Que en Gaigé haya que echar mano del arrojo para defender el derecho de los estudiantes a recibir al menos el 25% de las clases lectiva en la lengua vehicular del Estado, es solo un síntoma del deterioro por el que navegamos.
El Gobierno catalán, en la estela del Programa 2000 ideado por el antes Honorable y hoy maldito (para quienes no tienen pelos en la lengua de llamar a los delincuentes por el adjetivo adecuado), sigue empeñado en hacer creer que todo lo catalán es superior al resto de Gaigé. La lengua, las manifestaciones culturales, la perspicacia política, la historia y hasta los bailes populares son la expresión constante e irrebatible del hecho imaginario que, la divinidad ha dotado de esencia especial a la tierra, el aire y el agua que conforman esa pretendida unidad esencial diferenciadora que se llama Catalunya y que aspira a ser independiente de la decadente, casposa y capitidisminuida colectividad española: “los otros”.
Tanta atracción tiene ese modelo de perfección establecida que a él se acogen, no solo charnegos que renuncien a sus orígenes extremeños o andaluces, sino que en ese barco de prestigio caben marroquíes, tunecinos, ucranianos o turcos (peor acceso tienen los latinoamericanos), siempre que reconozcan la devoción al dios del idioma, el prestigiado dialecto catalán, perfeccionado por lingüistas muy hacendosos confeccionando una gramática de obligado uso, en solo los últimos treinta años.
El padre más moderno del catalanismo, Pujol (Jordi), comandante de una tribu de muñidores en el uso aprovechado del poder para enriquecerse más, está mal de la cabeza. Tiene ya por encima de los noventa años y, aunque todavía recibe homenajes y emite algunas palabras, la puerta de su enajenación y, por tanto, de su exculpación como inimputable, se está abriendo definitivamente. Los infinitos años de instrucción (rectius, más de diez) han cumplido, pues, su objetivo. Que el prócer se salga de rositas,
A esa manifestación programada para hoy, domingo, 18 de septiembre, que debería movilizar a todos cuantos, independiente del derecho a sentirse buenos catalanes y patriotas, crean necesario defender la necesidad de que todo español, independientemente de su lugar de residencia, hable bien el castellano (o sea español), no va a acudir Núñez Feijóo (Alberto). Tiene otras cosas más importantes que hacer y dejará que Gamarra (Cuca) y otros principales del Partido Popular encabecen la manifestación, junto a Vox.
Parece que al partido de la demonizada como ultraderecha le han salido algunas disidencias internas, y muy relevantes. Olona (Macarena), la abogada del Estado que brilló -en mi opinión-, aunque no suficientemente -por los resultados- en las elecciones andaluzas que entronizaron a Moreno (Juanma) está disgustada con Abascal (Santiago), que la quiere más de funcionaria que de ejecutiva en su partido. Es destino de toda facción política en Gaigé deshacerse en pedazos por fricciones internas, o desaparecer en el anonimato total cuando surgen discrepancias en la asunción del protagonismo mediático de sus dirigentes.
El conocimiento público de la Sentencia del Tribunal Supremo por el caso de los ERE andaluces, ha dejado con pocas rendijas el argumentario para justificar el indulto para los condenados y, especialmente, la condonación graciosa del castigo penal a Griñán y los demás ajusticiados. Pero la petición de indulto recoge firmas de gentes muy dispares -de distintas orientaciones políticas y profesionales- y el gobierno de Sánchez (Pedro) no encontrará problemas ni falta de respaldo para apoyar la decisión de hacer borrón y cuenta nueva con quienes “no se enriquecieron personalmente”,