Al socaire

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Quincuagésima primera Crónica desde el País de Gaigé

23 enero, 2023 By amarias 1 comentario

La cercanía a las elecciones regionales y municipales de mayo y, sobre todo, la incertidumbre respecto a su resultado, están promoviendo el adelanto de la  campaña por parte de los partidos con opciones a formar parte de los respectivos gobiernos de los más de 8.000 núcleos que dilucidarán sus preferencias para los próximos cuatro años en Gaigé, el País de los Despropósitos. La tensión pre-electoral es particularmente alta, por su relevancia, en las Comunidades Autónomas que renovarán cargos y en los grandes municipios.

Como no estamos ante un panorama bipolarizado, los líderes de los partidos que hace años representaban las mayorías de orientación conservadora o socialista, PP y PSOE, se enfrentan actualmente al problema importante de resolver, a priori, el dilema de las alianzas que formarán la coalición o determinarán los apoyos que les impulsarán hacia el gobierno. La situación está confusa, por motivos diferentes, a ambos lados del espectro ideológico, si se admite tal separación conceptual, hoy ampliamente superada.

En la izquierda, el liderazgo de Sánchez (Pedro) no es cuestionable. Tratado como mentiroso crónico por sus opositores, ha sabido poner en primera línea logros importantes de su gestión: incrementos del salario mínimo, aumento de las pensiones y del número de afiliados  la Seguridad Social y la práctica recuperación económica. El papel real de los apoyos conseguidos gracias a los fondos provenientes de la Unión Europea y del aumento del endeudamiento en relación con el PIB tiene puntos oscuros que nadie consigue dilucidar con credibilidad, dado lo opaco y contradictorio de las cifras que se manejan.

Unidas Podemos se rompe, falto de una voz única y un director carismático. Iglesias jr. (Pablo) ha perdido su perfil mediático y sus sucesoras en el atril rivalizan sin ingenio ni prudencia. Montero (Irene) desde su Ministerio de Igualdad, convertido en manantial de despropósitos, lanza leyes ideologizadas y torpemente estructuradas en lo jurídico y anatematiza a jueces, tirios y troyanos.

La sensata observación de Carmona (Manuela), advirtiendo que una ley errada debe retirarse o corregirse sin apuntar a sesgos ideológicos interpretativos de los que tienen que aplicarla, ha provocado varios exabruptos contra la ex juez, tildándola de haber traicionado a quienes la auparon a la alcaldía de Madrid. Echenique (Pablo), portavoz con claros hándicaps síquicos -un odio bolivariano contra cualquier argumento de contrario-, está anclado en el uso de un Ideario a modo de Catecismo, impropio de un país desarrollado y de una mente sensata.

Núñez Feijóo (Alberto) sube peldaño a peldaño su monte de Arafat, que a veces asemeja más ser su Gólgota o Calvario. Le ridiculizan por no hablar  inglés y referirse a Manuela como Carmela. Seguro que habla bien francés y sabe quién es Blas de Otero, si es que eso importa. Aunque su problema ante el propósito de ser el próximo Presidente del gobierno de Gaigé lo tiene con la formación con la que comparte muchos aspectos de doctrina: Vox, h cuyo líder Abascal (Santiago) carece de los mismos frenos dialécticos. Imagino que la incorporación al frente de Alvarez de Toledo (Cayetana) para reforzar la línea de retaguardia en la que ya pelean Ayuso (Isabel), Gamarra (Cuca) o González-Pons (Esteban) dará más enjundia a los mítines.

Varios miles de defensores del constitucionalismo (interpretados por el actual Gobierno de Gaigé como desleal oposición) acudieron a la plaza de Cibeles y alrededores para pedir la dimisión de Sánchez por no respetar la Norma suprema votada en el 78 y pactar con republicanos e independentistas. Hubo muchas banderas españolas y buen rollito, con un comportamiento colectivo sensato.  Alguien vio banderas con el águila imperial. La guerra de cifras respecto a los asistentes no llegó a llenar de sangre el rio, pero hay quien dice que fueron casi un millón y otros que solo treinta mil. Muchos, desde luego. Feijóo faltó, sin que su explicación apareciera como convincente. Estaban los que quiere que le voten, ¿no?

Pocos ministros del gobierno de Gaigé aguantan el desgaste, salvándose del contagio de la falta de aptitud y las torpes actitudes de las ministras comunistas-podemitas. Sobresale Ribera (Teresa), que puede apuntarse el mérito de haber conseguido frenar los precios de la energía y lanzar el proyecto del hidrogeno ducto que, ahora se sabe, llegará a Alemania. Lo anunciaron así Macron (Enmanuel) y Scholz (Olaf), en una declaración conjunta que tuvo lugar inmediatamente después que la reunión entre Sánchez y Macron en Barcelona, en la que se firmaron otros acuerdos, pero se silenció éste.

Por cierto, en Barcelona, Aragonés (Pere) se escabulló para no estar presente junto a los presidentes Sánchez y Macron cuando se interpretaban los himnos nacionales. Cada día que pasa, se le ve de menor tamaño político y, los que conocen bien lo que pasa en Cataluña, opinan que su liderazgo se tambalea a la par que la economía del pequeño no-nato país.

El fantasma de Pegassus sigue revoloteando por los cielos de Gaigé y Marruecos. Los diputados socialistas en la Cámara Europea no votaron a favor de censurar, por su falta de democracia, el régimen de Mohamed VI. Los populares se ausentaron del lugar. Gaigé, siempre  Gaigé.

Zelenski (Volodomir) exige tanques (léase carros de combate) a sus apoyos europeos y advierte que las palabras de ánimo, por sí solas, no le servirán para ganar la guerra. Es  más, si el apoyo de los Leopard europeos y sus superiores tecnologicos norteamericanos se garantizara ya, el invierno servirá para derrotar a Putin (Vladimir) antes que consiga recomponer su ejército.

Borrel (Josep), al tiempo que se felicita por la autonomía energética conseguida por la UE frente a Rusia -supongo posee información privilegiada- exhibe fortaleza.

En USA, la afición de sus Presidentes por llevarse a  casa papeles confidenciales, para leerlos con calma en el retrete y preparar sus memorias, compromete la reelección de Biden (Joe) y presagia un encuentro en los tribunales con Trump (Donald) para convencer al electorado del contrario sobre quién las cuenta más gordas.

 

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Cuadragésima Séptima Crónica desde el País de Gaigé

2 enero, 2023 By amarias 2 comentarios

Ha dado 2022 sus últimos impulsos y conviene hacer Balance. Sobre todo, para preparar el petate que nos deberá conducir por 2023.

Los síntomas no son buenos y no solo para Gaigé. La guerra en Ucrania sigue sin perspectivas de que se llegue a una solución -ni pactada ni por declaración de victoria por uno de los contendientes. Incluso, si me atrevo a mirar en  el tablero de la incompresible disputa, veo a muchos interesados colaterales en que el conflicto se prolongue. Se sigue alimentando el fuego de la comedida batalla (el adjetivo es solo un intento de reflejar una situación en la que los que pelean se dan golpes pero los efectos de la destrucción y el machaqueo solo los recibe uno, que es animado desde la grada a resistir hasta el final)

La noticia más importante de la semana ha sido el fallecimiento del Papa Emérito ( a Su Santidad sí le iba el título), Benedicto XVI, lo que en el laico Gaigé ha servido para desenterrar la historia de un Papa anterior (Benedicto XIII), parece que injustamente tratado, porque él hubiera sido el verdadero Pontífice, señalado en Cónclave por la mano misteriosa de Dios, y no el otro, apoyado por Francia, y de cuya cadena de relevos descendería el ahora difunto y también el actual Papa, Francisco, de no ser gracias a un tal Martín V, que consiguió poner de acuerdo a ambas tendencias. Me sorprendió, por cierto, oir a eruditos eclesiásticos defender que el Papa Luna fue un Santo y, por tanto, algo debería hacerse al respecto, que aunque no andamos escasos de santos, toda ayuda celestial parece poca al que padece.

