Al socaire

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Vigésima Crónica desde el País de Gaigé

20 junio, 2022 By amarias 2 comentarios

En esta semana de mediados de junio de 2022, las elecciones regionales en Andalucía han acaparado los comentarios políticos en Gaigé. En la campaña, seguida con interés,  ya que se estimaba que esta llamada a las urnas en la comunidad más poblada del país podría servir para apreciar la evolución de la orientación del voto en el caso de un adelanto de las elecciones generales, se ha ido consolidando la apreciación de que el Partido Popular, con el recio candidato Moreno (Juanma) ganaría los comicios con holgura.

Sin embargo, todos los comentaristas mediáticos estaban seguros de que necesitaría el apoyo de Vox, en el que la candidata Olona (Macarena) aparecía como garante del impulso definitivo a esa fuerza política. Su habilidad como congresista, su fuerza dialéctica y la convicción de que la ultraderecha seguía un camino imparable para conseguir el apoyo del votante descontento, tanto de derecha como de izquierda, apoyaban la previsión de que la formación de gobierno en Andalucía exigiría repetir el pacto que llevó a este partido a la vicepresidencia de Castilla-León,

No sucedió exactamente así, porque aunque la tenida por extrema derecha (y temida por algunos) aumentó su número de diputados, creció el voto al PP a costa de la desaparición de la fuerza moderadora, Ciudadanos, perfectamente defendida por el candidato más votado, Marín (Juan).

Gaigé confirmó así su vocación de ser el país de los Despropósitos, aunque sea capaz de recuperar de pronto una misteriosa sensatez colectiva, que lo lleva a evitar despeñarse por el precipicio del suicidio colectivo, a costa de desprenderse de la mochila que le garantiza el sustento a largo plazo. Sigue manteniendo la luz brillante que obnubila a los fanáticos de izquierda y derecha, si bien con vaivenes de los que la población no es, propiamente, responsable.

Siguiendo el comportamiento de los líderes de partidos a los extremos del centro político, ya sean Podemos, Más País, Izquierda Unida, Vox,…la capacidad de autodestrucción que provocan ellos mismo es digna de estudio. Está en alza aún la oferta de derecha extrema, cierto, pero se aprecia cada vez más que son sus candidatos los que definen sobre la marcha el programa, que mezcla elementos que pueden ser aceptables (la crítica al desplazamiento hacia las autonomías de responsabilidades en sanidad, educación, justicia  o seguridad, para uniformizar su desempeño, me parece perfectamente asumible) con otros estrambóticos o de imposible cumplimiento (la supuesta subordinación a los dictados de Bruselas, la persecución de la emigración, la tendencia al confesionalismo en algunas propuestas).

Gran ganador de las elecciones, por mayoría que le permitirá gobernar en solitario en el feudo andaluz, ha sido Moreno. Y un elegante perdedor, recogedor de inmerecido menosprecio por el votante en estas elecciones, ha sido Marín (Juan), el sanluqueño sensato que defendía, con honestidad y gallardía, los colores de Ciudadanos, llamado a la injusta condena del agujero negro del olvido. No obtuvo Marín ningún diputado y su dimisión, el mismo día electoral, resulta una pérdida para Andalucía, aunque se comenta que el nuevo Presidente de la Junta lo recuperará para algún cometido relevante.

En Valencia, la resistencia de Oltra (Mónica) a dimitir de su vicepresidencia en la Generalitat, a pesar de haber sido encausada por presunto encubrimiento de los injustificables comportamientos de su ex marido, ha puesto una nota incoherente en el grupo que capitanea Díaz (Yolanda) por la hipotética regeneración del impulso de la izquierda del PSOE. No me resulta sencillo auparme sin más a la condena mediática de Oltra, pues el tema está en los Tribunales, aunque es inevitable sugerir la aplicación del mismo baremo que la izquierda irredenta aplicó para condenar sin pruebas, llevándola seguramente incluso a su muerte prematura, a la hoy olvidada Barberá (Rita).

Gaigé está a la puerta de graves problemas económicos y, por tanto, sociales. La urgente revisión de las pensiones, que aumentan el déficit de la Seguridad Social (es decir, del Estado) al ritmo de más de 20.000 millones de euros/año, supone el inmediato abandono de la agradable teoría del ajuste continuo al ipc. Porque, en este momento, la tasa de inflación está descontrolada, y se acerca ciegamente al 10% anual.

Todos los bienes y servicios suben a diario y el falso bienestar de Gaigé, confiado en que los dineros fluirán de la Unión Europea o que la recuperación surgirá por arte de birlibirloque, está próximo a sufrir un duro batacazo, que deberá provocar ajustes en el Gobierno y la recuperación del dogmatismo económico: gastar a nivel de los ingresos. Esto es: reducir gastos y, aunque pese, incrementar impuestos.

La situación de tensión con el Magreb no tiene inmediatas vías de solución. Se ha conseguido enfadar simultáneamente a dos países con los que tenemos la obligación de mantener vínculos de amistad. Hace años, hubiéramos podido sacar al Rey Juan Carlos, a repartir abrazos y besos y calmar, al menos a la monarquía teocrática. Hoy, Felipe y Letizia siguen con el programa de hacer viajes cortos por Gaigé para mantener la idea de que la Monarquía es necesaria, aunque no suficiente.

La cumbre de la OTAN en Madrid ofrece nuevas interrogantes. Contará con la asistencia del Presidente Biden y de muchos mandatarios, ofreciendo, por tanto, un marco que pondrá a prueba nuestra capacidad para la seguridad. Está invitado el hércules ucraniano, Zelenski, si bien parece improbable que se desplace a Madrid. Rusia, la perdedora moral de la guerra de este año, que inició Putin tan temerariamente, no debería ser puesta a prueba más de lo justo.

