Al socaire

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Quincuagésima primera Crónica desde el País de Gaigé

23 enero, 2023 By amarias 1 comentario

La cercanía a las elecciones regionales y municipales de mayo y, sobre todo, la incertidumbre respecto a su resultado, están promoviendo el adelanto de la  campaña por parte de los partidos con opciones a formar parte de los respectivos gobiernos de los más de 8.000 núcleos que dilucidarán sus preferencias para los próximos cuatro años en Gaigé, el País de los Despropósitos. La tensión pre-electoral es particularmente alta, por su relevancia, en las Comunidades Autónomas que renovarán cargos y en los grandes municipios.

Como no estamos ante un panorama bipolarizado, los líderes de los partidos que hace años representaban las mayorías de orientación conservadora o socialista, PP y PSOE, se enfrentan actualmente al problema importante de resolver, a priori, el dilema de las alianzas que formarán la coalición o determinarán los apoyos que les impulsarán hacia el gobierno. La situación está confusa, por motivos diferentes, a ambos lados del espectro ideológico, si se admite tal separación conceptual, hoy ampliamente superada.

En la izquierda, el liderazgo de Sánchez (Pedro) no es cuestionable. Tratado como mentiroso crónico por sus opositores, ha sabido poner en primera línea logros importantes de su gestión: incrementos del salario mínimo, aumento de las pensiones y del número de afiliados  la Seguridad Social y la práctica recuperación económica. El papel real de los apoyos conseguidos gracias a los fondos provenientes de la Unión Europea y del aumento del endeudamiento en relación con el PIB tiene puntos oscuros que nadie consigue dilucidar con credibilidad, dado lo opaco y contradictorio de las cifras que se manejan.

Unidas Podemos se rompe, falto de una voz única y un director carismático. Iglesias jr. (Pablo) ha perdido su perfil mediático y sus sucesoras en el atril rivalizan sin ingenio ni prudencia. Montero (Irene) desde su Ministerio de Igualdad, convertido en manantial de despropósitos, lanza leyes ideologizadas y torpemente estructuradas en lo jurídico y anatematiza a jueces, tirios y troyanos.

La sensata observación de Carmona (Manuela), advirtiendo que una ley errada debe retirarse o corregirse sin apuntar a sesgos ideológicos interpretativos de los que tienen que aplicarla, ha provocado varios exabruptos contra la ex juez, tildándola de haber traicionado a quienes la auparon a la alcaldía de Madrid. Echenique (Pablo), portavoz con claros hándicaps síquicos -un odio bolivariano contra cualquier argumento de contrario-, está anclado en el uso de un Ideario a modo de Catecismo, impropio de un país desarrollado y de una mente sensata.

Núñez Feijóo (Alberto) sube peldaño a peldaño su monte de Arafat, que a veces asemeja más ser su Gólgota o Calvario. Le ridiculizan por no hablar  inglés y referirse a Manuela como Carmela. Seguro que habla bien francés y sabe quién es Blas de Otero, si es que eso importa. Aunque su problema ante el propósito de ser el próximo Presidente del gobierno de Gaigé lo tiene con la formación con la que comparte muchos aspectos de doctrina: Vox, h cuyo líder Abascal (Santiago) carece de los mismos frenos dialécticos. Imagino que la incorporación al frente de Alvarez de Toledo (Cayetana) para reforzar la línea de retaguardia en la que ya pelean Ayuso (Isabel), Gamarra (Cuca) o González-Pons (Esteban) dará más enjundia a los mítines.

Varios miles de defensores del constitucionalismo (interpretados por el actual Gobierno de Gaigé como desleal oposición) acudieron a la plaza de Cibeles y alrededores para pedir la dimisión de Sánchez por no respetar la Norma suprema votada en el 78 y pactar con republicanos e independentistas. Hubo muchas banderas españolas y buen rollito, con un comportamiento colectivo sensato.  Alguien vio banderas con el águila imperial. La guerra de cifras respecto a los asistentes no llegó a llenar de sangre el rio, pero hay quien dice que fueron casi un millón y otros que solo treinta mil. Muchos, desde luego. Feijóo faltó, sin que su explicación apareciera como convincente. Estaban los que quiere que le voten, ¿no?

Pocos ministros del gobierno de Gaigé aguantan el desgaste, salvándose del contagio de la falta de aptitud y las torpes actitudes de las ministras comunistas-podemitas. Sobresale Ribera (Teresa), que puede apuntarse el mérito de haber conseguido frenar los precios de la energía y lanzar el proyecto del hidrogeno ducto que, ahora se sabe, llegará a Alemania. Lo anunciaron así Macron (Enmanuel) y Scholz (Olaf), en una declaración conjunta que tuvo lugar inmediatamente después que la reunión entre Sánchez y Macron en Barcelona, en la que se firmaron otros acuerdos, pero se silenció éste.

Por cierto, en Barcelona, Aragonés (Pere) se escabulló para no estar presente junto a los presidentes Sánchez y Macron cuando se interpretaban los himnos nacionales. Cada día que pasa, se le ve de menor tamaño político y, los que conocen bien lo que pasa en Cataluña, opinan que su liderazgo se tambalea a la par que la economía del pequeño no-nato país.

El fantasma de Pegassus sigue revoloteando por los cielos de Gaigé y Marruecos. Los diputados socialistas en la Cámara Europea no votaron a favor de censurar, por su falta de democracia, el régimen de Mohamed VI. Los populares se ausentaron del lugar. Gaigé, siempre  Gaigé.

Zelenski (Volodomir) exige tanques (léase carros de combate) a sus apoyos europeos y advierte que las palabras de ánimo, por sí solas, no le servirán para ganar la guerra. Es  más, si el apoyo de los Leopard europeos y sus superiores tecnologicos norteamericanos se garantizara ya, el invierno servirá para derrotar a Putin (Vladimir) antes que consiga recomponer su ejército.

Borrel (Josep), al tiempo que se felicita por la autonomía energética conseguida por la UE frente a Rusia -supongo posee información privilegiada- exhibe fortaleza.

En USA, la afición de sus Presidentes por llevarse a  casa papeles confidenciales, para leerlos con calma en el retrete y preparar sus memorias, compromete la reelección de Biden (Joe) y presagia un encuentro en los tribunales con Trump (Donald) para convencer al electorado del contrario sobre quién las cuenta más gordas.

 

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Cuadragésima quinta Crónica desde el País de Gaigé

20 diciembre, 2022 By amarias Deja un comentario

Poco que celebrar hay en Gaigé, aunque el domingo, 17 de diciembre de 2022, el país se paralizó durante un par de horas, para contemplar la emocionante, por lo igualada, final del campeonato mundial de fútbol entre las selecciones argentina y francesa. El presidente Macron no pudo entregar la copa de vencedor al equipo de su país, por un quítame allá un penalty. Como el presidente argentino no compareció en Qatar, el emir regaló una capa principesca a Mesi (Lionel), consagrado como el mejor futbolista mundial.

La semana política sirvió para poner en evidencia el aumento de las tensiones entre los dos bloques en que se ha partido el panorama de la representación pública. Lo novedoso es que se ha llevado la discrepancia a los Tribunales de Justicia y, en concreto, al Constitucional, al que el Partido Popular solicitó la suspensión cautelar del proceso legislativo que, con la aprobación de la Cámara Baja, pretende dar carta final de naturaleza a la eliminación del delito de malversación y la reducción de las penas por el de sedición. No es, sin embargo, este asunto el meollo por el que se debe pronunciar el Alto Tribunal, sino por la intención del legislativo de colar en este trámite la renovación de los jueces de lo penal y del constitucional, cambiando por esa Ley Tranvía la forma hasta ahora legal de decidir y nombrar los candidatos.