En Gaigé, después del discurso de Navidad de Felipe VI, (no sé si por él contra él), muy alabado por los partidos constitucionalistas, atravesamos un período de calma. Tenemos ya un Tribunal Constitucional renovado y, lo que parecía un asunto de Estado de difícil solución, y que estaba causando la emisión de gruesas palabras en el hemiciclo y fuera de él, contra magistrados golpistas, partidos infringiendo la Constitución a sabiendas, y un tufillo incendiario de que iba a ser imposible encontrar candidatos a magistrados libres de mácula, se resolvió en un charco de esencias. Me recordó aquello de Cervantes (Miguel), en su oda al Túmulo de Felipe II en Sevilla: “caló el chapó, requirió la espada, miró al soslayo, fuése…y no hubo nada”.

Según Sigma Dos, empresa de análisis de opinión, de las muchas que buscarán su mayo en 2023, el escenario del voto previsible en las cuentas a final de año, daría amplia base para gobernar a la coalición PP-Vox. Habrá, claro, que oir a Tezanos (José Félix) para conocer los deseos de la otra facción de propaganda mediática.

No tengo feeling propio para elucubrar si sería preferible un acuerdo entre las dos derechas (la civilizada y la parcialmente aún montuna) o entre la izquierda moderada y los partidos de Vivalavirgen (con perdón) y Agarraundespojopordondepuedas. Sigo añorando la ausencia de un partido de Centro, al que las encuestas no dan hoy margen ni para ir a “pañar higos”, como dicen en mi pueblo grande (Asturias)  cuando aconsejamos a alguien que deje de mamonear (vaya así mi homenaje particular al asturiano Manolo Díaz, al que dieron este verano en Miami un Grammy por su carrera artística).

El gobierno independentista de Aragonés (Pere) sigue apostando por un referéndum que les de la alegría de obtener más de un cincuenta por ciento de los votos, aunque ya no se sabe para qué ni de qué. Dicen que Sánchez (el otro Pere) se lo prometió para conseguir el apoyo a los Presupuestos, y no se lo va a dar, porque tenía los dedos cruzados, aunque todo es posible que llegue a suceder en Gaigé.

Núñez Feijóo (Alberto) consolida su liderazgo entre sus seguidores,  a base de medidos baños de masas. En Oviedo, en la presentación del candidato a empujar al olvido a García-Barbón -Canga, Diego-, se hizo muchas fotografías con simpatizantes, que les aclamaron como Presidente, a cada uno con lo suyo.

Murió Pelé, o Rei del fútbol narrado, se separó Preysler (Isabel), fiel  a su oficio, -divertido el cuento autobiográfico de Vargas Llosa (Mario), al que deseo recupere el nivel de La ciudad y los perros. w seguirá, porque me voy ahora al Ramón y Cajal). Díaz (Yolanda) sigue en busca de autor -si bien parece gustarle el guión de Sánchez (Pedro). La he visto manoseando a Lula (Luis Inacio Da Silva) en la toma de posesioçn como Presidente de Brasil. ¿Ha recibido formación sobre el comportamiento adecuado con Presidentes extranjeros por parte de la Presidenta consorte del Gobierno de Gaigé?

A quien no gusta ese libreto (al menos, para la edición manchega) es a García-Page (Emiliano) y me temo que, si no se corrige la puntería, a alguno más.

De corruptos, podríamos hablar bastante. La nueva versión del Código Penal sobre el delito de malversación exonera al administrador público que no se lleve los dineros para sí. Como otras veces en las que (ya van varias) los otrora finos letrados de Estado han errado en sus previsiones -¡increíble, salvo que les den a beber del agua con la que, según Coixet (Isabel) adormecen a los catalanes!- y puede que, no solo Griñán (José Antonio), al que deseo una pronta mejoría de su sobrevenido cáncer de próstata, sino Bárcenas (Luis, resiste) y otros se muchos que chorizaron para otros, salgan de rositas. A Pujol (Jordi) ni le hará falta tal cobertura jurídico-imaginativa.

Gaigé oficialmente ha ido mejor, aunque la oposición no quiera notarlo. Con la inflación y el deterioro de la calidad, yo tampoco. Algunos precios se mantienen, pero los productos no me saben igual que antes y el kilo de arroz o azúcar no llega a los 750 g. Leo que los sueldos medios de los altos ejecutivos del IBEX superan en más de 500 veces el salario mínimo.

Hace apenas 50 años, un grupo de rojos muy verdes teorizábamos en la Universidad que el salario máximo en las empresas públicas no debería ser superior  a 7 veces el del operario de menor nivel formativo. Unos murieron, otros militaron o militan en los partidos mayoritarios, y la mayoría andarán haciendo sudokus o jugando al parchís.

Feliz 2023, Gaigé, el País de los Despropósitos.

(No viene a cuento; pero cada vez que voy a Asturias en coche (¿Hay otra manera de ir?) me cuesta un plus de 50 euros, por superar en un 8% el límite de velocidad. ¿Cuándo conectarán a esta región de manera cabal con el resto de España?)

 

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Cuadragésima quinta Crónica desde el País de Gaigé

20 diciembre, 2022 By amarias Deja un comentario

Poco que celebrar hay en Gaigé, aunque el domingo, 17 de diciembre de 2022, el país se paralizó durante un par de horas, para contemplar la emocionante, por lo igualada, final del campeonato mundial de fútbol entre las selecciones argentina y francesa. El presidente Macron no pudo entregar la copa de vencedor al equipo de su país, por un quítame allá un penalty. Como el presidente argentino no compareció en Qatar, el emir regaló una capa principesca a Mesi (Lionel), consagrado como el mejor futbolista mundial.

La semana política sirvió para poner en evidencia el aumento de las tensiones entre los dos bloques en que se ha partido el panorama de la representación pública. Lo novedoso es que se ha llevado la discrepancia a los Tribunales de Justicia y, en concreto, al Constitucional, al que el Partido Popular solicitó la suspensión cautelar del proceso legislativo que, con la aprobación de la Cámara Baja, pretende dar carta final de naturaleza a la eliminación del delito de malversación y la reducción de las penas por el de sedición. No es, sin embargo, este asunto el meollo por el que se debe pronunciar el Alto Tribunal, sino por la intención del legislativo de colar en este trámite la renovación de los jueces de lo penal y del constitucional, cambiando por esa Ley Tranvía la forma hasta ahora legal de decidir y nombrar los candidatos.

La batalla verbal en el seno del Congreso y en las comunicaciones de los representantes de los partidos ha dado la impresión de que Gaigé se juega mucho en el envite. Algunos ministros de verbo caliente han hablado de “intento de golpe de estado” por parte del Partido Popular y “revolución de las togas”, con palabras muy duras, que enmascaran, en realidad, lo que se dilucida.

Y lo que se dilucida es la voluntad del equipo de Gobierno de dar un paso sustancial en el control de la ideología del órgano de representación de los jueces y, por tanto, de promover su disciplina de voto en relación con temas sustanciales que afectan, más que al orden y bien público general de Gaigé, a intereses partidistas. La cuestión es muy grave, porque ha quedado transparente a la ciudadanía, que la independencia de los jueces, en algunas cuestiones, queda sometida a sus criterios ideológicos y no a la estricta aplicación de la Ley.

Como jurista (de medio pelo, pero disciplinado y estudioso), este cronista de Gaigé no puede menos que lamentar que la disputa en las alturas -que involucra a partidos políticos y se ha trasladado al seno de los órganos judiciales- suponga que el resultado de algunas votaciones importantes (relativas, por ejemplo, a la modificación del Código Penal, sanciones a golpistas y malversadores, inclusión de leyes oportunistas sin conexión con la Ley de Presupuestos, etc.) aparezca mancillado por la calificación de “jueces conservadores” o “jueces progresistas”.

