Al socaire

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Frail democracies (Débiles democracias)

7 enero, 2021 By amarias Dejar un comentario

Los gravísimos sucesos protagonizados por un grupo de miles de simpatizantes del derrotado presidente norteamericano Donald Trump, aún en funciones, tomando al asalto el edificio del Capitolio en Washington, donde los representantes de la nación deberían confirmar, de forma definitiva,  la  victoria del candidato demócrata, Joe Biden, no pueden ser considerados como un hecho aislado, anómalo, de la política norteamericana y, apurando el tiro, de la mundial.

Hay que incluir el hecho en su contexto: aquel que llevó a un individuo sin escrúpulos, con una trayectoria personal deplorable -en lo ético y en lo estético- a ocupar la presidencia del país más poderoso (aún) de la Tierra, con capacidad para decidir sobre el núcleo duro de la política internacional y posibilidad de control del más poderoso armamento mundial, además de actuar, impulsándolos o detrayéndolos, sobre sectores clave del bienestar de ese país (y de forma indirecta, sobre cientos de otros), como son la economía, los impuestos y los servicios sociales.

Es imprescindible ahora extraer de ese hecho y de la trayectoria que lo provocó, las enseñanzas, prevenciones y defensas frente a las amenazas que asedian la voluntad mayoritaria de democracia en Estados Unidos y en muchos países desarrollados y  comprometen, por tanto, la credibilidad de sus actuaciones de rechazo a las dictaduras. No se puede alardear de ejemplar si quienes están al cargo de sus instituciones no lo son.

El intento de golpe de Estado que pretendieron los seguidores del candidato derrotado, irrumpiendo con violencia y armas en la sede donde se concentra la esencia de la voluntad popular, fue visto, prácticamente en tiempo real, en cientos de millones de hogares. Ese intento de actuar contra las vías democráticas, tergiversando y adulterando los procesos reglados constitucionalmente, tiene un responsable. Resulta insólito, increíble, inimaginable, que sea el propio presidente de la Nación el instigador de tamaña irregularidad.

Parece necesario asimilar la dura verdad. La actuación claramente delictiva, intolerable, fue propiciada, desde meses antes, y de forma continuada, por el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. No estuvo físicamente a la cabeza de los asaltantes del Congreso, pero sí fue su instigador. Expresó, una y mil veces, en múltiples alocuciones públicas y mensajes en las redes sociales, su argumentario terrorista: que “se le habían robado las elecciones irregularmente”, y que el “ganador era él”, en contra de las conclusiones de las comisiones electorales. Persistía Trump en esas declaraciones amenazantes, desestabilizadoras, sin doblegar su opinión, a despecho de certificaciones en los recuentos, de las decisiones judiciales y de la confirmación de la validez del resultado electoral, por el propio Tribunal Supremo. Es decir, consciente de actuar contra las previsiones constitucionales y legales.

¿Qué pretendían los asaltantes? ¿Podrían haber creído, por un solo instante, que amedrentando a los senadores con su presencia violenta, cambiarían el resultado de las elecciones y les obligarían a votar a favor de su candidato? ¿Eran votantes disgustados de Trump, o grupos de alborotadores organizados, a los que únicamente guiaba la destrucción del orden, causar daño, amedrentar a la ciudadanía pacífica, con la representación de una escena de terror, para que fueran registradas en la memoria colectiva, como un aviso?

No caigamos en esa trampa exculpatoria. Volvamos al núcleo. El sospechoso de ser culpable máximo de esa manifestación de violencia contra las instituciones democráticas es el actual presidente de los Estados Unidos, el perdedor en las elecciones, Donal Trump. Ante un hecho tan grave, su incriminación, de ser probada -aunque todos hemos sido testigos de su actuación llena de riesgos e incitaciones al comportamiento delictivo de la masa de sus votates, soliviantando a sus seguidores al calentar sus mentes con el fantasma del pucherazo electoral, mantenido a despecho de las comprobaciones y evidencias.

Me temo que, independientemente del desenlace, y de los daños (no menores: cinco fallecidos, decenas de policías heridos, del orden de un centenar de procesamientos por delitos de sedición, atentados a la autoridad, violación de espacio público reservado, desórdenes, al margen de la excepcional aplicación de la Ley marcial, de la decisión por parte del vicepresidente, desacreditando al presidente mismo, reclamando la actuación de la Guardia Nacional, etc.), el mayor daño a la democracia está hecho. El Presidente se ha convertido en el principal impulsor de las huestes que atentaban contra la democracia.

Estados Unidos ha dejado de ser ejemplo de nación en donde las libertades, el respeto a la ley y a las instituciones, formaba parte de la idiosincrasia nacional. En realidad, teníamos elementos para sospechar que era un espejismo o una verdad con importantes grietas:  violaciones de derechos en distintos puntos del país, la marginación por el color de la piel, la ausencia de protección a los débiles, el menosprecio o uso utilitario, de los gobiernos de otros Estados, progresión armamentística y debilidad de la asistencia social pública, etc. -. Estábamos cerrando los ojos para ver solo lo que nos apetecía ver de lo mucho que ofrecía un país, en muchos otros sentidos, admirable.

La situación de asalto a la democracia que estamos viviendo en España es parte del mismo mal que asola Estados Unidos y se difunde, como una peste, por todo el mundo. Dictaduras que se califican a sí mismo de democracias, elecciones trucadas, representantes de facciones que secuestran la voluntad de las mayorías. Aquí y allá vemos ejemplos sangrantes de secuestros de la democracia, abusos de poder, palabrería adormecedora por parte de quienes están en los gobiernos, para aplastar, asustar o engatusar a los que no pensaban como ellos.

Tenemos en nuestro país razón para preocuparnos, si aún no lo habíamos hecho. Cuando desde la cúpula del gobierno se alimenta la insurrección, se está atentando contra la esencia de la democracia y las consecuencias de esa vil actuación son imprevisibles. Podríamos tratar de encontrar diferencias, tranquilizar los ánimos expresando que eso no está pasando aquí y no puede pasar aquí. A mí me resulta muy difícil sumergirme en esa abstracción, y confirmo los motivos de preocupación cuando escucho algunas declaraciones de ministros del actual gobierno de España.

 

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¿Es esto realidad, o vivimos una pesadilla?

23 septiembre, 2020 By amarias 14 comentarios

Se han reunido en estos momentos de mi vida varios elementos que componen un cuadro muy singular, al menos, al nivel de realidad al que me había acostumbrado. Tenemos una pandemia sobre nuestras cabezas, con especial reincidencia sobre Madrid, que arrastra una situación económica cuyos efectos no han hecho más que empezar, y cuyo alcance no somos capaces de prever (y, lamentablemente, aún menos, el Gobierno actual y, apurando en la misma línea, la oposición).

La grave situación vírica y económica se magnifica por la tensión entre el gobierno central y el regional de la Comunidad de Madrid. La importancia referencia, a escala nacional e internacional, que supone la capitalidad de España, se ha traducido en un ataque continuado desde algunos portavoces del Gobierno (en especial, pertenecientes a la agrupación Unidas-Podemos, aliada con el PSOE y otras minúsculas facciones regionalistas) contra la actuación de la presidenta de esta Comunidad, Isabel Ayuso.

