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Trigésima Cuarta Crónica desde el País de Gaigé

4 octubre, 2022 By amarias Deja un comentario

Entramos en octubre con el nivel de incertidumbre en aumento. La declaración unilateral de la adhesión a Rusia de las regiones arrebatadas a Ucrania como consecuencia de la invasión de febrero, celebrada por el Kremlin a bombo y platillo, ha generado aún mayor tensión internacional.

Putin (Vladimir), con su intención aparentemente robustecida con el apoyo de la Asamblea Geberal, refuerza el argumento de que, al ser parte del territorio ruso, cualquier ataque a las provincias del Donetz, Lugansk, Jersonv o Zaporiyia será replicado con máxima dureza, poniendo sobre el tapete la posibilidad directa de uso del arsenal nuclear contra quienes apoyen al gobierno de Ucrania.

Agrupados en torno al paraguas de Estados Unidos, los miembros de la OTAN, repiten con emoción el mantra de que, si Rusia atacara territorio aliado, obtendría “una respuesta inmediata”. La escalada de posiciones desde el pasado febrero, momento en que los frágiles acuerdos de Minsk (la población eslovena donde se firmaron en 2015) saltaron definitivamente por los aires, ha alcanzado un punto que podría temerse de no retorno.

Zelensky (Volodomir) y su gobierno, enaltecido por un sentimiento patriótico ucranio que se consolida con las victorias conseguidas frente al gigante ruso, gracias al apoyo aliado, no están dispuestos a ninguna negociación. El panorama, ausente o incompetente hasta el momento la vía diplomática, es muy sombrío. Rusia sigue jugando su partida de póker, si bien ahora aparece perfectamente definida su intención: ofrecer el armisticio a cambio del reconocimiento internacional de que las regiones ocupadas son parte del territorio ruso. Es posible que, a cambio, la Ucrania reducida se avenga a admitir ese recorte territorial a cambio de su incorporación a la Unión Europea y a la OTAN.

¿Es importante la valoración de esta situación desde Gaigé?. Sin duda. Desde la invasión, los argumentos empleados desde el Gobierno para justificar las dificultades en superar la crisis anterior, gravitaron en torno a “la guerra de Ucrania”. Primero fue el precio del gas (arrastrando rápidamente al conjunto de los recursos energéticos) y, muy pronto, la escalada de costes de materias primas abarcó todos los sectores y afectó a todos los usuarios.

Tiene Gaigé un menor capacidad de recuperación autónoma que los grandes países de la Unión Europea. Francia, cuyas empresas multinacionales tienen asentados firmes tentáculos en nuestro país (dominando tradicionalmente el sector de distribución alimentaria, servicios y muchas líneas de producción industrial), ha puesto casi siempre con gusto palos en las ruedas del crecimiento de Gaigé.

Es Alemania, a la que se vuelven siempre los ojos y las intenciones entre sumisas e imitadoras de los agentes económicos y políticos de Gaigé, la que debía actuar de locomotora de cabeza. Pero la crisis energética, la terrible dependencia del gas ruso y la dificultad de encontrar fuentes alternativas (aunque mucho más caras), está pasando una tremenda factura al gobierno alemán.

El viernes, 30 de septiembre, los ministros de Energía de la Unión firmaron un acuerdo por el que se comprometen a reducir voluntariamente el consumo eléctrico y a reducir los beneficios extraordinarios de las empresas que producen energías inframarginales. La decisión se aleja de la propuesta que venía defendiendo la batalladora -y escasamente empática- vicepresidenta Ribera (Teresa), pero supone admitir la necesidad de un Mecanismo que imponga provisionalmente topes a los precios de los recursos energéticos y obligue a las empresas que se están beneficiando del modelo de cálculo de precios finales a que sean solidarias con el sistema. La energía es determinante de la tercera parte de la subida de precios, con una inflación que alcanza el 10% en el conjunto de la eurozona.

La situación económica será mala y la política, aún peor, aunque en los mentideros de Gaigé se ha hablado esta semana, sobre todo, de los cuernos de un tal Onieva (Iñigo) ha puesto, en vísperas de su anunciada boda, a la consolidada reina del folletín, marquesa de Griñón, Falcó (Tamara), sucesora sin reparos en el corazón de la farándula de alto nivel mediático en la que tuvo su trono su madre, Preysler (Isabel), hoy felizmente casada con el genio de la literatura periodística Vargas Llosa (Mario). Esta revelación ha servido para poner de manifiesto, según una encuesta de Sigma Dos para el diario El Mundo, que los votantes de Unidas Podemos y Vox son los más infieles y los encandilados con el socialismo, los más engañados.

Se consolida la pareja formada por Díaz (Yolanda) y Sánchez (Pedro), para tratar de enderezar el rumbo del maltrecho gobierno de coalición. Loss vaporosos vestidos -con tendencia al blanco- de la otrora dirigente comunista, hoy vicepresidenta del Gobierno de Gaigé, hacen magnífico juego visual con la estupenda fachenda del presidente, aún bajo la cuarentena de un contagio por la Covid que trajo de un viaje a Estados Unidos.

La falta de entendimiento entre los dos partidos mayoritarios para la renovación de la cúpula judicial ha sido el elemento causante de la estrafalaria intervención del comisario de Justicia de la Unión, Reynders (Didier), que ha disfrutado de un viaje pagado por los estamentos de Gaigé para tratar de entender cuáles son los entresijos del persistente desacuerdo que impide que los jueces que han superado con creces el mandato legal sean sustituidos por sangre judicial fresca. Sus recomendaciones finales han sido acogidas con respetuoso escepticismo.

El público llano, siempre atento a captar señales de manera intuitiva, sigue preguntándose por qué ha de ser tan importante la vinculación ideológica de los magistrados para administrar justicia, incluso y particularmente en el Tribunal Constitucional. Si los estamentos judiciales están politizados (y lo son de forma evidente), la hipotética independencia de es tercer poder, se confirmaría como vinculada al Parlamento y a sus ideologías mayoritarias.

En La Toja se celebró un encuentro con confuso significado político, en el que participaron Núñez Feijóo (Alberto), de forma presencial y Sánchez (Pedro) por vía telemática. Entre los asistentes, se pudo ver a González (Felipe). Como en este tipo de actividades no se va a aprender ni a hacer doctrina, sino a mostrar afectos, adhesiones y distancias, la interpretación del evento resulta tan sencilla como improductiva: las espadas están en alto y los ánimos, expectantes y tensos.

