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Quincuagésima primera Crónica desde el País de Gaigé

23 enero, 2023 By amarias 1 comentario

La cercanía a las elecciones regionales y municipales de mayo y, sobre todo, la incertidumbre respecto a su resultado, están promoviendo el adelanto de la  campaña por parte de los partidos con opciones a formar parte de los respectivos gobiernos de los más de 8.000 núcleos que dilucidarán sus preferencias para los próximos cuatro años en Gaigé, el País de los Despropósitos. La tensión pre-electoral es particularmente alta, por su relevancia, en las Comunidades Autónomas que renovarán cargos y en los grandes municipios.

Como no estamos ante un panorama bipolarizado, los líderes de los partidos que hace años representaban las mayorías de orientación conservadora o socialista, PP y PSOE, se enfrentan actualmente al problema importante de resolver, a priori, el dilema de las alianzas que formarán la coalición o determinarán los apoyos que les impulsarán hacia el gobierno. La situación está confusa, por motivos diferentes, a ambos lados del espectro ideológico, si se admite tal separación conceptual, hoy ampliamente superada.

En la izquierda, el liderazgo de Sánchez (Pedro) no es cuestionable. Tratado como mentiroso crónico por sus opositores, ha sabido poner en primera línea logros importantes de su gestión: incrementos del salario mínimo, aumento de las pensiones y del número de afiliados  la Seguridad Social y la práctica recuperación económica. El papel real de los apoyos conseguidos gracias a los fondos provenientes de la Unión Europea y del aumento del endeudamiento en relación con el PIB tiene puntos oscuros que nadie consigue dilucidar con credibilidad, dado lo opaco y contradictorio de las cifras que se manejan.

Unidas Podemos se rompe, falto de una voz única y un director carismático. Iglesias jr. (Pablo) ha perdido su perfil mediático y sus sucesoras en el atril rivalizan sin ingenio ni prudencia. Montero (Irene) desde su Ministerio de Igualdad, convertido en manantial de despropósitos, lanza leyes ideologizadas y torpemente estructuradas en lo jurídico y anatematiza a jueces, tirios y troyanos.

La sensata observación de Carmona (Manuela), advirtiendo que una ley errada debe retirarse o corregirse sin apuntar a sesgos ideológicos interpretativos de los que tienen que aplicarla, ha provocado varios exabruptos contra la ex juez, tildándola de haber traicionado a quienes la auparon a la alcaldía de Madrid. Echenique (Pablo), portavoz con claros hándicaps síquicos -un odio bolivariano contra cualquier argumento de contrario-, está anclado en el uso de un Ideario a modo de Catecismo, impropio de un país desarrollado y de una mente sensata.

Núñez Feijóo (Alberto) sube peldaño a peldaño su monte de Arafat, que a veces asemeja más ser su Gólgota o Calvario. Le ridiculizan por no hablar  inglés y referirse a Manuela como Carmela. Seguro que habla bien francés y sabe quién es Blas de Otero, si es que eso importa. Aunque su problema ante el propósito de ser el próximo Presidente del gobierno de Gaigé lo tiene con la formación con la que comparte muchos aspectos de doctrina: Vox, h cuyo líder Abascal (Santiago) carece de los mismos frenos dialécticos. Imagino que la incorporación al frente de Alvarez de Toledo (Cayetana) para reforzar la línea de retaguardia en la que ya pelean Ayuso (Isabel), Gamarra (Cuca) o González-Pons (Esteban) dará más enjundia a los mítines.

Varios miles de defensores del constitucionalismo (interpretados por el actual Gobierno de Gaigé como desleal oposición) acudieron a la plaza de Cibeles y alrededores para pedir la dimisión de Sánchez por no respetar la Norma suprema votada en el 78 y pactar con republicanos e independentistas. Hubo muchas banderas españolas y buen rollito, con un comportamiento colectivo sensato.  Alguien vio banderas con el águila imperial. La guerra de cifras respecto a los asistentes no llegó a llenar de sangre el rio, pero hay quien dice que fueron casi un millón y otros que solo treinta mil. Muchos, desde luego. Feijóo faltó, sin que su explicación apareciera como convincente. Estaban los que quiere que le voten, ¿no?

