Hay una deliciosa canción popular que propongo se convierta en himno nacional. Su letra, en la que el cantor o cantora expresan sus gustos, con las variaciones que permita el ritmo (“a mi me gusta lo blanco”, “a mi me gusta lo nuevo”, “a mi me gusta lo guapo”…) se desarrolla perversamente con el deseo de que desaparezcan sus opuestos: lo negro, lo viejo, lo feo.
Después de ese repaso por los contrarios, ensalzando lo que a uno le gusta y expresando que se muera aquello que “no sea cosa buena”, el letrista concluye que “a mi me gusta la gaita que tenga el fuelle de terciopelo”.
Veo en rededor injusticias, aprovechados perversos, mentirosos convulsos, ladrones embozados. He tratado durante toda mi vida de combatirlos, en la medida de mis posibilidades, con reproches y actuaciones, a veces directas, otras discretas. Me considero formalmente republicano, liberal, agnóstico, serio, inquieto.
No es mérito exclusivo, porque, por fortuna, somos mayoría. Y espero que por mucho tiempo. Somos mayoría los que siendo monárquicos, respetamos a los republicanos, y al revés; somos mayoría, los que, siendo creyentes, comprendemos a los agnósticos, y lo contrario; somos mayoría los que siendo comunistas, tenemos información suficiente para entender que no se puede creer en el mercado como único dios, y otro tanto se puede decir de los liberales que comprenden las ventajas del comunismo…
Porque nos gusta la gaita que tenga fuelle de terciopelo. En estos momentos en que muchos grupos y grupúsculos gritan, de pronto, aprovechando una grieta, que lo suyo es lo mejor y que hay que explorar las selvas, no vendría mal un poco de música. Para calmar los ánimos.
(P.S. Señalo algo de este Comentario y que a mi me parecía sutileza, pero puede haber pasado desapercibido al lector que no entienda de gaitas, ni aún menos, de templarlas. El fuelle de ese instrumento jamás es de terciopelo, pues se construye de piel de oveja, de cabra e incluso de cabrito, y más modernamente, de gomas y otros materiales elasto-plásticos de variado pelaje: la que es generalmente de terciopelo, para que haga bonito, es la tela que cubre al fuelle. Y, por supuesto, que viva la gaita, que viva el gaitero.)