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La sombra de Emilio Alarcos es alargada

22 abril, 2022 By amarias 1 comentario

Mañana, día del Libro, se cierran las Jornadas Científico-Humanistas en Homenaje a Emilio Alarcos Llorach, cundo se cumplen los cien años de su nacimiento. La “Semana Magna del Centenario”, organizada por la Cátedra que lleva el nombre del filólogo, se ha desarrollado con el lema: “Bajo el signo poliédrico del filólogo y maestro” y han contado con el patrocinio de la Universidad de Oviedo y la participación de decenas de alarquianos, entre alumnos, admiradores y seguidores de las enseñanzas de quien fue el introductor, aplicador y difusor del estructuralismo en España.

He sido alumno -reconozco que nada brillante- de Emilio Alarcos, en tiempos en los que tenía por ayudante a  Josefina Martínez Alvarez, que había sido su alumna y con la que se casaría unos años más tarde, y hoy directora de la Catedra Emilio Alarcos. Yo, con la carrera de Ingeniero de Minas recién terminada, era profesor de Algebra en la Escuela Técnica y me había inscrito (tenía matrícula gratuita, por mi condición académica) en Filosofía y Letras… por amor.

No tenía mucho tiempo libre. Debía compaginar mi trabajo en Ensidesa con mis horarios de clase como docente, pero gracias a esa fórmula, pude estar más tiempo con mi futura esposa y asistir a algunas lecciones.

La Facultad de Filosofía de Oviedo tenía entonces una altura académica sin rival. Emilio Alarcos, Gustavo Bueno,  Vidal Peña, Carlos Cid, entre otros muchos, fueron a la vez artífices, cómplices y sufridores del ambiente especial que se generó en aquel reducto singular, en donde se estaban gestando y puliendo personalidades como Amelia Valcarcel, Francisco García Pérez, María Luisa Alvarez de Toledo, Gustavo Bueno hijo, …, por citar solo a algunos de nuestros amigos de entonces.

Pasó el tiempo, y las vidas de Emilio Alarcos y Josefina Martínez tuvieron un entronque especial con las de mi padre, Angel Arias y su segunda mujer, María Isabel, que era prima de Josefina. Esa circunstancia facilitó muchas vivencias comunes para ambas parejas, y los varones se hicieron muy amigos. Mi padre y Emilio tenían la misma edad, una afición y curiosidad por casi todo, en especial por la música, disponían de una inteligencia privilegiada, adobada con espíritu crítico y  socarronería.

En cierto modo, además, las formaciones universitarias de los cuatro se complementaban: dos brillantes químicos y dos estudiosos de la creación literaria.

Esa amistad tuvo también reflejo especial en que mi padre fue el padrino de Confirmación de Miguel Alarcos Martínez, hijo de Emilio y Josefina. La personalidad emergente de aquel niño debió calar hondo en el selecto criterio de mi padre, porque mi hijo Miguel, recuerda que, cuando llamaba a su abuelo, éste (puede que por hacerle de rabiar), algún día le preguntó: “¿Qué Miguel? ¿Miguel Alarcos?”

A poco de fallecer mi padre, Emilio y Josefina estuvieron en mi casa de Madrid. Fue un momento muy grato para todos. Yo tenía varios libros de Alarcos en casa, tomé aquel en el que había analizado la poesía de Blas de Otero, y le pedí que me lo dedicase. Sin dudar, escribió en la primera página: “A Angel Arias II, en el misterio de la amistad heredada de su padre”.

No tardó mucho tiempo en irse también Emilio Alarcos. Junto a una carta de condolencia a Josefina, envié un poema a Miguel Alarcos. Pasó aún más tiempo.

Cuando presenté mi libro de poemas Sonetos desde el Hospital, le pedí a Miguel Alarcos que hiciera la presentación en la librería Cervantes y, si le apetecía, un análisis del poemario. Miguel me demostró un afecto y una altura intelectual que me dejó desarmado y…encantado. Hizo el análisis de algunos de mis poemas (“como lo hubiera hecho mi padre”, me indicó), puso música a varios, y hasta escribió un acrónimo con mi nombre (que era el de mi padre) lleno de sugerencias y cariño.

Fue el comienzo de una amistad especial. Que perdura, se intensifica y se complementa con más y más detalles y anécdotas con el paso del tiempo. En el misterio de la amistad heredado de nuestros padres.

En el afecto a Josefina, una mujer llena de sensibilidad e iniciativas.

La enfermedad me impidió asistir al homenaje a la memoria de Emilio Alarcos. Hoy, en el Día de la Tierra, envío mi afecto a esa familia con la que me unen tantos recuerdos, mejores palabras. La música, la poesía y la magia de lo imperecedero.

Publicado en: Actualidad, Asturias, Literatura, Personal, Poesía Etiquetado como: Emilio Alarcos, homenaje, Josefina Martínez, Miguel Alarcos, Universidad de Oviedo

Una tarde en la Cervantes

16 noviembre, 2019 By amarias Deja un comentario

El día 14 de noviembre de 2019, con ambiente invernal en Oviedo, mi ciudad natal, presenté en la librería Cervantes mi libro Sonetos desde el Hospital.