Pocos ministros del gobierno de Gaigé aguantan el desgaste, salvándose del contagio de la falta de aptitud y las torpes actitudes de las ministras comunistas-podemitas. Sobresale Ribera (Teresa), que puede apuntarse el mérito de haber conseguido frenar los precios de la energía y lanzar el proyecto del hidrogeno ducto que, ahora se sabe, llegará a Alemania. Lo anunciaron así Macron (Enmanuel) y Scholz (Olaf), en una declaración conjunta que tuvo lugar inmediatamente después que la reunión entre Sánchez y Macron en Barcelona, en la que se firmaron otros acuerdos, pero se silenció éste.

Por cierto, en Barcelona, Aragonés (Pere) se escabulló para no estar presente junto a los presidentes Sánchez y Macron cuando se interpretaban los himnos nacionales. Cada día que pasa, se le ve de menor tamaño político y, los que conocen bien lo que pasa en Cataluña, opinan que su liderazgo se tambalea a la par que la economía del pequeño no-nato país.

El fantasma de Pegassus sigue revoloteando por los cielos de Gaigé y Marruecos. Los diputados socialistas en la Cámara Europea no votaron a favor de censurar, por su falta de democracia, el régimen de Mohamed VI. Los populares se ausentaron del lugar. Gaigé, siempre  Gaigé.

Zelenski (Volodomir) exige tanques (léase carros de combate) a sus apoyos europeos y advierte que las palabras de ánimo, por sí solas, no le servirán para ganar la guerra. Es  más, si el apoyo de los Leopard europeos y sus superiores tecnologicos norteamericanos se garantizara ya, el invierno servirá para derrotar a Putin (Vladimir) antes que consiga recomponer su ejército.

Borrel (Josep), al tiempo que se felicita por la autonomía energética conseguida por la UE frente a Rusia -supongo posee información privilegiada- exhibe fortaleza.

En USA, la afición de sus Presidentes por llevarse a  casa papeles confidenciales, para leerlos con calma en el retrete y preparar sus memorias, compromete la reelección de Biden (Joe) y presagia un encuentro en los tribunales con Trump (Donald) para convencer al electorado del contrario sobre quién las cuenta más gordas.

 

Publicado en: Sin categoría Etiquetado como: Biden, Cibeles, Gaigé, Núñez Feijóo, Pedro Sánchez, Ribera, Santiago Abascal, Trump

Décimo tercera Crónica desde el País del Gaigé

1 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

  1. Y+

Empieza mayo y aumenta la densidad de incongruencia en Gaigé. Los precios de casi todo han subido -entre un 10 y un 40%- como consecuencia directa e indirecta de la guerra en Ucrania, que ha venido a introducir más incertidumbre en la recuperación esperada después de los dos años de pandemia.

En el punto de mira mundial se encuentra la incertidumbre respecto al final del duelo sin cuartel que enfrenta a Rusia y Ucrania. La afectación de este desgraciado conflicto al coste de la energía y a algunos productos agrarios no es el único elemento de preocupación. Existe una clara amenaza de escasez en Europa del gas a corto plazo, si Alemania se ve obligada, a su pesar, a suprimir la compra de ese recurso a Rusia. Los ucranios que han buscado refugio por la guerra en otros países superan ya los cinco millones, (a los que hay que sumar otros once millones, por lo menos, de desplazados en el interior de Ucrania, forzados a abandonar sus viviendas y enseres para salvar la vida) y su sostenimiento detraerá recursos a las economías propias.

Debe contarse también con el efecto de las medidas de apoyo a la recuperación de Ucrania, que deberán provenir de las ayudas europeas y norteamericanas, ya que no parece factible que al régimen del Kremlin, presunto ganador de la contienda, pueda hacérsele responsable de restañar la destrucción provocada. Sin entrar en mejor análisis, la ruptura de los bloques occidental y oriental (Rusia y China a la cabeza en ese lado) provocará reajustes económicos y tendrá efectos sobre los acuerdos anteriores, incluidos los que afectan a la defensa contra el calentamiento global.

Escaso efecto tienen estas amenazas sobre Gaigé, que ha entrado en zona de fiestas. Empieza la feria de abril en Sevilla y son muchas las localidades que se entregan a la diversión y, felizmente para hoteleros, al consumo. Se agradece que los turistas vuelvan a hacer reservas a la búsqueda del sol y el buen ambiente y cordialidad que caracteriza al Pais de los Despropósitos, aunque se echará de menos a los rusos, que eran los visitantes que mayor gasto por cabeza hacían aquí. Acuciados por la congelación de sus cuentas, los amigos de Putin, a los que se había dado abierta acogida en el litoral de Gaigé, para que pudieran invertir en fabulosas mansiones y yates formidables el producto de sus operaciones de blanqueo, están desaparecidos y sus testaferros venden las propiedades que no les han sido incautadas, en una operación cuya objeción de ilegalidad será objeto, previsiblemente, de demandas posteriores.