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: comisario de justicia, guerra de Ucrania, Iñigo Onieva, Minsk, País de Gaigé, Preysler, Putin, Ribera, Rynders, Tamara Falcó, Vargas Llosa, Zelenski

Décimo octava Crónica desde el País de Gaigé

6 junio, 2022 By amarias Deja un comentario

El 5 de junio de 2022, el deportista más laureado de Gaigé, Nadal (Rafael) ha conseguido la décimo cuarta victoria en el campeonato de un juego antes de minorías, llamado tennis. Fue en el escenario parisino del Roland Garros, ante un alevín de gran atleta, por nombre Ruud (Kasper), noruego voluntarioso que no pudo ganar ni uno solo de los tres sets (series) en los que se decidió el envite.

Estuvieron presentes en el estadium, sus Majestades reales los reyes de Noruega y Gaigé. Felipe VI, el jefe de Estado del País de los Despropósitos (Gaigé), dedicó unas elogiosas palabas al atleta, al que (casi) todo el mundo está de acuerdo en caracterizar como un modelo a seguir, en especial, por la juventud. De “líder mundial” ha sido definido por algún comentarista.

Aunque cada vez estoy menos convencido de que en las facultades de Ciencias de la Información (antes Periodismo) se enseñe suficiente cultura general -ya se sabe, gramática, historia, filosofía y ciencias de la naturaleza- la influencia de los media escritos y hablados (sobre todo, hablados) no puede ser puesta en duda. En este terrorífico momento en el que estamos ayunos de liderazgo, no resulta molesto que una persona humilde de talante, con capacidad probada de superación ante la adversidad física y que ha hecho del perfeccionamiento de una excelente facultad física un excelente modus vivendi, sea presentado como ejemplo.

Nos han fallado otros modelos y siguen fallando de continuo: en Gaigé, el rey de antes, que nos había librado de una nueva dictadura -así nos lo presentaron, al menos- se reveló en su senectud con pies de barro y bolsillos ávidos. El Honorable President de la Generalitat, Pujol (Jordi) y su familia numerosa anda huido de la justicia, esperando que le llegue la hora final sin pasar por el oprobio de ser encarcelado por latrocinios muy sonoros de las arcas públicas.

No son pocos (más bien, muchos) los presuntamente honorables que han caído en las garras de la ambición personal -combinada o no con las ayudas económicas a los partidos políticos a los que han dedicado sus carreras en pos del dinero y la fama-. Los tribunales, los prestigiosos bufetes de abogados especializados en sacar castañas del fuego de las vanidades, y hasta de las cárceles, se han convertido en centros de expiación/escarnio y mal fario para muchos de los que pretendieron convencernos de su honradez ejemplar mientras nos hurtaban de la cazuela común para su beneficio.

La prensa francesa, cumpliendo con el indudable esfuerzo por presentar a la decadente Francia como ombligo del mundo, presentó la victoria del héroe Nadal -más próximo y nuestro, desde luego, que el francés-marroquí Benzemá o el belga Courtois (Thibaut)-como “XIV Soleil Nadal”. Se combinaba así la referencia a la décimo cuarta victoria de Rafael con la de Louis XIV, le roi Soleil. Me alarmó oir a una periodista obviar la relación, interpretando que el tenista era calificado de “sol”. Infiero que nunca había oído hablar del poderoso y longevo personaje que mantuvo, aliado con Inglaterra, una disputa duradera -y fructífera para él- con la decadente saga de los Austrias.

En el orden interno de lo que se está revolviendo en Gaigé, es digno de registro la pérdida de pie firme de la coalición gubernamental, sumergida en disputas internas, desorientación y falta de criterios. La vicepresidenta Díaz (Yolanda) no convence en su liderazgo de lo que subsiste a izquierda del Partido Socialista y el presidente Sánchez (Pedro) pierde credibilidad y solvencia a ojos vistas, justamente cuando pretende recuperar la línea tradicional de la socialdemocracia, que ha convertido en sanchismo puro y duro.

Las elecciones andaluzas, convocadas para el 19 de junio, significarán,  según los pronósticos, el afianzamiento de la simpatía hacia el Partido Popular de una parte suficiente del electorado. Moreno (Juanma) será reelegido presidente de la Autonomía andaluza, sin que parezca necesitar el auxilio de Vox, lo que, por otra parte, cada vez alarma menos al electorad0, pues su apoyo en las urnas se mantiene estable en votos y sus ideas -algunas, desde luego, estrafalarias y repugnantes- contienen propuestas básicamente sensatas.

A final de junio tendrá lugar la cumbre de la OTAN en Madrid. Lo que debería ser una oportunidad para afianzar la proyección internacional de Gaigé, arriesga convertirse en un escaparate de la desunión gubernamental. La ausencia de coherencia en la posición exterior es clamorosa. Hasta el gobierno marroquí, fiel portavoz del cacique Mohamed VI, hace mofa de la posición del Ministro de Exteriores de Gaigé, desacreditado por el pequeño y pobre país, que se siente apoyado por los Estados Unidos de Norteamérica. El presidente Zelenski, soportando la tremenda tensión de ver cómo su país es despedazado por el oso ruso, se queja, me temo con razón, de que el gobierno sanchista promete envío de armas y medios que luego no cumple.

Necesitamos más victorias que en el terreno del deporte.

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El sangriento camino hacia la paz en Ucrania

20 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

Rusia, después de 87 días de invasión en Ucrania, anuncia pequeñas victorias en el territorio acosado, con el objetivo de ofrecer a la población rusa elementos de apoyo sicológico a una decisión estrafalaria de Vladimir Putin que, al cabo de tres meses de guerra, se revela definitivamente como un error histórico que dejará huellas permanentes en la credibilidad del Kremlin.

Se trata, en realidad, de victorias patéticas, que ensalzan y subliman la imagen del vencedor moral y, por el momento, incluso táctico y militar: Ucrania. En esta versión reciente del Holocausto, resiste voluntaria y heroicamente, sin importarle que ese plausible despropósito ante un enemigo  desproporcionado en medios y tamaño, pueda provocar el exterminio de parte de su población y llevar a la ruina irrecuperable al país.

