La sorprendente decisión de la presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, Díaz Ayuso, de disolver el Parlamento regional y convocar elecciones para el próximo 4 de mayo de 2021, ha significado un duro golpe para el hipotético partido de Centro, los maltrechos restos del otrora poderoso y esperanzador Ciudadanos. Las declaraciones de Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad, cogido a traspiés de esta convocatoria, soltando por su boca duras palabras contra Isabel de Madrid, pone de manifiesto que la campaña y votaciones de mayo se harán a cara de perro, esto es, a navaja trapera, entre estas facciones de la derecha.
Conviene repasar, para la historia corta de los políticomanejos y raquíticodescalabros españoles, lo que trascendió de lo sucedido en los entresijos de las cloacas de la gestión política de nuestro país. El hipocentro del terremoto se localizó en Murcia, con una moción de censura contra el presidente de esta comunidad (el muy ponderado, en talante y acción, Fernando López Miras), siguiendo un pacto contra natura (a destiempo) ente el PSOE y Ciudadanos. En una rápida reacción, Isabel Díaz Ayuso, que sospechó -según ella reconoció- que se preparaba la misma operación para descabalgarla, se adelanta en cuestión de minutos para anunciar la convocatoria de elecciones. (1)
De todo este asunto, lo que se saca en limpio entre los tachones, es que Ciudadanos ha cavado más hondo la fosa de su desaparición, suicidándose, al aceptar el abrazo del oso del sanchismo. Desde el injustificado y no explicado jamás, disparo en el pie de Albert Ribera en las elecciones que anunciaron que no sería posible acuerdo entre el PSOE de Sánchez y su partido, henos asistido a la pérdida sistemática de fuelle en el partido de centro. Lo que no resultaba imaginable es que Inés Arrimadas, zumbándole la cabeza por los sucesivos descalabros electorales, creyera que podía obtener algo útil abrazándose al PSOE de Sánchez, acuchillándose a sus aliados naturales.
La situación que se alumbra para la derecha española es muy delicada, y parece obra de un maquiavélico muñidor en su contra. Doy por seguro que Ayuso, que goza de creciente mayoría entre los madrileños (siempre proclives a sostener al que recibe las bofetadas, si las estima injustas), ganará las elecciones regionales. Tengo la bola de cristal dañada en un lado, por lo que no puede prever si esa mayoría será suficiente para no tener que contar con el apoyo de Vox, que no se le brindará ni debe ser aceptado.
Lo más grave, en mi opinión, será la desaparición del centro político. La fuga de cerebros y apoyos desde Ciudadanos hasta la decepción y los partidos ideológicamente limítrofes es imparable. Arrimadas ha perdido el rumbo y se ha quemado a lo bonzo. En el PP, la ascensión a los cielos regionales de Ayuso pone en peligro el liderazgo de Casado, aunque también supone retrasar la reconstrucción de una fortaleza para el partido de la derecha que pueda ser alternativa a la coalición de conveniencia entre PSOE, Podemos y los independentistas.
Por partes: que gane Ayuso con suficiente mayoría, que Gabilondo (Angel) se retire en buena hora a la Defensoría del Pueblo, que Arrimadas ceda su lugar en el centro a un nuevo partido y a nuevos líderes, que Casado se crea su posición y se apoye en los que más saben de política real para consolidar el PP (o ahueque), que Sánchez deje de jugar al desconcierto, apoye sin tapujos a la Monarquía de Felipe VI como lo más decente que nos queda y se desprenda de la costra de Podemos, que la izquierda verdadera recupere su fuerza representativa de los que menos tienen y no como expresión del folclore mediático y, en fin, que alguien organice, con cabeza y autoridad, la grave cuestión de las vacunas.
Porque nos estamos ahogando en la inmundicia y, para encima, seguimos maltratados por el coronavirus, aunque nos salen las vacunas hasta de debajo de las piedras. Sin embargo, aún no se ha vacunado ni a un miserable 5 por ciento – qué va, estamos en el 3%- de la sufrida población española.
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(1) Ultima hora del 12 de marzo de 2021. La moción de censura contra Lopez Miras no ha prosperado, porque 3 diputados de Ciudadanos han votado en contra, es decir, a favor de su continuidad, rompiendo la disciplina de voto. Sin duda, un disparo más sobre el velamen de la balsa que pilota Inés Arrimadas, en su travesía por el Amazonas, en una aventura que parece trazada como trasunto de la película de Herzog “Aguirre o la cólera de Dios” .