentas del dinero… -hablaba y hablaba Atal, contrariando su habitual naturaleza, que era la de ser muy taciturno y callado.

-Calla, por todos los dioses que se conocieron y se conocerán, -suplicaba la mamá del vidente-. Cuanto dices son aberraciones que no pueden darse jamás y es solo el fruto de una imaginación perversa que te producirá serios contratiempos. ¿Una hija de rey insultada por las mismas multitudes que aplauden a un plebeyo? Es cosa demoníaca, Atal, y debes ir al santo de la mezquita y pedirle de rodillas que te perdone haberte apropiado de las babuchas embrujadas y te absuelva de tus pecados poniéndote las manos sobre la cabeza.

No hubo forma, sin embargo, de convencer a Atal de que tal hiciera. Por el contrario, encantado de conocer las verdades cuyo conocimiento tanto anhelaba, se propuso perfeccionar la técnica que le permitiría controlar la visión que emanaba de las mágicas babuchas.

Supo así mucho sobre el futuro que deparaba a la humanidad, aunque fuera en pueblos tan distante y diferentes del suyo, y, convencido de ser un bienaventurado de veras, se retiró al desierto, a comer saltamontes y beber agua de lluvia, que, alternándolos con ciertas hierbas que aprendió a reconocer, le proporcionaron sustento suficiente, aunque adelgazó la tira y le creció la barba, que le llegó prácticamente hasta cubrirle las babuchas.

Con el tiempo, sin embargo, las babuchas no solo no envejecían, sino que aparecían lustrosas como el día que las recogiera del templo, manteniendo toda su fuerza predictiva.

Atal, a todos los que, por casualidad, se acercaban al lugar donde estaba, fundamentalmente caravanas de tribus nómadas, les contaba historias que parecían increíbles sobre lo que iba a pasar dentro de varios siglos, sobre pueblos y gentes de los que nadie había oído hablar ni una palabra. Esos cuentos, como es lógico, no interesaban a nadie en absoluto, por más que a él, le producían esa paz espiritual que embarga a quienes, por haber dispuesto de la posibilidad de ver el futuro, están convencidos de que, sin importar el tiempo o el lugar en que se produzcan, las cosas que hacen los seres humanos, si les afectan a los demás, son, sobre todo, divertidas.

FIN

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: angel arias, babuchas, cuentos de otoño, españa, fútbol, futuro, India, Infanta Cristina, Kapurtala, mago, maharahja, Messi, Pakistán, predecir, pueblo, rey

¿Interesaremos a nuestros biznietos?

2 junio, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Tengo fácil respuesta a la pregunta que me formulo en el título, que obtengo por simple trasposición analógica: No. Tendrán cosas más importantes que hacer, que preocuparse por reconstruir una historia de malversación. En realidad, será la cosecha de una actitud de la que, en el presente estamos dando muestras continuas: sembramos y consentimos desprecio.

¿Por qué vamos a preocuparnos de hacer algo por las futuras generaciones? ¿Les importamos nosotros? Esta estupenda contra-reflexión de Groucho Marx es, en realidad, uno de los principios de la actuación colectiva de la sociedad coetánea, la nuestra. Lo qye me resulta especialmente desconcertante es que no son los más ancianos de mis contemporáneos quienes evidencian tal perversión contra natura. Advierto, para mi inquietud -no soy el único- que los impulsos destructores son más intensos, obtienen mayor frecuencia, entre los más jóvenes

No se trata, advierto, de rebelarse contra la sociedad, presionar para el cambio a mejor, introducirse, con fuerza, en el orden establecido, para mejorarlo. Veo demasiados impulsos destructivos, sin preocupación por buscar y presentar alternativas. Soy de los que siempre han defendido -y defenderán- que la juventud es la fuerza que garantiza el futuro mejor. Me parece lamentable, por ello, no solo que los que mandan no abran huuecos para qe aflore esa fuerza, sino, y sobre todo, que una parte demasiado significativa de esa juventud parezca esforzarse en demostrarse a sí misma de que el futuro no les interesa.

Una sociedad que se ha inventado muchos términos rimbombantes para ocultar su desprecio por el futuro, encubriendo sus acciones de macro-delincuente con azúcar-glass: globalización, desarrollo sostenible, responsabilidad social corporativa, respeto ambiental, estado social, prestación sustitutoria, vida digna, salario mínimo, pleno empleo, principios éticos, etc., merece ese castigo.

Pero los jóvenes jamás deben renunciar a asentarse en él, y en lugar de destruir, sin razones, lo que tienen a la vista, estarían mucho mejor ubicados, para su tranquilidad, y la de los mayores que piensen como yo, empeñados en la labor de construir, mejorar, hacerse el hueco con la inteligencia y no con el martillo.

Como, por consuelo esperanzador, hacen algunos, reacios a admitir que lo que nació para ser ubicado en el futuro, no les pertenece, y luchan, inventan, generan, trabajan, estudian, actúan, demostrando con hechos de que creen que ha llegado su momento; no el de destruir: el de hacer más cosas, y mejores.