Los bosques y pastos de Gaigé arden en varios puntos, favorecido el fuego por el tremendo calor, impropio de esta época, pues aún estamos en primavera. Se dice que los equipos de bomberos no están suficientemente dotados para el reto, en cuya dimensión participan con su insania todos aquellos individuos que abandonan colillas, botellas o hacen fuegos para barbacoas y cocina al aire libre, en sus paseos e  intromisiones descuidadas por la naturaleza. Por no hablar de los dementes que prenden mechas con el deseo de protagonizar la destrucción del hábitat. Lloro por la pérdida de tanto paisaje, de tantos árboles, de miles de animales quemados en el altar de la ignorancia y el desprecio. Y me duelo de las pérdidas materiales, las alarmas de los afectados por el fuego, la necesidad de exposición para salvar vidas y haciendas de otros de bomberos, voluntarios y de la Unidad Militar de Emergencias (UME), una anomalía -porque no le veo sentido a dedicar militares a esa labor), entregada y heroica en la formación de nuestros ejércitos.

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Hacia un nuevo PSE

7 mayo, 2021 By amarias 3 comentarios

Resulta evidente que la actual dirección del Partido Socialista Español (PSOE, en sus siglas completas en la actualidad) se encuentra en busca de una nueva identidad.

Los síntomas internos son varios: antiguos dirigentes -aún vivos- han marcado distancia respecto a actuaciones del partido (Felipe González, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, etc.; se ha abierto expediente de expulsión a personas que fueron referente en su momento (Nicolás Redondo, Joaquín Leguina, etc.); miembros relevantes han sido condenados por prevaricación o están bajo sospecha por haber actuado en beneficio de la militancia (José Antonio Griñán, Manuel Chaves, etc.); la lucha interna por el poder es también ideológica (Susana Díaz, Emiliano García-Page, etc.). Algunos altos cargos están silentes o actúan por su cuenta (Cristina Narbona, Josep Borrel, Eduardo Madina, etc.)

Los índice externos son clamorosos. El PSE no tiene el atractivo que mantenía para el votante. Las causas más aparentes de ese distanciamiento son la connivencia con el separatismo y con el populismo de índole marxista/egoísta. Pero hay otra más importante: la imagen prepotente, aislada de la realidad y trufada de un tufo a primero de la clase orgulloso de haberse conocido, que esgrimen, desde el propio Presidente y su alumna predilecta, la catedrática de Constitucional Carmen Calvo y la mayor parte de sus ministros, ministras y ministres.

El último detonante que impone la obligación de remodelar el edificio (muy maltrecho) de la sede ideológica del PSOE es el descalabro recibido en las elecciones para la Presidencia de la Comunidad de Madrid, celebradas el 5 de mayo de 2021, y que han dado amplia victoria a Isabel D. Ayuso, del Partido Popular.

Puede el partido perdedor hacer risas de la falta de programa de la Presidenta y ridiculizar su pretendido concepto de la libertad (he seguido la entrevista, magnífica, que le hizo el genial Alsina en Onda Cero y la entonces candidata ofreció muchas opciones de respuesta a la pregunta filosófica acerca de lo que significa la libertad; apuesto a que ninguno de los ministros socialistas puede responder con tanta variedad y gracejo a la pregunta de lo que es el socialismo).  Isabel Díaz Ayuso ha barrido con absoluta claridad a las demás opciones, y aunque haya recogido muchos votos de Ciudadanos, la mayoría de los nuevos adeptos a su estrategia de defender “Madrid is different” provienen del desnortado PSOE.

No se confunda el aparato de poder del partido, con Carmen Calvo a la cabeza mediática, de despreciar al madrileño como si se tratara de un enajenado mental amigo de la juerga y de no pagar impuestos. Nunca como ahora Madrid representó a España. El candidato por la opción socialista, el muy digno catedrático Angel Gabilondo, convertido en monigote de una campaña destinada al fracaso desde el principio, ha anunciado que no recogerá su acta de diputado. Víctima propiciatoria, macho cabrío ofrecido al sacrificio del dios Sánchez. El secretario general de la agrupación socialista madrileña, José Manuel Franco, que pasaba por allí, ha sido forzado a dimitir; parece destinado a ser el recoge bofetadas, el “ahí me las den todas” del núcleo duro del poder sanchista.

Resulta significativo que, estando hospitalizado Gabilondo como resultado de una arritmia coronaria, detectada casualmente cuando había acudido a mi hospital de referencia para que lo vacunaran contra la Covid, la persona que ha dado explicaciones de su estado físico ha sido ¡Ayuso! quien lo visitó en el centro de salud inmediatamente de tener noticia de su internamiento, manteniendo con él, dice, una conversación amigable. No, no han sido los miembros dirigentes del PSE (al menos, alguno de los residentes en Madrid, que tanto no tendrán qué hacer, digo yo). Ocupados en el debate interno por dotar de nuevo sentido a las siglas que han heredado, al parecer, desde hace casi ciento cincuenta años, se estarán preguntando qué les queda de ellas: ¿Partido? ¿Socialista? ¿Obrero? ¿Español?

Tengo curiosidad por el desenlace, del que no ha trascendido el final, aunque hay quien opina que será cruento y doloroso. Aprovecho para desear al profesor Angel Gabilondo una pronta y completa recuperación. No se merecía este papel de comparsa de la debacle.

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Lo que me importa de estas elecciones regionales

1 mayo, 2021 By amarias 4 comentarios

Escribo el uno de mayo de 2021, Día del Trabajo y víspera del Día de la Comunidad de Madrid  cuya conmemoración se traslada, al ser festivo, a lunes, día 3 . El día 2, primer domingo de mayo, se conmemora el Día de la Madre y, el martes, 4, los madrileños estamos llamados a votar para elegir la nueva composición del Parlamento regional, de la que saldrá, conforme a los resultados y a los pactos entre los diferentes partidos que obtengan representación, el Presidente de la Comunidad.

El debate entre los candidatos ha sido paupérrimo, sin presentación de programas, con torvas descalificaciones entre ellos, y un trasfondo lamentable de falta de entendimiento y cordialidad, especialmente, entre los dos bloques -ficticios- que se han asimilado a supuestas ideologías, en recuerdo -nada nostálgico, agresivo- de la hipotética distinción entre izquierda y derecha.

¿Han sido todos los candidatos tan opacos, sus programas así de nimios, la agresividad tan alta? Pues no. Sería injusto no reseñar que el candidato jefe de lista por Ciudadanos, el abogado de Estado Edmundo Bal no responde a esa calificación. Ha ofrecido propuestas, ha defendido sus posiciones con serenidad y hasta cordialidad, ha mantenido el tipo en los debates y declaraciones sin entrar en zafias descalificaciones.

