Al socaire

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Frail democracies (Débiles democracias)

7 enero, 2021 By amarias Dejar un comentario

Los gravísimos sucesos protagonizados por un grupo de miles de simpatizantes del derrotado presidente norteamericano Donald Trump, aún en funciones, tomando al asalto el edificio del Capitolio en Washington, donde los representantes de la nación deberían confirmar, de forma definitiva,  la  victoria del candidato demócrata, Joe Biden, no pueden ser considerados como un hecho aislado, anómalo, de la política norteamericana y, apurando el tiro, de la mundial.

Hay que incluir el hecho en su contexto: aquel que llevó a un individuo sin escrúpulos, con una trayectoria personal deplorable -en lo ético y en lo estético- a ocupar la presidencia del país más poderoso (aún) de la Tierra, con capacidad para decidir sobre el núcleo duro de la política internacional y posibilidad de control del más poderoso armamento mundial, además de actuar, impulsándolos o detrayéndolos, sobre sectores clave del bienestar de ese país (y de forma indirecta, sobre cientos de otros), como son la economía, los impuestos y los servicios sociales.

Es imprescindible ahora extraer de ese hecho y de la trayectoria que lo provocó, las enseñanzas, prevenciones y defensas frente a las amenazas que asedian la voluntad mayoritaria de democracia en Estados Unidos y en muchos países desarrollados y  comprometen, por tanto, la credibilidad de sus actuaciones de rechazo a las dictaduras. No se puede alardear de ejemplar si quienes están al cargo de sus instituciones no lo son.

El intento de golpe de Estado que pretendieron los seguidores del candidato derrotado, irrumpiendo con violencia y armas en la sede donde se concentra la esencia de la voluntad popular, fue visto, prácticamente en tiempo real, en cientos de millones de hogares. Ese intento de actuar contra las vías democráticas, tergiversando y adulterando los procesos reglados constitucionalmente, tiene un responsable. Resulta insólito, increíble, inimaginable, que sea el propio presidente de la Nación el instigador de tamaña irregularidad.

Parece necesario asimilar la dura verdad. La actuación claramente delictiva, intolerable, fue propiciada, desde meses antes, y de forma continuada, por el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. No estuvo físicamente a la cabeza de los asaltantes del Congreso, pero sí fue su instigador. Expresó, una y mil veces, en múltiples alocuciones públicas y mensajes en las redes sociales, su argumentario terrorista: que “se le habían robado las elecciones irregularmente”, y que el “ganador era él”, en contra de las conclusiones de las comisiones electorales. Persistía Trump en esas declaraciones amenazantes, desestabilizadoras, sin doblegar su opinión, a despecho de certificaciones en los recuentos, de las decisiones judiciales y de la confirmación de la validez del resultado electoral, por el propio Tribunal Supremo. Es decir, consciente de actuar contra las previsiones constitucionales y legales.

¿Qué pretendían los asaltantes? ¿Podrían haber creído, por un solo instante, que amedrentando a los senadores con su presencia violenta, cambiarían el resultado de las elecciones y les obligarían a votar a favor de su candidato? ¿Eran votantes disgustados de Trump, o grupos de alborotadores organizados, a los que únicamente guiaba la destrucción del orden, causar daño, amedrentar a la ciudadanía pacífica, con la representación de una escena de terror, para que fueran registradas en la memoria colectiva, como un aviso?

No caigamos en esa trampa exculpatoria. Volvamos al núcleo. El sospechoso de ser culpable máximo de esa manifestación de violencia contra las instituciones democráticas es el actual presidente de los Estados Unidos, el perdedor en las elecciones, Donal Trump. Ante un hecho tan grave, su incriminación, de ser probada -aunque todos hemos sido testigos de su actuación llena de riesgos e incitaciones al comportamiento delictivo de la masa de sus votates, soliviantando a sus seguidores al calentar sus mentes con el fantasma del pucherazo electoral, mantenido a despecho de las comprobaciones y evidencias.

Me temo que, independientemente del desenlace, y de los daños (no menores: cinco fallecidos, decenas de policías heridos, del orden de un centenar de procesamientos por delitos de sedición, atentados a la autoridad, violación de espacio público reservado, desórdenes, al margen de la excepcional aplicación de la Ley marcial, de la decisión por parte del vicepresidente, desacreditando al presidente mismo, reclamando la actuación de la Guardia Nacional, etc.), el mayor daño a la democracia está hecho. El Presidente se ha convertido en el principal impulsor de las huestes que atentaban contra la democracia.

Estados Unidos ha dejado de ser ejemplo de nación en donde las libertades, el respeto a la ley y a las instituciones, formaba parte de la idiosincrasia nacional. En realidad, teníamos elementos para sospechar que era un espejismo o una verdad con importantes grietas:  violaciones de derechos en distintos puntos del país, la marginación por el color de la piel, la ausencia de protección a los débiles, el menosprecio o uso utilitario, de los gobiernos de otros Estados, progresión armamentística y debilidad de la asistencia social pública, etc. -. Estábamos cerrando los ojos para ver solo lo que nos apetecía ver de lo mucho que ofrecía un país, en muchos otros sentidos, admirable.

La situación de asalto a la democracia que estamos viviendo en España es parte del mismo mal que asola Estados Unidos y se difunde, como una peste, por todo el mundo. Dictaduras que se califican a sí mismo de democracias, elecciones trucadas, representantes de facciones que secuestran la voluntad de las mayorías. Aquí y allá vemos ejemplos sangrantes de secuestros de la democracia, abusos de poder, palabrería adormecedora por parte de quienes están en los gobiernos, para aplastar, asustar o engatusar a los que no pensaban como ellos.

Tenemos en nuestro país razón para preocuparnos, si aún no lo habíamos hecho. Cuando desde la cúpula del gobierno se alimenta la insurrección, se está atentando contra la esencia de la democracia y las consecuencias de esa vil actuación son imprevisibles. Podríamos tratar de encontrar diferencias, tranquilizar los ánimos expresando que eso no está pasando aquí y no puede pasar aquí. A mí me resulta muy difícil sumergirme en esa abstracción, y confirmo los motivos de preocupación cuando escucho algunas declaraciones de ministros del actual gobierno de España.