Con sabia veteranía, el presidente Sánchez (Pedro) ha dejado el grueso de la defensa en la calle mediática de las posturas que vienen marcadas por la necesidad de mantener contento al bloque independentista y a los exóticos ministros populares, a sus huestes gubernamentales más fieles. Se distinguen en el empeño de repetir vacuidades, aunque con palabras y ademanes densos, López (Patxi), desconocido portavoz de lo que queda del Partido Socialista, Rodríguez (Isabel), portavoz de la parte socialista del Gobierno, si bien la disciplina corporativa ha incorporado, mancillando así su credibilidad profesional, a respetables técnicos, como Calviño (Nadia) y Ribera (Teresa), que no dudan en incluir en sus análisis, palabras de menosprecio al partido Popular, imputándole maneras de anticonstitucionalismo.

Verdad con marchamo de pasar a dogmática la expresada por Borrel (Josep) de que “Europa es un jardín”, en relación con el resto del mundo, dominado por la selva. En una versión anterior, menos egocéntrica, de la misma idea, “el mundo se divide en un jardín con mil millones de personas, rodeados de selva en donde viven siete mil millones”. Solo que el jardín se encuentra cada vez menos cuidado, y hay parcelas habitadas por tipos sin escrúpulos que han cavado grutas en donde almacenan el producto de sus satrapías.

Los atletas de Gaigé no han tenido éxito en el mundial de fútbol, y casi es de agradecer. A la vuelta a sus países, los representantes lúdicos de Argentina casi son engullidos por más de cuatro millones de forofos que les impidieron acercarse por tierra al Obelisco -emblema en Buenos Aires conmemorativo de la fundación de la ciudad-, al que sobrevolaron en helicóptero. Hubo muertos, heridos y peleas en la inmensa aglomeración, que consolida a Argentina como excelsa competidora de Gaigé, la Tierra de los despropósitos.

 

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Cuadragésima Crónica desde el Pais de Gaigé

14 noviembre, 2022 By amarias 4 comentarios

 

Hoy serán cuarenta las semanas transcurridas desde que escribo las Crónicas desde Gaigé, el país imaginado en el que se produce una selección un tanto arbitraria de las noticias que tienen lugar real en España. No pretendo reseñar con fidelidad la historia, no soy fiel al relato (ni al oficial ni al pretendido por las oposiciones al Gobierno), pero soy rigurosamente independiente.

Me atribuyo esta categoría singular para explicar que no pertenezco a ningún partido político y, lo que es más específico, no me interesa ninguno. En esto me declaro en sintonía con la frase de Vargas Llosa (Mario) que ha merecido -con su foto- ocupar la mitad de la portada de El Mundo del 13 de noviembre: “La política corrompe profundamente al ser humano”.

De independentismo se ha hablado y escrito otra vez mucho en Gaigé, el país de los despropósitos. La razón reside en la intención del Gobierno -por una vez, en sintonía- de derogar por la vía del decreto ley, el delito de sedición, por el que fueron condenados los golpistas catalanes cuando se embarcaron, desde el gobierno legítimo de la Generalitat, en la aventura sin rumbo de declarar la independencia de la región, con base en el resultado de un referéndum ilegal y amañado.

No merece la pena (para este cronista) detenerse en los cambios de opinión del presidente Sánchez (Pedro), siempre expresada ésta con la misma contundencia, porque me basta con remitirme a la frase del Premio Nóbel que transcribí más arriba. El objetivo de “homologar el delito de sedición a las leyes penales europeas” es, jurídicamente hablando, una estupidez. Cada Estado ha venido legislando, en lo civil como en lo penal (y en los demás órdenes legislativos) como le ha parecido bien, siendo el acervo legal de cada uno un reflejo de su historia jurídica y social. No cabe homologación, ni se pretende a estas alturas someter la autonomía e independencia normativas en aras de una hipotética uniformidad europea, en donde hay tanto por hacer.

Así que lo que se puede calibrar es la intención del presidente Sánchez (Pedro) de silbar al mismo toque que los socios independentistas y anticonstitucionales que sostienen su gobierno, bajo las siglas infumables para un constitucionalista de ERC (Esquerra Republicana de Cataluña): rebajar las penas a los condenados por sedición agravada, que es, ni más ni menos, que haber declarado, siendo autoridad obligada a lealtad institucional, la separación de Cataluña del resto de Gaigé, el País de los Despropósitos.

En un magnífico ensayo, (EM, 13.11.22) el catedrático de Derecho Penal Quintero Olivares (Gonzalo) diserta admirablemente sobre el bien jurídico básico a proteger que es la lealtad constitucional, en torno al cual se deberían crear tipos que permitan evaluar penalmente los intentos de subvertirla.

No hablamos de atentar contra la “paz pública”, o de “desórdenes públicos” -desde quemar contenedores, agredir a un guardia o manifestarse sin autorización o paralizar un servicio básico causando graves daños a la economía nacional y a la ciudadanía. No, el  tipo penal es otro y no puede quedar desprotegido. Su definición perfila el delito de sedición, y su nombre podrá variar, pero su sustrato, es el mismo. Todos los Estados, por la cuenta que les tiene, castigan duramente a quienes atentan contra su Constitución y, muy en particular, contra la forma de Estado acordada por las inmensas mayorías.

El Presidente del Partido Popular, Núñez Feijóo (Alberto), va tomando consciencia del reducido papel mediático al que le obliga su ausencia del Congreso de Diputados. Ser senador no permite la proyección popular que da la Cámara baja. Algunos miembros de su partido le propusieron que presentara una moción de censura, con la seguridad de perder la votación, pero ganar visibilidad.

Hasta Arrimadas (Inés), experta ahora en dar consejos de actuaciones que, en su momento, ella no fue capaz de seguir, le animó a iniciar la senda de la reprobación del jefe de Gobierno, utilizando la vía constitucional de la moción. Pero Núñez aún se está lamiendo las heridas de los desplantes, mentís y desprecios que, a cada tanto, le prodigan los representantes del férreo gobierno de coalición.

El ministro de la Presidencia de Gaigé, Bolaños (Félix) en una feliz pirueta irónica ha deleitado a los amantes de alimenta el fuego de las disidencias desde el todo-vale, refiriéndose a la sede del PP en la calle Génova, como “Edificio Trump”, se supone que para poner en evidencia las afinidades oscuras entre el expresidente republicano de los Estados Unidos de Norteamérica y los negocios inmobiliarios populares.

La izquierda del PSOE -en el doble sentido de aumentar su desviación populista e ideológica- se agrieta, en la medida en que toma más protagonismo la vicepresidenta Díaz (Yolanda), a pesar de las llamadas de atención de su ex jefe Iglesias (Pablo), convaleciente de su operación de autocastración política. El proyecto de Díaz al que se ha dado el nombre de “Sumar”, carece aún de perfil definido y de musculatura para conformar un partido político, aunque resulta divertido (para la oposición) seguir el desgaste de las agrupaciones que apoyaron a Sánchez, de las que solo los independentistas gozan de buena salud.

Si hay posibles presas con aspecto de heridas, en la cacería selvática de Gaigé, la que presenta aspecto más delicado es el, hasta hace solo un par de años unánimemente aclamado, el ministro de interior Grande-Marlaska. Causa: un programa de la BBC, la emisora británica cuyos episodios sobre animales hacen las delicias de la sobremesa en la 2, ha presentado un vídeo sobre los sucesos del asalto masivo a la frontera en Melilla de junio  (en donde el gobierno marroquí ha reconocido 23 muertos y algunos centenares de heridos. Las cifras reales de fallecidos y desaparecidos  son desconocidas. En el video puede advertirse cómo un gendarme del país vecino  (estrecho de Gibraltar por medio) tira del cuerpo inerte de un saharaui, para sacarlo de la zona de soberanía española.