El país se entrega sin reparos al jolgorio y la diversión, que son el pan y el circo con el que se alimenta la enajenación popular A la alegría del comienzo de la primavera se une desde el 20 de abril la decisión gubernamental de levantar la obligación de llevar mascarillas en interiores, salvo en transporte público, residencias de mayores y hospitales. En Gaigé, en donde el fútbol es tema central de estudio y discusión, la afición madrileña ha tomado el 30 de mayo la plaza de Cibeles, en la capital, para celebrar que el Real Madrid ha obtenido el título de campeón de liga. El aplauso por esta hazaña de deportistas millonarios en nómina del club cuyo presidente comparte ese honor con la mayor constructora de Gaigé, ha sido infinitamente  superior a reconocimiento de méritos por cualquier trabajo académico o de investigación a un científico con salario mínimo legal, cuyo destino es pasar  desapercibido.

En el gobierno de coalición que resistió hasta este momento, gracias al pegamento que significó el reparto de prebendas entre los socios y la debilidad de la oposición, se advierten tales grietas que es fácil pronosticar que el precario edificio que dio cobijo ideológico al pacto de investidura se vendrá abajo en cualquier momento. Aunque los portavoces de las diferentes ramas políticas del engendro manifiestan que nada corre peligro, son tantas las discrepancias entre ministros, jefes de fila, portavoces en las cámaras o en la calle, e incluso desde el exilio voluntario que, si se admitieran apuestas, habría que colocar todo el dinero del Monopoly al descalabro.

El peligro no proviene de la parte ideológica, sin embargo, sino, sencillamente, de la desfachatez con la que se manifiestan los egos de los politicastros que se han adueñado del escenario político. Conscientes la mayoría de quienes se dedican a este ganapán de mantener una carrera política de que la muchedumbre no se fija en la luna, sino en el dedo, y de que no cuentan propuestas sensatas y elaboradas, sino que basta dar voces en cualquier sitio en donde se adivine un huevo, no se puede hablar de programas, sino de ocurrencias. Si la frase con la que el político que encuentra cancha momentánea en cualquier medio nos fuera comunicada sin indicar el nombre de quien a emitió, nos sería imposible saber con qué base ideológica fue emitida.

Feijóo (Alberto Núñez) se despidió de su feudo gallego con lágrimas que pusieron emotividad a su pesar. Estaba tan deseoso de manifestar que hubiera preferido quedarse a seguir disfrutando de los encuentros entre zamburiñas y parrochas con los compañeros de distracción, que cometió el error de expresar que llevaba a Galicia en el corazón y que siempre pensaría en esa tierra desde su destierro a Madrid. Le hubiera sentado mejor cambiar el chip de la morriña por el de la firme voluntad de acometer el enorme trabajo de enderezar España. Su alter ego con olor a azufre, Abascal (Santiago) repite, con razón, que si quiere gobernar desde Moncloa, están obligados a entenderse.

Como Gaigé es el país de la improvisación y el reino del ir por libre, desde Murcia han levantado la bandera de independencia respecto a la LOMLOE, las siglas terribles de la reforma educativa del Gobierno. No cabe un despropósito mayor que el que parece haber sido el guión para esa Ley que pretende (no cabe suponerle otra intención) mejorar la capacidad de los educandos para resolver problemas reales, conseguir empleo por sus capacidades y ayudarnos a todos a progresar. El gobierno murciano ha recuperado algunos elementos lógicos, que da cierta vergüenza tener que aplaudir como si se tratara de brillantes hallazgos: premiar y estimular el esfuerzo, exigir como forma de aprendizaje y obligar a los educandos a que entiendan que saber ocupa lugar y, por tanto, implica dedicarle tiempo para que se asiente en los cerebros.