 

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Quiero saber tu opinión (Poema con estrambote)

29 noviembre, 2020 By amarias Dejar un comentario

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Quisiera saber tu opinión
pero no te precipites.
Estos son los datos:
aficionado a llevar
la contraria; propenso
a encontrar agujeros
en las normas,
empeñado hasta el tuétano
en aventuras malditas:

Tengo firmes, aunque escasos
principios
y un final previsible.

Cuando vuelva de mi paseo
por las contradicciones
que dan sentido a mi vida,
te preguntaré si prefieres
para cenar
huevo frito o tortilla,
y seguiremos
esta conversación.

(9 de febrero de 2017, Amar si tener gozo, @angelmanuelarias)


He puesto un poema (escrito hace más de tres años. aunque mi creación poética creo que tiene un hilo argumental subterráneo, con altibajos, como toda existencia) antes que un comentario sobre política. El comentario es actual, de hoy mismo.

Lo que hay que ganar

Obviamente, somos muchos los españoles a los que preocupa la actual situación económica y política. Lo que me está empezando a alarmar es que se ha hecho más difícil encontrar contraste de opiniones entre ciudadanos, que no sean contertulios de pago en los medios o políticos entrenados a diferenciar sus posturas.

Escasean (por decirlo en positivo) opiniones de empresarios, de filósofos, de sociólogos, de ingenieros, abogados… No se por qué los sindicatos, los colegios profesionales, las asociaciones y clubs de debate están en silencio o no encuentran plataforma de expresión. Por supuesto, la gente normal andan seducida por el fútbol, el demonio del virus, la ignorancia de lo que se avecina o la comprensión de lo que ya tiene en casa.

En consecuencia de la ausencia de debate la sociedad se ha ido polarizando y eso es terrible para la democracia. No hay mas alternativa que lanzarse por el borde del precipicio por el que avanzan o se devanean los otros. Avanzamos hacia un sectarismo adocenado.

No creo que sea un efecto colateral de la Covid, sino una añagaza de mala digestión. Para ese riesgo de recuperar la cooperación, el impulso que produce la discrepancia sana, el cuidado del orden constitucional, de la ley y de los pactos, la coherencia del desarrollo industrial y de servicio, no tenemos vacuna. Tardaremos mucho más en salir a flote, aunque no dudo que la fuerza vital acabará imperándose sobre destrozos, porque las sociedades crecen desde la calma y se hunden en la vana discusión de principios. Se avanza desde el diálogo, la comprensión de los argumentos de contrario, la búsqueda de un punto de equilibrio, la paz social, la cooperación entre todos los agentes sociales, desde el valor de sus justificadas discrepancias, puestas en activo desde la estrategia de colaboración, no con la guadaña del exterminio.

La solidez de la coalición de gobierno parece resistir a prueba de cualquier propuesta de cooperación con los partidos que están fuera del mismo, animados sus miembros por el deseo de mantenerse durante la legislatura. Los propósitos -confesados o latentes- de los cabecillas de la sólida trama, son: a) apoyar sin reservas la independencia separatista de Cataluña y el País Vasco, favoreciendo la vocación republicana de sus hipotéticas mayorías y pasando por alto la corrupción pujolista, los delitos por sedición y desacato y la ruptura social y b) debilitar la Monarquía, poniendo el énfasis en las actuaciones oscuras del rey de antes, despreciando su mérito como baluarte de la actual democracia y ninguneando el papel mediador, como garante de la unidad del Estado, del rey de ahora, Felipe VI, al que vinculan a un régimen trasnochado, de origen fascista y espurio.

Hay movimientos interesantes, sin embargo. No me refiero a las inoportunas, perturbadoras y fuera de lugar de militares retirados que ofrecen sables y experiencias para sostener la monarquía y la Constitución. Las Constituciones pueden, y deben cambiarse, pero siempre democráticamente.

Las voces discrepantes, que llaman mi atención vienen desde las entrañas del PSOE. No provienen de sus ministros en el gobierno de coalición -desorientados, anodinos o enfrascados en sacar algo de lustre a sus carteras, obviando el abordaje de los parámetros fundamentales-. Han aparecido disidencias claras entre antiguos dirigentes -tan relevantes como Felipe González- y voces serenas de la Administración autonómica -tan significativas como presidentes regionales-, que permiten sospechar que se está fraguando una escisión. No se a dónde puede llegar, ni si será pronto.

Pero por ahí veo un camino excelente, viable, sereno, legítimo, para romper la uniformidad monótona de la actual legislatura. Si parte de los diputados del PSOE se deciden a abandonar la disciplina del partido y si constituyeran un grupo independiente, recuperando el socialismo constitucional y socialdemócrata, habría una luz en el panorama.

Lo que no tiene remedio inmediato, parece, es la reconstrucción del centro y, no digamos, la reconducción de las posiciones de derecha. Cuando oigo las tonterías dogmáticas, los desencuentros inconcebibles, las resistencias en trasnochados principios y nostalgias sin rumbo, de algunos de sus portavoces, tengo que cerrar mi atención y preguntarme: ¿dónde está el centro? ¿qué ha pasado con la socialdemocracia? ¿a dónde nos quieren conducir estos populistas con vocación revolucionaria de inspiración estalinista? ¿No se dan cuenta de que la Unión Europea ha pasado a vernos como una nación apestada, y hemos perdido nuestra credibilidad?

Demasiadas preguntas, supongo. Huevo o tortilla, pues.

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Una religión sin dogmas

26 octubre, 2020 By amarias Dejar un comentario

Debo ser uno de los pocos no creyentes -aunque me apresuro a escribir que respetuoso con la fe de otros- que se ha leído completa la última Encíclica del Papa Francisco, Fratelli Tutti, que se ha dado a la publicidad el 3 de octubre de 2020, en Asís, la víspera de la Fiesta del “Poverello”, el santo nacido en esa localidad italiana del que Jorge Mario Bergoglio ha tomado el nombre y la especial advocación.

La carta solemne del director de los católicos, sumo pontífice de los adeptos a esa religión, me ha sorprendido por su formato y, desde luego, por su contenido. Aún con mayor énfasis que la anterior (Laudatio si), se me asemeja mucho a un buen trabajo de fin de curso, una excelente tesina, con sus referencias bibliográficas perfectamente indicadas, en número de 288, párrafos epigrafiados y capítulos con sugerentes títulos.

