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Cuadragésima Crónica desde el Pais de Gaigé

14 noviembre, 2022 By amarias 4 comentarios

 

Hoy serán cuarenta las semanas transcurridas desde que escribo las Crónicas desde Gaigé, el país imaginado en el que se produce una selección un tanto arbitraria de las noticias que tienen lugar real en España. No pretendo reseñar con fidelidad la historia, no soy fiel al relato (ni al oficial ni al pretendido por las oposiciones al Gobierno), pero soy rigurosamente independiente.

Me atribuyo esta categoría singular para explicar que no pertenezco a ningún partido político y, lo que es más específico, no me interesa ninguno. En esto me declaro en sintonía con la frase de Vargas Llosa (Mario) que ha merecido -con su foto- ocupar la mitad de la portada de El Mundo del 13 de noviembre: “La política corrompe profundamente al ser humano”.

De independentismo se ha hablado y escrito otra vez mucho en Gaigé, el país de los despropósitos. La razón reside en la intención del Gobierno -por una vez, en sintonía- de derogar por la vía del decreto ley, el delito de sedición, por el que fueron condenados los golpistas catalanes cuando se embarcaron, desde el gobierno legítimo de la Generalitat, en la aventura sin rumbo de declarar la independencia de la región, con base en el resultado de un referéndum ilegal y amañado.

No merece la pena (para este cronista) detenerse en los cambios de opinión del presidente Sánchez (Pedro), siempre expresada ésta con la misma contundencia, porque me basta con remitirme a la frase del Premio Nóbel que transcribí más arriba. El objetivo de “homologar el delito de sedición a las leyes penales europeas” es, jurídicamente hablando, una estupidez. Cada Estado ha venido legislando, en lo civil como en lo penal (y en los demás órdenes legislativos) como le ha parecido bien, siendo el acervo legal de cada uno un reflejo de su historia jurídica y social. No cabe homologación, ni se pretende a estas alturas someter la autonomía e independencia normativas en aras de una hipotética uniformidad europea, en donde hay tanto por hacer.

Así que lo que se puede calibrar es la intención del presidente Sánchez (Pedro) de silbar al mismo toque que los socios independentistas y anticonstitucionales que sostienen su gobierno, bajo las siglas infumables para un constitucionalista de ERC (Esquerra Republicana de Cataluña): rebajar las penas a los condenados por sedición agravada, que es, ni más ni menos, que haber declarado, siendo autoridad obligada a lealtad institucional, la separación de Cataluña del resto de Gaigé, el País de los Despropósitos.

En un magnífico ensayo, (EM, 13.11.22) el catedrático de Derecho Penal Quintero Olivares (Gonzalo) diserta admirablemente sobre el bien jurídico básico a proteger que es la lealtad constitucional, en torno al cual se deberían crear tipos que permitan evaluar penalmente los intentos de subvertirla.

No hablamos de atentar contra la “paz pública”, o de “desórdenes públicos” -desde quemar contenedores, agredir a un guardia o manifestarse sin autorización o paralizar un servicio básico causando graves daños a la economía nacional y a la ciudadanía. No, el  tipo penal es otro y no puede quedar desprotegido. Su definición perfila el delito de sedición, y su nombre podrá variar, pero su sustrato, es el mismo. Todos los Estados, por la cuenta que les tiene, castigan duramente a quienes atentan contra su Constitución y, muy en particular, contra la forma de Estado acordada por las inmensas mayorías.

El Presidente del Partido Popular, Núñez Feijóo (Alberto), va tomando consciencia del reducido papel mediático al que le obliga su ausencia del Congreso de Diputados. Ser senador no permite la proyección popular que da la Cámara baja. Algunos miembros de su partido le propusieron que presentara una moción de censura, con la seguridad de perder la votación, pero ganar visibilidad.

Hasta Arrimadas (Inés), experta ahora en dar consejos de actuaciones que, en su momento, ella no fue capaz de seguir, le animó a iniciar la senda de la reprobación del jefe de Gobierno, utilizando la vía constitucional de la moción. Pero Núñez aún se está lamiendo las heridas de los desplantes, mentís y desprecios que, a cada tanto, le prodigan los representantes del férreo gobierno de coalición.

El ministro de la Presidencia de Gaigé, Bolaños (Félix) en una feliz pirueta irónica ha deleitado a los amantes de alimenta el fuego de las disidencias desde el todo-vale, refiriéndose a la sede del PP en la calle Génova, como “Edificio Trump”, se supone que para poner en evidencia las afinidades oscuras entre el expresidente republicano de los Estados Unidos de Norteamérica y los negocios inmobiliarios populares.

La izquierda del PSOE -en el doble sentido de aumentar su desviación populista e ideológica- se agrieta, en la medida en que toma más protagonismo la vicepresidenta Díaz (Yolanda), a pesar de las llamadas de atención de su ex jefe Iglesias (Pablo), convaleciente de su operación de autocastración política. El proyecto de Díaz al que se ha dado el nombre de “Sumar”, carece aún de perfil definido y de musculatura para conformar un partido político, aunque resulta divertido (para la oposición) seguir el desgaste de las agrupaciones que apoyaron a Sánchez, de las que solo los independentistas gozan de buena salud.

Si hay posibles presas con aspecto de heridas, en la cacería selvática de Gaigé, la que presenta aspecto más delicado es el, hasta hace solo un par de años unánimemente aclamado, el ministro de interior Grande-Marlaska. Causa: un programa de la BBC, la emisora británica cuyos episodios sobre animales hacen las delicias de la sobremesa en la 2, ha presentado un vídeo sobre los sucesos del asalto masivo a la frontera en Melilla de junio  (en donde el gobierno marroquí ha reconocido 23 muertos y algunos centenares de heridos. Las cifras reales de fallecidos y desaparecidos  son desconocidas. En el video puede advertirse cómo un gendarme del país vecino  (estrecho de Gibraltar por medio) tira del cuerpo inerte de un saharaui, para sacarlo de la zona de soberanía española.

Así que no sería cierto lo afirmado por el ministro ahora acosado por mentiroso de que “ningún muerto se produjo” por causa de la resistencia a los invasores, en otro territorio que Marruecos, y, por tanto, la inhibición de la Justicia de Gaigé no estaría justificada.