Tema aparte es la situación de la jefatura del Estado en Gaigé. El Rey, convertido en un títere de los revolucionarios republicanos y separatistas incrustados en el Gobierno, y a pesar de su esfuerzo por mantener una trayectoria ejemplar (incluido su casorio con una plebeya, de indiscutible nivel cultural y buen juicio), sufre vejaciones continuas. Su padre es tratado como un delincuente, sus hermanos y ex cuñados ridiculizados, sus sobrinos, objeto de burla y cachondeo. Esta semana ha publicado la Casa Real su patrimonio, Es el jefe de Estado más pobre del planeta, y lo que acredita como su fortuna personal es producto de su ahorro como empleado del Estado. Esta claridad en las cuentas sería de agradecer  a todos los que alimentamos para que nos gestionen la cosa pública; no será el caso y, por lo poco que sabemos de las relaciones que ligan a ministros y altos cargos centrales y regionales, responsables de empresas, alcaldes, terratenientes, fortunas embozadas, ladrones de guante blanco y oscuro, solo podemos intuir que el entramado que se mueve en Gaigé es muy oscuro.

El caso Pegasus, de supuesto espionaje a independentistas catalanes, rentabilizado por ellos mismos, como instigadores de la trama, ha puesto contra las cuerdas la continuidad de la ministra Robles (Margarita), responsable del CNI (Centro Nacional de Inteligencia, núcleo legal de los espías). Se ha creado una comisión para esclarecer quién ordenó el seguimiento de las actuaciones de delincuentes que están en el gobierno o lo apoyan. El discursito de la ministra de Defensa en el Congreso, preguntando qué habría que hacer cuando se sabe que existen individuos que pretenden destruir el Estado, resultaría patético, sino fuera porque estamos en Gaigé, el País de los Despropósitos.

Nota adicional.- De manera sorprendente, en la mañana de hoy, en que se conmemora el levantamiento del pueblo de Madrid contra la invasión francesa -más de 200 años han transcurrido de esa gesta, que tiene en la aguerrida defensa de Ucrania contra la agresión rusa su parangón igualmente heroico-, el ministro de Presidencia y portavoz del Gobierno ha convocado de urgencia una rueda de prensa. Ha anunciado, en tono grave, que el presidente Sánchez y la ministra Robles llevan más de un año siendo espiados con el programa Pegasus. El CNI, por lo que entendí, descubrió la grave situación, cuya responsabilidad atribuyó a una entidad “exterior”, hacía solo 24 horas. Esto es Gaigé.

Publicado en: Actualidad, Educación, País de Gaigé, Sociedad Etiquetado como: Feria de abril, Gaigé, Loemle, Margarita Robles, Murcia, Núñez Feijóo, Pegasus, Santiago Abascal, Sevilla, Ucrania

Semana decisiva

9 septiembre, 2019 By amarias Deja un comentario

 

La semana que empezó el 9 de septiembre de 2019 ha sido calificada como “decisiva” por quienes atienden al negocio de llegar a un consenso sobre el coste y la manera que supondría el apoyo de Unidas Podemos al Partido Socialista Obrero Español para que nos gobierne durante algún tiempo. Periodistas, dadores de opinión y los propios negociadores coinciden en la apreciación. La semana será decisiva.

Decisiva, ¿por qué y para quién? Desengañados la mayoría de los electores respecto a la capacidad de nuestros representantes políticos para entenderse, no la consideraríamos como tal quienes hemos visto que, prácticamente todos aquellos que dicen mirar por los intereses generales (y deberían hacerlo, por mandato constitucional), atienden más a sus intereses particulares, el reparto de puestos y el tamaño de los gorros con los que ocultarán o ensalzarán sus ambiciones y desconocimientos.

Se ha polarizado la cuestión mediática en las conversaciones atormentadas de los dos partidos que dicen estar a la izquierda del espectro político, para lograr que la plataforma heterogénea de Unidas Podemos apoye al candidato Pedro Sánchez. Los líderes oficiales de ambas agrupaciones han dejado en sus segundas fuerzas la espinosa tarea de negociar lo infumable, entregando, respectivamente,  a la voluntariosa Adriana Lastra (magnífico acervo dialéctico y porte oratorio el de la asturiana) y al correoso e imprevisible Pablo Echenique (siempre doctoral, a ratos cansino), el peso de aguantar el fracaso.