Se califica con reiteración desde miembros relevantes del Gobierno y de portavoces parlamentarios de los partidos que tienen silla en él, a la presidenta Ayuso como mala gestora, carente de liderazgo e incluso se la tacha de ser manifiestamente incapaz para ejercer el cargo que ostenta. Son expresiones de extremada dureza, injustos y, desde luego, ajenos a la cortesía institucional.

Aunque los ataques desde la coalición de PP-Ciudadanos (esto es, de derechas) que rige en la Comunidad de Madrid y en su Ayuntamiento hacia el gobierno central son menos intensos -se esgrime abandono a su suerte de la Comunidad, falta de apoyo desde las instancias más altas, etc.-, porque no se está calificando tan directamente de incapacidad al Ejecutivo o a sus miembros, el efecto hacia el exterior, es decir, hacia el ciudadano no comprometido políticamente es la plasmación perfecta de una falta de sintonía entre quienes están conduciendo el vehículo de nuestros destinos.

La escenificación del pasado lunes (21 de septiembre de 2020) cuando ambos Presidentes -central y autonómico- pretendieron ofrecer un marco de cooperación (a destiempo) en la lucha contra la pandemia, por su torpe planteamiento, escasos recursos y previsibles mermados resultados, la juzgo de pura pantomima.

Me preocupa también, y mucho, el cerco a la Jefatura del Estado, es decir, hacia la Monarquía. Miembros cualificados del gobierno se han manifestado sin ambages como anticonstitucionalistas, apoyando la república como objetivo y despreciando la figura de Felipe VI (apuntando hacia actuaciones de su padre, Juan Carlos, presuntamente anómalas y, en todo caso, realizadas cuando ya no era Jefe de Estado, en que fungió como responsable máximo del período de paz más longevo de nuestra Historia, ejemplo incuestionable de transición de una dictadura a una espléndida democracia).

El apoyo precario y espurio que encontró Sánchez a su deseo de ser Presidente de Gobierno en los independentistas catalanes y en los hijos del terrorismo vasco, mírese como se mire, es un síntoma de la extrema peligrosidad de la situación actual, desde el punto de vista de la estabilidad democrática y del equilibrio regional.

A escala internacional, aunque la preocupación por los difíciles asuntos internos invita a menospreciar la importancia de lo que pasa fuera, la situación es muy compleja. El avance de la economía china, liberada del virus -por arte de birlibirloque u oscuras razones- convierte a esa República de Repúblicas en líder mundial, con la bandera de un sistema antidemocrático, dictatorial, autárquico y de naturaleza incomprensible -en valores y métodos- para nuestra cultura occidental. Desgraciadamente, esta situación coincide en el tiempo con un Presidente norteamericano que parece sacado de un cuento de ogros y fantasmas, más dado al despropósito verbal como portavoz de un sentimiento egoísta e insolidario, que a asumir un papel relevante como conductor de las economías occidentales.

No necesitaba más para sentirme anonadado de la deriva que adoptó la realidad próxima (de mi país y compatriotas) y externa (tanto de la Unión Europea como de los bloques hegemónicos de la economía mundial, y tampoco quiero olvidar la falta de democracia que se ha instaurado en Rusia y demasiados países latinoamericanos, por no apuntar más que a lo que sobrenada).

Pues hubo más. En pocas semanas, la metástasis que se encontraba aparentemente dormida, ha decidido despertarse y golpear con fuerza. Recojo todos los ánimos de que soy capaz para no desanimarme y, como siempre expresé -a propios y extraños- para no perder la capacidad de analizar lo que pasa fuera y pasa en mi cuerpo, con toda la objetividad que pueda. Pero, caramba, no dejo de preguntarme: ¿Es esto la realidad, o una pesadilla?

Ya se la respuesta, aunque nunca vienen mal algunos comentarios sensatos que me ayuden a entender mejor lo que nos pasa. Gracias, por leerme, por estar ahí (aunque sea en la sombra), por compartir lo que pienso.

 

 

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Vergüenzas: cabras, crisis y desconciertos (y 2)

20 octubre, 2019 By amarias Dejar un comentario

Quisiera creer que todo este jaleo, el maldito quilombo que nos cerca la tranquilidad como una boa, y nos atufa con su hedor, es/fuera una pesadilla. Pero no lo es, quiá. La realidad nos muestra su cara más fea, sus tentáculos de hidra, su cabeza de medusa vociferante y zafia y parece estar dispuesta a permanecer entre nosotros sin cambiar de pelaje durante un largo tiempo. Porque no sabemos cómo librarnos de ella, quitarle la piel de algas inmundas, sacarla de sus casillas para lanzarla al foso del olvido.

Han confluido múltiples factores negativos y su reunión ha conformado en nuestra vida de ciudadanos medios, anónimos y contentos con vagar del molino a la noria y de la noria al molino lo que se ha dado en llamar una tormenta perfecta. Solo que esta no nos ha traído el agua, ni se prodiga en tormentas, ni se desparrama en inundaciones y torrenteras que causan derrumbes, cosechas perdidas y hasta muertos.

Esta no estaba anunciada y, por tanto, si hubiéramos podido estarlo, no estábamos preparados para protegernos de sus efectos.

Como base de todo, sucedía que nos encontrábamos en un prolongado período electoral, una subespecie de calma chicha inconsciente, personajes a la búsqueda de autor (Oh, Pirandello), digo, de un líder y un equipo que pareciera suficiente capaz de sacarnos de la crisis económica, social y política, que se nos agarraba a los pies de la economía y la sociedad con la pegajosidad de un barro de ciénaga o se nos escurría con la viscosidad de la lamprea.

Sin otra idea para cambiar de escenario que convocar nuevas elecciones, el gobierno en funciones de Pedro Sánchez y todos los líderes políticos en funciones que hubieran tenido algo que decir, se embarcaron en la aporía de que un repetido debate con los mismos argumentos nos cansaría a muchos votantes y revolvería el cotarro de los resultados. Dudando si esta no-medida sería suficiente para mejorar escaños, el jefe de gobierno y sus asesores pensaron que sería buen momento para cambiar de sitio la momia de Franco, desviando así la atención del personal de cualesquiera otros asuntos más importantes y, desde luego, más urgentes.

Se aplicaba el viejo principio que relata a la perfección el viejo cuento judío de meter la cabra en la casa para que, al sacarla luego, los que soportaron la presión y el tufo en la habitación exigua, se sintieron aliviados y agradecidos a quien vino a liberarlos

Pero al abrir la puerta, nos dimos cuenta de que se habían incorporado al recinto real, o se encontraban ya allí sin ganas de salir, otras muchas cabras y que eran todas más fuertes, de cocear más grave, y de mayor molestia.

