La Agrupación de Oncólogos Genitourinarios (SOGUG), entre otras actividades encomiables, en el marco SOGUG 50/50 organiza reuniones entre especialistas en los tumores principales relacionados con el aparato reproductor y de las vías urinarias (órganos: próstata, vejiga, riñón) y pacientes. La última, celebrada virtualmente, tuvo como protagonistas a oncólogos de hospitales canarios.
Quiero referirme en este Comentario exclusivamente a los tumores de vejiga y, aunque seguiré el esquema propuesto por el Dr. Alfonso Gómez de Liaño, (1) que fue el expositor de la situación y avances principales en el tratamiento de estos cánceres, me permitiré ampliarlo con información de otras fuentes (fundamentalmente, el Instituto Nacional del Cáncer, tanto en la versión para pacientes como para profesionales).
Los tumores de vejiga y de las vías urinarios son muy heterogéneos, con mucha mayor posibilidad de mutación que otros tipos oncológicos, yendo en su complejidad solo por detrás del melanoma y del cáncer de pulmón. Se trata del quinto tumor, por frecuencia de diagnóstico, en España, por detrás del de mama, colon, recto, pulmón y próstata. En Estados Unidos es el sexto tumor diagnosticado (después del de pulmón, próstata, mama, colon y linfoma) Se diagnostica sobre todo en hombres y tiene una evolución muy agresiva.
Su aparición resulta ligada al tabaquismo (sobre todo, en fumadores de cigarrillos) y al trabajo con ciertas sustancias químicas (hidrocarburos aromáticos, pinturas, aminas). Se han informado también sobre la influencia (relativamente, mucho menor, de ciertas mutaciones, síndromes e incluso del parásito Schistosoma Haematobium).
El cáncer de vejiga puede ser de grado bajo (rara vez invade la pared muscular) o alto (invade la pared muscular y suele extenderse a otras partes del cuerpo). También, por ello, se distingue entre cáncer con invasión del músculo de la vejiga o sin ella.
Para su caracterización médica se utilizan los signos T (relativo al Tumor) N (a los nódulos linfáticos) y M (a la metástasis). De acuerdo con el grado de avance del tumor, se utilizan siglas que se refieren al estado del mismo, de una forma esquemática. Por ejemplo:
Estadio 0a (TaN0M0): El más benigno, carcinoma papilar no invasivo, sin metástasis ni afectación a los nódulos linfáticos.
Estadio I (T1N0M0): Con invasión de lámina propia (es decir, del tejido conjuntivo epitelial), sin metástasis.
Estadio II (T2bN0M0): Con invasión profunda de la capa muscular, que llega a la capa externa).
Estadio IIIB (T1-4aN2-3M0): Este estadio abarca varios subtipos, según que la invasión de la capa muscular sea más o menos profunda y el grado de afectación de los ganglios linfáticos.
Estadio IVB: cualquier tipo de tumor, de avance en los ganglios linfáticos, con metástasis).
También se califica el grado de diferenciación de las células tumorales, desde el grado Gx o G1 (no evaluable o bien diferenciado) al G3 (poco diferenciado). Cuanto menos diferenciado es el tumor, más agresivo resulta y, por tanto, de peor pronóstico.
El cáncer de vejiga sin invasión muscular tiene buen pronóstico. Su tratamiento más común es por tratamiento intravesical durante, por lo menos, un año, con lavados utilizando el bacilo de Calmette-Guérin (BCG) y vigilancia regular de la recidiva (esto es, de la recaída o reaparición del tumor).
El tratamiento del cáncer de vejiga con invasión muscular consiste en quimioterapia con cisplatino seguida, en general, de cistectomía radical. La reconfiguración del intestino grueso suele eliminar la necesidad de un depósito exterior de drenaje y permite el vaciado por la uretra, mejorando la calidad de vida de estos pacientes.
El Dr. Gomez Liaño puso énfasis en que los avances en el tratamiento de los cánceres de vejiga, además de en la necesidad de analizar resultados de los múltiples ensayos clínicos que se están realizando, para probar la respuesta a las distintas modalidades de abordaje al tumor, descansa en conocer mejor el rol de la microbiota (es decir, de nuestras propias bacterias). Se ha sabido recientemente que la flora intestinal propia puede ayudar a mejorar la eficacia de al inmunoterapia.
La quimioterapia combinada a base de cisplatino constituye el tratamiento estándar para el cáncer vesical de Estadio IV, como apunté. De los ensayos realizados hasta ahora, la supervivencia más larga se consigue con la combinación de Metotrexato, vinblastina, doxorrubicina y cisplatino (cóctel MVAC). Son necesarios más ensayos de combinación de fármacos en quimioterapia y analizar la eficacia de la cistectomía radical o parcial combinada con ella, por el alto grado de recidiva.
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(1) Con un brillante curriculum, desde su licenciatura en la Facultad de medicina de Salamanca en 2008, es actualmente oncólogo responsable del servicio Génitourinario en el Complejo Hospitalario Insular Materno Infantil de Gran Canaria y oncólogo médico del Gabinete de Urología y Andrología.