La batalla verbal en el seno del Congreso y en las comunicaciones de los representantes de los partidos ha dado la impresión de que Gaigé se juega mucho en el envite. Algunos ministros de verbo caliente han hablado de “intento de golpe de estado” por parte del Partido Popular y “revolución de las togas”, con palabras muy duras, que enmascaran, en realidad, lo que se dilucida.

Y lo que se dilucida es la voluntad del equipo de Gobierno de dar un paso sustancial en el control de la ideología del órgano de representación de los jueces y, por tanto, de promover su disciplina de voto en relación con temas sustanciales que afectan, más que al orden y bien público general de Gaigé, a intereses partidistas. La cuestión es muy grave, porque ha quedado transparente a la ciudadanía, que la independencia de los jueces, en algunas cuestiones, queda sometida a sus criterios ideológicos y no a la estricta aplicación de la Ley.

Como jurista (de medio pelo, pero disciplinado y estudioso), este cronista de Gaigé no puede menos que lamentar que la disputa en las alturas -que involucra a partidos políticos y se ha trasladado al seno de los órganos judiciales- suponga que el resultado de algunas votaciones importantes (relativas, por ejemplo, a la modificación del Código Penal, sanciones a golpistas y malversadores, inclusión de leyes oportunistas sin conexión con la Ley de Presupuestos, etc.) aparezca mancillado por la calificación de “jueces conservadores” o “jueces progresistas”.

Con sabia veteranía, el presidente Sánchez (Pedro) ha dejado el grueso de la defensa en la calle mediática de las posturas que vienen marcadas por la necesidad de mantener contento al bloque independentista y a los exóticos ministros populares, a sus huestes gubernamentales más fieles. Se distinguen en el empeño de repetir vacuidades, aunque con palabras y ademanes densos, López (Patxi), desconocido portavoz de lo que queda del Partido Socialista, Rodríguez (Isabel), portavoz de la parte socialista del Gobierno, si bien la disciplina corporativa ha incorporado, mancillando así su credibilidad profesional, a respetables técnicos, como Calviño (Nadia) y Ribera (Teresa), que no dudan en incluir en sus análisis, palabras de menosprecio al partido Popular, imputándole maneras de anticonstitucionalismo.

Verdad con marchamo de pasar a dogmática la expresada por Borrel (Josep) de que “Europa es un jardín”, en relación con el resto del mundo, dominado por la selva. En una versión anterior, menos egocéntrica, de la misma idea, “el mundo se divide en un jardín con mil millones de personas, rodeados de selva en donde viven siete mil millones”. Solo que el jardín se encuentra cada vez menos cuidado, y hay parcelas habitadas por tipos sin escrúpulos que han cavado grutas en donde almacenan el producto de sus satrapías.

Los atletas de Gaigé no han tenido éxito en el mundial de fútbol, y casi es de agradecer. A la vuelta a sus países, los representantes lúdicos de Argentina casi son engullidos por más de cuatro millones de forofos que les impidieron acercarse por tierra al Obelisco -emblema en Buenos Aires conmemorativo de la fundación de la ciudad-, al que sobrevolaron en helicóptero. Hubo muertos, heridos y peleas en la inmensa aglomeración, que consolida a Argentina como excelsa competidora de Gaigé, la Tierra de los despropósitos.

 

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Cuadragésima Tercera Crónica desde el Pais de Gaigé

4 diciembre, 2022 By amarias Deja un comentario

Ha empezado diciembre con acelerada crispación preelectoral en los tendidos políticos de Gaigé. No ha trascendido mucho a nivel de calle, porque es difícil captar la atención de lo que sucede en el hemiciclo y sus alrededores, con el país polarizado hacia los desenlaces lúdicos. Nada más absorbente que tener al cerebro alimentado casi a diario (y, algunos días, con sesión doble) con la emocionante visión de acrobáticas evoluciones  ajenas con un par de cervezas al alcance de la mano.

Nuestros representantes políticos han tratado, a pesar de las dificultades mediáticas, de llamar la atención. Los ministros de la coalición de gobierno que sostiene al presidente Sanchez (Pedro) han verbalizado sus discrepancias, tanto en relación con las interpretaciones en sede judicial de la precipitada Ley del Solo sí es sí, que ha provocado decenas de rebajas de las penas en reclusos condenados por violación y alguna excarcelación de quienes estaban ya próximos a cumplirla. La desafortunada defensa de la Ley por parte de su promotora, Montero (Irene), apuntando hacia el machismo de los jueces ha levantado ánimos judiciales y la repulsa de los medios y, dentro del hemiciclo, ha servido para que Vox, el único partido que votó en contra, saque pecho, aunque utilizando argumentos que no estaban expresos en su escrito de enmienda presentado a la mesa del Congreso.

Delicada situación puede llamarse aquella por la que atraviesa el Ministro de Interior de Gaigé, Grande-Marlaska (Fernando), cogido definitivamente en una mentira -no me atrevo de calificar si piadosa o temeraria-, cuando afirmó repetidamente que no se habían producido hechos delictivos -ni muertes- en territorio propio cuando se produjeron los terribles sucesos del último asalto a la frontera melillense, en el que fallecieron decenas (aún no precisadas) de migrantes subsaharianos. Se sabe ahora, indiscutiblemente, utilizando multiples visionados del VAR popular (además de la BBC), que, al menos, un fallecido fue arrastrado por los insensibles guardias marroquíes hacia su propio territorio.

Han aparecido durante la semana varias misivas deflagrantes en puntos sensibles en relación con la guerra en Ucrania, cada vez más cercana y confusa. Las embajadas ucrania y norteamericana, además de algunos ministerios, han sido receptores de esos involutos, cuyos efectos, sentido y procedencia, un joven secretario de Estado (magistrado en excedencia)  Perez Ruiz (Rafael) se encargó de minimizar, con no mucha convicción. Nuevos involutos, ocultando ojos de animal y sangre, han llegado también a otros destinos europeos: Las intenciones deberían atribuirse a mensajeros del pánico (posiblemente, con  malformaciones mentales), deseosos de llamar la atención sobre los efectos presuntamente peligrosos del apoyo europeo al pueblo ucraniano en su heroica resistencia contra la potencia rusa.

La ruptura en Ciudadanos está a punto de confirmarse, al manifestar Bal (Edmundo) sus duras discrepancias con Arrimadas (Inés), postulándose para dirigir, como un nuevo Lope de Aguirre, la balsa del partido hacia El Dorado. (Para no cinéfilos o desmemoriados, hago referencia implícita al film “Aguirre, o la cólera de Dios”). Como decidió comunicar su decisión a los media antes que a su jefa de fila, la tensión quedó expresa sin vuelta atrás.

El Partido Popular pierde lentamente fuelle, debilitándose el tirón inicial de Núñez Feijóo (Alberto), y ello a pesar de las manifestaciones públicas de afecto y unidad con los otros puntales de la derecha civilizada, de los que destacan Moreno (Juanma), Ayuso (Isabel) y Martínez Almeida (José Luis). Falta claridad en el programa y fuerza dogmática y agresividad desde la cúpula. Y, dado que Gaigé camina aceleradamente hacia la recuperación del bipartidismo, un análisis objetivo sobre las discrepancias no temperamentales con Vox.