La dura pelea contra de la Desunión europea contra el Brexit duro está provocando atroces fisuras en el ya deteriorado edificio donde hace décadas anidaron las cigüeñas de la colaboración a tope de quienes históricamente habían ventilado sus diferencias a porrazos. El árbitro de la paz se convirtió en instigador de infamias. Porque el imperialismo que hoy representa Trump y su equipo de águilas rapaces, ha dicho basta a sostener de rositas la amalgama de intereses europeos.

Por ello, enzarzado en una guerra comercial que se sabe perderán con el poderío creciente de China y los productores de la Asia cada vez más despierta, el lobby norteamericano a recurrido a la cabra de imponer aranceles a productos europeos con el propósito confeso de proteger a su industria aeronáutica del dumping de Airbus. Cada vez más necesitados de víctimas, el amigo USA ha encontrado en el débil moflete de los productos andaluces (olivas, jamón, queso,…) la fórmula de castigo ideal, porque si se pudiera interpretar que han confundido churras con merinas, lo que han sabido es dar en la cresta al chico del pelotón, para que tomen nota los gallitos de cabeza.

¿Qué otras cabras hay? La actitud de China rechina aún más, debiendo estar muy cegato quien no ve cómo los fuertes tentáculos del gigante asiático se aprietan, implacables, sobre la economía mundial, con base en un potencial tecnológico que se ayudó a generar desde occidente creyendo que se contentarían con ser clientes y no productores de lo que se les enseñó a hacer, incluso a hacer mejor y más barato.

Ah, pero junto a tantas y tan poderosas cabras, se ha incorporado la resurrección de una cabra muy especial, que nos toca muy de cerca, porque está metida hasta las ingles en nuestra idiosincrasia de ponerlo todo en solfa aunque nos conduzca al propio desastre. Hablo, claro, del fenómeno independentista catalán, la marea que se ha convertido, al mal parecer, en incontrolable con los mimbres y cartas que tenemos, y que, aunque se nos diga para despertar algo de consuelo que solo representa a la mitad de los habitantes de esa región, se ha revelado capaz de mantener a raya al estado de Derecho y, lo que me resulta en verdad imposible de asimilar, a las propias fuerzas del orden.

Me hago algunas preguntas sobre la naturaleza de esta última cabra: ¿Por qué se está siendo tan tolerante con los revolucionarios catalanes? ¿Es que hay temor institucional a utilizar todo el poder disuasorio del (supongo, claro) moderno y eficiente instrumental de la policía y la guardia civil, capaz de someter en pocas horas a esos grupos rebeldes (de orden de dos mil personas, se nos dice), despejando su naturaleza de “incontrolados” y “anónimos”?

Parece que hay alguna intención de que la excelente preparación de nuestras fuerzas del orden aparezca como doblegada ante unos cuantos antisistema y su caterva seguidora de mozalbetes indocumentados. No se si es culpa de la indecisión o inexperiencia de Grande-Marlaska o de la voluntad de ser condescendientes con el desorden hasta que las aguas vuelvan a su cauce por sí misma. Pero si se tiene/ha tenido el temor de que una actuación firme de los garantes del orden por ley contra los insurrectos que están causando tales daños y muestran tanta agresividad como todos hemos visto contra bienes públicos y los propios agentes, provoque un crecimiento de los desmanes, en mi opinión, se está equivocado. Los pacíficos somos, en cualquier circunstancia, la inmensa mayoría. Y los que asaltan, hieren, queman, roban, matan, son la hez y la disidencia de cualquier oportunidad de diálogo.

El presidente de la Generalitat, Torra, ha reflejado de forma suficientemente diáfana de qué lado se encuentra. El instiga la cabra del desorden ciudadano, con sus soflamas de meliflua catadura. Porque nada me hará cambiar, aunque no reconozca a Catalunya, que la inmensa población de Cataluña es pacífica, es solidaria con el resto de España y es leal a la Constitución y a las leyes.

—

La foto corresponde al interior de la puerta de uno de los servicios higiénicos de un Hospital de Madrid, decorado -no se calcular en cuánto tiempo- por ociosos que parecen desear comunicar su vacío intelectual, su cortedad expositiva.

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Jerusalén

12 diciembre, 2017 By amarias Dejar un comentario

La declaración del presidente estadounidense Donald Trump “reconociendo” Jerusalén como capital de Israel, ha avivado las ascuas de la tensión entre palestinos e israelíes. No hay por qué engañarse, sin embargo. La gravedad del conflicto entre esas dos colectividades, tan desiguales en medios (económicos y, por ende, militares) y en apoyos internacionales -aunque muy similares en población (unos diez millones, si bien con amplia dispersión geográfica- tiene fecha de inicio (1917, declaración Balfour), varias de escalada (1948, 1972, …) y carece de perspectivas de solución.

El atractivo mediático de la manifestación del mandatario norteamericano proviene de su carácter de desafortunada, por inoportuna. Jerusalén es una tierra sagrada, por donde para las tres religiones monoteístas con más creyentes del globo tienen detectado un agujero negro de conexión con lo celeste. Allí están el Huerto de los Olivos, el Muro de las lamentaciones y el lugar en donde Mahoma fue arrebatado al cielo, emulando al profeta Elías. Si el Papa católico no se hubiera afincado en Roma, los devotos del Nuevo Testamento deberían reivindicar Jerusalén como el Lugar Sagrado por excelencia.

Las creencias religiosas son importantes, pero tener esperanza de un futuro en esta Tierra son imprescindibles. Los palestinos que aún resisten en el territorio, sufriendo la realidad de su impotencia para contener con tiragomas y soflamas el avance inexorable de Israel, encuentran en la declaración de Trump un argumento que les recuerda su humillación de pueblo menospreciado, subvencionado, constreñido. Palestina ni siquiera es un país es, para casi todos los Estados con mando en plaza, solo un “observador de las Naciones Unidas”.

Este Comentario no pretende recoger la Historia de Palestina, entremezclando episodios sobrenaturales con realidades existenciales míseras. Por supuesto, el abandono de la cuestión territorial para que se resuelva entre las dos colectividades afectadas, (incapaces ahora de convivir pacíficamente -las llamadas potencias se han encargado, durante más de un siglo, con Inglaterra a la cabeza, de hacer la convivencia imposible-), dejaría como vencedor a Israel, que posee la fuerza militar y el poder económico. Si el nuevo “día de la Ira” tuviese el seguimiento que reclaman algunos imanes enardecidos, solo resultaría en varios miles de jóvenes palestinos muertos contra algunas decenas de soldados israelíes, ante la impasividad general.

Aunque, como escribió Cicerón (Orator, 46 a.C.) “¿Quid enim est aetas hominis, nisi ea memoria rerum veterim cum superiorim aetate contexitur?” (“De qué vale la existencia del hombre si no se la pone en relación con la memoria de lo que hicieron nuestros antepasados?”).