¿Qué puede presentar el dirigente ruso como beneficios de la invasión? Desde luego, no el sometimiento del Estado legítimo de Volodomir Zelenski, consolidado como líder indiscutible de Ucrania y apreciado y apoyado en su gesta defensiva por todo el bloque occidental. Obligadas las mal preparadas tropas rusas a retroceder desde los primeros objetivos alcanzados en precario, los generales de ese Ejército desacreditado por la realidad se han concentrado en ordenar o admitir la destrucción de poblaciones, matando a miles de civiles, arrasando impíamente focos aislados y viendo, con indudable desesperación, como sus jóvenes soldados caían sin oponer verdaderas opciones a la sólida resistencia ucrania y teniendo que admitir que una tercera parte – si no más- del equipamiento militar desplegado en las regiones invadidas se convertía en chatarra.

Rusia empleó en estos últimos años grandes cantidades de su presupuesto a mejorar su capacidad armamentística y, en especial, de su arsenal nuclear. Es un país poseedor de alta tecnología y una capacidad de investigación y desarrollo a muy alto nivel. Tiene, y ahí está la clave de un temor y contratemor que impide, de momento al menos, y felizmente, la escalada bélica, potencial nuclear destructivo de muy alto nivel. El Kremlin no ceja en ponerlo de manifiesto y en amenazar con utilizarlo si el apoyo occidental a Ucrania cruza hipotéticas líneas rojas que ha venido trazando con mano temblorosa. Como un felino que jugara con su presa antes de engullírsela, ha decidido apostar por una guerra convencional, sin advertir que esa posición provocaría que la defensa ucrania se reforzaría con la entrega de material extranjero y que, sobre el terreno, la valentía y arrojo de los ucranios, cada vez mejor armados. contrapesarían el masivo pero deslavazado golpe de efecto de los miles de tanques ocupando el territorio ajeno.

Los defensores ucranios que se habían hecho fuertes en la macroacería de Azovstal han optado, finalmente, al menos mayoritariamente, por entregarse a sus sitiadores. El mando del batallón Azov, encargado de la protección de ese elemento estratégico, ha recibido la orden de deponer las armas, La visión de ese grupo de héroes, muchos de ellos heridos, saliendo de los sótanos de la acería, como espectros sublimes, dignos, antes de ser obligados a subir en camiones que los llevarían, como prisioneros, a zona rusa, es impactante. El Kremlin se apresuró a anunciar que serán juzgados como criminales de guerra. Pretenden con ello indicar que no serán considerados prisioneros de guerra y, por tanto, no disfrutarán de ese estatuto de protección y podrían ser condenados a muerte. El gobierno ucranio, con lógica total, los califica de héroes de la patria y propone su canje por prisioneros rusos, opción que, por el momento, se niega desde Rusia.

El parlamento de Finlandia ha respaldado, prácticamente de forma unánime, la propuesta de su gobierno de solicitar la adhesión  a la OTAN. Suecia, por su parte, hizo oficial el pasado lunes, 16 de mayo, su voluntad de unirse al bloque atlántico. No deja de ser una cruel paradoja que si la justificación de la invasión por parte de Putin fue evitar que Ucrania entrara en la Alianza, en pocos meses se verá totalmente rodeado por miembros de esa Organización, cuyo objetivo deberá ser revisado, para poder dotarla de una mayor capacidad de defensa frente a ataques exteriores, haciéndola menos dependiente (económicamente, desde luego) de Estados Unidos. También y de manera quizá más urgente, el robustecer el músculo militar conjunto de la Unión Europea, ha de figurar entre los efectos contraproducentes para los intereses del Kremlin de esta guerra de invasión que hace unos meses nadie podía imaginar.

No ha terminado esta guerra, ni está próxima a hacerlo. Italia ha presentado una propuesta de paz, que incluye el inmediato cese de las hostilidades, y parece conceder a Rusia un cierto control de la zona del Donbás, La tercera parte de Ucrania, según información del gobierno de este país, está minada. Los muertos civiles aún no han podido ser claramente detectados y contabilizados; las tropelías del Ejército ruso (si puede merecer tal nombre) y sus mercenarios están por descubrir en su total magnitud. La hambruna se cierne, no solamente sobre Ucrania, sino que rebota y se expande por muchos países, faltos de maíz, grano y fertilizantes.

Los desastres de esta guerra serán duraderos. Estoy releyendo un libro que nunca imaginé pudiera tener un desarrollo actualizado: “Guerra, ¿para qué sirve una guerra? (El papel de los conflictos en la civilización)”, de Ian Morris. El argumento central de este profesor de Historia es que las guerras han hecho del mundo un lugar más seguro y próspero, creando sociedades cada vez más grandes y más complejas.

No me siento alumno ni admirador de Morris. Como un monstruo que habita en la triste verdad del hombre, la ambición que se detecta en la aparición de Putin y sus secuaces ha venido a demostrar que el potencial bélico destructor de las potencias económicas se prueba, incluso en este momento que se creía de mayor crecimiento y globalización en la paz, con el mismo fin de dominio y aprovechamiento del débil, sojuzgando a su población y apropiándose por la fuerza de sus bienes y recursos.

Queda por asimilar mucha incertidumbre, y los que -ahora- defienden a Putin como si su actuación estuviera regida por otra lógica que la del latrocinio, no debieran olvidar que la ética solo está de un lado. No es un amable bifronte que todo lo justifica.

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Putin entra en crispación y esgrime mayor potencia destructora

16 abril, 2022 By amarias Deja un comentario

La pérdida de uno de sus buques de guerra insignia, junto con la consciencia de que, contrariamente a lo deseado, el ataque a Ucrania está encontrando mucha mayor resistencia y un apoyo internacional que amenaza con llevar a Rusia a un grave aislamiento, ha desencadenado la furia del animal herido en los cerebros atormentados del Kremlin.

Se conmemora en esta semana, por las tres religiones del libro, y poniendo el énfasis en diversos aspectos de las Escrituras, su fiesta más significativa. Para los católicos, se tratan de conmemorar la base de sus creencias, la muerte y resurrección de Jesús, el hijo de Dios, en un incomprensible sacrificio -para la razón- por la redención del género humano. Los musulmanes se encuentran aún en el ayuno del Ramadán, la fase de purificación de cuerpos y espíritus que les llevaría a entender mejor las enseñanzas del profeta, y que les obliga a ayunar de sólidos y líquidos hasta la puesta del sol. Los judíos, en fin, han celebrado el viernes la Pascua, rememorando el Éxodo de los israelitas de Egipto, uno de los grandes momentos de revalidación de sus creencias.

