La imagen es sugerente, y por eso, se emplea con frecuencia. “Ya vemos la luz del final del túnel”, hemos oído decir muchas veces -es decir, sin fundamento- a los políticos que se encuentran con responsabilidades de gobierno, para tranquilizar los ánimos.
La existencia de un túnel implica que alguien ha estado antes por el territorio y que, además, lo ha hecho con medios suficientes como para horadar el obstáculo, ampliarlo y robustecer los techos y paredes. La única incógnita que debe despejar quien, posteriormente, se aventura por el agujero es la de su longitud, que determina el tiempo necesario para alcanzar la otra salida.
Para quienes marcan las directrices (1) en la Unión Europea (“die europäische Troika” es decir, Europäische Kommission, EZB -Europäische Zentral Bank-, e IWF .-Internationalen Währungsfond-), y los que las implementan en nuestro pequeño país, es evidente que la idea del túnel es la admitida: los estados mayores y más ricos han pasado por lo mismo, saben por experiencia propia que después de un período de oscuridad y angustia se llega a la luz del bienestar (que se había perdido momentáneamente). Si perseveramos en el camino, tendremos como premio la misma felicidad de la que ahora disfruta el centro de Europa.
Este agujero no tiene, sin embargo, el aspecto de ser un túnel. Al menos, no de uno que esté ya fabricado y haya sido usado. Hace ya tiempo que avanzamos a pico y pala, y la difícil extracción de los escombros está bloqueando la entrada. Las únicas luces que se ven son las que proceden, y cada vez más débiles, de las linternas de algunos con cascos en los que puede leerse “capataces” y que, por cierto, no se distinguen precisamente por estar en la primera línea del tajo.
Algunos expertos consultados dicen que, analizando los detritus, no estamos caminando por un túnel, sino fabricando un pozo, y nos aconsejan abandonar la tarea.
Se ha oído una voz desde algún lugar de la comitiva: “¡Eh, los de atrás! ¿Seguís viendo la entrada del túnel?”.
El silencio resulta, de momento, sobrecogedor.
Buenas noches Angel,
¡qué casualidad!
Hoy me ha llegado un artículo de opinión titulado ¿la luz al final del túnel o la locomotora? escrito por Mauricio Poblete (Chile) ayer día 4 de marzo en www.fundsamericas.com.
Es decir, el tema de la luz al final del túnel da para mucho juego, tanto aquí en España como a nivel internacional.
Saludos.
En efecto, Luis: Las metáforas sobre túneles y luces dan para mucho juego en momentos, como éste, de oscuridad intelectual. He leído el artículo de Mauricio Poblete y, aunque referido a otro contexto (la sustentabilidad), coincido con su exposición. Yo hablaba, sin embargo, de pozos, no de túneles, desde ese fondo irónico-amargo del que no siempre es fácil evadirse. Por eso, esa locomotora que Poblete teme que venga de través, para arrollar a los que avanzan confiados por el túnel, pertenece a otro contexto. Saludos.