De nada. Somos prisioneros, por nuestra limitación para ahondar en lo que nos trasciende, de lo que nos vincula al pasado. Por esa razón, Jerusalén -cargada de mitos y alegorías, pero con una Historia densa y veraz-, es imprescindible para árabes, judíos y cristianos. Y en estas fechas, en que se conmemora el nacimiento de Jesús, la ascensión al cielo de Mahoma o se renueva la esperanza de que el Mesías verdadero aparezca por esa ventana metafísica, Trump hubiera debido contener sus simpatías y su devoción hacia el grupo que lo hizo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.

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Un mosquitero común observa entre el ramaje de uno de los árboles que jalonan el recuperado paseo a las orillas del Tajo, en Toledo. Caía la tarde otoñal y yo, cámara en ristre, a la búsqueda de imágenes del siempre esquivo mosquitero musical, me topé con una pareja de estos acrobáticos pajarillos, revoloteando entre las hojas donde se refugian los insectos que les sirven de alimento.

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Emprendimientos

7 diciembre, 2017 By amarias Dejar un comentario

El escenario de producción y consumo está cambiando, y a gran velocidad, a escala global y local. Los comportamientos de algunos de los líderes de los mayores (más poblados) ´países del mundo lo prueba con rotundidad, aunque no parece que los jefes de Estado de los países intermedios -incluida la deslavazada actuación postural de la mal llamada (desgraciadamente) Unión Europea-, se estén dando cuenta, pues no se están tomando medidas de ningún tipo, o apuntan en direcciones contradictorias. Al hablar de decisiones equivocadas debo matizar que las estoy pretendiendo valorar en términos socioeconómicos, como más tarde me propongo puntualizar.

Que Donal Trump, Vladimir Putin, o Deng Xiao Ping estén tomando decisiones que interfieren, potenciándolo, con la evolución natural del consumo y producción internos en perjuicio de la globalización de la economía no es gratuito ni improvisado. Detrás de esas actuaciones de política general existe una estrategia de base genuinamente capitalista.

Mi inclusión del presidente chino en el trío está justificada, aunque algunos comentaristas aprecian su defensa de la apertura del comercio internacional, eliminando trabas y aranceles, como genuina; no se puede desconocer que el “gigante asiático”, que ha superado ya a Estados Unidos como potencia en el mundo de la supercomputación y está a punto de hacerlo en todo el amplio campo de la IA (Inteligencia Artificial) está destinado, por voluntad de su Politik Buró y velocidad expansiva,  a ser el Gran Hermano del mundo, y ese dominio no se ejerce desde la metafísica, la religión o la filosofía, sino desde el materialismo.

Sin pretensión de levantarme a altos vuelos con este artículo (no necesito poner de manifiesto mis limitaciones), quiero dedicarlo a la capacidad emprendedora de los denominados “millennials”, entendiendo que ellos son, para muchos analistas, por edad y conocimientos, los actores, y motores, de un posible escenario de cambio. Aunque no estoy utilizando el libro más que como referencia genérica, sirve de introducción al tema el libro “Millennials, La generación emprendedora” (Fundación Telefónica, 2017), que han coordinado Alvarez Monzoncillo y Guillermo de Haro.

Las páginas finales de este trabajo (antes de extraer Conclusiones) se dedican a recoger la entrevista con Henry Jenkins,  provost (rector) y catedrático de la Universidad del Sur de California. Manifiesta en ella unas cuantas reservas con las que estoy de acuerdo, y de las que extraigo algunas: a) profunda sospecha sobre el alcance del concepto de nativo digital, b) la constatación de que estos “nativos” nacieron, y están creciendo,  en una cultura saturada de medios y orientada al consumidor, c) el equívoco de que su lenguaje tiende a borrar el proceso de aprendizaje y concentrarse en adquirir una habilidad concreta, despreciando el mundo on line. d) la tendencia del nativo digital a marginar al inmigrante digital (ya que no a los “iletrados”),despreciando las habilidades y conocimientos de éstos.

Cuando se consideran los factores de éxito de un emprendimiento en un nuevo sector (tecnológico) , la capacidad de innovación es el punto central. Sucede, sin embargo, que no pocas veces la innovación no surge del conocimiento de las diversas opciones existentes en el mercado que se trata de suplir o mejorar, sino de la convicción “a priori” (o por imitación) de que se dispone de una herramienta excepcionalmente eficaz para desarrollar una actividad o un conjunto de ellas.

Analizando someramente (advierto que no dispongo de muchos datos) la tipología del emprendedor en nuevas tecnologías, creo que responde al perfil de un universitario (no siempre egresado, es decir con título oficial), que ha desarrollado una capacidad excepcional para manejar una herramienta del grupo de las TICs (generalmente, combinación de un lenguaje de máquina completo y el apoyo de un entorno potente de comunicaciones), que, actuando solo o en conexión con otros visionarios de los que es amigo, la aplican en la resolución, ventajosa, de una tarea que ya tiene solución analógica, mejorando la misma y ampliando su campo de acción, con base en la potencia de las herramientas digitales.

La etapa de inicio de ejecución del proyecto, alimentada con escasos recursos económicos y una gran ilusión y capacidad de trabajo (hasta obsesiva) no siempre conduce al éxito. Más del 90-95% de los emprendimientos fracasan, bien por estrangulamiento financiero, incapacidad para encontrar la comercialización del producto, o, más frecuentemente, porque otras ofertas del mismo campo brindan una solución más completa y acabada. La competencia por detectar los posibles “embryo giants” por parte de las grandes empresas, particularmente, las transnacionales, y adquirirlos cuando el producto está en fase avanzada, es muy grande, y el ejemplo de otros millenials que han tenido éxito de vender su empresa por cifras muy atractivas, hace crecer la ilusión de un destino dorado para esos emprendimentos.

Al analizar las peculiaridades de la generación emprendedora, el texto de Monzoncillo y Cía , recoge, entre otras opiniones no siempre coincidentes, una advertencia: las habilidades de gestión, y las competencias para seguir desarrollando el producto, son factores que aseguran el éxito posterior…y, superada la etapa de desarrollo, el equipo emprendedor que desarrolló el producto hasta una fase que pueda aceptarse como de “madurez técnica”, debería plantearse la incorporación de un equipo especializado en el gerenciamiento empresarial, que cuente, además con habilidades comerciales.


Un cormorán  moñudo (Phalacrocorax aristotelis) se plantó, jubiloso, acompañado de su pareja (que no figura incluída en esta fotografía), ante mis narices -mejor dicho, ante el objetivo de mi cámara-, ofreciéndome sus habilidades piscícolas. Era una mañana, apenas apuntado el día, de finales de otoño de 2017, en la playa del Arenal d´en Castell de Menorca. Estuve contemplando la escena durante casi una hora, maravillándome de la voracidad del pequeño, que, de vez en cuando, me lanzaba una mirada como reclamando mi aplauso. Estos cormoranes son más pequeños que la especie carbo, y tienen el pico esbelto y amarillo. Me arriesgo a indicar que éste pertenece a la subespecie desmarestii, de pico especialmente amarillo intenso.