En la celebración católica, el Papa Francisco, ante una multitudinaria concentración de fieles en el Vaticano, ha rogado por la paz y, en representación simbólica, dos mujeres, una ucraniana y otra rusa, han abrazado la cruz del perdón. Por cierto, que el embajador ucraniano ante la Santa Sede ha manifestado su protesta por esta supuesta “afrenta”. Sin embargo, desde mi perspectiva, el mensaje ha sido correcto y alentador para la razón de la paz. No son los pueblos los que se enfrentan, sino sus caciques y, en este concreto caso, la ambición enfermiza, casi podríamos calificarla de satánica, del ocupante principal del Kremlin.

Hoy, 16 de abril de 2022, Rusia ha aumentado sus ataques, poniendo en jaque la mayor parte parte de las ciudades de Ucrania. Algunas, como Jarkov y Mariúpol, convertidas en un amasijo de edificios destruidos, autos quemados y, santo Dios, cuerpos de asesinados en las calles vacíos, ocupados por el silencio del horror y de la desgracia. Los soldados ucranianos se defienden con una bravura que no parece de esta época, apalancando cada posición a costa de sus vidas.

Las noticias que llegan del amplio frente suponen que también Kiev es objeto de nuevos ataques. Un nuevo frente amplio, a pesar de que desde el Kremlin parece concretarse su propósito “oficial” en dominar completamente las zonas de predominio de habla rusa (es decir, el Donetsk y Lugansk, Maríupol, Odesa y conseguir cerrar el enlace maritimo-terreste con Crimea), que era lo que se había estimado era el fin original de la invasión. ¿Qué ha pedido el gobierno de Ucrania? Más armas. Están convencidos de que la única forma de vencer la ambición rusa es derrotarlos en el campo de batalla, puesto que las vías diplomáticas están completamente cerradas.

En días recientes, proliferaron las apariciones de Zelenski en Parlamentos europeos y las visitas a la misma capital de Ucrania de mandatarios occidentales -hay que destacar el paseo por Kiev de Boris Johnson, acompañando al presidente del país y escoltado por algunas decenas de soldados, saludando y entablando conversación con gentes que encontraba al paso.

El apoyo a Ucrania se ha hecho muy explícito desde occidente y, por fortuna para mantener en límites soportables internacionalmente la escalada de tensión, el gobierno de la China de Jin-Pin se mantiene cauto. Dejando clara su posición, el presidente norteamericano Biden -que no oculta su opinión de que Putin es un criminal de guerra- no descarta visitar Kiev en breve.

Como si la guerra no hubiera podido paralizar la actividad administrativa y el ritmo burocrático, se han difundido imágenes en las que se ve a Zelenski y sus ministros en una aparente reunión de Gobierno. Una visión casi fantasmagórica, que vino a reforzar la emisión por Telecinco de episodios de la serie “Servidor del pueblo”, en la que un joven Zelenski, en la piel del profesor Vasyl Goloborodko ensaya para la ficción su papel posterior en la vida real.

Pero nada puede ocultar ni enmascarar los tremendos perjuicios que está causando esta guerra injusta, que tardarán décadas en subsanarse y algunas más en olvidarse las heridas geopolíticas que el sueño demencial de Putin y sus secuaces ha causado en el mapa del mundo. Casi cinco millones de refugiados, una crisis energética sin precedentes, subida de los precios de materias primas y bienes de consumo, y el aumento de las dotaciones para presupuestos militares. El mundo aún no está exactamente en guerra total, aunque se sigue preparando para una nueva catástrofe. Si los dioses no lo remedian, porque está demasiado claro que los hombres son incapaces de mediar. Solo piden más armas, a diestro y siniestro.

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Rusia encuentra duro de roer el hueso ucraniano

14 abril, 2022 By amarias Deja un comentario

A los cincuenta días de la agresión rusa, la resistencia ucraniana se está probando mucho más sólida de lo que podía haber imaginado, en sus peores pesadillas, el dictador del Kremlin.

El éxito aireado hoy por la propaganda de guerra del equipo de Zelenski, es -ni más ni menos- que haber alcanzado con un misil el buque Moskva, la insignia de la flota rusa en el Mar Negro, provocando un grave incendio que ha obligado a la tripulación a conducir el barco, cargado con misiles de crucero. Rusia ha desmentido inicialmente el ataque, aunque ha reconocido que se ha presentado un incendio en el barco, pero que ha sido rápidamente sofocado sin que los daños sean significativos. Posteriormente se ha sabido (dentro de la gran confusión e inseguridad que cabe atribuir a las noticias que llegan de los contendientes) que el buque se ha hundido, aunque sus 500 tripulantes pudieron salvarse.

Entre victorias parciales esgrimidas como éxitos casi definitivos por parte de ambos bandos enfrentados en el duro marce de una batalla sin cuartel ni tregua), los desastres de la guerra continúan, se acumulan, rompen en pedazos de desolación la capacidad de comprensión de quienes observamos la hecatombe sin que nadie parezca capaz de detener con autoridad o con la fuerza de la disuasión definitiva la espiral de despropósitos.

El número de refugiados se acerca ya a los cinco millones y, para los ciudadanos que permanecen en el país sitiado, la situación se torna más angustiosa cada día, pues la falta de agua en condiciones higiénicas de potabilidad se ha revelado como la mayor amenaza para la subsistencia de la población. Las enfermedades provocadas por la contaminación del agua de boca empiezan a aparecer entre los ucranianos como un peligro aún mayor que las bombas y los asesinatos de civiles.

En la frontera con Rusia, Suecia y Finlandia, en una intervención conjunta de sus primeras ministras (Magdalena Anderson y Sanna Marin, respectivamente), han anunciado (con mayor énfasis, Finlandia) que se plantean solicitar la incorporación inmediata a la Organización Atlántica, abandonando su neutralidad. El portavoz del Kremlin, fiel a sus bravuconerías, ha difundido que esa “provocación” provocará un endurecimiento de la situación y Putin retorna a su amenaza de utilizar armamento nuclear. Para la Casa Blanca, esa amenaza resulta creíble y, por ello, ha aumentado el apoyo a Ucrania con más material bélico y de mayor alcance y potencial eficacia.