Que desde parte del propio Gobierno (facción no socialsta) se pida la revisión puntual del caso y, acusado como mendaz, la dimisión de Marlaska, es una muestra más de la capacidad del País de los Despropósitos para autolesionarse.  Obviamente, sin que dejemos de lamentar el aumento de la presión humanitaria desde el Sahel y la falta de soluciones para (dotar a la gendarmería marroquí de más medios para disminuir la tensión sobre nuestra guardia propia de fronteras)

Madrid se recupera como la capital de las manifestaciones en Gaigé. El domingo, día 13, cientos de miles de interesados en la mejora de la Sanidad Pública, bastantes venidos en autobús con pancartas y bocata (a la vieja usanza) ocuparon en el centro político de Gaigé gritando “Ayuso, asesina” y otras lindezas que enmascararon el verdadero mensaje.

Estuvo magnífico en la defensa de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, su compañero de partido y alcalde de la capital, Martinez Almeida (José Luis). Faltan médicos de familia, porque los facultativos que han superado el MIR no encuentran atractivo dedicarse a esta especialidad genérica. Faltan médicos, en general, porque los que pueden se van a ejercer al extranjero (pueden recibir salarios hasta tres veces superiores) o prefieren ser contratados por Hospitales privados o compaginar una jornada en lo público  -para hacer currículum- y unas horas en una empresa sanitaria.

Comprensible la calma de Almeida al conocer que su opositora por el PSOE a la alcaldía en las elecciones de mayo será Maroto (Reyes), ministra hasta abril de Industria, Comercio y Turismo, a la que solo conoce por el nombre el 40% de quienes podrían votarla.

Soy paciente de la sanidad pública y no tengo queja de las atenciones y tratamientos que recibo. Los pacientes somos muy tolerantes y, con la perspectiva de mejorar nuestra salud, estamos dispuestos a entregar muchas horas de nuestro tiempo en salas de espera. Basta darse un paseo por cualquier establecimiento sanitario. Y, sobre todo, sé del tremendo esfuerzo de los profesionales, el número excesivo de horas que dedican a su labor, los problemas de gestión y la escasez de medios económicos y materiales. No está Madrid a la cola de la asistencia sanitaria de Gaigé, que debería tener muy claro el coste de mantener un alto nivel de prestaciones y, también, la diferencia de las mismas según en qué Autonomía te toque acudir a un centro público.

La huelga de transportistas (solo los autónomos, pero el roto será grande) amenaza con paralizar la actividad de distribución en Gaigé. Piden que se les pague lo suficiente para cubrir costes. Escucho a las partes -Gobierno, grandes patronales, sindicatos- y no entiendo nada. Estamos en el Pais de los Despropósitos. Lo olvido a veces.

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Vigésimo Octava Crónica desde el País del Gaigé

15 agosto, 2022 By amarias 4 comentarios

Llevo algo más de medio año escribiendo estas Crónicas, que título desde el País de Gaigé, un heterónimo de España. Gaigé (ponúnciese Caiché) es una transcripción fonética en hanyu pinyin (chino) de una palabra compuesta que significa en “despropósito, desconcierto”, y otras acepciones similares.

En esta semana, Gaigé intensifica sus vacaciones oficiales. Madrid anticipa la celebración de las fiestas de la Virgen de la Paloma, una de las numerosas versiones milagreras de la madre de Jesús el Dios encarnado para la religión católica, que tienen su festividad reconocida en el 15 de agosto, en que se conmemora la asunción al cielo místico, en cuerpo y alma, de María.

La advocación mariana a que hago referencia es la patrona popular de los madrileños, cuya patrona oficial es la virgen de la Almudena, otro heterónimo. Pónese así de manifiesto el carácter contestatario del pueblo de Gaigé, poco dado a admitir sin discusión imposiciones desde lo alto de las instituciones, ya vengan de la Iglesia o de cualquier otro gobierno. La sentida devoción fue premiada numerosas veces por la Paloma, que cuenta con incontables milagros, empezando por la curación del futuro Rey Fernando VII, allá en el siglo XVIII, que fue cuando empezó su actividad.

Esta semana de agosto es pródiga en fenómenos atmosféricos y astrales. Siguen los incendios de carácter pavoroso jalonando el territorio de la piel de toro, causando conmoción y pérdidas duras de restañar. Esta semana le tocó arder a los alrededores del parque natural del Moncayo. Nuevamente, la Unidad Militar de Emergencias tuvo que actuar, apoyando a las unidades locales. Tanta presencia de esos militares anómalos, con solo 1.500 efectivos fijos (y otros tantos de reserva) en las decenas de focos por donde arden los bosques de Gaigé, parece milagrosa.

Sigue sin llover en la mayor parte del país, que se va convirtiendo en secarral en muchas zonas; los pantanos están a mínimos, algunos a punto de desaparecer (por debajo del 10% de su capacidad). En épocas de la dictadura, cuando había más fe, se sacaban las imágenes en procesión, pidiendo que lloviera. Ahora, se es más prudente en incomodar a los altísimos. Resulta por ello conmovedora la anécdota que cuenta Erwan de la Villeon (ceo, es decir, consejero delegado, de Puy de Fou, el parque de Toledo que está haciendo furor), por la que, cuando hace ahora un par de años un incendio rodeaba la instalación y amenazaba con llevarse todo por delante, sacaron del recinto a los animales y los principales enseres, y el devoto francés dejó a la Virgen del Arrabal -cuya imagen venera- encargada de salvar el resto. Y así sucedió: el fuego se contuvo sin tocar un pelo del Parque.

La escasez de agua, el precio de la energía y la amenaza de que pueda faltar suministro si el invierno viene crudo (especialmente en la crédula Alemania, que quemó sus naves para abrazarse al oso ruso), ha puesto de moda a la ministra de Transición Energética y otras hierbas, la del rostro impenetrable Ribera (Teresa). Bajo su docta dirección, el Gobierno ha decretado que los locales comerciales no puedan bajar la temperatura más allá de 27 ºC, lo que ha motivado protestas de los empresarios de restauración, bares y locales de venta de artículos de primera y segunda necesidad. La siempre atenta a marcar el paso en dirección contraria, si le ve hueco, Ayuso (Isabel), la jefa de la Comunidad de Madrid, se ha declarado insumisa, posición que no parece compartida por el alcalde de la capital, Martínez Almeida (José), más prudente en manifestarse contrario a la aplicación de una Ley vigente, aunque la impugne en los Tribunales.

Este pequeño rifirrafe (sin mucho efecto práctico, pues las temperaturas han bajado, por fin, en este lunes 15 de agosto) ha servido para que las baterías antipopulares del partido que gobierna en coalición, acusen a Núñez Feijóo (Alberto) de ser un calzonazos que se doblega a la dama que, según ellos, dicta lo que hay que hacer en el Partido que está llamado, todavía, a hacerse con el poder de las urnas, si mantiene el pulso al deterioro que provoca el tiempo en las ilusiones repentinas.