Las encuestas se obstinan en presentar que su candidatura no alcanzará el cinco por ciento que prevé la ley comunitaria para obtener representación (es decir, conseguir diputados que la representen) y, por tanto, quienes voten su opción “perderán el voto”.

Si en unas elecciones hay que premiar al candidato que ofreció mejor imagen y concretas propuestas que no resulten irrealizables, estrambóticas o nulas, si hay que decidirse, como si cada votante fuera un profesor que debe puntuar a los alumnos (los líderes de cada partido en liza), no tendría la menor duda de quién sería el ganador. Por eso, me parece injusto que se defienda en los media y que, en mimetismo sin justificación, escuche de potenciales electores de su candidatura que no hay que votar a Edmundo Bal, porque será un voto arrojado al cubo de la basura.

Será muy de lamentar si nos dejamos seducir por quienes dan gritos, acusan de falta de lealtad al contrario, se niegan a debatir con otros candidatos argumentando que no son demócratas o no acuden a que se les pregunte por su programa alegando que determinado medio de información no es neutral o su audiencia está polarizada.

Porque, al hacerlo así, estaríamos premiando a los chicos del martillo. ¿Se acuerda el lector de ese cuento? Si tengo que refrescar alguna memoria, aquí ofrezco un enlace. Cuento de verano: El relojero que se presentó dos veces a un Concurso – Al socaire (angelmanuelarias.com)

Por cierto: ¿conoce el lector el programa de Volt? Una opción desconocida por el votante que solo atiendA a las opciones que tienen plataforma mediática, y que, sin embargo, dispone de un magnífico programa. Estará, por tanto, entre los partidos que no llegarán al 5% y carecerán de representación en el Parlamento (Programa (Desafíos 5+1) – Volt España (volteuropa.es)

Feliz reflexión.


He elegido como imagen para este Comentario la fotografía de una anátida en cautividad (concretamente, en el Parque de Isabel La Católica, en Gijón). Este hermoso ejemplar es un cruce de especies, con semejanzas tanto a la cerceta común como al pato cuchara.

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Descalabrando el centro

12 marzo, 2021 By amarias Dejar un comentario

La sorprendente decisión de la presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, Díaz Ayuso, de disolver el Parlamento regional y convocar elecciones para el próximo 4 de mayo de 2021, ha significado un duro golpe para el hipotético partido de Centro, los maltrechos restos del otrora poderoso y esperanzador Ciudadanos. Las declaraciones de Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad, cogido a traspiés de esta convocatoria, soltando por su boca duras palabras contra Isabel de Madrid, pone de manifiesto que la campaña y votaciones de mayo se harán a cara de perro, esto es, a navaja trapera, entre estas facciones de la derecha.

Conviene repasar, para la historia corta de los políticomanejos y raquíticodescalabros  españoles, lo que trascendió de  lo sucedido en los entresijos de las cloacas de la gestión política de nuestro país. El hipocentro  del terremoto se localizó en Murcia, con una moción de censura contra el presidente de esta comunidad (el muy ponderado, en talante y acción, Fernando López Miras), siguiendo un pacto contra natura (a destiempo) ente el PSOE y Ciudadanos. En una rápida reacción, Isabel Díaz Ayuso, que sospechó -según ella reconoció- que se preparaba la misma operación para descabalgarla, se adelanta en cuestión de minutos para anunciar la convocatoria de elecciones. (1)

De todo este asunto, lo que se saca en limpio entre los tachones, es que Ciudadanos ha cavado más hondo la fosa de su desaparición, suicidándose, al aceptar el abrazo del oso del sanchismo. Desde el injustificado y no explicado jamás, disparo en el pie de Albert Ribera en las elecciones que anunciaron que no sería posible acuerdo entre el PSOE de Sánchez y su partido, henos asistido a la pérdida sistemática de fuelle en el partido de centro. Lo que no resultaba imaginable es que Inés Arrimadas, zumbándole la cabeza por los sucesivos descalabros electorales, creyera que podía obtener algo útil abrazándose al PSOE de Sánchez, acuchillándose a sus aliados naturales.

La situación que se alumbra para la derecha española es muy delicada, y parece obra de un maquiavélico muñidor en su contra. Doy por seguro que Ayuso, que goza de creciente mayoría entre los madrileños (siempre proclives a sostener al que recibe las bofetadas, si las estima injustas), ganará las elecciones regionales. Tengo la bola de cristal  dañada en un lado, por lo que no puede prever si esa mayoría será suficiente para no tener que contar con el apoyo de Vox, que no se le brindará ni debe ser aceptado.

Lo más grave, en mi opinión, será la desaparición del centro político.  La fuga de cerebros y apoyos desde Ciudadanos hasta la decepción y los partidos ideológicamente limítrofes es imparable. Arrimadas ha perdido el rumbo y se ha quemado a lo bonzo. En el PP, la ascensión a los cielos regionales de Ayuso pone en peligro el liderazgo de Casado, aunque también supone retrasar la reconstrucción de una fortaleza para el partido de la derecha que pueda ser alternativa a la coalición de conveniencia entre PSOE, Podemos y los independentistas.

Por partes: que gane Ayuso con suficiente mayoría, que Gabilondo (Angel) se retire en buena hora a la Defensoría del Pueblo, que Arrimadas ceda su lugar en el centro a un nuevo partido y a nuevos líderes, que Casado se crea su posición y se apoye en los que más saben de política real para consolidar el PP (o ahueque), que Sánchez deje de jugar al desconcierto, apoye sin tapujos a la Monarquía de Felipe VI como lo más decente que nos queda y se desprenda de la costra de Podemos, que la izquierda verdadera recupere su fuerza representativa de los que menos tienen y no como expresión del folclore mediático y, en fin, que alguien organice, con cabeza y autoridad, la grave cuestión de las vacunas.

Porque nos estamos ahogando en la inmundicia y, para encima, seguimos maltratados por el coronavirus, aunque nos salen las vacunas hasta de debajo de las piedras. Sin embargo, aún no se ha vacunado ni a un miserable 5 por ciento – qué va, estamos en el 3%-  de la sufrida población española.

