Los tres máximos deseos de Joseph Schumpeter, ese economista tan citado que muy pocos han leído (incluidos licenciados en economía), en su juventud, habían sido, según él mismo dejó expresado: ser considerado el más diestro jinete de Europa, cotizarse como el más deseado amante de Austria y alcanzar el prestigio de mejor economista del mundo.
No fue Premio Nobel de Economía, porque aún no se había establecido ese galardón, pero fue maestro de varios premiados, y un devoto generoso de la escuela austríaca. No consta su éxito como mujeriego, aunque parece que estaba muy orgulloso de sus dotes amatorias. En cambio, como jinete creyó, a tenor de su valoración cuando no estaba para trotes, que había quien lo superaba.
Si Schumpeter tenía en mente algo más que los caballos, y quería indicar que había quien lo ganaba a eso de correr, apostaría que estaba pensando en los españoles. A correr, nunca nos ha ganado nadie. Y no solo con los caballos, las motos y los coches. A correr sin ton ni son, también. Siempre hemos tenido alguien que se lanzaba a la aventura, visionarios, rebeldes, levantiscos, espadones, utópicos.
Lamento decir que me están decepcionando a ritmo rampante los chicos de Podemos. De los políticos más experimentados, ya ni hablo, porque son pocos los que aprueban mi prueba del nueve. Pero alguien con carisma en las filas de los que creen Poder (y lo añoran) debería aconsejar calma a estos jóvenes que están defendiendo un mayo de 2014, y, como único artilugio, están proponiendo ponerlo todo patas arriba. Me he perdido y, francamente, no se a dónde quieren llegar, y, por supuesto, no sé cómo.
Hubo otro mayo (el de 1968, evidentemente), que sí tenía sentido. Había un modelo a seguir extraordinariamente atractivo. Los jóvenes franceses (como modelo más próximo) sabían lo que querían y, para los jóvenes españoles, ir detrás era simple y muy reconfortante. Muchos de sus mayores compartían y alentaban ese cambio: más libertad, más democracia, apertura internacional, más frescura institucional, etc.
Sabemos ahora que los jóvenes de Podemos están mal en matemáticas. No se les da eso de los números. Tampoco se les da bien lo de entender el mundo real, empapizados con enseñanzas académicas que dan bien el tipo en las aulas pero que no sirven para salir a la calle.
Siguen siendo muy agresivos en los planteamientos estrictamente económico-políticos y, en un panorama de crisis, corrupción y desánimo general, es lógico que encuentren algunas adhesiones. Pero a este mayo de 2014 les falta modelo concreto a imitar, y la improvisación nunca fue buena consejera. ¿Qué se va a hacer con esa República que preconizan? ¿Son de izquierdas o son solo chicos con martillos?.No querrán convertirnos en una república bolivariana, ¿verdad?
Por eso es de agradecer, en este momento y en este país, que se den prisa en aparecer rostros nuevos, creíbles, experimentados en la economía, las finanzas y…en la gestión de la polis, para que enderecen la vía por la que canalizar tanto descontento, y vuelvan a sus sitios a los jóvenes que, faltos de modelo real, quieren instaurar su prototipo de gabinete.
Que por ser los más rápidos jinetes de Europa en esto de andar acelerados, no nos van a dar ningún premio. Ni en Europa ni fuera de ella. Al contrario. Nos harán pedazos y se morirán de risa.