Así que no sería cierto lo afirmado por el ministro ahora acosado por mentiroso de que “ningún muerto se produjo” por causa de la resistencia a los invasores, en otro territorio que Marruecos, y, por tanto, la inhibición de la Justicia de Gaigé no estaría justificada.

Que desde parte del propio Gobierno (facción no socialsta) se pida la revisión puntual del caso y, acusado como mendaz, la dimisión de Marlaska, es una muestra más de la capacidad del País de los Despropósitos para autolesionarse.  Obviamente, sin que dejemos de lamentar el aumento de la presión humanitaria desde el Sahel y la falta de soluciones para (dotar a la gendarmería marroquí de más medios para disminuir la tensión sobre nuestra guardia propia de fronteras)

Madrid se recupera como la capital de las manifestaciones en Gaigé. El domingo, día 13, cientos de miles de interesados en la mejora de la Sanidad Pública, bastantes venidos en autobús con pancartas y bocata (a la vieja usanza) ocuparon en el centro político de Gaigé gritando “Ayuso, asesina” y otras lindezas que enmascararon el verdadero mensaje.

Estuvo magnífico en la defensa de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, su compañero de partido y alcalde de la capital, Martinez Almeida (José Luis). Faltan médicos de familia, porque los facultativos que han superado el MIR no encuentran atractivo dedicarse a esta especialidad genérica. Faltan médicos, en general, porque los que pueden se van a ejercer al extranjero (pueden recibir salarios hasta tres veces superiores) o prefieren ser contratados por Hospitales privados o compaginar una jornada en lo público  -para hacer currículum- y unas horas en una empresa sanitaria.

Comprensible la calma de Almeida al conocer que su opositora por el PSOE a la alcaldía en las elecciones de mayo será Maroto (Reyes), ministra hasta abril de Industria, Comercio y Turismo, a la que solo conoce por el nombre el 40% de quienes podrían votarla.

Soy paciente de la sanidad pública y no tengo queja de las atenciones y tratamientos que recibo. Los pacientes somos muy tolerantes y, con la perspectiva de mejorar nuestra salud, estamos dispuestos a entregar muchas horas de nuestro tiempo en salas de espera. Basta darse un paseo por cualquier establecimiento sanitario. Y, sobre todo, sé del tremendo esfuerzo de los profesionales, el número excesivo de horas que dedican a su labor, los problemas de gestión y la escasez de medios económicos y materiales. No está Madrid a la cola de la asistencia sanitaria de Gaigé, que debería tener muy claro el coste de mantener un alto nivel de prestaciones y, también, la diferencia de las mismas según en qué Autonomía te toque acudir a un centro público.

La huelga de transportistas (solo los autónomos, pero el roto será grande) amenaza con paralizar la actividad de distribución en Gaigé. Piden que se les pague lo suficiente para cubrir costes. Escucho a las partes -Gobierno, grandes patronales, sindicatos- y no entiendo nada. Estamos en el Pais de los Despropósitos. Lo olvido a veces.

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Trigésimo nona Crónica desde el País de Gaigé

8 noviembre, 2022 By amarias Deja un comentario

Gaigé, el Pais de los Despropósitos, parece confiado, aunque no feliz. Como alguien que acabara de pasar por una calamidad espantosa, y nada pudiera alarmarle por encima de lo que ha tenido que soportar, no hay circunstancia ni amenaza capaz de perturbarle. Pero la felicidad es otra cosa, surge de otro tronco y ahí fallan los pronósticos.

Si la política es un termómetro, y la temperatura determina el estado de las propuestas de gestión de la polis, Gaigé tiene mala salud de hierro. El bipartidismo cobra nueva fuerza, al tiempo que los partidos y coaliciones situadas a los extremos, pierden fuelle y se descomponen, arrastrados al fondo de reptiles donde devoran a quienes se enzarzan en luchas internas para decidir quien es el más guapo para merecer llevar la bandera de unas siglas.

Olona (Macarena), Iglesias (Pablo), Arrimadas (Inés) son algunos de los nombres caídos en la estacada, amenazados con el olvido que se ha llevado por delante a Ortega-Smith, Abalos, Casado, Alvarez de Toledo y tantos otros. La hasta hace poco dirigente de Vox, Olona, trata de crear una plataforma que aglutine simpatizantes antes de lanzarla como partido. Su intención se asemeja a la de Díaz (Yolanda), que, desde la posición ideológicamente contraria, aunque en su caso, con el respaldo que da ser vicepresidenta de Gaigé, pretende refundar Unidas Podemos, aguantando las zancadillas y tarascadas del otroro amigo y jefe admirado, Iglesias, retirado a la contemplación académica de sus antiguas elucubraciones mentales sobre el poder y su ejercicio,

El presidente de Gaigé, Sánchez (Pedro) viaja mucho por Europa y el mundo, demostrando que su inglés y su buen porte da mucho juego mediático para fotografiarse con otros mandamases. La practicidad obliga a no hacerle ascos a cualquier jefe de Estado, independientemente de su ideología previa, y la experiencia demuestra que es distinto predicar para conseguir ganar unas elecciones que obtener trigo que repartir a sus ciudadanos.

De la minigira por Africa del Presidente de Gaigé, se presenta como resultado positivo el compromiso de destinar más de 2.000 Millones de euros en 5 años -en créditos blandos- para aumentar la penetración de las empresas españolas en Sudáfrica. Su presidente, Ramaphosa (Cyril), acogió ese anuncio con una amplia sonrisa, seguramente sin entender del todo su significado

Nuevos jefes de Gobierno y Primeros ministros han aportado, ya que no sabia fresca a las reuniones en la Unión Europea, sonrisas y abrazos entre desconocidos. Meloni (Giorgia), flamante presidenta del Consejo de Ministros italiano, ha dado ya una muestra de la dureza con la que afrontará la contención a las oleadas de migrantes que buscan solución a la hambruna y la miseria lanzándose al mar con rumbo a Europa, a la que creen aún opulenta. Solo admitirá el desembarco desde los buques financiados por ONGs que patrullan por el Mediterráneo buscando náufragos, si se trata de enfermos o por razones humanitarias.

En el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, el nuevo primer ministro desde el 24 de octubre es Sunak (Rishi), un rico hijo de inmigrantes indios, ha conseguido aportar calma a los mercados con propuestas de medidas de actuación sociales de cariz keynesiano y brillantes eslóganes aprendidos en la escuela de negocios californiana de Stanford.

En Alemania, un tenido por anodino Scholz (Olaf) consiguió violentar el cotarro de la hipotética unión de los europeos en torno al eje franco-alemán, yendo a China para hablar de sus negocios -en un viaje relámpago e inesperado, acompañado de una élite de empresarios germanos- con el Presidente Xi Jinping y su homólogo Li Keqiang.

Pero lo más importante para el mundo y, por tanto, para Gaigé, es la cumbre del clima, que ya lleva 27 ediciones, y que se celebrará en Egipto. Siguiendo la tradición, se acordarán serios pronósticos de calentamiento del planeta, si no se adoptan de inmediato medidas de contención de la piromanía androgénica y no se ayuda con fuertes desembolsos a los países más pobres, para que detengan su trayectoria de imitación a lo que llevó hasta aqui a los muy desarrollados.

Preocupa a algunas ministras y otras portavoces ocasionales de las miserias del mundo, también presentes (en menor medida) en Gaigé, la violencia que atribuyen como consustancial al género (antes, sexo) masculino y, cada vez que se produce -por fortuna, de manera esporádica- una desgracia que involucra víctimas entre quienes fueron conviventes, causados en alta proporción por enajenados, claman pidiendo sangre y aprovechan para abogar por una separación -mental- de sexos que no se daba aquí desde los sesenta del siglo veinte. El desorden sobre las identidades sexuales está siendo permanentemente alimentado, desconociéndose a dónde podrá llevar a los muy jóvenes.

