Salvador Illa deja hoy (27 de febrero de 2021) de ser Ministro de Sanidad y Carolina Gandarias, Ministra hasta ahora de Administración Territorial y Función Pública pasa a ocupar esa cartera, dejando la suya en manos de Miguel Iceta, candidato anterior a la Presidencia de la Generalitat de Cataluña y cabeza del PSC.
Se trata de un movimiento político, alejado de todo deseo de mejora de gestión en relación con la pandemia que nos está agotando la paciencia y los dineros. La incorporación de Iceta, partidario confeso del indulto a los separatistas presos y de la coalición con los partidos separatistas catalanes, no es sino la apertura del campo de negociación apetecido para conseguir incrustar al Partido de Sánchez en un Gobierno de coalición de la maltrecha comunidad catalana, copia del que padecemos en el Gobierno de España.
Tendríamos así un apetecible duplicado por Sánchez para la prolongación de su estancia en el Gobierno, si tiene efecto el llamado “tirón” de Illa como catalán conocido del Gobierno por su presencia en los media para presentar en positivo los pésimos datos de evolución de las fases por la que pasó y pasa aún la pandemia de la Covid, y agarrado ahora al soplo salvador que confía en el efecto de las vacunas adquiridas por mediación de la Unión Europea. Contará también la venta de la triste realidad de que los datos de contagios, fallecidos y agobios en los hospitales son malos en todo el mundo civilizado, salvo en China y en los países menos transparentes del mundo, o ya contaban con esa vacuna antes de que se propagara el virus u ocultan los datos reales con desfachatez.
De aquí vendría, pues, el indulto para los políticos separatistas condenados, constando su arrepentimiento, al menos, formal, y la firma del Jefe de Estado, un Rey que está poniendo en evidencia heroica su capacidad de aparecer como cabeza visible de un país en descomposición. Se acometerá una reforma ligera de la Constitución. No se reformará el artículo II -al menos, no en lo sustancial, seguiremos siendo una Monarquía parlamentaria-, pero se transferirán aún cuotas mayores de autonomía a Cataluña y, por contagio, a las regiones pretendidas como históricas, con lo que tendremos definitivamente un Estado federal de dos velocidades, insolidario y anómalo, con una recuperación disímil, asimétrica, de la crisis económica que la pandemia ha acelerado hasta el límite de nuestra resistencia.
Estoy seguro que, de seguir este camino que aparece trazado por la anomia de una sociedad desorganizada y falta de empuje, así como durante décadas España ha sido ejemplo de traslado pacifico desde una Dictadura a una Monarquía parlamentaria, ejemplo de democracia, seremos nuevamente objeto de estudio por el efecto contrario: paso de una estructura democrática y parlamentaria, bajo la bóveda propagandística e histórica de una Monarquía con excelentes relaciones internacionales y un efecto carismático, a una república populista, empobrecida y sin peso relevante en el panorama internacional.
Sic transit gloria, Hispaniae,
Hola Ángel.
Lo cuentas muy bien y es una triste realidad, no les importa nada ni la salud de los españoles, ni la salud de España , tiran por la borda nuestro equilibrio , da mucha pena la verdad.
Ánimo
Gracias, Belén. por compartir mi opinión. Algo nos está sucediendo en el país, que no tiene que ver estrictamente con la pandemia. Este desánimo, la falta de inquietudes generales y una participación social escasa y sesgada, son preocupantes. Me gustaría creer -desde una posición independiente- que las alternativas políticas son interesantes y constructivas, pero no alcanzo a ver más que un griterío mediático falto de soluciones. Te mando también mis ánimos.
Pase mas de 40 anyos viviendo en Espanya y es un pais que quiero un monton. Lamento decir que la ultima agrupacion de politicos dejan mucho que desear. En vez de mirar hacia el futuro y tener planes para el progeso de todo el pais , solo se fijan en trucos y enganyos para mantenerse en el poder y el cargo. Sres, Espanya es mucho mas grande que Vds, mucho mas importante que Vds y el pueblo tiene derecho de tener unos politicos de estado no como Vds.