El equipo de futbol nacional perdió, en fin, su buena estrella, frente a la selección de Japón, y gracias a que la de Alemania venció estérilmente para su propio beneficio, a la de Costa Rica, consiguió clasificarse sin méritos para la siguiente fase del Mundial de Katar (o Qatar). Quiso el destino burlón que le toque a la selección de Gaigé confrontar sus fuerzas -ahora muy mancilladas en ánimo y perspectivas- con las de la vecina Marruecos. Gane o pierda, se teme la reacción destructiva de los tifossi marroquíes sobre el mobiliario urbano de Madrid, amigos (como demostraron cuando ganaron a la selección belga) de armar tumultos que, por la cuenta que les tiene, ni se plantean provocar en el reino alauita.

En las primeras líneas de la formación socialista se evidencian discrepancias importantes con la gestión del Presidente de Gaigé. Lambán (Francisco Javier), presidente de Aragón y García-Page (Emiliano) son cabezas visibles de esas disensiones internas. Sin embargo, a la hora de votar en el hemiciclo, la lealtad corporativa se impone sobre la verborrea ante los micrófonos dirigida a sus electores locales.

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Trigésima octava Crónica desde el Pais de Gaigé

31 octubre, 2022 By amarias Deja un comentario

La semana de Gaigé ha tenido dos elementos especialmente significativos, por su reflejo como exponente de la compleja situación que están sufriendo las instituciones.

Como asturiano y respetuoso con la Constitución, la ceremonia de otorgamiento de los Premios Princesa de Asturias, ocupa en mi simpatía un lugar especial. Fue un acto simpático, en el que, sobre todo los asturianos y en particular los ovetenses, mostraron su curiosidad, afecto y complicidad con los Reyes y sus hijas. Los premiados con los prestigiados galardones lo fueron todos merecidamente, aunque el mayor valor del acto para el público general lo concentró el discurso leído de la Princesa Leonor (aplaudido hasta por ella misma hasta que fue advertida de su desliz por Felipe VI) y las palabras, más densas e intencionadas, del propio Rey.

Para un Monarca que tiene que moverse de puntillas por algunas esquinas de su Reino de mentirijillas, encontrarse con el momento feliz en que la gente de la calle le victorea, las autoridades locales le guardan pleitesía y los ministros y otras autoridades de postín mantienen un discreto segundo plano, han de parecerle dias de misterios gloriosos.

Fue una lástima que, al día siguiente, cuando la Princesa tenía programado pronunciar unas palabras en Cadavedo, una indisposición dejara a ella y a la Infanta fuera de juego y tuvieran que volver a Madrid. Leyó el mensaje la reina Letizia, que juega en casa, pero el acto quedó si  la misma chicha. Me gustó que la reina astur se refiriera a sus hijas por sus nombres de pila, sin ponerles título nobiliario.

El otro acto de masas lo protagonizó, entre los suyos, la otra cabeza más visible del Estado, Sánchez (Pedro), presidente del Gobierno de Gaigé pero, ante todo, secretario general del Partido mayoritario en la coalición  que  nos dirige. Se trataba de celebrar los cuarenta años de la primera victoria del PSOE. Estuvo como invitado especial González (Felipe) que cumplió con  el consejo de apoyar al presidente en funciones de militante, dar un pescozón a Núñez Feijoo (Alberto) insinuando que no respeta la Constitución y recordar con añoranza impostada a Guerra (Alfonso), al que no se le había invitado inicialmente y, por último, éste decidió pasarse por el forro de la indiferencia la posibilidad de asistir.

La ventaja que venían dando sistemáticamente las encuestas de opinión (después de la defenestración de Casado -Pablo) al Partido Popular se diluye lenta pero firme. El argumentario oficialista esgrime que el presidente popular no controla su Partido y no resulta fiable cuando negocia, junto con otros hándicaps menores (no habla inglés y no sabe de economía). No resulta sencillo prever hoy el resultado que ofrecerán las urnas en las generales, pero las votaciones locales y autonómicas (allí donde se produzcan) tienen sesgo hacia las derechas.

En Brasil, Da Silva (Lula) ganó con estrecha ventaja las elecciones del domingo, resultado que Bolsonaro (Jair) el Presidente actual, aún no reconoció.  Quien si lo hizo, y por adelantado, fue nuestro Presidente de Gobierno, que apoyó temerariamente el cambio, en una manifestación pública a favor del ex-presidiario ex-presidente.

 

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Trigésimo séptima Crónica desde el País de Gaigé

25 octubre, 2022 By amarias 2 comentarios

La atención de la semana aparece desviada fuera de Gaigé, ya que han sido muy importantes los acontecimientos que han tenido lugar allén de nuestras fronteras.

Por la similitud de los comportamientos sociales y la proximidad geográfica, (que anima a muchos a extraer a priori consecuencias de lo que pudiera suceder en las elecciones generales que deberán tener lugar en Gaigé a finales de 2023), ocupa el primer lugar  la ascensión como Primera Ministra del Gobierno italiano -rectius, Presidenta del Consejo- de Meloni (Giorgia), aupada por una coalición de partidos de la derecha populista.

En todos los rincones de la vieja Europa, los ciudadanos, apresados en una crisis que parece no tener fin, expresan ideas de cambio en las encuestas y en la calle, con manifestaciones de toda índole. Su gran variedad, lo heterogéneo y a veces inverosímil de sus reivindicaciones, vienen a confirmar que no hay claridad ni criterio en aportar las soluciones. Tampoco los líderes políticos son capaces de levantar columnas sólidas de confianza, con independencia de sus orientaciones ideológicas básicas, si las tuvieran. Parece moverse la serpiente de la opinión colectiva por instintos gregarios, como si fueran forofos de equipos de fútbol, para los que no se exige disponer de otro elemento que de la emoción.

En el Reino Unido, el fracaso de Truss (Liz), al aplicar, como elefante en cacharrería, el consagrado lema liberal por el que la bajada de impuestos ha de favorecer la inmediata activación de la economía, ha generado aún más incertidumbre sobre las capacidades del partido conservador para sacar al pais de sus múltiples atolladeros. También se cuestiona con malestar creciente la decisión de abandonar la Unión Europea, cuando ya han transcurrido seis años. La dimisión de la Premier, a los 44 días de ser elevada al cargo, luego de la renuncia de Johson (Boris) trata de aplacar el brote de revuelta popular que obligó al Banco de Londres a acudir en apoyo de la libra. El sucesor, elegido por los propios diputados de la facción conservadora, deberá guardar la adopción de medidas drásticas para otra coyuntura.

La guerra en Ucrania se prolonga por ocho meses y no tiene visos de solución cómoda. El dragón de Comodo, figura que sirve para explicar con modelo animal la actuación de Putin (Vladimir), ha mordido la presa ucraniana. Aunque los aliados de la OTAN -dirigidos por Estados Unidos, es decir, el capital norteamericano, con el peso judío que nade niega- siguen alimentando con material bélico relativamente obsoleto, la brava actuación de la población militarizada del país invadido, creer que Rusia ha perdido la guerra y va a abandonar el terreno sin más, es una quimera. Ucrania es terreno envenenado, gravemente destruído.