Sigue la guerra en Ucrania, enquistada y con torpeza dialéctica por ambos bandos, aunque se alzan algunas esperanzas por la mediación del turco Erdogán, quién lo diría.

La posición de China respecto a Taiwan se ha encrespado, por culpa de la visita a ese país reconocido solo a medias, de la presidenta de la Cámara norteamericana Pelosi (Yansi), que el Gobierno de Jin-Pin ha considerado una provocación y argumento suficiente para hacer una exhibición de su potencia armamentística, rozando peligrosamente los argumentos para una confrontación de gran alcance. Como en el gobierno insolidario de Gaigé hay pacifistas, si los interesados en prender la mecha de la tercera guerra mundial aciertan con el mechero, la destrucción mutua asegurada nos pillará discutiendo si enviamos ropas de abrigo o tanques averiados al lugar donde se inicio el conflicto.

Sigue manifestándose algo de polvareda porque SM el Rey Felipe VI, de viaje protocolario por Colombia, no se levantó al paso de una de las espadas atribuídas a Bolívar (Simón). Cuando falleció el héroe que inspiró la revolución que tanto daría que hablar en los países hermanos de América (hoy, familia pobre y descarriada en su mayoría), no le enterraron con la legítima, sino con una copia, que es la que ahora veneran los líderes tupamaros, Farc o M-19 incrustados en el gobierno de Bogotá. Hizo bien el Monarca, si lo hizo a sabiendas como si no. Y esas voces, algunas en el desgobierno, que critican a Felipe VI por falta de respeto a un acero herrumbroso, harían mejor en mirarse sus propias faltas, condenando que sus adeptos quemen fotos del Rey y banderas patrias o ellos mismos se nieguen a acudir para hacer el rendevous oficial al Jefe de Estado cuando visita alguna de las regiones a las que quieren imbuir de intenciones separatistas.

Nota final: Mi respeto, simpatía y admiración a Salman Rushdie, a quien un fanático de mal nombre Matar (Hadi) envió al hospital de varias cuchilladas alevosas, cumpliendo los designios de un tal Jomeini que le impuso una fatua y ofreció una recompensa a quien asesinara al polémico escritor. La culpa: haber interpretado las razones por las que se suprimieron unos versos del Corán, en lo que se estimó por los iluminados exégetas del libro sagrado de los musulmanes, una afrenta merecedora de la muerte.

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Cuarta Crónica desde el País del Gaigé o del Huangmiú

28 febrero, 2022 By amarias Deja un comentario

Los hechos, circunstancias y avatares del País del Gaigé (por otro nombre, también imaginario, del Huangmiú) han quedado sepultados por el vendaval de despropósitos que amenaza con arrasar Ucrania, si no consiente en doblegarse ante el imitador de Hitler, el nefasto déspota Vladimir Putin, autoproclamado emperador de las nuevas Rusias.

La última semana de febrero del año 2022 ha aportado, con todo, para la pequeña Historia, algunas cuestiones de interés para la crónica ligera del mundo. El día 27 se inauguró por el monarca Felipe VI un nuevo Mobile World Congress en la cada día más pequeña ciudad de Barcelona. A esa ceremonia de apertura no quisieron asistir el llamado presidente de la Generalidad, un tal Aragonés (Pera) y la alcaldesa de la antigua ciudad Condal, la propensa a la posición estrafalaria Colau (Ada); para tranquilidad de los estómagos inquietos, sí han deseado comparecer a la cena, en donde seguro que, fuera de los focos mediáticos, ofrecieron sonrisas y disculpas, ya que no pleitesía, al Rey y a la corte de Sánchez, presidente del Gobierno en Gaigé-España.

Se celebró también en esta semana Arco, la Feria de Arte que ocupa un par de pabellones en el recinto madrileño y que atrae a algunos comerciantes y galeristas, que tratan de engatusar a algún nuevo rico para colocarle alguna creación de sus artistas tutelados. El arte -especialmente el  matérico- hace ya tiempo que ha caído en una espiral de deterioro, en el que se mezclan la falsedad, el cuento chino y la mancha pictórica o el propósito de llamar la atención, esta última ya agotada a fuerza de pretender ser original.

Poco interesante encontró este cronista de ocasión en esa Feria de las vanidades artísticas, y si algo me asombró de verdad fueron los precios. Los marchantes de las galerías piden 250.000 euros sin mover una pestaña por lienzos embadurnados de acrílico que, si tuviéramos libertad para juzgar, deberíamos condenar a la basura. Como el sábado era día de visita para público en general, había una gran aglomeración de curiosos, que fueron amontonados a la entrada y a la salida del recinto con base en medidas de seguridad ininterpretables. Se miraban los bolsos de las señoras con pasión morbosa por los guardias de alquiler, sin entender que nadie en su sano juicio iba a pretender llevarse el menor trozo de la colección de despropósitos que se exponían en las paredes y huecos de las salas. Salvo que se tuviera mucho dinero y se admitiera la hipótesis perversa de que el arte actual no cotiza por lo que vale, sino por lo que dicen que vale.

En otro orden de cosas, por supuesto, la crisis del Partido Popular sigue sin cerrarse, aunque parece que Núñez Feijoo está dispuesto a abandonar su feudo gallego para inmolarse en la batalla por el poder de lo que fue alternativa de gobierno. Mal espacio para la tranquilidad. Ayuso, doncella mancillada, presenta ojeras en cada comparecencia pública. Casado, galán apaleado, llora por ls esquinas su desconsuelo, sin acertar a adivinar qué es lo que pasó y si todo fue pesadilla o maleficio. Y, como en toda batalla hay un vencedor, Sánchez y sus fieles, envalentonados, se hacen lifting para parecer más jóvenes, porque barruntan victoria para largo.

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Tercera Crónica desde el País del Gaigé o del Huangmiú

21 febrero, 2022 By amarias Deja un comentario

El País del Gaigé (o del Huangmiú) ha demostrado, como pocas veces antes, la oportunidad de su nombre ficticio. La idea de “reforma permanente” (Gaigé), tan vinculada al “despropósito” (Huangmiú) ha plantado sus fuertes raíces en el que era, hasta la tercera semana de febrero de 2022, el principal partido de la oposición, el Partido Popular.