Gracias, Brian, por su participación en ese blog. En efecto, muchos pensamos que algo nos ha pasado. La participación social es escasa. El acuerdo de gobierno ha roto o traspasado líneas rojas. La insurrección catalanista no ha sido bien gestionada. Estábamos en una lenta recuperación económica antes de la pandemia y no tenemos claro cómo salir de ella.
Entiendo que en su comentario hay un mensaje para los políticos españoles. En este aspecto, me parece que son, lamentablemente, demasiados los políticos que no han sabido estar a la altura en tomar medidas coherentes y rápidas para reducir el impacto de la crisis pandémica. Me temo que la lacra del populismo, de la proliferación de actitudes insolidarias -incluso en la Unión Europea- traerá nuevas facturas y provocará gobiernos de coalición frankestein, de estabilidad muy cuestionable.
Lamentablemente, la sociedad civil está como adormecida y esto no ayuda mucho a que la nefasta politocracia que tenemos, se dedique sólo a jugar a su particular “juego de tronos” sin importar un comino los intereses reales de los ciudadanos.
Si, Guillermo. Es, quizá, lo que más llama la atención. La ausencia de interés general por lo que está pasando. Es como si el virus hubiera tenido un efecto letárgico. La crisis pandémica se ha gestionado mal, se sigue gestionando de forma deficiente el imprescindible antídoto que significará la vacunación de la poblacíón…(evidenciando falta de solidaridad a niveles internos e internacionales, y ausencia de transparencia). Me resulta aún más inasumible que no se esté planteando seriamente la recuperación económica y social post.covid.
buenas noches,
Iba a hacer un comentario, pero ya los anteriores han dicho más o menos lo que tenía pensado escribir.
Me ha gustado, y tomo nota de ello, eso que ha dicho Brian Sort: “agrupación de políticos”, pues resume mucho la situación política actual.
saludos
Luis, me quedo pues con las ganas de leer tu comentario que, aunque coincidente en lo esencial, como dices, con lo ya expresado por otros, seguro que aportaba nuevas percepciones. La expresión “agrupación de políticos” es, sin duda, curiosa, porque parecería indicar que están coordinados para algo. Me temo que lo que prima para sus actuaciones están más dirigidas a señalar diferencias, vociferar discrepancias y generar crispación. No aportan soluciones consensuadas y, por tanto, más que “agrupación”, lo calificaría de “amontonamiento”.
En mi opinión es muy triste que, al margen del pensamiento u opinión de cada uno sobre el modelo de Estado, no estemos dialogando sobre si queremos ser una monarquía como Liechtenstein o una república como Suiza, en el sentido de su riqueza y nivel de vida, sino una república como Venezuela. El problema puede estar en que, cuando no hay ideas creativas y generadoras de riqueza, sólo prosperan los ladrones y la miseria se extiende entre la población.
Me parece, Fernando, que la cuestión de la Monarquía como forma de Estado no está en el panel de preocupaciones inmediatas y, en mi opinión, es correcto. La Monarquía tiene, no ya un amparo constitucional ampliamente compartido en el momento en que se aprobó la Norma Suprema, sino que representa una garantía de estabilidad social y una referencia internacional de prestigio. La formación del actual Jefe de Estado es magnífica, y su talante y actitud personal (también en lo que se refiere a la Reina Letizia y a la educación que reciben sus hijas), alcanzan simpatía, complicidad y aceptable consenso.
No puedo decir lo mismo de los representantes políticos actuales, faltos de formación en general, de experiencia práctica y conocimiento de pais, sentido global de Estado y capacidad de entendimiento entre sí. Me gustaría, por eso, que nos viéramos mejor reflejados en una Monarquía, ya que no al estilo del Reino Unido, si, con arraigo histórico, proyección internacional y contando con el respeto general de la ciudadanía, consciente de que es uno de nuestros valores.
Supongo que avanzaremos hacia una República federal, pero no en esta generación ni en la siguiente. Calma. Mejoremos la forma de representación parlamentaria y, desde luego, la participación de la sociedad civil, en activas formas de asociacionismo.