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Alerta roja

13 octubre, 2017 By amarias Dejar un comentario

El vocabulario bursátil ha consagrado -expresión, por si misma, ambigua- el término “descontar” para expresar que el dios Capital, manejado de forma bastante misteriosa por sus fieles servidores, ha asumido los efectos de un riesgo, y ha corregido las cotizaciones, aplicando, mutans mutando, la probabilidad de que el evento perjudicial suceda realmente.

Como no soy devoto de deidad alguna (lo que solicito no se interprete como que descarto que existan, pues también asumo que, para dormir mejor, puede ser conveniente atribuir responsabilidades mágicas que cubran las desnudeces de nuestra ignorancia), trato estos días de esforzar la imaginación para entender quién podría salir beneficiado de los tres o cuatro asuntos que tienen preocupados, y, por tanto, entretenidos, al subconjunto de la población mundial que cree tener información sobre lo más grave que puede pasarle, y, claro, le apetecería tener en su mano o la de quienes controlan la cuestión desde sus intereses comunes, la manera de protegerse.

Empiezo por lo más fácil: el cambio climático. Independientemente de síntomas, estudios y criterios científicos, lo más barato a corto plazo es negarlo, y actuar, además, como si no fuera el tema con nosotros. En algunos foros -publicos o privados- si el asunto se pone feo, se saldrá del embrollo prometiendo medidas que no se pretende cumplir, o ampliando el campo de responsabilidades a quienes, si cumplieran lo pactado, comprometían gravemente su desarrollo o su supervivencia. En consecuencia, estamos en Alerta roja. Los afectados  y por huracanes, inundaciones, sequías, serán tratados como víctimas inevitables. En términos de mantenimiento, se aplican las medidas paliativas (más intensas allí donde hay votantes del cacique) y se postponen las preventivas.

En conflictos internacionales, el principio de la dejación e infravaloración de los efectos por cualquier crisis, rige igualmente. Tomemos el ejemplo del aumento de tensión en la crisis norteamericana- norcoreana. Los máximos gobernantes de ambos Estados comparten la cualidad de ser poseedores de una megalomanía imparable.

Como parte de los cretinos, su insolencia y comportamiento abusón, arruga o disuade a quienes deberían llevarles la contraria. Desde niños, Trump y Kim, habrán alimentado, estoy seguro, su carácter de matón de barrio, y la ausencia de oposición (un bofetón paterno, una enseñanza reprendedora, jefes, colegas o amigos críticos, y, entre otros entornos virtuosos, una justicia insobornable) ha hecho crecer las sinapsis entre las neuronas que desconectan el yo interno del yo colectivo. Resultado: alerta roja, preparativo para una confrontación de paranoicos que nos llevará a una hecatombe nuclear.

Desciendo a nivel local, a esta España mía, a esta España nuestra. Doy por seguro que, presionado por sus amigos de la CUP y de un imaginado compromiso con la calle (que ya son ganas de atribuir inteligencia a las masas incultas, manipulables y estentoreas a las que el Procès ha conducido como una recua de ganado), el Molt Honorable Puigdemont dejará de serlo el lunes.

Se armará la marimorena, y se resolverá de la manera adecuada -a golpes, porrazos, detenciones, gritos, ostias, tiros, guantazos, etc.- el conflicto generado en un pueblo pacifico, industrioso, pasota.

Lo mejor de todo, es que, al parecer, las Bolsas europeas, ¡y españolas!, ya han descontado los efectos. Y, según anuncia está mañana el Gobierno, se corrige solo un par de décimas el crecimiento del PIB.

Creo que la fotografía con la que ilustro hoy mi Comentario encaja como anillo al dedo. Hay rebajas, pero el precio nuevo es igual al antiguo.

Y yo, que me creo un demócrata y un socialista educado y contemporizar, soy tachado por algunos amigos y bastantes desconocidos independentistas catalanes de “facha”, “carca” e “ignorante”. Alerta roja.

 

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Juguetes peligrosos

10 julio, 2017 By amarias Dejar un comentario

No descarto que podamos estar sometidos nuevamente a perturbaciones cósmicas que afecten a la capacidad de raciocinio de la Humanidad. Si mi elucubración es cierta, una parte importante de los seres humanos tendrían completamente distorsionada su visión de los hechos.

La prueba de mi sospecha es imposible, pues se vería sometida a la demostración diabólica de que precisamente los afectados por la distorsión mental están equivocados, cuando ellos creen que los errados somos los demás.

Si alguno de los que han sido poseídos por el mal de la distorsión lógica fuera preguntado, opinará que lo que me dispongo a exponer es producto de mi visión sesgada de las cosas, de mi avanzada edad o incluso a -para ellos- despreciable  tendencia a criticar cuanto provenga de la izquierda o la derecha ideológicas (lo que juzgarán como una ofensa, según la parte del cerebro que les haya afectado).

Analice el lector, para que pueda comprobar por sí mismo si está libre de la anomalía, lo que piensa de estas situaciones:

a) El presidente del país aún más poderoso de la Tierra, que dispone de la capacidad para provocar una destrucción masiva de la Humanidad, se cree poseedor de la verdad absoluta.

En consecuencia con su megalomanía, improvisa peligrosamente en política exterior (menosprecia a los aliados, se presenta como inesperado cómplice de otros, eleva la tensión mundial con amenazas y bravuconadas); niega el cambio climático (confirmado por miles de científicos que llevan años analizando la evolución de la temperatura media de la Tierra); entiende que  favorecer a sus propias empresas está dentro del lema antiglobalización “América primero” (sus asesores principales son miembros de su familia y su hija ocupa el lugar del Presidente cuando a él le apetece, a despecho de la organización estatal);abomina de la libertad de prensa (pretende que se publiquen solo noticias favorables a su persona);  quiere hacer mayor el vergonzoso muro que separa a USA de México (y financiarlo con placas solares a cargo del país vecino);  incumple los compromisos y tratados firmados por su antecesor (generando una insólita inseguridad jurídica sobre el país que debía ser principal garante del cumplimiento de los acuerdos), etc.

b) Al otro lado del planeta, un personaje con parecida capacidad de movilización sumisa y esquizoide de las masas a la que tuvo el genocida Hitler sobre el pueblo alemán en la parte más oscura de su Historia, un tal Kim Jong-un, se prepara para iniciar una guerra global, construyendo un arsenal atómico descomunal. Con la población norcoreana sofronizada por  un adulterado comunismo, y con una estructura de control interno de la posible disidencia que mejora cum laude las fórmulas de la abominable Stasi, ese país situado en una de las zonas potencialmente más conflictivas del planeta, camina, a paso seguro, desde su aislamiento internacional hacia una explosión incontrolada.