El desgaste de los admiradores de Zelenski (Volodomir) es evidente y aunque la amenaza nuclear no se lleve a cabo (por fortuna), la segregación de las zonas rusófilas de Ucrania -seguramente como Estados independientes y con condiciones especiales- aparece próxima y como salida, ya que no airosa, más viable, para aplazar momentáneamente una escalada de terror que nos llevará, irremisiblemente, a la extinción de buena parte de la Humanidad, empeñada en jugar a las guerras de posesión y dominio.

La prolongación durante otros cinco años del gobierno dictatorial de Ji-Pin hace aún más opaco el velo que cierra a occidente el conocimiento, e incluso la previsión intuitiva, de lo que hará la cúpula dominante en China. Inolvidable la extracción de Jin-Tiao del Congreso que aprobaría esa prórroga, arrastrado por dos ujieres-policía, tratando de cruzar su mirada con la del intocable dictador, que no se dignó ni tan siquiera esbozar una sonrisa, una disculpa, un amago de explicación,

La inmensa capacidad de autonomía del gigante asiático, que la ingenuidad de los defensores de la globalización ha alimentado, y el carácter sumiso de la población (debidamente advertida de los problemas de ser disidente) la hace capaz de soportar varias crisis sin acudir a ayudas ajenas y, dado el caso o la oportunidad del momento, sacar a relucir su poderío militar y aumentar aún mas su expansión económica en los países que antes llamábamos del tercer mundo y hoy carecen hasta de nombre conocido.

En Gaigé, no faltan minucias para mantener a personal entretenido. La presentación a aprobación de la Ley Trans, que pretende consolidar la libre elección de género, por simple decisión personal, incluso a tempranas edades, ha abierto un debate que se presenta como ideológico aunque tiene mucho de folclórico, es decir, irrelevante. La simple idea de que el género identitario, aquél que define no ya la naturaleza que tenemos por nacimiento, pueda ser modificada por la simple voluntad personal -sin necesidad de cambiar de sexo clínicamente, apoyarse en declaración judicial o tras seguir cualquier procedimiento que involucre la supervisión, apoyo o control de terceros cualificados-, más que un avance, supone el lanzamiento de una bomba explosiva sobre el Código civil, con efectos inimaginables en múltiples órdenes. Por supuesto, sin que tenga nada que ver con el respeto exigible a las opciones LGTBI -espero no dejarme ninguna-, tomadas con seriedad y conciencia plena de su alcance personal y jurídico.

Se trata, en efecto, de la búsqueda a la desesperada de lugares en los que colocar las banderas que sirvan para llamar la atención sobre hipotéticos avances sociales, en la que se ha especializado la izquierda podemista, descabezada como pollo pasado por el cuchillo del matarife. La ministra Belarra (Ione) se ha acogido a una baja por maternidad, acontecimiento por el que solo cabe felicitarla. Como los papeles son intercambiables y el trabajo no es excesivo, será otra ministra, Montero (Irene), autonominada “tía” del recién nacido, la que, con los secretarios de Estado correspondientes, se encargue de los asuntos urgentes del Ministerio de Derechos Sociales.

Podría y, sin duda, deberia, escribir sobre la situación confusa para designar nuevos jueces en las altas instancias jurídicas del Estado, analizar las consecuencias de la revisión de los cupos vasco (y catalán), incrementando la dotación de sus disponibilidades presupuestarias a despecho de reducir las de otras comunidades. Son muchos los temas, pero se mantienen como recurrentes, así que habrá ocasión de tratarlos en las próximas semanas.

Lo que parece más difícil de solventar es que, según dicen, Núñez Feijóo (Alberto) no sabe inglés. Aconsejo a sus asesores que lo inscriban en un curso acelerado (los hay muy buenos) y que una de las próximas intervenciones en el Senado, la realice -al menos, hasta que la presidencia de este órgano sin cometido le llame la atención- en ese idioma. No veo otra forma de callar a quienes vociferan que no está preparado para moverse por Europa. Con el juego que le está dando a Sánchez (Pedro)

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Trigésima Primera Crónica del País de Gaigé

13 septiembre, 2022 By amarias Deja un comentario

La semana que terminó el once se septiembre ha sido pródiga en acontecimientos, luctuosos y alegres, tristes o emotivos. Momento, pues, feliz, para los comentaristas de todo pelaje, y especialmente para los llamados periodistas del corazón, más proclives a desmenuzar comportamientos aislados, imágenes sueltas y gestos impostados, que a meterse en las honduras de analizar el porqué de las cosas.

El entramado de fondo para Gaigé sigue siendo preocupante, porque no llueve, la inflación sube más y el desencuentro entre las facciones políticas aumenta. Pero el país continúa disfrutando de fiestas, que se prolongan hasta casi todo septiembre, bajo advocación de vírgenes, santos y tradiciones intocables.

Valga como ejemplo de algunos crueles despropósitos, la fiesta del toro de la Vega (del padre Duero) en Tordesillas, en donde hasta este año, en que fue prohibido con gran protesta popular, incluida la de su regidor -Oliveira (Miguel Angel), se corría hasta matarlo a lanzazos a un pobre animal, generando un escenario irrepetible de color, sangre, empellones y jolgorio campestre, en la que el motivo principal, era, en realidad, irrelevante.

Falleció la reina de Inglaterra, Isabel II, óbito que se produce en unánime loor de reconocimiento a personaje que se coincide en proclamar como histórico y digno de alcanzar (por el momento) lugar de relevancia y respeto en la Historia de la Humanidad. La razón fundamental del prestigio es, para no dar mucha vueltas en busca de motivos, la longevidad de su reinado (duró más de setenta años), alimentado el mito con misterios, secretismos, boatos y ese punto acre de vulgaridad mundana que viene bien para  ensalzar un mito, haciéndolo carnal sin sobrepasarse. La conjura mediática y la discreción  política para mantener alejada la Corona de cuantos asuntos pudieran afectar a la institución de manera directa, hizo el resto.

No tiene este cronista de Gaigé, -el país de los despropósitos, tierra de angustias siempre a la busca de su identidad-, envidia de los ingleses. Sus historiadores, teniendo vetado meterse con la Monarquía propia, se ceban en contarnos cosas de la nuestra, buscando entre los papeles de nuestros archivos, públicos y privados,  material con el que alimentar la Leyenda Negra, desligitimarla o darle un nuevo repaso. En la institución monárquica inglesa se mezclan elementos religiosos (el cabeza visible es heredero de un rijoso monarca que decidió separarse de la Iglesia de Roma para seguir sus inclinaciones sexuales, en las que cabía el asesinato) con una elaborada colección de ritos, puertas selladas y boatos de colorines inculados a su defensa.

En Gaigé, causa revuelo la decisión declarada del Rey de antes, Juan Carlos, de acudir al sepelio de la inglesa, de la que es familia, pues del mismo designio divino proviene su dinastía. Hay quien prefiere (quiero suponer, por puro sentimiento humanitario, que no en lo que nos queda de la Casa Real) mantenerlo en Abu Dahbi hasta su propio funeral. Si así se produce como está previsto, y el estigmatizado Borbón sale con la suya, tendremos ocasión de sufrir la vergüenza de ver a dos Reyes de Gaigé hacer como que no cruzan sus miradas, en la creencia de que así se defiende a Monarquía hispana, ya tocada del ala, porque nos falta un Churchill (Wiston) que defienda que se puede ser independentista y republicano, viendo en la Monarquía la solución transitoria inmejorable.