No pretendo, en absoluto, minimizar ni ridiculizar el escrito del Papa Francisco. Es, en mi opinión, un excelente repaso a los problemas que tiene pendientes la comunidad internacional, como consecuencia de los diferentes tipos de egoísmo que debilitan, emponzoñan o destruyen la actividad humana, desde el nivel individual al colectivo de mayor ámbito, es decir, la Humanidad.

El móvil del amor, entendido como fundamento de la ética universal, es revisado desde distintos ángulos. La parábola del Nuevo Testamento, en la que un judío que ha sufrido el asalto y apaleamiento de unos bandidos, yace malherido en un camino por el que pasan, sin hacerle caso, un sacerdote y un levita, en tanto que un samaritano lo atiende, cura y lleva a una posada, dando  instrucciones y dinero al posadero para que lo cuide hasta su vuelta, le permite extraer una sencilla filosofía sobre la verdadera caridad- El “trasfondo de un desafío de siglos”, las relaciones “entre nosotros”, que Francisco precisa que no son ni los creyentes ni los que tienen en común una raza, una cultura o una religión, sino todos los seres humanos.

Ese repaso, sistemático, a las diferentes categorías de “otros”, permite a Francisco referirse a los marginados económicamente, a los migrantes, a las organizaciones internacionales, a los nacionalismos y populismos. Nada que un agnóstico, abierto al concepto de ciudadanía y solidaridad universal no pueda compartir y desear, como un objetivo permanente incumplido. El lenguaje papal es moderado, expresiones como “el mercado no lo resuelve todo” no sorprenden ni al más feroz de los neoliberales. Referencias al cuidado del medio ambiente y al desarrollo de los países como necesidades conjuntas, o a la obligación de subordinar la economía a  la política (y no al revés) encuentran acomodo  sin problemas en intelectos de derecha como de izquierdas.

No hará daño a nadie, al contrario, leerse la Encíclica del Papa Francisco. Está muy bien escrita, perfectamente documentada, generosamente neutral en cuanto al tratamiento de la idea de Dios. Un personaje necesario, omnipresente,  esgrimido por el Pontífice como referente de autoridad, pero desprovisto de toda connotación de Ser exigente y punitivo, sino con la imagen plácida y próxima de Jesús, un ser humano que ordena hacer el bien y amar a todo el mundo, como nos vienen repitiendo desde Aristóteles a Kant y defendería cualquiera al que no obnubilara la visión de su bienestar, si lo entiende como un premio a su trabajo y condición, y no como una obligación para compartir y ayudar a los que no tienen bastante para vivir ni perspectivas de mejorar porque se lo impide la insolidaridad de los demás y su situación marginal.

No conozco las razones (si es que existieron algunas, aparte de su personal ambición por generar hechos noticiables) por las que el Presidente de Gobierno español Pedro Sánchez, su esposa y otros miembros de su cohorte han ido al Vaticano este pasado fin de semana. Pero sí puedo decir que, si se toma la molestia -entre una y otra de sus homilías dominicales- de leer uno de los ejemplares de Fratelli Tutti que, según cuentan, le regaló el Papa Francisco, le vendrá bien. Puede citar cualquier párrafo de la misma sin temor a generar crítica alguna, salvo en los impertinentes que a todo quieren sacar punta.

Lo que no encontrará es referencias al dogma cristiano. Y esa enseñanza, dejar el dogma de lado para concentrarse en abordar con eficiencia los problemas humanos, en este momento duro por el que atravesamos, en que el escenario se nos ha llenado de dogmáticos de pacotilla, supongo le vendrá muy bien. A él, a sus colegas de gobierno de coalición y a la oposición. Desde la extrema derecha a la extrema izquierda, todos pueden asumir sin desdoro que o vamos todos juntos a la solución, o nos hundimos sin remedio.

 

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¿A las puertas del infierno?

22 octubre, 2020 By amarias 8 comentarios

El Ministro Illa, responsable de la cartera de Sanidad en el todavía Reino de España, acaba de anunciar -en una corta entrevista radiofónica en Onda Cero, a las nueve de la mañana del 22 de octubre de 2020- que estamos a “las puertas del invierno” y que, según los expertos que le asesoran (propios y de ajenos), serán necesarios por lo menos seis meses, para que alguna de las vacunas que se investigan contra el coronavirus, superados los controles que demuestren su carácter eficaz y, al mismo tiempo, inofensivo, pueda ser distribuida entre la población en número suficiente.

Muy optimistas me parecen, dentro de su dramático contexto, esas previsiones, cuando no tenemos, ni de lejos, controlado el avance del virus estamos asistiendo a la imposición de confinamientos cada vez más severos. Y me parecen terriblemente precursoras de una crisis económica aún más profunda, de la que no van a salvarnos unos miles de millones de euros europeos, cuyo destino aún desconocemos y cuyo coste real ignoramos.

Me resulta fácil hacer el juego de palabras con las palabras de Illa y poner de manifiesto que nos esperan períodos aún más difíciles de lo previsto. Con más de un millón de personas ya contagiadas en España (un 2% de la población total) y en el grupo de cabeza de afectados, junto a países que nos superan ampliamente en población, seguimos preguntándonos, en realidad, porqué hemos sido distinguidos por la pandemia.

Nuestros sabios y políticos (desde a Luis Enjuanes a Margarita Del Val y desde Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijoo) ponen el énfasis en que parte de la población no respeta distancias, organiza fiestas multitudinarias sin llevar mascarilla y tenemos muchas más unidades familiares que agrupan a jóvenes y ancianos que el resto de países europeos, como consecuencia del alto paro juvenil y del carácter salvador de las pensiones a las maltrechas economías, que hace de aglutinador de entidades familiares con más miembros que la media europea.

No quiero que se me juzgue de conspiranoico ni escéptico integral, pero mis escasos conocimientos de sociología comparada me sugieren que deben existir más factores que nos empujan a los españoles al lado feo de la pandemia. La sobrecarga de la asistencia primaria (afición desmedida a visitar el centro de salud por ancianos) y de los servicios de urgencias (por catarros, luxaciones, otitis, fiebres infantiles y heridas superficiales), la escasez de facultativos de calidad por cada mil habitantes (no pocos de los mejores se han ido a los países ricos y ya no podemos convencerles de que vuelvan) han de contar entre los factores, supongo. (1)

Pero ni siquiera esa enumeración, bastante obvia de factores de culpabilidad no individuales, me satisface la inquietud por saber qué nos está pasando.