No está solo en su esquizofrenia, tampoco, en esa parte del planeta. Pero analizar los distintos casos de explotación de los más humildes, vejación de etnias y tribus, conflictos enquistados, descontrol consciente, usurpación de tierras y aniquilación de los diferentes, me llevaría un tiempo del que no dispongo, ni al lector conviene.

c) En Venezuela, con voluntad reiterada de convertirse en paradigma de la negación de los derechos  a la discrepancia y a la oposición democrática, un ignorante Nicolás Maduro -contradictorio apellido para alguien con tal bisoñez intelectual-, secundado (nunca es de  otra manera) por una colección de arribistas y aprovechados ante cualquier posible reparto de poder y prebendas , no contento con haber hundido un antes próspero país en la absoluta miseria -en la estela de un visionario Chávez, adormecido por la sesgada y simplona interpretación de las glorias bolivarianas-, lanza bravuconadas a diestro y siniestro, mientras la población se muere de hambre y los recursos venezolanos (incluido el muy valioso de la capacidad de sus habitantes) se desperdician, pudren y, en su utilización descontrolada desde las corruptas élites políticas, perturban hasta llevarlo a la guerra civil, la paz social que un pueblo precisa para crecer.

d) Por supuesto, en esta relación de descalabros y descalabrados, no puede faltar la hidra de cien cabezas del terrorismo islámico -cuya apelación a una religión aún por depurar no puede ignorarse ni menospreciarse-, que alimenta la guerra civil siria, el despropósito de Irak, Irán o Libia, países en los que los intereses económicos se han enmascarado bajo supuesta defensa de derechos civiles (unos pocos ejemplos), la gerontocracia familiar de Arabia saudí, la aún endiosada corto-dinastía marroquí, la convulsa situación egipciaca (incapaz de encontrar su vía democrática), las imposibles supervivencias pacíficas en las ex-colonias africanas (en donde las economías europeas aún tienen tentáculos de los que no quieren desprenderse). Y otras decenas de ejemplos, en los que también hay que destacar la tensión, típicamente anti-humanitaria, por la que el pueblo elegido por su dios, Israel, sigue echando contra la pared, -guiado por una espada flamígera alimentada desde el capital judío norteamericano-, al pueblo palestino, subvencionado, sí, pero para que permanezca en la pobreza y no pueda levantar su cabeza como estado libre, respetable y autónomo.

e) No está nuestro país libre de este mal cuyos efectos tan sucintamente expongo. En lugar de preocuparnos por generar empleo estable, crear empresas, repartir mejor las plusvalías, unos se esfuerzan en mentir y ocultar información, otros se han ocupado y ocupan en apropiarse del dinero público (ocultando a los que nos robaron con dilaciones judiciales y protecciones especiales, injustificadas en un estado de derecho), aquellos proclaman su voluntad de secesión de la causa común (llamando mayorías a minorías muy poco cualificadas), los de más allá, sin ofrecer más perspectiva que el caos o la revolución incontrolable, persiguen y adulteran con falsedades los valiosos principios de 1) las ventajas generales de una educación exigente y de alto nivel; 2) la estabilidad de una forma de gobierno -la Monarquía-  que, amén de constitucional, carece de alternativa ni mejor ni equiparable;  3) el valor de una religión, la cristiana, que en su estado de aplicación actual, si fuera sentida, sería importante garante de la ética universal (no defendida desde muchos otros frentes, ayunos de valores que no converjan en el egoísmo personal o grupal); 4) la importancia de la solidaridad, de la defensa de la Patria, del control del gasto público, de la mejora de la asistencia social, de la incardinación de la política propia con la internacional, y, en especial, con la de la Unión Europea, que nos garantiza compartir un área de defensa económica, militar, de libertades y de ética, y una historia de superación de diferencias, con guerras (ay!) y, desde hace setenta años (1957?), con acuerdos de colaboración en la paz.

Mírese, mírese el lector, de qué lado está y, si como deseo y presumo, está con el análisis que expongo, tiéntese la ropa, porque estamos todos en vísperas de saltar por los aires. Al peligro cibernético dedicaré mi próximo comentario.


En la foto, una golondrina adulta alimenta a sus polluelos, ya formados, pero aún dependientes del sustento que le entregan sus progenitores.

En realidad, ya están capacitados para procurarse el alimento por sí mismas, aunque la comodidad de vivir a mesa puesta también se encuentra entre las aves que, en muchos casos -algunos, para el observador, inexplicables- provocan que la cría, situada junto al alimento, se hace todavía cebar por sus padres.

Si se observa la foto con detenimiento, se verá que la cría agraciada en el reparto de comida, en su boca, que su hermano aún mantiene abierta, para excitar al solícito progenitor, sostiene una hormiga alada a punto de ser engullida.

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Adela Cortina, Antonio Garrigues y la dinámica Knowsquare

3 febrero, 2017 By amarias Dejar un comentario

 

El 31 de enero de 2017 tuvo lugar la entrega de los premios que concede la plataforma KnowSquare desde hace seis años. Esta invención de Juan Fernández-Aceytuno acumula ya diez años de existencia, con una trayectoria saludable y abierta. Se recuperó para el concreto acto, la Fundación Museo Lázaro Galdiano que, aunque de aforo claramente insuficiente para el número de miembros, amigos y simpatizantes -además de los responsables editoriales y galardonados- es un marco excelente para cualquier celebración, al que contagia de su encanto y trayectoria propias, que su directora, Elena Hernando, sabe potenciar con su elegancia discreta.

Se concedió el premio a la “Trayectoria divulgativa divulgativa ejemplar 2016” a la catedrática de Etica, Adela Cortina, que entusiasmó a los asistentes con una alocución, expuesta de memoria, simpática y, al tiempo, personal y profunda. “El cerebro humano -precisó- es un narrador de historias, no solo un procesador”, y la autora de La ética mínima, apoyó que “la ética es rentable para las empresas a medio y largo plazo”, para terminar recordando a Ortega: “El tigre no puede destigrarse, pero el hombre sí deshumanizarse”.

Fue seleccionado como Libro del año de Empresa (Gestión empresarial), publicado en español, “Negociar lo imposible”. de Deepak Malhotra. Malhotra es conocido por otros best sellers, entre los que destaca “Yo me he comido tu queso” (en inglés; I moved your cheese (2003), publicado en España también por Ed. Empresa Activa/Urano, 2011). Con un título elegido como respuesta a una obra ajena, “¿Quién se ha llevado mi queso?” (1998). de Spenser Johnson, el premiado ya abordaba la cuestión de salirse de los caminos trillados, potenciar la imaginación y las soluciones propias, distintas, no exploradas, en lugar de moverse por los laberintos mentales ajenos.

Se premió también a un colaborador de KS, el ingeniero industrial José Enebral, por un artículo publicado el 4 de abril de 2016, “Del liderazgo y conversación”, en la que defiende la “importancia de comunicar sin incurrir en sobreactuaciones”. Leído hasta el momento ya 2194 veces es una prueba de la amplia difusión que alcanzan las ideas expresadas en la web de esa atractiva forma de compartir ideas, soluciones, formación, ilusión y proyectos. (Enebral tiene 39 trabajos publicados, de los que varios superan las 15.000 lecturas).

El acto contó también con una participación ya consagrada como habitual, la de Antonio Garrigues que, con la fluidez con la que hace atractivos mensajes de apariencia sencilla, pero intensos, nos advirtió de que “lo de Trump no es, como muchos creen, el principio de una era, sino el final”. Una reacción a la apertura en apoyo de la globalización, al compromiso social, a la preocupación por la mejora de las condiciones de los desfavorecidos, que representan Obama, el papa Francisco y otros líderes mundiales. Hay que estar preparados para resistir, porque vienen malos tiempos.