El sucesor de Isabel,  Carlos III, accede al trono a una edad avanzada (somos coetáneos), y con un curriculum tal vez apasionado (inolvidable su referencia al tampax de Doña Camila, hoy reina consorte) pero nada apasionante. En cuanto al resto de la familia real, no solo no tiene la nuestra nada que envidiar, sino que ésta se ha movido por las telarañas de la popularidad forzada con mucho más tiento, aunque no ha sido tratada con la misma benignidad.

Deplorable ha sido el encuentro entre Sánchez (Pedro) y Núñez Feijóo (Alberto) en el Senado, en donde compareció el primero para regodearse con sus propios éxitos y llamar mentiroso, inútil, mal preparado y antipatriota al segundo (con éstas u otras palabras, que escribo de oídas).

Frente al tiempo libre de la intervención del Presidente de Gaigé, tuvo el candidato in pectore solo quince minutos, por los que navegó con más voluntad que aciertos. No tuvo culpa, sin embargo, porque el martirio vino con el formato: cuatro a uno si se miden tiempos y, a pesar de que el Popular tiene mayoría en el Congresillo de las autonomías, el hemiciclo del Senado comparte frialdad con el cementerio de Bonn (pongo por caso). Y si a quien toca defender su gestión viene como mozo del martillo de las propuestas del contrario, hay que darle el premio de haber causado la mayor conmoción al pueblo llano.

Van a aprobar un impuesto extra a las eléctricas y a las entidades financieras, a la busca y captura de esos “beneficios caídos del cielo”, que han puesto de manifiesto algunos vicios de la economía del libre mercado. Puerta abierta a la imaginación de los ministros más filocomunistas del Gobierno de Gaigé,  capitaneados por el descaro indocumentado de la ministra Díaz (Yolanda) y el seguidismo de Garzón (Alberto) que han abogado por poner tope a los precios de los productos en los supermercados.

Si así seguimos y les dejan actuar a sus anchas, tendríamos en Gaigé mercadillos como los que se disfrutan en la Habana y otros pueblos del país caribeño, en la que cada cuanto sacan hortalizas y pollo a precios mínimos, para que los secuestrados cubanos no se mueran de hambre si solo tuvieran que comprar con lo que ganan de oficio, en los supermercados donde los bienes de consumo se cotizan en dólares.

Saca pecho la ministra Ribera (Teresa), exponiendo que en Europa (léase Alemania) se nos hace caso en la defensa del modelo ibérico para calcular los precios de la energía. Se la ve, desde luego, ágil entre sus colegas, con el desparpajo de quien repite curso. Como el del gas sigue subiendo, y si bien es cierto que no escasea la energía, está cada vez más claro que no todos pagar la calefacción, y que las medidas de ahorro serán insuficientes a poco que el frío apriete, como ya lo hizo el calor con el presupuesto con que llegar a fin de mes sin tener que pedir prestado al dueño del dinero.

Una buena noticia: Alcaraz (Carlos) es tenista número uno del ránking mundial. Gaigé se puso muy contenta, porque necesita ídolos en los que proyectarse. Cuando se apagan las luces, vuelve a ser el país de los Despropósitos.

La mala noticia, entre otras, es que falleció Marías (Javier), y echaremos de menos sus escritos lúcidos con la dosis de mala uva inteligente que tanta falta nos hace. Como escritor de libros, no disfruto igual, aunque el problema es mío.

Sobre las leyes que regularán la libertad para cambiar de género con solo una declaración de voluntad ante el Registro, declararse transgénero por intuición, abortar con dieciséis años a cargo de la Seguridad Social o la condena sistemática por fascista a quien ponga en sospecha si todo ese edificio de identidades sexuales tiene más fundamento que la búsqueda de votos y generar desorden social, convendría que alguien escribiera con criterio y sin pasión doctrinal. No existen en Gaigé quienes asuman ese reto, me temo.

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Vigésima Tercera Crónica desde el País de Gaigé

12 julio, 2022 By amarias Deja un comentario

Escribo la Crónica desde el País de Gaigé, la Tierra de los Despropósitos, al finalizar cada semana, es decir, en la noche del domingo o, a más tardar, el lunes por la mañana. Esta vez he hecho una excepción, y la estoy escribiendo el martes, 12 de julio de 2022, por la tarde.

La razón principal es que, justamente este martes se iniciaba en el Hemiciclo el Debate sobre el Estado de la Nación, que no tiene lugar desde hace siete años. El diagnóstico de la realidad y las medidas que propondría adoptar el Jefe del Ejecutivo, Sánchez (Pedro) presentaban un interés parejo -en principio- a las réplicas, críticas y contrapropuestas (en su caso) de los líderes de los partidos, incluidos, en este panorama esperpéntico que nos ha tocado vivir, los que apoyan teóricamente la coalición pero critican sin ambages algunas de las medidas que, teniendo ministros en ese Gobierno, deberían apoyar.

Como muchos de mis lectores habrán seguido el debate -hasta esta hora de la tarde, en que acaba de intervenir Abascal (Santiago), líder y portavoz de Vox-, no oculto, desde el principio, mi impresión sobre el mismo.

La mejor parlamentaria, clara y contundente tanto en críticas al Gobierno como en sus propuestas fue, con distancia, Gamarra (Cuca). No estoy con ell proclamando ni mi afiliación ni mi simpatía por una opción política, sino mi opinión sobre el tono, cadencia y énfasisde su discurso.

Supongo que los partidarios de lo que representa en el hemiciclo, dirían que estuvo oportuna, seria en los datos, feliz en los argumentos, afortunada en la dicción. Si en lugar de un debate parlamentario estuviéramos juzgando un partido de fútbol o de cualquier otro deporte colectivo, podría convenir en que el planteamiento táctico fue perfecto. Tengo claro que los que redactaron el discurso (e incluso la contraréplica) de la portavoz del Partido Popular habían calado por dónde iba a ir el juego de Sánchez. En ese sentido, ganó por goleada en la escenificación.

Solo que el asunto no iba de teatro, sino de contenidos. Sus propuestas no fueron estupendas, porque, sencillamente, no hubo. Se dedicó a exponer, recordar, parafrasear y expurgar, sin mover el flequillo, argumentos bien conocidos en contra de la falsedad, inoperancia o falta de claridad que lastra el pasado reciente del Jefe de Gobierno, capitán de navegar entre dos aguas, sorteando las trampas, ataques frontales y bombas de racimo que, con mayor medida tanto en cuanto de avecinan nuevas elecciones, le tienden sus compañeros de coalición.

Los analistas que se han expresado hasta el momento coinciden en ver en el discurso de Sánchez un giro hacia la izquierda más reaccionaria en su voluntad de fundamentar su permanencia, a base de concesiones a los partidos y coaliciones que la sustentan, desde la izquierda y el independentismo. Es un juego peligroso, pues no soluciona ni el endeudamiento de Gaigé, ni estimula la economía real, ni mejora las perspectivas de rápida recuperación. Al alejarse del dogmatismo económico, presionando sobre concretos sectores para beneficiar puntualmente a otros, sus decisiones resultan sesgadas hacia lo político, sin provocar estímulos al tejido industrial y económico.

No estamos en Gaigé acostumbrados a debates con sustancia técnica. No se presentan alternativas, propuestas documentadas, datos refrendados para soportar cálculos que justifiquen la eficacia esperada a las propuestas. Resultaba exótico ver al líder de la oposición, Núñez Feijóo (Alberto), sentado en el escaño del Parlamento que ocupaba en otras ocasiones la propia Gamarra, hoy brillante portavoz del espíritu tradicional de la derecha: criticar cuanto provenga de contrario; exactamente la misma actitud que esgrime la izquierda “civilizada” parlamentaria en Gaigé.