Y como no tengo perro que me ladre ni lazo que me sujete, echo a volar mi imaginación y atribuyo como causa principal de nuestra desgracia colectiva, esa que nos está sumiendo en la peor crisis económica y social desde la postguerra civil, el que somos un país desorganizado, desestructurado, inconsistente, falto de liderazgo y ayuno de ilusión colectiva.

Esto en estos momentos siguiendo (con una atención disminuida, desde luego) el Debate de la moción de censura de Vox. Oigo, sobre todo, insultos, descalificaciones, improperios. Falsedades. Distribuidas entre los intervinientes de todos los grupos, más concentrados, sí, en unos portavoces que en otros, aunque me parece detectar que, más que corresponder a un programa ideológico, a una coherencia, descansan en las habilidades dialécticas y en la capacidad para improvisar insultos.

Estamos a las puertas del infierno. Estoy mirando una reproducción del maravilloso complejo escultórico de August Rodin con ese nombre. Una obra inacabada, aunque nadie lo diría observando su fuerza. Una amalgama de cuerpos que se precipitan al vacío, arrojadas desde el Paraíso.

Me apetecería que los políticos a los que hemos tenido que votar para que nos guiasen a un mundo mejor, nos ofrecieran soluciones constructivas, hicieran desaparecer la crispación, impulsaran la creatividad y la formación de empleo, cumplieran con los propósitos de aumentar los esfuerzos en investigación y formación. Todos, en sus programas, defienden aparentemente lo mismo, aunque, por la experiencia ya amplia de su comportamiento, sabemos que muchos de ellos, desgraciadamente, solo pretendían su bienestar personal.

Me resisto a pensar que estemos a las puertas del Infierno. No podemos, no debemos estarlo. Que este Invierno nos saque a todos a una primavera radiante, solidaria, prometedora de una España seria, pujante, respetada internacionalmente, sin extremismos ni experimentos secesionistas ni comunistoides, más propios de paranoicos sociales que de experimentados e instruidos hombres y mujeres que, independientemente de sus profesiones y trabajos, de su formación y base ideológico, quieren avanzar unidos.

Me esperan a mi, personalmente, varios meses de duro tratamiento oncológico. Ignoro si podré superarlo, pero me aplicaré, con buen ánimo, a salir a flote de mi particular invierno. Espero encontrar, a la salida de este proceso, una España mejor, más unida, valorada internacionalmente, libre de todos los virus que ahora nos afectan y emponzoñan.


(1) Hago una precisión a posteriori, a las nueve del día 22.10.2020. Tenemos en España buenos facultativos, con una dedicación vocacional que, en especial en las dotaciones de la Sanidad Pública, se puede calificar de sacrificada hasta más allá de lo deseable, ya no solo por ellos mismos, sino por la atención que se ven obligados a proporcionar a los pacientes. Faltan profesionales, no andamos sobrados de medios ni los actualizamos en la medida deseable y, desde luego, necesitamos elevar sus salarios. No podemos sostener una Sanidad a base de sacrificios personales, presumir de su alta capacitación sin realizar suficiente investigación y sin darles tiempo y oportunidad para la continua formación que demanda el continuo incremento de la tecnología sanitaria. Creo que, dentro de las prioridades, aumentar los honorarios, eliminar su precariedad laboral y reducir su jornada de trabajo es imprescindible. Estamos invitando a médicos, enfermeras y ayudantes de enfermería a que, una vez que adquieran experiencia en la Sanidad Pública, se vayan a la empresa privada, emigren o disminuyan su dedicación y empatía con el paciente tratando de aplacar su malestar.

 

 

 

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Clases de economía para políticos

13 septiembre, 2020 By amarias 2 comentarios

Hace unos días, mientras yo trataba de recuperar mis ánimos del duro golpe que supone enterarse de que su tumor ha mutado y ha decidido afincarse en el torrente linfático, un amigo me aconsejó que dedicase mis elucubraciones en este blog a resaltar los asuntos divertidos o cómicos de la vida política.

No pretendo convertir estas líneas en un remedo de aquella divertida secuencia de marionetas críticas con políticos que, en la versión original inglesa se llamó Spitting Images. Me lo impiden limitaciones de espacio, medio y capacidad, pero aunque no soy aficionado a tomar a broma las cosas serias, reconozco que andamos necesitados colectivamente de desdramatización de los contextos.

La falta o la apariencia de ausencia de formación económica en la mayoría de nuestros políticos es uno de los despropósitos de la vida pública para tratar de encontrar gracias en lo que tanto nos afecta. No se lo que han estudiado en sus respectivos caminos curriculares hasta encontrar un sitio preferente en la influencia sobre nuestras vidas, aunque sí puedo afirmarse, como en el cuento del gallego, que será cierto que han estudiado economía, pero lo que han estudiado es poco y lo poco que han estudiado no sirve, porque no se lo saben.

Vamos a ver: ¿Es tan complicado reconocer que la economía tiene una estructura entretejida muy sólida, que es imposible romperla con medidas aisladas y que cualquier presión sobre uno de los agentes de mayor entidad se traduce en descalabros y pérdidas de actividad y empleo?

Pues debe parecérselo a los ministros de este Gobierno, que, empezando por su vicepresidente segundo -por nombre Pablo Iglesias Turrión- está convencido de que las cantidades que prestará a España el Fondo Económico Europeo serán en parte a “fondo perdido” y el resto, servirán para cumplir las previsiones expansionistas del pacto de gobierno PSOE-Podemos. Cualquiera que haya tenido el menor contacto con la vida empresarial ha de saber que los créditos han de ser devueltos y esa situación genera la servidumbre de encontrar la forma eficiente de rentabilizarlos, generando actividad que, además de mantener el negocio propio, genere excedentes para restituir el préstamo y sus intereses.