Núñez Feijóo (Alberto) va perdiendo fuelle mediático y fuerza en su mensaje. No le ayuda su poca chispa, y menos aún la artillería. en fuego granado, de los ministros y del propio Sánchez (Pedro) que siguen atribuyendo los males del país, por orden variable, a la guerra de Ucrania o a la falta de lealtad institucional del Partido Popular. Tampoco le sirve de refuerzo el verso libre de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Ayuso (Isabel), que defiende heroicamente su plaza. dirigiendo sus dardos contra el gobierno de Gaigé, al tiempo que cubre el flanco a su derecha, fagocitando sin reparos las ideas de Vox, cuando las tienen.

El enfado oficial entre las facciones llamadas a la bipolaridad política se mantiene con base en dos elementos de difícil digestión para la ciudadanía preocupada por lo ordinario (la cesta de la compra, el empleo, el futuro, etc.). La cúpula del PP pretende que el PSOE le garantice que no se rebajarán las penas por el delito de sedición -cuyo nombre y caracterización del tipo penal están muy vinculados al tratamiento a los golpistas catalanes y a las exigencias del gobierno de la Generalitat, deseoso de que el prófugo Puigdemont (Carles) pueda volver como si fuera Tarradellas-. La renovación del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, muy politizada (a despecho de la libertad e independencia que cabe atribuir a ese poder del Estado) es el otro punto de discrepancia, incomprensiblemente insalvable.

Aunque el tema ocupará, previsiblemente, unas líneas de actualidad en mi próxima Crónica, quiero referirme al acoso jurídico contra el rey de antes, Don Juan Carlos, por parte de su ex amante o concubina Larsen (Corinna), que acusa al maltrecho emérito en las cortes inglesas de amenazarla con cortarle el cuello si larga lo que sabe. Este episodio, inconcebible, que dura años de persistente alimento a la prensa amarilla y roja e involucra los cimientos de la protección al jefe de Estado (rijoso, corrupto, demente o imbécil) cuando está en juego la estabilidad y credibilidad de las instituciones, sitúa a Gaigé en la cumbre de los Países de Despropósitos.

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Trigésima octava Crónica desde el Pais de Gaigé

31 octubre, 2022 By amarias Deja un comentario

La semana de Gaigé ha tenido dos elementos especialmente significativos, por su reflejo como exponente de la compleja situación que están sufriendo las instituciones.

Como asturiano y respetuoso con la Constitución, la ceremonia de otorgamiento de los Premios Princesa de Asturias, ocupa en mi simpatía un lugar especial. Fue un acto simpático, en el que, sobre todo los asturianos y en particular los ovetenses, mostraron su curiosidad, afecto y complicidad con los Reyes y sus hijas. Los premiados con los prestigiados galardones lo fueron todos merecidamente, aunque el mayor valor del acto para el público general lo concentró el discurso leído de la Princesa Leonor (aplaudido hasta por ella misma hasta que fue advertida de su desliz por Felipe VI) y las palabras, más densas e intencionadas, del propio Rey.

Para un Monarca que tiene que moverse de puntillas por algunas esquinas de su Reino de mentirijillas, encontrarse con el momento feliz en que la gente de la calle le victorea, las autoridades locales le guardan pleitesía y los ministros y otras autoridades de postín mantienen un discreto segundo plano, han de parecerle dias de misterios gloriosos.

Fue una lástima que, al día siguiente, cuando la Princesa tenía programado pronunciar unas palabras en Cadavedo, una indisposición dejara a ella y a la Infanta fuera de juego y tuvieran que volver a Madrid. Leyó el mensaje la reina Letizia, que juega en casa, pero el acto quedó si  la misma chicha. Me gustó que la reina astur se refiriera a sus hijas por sus nombres de pila, sin ponerles título nobiliario.

El otro acto de masas lo protagonizó, entre los suyos, la otra cabeza más visible del Estado, Sánchez (Pedro), presidente del Gobierno de Gaigé pero, ante todo, secretario general del Partido mayoritario en la coalición  que  nos dirige. Se trataba de celebrar los cuarenta años de la primera victoria del PSOE. Estuvo como invitado especial González (Felipe) que cumplió con  el consejo de apoyar al presidente en funciones de militante, dar un pescozón a Núñez Feijoo (Alberto) insinuando que no respeta la Constitución y recordar con añoranza impostada a Guerra (Alfonso), al que no se le había invitado inicialmente y, por último, éste decidió pasarse por el forro de la indiferencia la posibilidad de asistir.

La ventaja que venían dando sistemáticamente las encuestas de opinión (después de la defenestración de Casado -Pablo) al Partido Popular se diluye lenta pero firme. El argumentario oficialista esgrime que el presidente popular no controla su Partido y no resulta fiable cuando negocia, junto con otros hándicaps menores (no habla inglés y no sabe de economía). No resulta sencillo prever hoy el resultado que ofrecerán las urnas en las generales, pero las votaciones locales y autonómicas (allí donde se produzcan) tienen sesgo hacia las derechas.

En Brasil, Da Silva (Lula) ganó con estrecha ventaja las elecciones del domingo, resultado que Bolsonaro (Jair) el Presidente actual, aún no reconoció.  Quien si lo hizo, y por adelantado, fue nuestro Presidente de Gobierno, que apoyó temerariamente el cambio, en una manifestación pública a favor del ex-presidiario ex-presidente.

 

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Trigésimo séptima Crónica desde el País de Gaigé

25 octubre, 2022 By amarias 2 comentarios

La atención de la semana aparece desviada fuera de Gaigé, ya que han sido muy importantes los acontecimientos que han tenido lugar allén de nuestras fronteras.

Por la similitud de los comportamientos sociales y la proximidad geográfica, (que anima a muchos a extraer a priori consecuencias de lo que pudiera suceder en las elecciones generales que deberán tener lugar en Gaigé a finales de 2023), ocupa el primer lugar  la ascensión como Primera Ministra del Gobierno italiano -rectius, Presidenta del Consejo- de Meloni (Giorgia), aupada por una coalición de partidos de la derecha populista.

En todos los rincones de la vieja Europa, los ciudadanos, apresados en una crisis que parece no tener fin, expresan ideas de cambio en las encuestas y en la calle, con manifestaciones de toda índole. Su gran variedad, lo heterogéneo y a veces inverosímil de sus reivindicaciones, vienen a confirmar que no hay claridad ni criterio en aportar las soluciones. Tampoco los líderes políticos son capaces de levantar columnas sólidas de confianza, con independencia de sus orientaciones ideológicas básicas, si las tuvieran. Parece moverse la serpiente de la opinión colectiva por instintos gregarios, como si fueran forofos de equipos de fútbol, para los que no se exige disponer de otro elemento que de la emoción.

En el Reino Unido, el fracaso de Truss (Liz), al aplicar, como elefante en cacharrería, el consagrado lema liberal por el que la bajada de impuestos ha de favorecer la inmediata activación de la economía, ha generado aún más incertidumbre sobre las capacidades del partido conservador para sacar al pais de sus múltiples atolladeros. También se cuestiona con malestar creciente la decisión de abandonar la Unión Europea, cuando ya han transcurrido seis años. La dimisión de la Premier, a los 44 días de ser elevada al cargo, luego de la renuncia de Johson (Boris) trata de aplacar el brote de revuelta popular que obligó al Banco de Londres a acudir en apoyo de la libra. El sucesor, elegido por los propios diputados de la facción conservadora, deberá guardar la adopción de medidas drásticas para otra coyuntura.

La guerra en Ucrania se prolonga por ocho meses y no tiene visos de solución cómoda. El dragón de Comodo, figura que sirve para explicar con modelo animal la actuación de Putin (Vladimir), ha mordido la presa ucraniana. Aunque los aliados de la OTAN -dirigidos por Estados Unidos, es decir, el capital norteamericano, con el peso judío que nade niega- siguen alimentando con material bélico relativamente obsoleto, la brava actuación de la población militarizada del país invadido, creer que Rusia ha perdido la guerra y va a abandonar el terreno sin más, es una quimera. Ucrania es terreno envenenado, gravemente destruído.