—

(1) Ultima hora del 12 de marzo de 2021. La moción de censura contra Lopez Miras no ha prosperado, porque 3 diputados de Ciudadanos han votado en contra, es decir, a favor de su continuidad, rompiendo la disciplina de voto. Sin duda, un disparo más sobre el velamen de la balsa que pilota Inés Arrimadas, en su travesía por el Amazonas, en una aventura que parece trazada como trasunto de la película de Herzog “Aguirre o la cólera de Dios” .

 

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El futuro y los políticos

13 febrero, 2021 By amarias 2 comentarios

Tenemos nuestro futuro en muy malas manos. Nos lo demuestran cada día, por acción o por omisión. Y lo peor, es que están convencidos de que los hemos elegido nosotros y que nos representan. Me refiero a los políticos, es decir, a los que viven de alimentar el engaño de que recogen nuestras inquietudes y nos orientan hacia un futuro mejor.

En la cúspide de los despropósitos a que nos ha llevado la mala suerte con nuestros representantes en la política,  se encuentran personajes incalificables con adjetivos elegantes, como Pablo Iglesias Turrión, Irene Montero, Carles Puigdemont o Jordi Pujol. Que los dos primeros, además de pareja sentimental, sean miembros del actual gobierno  oportunista y traidor a sus votantes, formado por retales de seudo-demócratas y sumisos, que dirige Pedro Sánchez, no es casual. Que los dos últimos sean los cabezas más visibles de la deriva separatista de la región catalana, tampoco: ambos están fugados de la Justicia, conspicuos delincuentes que utilizaron las esencias elitistas de la burguesía de Cataluña para meterlas en un frasco populachero independentista.

De todos los citados, es el vicepresidente segundo del Gobierno de España el que merece especial reprobación, por su capacidad letal para hundir el país, aupado a una posición mediática que utiliza sin reparos para vendernos su deplorable filosofía destructiva.

Iglesias es capaz de afirmar, sin que se le mueva un ápice de su casposa coleta, que el país, en el que ostenta posiciones de Gobierno relevantes, no es una democracia. No se arredra tampoco para arremeter contra el poder judicial, acusándolo de elitismo y discutiendo la legitimidad de las decisiones del Tribunal Supremo, revisándolas con el baremo de su amiguismo con condenados por separatistas. Desprecia a los empresarios, especialmente a los de mayor facturación y generación de empleo, a los que insulta y recrimina, señalándolos como si fueran bandoleros. A sus opositores políticos, -aunque también, cuando se le llena la boca, a sus mismos socios de gobierno-, no tiene problemas en condenarlos por fascistas. Se diría que no ha superado la etapa infantil, que sigue creyendo ser el centro del mundo, jaleado en su visionaria locura por revolucionarios de pacotilla.

Pero es una afirmación de Iglesias, realizada en el fragor de la campaña catalana, -en la que no tiene empacho en participar, desde su pedestal de capitoste de un Gobierno a la deriva-, la que me llama a la especial atención. Ha venido a decir que hay gentes que, como no se han presentado a unas elecciones, están carentes de representación y, despechados, utilizan otros caminos distintos de la política para manifestar sus opiniones. En su discurso falaz, considera esas opiniones ilegítimas, ya vengan de los medios periodísticos, de los empresarios y sus representaciones, de los analistas de opinión, de los colegios profesionales o de cualquier sector que no esté de acuerdo con su discurso totalitario.

Ya no se en dónde nos encontramos exactamente en la vía del despropósito continuado que nos conducirá, sin remedio, al descalabro total. Guardo, sin embargo, la sensibilidad suficiente para recordarle a Iglesias a quienes han perdido el rumbo de lo que es la sociedad civil, que las vías de representación de los agentes sociales son muy  diversas y que, sin duda, el futuro es demasiado importante para dejarlo en manos de los políticos. De estos políticos, en particular.

Afirmaciones como la de Pablo Iglesias nos sumen aún más en el descrédito, espantan inversiones, ridiculizan nuestro sistema de valores, emponzoñan la calma civil, desorientan al más pintado. Nos hacen más difícil la recuperación económica, más grave el deterioro, crispan las entrañas de nuestra convivencia.

Parece que, en su función de aplicadores de pegamento a la espuria coalición de Gobierno, y ante el innominoso silencio de Pedro Sánchez, algunos ministros procedentes de la debacle socialista han recibido instrucciones de repetir que tenemos una “democracia plena”, en tanto que la facción podemista ratifica la estupidez destructiva de su gallo alfa.

Las elecciones catalanas, convocadas anómalamente en plena pandemia, que decidirán mañana la incuestionable verdad de que tenemos un país dividido y una democracia secuestrada, volverán a confirmar que separatistas-oportunistas y constitucionalistas-marginalistas forman dos grupos irreconciliables entre sí y solamente justificados en sus alianzas por el ansia de poder de sus representantes.

Me hace gracia (aún tango ganas de sonrisa) que Vox suba drásticamente en sus expectativas de voto, que Ciudadanos se hunda en sus miserias, que el PP casi desaparezca y que el PSOE de Illa (Isla)-Sánchez afirme sin rodeos, como clave de su obvia campaña, que tiene en Común Podems los aliados naturales. Nada es gratuito. Es la consecuencia del silencio de los corderos. Que se confunde con que, al callar, otorgamos.

El futuro, perdóneseme la repetición, es demasiado importante para dejarlo en manos de los políticos.

 

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Viaje al Centro

19 septiembre, 2019 By amarias Dejar un comentario

Los partidos con representación parlamentaria han querido volver al principio, aunque con las plumas muy desgastadas, particularmente, después de un verano fatigante. El candidato a la presidencia de gobierno, el socialista Pedro Sánchez, no consiguió cerrar con sus “socios preferentes” -la polícroma coalición [email protected] Podemos, las cláusulas de un acuerdo que le permitiera pasar de gobernar en funciones a funcionar con garantía de estabilidad.

La resistencia férrea a mantener el no a la investidura del “bloque de las derechas” (PP, Cs y Vox), insuficiente por sí mismo a conformar alternativa, quedó, en ese contexto de desencuentro entre las llamadas “izquierdas”, como una posición testimonial -en este envite-.  Por otra parte, el sospechoso apoyo -un término medio entre abstención y concordia- al empecinado Sánchez por parte del grupo que lidera desde la cárcel Oriol Junqueras, una especie de abrazo del oso a la espera de la Sentencia por el Procès, quedó, junto al comprometido sin fisuras por parte del simpático charlatán Revilla, convertido en un portavoz externo del candidato, se suman a la tragicocómica parafernalia que se generó en la toma de posiciones tras los resultados electorales.