Un invierno con períodos cálidos ha propiciado que se estén formando ya algunas parejas de aves. Estos petirrojos, casi ocultos entre el follaje, preparan su nido, entre arrullos de mutua complacencia. A ratos, aunque especialmente al amanecer y ya en la oscurecida, con obstinada actitud, el macho advierte de su propósito de defender el territorio contra propios y extraños con cantos que resultan melodiosos e intensos.

La capacidad de camuflaje del petirrojo es sorprendente. Podemos escuchar sus trinos, sonando muy cerca de nuestra posición, y no conseguir verlo hasta que, de pronto, levanta un  corto vuelo hasta el murete, poste, valladar o espesura en donde se sentirá momentáneamente confortable para proseguir con su cantata.

 

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Trump, la película: Se rueda en directo sin guión

21 enero, 2017 By amarias Dejar un comentario

Cuando la Sra. Trump (Melania) le encasquetó un misterioso paquete plano, envuelto en papel azul clarito, en el que se adivinaba la pegatina de Tiffany&Associates, a una sorprendida Michelle Obama, justo cuando empezaba la ceremonia oficial del traspaso de poderes en la Casa Blanca, recordé que hacía algunos años, en una librería de Washington, había tenido un libro del nuevo Presidente en mis manos.

Estaba haciendo tiempo antes de dirigirme al aeropuerto, y ví que en uno de los expositores se presentaba un libro: “How to Get Rich” (“Cómo hacerse rico”) y estaba escrito por Donald Trump, un tipo con un tupé ridículo. Curioseé algunas páginas, y lo volví a dejar en el mismo lugar. No me pareció interesante y el pretencioso título estaba solo destinado a llamar la atención de ingenuos que no tienen la más remota idea de cómo funciona ésto. “Esto” es/era, por supuesto, el mundo de los negocios, lo que sostiene la estructura del capitalismo.

Por supuesto, nadie en su sano juicio podría pretender hacerse rico con aquellos consejos de chicha y nabo -que no tenían nada que ver, a buen seguro, con las trampas, acuerdos y tropelías que habían permitido al autor amasar su fortuna, presentados ahora en formato de autoayuda para crédulos sin suficiente dinero o ganas para pagar al psicoanalista. La cuestión, además, no estaba para mí en el cómo, sino en el para qué.

Los Trump no solamente habían pasado por alto el protocolo oficial del acto, sino que la entrega pública de un regalo de presunto alto valor (¿dos mil euros?) a la aún primera dama, implicaba la propuesta de una vulneración inexplicable de la rígida normativa sobre la aceptación de regalos por parte de funcionarios del Gobierno de los Estados.

Me sumergí, pues, en internet, aún con la imagen mental de la desconcertada Michelle no sabiendo qué hacer con el paquetito, que le acabó siendo delicadamente arrebatado por Barak, con rostro de contrariedad, para entregárselo a algún funcionario emergido de las sombras de la White House. Buscaba información sobre el libro, sobre el que habrían pasado más de diez años.

Entre muchas, me quedo ahora con una frase: “I am the creator of my own comic book, and I love living in it. If you’re going to think, think big. If you’re going to live, live large.” (“Soy el creativo de mi propio libro de historietas, y me gusta vivir en él. Si tienes que pensar, piensa en grande. Si tienes que vivir, vive a lo grande”) (1)

Esta confesión de Trump la detecto como sincera y sigue, por tanto, vigente para aproximarnos a su personalidad.

Como Presidente de los Estados Unidos, garantiza cuatro años de incoherencia verbal externa, pero no me dejo engañar. No tengo la menor duda de que el entramado de capital e intereses que se mueve detrás (y delante) del presidente del país más poderoso (aún) de la Tierra, se esforzarán en hacer las cosas bien… para ellos. Las sospechas se concretarán, por tanto. Se potenciarán las empresas de fabricación de armas, los beneficios a costa de proteccionismo y mejora de productividad sin que el ambiente sea un hándicap, se tratará de controlar el expansionismo chino con aranceles y limitaciones al libre comercio).

No quiero parecer acomodaticio ni, aún menos, estúpido, si afirmo que, para el mundo occidental no será malo, si deja que el juego se lo hagan otros: porque si el armamento fabricado en USA no se compra por los Europeos (por ejemplo) y se utilizan en países miserables cuyos dirigentes se empeñan en matarse, o acaban siendo destruidas en un crematorio o enterradas a kilómetros de profundidad, es cierto que las empresas del sector norteamericanas serán más ricas y los países pobres, más pobres, pero aquí podríamos seguir dedicándonos a mejorar nuestra educación y nuestra tecnología pacífica. Que también suponga poner en marcha un sistema autónomo de defensa común, más independiente de la OTAN.

Ni siquiera me preocuparía porque los chinos se ocuparan de mejorar su propio nivel de vida explotando sus recursos sin empeñarse en vendernos mercancías deterioradas o fabricadas con la técnica del tente mientras cobro, y aprovecháramos para mejorar nuestra competitividad entre europeos, defendiendo la calidad, la fiabilidad y la durabilidad, y renegociando el Brexit con solvencia y visión de futuro, no con lamentos de cocodrilo.

Y, ya puesto a ser pragmático: ¿de qué nos ha valido defender el cuidado ambiental, reduciendo el consumo de hidrocarburos y pagando más por las energías limpias, salvo para reducir nuestra capacidad de exportación y eliminar la viabilidad de empresas y provocar desempleo? ¡Seguimos necesitando un modelo propio de crecimiento para Europa!

Obama, aunque desde la perspectiva europea (bienintencionada) lo estaba haciendo bien, había reducido el desempleo norteamericano, mejorado a límites no alcanzados la imagen exterior de Estados Unidos, aumentado las prestaciones sociales, etc., en realidad, estaba siendo criticado duramente por el sistema. Había ido demasiado lejos.

Era necesario impulsar a un cómico al puesto de primer mandatario, para que el público se entretuviera, los media hablaran de él, todos especuláramos sobre sus planteamientos. Pero el Gran Cuco canta en un lado y pone sus huevos en otro sitio. Y no tiene corazón, solo devora. Apartémonos, please.