Por tanto, la guerra se encrespa y las posiciones respectivas cobran una dimensión aún más compleja y dramática. No está, ni mucho menos, eliminada la opción de una escalada mundial.

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Zelenski en el Congreso español

6 abril, 2022 By amarias Deja un comentario

El 5 de abril, con un pequeño retraso respecto al momento anunciado, a las cinco y diez de la tarde, estando en apretada convivencia congresistas y senadores ocupando los asientos de la Cámara de Diputados, Volodomir Zelenski habló.

No fue un mensaje que exija muchas interpretaciones. No habló Zaratustra. De parecerse a algún otro lema, aforismo, recuerdo o frase ilustre, podría asemejar al Morituri te salutant de los gladiadores al César antes de entrar en la batalla definitiva, aunque en este caso, el César sería Zelenski.

Se trató de una repetición, adaptada a las peculiaridades históricas del pueblo al que iba dirigido el mensaje, de otros discursos del líder ucraniano. Hubo un par de guiños -citar a Maxam (1) y a Porcelanosa como ejemplo de las empresas que aún siguen haciendo negocios con la Rusia de Putin, a pesar de los desastres de la guerra-. Pero no hay que dudar demasiado: para Zelenski significaba una versión repetida de su obra maestra, la escenificación de su muerte anunciada ante el malo de la obra, el sátrapa, genocida, falsario, abominable, Vladimir Putin, el tono bajo machito de la ópera dramática que se representa ante el teatro europeo, sometiendo a un castigo riguroso e injusto al tenor varonil, héroe sin mácula, robándole y mancillándole su Ucrania.

Zelenski estuvo magnífico. Serio, enjuto, con la barba juvenil un poco más poblada, la mirada firme en un rostro ojeroso. Su voz sonaba sin un solo asomo de debilidad o duda. Lamentablemente (y mira que debe haber ucranianos que sean bilingües perfectos en las dos lenguas), la intérprete ucraniana que traducía en directo carecía de emoción y, en algunas ocasiones, de vocabulario. Al menos, del léxico que exigía una ocasión para la Historia. Posteriormente, escuché otras versiones, más reposadas y cuidadas con el original, que confirmaban la calidad morfológica y la empatía subliminal del mensaje del héroe.

Estuvo fuera de sintonía el mensaje del presidente Sánchez, más dirigido a sí mismo que a Zelenski o al mundo. Quizá le pesaba la ausencia del apoyo de sus amigos de la coalición, descontentos con que se den armas y apoyo a Ucrania y, quizá (es imposible saberlo, dada la ambigûedad de sus palabrerías), convencidos de que Rusia debe ganar esta guerra y lo mejor es dejar que Ucrania se rinda sin condiciones cuanto antes.

A Pedro Sánchez, a su discurso, le faltó oportunidad, encaje con la situación y garra mediática. Hubieran bastado menos palabras y sobre todo, más contenido. Sabemos todos bien que no podemos involucrarnos más en esa guerra, porque tememos que la potencia militar y misilística del sátrapa ruso y sus secuaces del Kremlin se vuelquen contra nosotros. Sin embargo, haría falta algo más que reafirmar que “todos somos ucranianos” y que “estamos de corazön y presencia con vosotros”, para sentirnos héroes al lado de los que sufren, mueren, pierden.

Las palabras de Batet, la presidenta del Congreso, también me parecieron vacías, inútiles. Esta obra terrible parece un monólogo, tiene un solo personaje creíble, que representa a millones (47) de ucranianos que están siendo asesinados, que huyen de su país con el único bagaje que el espanto en sus ojos, que son violadas y maltratadas sin piedad, que luchan con armas menores frente a un enemigo poderoso.

Si les ayudamos con más armas, víveres, oraciones, palabras, mientras la guerra continúa y los muertos y la destrucción crece en espiral es cierto que conseguiremos prolongar su agonía. Poner nuestras botas sobre el terreno para levantar una muralla de indignación y fuerza nos llevaría, quizá, hacia una catástrofe mayor, pero solo en la medida en que el pueblo ruso quisiera mantenerse en la ignorancia y en la complicidad.

Acabo de leer que la fuerza militar rusa redobla sus ataques, luego de haber reorganizado en Mariúpol y otras ciudades. Si somos ucranianos, Zelenski advierte con absoluta coherencia: tenemos que involucrarnos del todo en esta guerra. La representación nos incluye a nosotros también como protagonistas sobre la escena. No bastan los aplausos de simpatía, miedo o complacencia. No es un monólogo. Zelenski no está actuando.

(1) Inicialmente, posiblemente por mala vocalización de la traductora, se difundió que se había referido a Viajes Marsáns, lo que la empresa se apresuró a desmentir. Pocas horas más tarde, quedó  claro que Zelenski apuntaba hacia Maxam (la antigua Unión Española de Explosivos) que exporta a Rusia explosivos con destino a obras civiles. Hasta el momento (5 de abril) la empresa guarda silencio.

También citó como “empresa que seguía haciendo negocios en Rusia” a la agrupación de empresas del sector bienes de equipo, en la Técnicas Reunidas es, sin duda, la que opera el contrato más importante, como subcontratista de una obra relacionada con el gasoducto GazProm destinado a robustecer la línea de entrega de gas ruso a Alemania, paralizada cuya puesta en actividad fue paralizada por decisión del gobierno del canciller Scholz.

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Destellos de esperanza en la barbarie

30 marzo, 2022 By amarias Deja un comentario

El deseo de que termine cuanto antes la barbarie que desencadenó la ambición de Putin (con la aquiescencia, no podemos olvidarlo, del Kremlin) hace concebir algunas tenues esperanzas a partir de la reunión mantenida en Ankara, el 29 de marzo de 2022, entre representantes de ambos beligerantes.

El secretismo acerca del contenido de ese encuentro, no ha impedido que la imaginación de algunos comentaristas hable de apertura de una ventana de esperanza hacia el final de la guerra. Por el contrario, otros analistas de los despojos de información, interpretan que Putin trata de reorganizar las huestes invasoras, para preparar un ataque más efectivo, debido al alto número de víctimas en propio bando (se calcula que superan los 20.000 soldados caídos en el campo de batalla) y a la insospechada resistencia ucrania.