Se puede (y debe) analizar las razones del fracaso de los partidos de la izquierda parlamentaria en ponerse de acuerdo en una magnífica oportunidad para consolidar la imagen de formaciones maduras y democráticamente comprometidas, a pesar de la discrepancia ideológica de intensidad. No ha sido así, y quedó puesto de manifiesto, con absoluta claridad, que existe una tensión irresoluble entre el PSOE y lo que quede de la izquierda irredenta, contaminada por un atroz populismo revolucionario.

Tal como lo veo, la oportunidad de gobierno se ha desplazado ahora, y se consolidará con el resultado de las elecciones que han sido convocadas para el 10 de noviembre de 2019, hacia la derecha. El responsable de esta deriva es, en mi opinión, Albert Rivera, que se ha autoproclamado líder de la oposición y que ha desdibujado, hasta convertirlo en una sombra de lo que era, el programa con toques socialdemócratas que había conseguido ilusionar, no ya a sus votantes, sino a algunos de los militantes más cualificados que, cuando advirtieron lo que su capitán traía entre manos, luchando a brazo partido con Pablo Casado y negándole el pan y el agua a Pedro Sánchez, se salieron dando gritos de “¡Fuego, fuego!” por las ventanas de la agrupación naranja.

Como observador desde la distancia que proporciona la neutralidad y la independencia de cualquier partido, aunque comprometido con el deseo de que nuestro país tenga las mejores opciones, debo reconocer que la persona que ha tenido un comportamiento, en todo este proceso, de mayor coherencia y transmitiendo las mejores sensaciones de hombre de Estado, ha sido Pedro Sánchez. Cuando, ya introducido en el inicio de la nueva campaña electoral, en respuesta al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, sobre lo que iba a hacer al respecto de Cataluña, afirmó que aplicaría la Constitución, con todas las consecuencias, vi claro que dejaba sus opciones en manos de las fuerzas de la derecha y, en particular, en conseguir apoyos desde Ciudadanos.

Ya que Sánchez no va a tener la mayoría suficiente para ser investido en solitario, sin otros apoyos, y las negociaciones con [email protected] Podemos han dejado tierra quemada entre los propios negociadores y, lo que es más duro, entre los votantes de ambas agrupaciones, lo que intuyo mucho más probable es que tengamos un gobierno a partir de febrero de 2020 con aquel de los dos capitanes de los partidos PP o Cs que se alce con el mayor número de diputados.


Los papamoscas cerrojillo (ficedula hypoleuca), en tránsito migratorio hacia las zonas del Africa trasahariana, han tomado en Madrid algunas plazas. Entre ellas, se pueden detectar algunos ejemplares, en el magnífico Parque Quinta de los Olivos, donde se alimentan de los insectos que pululan en torno a los almendros y olivos del parque, desplazándose de un árbol a otro con un vuelto característico, que parece indicar “aquí estoy y, pero no me cogerás”.

 

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Lentejas a la greña

23 julio, 2019 By amarias 1 comentario

La propuesta de investidura de Pedro Sánchez como Presidente de Gobierno está deparando incómodas sorpresas, en relación, no ya con las opciones del candidato a obtener una mayoría suficiente, sino, y esto es mucho más grave, como demostración de la incapacidad para dialogar serenamente, respetarse recíprocamente y facilitar entre los distintos partidos puntos de encuentro común que garanticen la gobernabilidad en España.

Las intervenciones de los portavoces parlamentarios han sido lamentables. Desde luego, el primer responsable de que la singladura del debate fluctuara entre lo inane y lo aparatoso, ha sido el candidato. Consciente, en su primer discurso, de que la negociación con su “socio natural”, Unidos Podemos estaba encallada y amenazada de una ruptura total, se limitó a repasar conceptos y cifras en tonos y acentos propios de un opositor a cátedra de Bachillerato, pero lejanos de lo que cabe desear de la aparición pública, en momento estelar, de un futuro presidente de Gobierno de un país que quiere ser modelo para el mundo.

Las réplicas y contraréplicas de los líderes de los partidos que se han definido, y así lo han reconocido el candidato y sus teóricos apoyos, como “oposición”, se han desenvuelto por los terrenos esperados: la justificación de su rechazo al candidato y, en el caso de Pablo Casado, creo no desviarme de la apreciación de los que vimos el debate sin dogmatismos ni aprioris, con un discurso brillante. Me gustaría decir algo parecido de la locución de Albert Rivera, pero la facción naranja ha perdido fuelle, con tantas idas de militantes de relieve, y eso se nota en los ánimos del portavoz.

Lo que resultó insólito fue asistir en directo a la escenificación de los desencuentros -que juzgo insuperables. entre Sánchez y Pablo Iglesias. Si ambos personajes de nuestra política actual pretenden convencerse y convencernos a todos de que, con esos mimbres y talantes, van a ser capaces de conformar un gobierno estable, necesitan nuevas gafas para entender la política y las necesidades de nuestro país.

Si tengo que apostar, apuesto porque ayer -y, definitivamente, hoy, 23 de julio de 2019- se han confirmado la inviabilidad de la candidatura de Pedro Sánchez. Las tres “derechas” (los trillizos, se les llama ahora) no van a cambiar el sentido de su voto, por mucho que el candidato les pida, les sugiera, les implore, su abstención: no tendría sentido sociopolítico que concedas carta de naturaleza para gestionar el país quienes han sido desplazados del gobierno por socialistas, podemitas e independentistas, o quienes han sido y están siendo insultados permanentemente como apestados.

Ah, pero lo que resulta novedoso es que, luego de haber consumido tres meses (si no más) en negociaciones de hipotético entendimiento y cordial preparación para gobernar conjuntamente, saltándose las sustanciales diferencias entre la visión anticapitalista y la prudente concesión a la economía social y de mercado, cuando se ponen a explicarnos en la tribuna pública del Parlamento a todos los españoles lo que van a hacer y lo contentos que están de haberse conocido, nos obsequien con un plato de lentejas cocinado a la greña, servido a navajazos, condimentado con patadones bajo y sobre la mesa.

