Para sueño de gozos, hago un jardín
o un bosque con musgo en las entrañas.
Vendrá una mano a guiarme o me proteja
y pondré, si es el jardín, un banco
con frutos, flores, música y guirnaldas.
Si fuera tiempo de bosque, será la soledad
la fuerza que me empuje mças adentro,
a un silencio que no podrá romper
ni el chillido del grajo, el crujir de una rama
o la voz del buhonero
anunciando que recoge enseres rotos
y aparatos que ya no sirven al destino.
En la ciudad donde no crecen los geranios,
al llegar la noche, vencido del cansancio,
enciendo las luces del jardín o del bosque,
y me entrego confiado a esa mano tan blanca
que viene a salvarme de las anotaciones de desastre,
penetrando sin miedo a recibir el menor daño
en el túnel de fantasías y líquenes
donde habitan los duendes del perdón
y del olvido.
(26 de dic de 2021, “Volver a casa cuando tú no estás”, @angelmanuelarias)