Con el devenir de la guerra, algunos nombres de los resistentes ucranianos han surgido como protagonistas especiales de la heroica defensa. El alcalde de Mariúpol, Vadym Boichenko, brilla con luz propia en el escenario de la desgracia. En una entrevista en directo, reconocía que “estaban en manos de los ocupantes” y pidió una evacuación completa de la ciudad, que albergaba a más de 400.000 habitantes antes de la masacre, y que ahora -los que no han podido marcharse- se encuentran en condiciones de máxima precariedad, sin alimentos, agua, aunque remisos a perder del todo la esperanza.

Otra imagen inolvidable es la de la viceprimera ministra Iryna Vereshchuk, que exige a las fuerzas de ocupación que cumplan sus compromisos y mantengan los corredores humanitarios (Ucrania ha pedido a los rusos tres vías de escape para la población civil, atrapada en poblaciones sin salida, pues las carreteras y caminos están destrozadas o son nicho para francotiradores de ambas fuerzas militares.

Las imágenes de las ciudades asediadas son desoladoras. A los escalofriantes testimonios que ofrecen las ruinas, los escombros, la destrucción, de los. hasta hace pocos días, lugares de disfrute, trabajo y cultura, se unen, en una sobreposición que mueve a la emoción sin límites, las emocionantes visiones de los pobladores de esos jirones de desgracias. Ancianos que se resisten a abandonar los sitios en donde esperaban terminar sus días con las mieles del descanso merecido, con sus hijos y nietos; cuerpos yacentes sobre las aceras, abatidos por francotiradores de cualquier bando; algunas mujeres que dicen haberse quedado para cuidar de alguien enfermo.

Pero no sólo. En algunas plazas, desafiando el dramatismo de la situación, haciendo caso omiso de las alarmas, ignorando las bombas, el ruido de los disparos, algunos intrépidos organizan lo que parece una improvisada fiesta callejera, con la que pretenden -seguramente- animarse ellos mismos, robustecer la sensación de que todo es parte de una pesadilla que acabará pronto y recuperarán el hilo conductor con la vida que llevaban.

El paso cruel del tiempo sin encontrar soluciones para detener esta guerra, como sea, no debe impedir que mantengamos el espíritu atento para condenar esta barbarie, y hacerlo sin paliativos. No debemos dejarnos vencer ni convencer por argumentos que indican que la acción de Vladimir Putin ha sido, en parte, provocada, por la incomprensión manifestada por Occidente hacia su marginación.

Putin es culpable. Sin paliativos. Seguimos sin tener claras, dos cosas: si esta guerra terminará, y pronto, con un alto al fuego, un armisticio y pactos que tranquilicen la ambición del oso ruso sin hacer demérito de la defensa de su territorio y honor de los valientes ucranianos.

Pero lo más importante, una vez que el humo de los cañonazos de esta guerra medieval se disipe, es saber qué pasará con Putin y con Rusia. El primero ha demostrado su iniquidad y, sin duda, volverá a intentarlo con más medios y más resolución ante la resistencia; todos estamos amenazados. La segunda, ha perdido posición en el mapa geopolítico, precisamente por haber querido ocupar el centro de la atención mundial.

Me pregunto, cuando oigo a Macron (el líder francés en campaña) criticar que el presidente Biden ha cometido un error al propugnar que Putin no forma parte del futuro de Rusia, y que eso complica sus conversaciones con el sátrapa ruso, qué es lo que se pretende. ¿Pedir perdón por su felonía? ¿Señalar a los ucranianos como culpables de haber ofrecido tamaña resistencia?

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Las otras batallas de Putin

18 marzo, 2022 By amarias Deja un comentario

Hoy, viernes, 18 de marzo de 2022, está prevista una conversación telefónica entre el presidente chino, Xi JinPing y el norteamericano, Joe Biden, sobre la guerra. No ha trascendido gran cosa de los objetivos para esa reunión virtual que tratará de satisfacer el senecto líder demócrata y aún menos se sabe de lo que pueda expresar el oriental. Para calentar motores, Biden ha llamado “criminal de guerra” a Vladimir Putin, lo que desde el más allá del nuevo telón de acero que protege al Kremlin, se considera inaceptable.

Obviamente, la guerra en Ucrania se está deshaciendo en esquirlas de variado tamaño, y se puede llegar a creer que lo que menos importa ya es que jóvenes ucranianos y rusos se estén matando con armamento no muy sofisticado (según los cánones militares más avanzados, según dicen). Las cifras de muertos en el campo de los desencuentros son desconocidas: aquí y allá se ilustran los comentarios sobre la invasión con fotografías de algún cuerpo yacente, unos amasijos férreos y, sobre todo, decenas de personas huyendo con sus mínimos enseres a cuestas y el rostro del pánico, el cansancio o el dolor claramente expreso.

Dicen que Putin está enfermo (no de una deriva mental, de otras cosas) porque ha engordado bastante en los últimos dos años. Su cara hinchada refleja, según se especula, que está tomando cortisona; su mirada rigica, inexpresiva, no sería consecuencia de su intrínseca maldad, sino que proyecta su esfuerzo para contener el dolor. Además, ha sufrido el ataque de la Covid, porque la vacuna Sputnik no funciona mejor que un placebo y, al no estar plenamete curado y ser un aprensivo esférico, huye de cualquier acercamiento a persona alguna, ya sea Macron, su equipo de confianza, su preparador físico o cualquiera de sus amantes.

Biden estaría preparando un discurso breve (speech) sobre los costes de la guerra para enjaretárselo, si se deja, al experto en aprovechar la economía global que es JinPing. Supongo que se los habrá calculado un futuro Premio Nobel de Economía y se les dará oportuna difusión, para que todos nos enteremos, no solo de lo que vale un peine, sino una escaramuza de invasión de un país despistado, una guerra de desgaste entre dos fuerzas militares que no quieren hacerse mucho daño, una guerra de arrasamiento y destrucción masiva del Estado agredido, una escalada bélica localizada a Europa y, en fin, la tercera guerra mundial si China metre las narices.

