“El dilema de España” (Edit. Península), es el título del último libro de Luis Garicano Gabilondo, en el que este prestigiado economista expone su visión actualizada respecto a los problemas más acuciantes de nuestro país y algunas de las soluciones que se le antojan pertinentes.
El volumen fue presentado en sociedad en el foro de la Fundación Rafael del Pino (20 de enero de 2014), que se ha consagrado -desde hace ya varios años- como un lugar de privilegio para recibir información cualificada sobre lo que debería interesar a quienes se mueven por los escenarios de la política, la Universidad y la empresa. También es, por supuesto, un centro de enseñanzas prácticas para jóvenes profesionales y un lugar de concentración de algunas de las frustradas cabezas intelectuales de nuestro territorio, cercado coyunturalmente por el desánimo y la mediocridad.
Es Luis Garicano uno de nuestros eminentes exiliados: catedrático de la London School of Economics, analista documentado de la realidad económico-social, bloguero muy apreciado (http://www.nadaesgratis.es), con una doble licenciatura en derecho y en economía por la Universidad de Valladolid, y, entre muchos títulos, posiciones y premios, consejero de ese banco misceláneo que se llama actualmente Liberbank.
La lectura de los libros y artículos de Luis Garicano es entretenida y útil, porque es inteligente, ameno y directo. Me gustó también escucharlo (tiene, en el aspecto físico y el deje un aire a Carlos Sobera, el presentador televisivo): dispone de un verbo fácil, y un talante de los que no rehúyen ninguna pregunta.
En una puesta en escena estupenda, contando con el apoyo de las incisivas observaciones de Javier Díaz Giménez (http://javierdiazgimenez.com), Garicano expuso las ideas centrales de su libro que, dicho sea de paso, lleva ya dos ediciones cuando apenas si ha visto la luz de las librerías y, según anunció el editor, va camino de la tercera.
Cuando, para terminar el acto, Javier Díaz Giménez lanzó la pregunta pertinente, después del análisis, trasladando como dilema lo que inquieta a todo seguidor de un visionario, de un pensador: “Y ahora, ¿qué? ¿Cuál es la posición que vas a adoptar? ¿Vas a organizar un partido político, una plataforma que sirva de canalización a lo que expresas en el libro?”, Garicano respondió, sin titubear:
“No me corresponde. Yo soy solo un intelectual. El trabajo de adoptar o descartar las propuestas que hago pertenece a los que se dedican a la política”. (1)
Aviados estamos.
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(1) Algunas de las ideas expuestas por Luis Garicano en la presentación de su libro:
-Tenemos dos graves problemas: el abandono escolar y el deterioro de las instituciones.
-Las grandes innovaciones están agotadas. Lo que permitió crecer ha sido el capital humano y la protección de la innovación por las instituciones. Hay que regular y proteger, pero para que los que tengan ideas no corran el riesgo de que se las roben.
-Tres conocimientos necesarios para obtener éxito laboral: saber inglés a la perfección, saber construir argumentos de forma razonada; saber matemáticas.
-Los trabajos rutinarios (sean manuales o intelectuales) van desapareciendo, pues pueden ser realizados óptimamente por máquinas. Pero se mantendrán: los que correspondan a actividades interpersonales (profesor, enfermera, camarero,…) y los que exijan una componente abstracta o intelectual muy alta (citó como ejemplo, el abogado).
-La mayoría menos cualificada tendrá que dedicarse a complementar el trabajo de los excelentes.
-Las nuevas ideas no se consiguen por impulso de la Administración, y no hace falta ser inventor, sino detectar una oportunidad y desarrollarla (caso Zara, El Bulli, etc.)
-El ladrillo está en el futuro de España, pero con valor añadido (Residencias geriátricas con todos los servicios, Hospitales para extranjeros, etc). No cree en la idea de modelo de crecimiento: hay que dejar que la gente se busque la vida…
-Es preciso rehacer la sociedad. El cambio es una exigencia social. Queremos tener un país normal.
-El futuro puede ser una Venezuela a la espera de su caballo blanco o convertirnos en la Dinamarca del Sur.
-Me sorprenden que las clases medias españolas, que han tenido una educación de exigencia alta, no la demanden para sus hijos.
-Hay que implantar la meritocracia y la rendición de cuentas. No puede ser que la excelencia de los funcionarios (jueces, profesores, etc) sea una cuestión de voluntad, y sin consecuencias que recompensen a los que lo hacen bien y sancionen al que no cumpla. Los incentivos funcionan.
-Se ha creado un muro entre los empleados temporales y los fijos. El contrato único es necesario para romperlo. En Inglaterra ha caído el pib tanto como en España, pero no ha tenido la drástica caída del empleo, porque no había ese muro, que hace que los empresarios prefieran contratar a alguien nuevo, en lugar de pasar a fijo al temporal.
-Dos elementos deben ser inamovibles de la Constitución: La Monarquía y la unidad de España.
-Cataluña independiente será viable, como lo es Estonia, o San Marino, o lo sería Valladolid. Lo que hay que preguntarse es si esa idea tiene pies y cabeza, y es lo que se debe decir a Cataluña. Juntos, ganamos todos.