Hasta el 18 del mes, la posición de fuerza como alternativa a la coalición de Gobierno actual, presidida por el Partido Socialista, era tremendamente sólida. La popularidad de Ayuso, la seductora lideresa aupada por sus naturales encantos y el impulso benefactor de la oposición que le brindaron Sánchez e Iglesias (júnior), alcanzaba cotas no imaginables. Pablo Casado, aunque con suficiente inseguridad sobre su verdadera capacidad para dirigir grandes destinos, se afianzaba como opción (a falta de otras) para ser aupado a la jefatura del Gobierno, siendo deseable que en los próximos dos años se cociera aún mejor en sus destrezas no suficientemente sólidas.

Estas previsiones no sucederán, sustituídas por los peores auspicios para la derecha española y, por supuesto, con el mayor gozo para lo que aún se entiende por izquierda del país, que no se esperaban el regalo que sus oponentes le hicieron este mes. Ayuso y Casado, contando con los teloneros de nombre Almeida y Ejea y los subalternos Carromero y Rodríguez Bajón, representaron una tragicomedia en la que se inmolaron a garrotazos. Como en toda buena tragedia, todos mueren, mientras entonan sus explicaciones y disculpas y los espectadores obtienen material para hacer, luego un buen momento de cine fórum.

Son muchas las enseñanzas que los historiadores de la petit histoire y los comentaristas de las intrigas del corazón de la política están obteniendo de este episodio, incomprensible para los humanos (españoles y extranjeros) que no entiendan los entresijos de nuestra idosincrasia.

Mal momento para Mañueco, débil vencedor en las elecciones por la presidencia de CastillayLeón, cuyo mérito mejor fue sacudirse del abrazo amigo de Igea (no confundir con su casi homónimo: el de Ciudadanos) para arrojarse en los brazos con lecho de espinas de Abascal y su educando García-Gallardo. Mal momento para Núñez Feijóo, que se verá obligado a retratarse para salir de su voy-pero-vengo y aceptar ser aupado como buen componedor de los destrozos causados por la pelea de corral que, por un quítame allá ese contrato de mascarillas y pónte de rodillas para venerarme como tu dios, han organizado los dos amigos de la infancia que creyeron estar jugando a médicos y enfermeras.

Mal momento para todos, porque ha sido puesto en evidencia que los políticos, de un lado como de otro, tienen -salvo tan honrosas excepciones que resultan sepultadas por el jaleo general- como único objetivo, hacer su propia carrera. Se habla ahora de que habría que prohibir las Juventudes de los Partidos, que son cuna y vivero de personajes que guían su ambición al único objetivo de engañar a los demás para que creamos en su eficacia como gestores. Se habla ahora de que convendría que se llegara a la gestión de lo público, a los más altos niveles, desde la experiencia de la edad y con las espaldas bien cubiertas por desengaños anteriores que garanticen que solo se dedicarán a buscar el bien común, allá donde se halle.

No hay porqué obsesionarse. Nada pasará que evite que el país de Gaigé siga fiel a su nombre supuesto, a su tradicional manera de destruir lo que se haya hecho antes por otros, a negar cualquier colaboración con el de al lado, porque se verá como un enemigo que, en vez de potenciar nuestras habilidades, hará sombra. En el país de Gaigé la capacidad para la guerra civil es alimentada como sustancia melífera, bálsamo de Fieragrás, pócima de druida. Se le da a cucharadas a los niños, se toma en botellas cuando se es adolescente y, ya adulto, como Obelix, anestesiado para valorar positivamente al otro, sin necesidad de acudir al cuenco donde se potencian los odios, se está preparado para matarse a garrotazos, hacer el espectáculo del mozo del martillo.

Que en ese trasunto del Gaigé, dos poblaciones vecinas extremeñas, Villanueva de la Serena y Don Benito hayan decidido, por abrumadora mayoría de sus habitantes, fusionarse (a falta de elegir un nuevo nombre para el resultado), es una excepción. No tendrá imitadores, por ello, porque lo que prima es la secesión, la ruptura, el descalabro, el tirp en el pie o en la cabeza. Aceptar incluso que te saquen un ojo si se obtiene la promesa de que al vecino con el que estamos enfrentados le sacarán los dos.

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Guerras

18 febrero, 2022 By amarias Deja un comentario

En lo que parecia el momento más dulce de la historia reciente del Partido Popular, con un PSOE debilitado por el contagio ideológico y las zancadillas, pescozones y puntapiés de sus compañeros de Gobierno, se desata una incomprensible situación en la cúpula del partido, con agrias descalificaciones y fatales desencuentros entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso y el presidente del partido, Pablo Casado.

El papel de secundarios activos en esta refriega del alcalde de Madrid, Martínez Almeida, portavoz parlamentario de la formación y del secretario de Organización del PP, García Egea, viene a confirmar una crisis sin precedentes en la cúpula de la derecha española, que pierde su apariencia de civilizada (si alguna vez la tuvo en tiempos recientes) para convertirse, sin paliativos, en una jaula de grillos, un girigay de egos de bajo nivel. Inaceptable cuando se está ventilando el futuro de la formación que, hasta ayer mismo (17 de febrero de 2022) era una firma opción para provocar el cambio ideológico en la gestión de nuestro país.

Como se conocen suficientemente los elementos que han provocado el enfrentamiento entre Ayuso y Casado, tenemos material para concretar un juicio independente de lo sucedido. El contrato de compra de varios cientos de miles de mascarillas FFP2 para la Sanidad de Madrid, en momento álgido de la pandemia, en plena desorientación de la ciudadanía y del Gobierno central sobre lo que había que hacer, y a un precio que, por cierto, no parece excesivo a tenor de lo que se estaba cobrando en las farmacias (cuando tenian el género), parece ser que benefició indirectamente, como inrermedario comercial, a un hermano de Ayuso.

Que una parte de la dirección del PP, con Casado a la cabeza (aunque él ha negado en entrevista en la  COPE su participación directa, lo que no resulta creíble) haya querido ver en esa adquisición causa de culpabilidad suficiente para investigar y presionar sobre su activo más valioso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, resulta inconcebible. Que la envidia, la tensión de los egos, los grupos de poder dentro de un partido que tiene la obligación legal de ser democrático, hayan desembocado en una guerra pública, mediáticamente muy atractiva por lo inusual, es la demostración palpable de que el PP no estaba preparado para ser alternativa.