No parece, con ser singular el pensamiento de Iglesias desde el punto de vista económico ortodoxo, que su peculiar concepción no tenga respaldos en el Gobierno. Puede suponerse, con razón, que sus colegas en el retrocomunismo coincida con estas ideas: gastar como si los dineros no tuvieran que ser devueltos, conceder dádivas como su el Estado español tuviera en su mano la manivela de generar billetes, ahuyentar al empresariado extranjero con incrementos fiscales y amenazas de movilizaciones sociales y, como colofón, pretender demostrar que este país tiene un concepto ético especial, que le lleva a hostigar hasta obligarlo a salir del país al Rey de antes -magnífico valedor de la transición democrática y con merecida popularidad internacional, que se ha rentabilizado en provecho de todos-, pero no tiene problemas en generar tantos ministerios, cargos públicos y prebendas particulares como sea necesario para premiar la fidelidad de los cabecillas, sean o no sean matrimonio o pareja de conveniencia.

Podemos pensar que el mal del desprecio a los principios económicos que rigen en el resto del mundo sea específico de la facción más para-comunista del Gobierno. Pero no es así. Los afanes de liberar las amarras de la economía en una situación de pandemia y crisis grave en todos los sectores productivos, no impiden que se siga defendiendo un Presupuesto de Estado expansionista también por el resto de los infinitos ministerios con los que el afán de permanecer en su puesto de comando ha admitido Pedro Sánchez.

Basta de bromas. Necesitamos un liderazgo económico y social firme en convicciones. Esto supone, desde luego, que dejemos de disparar a lo que nos sostiene, y de disfrutar quitando los puntales al edificio económico. No podemos dejar la esperanza de reactivación económica en manos de la judicatura, persiguiendo hipotéticas o reales corruptelas que, en contexto más amplio, son temas de chicha y nabo. Que los “grandes empresarios” reconozcan que para conseguir contratos -internacionales o no- ha sido y es necesario untar algo los engranajes. Que admitan los representantes sociales que no saben cómo manejar la economía y solo se rigen por la improvisación y la fuerza de la inercia. Que los equipos de docencia, investigación (técnica o social) expliquen con claridad nuestra situación en el contexto mundial. No tiene interés alguno ser campeones de la Champion League si somos los peores en productividad, los últimos en la gestión de la pandemia.

Si no se han reído, queridos lectores, es que han perdido el sentido del humor.

—

Esta hermosa mariposa, en su aparente modestia, es un macho de la pararge agera, la mariposa de los muros, también llamada maculada (por los ocelos de sus alas). Los machos de esta especie, según los estudios de campo realizados por los entomólogos, tienen un comportamiento sexual diferenciado, según sean territoriales o deambulantes. Los primeros, defienden su zona de apareamiento -un espacio soleado y con flores abundantes- de los rivales y, por ello, son los preferidos por las hembras que valoran su fortaleza frente a los que andan a la deriva, buscando hembras a la que salta.

La naturaleza enseña, vaya si enseña.

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Viaje al Centro

19 septiembre, 2019 By amarias Dejar un comentario

Los partidos con representación parlamentaria han querido volver al principio, aunque con las plumas muy desgastadas, particularmente, después de un verano fatigante. El candidato a la presidencia de gobierno, el socialista Pedro Sánchez, no consiguió cerrar con sus “socios preferentes” -la polícroma coalición [email protected] Podemos, las cláusulas de un acuerdo que le permitiera pasar de gobernar en funciones a funcionar con garantía de estabilidad.

La resistencia férrea a mantener el no a la investidura del “bloque de las derechas” (PP, Cs y Vox), insuficiente por sí mismo a conformar alternativa, quedó, en ese contexto de desencuentro entre las llamadas “izquierdas”, como una posición testimonial -en este envite-.  Por otra parte, el sospechoso apoyo -un término medio entre abstención y concordia- al empecinado Sánchez por parte del grupo que lidera desde la cárcel Oriol Junqueras, una especie de abrazo del oso a la espera de la Sentencia por el Procès, quedó, junto al comprometido sin fisuras por parte del simpático charlatán Revilla, convertido en un portavoz externo del candidato, se suman a la tragicocómica parafernalia que se generó en la toma de posiciones tras los resultados electorales.

Se puede (y debe) analizar las razones del fracaso de los partidos de la izquierda parlamentaria en ponerse de acuerdo en una magnífica oportunidad para consolidar la imagen de formaciones maduras y democráticamente comprometidas, a pesar de la discrepancia ideológica de intensidad. No ha sido así, y quedó puesto de manifiesto, con absoluta claridad, que existe una tensión irresoluble entre el PSOE y lo que quede de la izquierda irredenta, contaminada por un atroz populismo revolucionario.

Tal como lo veo, la oportunidad de gobierno se ha desplazado ahora, y se consolidará con el resultado de las elecciones que han sido convocadas para el 10 de noviembre de 2019, hacia la derecha. El responsable de esta deriva es, en mi opinión, Albert Rivera, que se ha autoproclamado líder de la oposición y que ha desdibujado, hasta convertirlo en una sombra de lo que era, el programa con toques socialdemócratas que había conseguido ilusionar, no ya a sus votantes, sino a algunos de los militantes más cualificados que, cuando advirtieron lo que su capitán traía entre manos, luchando a brazo partido con Pablo Casado y negándole el pan y el agua a Pedro Sánchez, se salieron dando gritos de “¡Fuego, fuego!” por las ventanas de la agrupación naranja.

Como observador desde la distancia que proporciona la neutralidad y la independencia de cualquier partido, aunque comprometido con el deseo de que nuestro país tenga las mejores opciones, debo reconocer que la persona que ha tenido un comportamiento, en todo este proceso, de mayor coherencia y transmitiendo las mejores sensaciones de hombre de Estado, ha sido Pedro Sánchez. Cuando, ya introducido en el inicio de la nueva campaña electoral, en respuesta al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, sobre lo que iba a hacer al respecto de Cataluña, afirmó que aplicaría la Constitución, con todas las consecuencias, vi claro que dejaba sus opciones en manos de las fuerzas de la derecha y, en particular, en conseguir apoyos desde Ciudadanos.