El desgaste de los admiradores de Zelenski (Volodomir) es evidente y aunque la amenaza nuclear no se lleve a cabo (por fortuna), la segregación de las zonas rusófilas de Ucrania -seguramente como Estados independientes y con condiciones especiales- aparece próxima y como salida, ya que no airosa, más viable, para aplazar momentáneamente una escalada de terror que nos llevará, irremisiblemente, a la extinción de buena parte de la Humanidad, empeñada en jugar a las guerras de posesión y dominio.

La prolongación durante otros cinco años del gobierno dictatorial de Ji-Pin hace aún más opaco el velo que cierra a occidente el conocimiento, e incluso la previsión intuitiva, de lo que hará la cúpula dominante en China. Inolvidable la extracción de Jin-Tiao del Congreso que aprobaría esa prórroga, arrastrado por dos ujieres-policía, tratando de cruzar su mirada con la del intocable dictador, que no se dignó ni tan siquiera esbozar una sonrisa, una disculpa, un amago de explicación,

La inmensa capacidad de autonomía del gigante asiático, que la ingenuidad de los defensores de la globalización ha alimentado, y el carácter sumiso de la población (debidamente advertida de los problemas de ser disidente) la hace capaz de soportar varias crisis sin acudir a ayudas ajenas y, dado el caso o la oportunidad del momento, sacar a relucir su poderío militar y aumentar aún mas su expansión económica en los países que antes llamábamos del tercer mundo y hoy carecen hasta de nombre conocido.

En Gaigé, no faltan minucias para mantener a personal entretenido. La presentación a aprobación de la Ley Trans, que pretende consolidar la libre elección de género, por simple decisión personal, incluso a tempranas edades, ha abierto un debate que se presenta como ideológico aunque tiene mucho de folclórico, es decir, irrelevante. La simple idea de que el género identitario, aquél que define no ya la naturaleza que tenemos por nacimiento, pueda ser modificada por la simple voluntad personal -sin necesidad de cambiar de sexo clínicamente, apoyarse en declaración judicial o tras seguir cualquier procedimiento que involucre la supervisión, apoyo o control de terceros cualificados-, más que un avance, supone el lanzamiento de una bomba explosiva sobre el Código civil, con efectos inimaginables en múltiples órdenes. Por supuesto, sin que tenga nada que ver con el respeto exigible a las opciones LGTBI -espero no dejarme ninguna-, tomadas con seriedad y conciencia plena de su alcance personal y jurídico.

Se trata, en efecto, de la búsqueda a la desesperada de lugares en los que colocar las banderas que sirvan para llamar la atención sobre hipotéticos avances sociales, en la que se ha especializado la izquierda podemista, descabezada como pollo pasado por el cuchillo del matarife. La ministra Belarra (Ione) se ha acogido a una baja por maternidad, acontecimiento por el que solo cabe felicitarla. Como los papeles son intercambiables y el trabajo no es excesivo, será otra ministra, Montero (Irene), autonominada “tía” del recién nacido, la que, con los secretarios de Estado correspondientes, se encargue de los asuntos urgentes del Ministerio de Derechos Sociales.

Podría y, sin duda, deberia, escribir sobre la situación confusa para designar nuevos jueces en las altas instancias jurídicas del Estado, analizar las consecuencias de la revisión de los cupos vasco (y catalán), incrementando la dotación de sus disponibilidades presupuestarias a despecho de reducir las de otras comunidades. Son muchos los temas, pero se mantienen como recurrentes, así que habrá ocasión de tratarlos en las próximas semanas.

Lo que parece más difícil de solventar es que, según dicen, Núñez Feijóo (Alberto) no sabe inglés. Aconsejo a sus asesores que lo inscriban en un curso acelerado (los hay muy buenos) y que una de las próximas intervenciones en el Senado, la realice -al menos, hasta que la presidencia de este órgano sin cometido le llame la atención- en ese idioma. No veo otra forma de callar a quienes vociferan que no está preparado para moverse por Europa. Con el juego que le está dando a Sánchez (Pedro)

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Trigésima Primera Crónica del País de Gaigé

13 septiembre, 2022 By amarias Deja un comentario

La semana que terminó el once se septiembre ha sido pródiga en acontecimientos, luctuosos y alegres, tristes o emotivos. Momento, pues, feliz, para los comentaristas de todo pelaje, y especialmente para los llamados periodistas del corazón, más proclives a desmenuzar comportamientos aislados, imágenes sueltas y gestos impostados, que a meterse en las honduras de analizar el porqué de las cosas.

El entramado de fondo para Gaigé sigue siendo preocupante, porque no llueve, la inflación sube más y el desencuentro entre las facciones políticas aumenta. Pero el país continúa disfrutando de fiestas, que se prolongan hasta casi todo septiembre, bajo advocación de vírgenes, santos y tradiciones intocables.

Valga como ejemplo de algunos crueles despropósitos, la fiesta del toro de la Vega (del padre Duero) en Tordesillas, en donde hasta este año, en que fue prohibido con gran protesta popular, incluida la de su regidor -Oliveira (Miguel Angel), se corría hasta matarlo a lanzazos a un pobre animal, generando un escenario irrepetible de color, sangre, empellones y jolgorio campestre, en la que el motivo principal, era, en realidad, irrelevante.

Falleció la reina de Inglaterra, Isabel II, óbito que se produce en unánime loor de reconocimiento a personaje que se coincide en proclamar como histórico y digno de alcanzar (por el momento) lugar de relevancia y respeto en la Historia de la Humanidad. La razón fundamental del prestigio es, para no dar mucha vueltas en busca de motivos, la longevidad de su reinado (duró más de setenta años), alimentado el mito con misterios, secretismos, boatos y ese punto acre de vulgaridad mundana que viene bien para  ensalzar un mito, haciéndolo carnal sin sobrepasarse. La conjura mediática y la discreción  política para mantener alejada la Corona de cuantos asuntos pudieran afectar a la institución de manera directa, hizo el resto.

No tiene este cronista de Gaigé, -el país de los despropósitos, tierra de angustias siempre a la busca de su identidad-, envidia de los ingleses. Sus historiadores, teniendo vetado meterse con la Monarquía propia, se ceban en contarnos cosas de la nuestra, buscando entre los papeles de nuestros archivos, públicos y privados,  material con el que alimentar la Leyenda Negra, desligitimarla o darle un nuevo repaso. En la institución monárquica inglesa se mezclan elementos religiosos (el cabeza visible es heredero de un rijoso monarca que decidió separarse de la Iglesia de Roma para seguir sus inclinaciones sexuales, en las que cabía el asesinato) con una elaborada colección de ritos, puertas selladas y boatos de colorines inculados a su defensa.

En Gaigé, causa revuelo la decisión declarada del Rey de antes, Juan Carlos, de acudir al sepelio de la inglesa, de la que es familia, pues del mismo designio divino proviene su dinastía. Hay quien prefiere (quiero suponer, por puro sentimiento humanitario, que no en lo que nos queda de la Casa Real) mantenerlo en Abu Dahbi hasta su propio funeral. Si así se produce como está previsto, y el estigmatizado Borbón sale con la suya, tendremos ocasión de sufrir la vergüenza de ver a dos Reyes de Gaigé hacer como que no cruzan sus miradas, en la creencia de que así se defiende a Monarquía hispana, ya tocada del ala, porque nos falta un Churchill (Wiston) que defienda que se puede ser independentista y republicano, viendo en la Monarquía la solución transitoria inmejorable.

El sucesor de Isabel,  Carlos III, accede al trono a una edad avanzada (somos coetáneos), y con un curriculum tal vez apasionado (inolvidable su referencia al tampax de Doña Camila, hoy reina consorte) pero nada apasionante. En cuanto al resto de la familia real, no solo no tiene la nuestra nada que envidiar, sino que ésta se ha movido por las telarañas de la popularidad forzada con mucho más tiento, aunque no ha sido tratada con la misma benignidad.