Muy interesantes son los análisis sobre los daños colaterales. Los más visibles son la destrucción de inmuebles, infraestructuras y  armamento bélico. La recuperación de la economía dañada, la reconstrucción de lo destruído en la contienda, el volver a poner en pie las vías de producción, de transporte de bienes y hasta el consumo, es otro de los capítulos. Pero olvidar lo sucedido, restañar heridas sicológicas, reorganizar las relaciones internacionales, llevará mucho tiempo. La prueba la tenemos, por citar solo el ejemplo de los odios tribales, introducidos con la leche materna en los hijos, en la Historia de los pueblos. Ucrania y Rusia tienen ahí un cementerio de incomprensiones recíprocas, guerras sordas y expresas, sangre, dudas.

Putin está ganando la batalla de los media en su propio país y, hay que temerlo así, también en China. Suspendidas las comunicaciones con las emisoras de Occidente, la propaganda oficial explica hasta la saciedad las razones de su guerra: eliminar la tenaza de un gobierno nazi, antidemocrático y cruel sobre los ciudadanos rusos y los simpatizantes de la gran Rusia que viven en Ucrania. Su liberación, con rasgos de guerra santa desde la ortodoxia cristiana frente a judíos, católicos y musulmanes, es una obligación para el canciller ruso. No tiene ningún odio contra el hermano pueblo ucranio, de tan similares raíces eslavas; solo pretende que el gobierno ilegítimo de Volodomir Zelenski sea depuesto y sustituído por otro que no tenga la menor intención de agruparse jamás con la facción antirusa de los norteamericanos y unioeuroepos.

Claro está, las imágenes de la guerra que digieren los rusos en sus televisiones de Moscú, San Petesburgo, Kazán, Novosibirsk, …, no presentan a jóvenes rusos muertos junto a sus tanques, sino a victoriosos militares con la Z sobre sus casacas que esgrimen trofeos de guerra como si se tratara de un partido de rugby, no hablan de familias ucranianas huyendo de los bombardeos, sino que educados generales explican que se están controlando todas las resistencias del Ejército nazi, que Zelenski está huído y que los odiosos gobiernos europeos se obstinan en enviar armamento obsoleto a los engañados ucranianos, para prolongarles la agonía.

Confiemos en que la conversación entre los mandatarios chino y norteamericano se desarrolle en buenos términos, con palabras pacíficas, con intercambio de promesas y parabienes que no enfaden ni saquen más rabia interna al enemigo de los cosacos ucranios. Porque se trata de calcular los beneficios de la no-guerra, esto es, de la paz, que es lo que interesa a la inmensa mayoría.

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Europa está en guerra junto a Ucrania

5 marzo, 2022 By amarias Deja un comentario

Después de diez días de la ignominiosa invasión de Ucrania por el déspota ruso y sus secuaces mafiosos, las operaciones de hostigamiento contra el régimen legítimo y sobre la población del país europeo alcanzan la catergoría de paroxismo demencial. El número de ucranianos huídos de la barbarie destructora supera ya el millón y medio, de los que aproximadamente un millón han atravesado la frontera con Polonia.

En su delirante concepción de una guerra de sometimiento de las voluntades de un pueblo libre, Putin se ha encontrado con la defensa heroica de los ucranianos y con el apoyo -ya no solo sentimental- de la Unión Europea a la resistencia frente al invasor. No destaca España precisamente .en relación con los países europeos que se han involucrado más en el apoyo a los combatientes frente al asedio- pues se ha criticado que los lanzacohetes C-90 y los cetme Ameli (que forman el cuerpo básico de equipamiento militar de nuestra aportación) ni son el armamento más moderno ni corresponden con los modelos de mayor calibre disponibles…pero la ayuda humanitaria está al más alto nivel y, en casi todas las ciudades y villas españolas de entidad se están realizando manifestaciones, incluso improvisadas, contra Putin, y a favor de la inmediata instauración de la paz.

Ajeno a esa voluntad de presión internacional sobre el dictador ruso, el sátrapa ha dado vía libre a la elucubrante oferta del líder Checheno, el sicóptata Ramzán Kadírov de enviar a 10.000 de sus efectivos para sembrar aún más pánico entre la población civil del país invadido y, como un comando terrorista, tratar de asesinar al valiente presidente Volodomir Zelenski, comandante en jefe del ejército resistente. Un ejército que, a pesar de estar formado mayoritariamente por efectivos no militares -Ucrania ha movilizado a todos los varones entre 18 y 65 años- está demostrando una capacidad de lucha y un ardor gerrero dignos de encomio.

He analizado con  máxima atención las declaraciones de Josep Borrel sobre la guerra y, en particular, el deseo expresado de que China debe ser la mediadora en el conflicto, reconociento la incapacidad de la Unión Europea y de Estados Unidos para actuar de mediadores. China parece estar mirando hacia otro lado, por no expresar mejor que se alinea del lado de Putin, al que considera su aliado. El presidente Xi JinPing señaló su influencia cuando consiguió que la invasión de Ucrania se retrasara para no afectar a los Juegos de Invierno que se celebraron en Beijin. El Ejercito chino es ya el mayor del mundo, con potencia superior a la de Estados Unidos y el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha estimado en noviembre de 2021 que el Gobierno amarillo pretende cuadriplicar su arsenal nuclear antes de 2030.

Las previsiones de un final de la guerra próximo siguen inciertas. Por una parte, porque la estrategia militar rusa frente a la invasión se ha revelado inconsistente, si lo que pretendía Putin es una guerra relámpago y una rendición incomdicional en un par de días del gobierno ucranio. No solo no ha sido así, sino que la encarnizada defensa de los habitantes del país invadido, su alta moral y el creciente apoyo internacional están ofreciendo tremendas dificultades al avance militar. La previsión de invasión con tanques del terriitorio retrotrae la guerra a conceptos bélicos del siglo XX, alejados de las modernas concepciones militares. Las luchas, de gran intensidad, se concentran en los territorios de la frontera este (el eje Lugansk-Donetsk, Melitópol, Jersón hasta Odesa) y el avance para doblegar Kiev, ciudad a la que se ha tratado de rodear y que ha sufrido bombardeos localizados que han destruido edificios singulares públicos y otras instalaciones estratégicos, se ha visto impedido hasta ahora por su férrea defensa.