Quise ver una preparación concienzuda en el discurso por parte de los muchos y excelentes asesores que, sin duda tiene el Partido Popular pero, en lo práctico, solo me encontré con una excelente dicción y énfasis de la parlamentaria, ungida hoy con el don de la oportunidad y la gracia. Contrastaba, eso sí, con un Sánchez que parece cansado, aparentemente corto de ideas y retirerativamenteo agresivo y con fallos de memoria para obviar sus promesas incumplidas.

Sánchez parecía un candidato a Presidente y no un Presidente que está seguro de lo que propone, porque, desde su posición privilegiada, concoe mejor que nadie la situación del país. Su propuesta de un nuevo impuesto a los “beneficios” que tengan en 2022, los Bancos y las Eléctricas y que el Presidente valoró con optimismo insólito en una entrada de 3.500 Millones de euros para las arcas del Estado, quedó inmediatamente  desdibujada por la caída general de la Bolsa, agudizada para las acciones de estas entidades, en donde muchos pequeños inversores colocan sus ahorros, en la pretensión de encontrar alguna rentabilidad en un mundo hostil. El juego bursátil interpretó la declaración de Sánchez traspasando a la baja los 8.000 puntos y supuso, incluso, una pérdida del orden de 400 millones de euros en la cotización de CaixaBank, en donde el Estado es accionista con el 16,1% (por haber absorbido esta entidad a Bankia a través del FROB: un tiro en el pie de las cuentas delEstado).

El debate discurrió entre tres ejes poco novedosos: se pasó casi de puntillas sobre el compromiso de aumentar la inversión en Defensa, forzado el Presidente de Gaigé por las obligaciones asumidas en la eufórica conclusión de la Cumbre de Madrid, que el Partido Popular, en su función de partido de Estado y para no desairar a Estados Unidos, apoya. Los socios gubernamentales, que desean la paz sin mojarse, aprovechan para sacar su cajita de idílicas bendiciones, discrepando abiertamente, a la busca de los votos pacifistas, caladero próximo a los animalistas, ecolojetas, folclóricos, descontentos con su identidad sexual y los pocos que aún quedan de marxistas, rusófilos y nostálgicos del impulso bolivariano.

Otro asunto que se tocó en el debate, aunque su interés ciudadano es indirecto, afecta a la inextricable renovación del Poder Judicial, que no solo es una cuestión ideológica (lamentable me parece que se juzgue a los jueces por sus ideologías manifiestas o sospechadas, vulnerando así conscientemente el concepto de independencia de la judicatura como pilar fundamental de Estado de derecho), sino que también tiene graves consecuencias prácticas, pues, al faltar un 20% del plantel sus Señorías al tajo -por fallecimiento, baja por enfermedad o presumible (dicho sea con respeto) cansancio institucional-, se puede uno imaginar (jurista o lego en derecho) el guirigay que se estará formando con los atrasos de procedimientos no resueltos, acumulados los legajos en los despachos y archivos informáticos señalados para el reparto de casos, todos sin tocar, ver, analizar ni decidir.

Asuntos más serios son el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones, la reducción del gasto del Estado, la mejora de la sanidad pública o el incremento de apoyo a los estudiantes becados. Y otro aún más peliagudo sería la activación y transformación del entramado industrial de Gaigé, donde está la madre del cordero.

Las propuestas del Presidente se centraron más en el diagnóstico de la situación, obviando la necesidad de entrar a fondo en los modos y maneras de cambiar nuestra débil estructura productiva, demasiado centrada en el turismo y en la voluntariedad casi suicida de los emprendedores que sostienen las pymes.

El jefe del Ejecutivo de Gaigé  habló, sí, de construir “las bases” (llevamos décadas lamentando la debilidad de nuestro sistema productivo) y Gamarra, hábil, expresó, ante la reiterada acusación de que el Partido Popular no ofrecía ideas ni colaboración, obstaculizando las propuestas del Ejecutivo, que Sánchez era “el que gobernaba” y a él correspondía proponer y ejecutar, máxime cuando -al parecer- viene haciendo caso omiso de lo que se le sugiere y no desea avenirse al diálogo con la oposición parlamentaria.

Puede que Sánchez tenga suficiente con tratar de entenderse con la oposición que tiene en el propio Gobierno.

Hoy hace 25 años que Miguel Angel Blanco fue asesinado por ETA. La conmemoración respetuosa, sólida, imborrable, de aquel monstruoso acto que tuvo a toda España (aún no era Gaigé: aún no había caído en el despropósito) conmocionada, era inevitable. Se venía haciendo en los medios, con insistencia.

Que el trasunto de ETA (Bildu), aunque nos esforcemos casi todos en mirar hacia otra parte para no ver los rastros de sangre en sus herederos, se siente hoy en el hemiciclo y apoye al Gobierno con sus diputados resulta una presencia que muchos juzgan/juzgamos ignominiosa. No hay blanqueo para quienes nos tuvieron en jaque a los demócratas durante negros años y aún no dan muestras de arrepentimiento ante los casi mil asesinados por su infamia. El juez Sánchez Castellón ha reabierto la caja de los truenos juzgadores en la Audiencia Nacional para tomar declaración como imputados a los que se sentaban entonces como jefes de la banda y de los que, por obvia deducción, surgió la orden de matar al joven concejal del PP.

Gamarra aprovechó ladinamente la dolorosa efemérides para solicitar de la Cámara un minuto de silencio en su memoria y, después, hilvanó oportunamente (y, como Batett -Maritxel, la presidenta de la  Cámara, le afeó después por la infracción del reglamento) un relato emocionante que trazaba el itinerario de los asesinos y sus secuaces y protectores hasta confrontarlo con la propuesta, aceptada por Sánchez, de revisar la Ley de Memoria Histórica, una propuesta de Bildu, para prolongar el postfranquismo hasta 1983, esto es, hasta el gobierno que inició González (Felipe). Se pretende así cuestionar la ejemplar transición democrática de España, en su camino tortuoso hasta Gaigé, que muchos jóvenes de entonces vivimos, sentimos, apoyamos ilusionados y vimos crecer.

La guerra civil del 36-39 la ganaron, no lo duda nadie, los que se alzaron contra el gobierno legítimo de la República. Pero hemos crecido todos en el franquismo (para la mayoría, de forma complaciente) y en el postfranquismo tranquilo. Festejamos, como una victoria, cuando murió Franco (Francisco), el camino abierto hacia la democracia. Y nos entregamos, felices, a recorrerlo. Incluso entre las balas de ETA y las difeerncias ideológicas.

La batalla dialéctica, revisionista y harto soez del 2022 la pretenden ahora ganar los que asesinaban en la pretensión de separar las Vascongadas de España, los que quieren desmembrar Cataluña y los que ven en la democracia y convivencia actuales una oportunidad para dividir.

Me ha dolido oir a Sánchez (Pedro), presidente del gobierno de Gaigé, expresar en Ermúa, la población vizcaína en donde fue concejal Blanco (Miguel Angel), que “Euskadi y España” son ahora dos países “libres y en paz”, pretendiendo con la palabra legitimar una reclamación secesionista, inconstitucional, y partidista.

El debate sobre el Estado de la Nación continuará el 13 de julio, habrá nuevas intervenciones, se escucharán aplausos y reproches. No saldrá Gaigé ni más fuerte ni con mejores perspectivas. Dependemos de la evolución de la guerra con Rusia, de la fortaleza del euro frente al dólar y, como ya es costumbre, desconfiaremos de nuestra propia fortaleza. O nos sacan de la crisis, o seguiremos chapoteando en la cántara de leche, pretendiendo hacer manteca.