Publicado en: Actualidad, Sociedad Etiquetado como: confianza, contruir, creer, futuro, hacer, juventud, mejorar

  • 1
  • 2
  • Página siguiente »

Entradas recientes

  • Cuentos para Preadolescentes (12)
  • Cuentos para preadolescentes (11)
  • Cuentos para preadolescentes (10)
  • Cuentos para Preadolescentes (9)
  • Cuentos para preadolescentes (7 y 8)
  • Por unos cuidados más justos
  • Quincuagésima Segunda (y última) Crónica desde Gaigé
  • Quincuagésima primera Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para Preadolescentes (6)
  • Cuentos para preadolescentes (5)
  • Cuentos para preadolescentes (4)
  • Cuentos para Preadolescentes (3)
  • Quincuagésima Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para preadolescentes (2)
  • Cuentos para preadolescentes

Categorías

  • Actualidad
  • Administraciones públcias
  • Administraciones públicas
  • Ambiente
  • Arte
  • Asturias
  • Aves
  • Cáncer
  • Cartas filípicas
  • Cataluña
  • China
  • Cuentos y otras creaciones literarias
  • Cultura
  • Defensa
  • Deporte
  • Derecho
  • Dibujos y pinturas
  • Diccionario desvergonzado
  • Economía
  • Educación
  • Ejército
  • Empleo
  • Empresa
  • Energía
  • España
  • Europa
  • Filosofía
  • Fisica
  • Geología
  • Guerra en Ucrania
  • Industria
  • Ingeniería
  • Internacional
  • Investigación
  • Linkweak
  • Literatura
  • Madrid
  • Medicina
  • mineria
  • Monarquía
  • Mujer
  • País de Gaigé
  • Personal
  • Poesía
  • Política
  • Religión
  • Restauración
  • Rusia
  • Sanidad
  • Seguridad
  • Sin categoría
  • Sindicatos
  • Sociedad
  • Tecnologías
  • Transporte
  • Turismo
  • Ucrania
  • Uncategorized
  • Universidad
  • Urbanismo
  • Venezuela

Archivos

  • marzo 2023 (1)
  • febrero 2023 (5)
  • enero 2023 (12)
  • diciembre 2022 (6)
  • noviembre 2022 (8)
  • octubre 2022 (8)
  • septiembre 2022 (6)
  • agosto 2022 (7)
  • julio 2022 (10)
  • junio 2022 (14)
  • mayo 2022 (10)
  • abril 2022 (15)
  • marzo 2022 (27)
  • febrero 2022 (15)
  • enero 2022 (7)
  • diciembre 2021 (13)
  • noviembre 2021 (12)
  • octubre 2021 (5)
  • septiembre 2021 (4)
  • agosto 2021 (6)
  • julio 2021 (7)
  • junio 2021 (6)
  • mayo 2021 (13)
  • abril 2021 (8)
  • marzo 2021 (11)
  • febrero 2021 (6)
  • enero 2021 (6)
  • diciembre 2020 (17)
  • noviembre 2020 (9)
  • octubre 2020 (5)
  • septiembre 2020 (5)
  • agosto 2020 (6)
  • julio 2020 (8)
  • junio 2020 (15)
  • mayo 2020 (26)
  • abril 2020 (35)
  • marzo 2020 (31)
  • febrero 2020 (9)
  • enero 2020 (3)
  • diciembre 2019 (11)
  • noviembre 2019 (8)
  • octubre 2019 (7)
  • septiembre 2019 (8)
  • agosto 2019 (4)
  • julio 2019 (9)
  • junio 2019 (6)
  • mayo 2019 (9)
  • abril 2019 (8)
  • marzo 2019 (11)
  • febrero 2019 (8)
  • enero 2019 (7)
  • diciembre 2018 (8)
  • noviembre 2018 (6)
  • octubre 2018 (5)
  • septiembre 2018 (2)
  • agosto 2018 (3)
  • julio 2018 (5)
  • junio 2018 (9)
  • mayo 2018 (4)
  • abril 2018 (2)
  • marzo 2018 (8)
  • febrero 2018 (5)
  • enero 2018 (10)
  • diciembre 2017 (14)
  • noviembre 2017 (4)
  • octubre 2017 (12)
  • septiembre 2017 (10)
  • agosto 2017 (5)
  • julio 2017 (7)
  • junio 2017 (8)
  • mayo 2017 (11)
  • abril 2017 (3)
  • marzo 2017 (12)
  • febrero 2017 (13)
  • enero 2017 (12)
  • diciembre 2016 (14)
  • noviembre 2016 (8)
  • octubre 2016 (11)
  • septiembre 2016 (3)
  • agosto 2016 (5)
  • julio 2016 (5)
  • junio 2016 (10)
  • mayo 2016 (7)
  • abril 2016 (13)
  • marzo 2016 (25)
  • febrero 2016 (13)
  • enero 2016 (12)
  • diciembre 2015 (15)
  • noviembre 2015 (5)
  • octubre 2015 (5)
  • septiembre 2015 (12)
  • agosto 2015 (1)
  • julio 2015 (6)
  • junio 2015 (9)
  • mayo 2015 (16)
  • abril 2015 (14)
  • marzo 2015 (16)
  • febrero 2015 (10)
  • enero 2015 (16)
  • diciembre 2014 (24)
  • noviembre 2014 (6)
  • octubre 2014 (14)
  • septiembre 2014 (15)
  • agosto 2014 (7)
  • julio 2014 (28)
  • junio 2014 (23)
  • mayo 2014 (27)
  • abril 2014 (28)
  • marzo 2014 (21)
  • febrero 2014 (20)
  • enero 2014 (22)
  • diciembre 2013 (20)
  • noviembre 2013 (24)
  • octubre 2013 (29)
  • septiembre 2013 (28)
  • agosto 2013 (3)
  • julio 2013 (36)
  • junio 2013 (35)
  • mayo 2013 (28)
  • abril 2013 (32)
  • marzo 2013 (30)
  • febrero 2013 (28)
  • enero 2013 (35)
  • diciembre 2012 (3)
abril 2023
L M X J V S D
 12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
« Mar