Ignoro cómo se podrá recomponer el destrozo, pues los daños causados son múltiples. Para el votante y simpatizante del PP el desconcierto será, supongo, máximo. Los participantes en esta disputa de niños de colegio -nada que ver con una supuesta corrupción, que, de tener material fundamentado, habría de desembocar en la fiscalía y no en la plaza pública. han quemado su futurp político, su credibilidad o la capacidad de ser aglutinadores de todas las facciones presentes en el Partido.

La unidad se ha roto, y con ello, la opción de ser oposición creíble al PSOE y a la izquierda ideológica. Ha sido puesta de manifiesto la incapacidad de Casado y Rodríguez Ejea para dirigir el Partido con solvencia. Y aunque Ayuso salga vencedora (si bien, tocada del ala, lo quiera o no, pues la mierda mancha aunque se pueda limpiar en la tintorería) y Almeida haya querido aparecer como prudente en el arte de nadar y guardar la ropa, los dos más aparentes (y respetados) gestores de la vida pública que tiene el PP tendrán que verse las caras en el espejo de sus filias y fobias y, entre el estupor general, asearse y limpiarse los plumajes de esta guerra de gallos y gallinas.

Nota: Sobre la otra guerra, la seria, la que Rusia está propiciando en Ucrania con el beneplácito de Estados Unidos y la cara de memos de la diplomacia europea, habrá que escribir mañana. Pero estoy con José María Aznar, la guerra más importante es la del PP, no la de Ucrania.

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Zafiedades

15 agosto, 2021 By amarias Deja un comentario

Mónica García, concejal por Más Madrid en la Comunidad de Madrid, que se define como científica -supongo que por ser médico y madre- y se califica de “empática, honesta y comprometida”, está convencida de que a la presidenta regional, Isabel Díaz-Ayuso “no le interesa gobernar más allá de utilizar la gobernanza para sus intereses particulares”, demostrando “cinismo e hipocresía”, al descomponer desde dentro “un cargo público, como está haciendo el  Partido Popular en la Comunidad de Madrid”(El Mundo, 14 de agosto de 2021).

Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a vueltas con la papeleta de hacernos digerir la drástica subida del precio del Megawatio-hora, acusó a sus colegas de Gobierno de Unidas Podemos de “hacer demagogia barata” al pretender que la factura de la luz pueda solucionarse mediante un Real Decreto. No debe ser fácil desprenderse de la tentación de hacer demagogia con los mimbres al alcance, pues Teresa Ribera, después de calificar de escandalosa la actuación de Iberdrola al bajar los caudales de los embalses de Ricobayo y Valdecañas “lo que es legítimo, pero no razonable”.

Ione Belarra, Ministra de Derechos Sociales, acusa al ministro de Interior, Grande-Marlaska, de incumplir la legalidad, al ordenar la devolución de los menores marroquíes que llegaron el pasado 17 de mayo a España, alentados por el gobierno de Marruecos, por no contar con el preceptivo informe de los servicios de protección de menores y del Ministerio Fiscal. (la fotografía de Bernat Armange testimoniando que los menores se ven obligados a descansar en estanterías de una nave industrial es impresionante).

Dentro de la operación de caza y captura, para destruirlo y dejarlo como un erial, una de las piezas más cotizadas es el Rey de antes, Juan Carlos, al que algunos -incluido el presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla- “quieren ver en la cárcel por ladrón”. Me pregunto hasta donde se podrá estirar la cuerda de la Monarquía Constitucional sin que rompa y nos deje con el culo al aire de nuestra indefinición de lo que queremos ser de una vez. En mi opinión, Don Juan Carlos debe retornar a España y abandonar esa posición de supuesto apestado que no se compagina ni con las actuaciones investigadas por la Fiscalía, ni con el reconocimiento a la actuación del Monarca como garante de la democracia ni con el servicio prestado como amigo de los monarcas saudíes para conseguir pingües contratos para empresas españolas que (a la vista está) muy difícil lo tienen por la vía de las visitas de cortesía de ministros y capitanes de las constructoras que cotizan en el IBEX.

Alberto Garzón, ministro de la cartera de Consumo, especializado en traducir en declaraciones de su ministerio las afirmaciones gratuitas y consejos para ingenuos de algunos libros de matiz ecologista, ha afirmado que para producir 1 kilo de carne se necesitan 15.000 litros de agua. Parecería que incita  que, definitivamente, nos desprendamos de nuestra cabaña ganadera y nos hagamos veganos, pero por su comportamiento personal deduzco que no está por l labor de aplicar sus principios ecologistas a su vida particular.

No quiero ignorar que desde las filas de la derecha también se producen ataques verbales contra las actuaciones del Gobierno de Pedro Sánchez o pretendiendo descalificar a portavoces, concejales o diputados de las filas socialistas y comunistas. Que no se me juzgue como tendencioso, porque, vive Dios, que me da la mismo que gobiernen unos u otros con tal de que lo hagan bien, pero tengo observado que las frases que la izquierda dedica a quienes están en puestos de gobierno como representantes de la otra facción, son mucho más virulentas, injustas y zafias.

La descalificación sistemática de cuanto hace la presidenta de la Comunidad madrileña por parte de la oposición es ya paradigmática. Se la critica más que al alcalde de Madrid, Almeida, quizá porque se teme más su capacidad de respuesta ágil y seria, sin las concesiones populacheras de las que no consigue liberarse Ayuso.

La ausencia de respeto, elegancia, rigor, empatía y verdad que debiera regir las actuaciones de cuantos tienen responsabilidades públicas y facultades de representación, trasciendo de la política y alcanza, incluso, a la otrora prestigiosa Universidad. El rector de la Universidad de Barcelona, Joan Guàrdia se resiste a amparar públicamente al profesor Ricardo García Manrique, que fue atacado (por fortuna, solo verbalmente) en el Claustro al grito de “fascista y colono”. Los hijos de miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional  destinados en Cataluña (y otras Comunidades que desprecian usar el español como lengua vehicular) sufren desprecios y vejaciones, según ha sido reiteradamente denunciado, por sus problemas lingüísticos y su marginación como “españoles”.

 

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Hacia un nuevo PSE

7 mayo, 2021 By amarias 3 comentarios

Resulta evidente que la actual dirección del Partido Socialista Español (PSOE, en sus siglas completas en la actualidad) se encuentra en busca de una nueva identidad.