 

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: Cuca Gamarra, Ermúa, Estado de la Nación, Gaigé, Miguel Angel Blanco, Núñez Feijóo, Pedro Sánchez

Vigésima segunda Crónica desde el País de Gaigé

5 julio, 2022 By amarias Deja un comentario

Ha sido una semana atípica para Gaigé, el País de los Despropósitos, que es también para alguno el País del Tentefirme. Se celebró la Cumbre de la OTAN en Madrid, una organización con confesados propósitos pacifistas como objetivo principal (1) y que hoy, conscientes sus miembros de la situación crítica, perfecciona la defensa de los “valores occidentales” (libertad, democracia, respeto a las minorías, globalización, cuidado consciente del medioambiente y atención al riesgo climático, etc.) armándose hasta los dientes contra un enemigo cada vez más evidente.

Porque el despliegue armamentístico y su refuerzo tienen un culpable reconocido: Vladimir Putin y su afán imperialista, manifestado al invadir Ucrania, después de haber negado más de tres veces que jamás lo haría.

Los festejos de Madrid con ocasión de la Cumbre, que tantas expectativas tenia acumuladas de la parte de los responsables de la gestión de Gaigé, una vez que se ha disipado el humo de los voladores, admiten varias lecturas, muy al estilo del País de los Despropósitos.

La presencia en la capital del Reino del anciano Joe Biden, presidente del segundo país más poderoso de la Tierra (después de la China de Xi JinPing) y de los mandatarios nominales de muchos países -capitaneados éstos por un tal Erdogan- conmocionó la capital. Muchas calles principales fueron cortadas para permitir el paso leve de las comitivas de tanta gente importante (hay que recordar aquel documento, desgraciadamente olvidado, que comenzaba con “We the world leaders…”). Todo el despliegue de coches blindados se realizó con el desinterés rayano en el menosprecio del pueblo llano.

El camino entre el Palacio Real, el Museo del Prado y los principales hoteles de la ciudad quedaron, durante los últimos días de julio de 2022, controlados por las fuerzas del orden, propias y ajenas -los mandatarios traían consigo sus sistemas de seguridad autóctonos. Se trataba de evitar la menor intranquilidad de los magnates, para que disfrutaran de sus vacaciones, aunque ningún asueto más gozoso que el disfrutado por Montero (Irene), ministra de Igualdad y su equipo, que decidió aprovechar la Cumbre para ir de compras a Nueva York y Washington.

Lucieron los Reyes de Gaigé y el presidente Sánchez (Pedro). Buscó su sitio en las páginas del corazón la presidenta consorte Gómez (Begoña), poniendo su brazo desnudo sobre ell hombro del presidente norteamericano, que la tenia agarrada por la cintura. Quedó Gaigé a la altura de un Estado moderno, digno representante de la añeja parafernalia protocolaria que solo es capaz de superar, hoy por hoy, el Reino de Inglaterra, el País de los Notefíes.

Se firmaron acuerdos importantes, o así nos los vendieron: la base naval de Rota tendrá dos destructores más, por lo que vendrán a la zona algunos miles de norteamericanos negros, que gastarán la mitad de su paga en bares, taxis y prostíbulos. El presidente saliente Sánchez (le queda algo más de un año como Jefe de Gobierno) se comprometió, incluso, a alcanzar el 2% del PIB en gasto militar dentro de unos años, promesa que no podrá cumplir al encontrarse Gaigé en quiebra técnica (ese término no se aplica a los países, pero esta no es una crónica económica).

Además, como estaba anunciado, se admitió la incorporación de Finlandia y Suecia en la Organización, una vez que levantó su veto Turquía -la potencia militar que controla con talones europeos el flujo de migrantes afganos, sirios y de otros países en crisis total, devolviéndolos a la nada o dejándolos morir-. Aunque no ha sido confirmado, el precio adicional a pagar a Erdogan sería la derogación del estatuto de refugiados en Finlandia a centenares de kurdos, que huyeron de Turquía para evitar ser ajusticiados como terroristas.

Paralelamente a la cumbre, una parte del Gobierno de Gaigé apoyó las manifestaciones contra la OTAN, a favor del abandono del apoyo a Ucrania y el reconocimiento del régimen de Putin como agredido y posicionándose en contra del amento de gasto militar. Aunque el debate no existe, no niego que el dinero podría ser mejor empleado ampliando la asistencia social a los países del Sahel, para que los migrantes de Sudán, Chad, Níger y otras dictaduras menores no tuvieran que jugarse la vida saltando vallas con concertinas, defendidas por gendarme marroquíes bien armados para no morir de hambruna en sus lugares de origen, y desarrollar un futuro miserable vendiendo mercancía adulterada en los top manta europeos o haciendo de innecesarios aparcacoches o guardianes de puerta de sus supermercados.

Gaigé se encamina firme hacia la revuelta social, con una inflación insostenible para las familias y empresas, un gobierno deslavazado sin más ideas que las de esperar a las ayudas de la Unión Europea, sindicatos con argumentos obsoletos. El coronavirus mantiene su beligerancia, poniendo en cuestión la validez de las vacunas administradas. La oposición gana adeptos y consolida su opción de ser alternativa de gobierno, por más que su programa aparezca aún como inexistente. Una opción perdida en la batalla de los egos, Ciudadanos, trata de reactivarse, lo que sería un milagro contabilizable para el santoral.

Si algo se mantiene firme y valioso, aunque le pese a los republicanos, es la solidez de la monarquía que representa Felipe VI (y Doña Letizia), en contraste penoso con la parafernalia anticonstitucional del desgobierno catalán y la proliferación de encausamientos por presuntos delitos de prevaricación (y otros tipos del Código Penal) de políticos en ejercicio y con cargo en plaza. Oltra (Mónica) como paladín del momento, lágrimas incluidas.

(1) La finalidad de la OTAN es garantizar la libertad y la seguridad de sus paises miembros por medios políticos y militares. El compromiso de resolver pacíficamente los conflictos no excluye que, cuando los esfuerzos diplomáticos resulten infructuosos, se acuda a la aplicación del eufemismo táctico de “gestión de la crisis”, empleando la fuerza militar necesaria.

Nota: He titulado el lienzo que acompaña esta crónica “Visión del océano a través de las gafas de buceo” (2022, @angelmanuelarias)

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La cumbre de la OTAN nos acerca a la guerra de Ucrania

29 junio, 2022 By amarias 2 comentarios

Era de esperar, y el éxito deseado consistía en eso. La cumbre de la OTAN en Madrid que reunió a prácticamente todos los líderes del mundo occidental (y a algunos invitados con los que se quiere estar de buen rollito) se está desarrollando conforme a lo esperado: Rusia se recupera como enemigo y a China se le somete a un  estricto seguimiento, como sospechoso principal.

No parecía posible escuchar a Stoltenberg, el secretario general y portavoz de la Alianza, desgranar las conclusiones del primer día de reuniones, sin sentir un escalofrío: el apoyo decidido a Ucrania, la condena firme a la invasión rusa, el aumento del despliegue armamentístico en la base de Rota, dibujaban un sombrío panorama, a pesar de las sonrisas de satisfacción de los convocados y, en particular, de nuestros Jefes de Estado y de Gobierno, anfitriones de una reunión que discurre conforme a un impecable protocolo y un estupendo programa.

