El 19 de junio de 2022 (mañana) se celebran elecciones en Andalucía para elegir la composición del Parlamento regional. Me parece interesante, aunque solo quede restringido al ejercicio de mi exhibición personal, hace el análisis ex ante (es decir, antes de conocer los resultados) para compararlo con lo que verdaderamente hayan reflejado las urnas.
Estoy pasando unos días en Andalucía, tratando de recuperarme de mi anemia, y podría decir que tengo una visión cercana de la hipotética tensión o emoción que pudiera suscitar ese lance electoral, tan fundamental para los políticos que se juegan su empleo y que también debería serlo para la población directamente afectada. Si juzgo por lo que percibo en la calle (hoy hace menos calor que en las anteriores jornadas), no puedo recoger que exista la menor “emoción electoral”.
Los mítines de esta campaña han tenido flojas asistencias y tampoco sus eminencias políticas han dado con frases-impulso, de esas que se recuerdan como lemas inspiradores. Como ya reflejé en Comentarios anteriores, la candidata de Vox (Olona), apoyada en campaña por el jefe de fila del partido (Abascal) ha concedido titulares, pero lo ha hecho con tal agresividad y con objetivos tan exóticos (algunos inconstitucionales) que no me parece que, fuera de la contribución al folclore, le vaya a servir su empeño, no ya para convertirse en primera fuerza política de la derecha en Andalucía -terrible amenaza- sino para rebajar votos a su izquierda, es decir. al Partido Popular, enseña bien defendida por Moreno -actual Presidente de la Junta- y, sobre todo (en lo que podría aparecer como insólito), por Juan Marín, candidato de Ciudadanos, que en toda su campaña ha ofrecido moderación y la defensa del buen hacer de la coalición.
No le concedo opciones en esta ocasión al PSOE, con un candidato campechano y buena estela de gestión popular como alcalde de Sevilla, pero muy lastrado por el abrazo del oso de los jerarcas del partido en Madrid. Las estúpidas (por calificarlas suavemente) expresiones-declaraciones barriobajomitineras de Lastra (Adriana) animando a votar a los simpatizantes socialistas para no tener que ir al día siguiente al recuento a cercar el Palacio donde se constituirá el nuevo Parlamento regional, dan lástima.
La otra izquierda está desunida, falta de Programa y si Teresa Rodríguez consigue levantar algo más alta la bandera del populismo andaluz, será por su propio mérito.
Resumen: me gustaría que a Moreno le faltaran unos escaños para la mayoría absoluta y que los obtuviera de Marín. La coalición con Olona, que ya anunció que solo apoyará su Presidencia si se le concede el sillón de la vicepresidencia, abriría un espacio de gran incertidumbre.
Porque la derecha “nocobarde” (Vox) enciende mechas por donde pasa su lenguaraz actitud beligerante, que combina, en un catecismo del siglo pasado: Dios, Patria y Rey con Nacionalismo, catolicismo y centralismo, pero se adorna de xenofobia con orientación sesgada contra los magrebíes y otras lindezas calificables de exabruptos mentales , sin aportar nada relevante al programa económico, salvo antisindicalismo y, por lo tanto, tensión social.
Y la izquierda del PSOE, lastrada por el descrédito de sus incompetentes ministros, tendrá que esperar al viaje regenerador de Diaz (Yolanda), y lamer, a partir de mañana, las profundas heridas de una pérdida de identidad ideológica, que no pasa, desde luego, por antimilitarismos, posiciones veganas sin mucha chicha, anticapitalismo o subida de impuestos para mantener unas altas prestaciones sociales en un país que camina hacia la bancarrota.