Ya que Sánchez no va a tener la mayoría suficiente para ser investido en solitario, sin otros apoyos, y las negociaciones con [email protected] Podemos han dejado tierra quemada entre los propios negociadores y, lo que es más duro, entre los votantes de ambas agrupaciones, lo que intuyo mucho más probable es que tengamos un gobierno a partir de febrero de 2020 con aquel de los dos capitanes de los partidos PP o Cs que se alce con el mayor número de diputados.


Los papamoscas cerrojillo (ficedula hypoleuca), en tránsito migratorio hacia las zonas del Africa trasahariana, han tomado en Madrid algunas plazas. Entre ellas, se pueden detectar algunos ejemplares, en el magnífico Parque Quinta de los Olivos, donde se alimentan de los insectos que pululan en torno a los almendros y olivos del parque, desplazándose de un árbol a otro con un vuelto característico, que parece indicar “aquí estoy y, pero no me cogerás”.

 

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Semana de crispación

15 abril, 2019 By amarias Dejar un comentario

Esta Semana Santa de 2019, antevíspera de las elecciones generales del 28 de abril, se presenta con la peculiar escenografía de la confrontación entre los espacios religiosos y los políticos.

Puesto a elucubrar sobre la forzada coincidencia, me pregunto si forma parte de la estrategia urdida por el equipo del presidente de Gobierno Sánchez, para contaminar el debate electoral con las procesiones de la Semana Santa, el vaivén turístico-vacacional de los presuntos votantes y, en suma, combinar en el cóctel de los sentimientos, la devoción de algunos a la rememoración de la Pasión del Cristo Redentor con el desencanto que produce el bajo nivel de nuestra clase política a la hora de encontrar soluciones a los males que nos afligen.

Por el lado del laicismo, hay motivos para encontrarnos inmersos en una sensación de desamparo, compatible con el recogimiento, la invitación a la meditación sobre la levedad de la vida humana y la invitación, bien aprovechada por todas las religiones (y glosada magníficamente por Karen Amstrong), para apuntar a un ser superior como elemento salvífico de nuestras debilidades y respuesta contundente a cualquier interrogante racional. Los candidatos que pretenden nuestro voto están más preocupados en salvar su pellejo frente a los otros adversarios que en decirnos a los que contemplamos sus peleas (con creciente escepticismo) que están pensado en los problemas que nos afectan, proponiendo soluciones factibles y no cantos de sirena y cuentos de la lechera.

Por el lado de la religión (incluida la parte de folklore que es consustancial al gran espectáculo de las procesiones), factor dominante en esta Semana preelectoral,  la Iglesia católica entra en campaña con sus postulados sobre la eutanasia, el derecho a nacer una vez concebido, la familia como elemento rector del buen orden ciudadano, la homosexualidad y otras supuestas desviaciones de la débil naturaleza, contaminado todo ello con la idea de un dios redentor y la necesidad de expiar por los pecados propios y, de paso, de toda la Humanidad.

No soy seguidor de mensajes desde el púlpito, pero no tengo duda de que el camino a la salvación de la fe cristiana pasa por votar las propuestas de los partidos de la derecha, con preferencia a cualquier desvío ideológico por los cerros de la izquierda, si es que aún el lector puede entenderse y entenderme al utilizar estos términos desorientadores.

En fin, la desafortunada desenvoltura con la que los líderes de los partidos políticos en liza electoralista se esfuerzan en desacreditar a trompazos a todos los demás, incluso a los que deberían formar parte de su tendencia ideológica, definiendo diferencias donde debería haber líneas programáticas, a base de descalificaciones personales y trazos gruesos de lenguaje populachero, hace daño a la democracia. Aumenta la crispación, crea más desencuentros.

Debería tener confianza en que los debates televisivos, en los que los candidatos se encuentran cara a casa con sus oponentes ante la audiencia y no frente a sus seguidores en mítines de campaña, servirá para aclarar las cosas.

Como perro viejo de estas y otras circunstancias, no tengo mucha esperanza en que se consiga ese efecto.  No me parece que el populismo de los profesores universitarios que, pertrechados tras sus plazas académicas de por vida, lanzando soflamas y promesas inviables, tenga otro valor que calentar los ánimos. Y menos tengo en que los defensores de bajar los impuestos y confiar la recuperación y el progreso al milagro de la eficiencia de los mercados, consigan poner freno al deterioro avistable de la pérdida de empleo masivo que provocará la generalización de las nuevas tecnologías en países, como el nuestro, que menosprecian la investigación y la enseñanza de calidad.

Entre tanto barullo, los detentadores de los grandes capitales -no me confundo, no son los Ortega, ni los Koplowitz, ni los Botín, …, no tienen nombre conocido y no residen en España-. son como las anguilas y se escapan ágilmente a otros ríos con mejores aguas si se les asusta lo más mínimo.

Tenemos serias dificultades para mantener el estado de bienestar -que es nuestro país alcanzó cotas excelentes, en realidad, impropias de nuestro Producto Interior Bruto- y aquí el debate no puede contentarse entre los partidarios de sostener lo actual y mejorarlo aún más. Hay que definir qué recursos necesitamos a la vista de la evolución de prestatarios y demandantes, y cómo se van a conseguir. A largo plazo. Y ello se relaciona con todo el sistema productivo, no con deseos ni promesas de adalides mitineros.

Se ha de reconocer que el Partido Socialista de Sánchez (lo que queda del viejo PSOE) ha demostrado imaginación para gobernar con ideas de poco calado pero gran efecto mediático, aunque percibo en el fondo una arriesgada propensión a la huída hacia adelante. Los números no salen, porque no se han hecho. No estamos necesitados de titulares, sino de letra pequeña.

He escrito ya muchas veces que a España le vendría bien una coalición de gobierno entre el PSOE y Ciudadanos. La forma en que se está llevando a cabo la campaña por ambos partidos es lamentable. Hay empujones obsesivos desde el socialismo de manual para agrupar a los simpatizantes de Ribera y Arrimadas (como cabezas más visibles) con la derecha retrógada, que son perfecta y erróneamente confirmados por el equipo de Ciudadanos, perdida la esencia del centro, con la insensata, e irreal, promesa de no apoyar un gobierno de Pedro Sánchez, por haberse aliado con los independentistas.