Votad, malditos. Si algo podemos agradecer es la claridad con la que habéis conseguido mostrarnos las bajezas con las que sois capaces de defender vuestros intereses. Los nuestros, los del pueblo, han quedado arrumbados en las urnas, perdidos en la maraña de votos, inutilizados porque se nos ha pedido que expresáramos lo que nos gustaba más de las diferentes propuestas, todas ellas, lentejas cocinadas y empaquetadas desde los partidos, y resulta que hemos elegido lo que nos pareció mejor a cada uno.

Y ahora, cuando el pueblo ha expresado su parecer, ¿venís vosotros, los representantes del pueblo, para decirnos a la brava que no podéis poneros de acuerdo porque nosotros no supimos ponernos de acuerdo antes, votando mayoritariamente a un partido que le diera la opción de gobernar en solitario?

Que os zurzan.


No estoy seguro, porque no lo había observado nunca antes y la visión no fue perfecta. Iba paseando por la orilla del Tajo, bajo un sol abrasador, más atento a golondrinas, vencejos, jilgueros, garzas reales, fochas comunes, andarríos y martinetes que a otra cosa, despreciando por conocido el brusco batir de alas de las palomas emboscados entre los álamos, cuando, de pronto, atisbé una sombra desconocida.

No era una paloma, aunque tenía aparentemente el tamaño de una torcaz. Disparé cuatro fotos, sin tiempo para enfocar. Ya en casa, consultando las decenas de libros de ornitología que mantengo en una biblioteca donde no cabe más, me pareció que podría tratarse de un avetorillo común (ixobrychus minutus), macho. Las alas, rosas y negras, con ese dibujo del plumaje, que se presenta como característico, junto con la caperuza oscura, parecen dar las claves. El ave está fotografiada de espaldas, y no se perciben las patas amarillas y la cola, achaparrada contra el cuerpo rechoncho, no se percibe con claridad.

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Prendido con alfileres

21 julio, 2019 By amarias Dejar un comentario

Parece que, al fin, después de múltiples desencuentros, descalificaciones y hasta insultos -aunque esa calificación parece tener distinta acepción entre gentes de la política-, los equipos del PSOE y Podemos se han puesto de acuerdo en que los diputados de este segundo partido apoyen al candidato Pedro Sánchez a la presidencia del gobierno de España.

El peaje: incorporar unos cuantos ministros podemitas -el número aún está por precisar, por será “proporcional” a los votos obtenidos- al gobierno de Sánchez, si consigue éste, finalmente, arrancar de los independentistas y anticonstitucionales de Ezquerra Republicana, la abstención o incluso el voto favorable que le de, en segunda votación, la mayoría suficiente.

Si esta situación se confirma, los que deseamos un gobierno estable, competente, serio, para nuestro país no estamos de enhorabuena. Cierto que la culpa de este despropósito gubernamental no es exclusiva de los partidos firmantes de la coalición gubernamental que se perfila, sino que han cumplido con su misión de desbarajuste todos los que se han presentado a las elecciones, independientemente de programas, ideologías o temperamentos de sus líderes.

Por supuesto, ninguna estabilidad cabe dar a un gobierno en el que se incrusten personalidades e intenciones que no resultan conciliables. Por mucha mano izquierda que pueda desplegar Sánchez, el lidiar con ministros que pertenecen a dos facciones tan diferentes (y que deben fidelidad a órganos de dirección incompatibles) devendrá imposible.

Solo un apunte: la sentencia del Tribunal Supremo sobre los separatistas, que, por supuesto, será dura con los sublevados contra el orden constitucional, abrirá no ya una brecha en el seno del Gobierno, sino que trasladará a la ciudadanía una tensión incontrolable, entre quienes aboguen por el acatamiento de la pena impuesta, manteniéndose al margen y quienes defiendan la amnistía. Con o sin consulta a las bases, que no deja de ser un timo sociológico asimilable al de la estampita.

Nuestro país no tiene arreglo, y ahora también sabemos, en esta generación que se ha mantenido pacífica y que se cree con fidelidad constitucional, que los españoles somos maestros en dilapidar oportunidades. Vamos, pues, camino de unas elecciones generales a corto plazo -con o sin acuerdo de coalición-, aunque lo que más me duele es que en ese sendero lleno de piedras hay desencuentros, tensiones, desgracias, que podrían haberse evitado. ¡Ay, si se pudiera volver atrás con la moviola!


Dos jilgueros (carduelis carduelis) en vuelo a contraluz, a la busca de otro matojo de cardencha o cardo, con el que saciar su hambre en una mañana de calor. Todos identificamos bien a los jilgueros adultos, con su antifaz de color rojo vivo, aunque he oído decir a algún falso entendido que los machos se diferencian de las hembras en que éstas no tienen el rostro rojo carmín ni la vistosidad de las plumas, en contraste de negros y amarillos, de los machos.

Pues esa afirmación es falsa: los dos sexos son prácticamente indistinguibles en la observación visual, y quienes carecen de la careta roja son los juveniles. Eso sí, los machos son quienes poseen un canto muy musical, con notas suipsit-suipist, entrelazadas con otros tonos y trinos alegres.

Archivado en: Actualidad Etiquetado con: acuerdo, alfileres, Ciudadanos, coalición, debate, gobierno, inestabilidad, investidura, jilguero, Partido Popular, riesgo, separatistas, tribunal supremo

Pegas de egos

9 julio, 2019 By amarias Dejar un comentario

Esta mañana, al asomarme por la ventana, vi que en la piscina de los vecinos un juvenil de mirlo común se debatía, tratando inútilmente de salir del agua. Estaba claro que, por sus propios medios, jamás conseguiría salir de esa trampa acuática a la que le habría llevado su inexperiencia volandera. Así que no lo dudé: fui a la casa vecina, llamé a uno de los telefonillos y advertí a la voz que un pajarito se había caído en su piscina. Debía tratarse de un niño, porque respondió con alboroto y me anunció, gozoso, que bajaba de inmediato.

-¡Ayer ya salvamos una cría de vencejo! -me informó, orgulloso de su función de salvador de especies en peligro de ahogamiento en las piscinas comunitarias.