Los síntomas internos son varios: antiguos dirigentes -aún vivos- han marcado distancia respecto a actuaciones del partido (Felipe González, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, etc.; se ha abierto expediente de expulsión a personas que fueron referente en su momento (Nicolás Redondo, Joaquín Leguina, etc.); miembros relevantes han sido condenados por prevaricación o están bajo sospecha por haber actuado en beneficio de la militancia (José Antonio Griñán, Manuel Chaves, etc.); la lucha interna por el poder es también ideológica (Susana Díaz, Emiliano García-Page, etc.). Algunos altos cargos están silentes o actúan por su cuenta (Cristina Narbona, Josep Borrel, Eduardo Madina, etc.)

Los índice externos son clamorosos. El PSE no tiene el atractivo que mantenía para el votante. Las causas más aparentes de ese distanciamiento son la connivencia con el separatismo y con el populismo de índole marxista/egoísta. Pero hay otra más importante: la imagen prepotente, aislada de la realidad y trufada de un tufo a primero de la clase orgulloso de haberse conocido, que esgrimen, desde el propio Presidente y su alumna predilecta, la catedrática de Constitucional Carmen Calvo y la mayor parte de sus ministros, ministras y ministres.

El último detonante que impone la obligación de remodelar el edificio (muy maltrecho) de la sede ideológica del PSOE es el descalabro recibido en las elecciones para la Presidencia de la Comunidad de Madrid, celebradas el 5 de mayo de 2021, y que han dado amplia victoria a Isabel D. Ayuso, del Partido Popular.

Puede el partido perdedor hacer risas de la falta de programa de la Presidenta y ridiculizar su pretendido concepto de la libertad (he seguido la entrevista, magnífica, que le hizo el genial Alsina en Onda Cero y la entonces candidata ofreció muchas opciones de respuesta a la pregunta filosófica acerca de lo que significa la libertad; apuesto a que ninguno de los ministros socialistas puede responder con tanta variedad y gracejo a la pregunta de lo que es el socialismo).  Isabel Díaz Ayuso ha barrido con absoluta claridad a las demás opciones, y aunque haya recogido muchos votos de Ciudadanos, la mayoría de los nuevos adeptos a su estrategia de defender “Madrid is different” provienen del desnortado PSOE.

No se confunda el aparato de poder del partido, con Carmen Calvo a la cabeza mediática, de despreciar al madrileño como si se tratara de un enajenado mental amigo de la juerga y de no pagar impuestos. Nunca como ahora Madrid representó a España. El candidato por la opción socialista, el muy digno catedrático Angel Gabilondo, convertido en monigote de una campaña destinada al fracaso desde el principio, ha anunciado que no recogerá su acta de diputado. Víctima propiciatoria, macho cabrío ofrecido al sacrificio del dios Sánchez. El secretario general de la agrupación socialista madrileña, José Manuel Franco, que pasaba por allí, ha sido forzado a dimitir; parece destinado a ser el recoge bofetadas, el “ahí me las den todas” del núcleo duro del poder sanchista.

Resulta significativo que, estando hospitalizado Gabilondo como resultado de una arritmia coronaria, detectada casualmente cuando había acudido a mi hospital de referencia para que lo vacunaran contra la Covid, la persona que ha dado explicaciones de su estado físico ha sido ¡Ayuso! quien lo visitó en el centro de salud inmediatamente de tener noticia de su internamiento, manteniendo con él, dice, una conversación amigable. No, no han sido los miembros dirigentes del PSE (al menos, alguno de los residentes en Madrid, que tanto no tendrán qué hacer, digo yo). Ocupados en el debate interno por dotar de nuevo sentido a las siglas que han heredado, al parecer, desde hace casi ciento cincuenta años, se estarán preguntando qué les queda de ellas: ¿Partido? ¿Socialista? ¿Obrero? ¿Español?

Tengo curiosidad por el desenlace, del que no ha trascendido el final, aunque hay quien opina que será cruento y doloroso. Aprovecho para desear al profesor Angel Gabilondo una pronta y completa recuperación. No se merecía este papel de comparsa de la debacle.

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Analizando los resultados de unas elecciones singulares

5 mayo, 2021 By amarias Deja un comentario

Los resultados y consecuencias inmediatas de las elecciones convocadas por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel G. Ayuso, al disolver el Parlamento regional para conjurar el hipotético riesgo de una moción de censura propiciada por su socio de Gobierno, Ciudadanos (con el ex vicepresidente Ignacio Aguado como conspirador in pectore), evidencian algunas cuestiones que me resulta atractivo analizar, siquiera sea con las limitaciones de mi reducido periscopio.

La presidenta convocante ha conseguido un resultado magnífico, superando cualquier cota anterior del Partido Popular en la región de Madrid, en donde esta formación lleva gobernando (en coalición o con la abstención de otros partidos) más de un cuarto de siglo. Este hito lo consiguió sin especificar su programa (aunque se refirió en campaña, regularmente, a su deseo de obtener mayoría suficiente para “llevar a cabo su programa sin interferencias”). En la propaganda destinada a promover el voto a su formación, se incluía solo una hoja con su fotografía a color en una cara. La otra, que debería contener, al menos, un resumen de sus ideas de gobierno, estaba en blanco.

En mi opinión, el éxito de Isabel Ayuso ha de ser compartido con la cerrazón de la oposición de izquierdas en presentar como errores y fallos sus éxitos o, al menos, sus propuestas de acción, animada desde el Gobierno y exacerbada por un histriónico ex vicePresidente, de equívoco nombre Pablo Iglesias, que capitaneaba los restos de la formación UnidasPodemos, con una intención de salvación de los trastos de su naufragio que, a estas alturas, se confirma como inútil, extemporánea y…rallana en lo ridículo.

El PSOE ha demostrado, una vez más, que no es capaz de presentar un candidato con empuje mediático para Madrid. La sorpresa que significó en las anteriores elecciones un desconocido Angel Gabilondo -avalado con títulos académicos rimbombantes, hermano de un comunicador de éxito, y con un mensaje soporífico pero tranquilizador-, no pudo repetirse. El nuevo Gabilondo apareció corto de ideas, sin capacidad para la ironía, avasallado por el seudogracejo de gata y chotis que puso en valor la presidenta Ayuso, empujada al éxito por un clamor de madrileños que están hartos de la prepotencia del Gobierno de Sánchez, de sus medias verdades y de sus socios, en el Ministerio y fuera de él.

No le echo la culpa del fracaso a Gabilondo, sino a la pésima tramitación de la campaña socialista, en la que los apoyos prestados desde el aparato del partido no han servido para añadir ni credibilidad ni sintonía. Algo grave le está pasando a este PSOE, encerrado en una urna de cristal esmerilado, gozando de su propia salsa, alejado cada vez más del hálito del pueblo. Aventuro incluso que hasta el gran capital -los que detentan las cuatro perras relevantes de nuestra maltrecha economía- le están dando la espalda.