Muchos preferiríamos conocer qué va a hacer el Gobierno que salga de las urnas. No con quién se va a aliar para formar una coalición relativamente estable.  No es eso. Desearíamos saber cuáles son las medidas que son capaces de consensuar, a la vista de las posiciones de los restantes partidos, si, como es seguro, no van a conseguir la mayoría suficiente para gobernar en solitario.


Este ave, fotografiada lamentablemente con escasa definición (no preparé bien los parámetros del equipo de Canon con el que me dedico a captar imágenes de todo tipo de volanderos), es una canastera (glaveola pratincola). Parecida a la perdiz, por tamaño y algún comportamiento, se la distingue sin confusión, al menos en verano, por el pico rojo muy visible y el conspicuo dibujo cefálico, definible como una línea negra que va desde el ojo hasta la garganta.

Esta canastera se encontraba en Fuerteventura, a principios de abril de 2019, cerca de Morro Jable. Estaba ocupada cazando insectos del suelo, y tardó en advertir mi presencia. Cuando miré las fotos, mi decepción fue notable. Las retoqué como pude, sin mucho éxito.

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Militares, empresarios y jueces en política

27 marzo, 2019 By amarias Dejar un comentario

La incorporación de varios altos miembros de las Fuerzas Armadas (no en activo) en lugares preferentes en las listas de  partidos que presentan candidatos a las elecciones del 28 de abril de 2019, ha vuelto a levantar la polémica acerca del significado que puede darse a la movilización política de quienes han ocupado hasta muy recientemente puestos relevantes en los Ejércitos.

Las Fuerzas Armadas tienen constitucionalmente la obligación de ser apolíticas, pero este mandato al colectivo no vincula individualmente a sus miembros, a los que -al margen de consideraciones estéticas- nada impide pertenecer a un partido político y apoyar su programa como crean conveniente y les permitan sus organizaciones, en tanto sus expresiones públicas se mantengan en el respeto a la Constitución y las leyes.

Lo que me lleva a dedicar algunas líneas a la cuestión no es el hecho en sí de que cinco ex generales (cuatro en las filas de Vox y uno en las de Podemos, aunque el antiguo JEMAD Julio Rodriguez no figura cómo candidato en estas elecciones) hayan saltado a la palestra de mostrar el trasfondo de armario de sus afinidades ideológicas, sino qué haya podido motivarlos, a ellos y, sobre todo, a sus mentores, para dar ese paso. Estas consideraciones pueden servir (bajándolas al nivel que el lector crea oportuno) para aquellos oficiales y jefes de los Ejércitos cuya incorporación a la política activa ha sido presentada poniendo de manifiesto expreso su vinculación militar.

Y por tiro lateral, se podrían aplicar a empresarios y profesionales de éxito en sus campos y, en esa línea, a jueces y magistrados que abandonan la toga y las puñetas (siquiera sea por la puerta de la excedencia provisional) para pasear su palmito por los escenarios haciendo de palmeros de políticos que se postulan para ser jefes de Gobierno.

Creo que es un error sacrificar la neutralidad pública de la trayectoria personal, asomando el careto en apoyo de una ideología o programa. No es lo mismo que te llamen para formar parte de un gobierno como independiente experto, que confesarse fiel a un Partido, sin que me importe el signo.

En el caso de los empresarios, parecen haber quedado atrás aquellos tiempos tempraneros post aprobación de la Constitución, en los que muy destacados paladines de los negocios privados afirmaban que no les importaba quien gobernase, con tal de que lo hiciese bien.

Y no solo creo que es un error personal el dedicarse a la política cuando se viene de esferas profesionales en donde se debe ser neutral ante las ideologías (por imperativo legal, obligación del organismo de pertenencia o conveniencia para el propio negocio). No veo la ventaja para los partidos que incorporan a militares, jueces y empresarios, en la supuesta esperanza de que les consigan más votos, le den más visibilidad o sirvan de refuerzo a algunas líneas programáticas (p. ej: defensa de la unidad de España, alardear de honestidad y presentar voluntad de perseguir la corrupción, exhibir capacidad de gestión).

La política es una profesión, exige una formación y una disposición personal y apoyo de partido. Los buenos profesionales de otros oficios y beneficios , pueden y deben ser excelentes consejeros y asesores de los políticos. Pero  mejor, desde la sombra. La exposición pública quema sin remedios y se convierte, con alta probabilidad, en un broche desgraciado a una carrera meritoria.

—

Estas palomas coloreadas fueron fotografiadas en Taberna (Almería), en donde existen unos estudios cinematográficos-ahora en tiempos leves- en donde se rodaron grandes éxitos de la filmografía para devotos de western y de las pelis de fondo histórico.

Me imagino que los propietarios de estas aves las pintan para distinguirlas y para evitar que un cazador las mate creyéndolas salvajes. Son palomas de raza y de competición. Estas se habían arremolinado en torno a un señuelo depositado en el suelo. Varios lugareños observaban su comportamiento, aunque no fui capaz de entender lo que les extasiaba.

 

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Elegir entre sonámbulos

18 febrero, 2019 By amarias 2 comentarios

Finalmente, reconociendo la incapacidad de su gobierno para sacar adelante la legislatura, -presupuestos y proyectos- el ya ex Presidente de gobierno Pedro Sánchez ha anunciado la convocatoria de elecciones para el 28 de abril de 2019.

Se reabre así un período  de afirmación y toma de posiciones cosmológicas por parte de los candidatos a ocupar el sillón presidencial, previa la consecución de una escueta mayoría de votos y la adopción de un pacto parcialmente contra su natura que le permita una mínima estabilidad parlamentaria.

Muy difícil todo y oscuro en sus resultados finales para el votante, que verá que su intención se adultera en el camino de las negociaciones para sacar tajada de gobierno.

¿Cómo puede ser? La deriva de la incompetencia para dirigir sin estridencias y con serena fortaleza y pragmatismo, los temas sustanciales de nuestro país nos ha conducido a una polarización inaceptable en las posturas, a una tensión verbal y a una ausencia  de sintonía entre muchos líderes políticos que, cuanto menos, cabe calificar de lamentable.

Y se agudizará. Aunque la crispación mitinera, las soflamas dedicadas a partidarios, no tienen nada que ver con las propuestas de gobierno factibles y, aún menos, con las que se adoptarán, caso de resultar encajados en la coalición de Gobierno.