La bisoñez de los soldados rusos, jóvenes que estaban haciendo la larga milicia, y pertenecientes a las familias más pobres de la escala social (los ricos pueden obvar el servicio militar pagando unos rublos para ser eximidos de la carga), unida a su escasa motivación, está ralentizando los avances y causando muchos muertos de los invasores en los encuentros y emboscadas con la defensa ucrania, sino mejor dotada en equipamiento, sí mucho más resuelta y concienciada.

Otro aspecto que se está revelando como sustancial es la intervención de los hackers y especialistas informáticos ucranios -convocados por su Gobierno- en, al menos, un doble sentido. Primero, para provocar interferencias en las comunicacones, destruir o falsear información del mando ruso con los soldados desplazados hacia los objetivos, provocando su vulnerabilidad.

En fin, la destrucción del país invadido prosigue a gran escala. Los daños materiales son cuantiosos. La crisis humanitaria aumenta exponencialmente. La Unión Europea se prepara para una agudización de la inflación y una disminución de las expectativas que confiaban en la recuperación de la crisis que estramos soportando desde hace años. Las medidas de presión contra Rusia -que abarcan muchos niveles, pero sobre todo, se centran en las actuaciones contra su economía, tienen el esperado y no deseado efecto boomerang.

Esto no ha acabado. Recojo las palabras de Borrel “Estamos entrando en un mundo desconocido…” “Los europeos hemos construido la Unión como un jardín a la francesa. bonito, ordenado, pero el resto del mundo es una jungla.” (El Mundo, 5 de marzo de 2022).

Bienvenidos, pues, a la jungla. Por ella, no se camina con cámara fotográfica y traje de paseo. Hay que sacar el kit de supervivencia y el machete.

 

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La guerra en Ucrania sufre una escalada

3 marzo, 2022 By amarias Deja un comentario

Cuando la invasión rusa de Ucrania está ya en su séptimo día, todos los ojos están puestos en este país que está sufriendo de una manera cruel y contraria a todo derecho, los efectos de la ambición patológica de Vladimir Putin. La resistencia ucrania es formidable, muy por encima de lo que cabe esperar de un Estado que no tiene capacidad militar para contrapesar, por capacidad logística, armamento y preparación para la guerra, a una fuerza de ataque cincuenta veces superior.

La estrategia bélica inaceptable del dictador ruso para ahogar toda capacidad de resistencia está siendo dispersar los ataques sobre las principales ciudades del país invadido. Las imágenes de los bombardeos simultáneos de Kiev, Odesa, Jartov, Mariupol y otras poblaciones son aterradoras. Las víctimas sobre la población civil deben ser cuantiosas. Aunque los valientes ucranios, obsesionados hasta la heroicidad para defender su país, informan de haber causado algunas muertes de militares rusos y han destruido también varios tanques y armamento atacante; una compensación simbólica a los miles de millones en bienes inmuebles e infraestructura, por ejemplo, destruídos por los atacantes y a los casi tres mil militares ucranios muertos en las batallas y las decenas de miles de heridos.

El presidente francés, Macron, ha mantenido hoy una conversación de más de una hora con el sátrapa Putin, sin ningún resultado tangible. El propósito del jerarca ruso es hacer tierra quemada del suelo ucranio. Algo intolerable. Su idea de abrir un “cordón sanitario” que permita la salida de las ciudades atacadas (especialmente, Kiev), para permitir la salida de personal no militar no es sino la confirmación de su intención maligna de recrudecer los ataques sin importarle los daños que pueda causar.

De momento, las reservas que Putin ha venido acumulando durante más de una década -principalmente, con divisas aportadas por Alemania para abastecerse de gas- le permiten un margen económico temporal para seguir financiando la guerra. Suenan a error patético las palabras de Angela Merkel, la laureada ex canciller, cuando afirmaba que “Rusia es un suministrador fiable”; el cierre pautado de las centrales nucleares alemanas, unido al abandono del carbón como recurso energético, pesan ahora como una pesada losa sobre la necesidad de buscar un mix energético de urgencia para solventar la crisis energética que se cierne sobre los teutones en un invierno que no se ha ido aún.

Hay presión creciente sobre el dictador para que detenga la guerra: la mayoría de la comunidad internacional, la voz enérgica de intelectuales, políticos, artistas, sociólogos, deportistas o empresarios (por citar solo algunos sectores) se une a los jerarcas rusos que ven ahora peligrar sus inversiones en el exterior, y piden un alto al fuego.

Los refugiados ucranianos crecen a miles cada día. Las filas de coches en las fronteras, que pretenden salir del país, ocupan decenas de kilómetros. Putin sigue emitiendo su descabellada justificación de que Ucrania está llena de fascistas y xenófobos, en una fórmula especular por la que el agresor juega a ser el agredido, como sucede también con el generador del mobbing, que se refugia en su crymobbing, haciéndose pasar por el que lo sufre. También acusa a Ucrania de poner escudos humanos frente al lanzamiento de sus misiles

España ha enviado cerca de 1.400 lanzagranadas, 700.000 cartuchos de amertalladoras y amatralladoras ligeras, que llegarán mañana viernes, 4 de marzo, a un punto cercano a la frontera de Polonia con Ucrania. La división causada por este envío en el mismo seno del Gobierno ha saltado a la opinión pública, que está, sin embargo, más preocupada por la repercusión de esta postura de apoyo bélico al país invadido que por elucubraciones acerca de hipotéticas disensiones del gobierno Sanchezstein.

Otra noche en vela para los ucranianos. Otra noche de dolor, rabia, desgarro humanitario, solidaridad desde la distancia pero con la proximidad del afecto y la solidaridad con su lucha defensica con los valerosos habitantes del país que ya padeció, bajo el poder de otro dictador loco, Stalin, el horror del Holodomor (término derivado de las palabras ucanianas hólod -hambre- y mor -exterminio-.

Estoy leyendo un libro de Anne Applebaum, “Hambruna roja” sobre la guerra de Stalin contra Ucrania. Mucha información sobre las inicuas razones de la invasión del imitador Putin. Permita el lector que transcriba un breve poema de Shevchenko, que pedía que lo enterraran a orillas del Dniéper, el río que atraviesa Ucrania para convertirla en el granero de Europa. Una Europa que llora esta masacre y sufre este despropósito criminal. “Cuando me hayáis enterrado, levantáos/ destrozad las cadenas/ y con la sangre del enemigo/regad la libertad. (Nota: He traducido el poema del ruso, libremente)

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