Tampoco descarto que Madrid se haya configurado, en esta situación oscura entre pandemias, falsedades y palabrería inactiva, como alternativa definitiva al descalabro de una Cataluña sin objetivos, traidora en lo fundamental, vacía de ideas y con un ansia de emancipación injustificable. Ayuso también rentabilizó ese desapego.

El éxito relativo de algunos partidos en estas elecciones, que consiguieron incrementar su número de diputados regionales, no admite muchas lecturas positivas para el electorado, que somos la mayoría. Tampoco Vox, con una candidata correosa, capaz de enfrentarse a la realidad con la misma terquedad que su oponente ideológico, magníficamente representado en su cortedad argumental por el citado Iglesias, puede alardear de éxito. Es una victoria aparente, efímera. Porque ni Rocío Monasterio, ni siquiera Abascal, su mentor, y, por supuesto, tampoco su esposo (en la derecha extrema también se hace política de parejas sentimentales),  Espinosa de los Monteros, aspiran seriamente a dedicarse a ocupar un puesto de gestión política que les consuma tiempo que restarían a sus negocios.

Por parte de Más Madrid, con una candidata empeñada en campaña en que conociéramos su vocación de anestesista tocapelotas y madre de familia numerosa, Mónica García es un hallazgo estratégico del refinado Iñigo Errejón, pero el invento que consiguió disminuir la fuerza que parecía arrolladora para conducirnos a una república bolivariana, ha cumplido su misión estratégica. Estamos salvados. Vuelvan las aguas de la izquierda marxista con vocación testimonial de lo que pueden dar se sí las enseñanzas demodé de Karl Marx (Hegel, Engels, Bakunin, Gramsci, etc.) al redil convincente que representó Julio Anguita, si es que su mensaje puede tener un revival.

Siento el fracaso de Edmundo Bal, porque su campaña tenía muy buen fondo. Su misión era imposible, pues venía lastrada por la espantada histórica de Albert Ribera (¡que ni siquiera pudo apoyar su campaña por estar trabajando en un “bufete privado”! -sic-), el desfondamiento argumental de Inés Arrimadas, la deserción de demasiados nombres relevantes de la que fue atractiva formación naranja y hoy fruto pasado. Cumplió para recordar a los nostálgicos lo que debe ser una correcta campaña y, sin duda, su serio trabajo alumbra la creación de un nuevo partido, que el no capitaneará, porque tiene madera, actitud y fondo para ser un magnífico segundo. El país necesita gente así en las primeras líneas del pensamiento político.

En fin, aventuro el final de la legislatura de Pedro Sánchez. Se que es mal momento, pero no le queda más fuerza que a un globo desinflándose en el aire. Los restos de Unidas Podemos en los Ministerios que ha dejado Iglesias (incluida su actual pareja, Irene Montero) no tienen calidad ni para cascarrillos de telediario. Y muchos de los ministros socialistas están pidiendo a gritos que se les sustituya.

Buena suerte, Isabel Ayuso. Te esperan dos años muy tensos, nada entretenidos. El resto de España no es Madrid y fuera de aquí, los españoles carecen de esa chulería, de ese gracejo cosmopolita y jovial, acostumbrado a soportar la carga emocional de una España a la búsqueda permanente de identidad propia sobre las espaldas. Me temo que Pablo Iglesias necesita aún varias operaciones de temple y revenido (perdón por la imagen de viejo siderúrgico). El tiempo corre.

 

 

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La batalla por Madrid, versión 2021

16 marzo, 2021 By amarias 1 comentario

El ineficaz y lenguaraz Pablo Iglesias jr., vicepresidente en la estrambótica coalición PSOE-Unidas Podemos que llevó a la jefatura de Gobierno de España al trilero Pedro Sánchez, ha sorprendido a propios y extraños con una maniobra estratégica que recuerda el comportamiento del escorpión de cola negra.

Escriben los naturalistas avezados en observar bichos que los escorpiones y, entre los de picadura más peligrosa, el androctonus bicolor, que habita en zonas desérticas de África y Oriente, cuando se ve rodeado por el fuego, lanza su cola, en donde guarda el veneno, en todas direcciones, de manera tan frenética que parece que quiere inocularse a sí mismo el líquido letal  que le sirve para adormecer y paralizar a sus presas.

Se sabe ahora que el escorpión de cola negra no pretende suicidarse, sino que, en su azoramiento, busca el enemigo por todas partes y, por ello, también parece que se quiere inmolar con su propio veneno.

Pablo Iglesias ha demostrado, desde que su amigo Antonio Ferreras lo lanzó al estrellato, que es un excelente polemista, capaz de utilizar la Historia a su antojo, insultar sin reparos al contrario, adormecer al oyente con palabrería a la que no es fácil (y, además, estéril) encontrarle sentido. Apoyado por el voto de varios millones de ignorantes amantes del riesgo crítico, se convirtió en el adalid que supo combinar la esperanza de la izquierda crédula con la desesperación de una juventud sin perspectivas claras de futuro y ese amasijo con sensibilidad a flor de telediario, formado por compatriotas que igual aplauden al domador que mete su cabeza en las fauces de un león drogado que al féretro de una pobre desgraciada que acaba de ser acuchillada por su despreciable maltratador.

Hélo ahora aquí, desprovisto de más encanto que el de un ataque de nervios. La aproximación de su socio de gobierno al equipo claudicante de Inés Arrimadas, ha despertado sus celos, temiendo que Sánchez le hiciera la pirula. Cuando leyó las cartas que, como maestro de la quiromancia, tiene siempre al alcance, vio que el movimiento de Isabel Diaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, convocando a destiempo elecciones para despegarse del molesto Ignacio Aguado, le abría la fosa del olvido eterno.

Si el Partido Popular capitaneado por la eficiente (?) Ayuso tenía que batirse contra Gabilondo (Angel) y los demás restos de tienta política que se han ido quedando como alternativa regional al cobro del cupón, iba a ganar por goleada. Y si se hacía con la mayoría, posiblemente apoyada por Vox al que, a estas alturas, le da igual ocho que ochenta, sería el fin para Podemos, ya metido en una caída libre provocada por su probada ineficacia para cumplir lo prometido, gobernar con juicio, explicarse sin chorradas.