Coincido en apreciar que, dadas las magníficas expresiones de disenso con que nos han obsequiado desde que fue conocido el resultado de las últimas elecciones generales, lo mejor es que desistan de limar sus diferencias. Sus supuestos ideológicos son incompatibles y solo nos garantizarían un período de dramática inestabilidad, tanto si fueran socios en un ya reconocido como inviable gobierno de coalición, como si se mostraran aptos para pactar varios puntos programáticos y, con ese papel prendido con alfileres en la solapa, se decidieran a avanzar para evitar unas nuevas elecciones.

Los apoyos incondicionales, “gratuitos”, en la terminología esperpéntica que se ha introducido en nuestro vocabulario post electoral, que prestarán al postulante Sánchez las facciones independentistas no deben tranquilizar en absoluto, ni al candidato ni, por supuesto, a los expectantes ciudadanos de a pie, suficientemente ilustrados para saber que cuando se publique la sentencia del Procés, prepararán el escenario para armarla. Y como para armarla, según docta opinión, solo basta un 3% de revoltosos, el tumulto está garantizado tan pronto como el honorable juez Marchena dé a conocer su resolución, que -por más dibujos que se intenten-, tiene que ser condenatoria.

Lamentable ha sido también el comportamiento de los partidos que se alinean con la derecha ideológica, en una pugna incalificable por alzarse con el pendón de líder de la oposición. El suicidio de Ciudadanos, guiado por un ciclotímico Albert Rivera, conduciendo al otrora interesante vocacional partido charnela, cual nuevo Aguirre -sin la cólera de Dios-, por el Amazonas de la derecha del todo me vale, es digno de figurar en los Anales de la política trapacera. Los intentos de recuperación del norte perdido por parte de Pablo Casado, molestado a su flanco más vulnerable por los dípteros de buen decir que conforman el equipo de Santiago Abascal, tampoco merecen el aplauso de quienes desean/deseamos que se nos gobierne, no ya en paz, sino con buenas y contrastadas ideas.

Estamos asistiendo, con la boca abierta de estupor, a la decadencia del saber político. Ha muerto, por consunción, el proyecto socialdemócrata -que, no se equivoquen los amigos de la cúpula del PSOE, ya no representan-. La incorporación tardía del matiz ambientalista no convence más que a crédulos de que lo que es bueno o interesante no cuesta dinero. El proyecto federalista necesita mucho más que buenas palabras. La recuperación económica no se desarrolla con un lápiz sobre una servilleta de papel.

Sí, la semana será decisiva. Pero no por lo que se decida en los despachitos del Congreso de Diputados. Alemania no encuentra su fórmula de reactivación del motor industrial. China le planta cara a la bravuconada de Estados Unidos con una patada en la espinilla. Irán se revela contra cualquier control occidental y Egipto (y Túnez) se sumen en la pobreza y el desorden, mientras Arabia y los Emiratos siguen amontonando dineros del petróleo y negocios derivados (y no tanto), como el tío Gilito del cuento.

Además, qué caramba: el Real Oviedo no encuentra su forma como equipo de Segunda y parece destinado a las catacumbas del descenso a Segunda B. La vuelta ciclista pasó por mi pueblo y yo estaba en Madrid, pendiente de la enésima revisión médica.

Esta semana decisiva, me iban a entregar los mil ejemplares de mi libro de poemas, Sonetos desde el Hospital, para que empezara mi ronda de recitales desde los que pediré urbi et orbe que me compren ejemplares a diez euros, para que pueda destinar toda la recaudación, una vez cubierto el coste de la edición, a la Asociación Española Contra el Cáncer (de Asturias). Pues acabo de hablar con la imprenta y parece que se retrasa la entrega por “problemas de encuadernación”.

Así que era eso.


La agachadiza común (gallinago gallinago), con su característico pico largo, tiene una pauta de alimentación característica, pues, cuando realiza el calado en el barro con él, para buscar el alimento, lo mueve de un lado para otro con delicadeza, ya que el extremo es muy sensible y, con él sumergido, puede succionar los invertebrados que detecta.

La agachadiza chica (lymnocrytes minimus) es, desde luego, más pequeña, y de pico más corto. Ambas son aves bastante reservadas, pero aún lo es más la agachadiza chica, que es capaz de mantenerse agazapada procurando que su mimetismo la libre de ser vista, hasta que casi se encuentra bajo el pie del caminante sobre los bordes de la marisma o los pantanos de la tundra-

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: agachadiza, Albert Rivera, elecciones, negociaciones, Pablo Casado, Pedro Sánchez, PSOE, Santiago Abascal, Unidas Podemos

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