El 5 de junio de 2022, el deportista más laureado de Gaigé, Nadal (Rafael) ha conseguido la décimo cuarta victoria en el campeonato de un juego antes de minorías, llamado tennis. Fue en el escenario parisino del Roland Garros, ante un alevín de gran atleta, por nombre Ruud (Kasper), noruego voluntarioso que no pudo ganar ni uno solo de los tres sets (series) en los que se decidió el envite.
Estuvieron presentes en el estadium, sus Majestades reales los reyes de Noruega y Gaigé. Felipe VI, el jefe de Estado del País de los Despropósitos (Gaigé), dedicó unas elogiosas palabas al atleta, al que (casi) todo el mundo está de acuerdo en caracterizar como un modelo a seguir, en especial, por la juventud. De “líder mundial” ha sido definido por algún comentarista.
Aunque cada vez estoy menos convencido de que en las facultades de Ciencias de la Información (antes Periodismo) se enseñe suficiente cultura general -ya se sabe, gramática, historia, filosofía y ciencias de la naturaleza- la influencia de los media escritos y hablados (sobre todo, hablados) no puede ser puesta en duda. En este terrorífico momento en el que estamos ayunos de liderazgo, no resulta molesto que una persona humilde de talante, con capacidad probada de superación ante la adversidad física y que ha hecho del perfeccionamiento de una excelente facultad física un excelente modus vivendi, sea presentado como ejemplo.
Nos han fallado otros modelos y siguen fallando de continuo: en Gaigé, el rey de antes, que nos había librado de una nueva dictadura -así nos lo presentaron, al menos- se reveló en su senectud con pies de barro y bolsillos ávidos. El Honorable President de la Generalitat, Pujol (Jordi) y su familia numerosa anda huido de la justicia, esperando que le llegue la hora final sin pasar por el oprobio de ser encarcelado por latrocinios muy sonoros de las arcas públicas.
No son pocos (más bien, muchos) los presuntamente honorables que han caído en las garras de la ambición personal -combinada o no con las ayudas económicas a los partidos políticos a los que han dedicado sus carreras en pos del dinero y la fama-. Los tribunales, los prestigiosos bufetes de abogados especializados en sacar castañas del fuego de las vanidades, y hasta de las cárceles, se han convertido en centros de expiación/escarnio y mal fario para muchos de los que pretendieron convencernos de su honradez ejemplar mientras nos hurtaban de la cazuela común para su beneficio.
La prensa francesa, cumpliendo con el indudable esfuerzo por presentar a la decadente Francia como ombligo del mundo, presentó la victoria del héroe Nadal -más próximo y nuestro, desde luego, que el francés-marroquí Benzemá o el belga Courtois (Thibaut)-como “XIV Soleil Nadal”. Se combinaba así la referencia a la décimo cuarta victoria de Rafael con la de Louis XIV, le roi Soleil. Me alarmó oir a una periodista obviar la relación, interpretando que el tenista era calificado de “sol”. Infiero que nunca había oído hablar del poderoso y longevo personaje que mantuvo, aliado con Inglaterra, una disputa duradera -y fructífera para él- con la decadente saga de los Austrias.
En el orden interno de lo que se está revolviendo en Gaigé, es digno de registro la pérdida de pie firme de la coalición gubernamental, sumergida en disputas internas, desorientación y falta de criterios. La vicepresidenta Díaz (Yolanda) no convence en su liderazgo de lo que subsiste a izquierda del Partido Socialista y el presidente Sánchez (Pedro) pierde credibilidad y solvencia a ojos vistas, justamente cuando pretende recuperar la línea tradicional de la socialdemocracia, que ha convertido en sanchismo puro y duro.
Las elecciones andaluzas, convocadas para el 19 de junio, significarán, según los pronósticos, el afianzamiento de la simpatía hacia el Partido Popular de una parte suficiente del electorado. Moreno (Juanma) será reelegido presidente de la Autonomía andaluza, sin que parezca necesitar el auxilio de Vox, lo que, por otra parte, cada vez alarma menos al electorad0, pues su apoyo en las urnas se mantiene estable en votos y sus ideas -algunas, desde luego, estrafalarias y repugnantes- contienen propuestas básicamente sensatas.
A final de junio tendrá lugar la cumbre de la OTAN en Madrid. Lo que debería ser una oportunidad para afianzar la proyección internacional de Gaigé, arriesga convertirse en un escaparate de la desunión gubernamental. La ausencia de coherencia en la posición exterior es clamorosa. Hasta el gobierno marroquí, fiel portavoz del cacique Mohamed VI, hace mofa de la posición del Ministro de Exteriores de Gaigé, desacreditado por el pequeño y pobre país, que se siente apoyado por los Estados Unidos de Norteamérica. El presidente Zelenski, soportando la tremenda tensión de ver cómo su país es despedazado por el oso ruso, se queja, me temo con razón, de que el gobierno sanchista promete envío de armas y medios que luego no cumple.
Necesitamos más victorias que en el terreno del deporte.
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