Resultado de las elecciones: traición para el votante singular, que no sabrá las consecuencias que se derivarán de su voto.

Los media, siempre en su obsesión de hacer política por su cuenta, exageran la existencia de tres barreras para el futuro entendimiento, cuando se deban pactar alianzas luego de de las votaciones de abril: la existente entre los bloques denunciados por las respectivas oposiciones como “derecha” (Ciudadanos, PP y Vox) e “izquierda” (PSOE y Unidos Podemos); la de constitucionalistas (los citados, menos Vox) y los secesionistas catalanes (PdeCat y CUP) -los secesionistas vascos, se salvan, de momento, pertrechados tras un insolidario Estatuto-; menos justificable me parece la barrera derivada de la ausencia de sintonía personal entre algunos de los llamados a protagonizar las negociaciones para el futuro entendimiento.

Hice referencia en el título de este Comentario a Sonámbulos. Despierten, ya, nuestros políticos y extiendan la serenidad sobre la cancha donde nos veremos los votantes. Recupérese el centro y el centro izquierda. Todo lo demás, no tiene ahora su tiempo ni nos merecerá  la pena.

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Ya vale

16 octubre, 2018 By amarias Dejar un comentario

Nos resultará difícil emerger del mar de anécdotas, simplezas, trampas. Por aquí y por allá, proviniendo de gentes a las que pagamos entre todos (fórmula estándar que, de puro manosearla, ya hasta hiede), se nos cruzan en el campo de las ideas, dedos que señalan y, cuando les seguimos la pista, vemos que no se dirigen ni a la luna ni a ningún objetivo que interese, sino a otro dedo.

No me importa, desde luego, dilucidar si Sánchez utilizó textos ajenos para aumentar el tamaño de su tesis, porque le concedo mérito ya de principio, al dedicar más de dos años para sacar algo en limpio de un tema tan coriáceo para introducir la pica de la investigación original como “Innovaciones de la diplomacia económica española”. Estoy seguro que más de la mitad de los trabajos de tesis se han ido por el canal de la tolerancia universitaria sin aportar nada nuevo a la ciencia mundial.

Así que. en lugar de unirme a los que disparan contra el presidente de Gobierno por la débil inspiración académica de su trabajo, me salgo del tumulto para recapacitar en otro coro, que espero no se vea como corifeo.

¿Es importante tener un presidente de Gobierno laureado por alguna Universidad con un título que solo sirve en el escalafón docente? No. Si el título, anómalamente, concede prestigio social, es otra historia, pero no será por ello por lo que elegiremos a quien nos gobierne. Al menos, a mi, y ojalá que a la mayoría de los que votamos en este país, nos interesa que sea competente, que gestione bien, que elija de entre los más capaces a sus colaboradores inmediatos (los Ministros y Secretarios de Estado), que les marque directrices y las haga cumplir.

Y, por supuesto, quiero que no improvise su Programa, que no elija sus socios para obtener mayorías parlamentarias a golpe de necesidad, que demuestre, por sus decisiones, que tiene una ideología de izquierdas moderada y no que se entregue, para sostenerse en un poder que consiguió de forma tan precaria, tanto a las veleidades separatistas como a los sueños revolucionarios de la izquierda utópica.

Al otro lado del espectro ideológico, veo con recelo que el nuevo líder del Partido Popular, cuyo master en derecho de la Universidad Rey Juan Carlos ha sido obtenido por un amagüesto impresentable (amagüesto, decimos en bable a toda componenda), no tenga otras ideas que criticar las que vienen de contrario y que, marcando distancias consigo mismo y su desecha agrupación política, se sienta igual de cómodo dando bofetadas a diestra que a siniestra, perdida la noción de donde está el centro, que es el lugar adecuado para la derecha civilizada.

Siento que Ciudadanos haya quedado sepultado en la vorágine del tumulto barriobajero, porque me gustaba oir opiniones técnicas y valoraciones ajustadas, en lugar de voces estentóreas y descalificaciones gratuitas. No me gusta -qué voy a hacerle- que las dos ciudades mayores de España estén regidas por alcaldesas prisioneras de las estrambóticas coaliciones que les han llevado al sillón principal del Consistorio, y que ese día a día de rifirrafes les impida ver con ojos sagaces el deterioro de lo que estaban llamadas a mejorar.

Quisiera creer que los resultados de todo este barullo de ideas y de desinformación, son los que se nos presentan: la recuperación de la economía, la mejora de los índices de empleo, el incremento de las perspectivas de futuro, basadas en la mejora de la educación, l apoyo en la exportación de calidad, la incorporación de avances científicos, la cohesión estructural de los sectores industrial, comercio y servicios, y todo eso que suena a apalancar mejor el futuro.

No me olvido, no, de Cataluña, convertida en un grano soez en el rostro maltratado de España, perdida su identidad en una representación tragicómica que solo la conducirá -nos conducirá- a perder aún más pie en la sostenibilidad de nuestro modelo de crecimiento, si es que existió o existe.

Claro que hay que negociar, hablar, discutir, encontrar vías y soluciones. Pero no a cualquier precio y, por supuesto, no para contentar al chico del martillo. Ese mozalbete brutote pero corto de mollera que, cuando estamos a punto de conceder el premio a aquel que nos conmueva con las mejoras ideas,  surge enarbolando un martillo y, a porrazos, nos causa una impresión inenarrable y, de acuerdo con las Bases del Concurso, estamos obligados a darle el galardón y quedarnos con los destrozos.


Incluyo hoy la fotografía de una pareja singular, aunque no tan difícil de encontrar en los estuarios adecuados. En la ría de Navia, en agosto de 2018, aprovechando la cobertura de unos juncales en medio del agua, una garza real (ardea cinérea)  y una garceta común (egretta garceta) comparten el hábitat por unos instantes. El blanco deslumbrante de la garceta, espléndido en s desarrollo cuando levanta el vuelo, contrasta con el hieratismo momentáneo de la garza.

Poco suele durar esa quietud del ardeido que, si se siente observado o molestado, levantará presto el vuelo, con un fraink áspero y fuerte, yendo a posarse, tras un par de aleteos magníficos, en un árbol o en un lugar más alejado del que osó importunarla.

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