La afirmación oficial de que el mundo vuelve a la situación de tensión que creíamos no volveríamos a vivir cuando la antigua URSS y la vieja Norteamérica rivalizaban  en conmover los cimientos de la paz conseguida luego de la segunda guerra mundial no es una buena noticia. Si se creía que los jefes de Estado de este lado de la tensión iban a ofrecer algún cable al que Putin pudiera agarrarse para llegar a un acuerdo con Zelenski que terminara con la contienda, el deseo era erróneo.

Estamos más metidos que antes en la guerra contra Rusia. Incorporación de Suecia y Finlandia a la Alianza, más y mejor armamento y más ayuda económica a Ucrania para que resista en su holocausto heroico, una demostración de solidez y confianza en las fuerzas propias y más fuerte condena al jerarca ruso (criminal contra la Humanidad), además de poner en funcionamiento un disco ámbar para regular a China.

No parece, ni mucho menos, una bravuconada. Aunque la OTAN sigue delimitando con precisión el marco de la guerra, es imposible no entender que, aún utilizando el territorio del país amigo para depositar sobre él todo tipo de armas, cada vez más sofisticadas, pero sin poner (aún o sin que se sepa) las botas propias sobre la Ucrania invadida, la OTAN y la Unión Europea están en preguerra con Rusia. Falta solo una pequeña chispa para que el polvorín estalle.

Cierto que no tenemos otra opción. Ayer, en 24H, un desconocido, desmemoriado y rancio Jorge Verstringe (¿o era un sosias?) elucubraba sobre guerra evitables, egos dolidos y no se qué opinión de que la OTAN era un Organismo agresor, gringófilo y prepotente. El que, se jactó, se había abstenido de votar a favor de la entrada en la Alianza, votando en contra -fue el momento álgido de la estupidez con la que obsequió al programa- defiende ahora la posición de Unidas-Podemos en el Gobierno de España. No a la OTAN, no a la guerra, no a dotar de más presupuesto a los Ejércitos, no a las Bases norteamericanas y, en fin, ¡viva la paz!. Si nos atacan, ya lo han advertido: saldrán a parar los misiles con banderas blancas.

Con estos mimbres en el Gobierno, y a pesar del indudable éxito de Pedro Sánchez y la magnífica actuación de Felipe VI (¡y de Doña Letizia!) como anfitriones de la Cumbre, no se entiende que el Presidente del Gobierno de coalición siga criticando al Partido Popular por su falta de apoyo y no tenga el coraje de disolver la Legislatura y convocar elecciones, sacudiéndose -a cara de perro- esa incómoda lepra que corroe su credibilidad y emponzoña sus logros.

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Décimo cuarta crónica desde el País de Gaigé

9 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

La segunda semana de mayo de 2022 en Gaigé empieza con un regusto amargo. Como una serpiente que se muerde la cola y se envenena a sí misma, el caso Pegasus, que había empezado como detección del espionaje, según el diario The Guardian, de las comunicaciones de unos  200 españoles, entre los que figuraban independentistas catalanes (¿y vascos?), se ha mostrado multidireccional.

Los espías fueron espiados, el programa  israelí ha sido utilizado también contra el Gobierno de Gaigé por misteriosos interesados en robar secretos del Estado y en un nuevo sainete, los prudentes callan, los que deberían callar, gritan desaforadamente y, en la algarabía, todos parecen mentir y todos pretenden tener razón.

El caso podía haberse utilizado para hacer una revisión seria y completa de la seguridad de las comunicaciones y la legalidad del uso de programas informáticos que pueden apropiarse de los secretos que se guardan en el cajón de las intimidades del Estado. No ha sido así. La convocatoria de urgencia a la prensa por parte del ministro Bolaños, a la hora del desayuno del domingo primero de mayo, para anunciar con tono de alarma nacional que se acababa de descubrir que también Sánchez (Pedro) y la ministra de Defensa Robles (Margarita) habían sido objeto de espionaje y robo de los datos de máximo valor para la seguridad del Estado que guardaban en sus móviles, no solo no calmó el clamor de los hace dos años fervientes independentistas y hoy miembros activos de la coalición de gobierno con el mismo programa delictivo, sino que abrió múltiples cajas de Pandora.

Porque mantener posiciones de secesión ha pasado a ser legítima expresión de la democracia. Gaigé es una democracia plena, en la que tiene cabida cualquier idea -especiamente, si es exótica o ilegítima-, desde la persecución sistemática a la forma constitucional de la Jefatura del Estado a la destrucción de la unidad geopolítica de ese mismo Estado. Desde la cumbre del Gobierno se anima casi a diario a la insurrección, es decir, a la conversión suicida de un Estado que fue ejemplo de transición pacífica, a una república de taifas con plena capacidad destructora.

¿Preocupa que información secreta de alto valor haya llegado a manos, extraída de los móviles del presidente de Gobierno y otros principales, de países extranjeros que pretendieran obtener con ello beneficios espúreos, verosimilmente, entrar en conocimiento de los más profundos secretos oficiales? ¿No cabria estar alarmados ya que, por tal razón, estaría en riesgo la seguridad colectiva y expuesta a quién sabe qué feroces  ataques, contubernios, amenazas y desgracias, los intereses del Estado y hasta la intimidad del Presidente, ministros y, claro, la de la correosa magistrada que dirige Defensa?

No, quiá, en absoluto. Lo que obsesiona en las alturas de Gaigé es que la coalición de Gobierno se rompa, porque los independentistas que se sientan en él, al saberse espiados en el momento en que estaban maquinando su permanente insurrección, se presentan como víctimas. Han exigido una comisión de investigación de secretos oficiales y piden que rueden cabezas: la de la misma ministra de Defensa y, al menos, la de la directora del Centro de Inteligencia, y la del coronel jefe del Servicio Criptológico Nacional. Porque en Gaigé se ha tomado conocimiento colectivo que existe una jefa de espías, llamada Paz Esteban, de la que no se sabía nada y ahora se sabe casi todo.

Esteban aparece como una profesional excelente, una eficaz funcionaria con  trayectoria impecable, pero no importa un ápice esa trayectoria para que sea presentada como culpable de haber ordenado la investigación de los movimientos de los secesionistas. El servicio que debe ser secreto, por pura obviedad, de la inteligencia del Estado,  puesto en la picota del escarnio, investigado a fondo en sus móviles y designios, órdenes, intereses. Forzada Paz Esteban a presentar explicaciones a los independentistas, el zorro en el gallinero, ha tomado una gallarda decisión: presentó un dosier a cada uno de los diez miembros de la Comisión de Secretos Oficiales, convocada de urgencia después de tres años de inactividad, les dió quince minutos para analizarlo y luego se lo retiró, sometiéndose a cuatro horas de interrogatorio.

Rufián, miembro insigne de esa Comisión, portavoz de las ideas del delincuente no arrepentido Junqueras (Oriol), ha resumido su opinión sobre esa comparecencia con una palabra comodín: “Insatisfactoria”.

Esteban será, con gran seguridad, el buco emisario de este despropósito, y su forzada dimisión (injusta) servirá para calmar momentáneamente el ansia de sangre compensatoria que exigen los miembro de la inestable coalición.

 

Publicado en: Actualidad, País de Gaigé Etiquetado como: Centro Nacional de Inteligencia, Gaigé, País de Gaigé, Paz Esteban, Pedro Sánchez, Rufián

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