Por la mañana, mi compañero de profesión de ingeniero, Luis Toyos, amigo de esos que se asoman desde las profundidades de la edad y se enraízan con más fuerza con el paso del tiempo, me preparó una entrevista en Radio Asturias (hoy adscrita a la cadena SER), que dirigió con empatía el gran periodista radiofónico José Luis Echever. En el curso de esa entrevista, en la que tuve ocasión de leer dos de los sonetos, animaba a los radioyentes a acudir al acto en la Cervantes y al que tendrá lugar el próximo lunes, en el Club de Prensa Asturiano.

No quiero referirme aquí ni a mi libro ni a mis circunstancias vitales, que han sido prolijamente contadas en este blog. Quiero dejar testimonio especial de mi agradecimiento a Miguel Alarcos, quien presentó el poemario, hizo un análisis tan serio como emotivo de mi poesía y, por si no fuera bastante, generó una atmósfera musical específica con una grabación de su propia creación al piano, “pretendiendo trasladar (…) la tonalidad y mensaje de los poemas “ange-rienses”, (…) con la dificultad añadida de que los poemas seleccionados” (por el autor) “son los más crudos y aciagos de todo el conjunto, y más encarnizados en la lucha contra el cáncer, los que permiten luego el desarrollo de la esperanza vivida como mensaje nuclear y definitivo de todo el libro”.

No conocía personalmente a Miguel Alarcos. Ni siquiera había pensado en él para presentar mi libro que, desde la visión borrosa que adquirimos los emigrados temprana y definitivamente de las cosas de Asturias, relacionándolas empecinadamente con nuestra juventud, seguimos vinculándola con las personas que conocimos entonces y con las que creemos mantener los mismos lazos.

Había pedido, por mediación de mi hermana Ana, que Josefina Martínez, viuda de Emilio Alarcos, quienes habían sido ambos profesores míos en mi frustrada inmersión en la carrera de Filosofía y Letras, me hiciera la presentación. Cuando recibí de Josefina la indicación, amistosa pero firme, de que ella no lo haría, pero que su hijo Miguel podría hacerlo y de buen grado, alumbré los lógicos recelos.

Qué error, qué inmenso error. En los dos meses previos al acto en la Cervantes, Miguel Alarcos me demostró no ya que podría hacer de mi Poemario y de mi manera de entender la poesía y la vida, la mejor de las presentaciones imaginadas por mí, sino que era un serio analista del ars poética y, en el plano de su propia creación personal, además de notable poeta. un músico (creador e intérprete) original y excelente.

La presentación de mis poemas en la Cervantes fue un éxito. Agradezco el préstamo del marco (recoleto y chic) a Conchita Quirós y a su equipo. Estoy de corazón entregado al afecto y aprecio de los miembros de familia, amigos y algún desconocido para mi, que asistieron y fueron cómplices de ese momento.

Pero lo relevante del acto lo puso, para mí al menos, Miguel. Los nombres de Miguel Alarcos Martínez y de Angel Manuel Arias estuvieron unidos ese día y estoy seguro que esa relación de amistad se mantendrá ya para siempre, a pesar de la diferencia de edad y las distintas trayectorias curriculares y personales, con la fuerza intensa que proporciona la complicidad en la valoración de la poesía y la música, dos de las ciencias místicas, junto con la filosofía, el teatro y la pintura que nos acercan a la metafísica de la existencia.

Guardo como oro en paño lo que Miguel Alarcos escribió y leyó en la Cervantes sobre mi poesía: “Un estilo transparente, claro, preciso, exacto, elocuente, desnudo en apariencia de figuras retóricas, y especialmente denso en el significado (…)”. ¡Cómo no me iba a emocionar un análisis tan potente de mi “ars celare artem”!

Cuando. finalizado el acto, en un aparte, agradecía la asistencia al mismo de Josefina Martínez, y le dedicaba uno de mis libros -que acababa de adquirir-, no pude menos que decirle: “Miguel me dijo que iba a tratar de hacer un análisis de mi poesía como lo hubiera hecho su padre”. No sé, obviamente, lo que podría haber escrito Emilio Alarcos sobre mí. Pero lo que escribió y musicó Miguel Alarcos es tan personal e intenso como solo lo puede hacer un artista, un poeta, un serio filólogo, un amigo.

…

Sigo incluyendo en los Comentarios el enlace para comprar el libro. No quedan muchos ejemplares, pero quiero alcanzar los mil vendidos antes de final de año. ¡Y si lo compráis por medio de este enlace, lo recibiréis en casa y, si lo deseáis así, con mi dedicatoria!

Compra el libro “Sonetos desde el hospital”

 

 

Publicado en: Actualidad, Poesía Etiquetado como: angel manuel arias, Emilio Alarcos, José Luis Echever, Josefina Martínez, librería Cervantes, Luis Toyos, Miguel Alarcos, Radio Asturias, Sonetos desde el Hospital

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