Claro está que la situación de bloqueo político en la que nos encontramos no admite exacta comparación con la historia de la piscina, pero quienes venimos observando el comportamiento de los líderes de los cinco partidos políticos (por reducir a lo que podemos contar con los dedos de la mano las opciones en liza para formar gobierno en España), podríamos imaginar que son egos ahogándose en la piscina de su falta de entendimiento.

Tenemos todos claro que ningún partido alcanzó, en las últimas elecciones cada vez más lejanas, votos suficientes para permitirle gobernar en solitario. No hace falta darle vueltas al manubrio del entendimiento para admitir que el llamado bloque de las tres derechas (Ciudadanos, Partido Popular y Vox) no tendría mayoría suficiente para alzarse con el gobierno de la nación, incluso si consiguieran ponerse de acuerdo en borrar las líneas rojas que Ciudadanos ha trazado contra Vox, dando por admitido que se trata ésta de una facción ideológicamente contaminante, por sus posiciones reaccionarias en algunos puntos.

Por el lado de la izquierda, tampoco PSOE y Podemos, aunque llegasen a un acuerdo entre ellos, tendrían mayoría para gobernar. Necesitarían el apoyo de los independentistas y de los terroristas no arrepentidos, o que se abstuvieran en la investidura hipotética de Sánchez, algunos diputados de Ciudadanos, pongo por caso (rompiendo la disciplina de voto). Como la coalición instrumental entre las posiciones autodenominadas progresistas supondría, por imposición irrenunciable de Unidas Podemos, la incorporación de algunos miembros de su facción como ministros de gobierno del Estado (¡como garantía de que se  cumpla el programa del PSOE!), ha surgido una nueva línea roja en ese lado: entiende el equipo de Sánchez que ese gobierno conjunto sería contaminante para la libre capacidad de acción que desea para sí el socialismo moderado.

Tengo la cabeza como un bombo de tantas líneas rojas. Me he imaginado que Rivera y Sánchez han generado entre sí una animadversión recíproca de la que no son capaces de librarse sin pasar por un sicólogo/siquiatra de los que no hay. La antes fresca opción de Ciudadanos se ha convertido en una piltrafa ideológica de vetos incomprensibles, y si a alguno le parece lógico el abismo que ha trazado contra Vox, a otros no nos parece admisible tampoco el que tiene trazado contra el PSOE.

Incomprensible también, visto desde fuera, el pulso entre PSOE y Unidas Podemos (en realidad, solo desde Podemos, ya que la posición de la izquierda más acrisolada se ha ido por el wáter de un liderazgo inexistente). ¿Desconfía el populista Iglesias de que, si no incrusta ministros de su grey, el gobierno de Sánchez no será propiamente de izquierdas? Pero, ¿qué es la izquierda, qué concepto tiene el matrimonio Iglesias Montero y sus admiradores,  de la socialdemocracia, de la economía de mercado, de la monarquía parlamentaria, de la realidad española?

Si fuéramos, como así parece, a la convocatoria de unas nuevas elecciones, yo no acudiré a votar. Lo siento, pero no se trata de una segunda vuelta para elegir entre dos o tres candidatos, sino que lo que me estarían pidiendo es que cambiara el sentido de mi voto.

Y no es mi voto, ni el de millones de españoles, lo relevante en esta situación de bloqueo. Los líderes de los partidos políticos tienen que ir a la escuela de la realidad mundial, aprender lo que significa pactar, hacer análisis posibilista de una situación compleja. En el mundo de la empresa tenemos la obligación de hacerlo cada día, para sacar adelante un proyecto, una idea que nos pareció genial sobre el papel, pero que, confrontada con la realidad, se cubre de inmediato de la costra de las dificultades que hay que saber valorar, contrastar, evitar, vencer.

Un buen gestor sabe que no puede despreciar ningún recurso. Si se trata de la capacidad de personas, tanto más. Señores líderes de los partidos políticos, no están negociando el futuro del país o de la economía mundial. Son solo cuatro años. Decídanse a eliminar líneas rojas y actúen, déjense de dar aletazos en el agua de la piscina.

Y, por cierto, si tuviera que puntuar actitudes de los cabezas de lista en este tinglado de idas y vueltas que calienta nuestra desesperanza (y consciente de que a nadie habrá de interesar lo que yo piense), pondría en la cima de la sensatez a Pedro Sánchez, a Angel Gabilondo, a Ignacio Aguado o a Iñigo Errejón. Me parece penosa la actitud inflexible de Albert Rivera e Inés Arrimadas y lógicos los argumentos de Miguel Vals o Toni Cantó, razonable en su discreción actual (en distonía con su grave campaña electoral) a Pablo Casado, coherentes en su infumable radicalismo (pero verbalmente muy bien expresado) a Santiago Abascal y Espinosa de los Monteros, y exótica y fuera de contexto socio político a un errático Pablo Iglesias, sobrepasado, además, por una brillante Irene Montero.

Archivado en: Actualidad, Política, Sociedad Etiquetado con: Ciudadanos, egos, negociación, nuevas elecciones, partidos, PP, PSOE, Vox

Distanciamientos

25 junio, 2019 By amarias 2 comentarios

Han transcurrido dos meses desde las elecciones generales de 28 de abril de 2019, y más de un mes desde las locales y europeas, y el panorama político, lejos de clarificarse, se complica por momentos.

Poniendo orden a mis particulares impresiones de la forma en que se produjo el proceso electoral, el contenido de las campañas de los diferentes partidos, los resultados producidos por la asunción desconcertada por la ciudadanía de los planteamientos expresados por quienes se dicen profesionales de la política y, en fin, por el lamentable desarrollo de las negociaciones posteriores para intentar (supongo) formar gobiernos y no, como pudiera interpretarse, tendentes a desbaratar cualquier intento de alcanzar la calma y la cooperación necesarias entre los agentes económicos y sociales, extraigo las siguientes conclusiones:

  1. Los representantes de los partidos no han querido, interpretar los resultados electorales. No ha ganado ninguna propuesta de partido, y ha quedado demostrada la desorientación de los votantes a la hora de elegir opciones. Salvo en Cataluña, en donde subsiste una importante facción independentista (y para durar), en el resto del país los partidos constitucionalistas, que se habían unido para aplicar el art. 155 y, subsidiariamente, propiciar el proceso penal que ha conducido a la presión preventiva (y que, con seguridad, es preludio de una dura condena) a los organizadores no fugados del intento de secesión, han obtenido un respaldo muy amplio, prácticamente uniforme. Pero el relativo aumento de votos que ha recogido el partido del gobierno en funciones, el PSOE, no le autoriza para verse como exclusivo ganador. Porque ningún partido ha obtenido votos suficientes para gobernar en solitario; ni siquiera los autodenominados “bloques” (de izquierda o derecha del espectro) pueden jactarse, dada su falta de uniformidad, de haber ganado nada.En conclusión, no cabría otra opción que calmar los ímpetus de convertirse en amos de un cotarro en el que, para mandar, solo pueden aportar sus ganas de hacerlo. Si no quieren conducir la situación a nuevas elecciones, y, si rechazan andar a mamporros durante toda la legislatura con falsos acuerdos de cooperación o apoyos precarios para la investidura. Para que pueda gobernar Sánchez y designar a un equipo estable y con capacidad de acción, es imprescindible un acuerdo amplio de concertación. No con Unidas Podemos (o no solo, y no con las premisas ahora conocidas), ya que su posición como candidato a cogobernar está contaminada por su falta de sintonía en temas cruciales (el juicio a la secesión y la reforma económica y social, por ejemplo), sino contando con el apoyo -no solo la abstención- de otras fuerzas con visión de futuro factible y no obsesionadas con elucubraciones propias de debates parauniversitarios.

    Si Sánchez no logra agrupar junto a sus propios diputados a otros de centro y centro derecha, para unir a los eventuales de un Unidas Podemos rebajado en humos y crecido en sentido práctico (dentro de un programa claro de Gobierno, con un concierto básico en los grandes temas (económico, ambiental, industrial, defensa, laboral, social, asistencial, etc.), no le queda más remedio que convocar nuevas elecciones. Costará dinero al país, pero más nos está costando este suplicio del disentimiento prolongado. Mejorará algo el PSOE, bajarán los demás, se elevará a un clamor la abstención, pero aprenderemos todos el valor de negociar con la cabeza y no con los genitales.

  2. La irrupción del partido VOX, al que, sobre todo desde los partidos de la izquierda teórica, se ha calificado de anticonstitucional, ha significado un refuerzo potente para las agrupaciones con tendencias derechistas, que se han presentado en coalición aparente, con el objetivo de “echar a Sánchez” del Gobierno de la Nación. Ha sido un grave error, en especial para Ciudadanos, sin ventaja para la ciudadanía que quiere, por encima de todo, resultados prácticos.Esta aparición de un partido con líderes mediáticos, bien preparados dialécticamente, provocada por el desgajamiento de descontentos procedentes del Partido Popular,  ha sabido, con sus posturas extremistas y la atención despertada, llegar al ánimo de votantes radicales, firmes en temas como el aborto, devotos teóricos del catolicismo carpetovetónico (hoy ya bastante cutre, por trasnochado), atentos al mensaje de la Patria amenazada, gozosos de ver el Ejército como salvación ante la deriva secesionista, etc. Postureo mediático bien adobado de palabras con tonos catastrofistas de doble sentido, apto para interpretaciones al gusto de cada cual, recogiendo lo que le apetezca.
  3. El partido Ciudadanos, esperanza casi preconsolidada para construir o reconstruir la posición liberal (o de centro), ha perdido su entidad ideológica y su carisma neutral. Su actividad electoral y postelectoral  ha servido parea desorientar y desmoralizar a votantes (y a algunos de sus líderes).La distonía con los principios básicos del postulado liberal, ha tenido dos hitos, ajenos incluso al proyecto inicial: 1) la obstinación de Rivera y Arrimadas (como líderes más significativos, proyectados desde el catalanismo sensato a la dimensión nacional, y naufragando en el nuevo medio) en trazar líneas rojas con el Partido Socialista, ha movido a parte su electorado natural, justamente, hacia el PSOE y ha dejado con la brocha en la mano a los votantes que veían en acuerdos con ese partido la construcción de un eje de estabilidad para el país; 2) la posterior descalificación desde el “aparato de C`s” de quienes, justamente, defendían desde el propio partido el mantenimiento de la posición liberal, y que culminó con la expulsión de Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona, y presentado en su momento como gran fichaje, (por haber favorecido el nombramiento de Ada Colau, como mal menor como alcaldesa de Barcelona), se prolonga actualmente en deserciones, tensiones internas y, en definitiva, ausencia de criterio inteligible.
  4. Por su parte, la persistencia de la manifestación de un decadente Pablo Iglesias, convertido definitivamente en un patriarca de su creación política- junto a su actual pareja, Irene María Montero, de querer entrar en el gobierno de un futurible presidente de Gobierno Pedro Sánchez, a cambio de un apoyo insuficiente, refleja únicamente que ha perdido el norte, al no valorar su verdadera fuerza.Definirse como portador de los valores de la izquierda (sean cuales sean ésos), hallándose en caída libre junto a Alberto Garzón, monitores del proyecto incomprensible de Unidas Podemos, es sarcástico. En la actualidad, juzgado por su actuación personal, Iglesias jr.  podría jactarse de ser triste coautor de la destrucción de la izquierda histórica (para muchos militantes, aún respetable) que representó no hace mucho el Partido Comunista. Contó, no se le puede negar la colaboración destructiva, con un inocuo ideólogo pero, como él,  presuntuoso (aunque sin su carisma mediático) que puso al servicio del descalabro a los fieles votantes de la izquierda irredenta.

Un petirrojo, sobre uno de los bastidores de una cuerda de tender ropa, meditando tal vez (en su cerebro de ave) qué hacer.

Los petirrojos (erithacus rubecula) son aves migratorias (en general) y, entre sus magníficas características, se encuentra el haber sido los elementos de reflexión a los astrónomos y físicos que ayudaron a descubrir la existencia del norte magnético, por el que se acabó intuyendo que se guiaban en sus migraciones, con un mecanismo interno aún sin descifrar.

Archivado en: Actualidad, Política Etiquetado con: Albert Rivera, Alberto Garzón, Arrimadas, Ciudadanos, elecciones, gobierno, Partido Popular, Sánchez, Unidas Podemos

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