Deplorable ha sido el encuentro entre Sánchez (Pedro) y Núñez Feijóo (Alberto) en el Senado, en donde compareció el primero para regodearse con sus propios éxitos y llamar mentiroso, inútil, mal preparado y antipatriota al segundo (con éstas u otras palabras, que escribo de oídas).

Frente al tiempo libre de la intervención del Presidente de Gaigé, tuvo el candidato in pectore solo quince minutos, por los que navegó con más voluntad que aciertos. No tuvo culpa, sin embargo, porque el martirio vino con el formato: cuatro a uno si se miden tiempos y, a pesar de que el Popular tiene mayoría en el Congresillo de las autonomías, el hemiciclo del Senado comparte frialdad con el cementerio de Bonn (pongo por caso). Y si a quien toca defender su gestión viene como mozo del martillo de las propuestas del contrario, hay que darle el premio de haber causado la mayor conmoción al pueblo llano.

Van a aprobar un impuesto extra a las eléctricas y a las entidades financieras, a la busca y captura de esos “beneficios caídos del cielo”, que han puesto de manifiesto algunos vicios de la economía del libre mercado. Puerta abierta a la imaginación de los ministros más filocomunistas del Gobierno de Gaigé,  capitaneados por el descaro indocumentado de la ministra Díaz (Yolanda) y el seguidismo de Garzón (Alberto) que han abogado por poner tope a los precios de los productos en los supermercados.

Si así seguimos y les dejan actuar a sus anchas, tendríamos en Gaigé mercadillos como los que se disfrutan en la Habana y otros pueblos del país caribeño, en la que cada cuanto sacan hortalizas y pollo a precios mínimos, para que los secuestrados cubanos no se mueran de hambre si solo tuvieran que comprar con lo que ganan de oficio, en los supermercados donde los bienes de consumo se cotizan en dólares.

Saca pecho la ministra Ribera (Teresa), exponiendo que en Europa (léase Alemania) se nos hace caso en la defensa del modelo ibérico para calcular los precios de la energía. Se la ve, desde luego, ágil entre sus colegas, con el desparpajo de quien repite curso. Como el del gas sigue subiendo, y si bien es cierto que no escasea la energía, está cada vez más claro que no todos pagar la calefacción, y que las medidas de ahorro serán insuficientes a poco que el frío apriete, como ya lo hizo el calor con el presupuesto con que llegar a fin de mes sin tener que pedir prestado al dueño del dinero.

Una buena noticia: Alcaraz (Carlos) es tenista número uno del ránking mundial. Gaigé se puso muy contenta, porque necesita ídolos en los que proyectarse. Cuando se apagan las luces, vuelve a ser el país de los Despropósitos.

La mala noticia, entre otras, es que falleció Marías (Javier), y echaremos de menos sus escritos lúcidos con la dosis de mala uva inteligente que tanta falta nos hace. Como escritor de libros, no disfruto igual, aunque el problema es mío.

Sobre las leyes que regularán la libertad para cambiar de género con solo una declaración de voluntad ante el Registro, declararse transgénero por intuición, abortar con dieciséis años a cargo de la Seguridad Social o la condena sistemática por fascista a quien ponga en sospecha si todo ese edificio de identidades sexuales tiene más fundamento que la búsqueda de votos y generar desorden social, convendría que alguien escribiera con criterio y sin pasión doctrinal. No existen en Gaigé quienes asuman ese reto, me temo.

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Vigésimo Octava Crónica desde el País del Gaigé

15 agosto, 2022 By amarias 4 comentarios

Llevo algo más de medio año escribiendo estas Crónicas, que título desde el País de Gaigé, un heterónimo de España. Gaigé (ponúnciese Caiché) es una transcripción fonética en hanyu pinyin (chino) de una palabra compuesta que significa en “despropósito, desconcierto”, y otras acepciones similares.

En esta semana, Gaigé intensifica sus vacaciones oficiales. Madrid anticipa la celebración de las fiestas de la Virgen de la Paloma, una de las numerosas versiones milagreras de la madre de Jesús el Dios encarnado para la religión católica, que tienen su festividad reconocida en el 15 de agosto, en que se conmemora la asunción al cielo místico, en cuerpo y alma, de María.

La advocación mariana a que hago referencia es la patrona popular de los madrileños, cuya patrona oficial es la virgen de la Almudena, otro heterónimo. Pónese así de manifiesto el carácter contestatario del pueblo de Gaigé, poco dado a admitir sin discusión imposiciones desde lo alto de las instituciones, ya vengan de la Iglesia o de cualquier otro gobierno. La sentida devoción fue premiada numerosas veces por la Paloma, que cuenta con incontables milagros, empezando por la curación del futuro Rey Fernando VII, allá en el siglo XVIII, que fue cuando empezó su actividad.

Esta semana de agosto es pródiga en fenómenos atmosféricos y astrales. Siguen los incendios de carácter pavoroso jalonando el territorio de la piel de toro, causando conmoción y pérdidas duras de restañar. Esta semana le tocó arder a los alrededores del parque natural del Moncayo. Nuevamente, la Unidad Militar de Emergencias tuvo que actuar, apoyando a las unidades locales. Tanta presencia de esos militares anómalos, con solo 1.500 efectivos fijos (y otros tantos de reserva) en las decenas de focos por donde arden los bosques de Gaigé, parece milagrosa.

Sigue sin llover en la mayor parte del país, que se va convirtiendo en secarral en muchas zonas; los pantanos están a mínimos, algunos a punto de desaparecer (por debajo del 10% de su capacidad). En épocas de la dictadura, cuando había más fe, se sacaban las imágenes en procesión, pidiendo que lloviera. Ahora, se es más prudente en incomodar a los altísimos. Resulta por ello conmovedora la anécdota que cuenta Erwan de la Villeon (ceo, es decir, consejero delegado, de Puy de Fou, el parque de Toledo que está haciendo furor), por la que, cuando hace ahora un par de años un incendio rodeaba la instalación y amenazaba con llevarse todo por delante, sacaron del recinto a los animales y los principales enseres, y el devoto francés dejó a la Virgen del Arrabal -cuya imagen venera- encargada de salvar el resto. Y así sucedió: el fuego se contuvo sin tocar un pelo del Parque.

La escasez de agua, el precio de la energía y la amenaza de que pueda faltar suministro si el invierno viene crudo (especialmente en la crédula Alemania, que quemó sus naves para abrazarse al oso ruso), ha puesto de moda a la ministra de Transición Energética y otras hierbas, la del rostro impenetrable Ribera (Teresa). Bajo su docta dirección, el Gobierno ha decretado que los locales comerciales no puedan bajar la temperatura más allá de 27 ºC, lo que ha motivado protestas de los empresarios de restauración, bares y locales de venta de artículos de primera y segunda necesidad. La siempre atenta a marcar el paso en dirección contraria, si le ve hueco, Ayuso (Isabel), la jefa de la Comunidad de Madrid, se ha declarado insumisa, posición que no parece compartida por el alcalde de la capital, Martínez Almeida (José), más prudente en manifestarse contrario a la aplicación de una Ley vigente, aunque la impugne en los Tribunales.

Este pequeño rifirrafe (sin mucho efecto práctico, pues las temperaturas han bajado, por fin, en este lunes 15 de agosto) ha servido para que las baterías antipopulares del partido que gobierna en coalición, acusen a Núñez Feijóo (Alberto) de ser un calzonazos que se doblega a la dama que, según ellos, dicta lo que hay que hacer en el Partido que está llamado, todavía, a hacerse con el poder de las urnas, si mantiene el pulso al deterioro que provoca el tiempo en las ilusiones repentinas.

Sigue la guerra en Ucrania, enquistada y con torpeza dialéctica por ambos bandos, aunque se alzan algunas esperanzas por la mediación del turco Erdogán, quién lo diría.