Iglesias se postula como candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, como candidato de la izquierda frente a la candidata de la derecha, que personifica en Ayuso. Como aún tiene ínfulas de mandar algo, antes de irse, en una rueda de prensa desde la sede pública que costeamos todos los españoles, designa a su sucesora, pasándose por el forro de macho alfa (bastante debilitado energéticamente), la potestad que, suponíamos, corresponde al presidente de Gobierno, que se entera de los movimientos por la prensa.

Mi diagnóstico es que Iglesias va a perder la batalla. No porque me encante Ayuso que, como en su momento dije de Arrimadas, me parece que le falta algún hervor. Pero mi voto no importa. Para la inmensa mayoría de los madrileños (y, debo decir en este caso, las madrileñas), elegir entre un machito de Galapagar y una heroína de la puerta de Alcalá, no presenta problemas. La manifestación de mala uva, amenazas a los que tienen alguna propiedad, recuerdos nostálgicos a la Venezuela de Chávez y a las soflamas de la Facultad de Sociología (sigo sin enterarme bien de lo que se enseña ahora en ese recinto universitario), las recogen como se merece: con una solemne pitada.

Ahora ya nos conocemos todos.

—

Este hermoso pajarillo, que se alimenta con gusto de los amentos de un aliso, es una hembra del serín verdecillo. Los miembros adultos de esta especie, están ahora en plena efervescencia sexual y los machos, con un trino que asemeja a una rueda de amolar desengrasada, capaz de exasperar al más pintado si lo tenemos cerca, lucen un pecho y bigotera de un espléndido color amarillo.

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: Aguado, alacrán, Arrimadas, Ayuso, Comunidad de Madrid, elecciones, escorpión, Iglesias, Sánchez, serín verdecillo

Descalabrando el centro

12 marzo, 2021 By amarias Deja un comentario

La sorprendente decisión de la presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, Díaz Ayuso, de disolver el Parlamento regional y convocar elecciones para el próximo 4 de mayo de 2021, ha significado un duro golpe para el hipotético partido de Centro, los maltrechos restos del otrora poderoso y esperanzador Ciudadanos. Las declaraciones de Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad, cogido a traspiés de esta convocatoria, soltando por su boca duras palabras contra Isabel de Madrid, pone de manifiesto que la campaña y votaciones de mayo se harán a cara de perro, esto es, a navaja trapera, entre estas facciones de la derecha.

Conviene repasar, para la historia corta de los políticomanejos y raquíticodescalabros  españoles, lo que trascendió de  lo sucedido en los entresijos de las cloacas de la gestión política de nuestro país. El hipocentro  del terremoto se localizó en Murcia, con una moción de censura contra el presidente de esta comunidad (el muy ponderado, en talante y acción, Fernando López Miras), siguiendo un pacto contra natura (a destiempo) ente el PSOE y Ciudadanos. En una rápida reacción, Isabel Díaz Ayuso, que sospechó -según ella reconoció- que se preparaba la misma operación para descabalgarla, se adelanta en cuestión de minutos para anunciar la convocatoria de elecciones. (1)

De todo este asunto, lo que se saca en limpio entre los tachones, es que Ciudadanos ha cavado más hondo la fosa de su desaparición, suicidándose, al aceptar el abrazo del oso del sanchismo. Desde el injustificado y no explicado jamás, disparo en el pie de Albert Ribera en las elecciones que anunciaron que no sería posible acuerdo entre el PSOE de Sánchez y su partido, henos asistido a la pérdida sistemática de fuelle en el partido de centro. Lo que no resultaba imaginable es que Inés Arrimadas, zumbándole la cabeza por los sucesivos descalabros electorales, creyera que podía obtener algo útil abrazándose al PSOE de Sánchez, acuchillándose a sus aliados naturales.

La situación que se alumbra para la derecha española es muy delicada, y parece obra de un maquiavélico muñidor en su contra. Doy por seguro que Ayuso, que goza de creciente mayoría entre los madrileños (siempre proclives a sostener al que recibe las bofetadas, si las estima injustas), ganará las elecciones regionales. Tengo la bola de cristal  dañada en un lado, por lo que no puede prever si esa mayoría será suficiente para no tener que contar con el apoyo de Vox, que no se le brindará ni debe ser aceptado.

Lo más grave, en mi opinión, será la desaparición del centro político.  La fuga de cerebros y apoyos desde Ciudadanos hasta la decepción y los partidos ideológicamente limítrofes es imparable. Arrimadas ha perdido el rumbo y se ha quemado a lo bonzo. En el PP, la ascensión a los cielos regionales de Ayuso pone en peligro el liderazgo de Casado, aunque también supone retrasar la reconstrucción de una fortaleza para el partido de la derecha que pueda ser alternativa a la coalición de conveniencia entre PSOE, Podemos y los independentistas.

Por partes: que gane Ayuso con suficiente mayoría, que Gabilondo (Angel) se retire en buena hora a la Defensoría del Pueblo, que Arrimadas ceda su lugar en el centro a un nuevo partido y a nuevos líderes, que Casado se crea su posición y se apoye en los que más saben de política real para consolidar el PP (o ahueque), que Sánchez deje de jugar al desconcierto, apoye sin tapujos a la Monarquía de Felipe VI como lo más decente que nos queda y se desprenda de la costra de Podemos, que la izquierda verdadera recupere su fuerza representativa de los que menos tienen y no como expresión del folclore mediático y, en fin, que alguien organice, con cabeza y autoridad, la grave cuestión de las vacunas.

Porque nos estamos ahogando en la inmundicia y, para encima, seguimos maltratados por el coronavirus, aunque nos salen las vacunas hasta de debajo de las piedras. Sin embargo, aún no se ha vacunado ni a un miserable 5 por ciento – qué va, estamos en el 3%-  de la sufrida población española.

—

(1) Ultima hora del 12 de marzo de 2021. La moción de censura contra Lopez Miras no ha prosperado, porque 3 diputados de Ciudadanos han votado en contra, es decir, a favor de su continuidad, rompiendo la disciplina de voto. Sin duda, un disparo más sobre el velamen de la balsa que pilota Inés Arrimadas, en su travesía por el Amazonas, en una aventura que parece trazada como trasunto de la película de Herzog “Aguirre o la cólera de Dios” .

 

Publicado en: Actualidad, Política, Sociedad Etiquetado como: Aguado, Albert Ribera, Ayuso, Casado Vox, Ciudadanos, Conunidad de Madrid, Inés Arriadas, moción de censura, Sánchez, vacuna

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