——-

(1) Hay otras muchas, igualmente reflejo del escaso poder que su autor da a la coherencia. Parece Trump estar divertido sumergido en la ironía burda y en la desfachatez insolente. Más que un libro de consejos, se diría que se trata de un libro de pasatiempos, escrito por un cómico: “If You Have Them by the Balls, Their Hearts and Minds Will Follow. Most negotiations should proceed calmly, rather than in a hostile manner. However, sometimes a negotiation works best after a few screams and some table pounding.”(“Si los tienes cogidos por los güebos, les seguirán sus corazones y mentes. La mayoría de las negociaciones se deberían desarrollar de forma tranquila, en lugar de hostil. Sin embargo, a veces, una negociación va mejor después de algunos gritos y puñetazos sobre la mesa”)

Tampoco está mal esta confesión: “Era una joya alemana, una joya alemana suertuda, que estaba de liquidación con algunos banqueros comprensivos que se empeñaban en hacer conmigo en trato justo. ¿Quién necesita saber detalles concretos si puedes explicar salirte de una deuda de 9,2 mil millones de dólares con  elocuencia? “( “I was a schmuck, but I was a lucky schmuck, and I wound up dealing with some understanding bankers who worked out a fair deal.” Who needs exact details when you can explain getting out of a $9.2 billion debt with such simple eloquence?”. )

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Emparedados europeos

14 diciembre, 2016 By amarias Dejar un comentario

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El ascenso del pintoresco empresario Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, como resultado de una campaña elaborada desde el núcleo duro del sistema para engatusar a los que tendrían razones sobradas para desconfiar de él, abre un camino de incertidumbres que, para los historiadores del porvenir, significará una fuente de novedosos materiales de análisis.

Habrá que esperar a conocer el despliegue de las acciones anunciadas, antes de autoinmolarse en el altar de las desdichas presentidas. Todo indica que las ambiciones empresariales del Sr. Trump van a experimentar un realce espléndido (para él) desde su posición privilegiada como factor del país aún más poderoso de esta Tierra, y que se iniciará un período de ayuda y comprensión recíproca con la Federación Rusa, gracias a la cálida relación personal con Vladimir Putin. Además de haberse manifestado afecto recíproco y gran sintonía, los dos presidentes parecen dispuestos a obviar los importantes conflictos y tensiones que ocupaban un prominente lugar en la agenda de preocupaciones del aún presidente Obama.

La verdad, a título exclusivamente personal, que Putin y Trump se aprecien, se quieran y estén dispuestos a evitar cualquier tensión mayor entre los intereses que representan, tendría que importarme un bledo. Sin embargo, tengo serias sospechas de que la gran perjudicada de ese nuevo cariño perjudicará gravemente a Europa. Un proyecto de agrupación de Estados en fase lamentablemente en descomposición, y que, por ubicación geográfica y dependencia comercial, se haya en medio del camino de aproximación entre ambas potencias,  con perfil tradicional de escudo ambivalente más que de puente practicable.

No es momento para enarbolar ingenuamente banderas de paz y conformismo. Se necesita una Europa unida, fuerte, económicamente solvente y con las ideas muy claras, no solamente sobre los valores éticos, ambientales o sociales que hay que preservar o potenciar, sino, sobre todo, capaz de defender esos principios y sus consecuencias.

Si las negociaciones que se creían muy avanzadas sobre el Tratado de Comercio con EEUU están rotas definitivamente (y cabe preguntarse quién rompió el enlace), si el Reino Unido entiende que va mejor solo que mal acompañado a abrazarse con Estados Unidos, si la presencia de Estados Unidos en la OTAN se cuestiona y deja de proporcionar (aunque solo sea como amenaza táctica) cobertura a las posibles amenazas exteriores a un conjunto de naciones armadas casi exclusivamente con buenas voluntades, habrá que potenciar los recursos propios, buscarse nuevos aliados estratégicos y ponerse las pilas (perdón por la vulgaridad) de una vez sobre lo que importa.

Ah, y en ese contexto especial, resulta desquiciante, que analistas reputados muy serios, entiendan que este apoyo de la nomenclatura rusa al nuevo equipo norteamericano viene de largo, y que los escándalos de filtración de documentos confidenciales (ya vengan de Assange como de Manning o de la misma CIA) ha sido muñida por intereses muy oscuros.

En la ceremonia de la confusión, mientras el equipo de Clinton se lame las heridas, sin haber asimilado aún que la derrota infligida va para largo, hay quien cree que un impeachment (procesamiento de un cargo público) del Presidente liberará al mundo de la pesadilla Trump.

Es un deseo imaginativo pero absurdo, no ya  porque el nuevo Presidente controle ambas cámaras, sino porque a la noble nación norteamericana lo que le importa, de verdad, es si un presidente, por muy capaz que sea para gestionar lo público, oculta sus relaciones íntimas con una becaria.

Eso sí que le resulta imperdonable. Por eso, el apellido Clinton estará para siempre marcado por el puritanismo arcaico de la sociedad que pretende dirigir los destinos del mundo, y que no tolera que un presidente de los Estados ose abrirse un par de veces la bragueta debajo de la mesa del despacho oval. Muy diferente, sin duda, a hacer ostentación pública de las más rijosas inclinaciones, adornadas, además, con el desprecio a las mujeres, a los inmigrantes, a los desfavorecidos, a  los homosexuales y, en fin, a lo que le apetezca mancillar según el humor del día.


La foto corresponde a un Ganso del Nilo o ganso egipcio (identificable por la mancha orbicular oscura), que vive solitario en el Parque San Francisco en Oviedo. Es frecuente encontrar a congéneres de estos caretos en los mini-zoos de las ciudades españolas, importados desde sus lugares de origen para dar exotismo a las colecciones de patos, gansos y cisnes.

Según pude observar, el animal, robusto y pendenciero, se lleva mal con los pavos reales, y con los demás anseriformes que pueblan el más bien abarrotado lago que, desde hace décadas, se ha montado allí y que se conoce como “el estanque de los patos”. Si me remonto casi a mediados del siglo pasado, los  más preciados habitantes de lo que entonces era una charca no siempre muy limpia, fueron una pareja de cisnes blancos y un cisne negro, además de una decena de patos azulones.

Tengo alguna instantánea de uno de aquellos cisnes, que tomé -obviamente, en blanco y negro- con una Reflex que tenía entonces. Por una de ellas, seguramente por el complicado juego de brillos y reflejos del ave en el agua, me dieron un premio de fotografía, que, desde mi impulso adolescente, me hizo creer que había méritos de autor y que, en todo caso, me llevó horas revelar en un cuarto oscuro que el SEU ponía a disposición de los aficionados autodidactas.

Ahora, según he oído, en el estanque solo queda un cisne de aquella pareja, viudo, y se ha decidido no introducir más de esta especie en su hábitat, porque estos animales son monóganos (además de territoriales). Se espera, pues, para la repoblación con otra pareja de cisnes, al fallecimiento del supérstite, que se supone ya próximo. Los cisnes son longevos, pero no mucho más allá de cincuenta o sesenta años.

Con la aparición de mejores ópticas, cámaras de aplicación más sencilla y la capacidad de hacer cientos de fotos del objeto en soporte digital sin gastarse euros ni minutos, me convencí de que el mérito suele estar en el aparato y -exceptuando dosis de paciencia y dosis de oportunidad-no en quien lo manipula.

Lo que no tengo idea es quien incorporó al careto a la avifauna ovetense, ni tampoco quien toma decisiones sobre la vida de las anátidas. Si se hiciera una encuesta, entre si fue por causa de Apolo o por virtud de a pelo, no sería de extrañar que, en vez de abstenerse o entender que es patochada, ganaran los partidarios de montarse sobre los temas en pelota.

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