La posición de China respecto a Taiwan se ha encrespado, por culpa de la visita a ese país reconocido solo a medias, de la presidenta de la Cámara norteamericana Pelosi (Yansi), que el Gobierno de Jin-Pin ha considerado una provocación y argumento suficiente para hacer una exhibición de su potencia armamentística, rozando peligrosamente los argumentos para una confrontación de gran alcance. Como en el gobierno insolidario de Gaigé hay pacifistas, si los interesados en prender la mecha de la tercera guerra mundial aciertan con el mechero, la destrucción mutua asegurada nos pillará discutiendo si enviamos ropas de abrigo o tanques averiados al lugar donde se inicio el conflicto.

Sigue manifestándose algo de polvareda porque SM el Rey Felipe VI, de viaje protocolario por Colombia, no se levantó al paso de una de las espadas atribuídas a Bolívar (Simón). Cuando falleció el héroe que inspiró la revolución que tanto daría que hablar en los países hermanos de América (hoy, familia pobre y descarriada en su mayoría), no le enterraron con la legítima, sino con una copia, que es la que ahora veneran los líderes tupamaros, Farc o M-19 incrustados en el gobierno de Bogotá. Hizo bien el Monarca, si lo hizo a sabiendas como si no. Y esas voces, algunas en el desgobierno, que critican a Felipe VI por falta de respeto a un acero herrumbroso, harían mejor en mirarse sus propias faltas, condenando que sus adeptos quemen fotos del Rey y banderas patrias o ellos mismos se nieguen a acudir para hacer el rendevous oficial al Jefe de Estado cuando visita alguna de las regiones a las que quieren imbuir de intenciones separatistas.

Nota final: Mi respeto, simpatía y admiración a Salman Rushdie, a quien un fanático de mal nombre Matar (Hadi) envió al hospital de varias cuchilladas alevosas, cumpliendo los designios de un tal Jomeini que le impuso una fatua y ofreció una recompensa a quien asesinara al polémico escritor. La culpa: haber interpretado las razones por las que se suprimieron unos versos del Corán, en lo que se estimó por los iluminados exégetas del libro sagrado de los musulmanes, una afrenta merecedora de la muerte.

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Vigésimo Sexta Crónica desde el País de Gaigé

1 agosto, 2022 By amarias Deja un comentario

Los principales líderes de Gaigé han entrado en campaña electoral que, de cumplirse lo previsto en la Norma Suprema (Título III) deberán celebrarse cada cuatro años, correspondiendo el momento de la Convocatoria a la primavera de 2023.

Las tensiones provocadas por el deseo de tomar posiciones ante esa situación que proporcionará unos cuantos miles de puestos de trabajo a los diputados y senadores vencedores en los Comicios se traduce en un evidente nerviosismo que exacerba o sirve para inventar discrepancias entre las opciones políticas.

Desde luego, lo más chocante en Gaigé es la manifiesta tensión entre el partido mayoritario en la coalición de Gobierno y sus socios de la deteriorada izquierda ideológica. La habilidad del presidente Sánchez para controlar a los amigos de conveniencia de la derecha regionalista (independentista o conformista) hace aguas cuando se trata de poner a raya los protagonismos de los partidos de la “gauche” populista, cada vez menos divina y más carnal.

Aunque la presentación de resultados de Gobierno de hace una semana se centró en anunciar un impuesto excepcional (presuntamente inconstitucional, según se ha denunciado de inmediato) a los beneficios de los grandes grupos empresariales y financieros, las diferencias con el heterogéneo grupo que resulta de la descomposición de Podemos e Izquierda Unida son crecientes.

Incluso la sospechosa sintonía personal de la vicepresidenta designada -en fallida propuesta sucesoria por Iglesias (Pablo)- con su jefe teorico Sánchez (Pedro) está más impregnada de folclore estético que de contenido práctico. Las disensiones entre los ocupas de los ministerios económicos son palmarias y la pérdida de soporte institucional por parte de la Ministra de Defensa (Robles, Margarita) a la que se la van quitando competencias y atribuciones, es significativa; su posición crítica contra los pacifistas prorusos que están incrustados en el Gobierno de Gaigé adquiere ya dimensiones de sainete. Otras dos Ministras, antes provistas de mando en plaza, la de Hacienda (la muy desprestigiada Calviño, Nadia) y la de Energía (el azote de energéticas Ribera, Teresa) han cedido terreno hacia otros ministerios. Como un pantocrátor carnal, en última instancia, presidiéndolo todo (no tanto por su capacidad gestora como por su excepcional habilidad para la venta) se adivina, como un aglutinante imprescindible, el ansia centralizadora de Sánchez, (Pedro), convertido en un superministro factótum. Se dice que su objetivo a medio plazo (en especial, si no consiguiera revalidad la presidencia de Gaigé) se orienta a conseguir el puesto muy atractivo de Presidente de la Internacional Socialista, lo que le permitiría cerrar con broche de oro una carrera política realizada en contra de vientos, mareas, y de las esencias de su propio partido, hoy desconocido para quienes creyeron/creímos en la socialdemocracia.

El grupete de Ciudadanos está en estudio urgente de su refundación, tratando de reencontrar las raíces del centro liberal. Dirigen la operación de rescate de los suburbios andrajosos de esa opción antes muy querida, Villacís (Begoña) y Díaz (Guillermo), quienes toman la antorcha semiapagada en sus manos, ante la manifiesta incapacidad de Arrimadas (Inés) para reconducir el descalabro. La dimisión de Garicano (Luis) es una de las últimas deserciones del proyecto que había despertado tantas expectativas, incluso cuando parecía posible acceder a la Presidencia de Gaigé.

Siguen los incendios, favorecidos por la tremenda ola de calor, para cuyos efectos, a pesar de la apariencia de querer liderar desde Gaigé la batalla contra el cambio climático, ni se previeron ni se consigue ahora acotar con solvencia. Los esfuerzos de Bomberos, Unidad Militar de Emergencias, personal de apoyo y ciudadanos concienciados del desastre ambiental o directamente afectados por el avance de las llamas, se estrellan contra la fuerza del fuego y la escasez de medios. Las lluvias se hacen esperar y el agua escasea, incluso amenazando resultar insuficientes las reservas para consumo humano (y, desde luego, para riego agrícola) en algunos puntos.

La guerra de Rusia contra Ucrania prosigue, dando la sensación de enquistamiento táctico. La hambruna por falta de suministro de grano y fertilizantes (hoy, por fin, se liberó un barco cargado de maiz para Líbano desde Odesa) tiene efectos muy graves aún no evaluados suficientemente. Y en cuanto a la escasez de energía para calentarse este invierno, los Estados europeos aceleran la toma de decisiones bastante asimilables al sálvese quien pueda. Gaigé saca pecho, ofreciendo un exceso de energía de la que carece, mientras se anuncian medidas de ahorro que parecen más de tipo estético que efectivo.

Se anuncia por el Gobierno una situación excelente en cuanto al empleo (más de 20 millones de cotizantes a la Seguridad Social) y se distribuye optimismo moderado por los medios de difusión, advirtiendo, sin embargo, que nos esperan momentos de crisis económica y energética. La portavoz el Gobierno, Montero (María José) ha encontrado el gusto a reconocer como culpable de todos los males pasados y venideros al Partido Popular, que ha pasado a autocalificarse como alternativa de Gobierno, abandonando la designación de Partido de la oposición.

Para el gobierno socialista de Gaigé el Popular es, por derecho asignado, partido de oposición, macho cabrío expiatorio de cuanto salga mal, nulo colaborador, falaz adversario, incapaz de reconocer que, si Gaigé no levanta cabeza con la velocidad deseable, la culpa la tienen Nuñez Feijóo, Casado, Rajoy, Aznar, Fraga y Francisco Franco. La nueva Ley de Memoria Histórica, si se aprobara, permitirá resolver, de una vez por todas, cuando empezó la democracia en Gaigé y, cuando sea derogada, en qué momento terminó.

 

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